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Abd 10. ¿En qué sentido fue Edom “cortado hasta tiempo indefinido”? (w07 1/11 pág. 13
párr. 5).
vs 10. ¿En qué sentido fue Edom “cortado hasta tiempo indefinido”? Tal como decía
la profecía, Edom dejó de existir como nación, con un territorio y gobierno propio. El rey
babilonio Nabonido conquistó el país a mediados del siglo VI antes de nuestra era. Dos
siglos después, el territorio de Edom estaba ocupado por los nabateos, de modo que los
edomitas tuvieron que quedarse en el sur de Judea, en la región del Négueb que llegó a
conocerse como Idumea. Después que los romanos destruyeron Jerusalén en
el año 70 de nuestra era, la nación edomita desapareció.
Abd 12. ¿Qué lección aprendemos de la condena divina que recibió Edom? (jd pág. 112
párrs. 4, 5).
4 Cuando meditamos en la condena divina que recibió Edom, nación vecina de
Israel, aprendemos otra lección: “No debiste mirar el espectáculo en el día de tu
hermano, en el día de su desventura; y no debiste regocijarte por [el sufrimiento
de] los hijos de Judá en el día en que perecían” (Abdías 12). Si los tirios eran
“hermanos” de Israel por sus relaciones comerciales, los edomitas lo eran en
sentido mucho más literal, pues descendían de Esaú, el gemelo de Jacob.
De hecho, el propio Jehová los había llamado “hermanos” de Israel (Deuteronomio
2:1-4). Por eso, era una vergüenza que se alegraran de la calamidad que sufrieron
los judíos a manos de los babilonios (Ezequiel 25:12-14).
5. ¿En qué situaciones podría ser nuestra actitud como la de los edomitas?
5 Es obvio que Dios no aprobó la conducta de los edomitas con sus hermanos
judíos. Ahora preguntémonos: “¿Cómo considera Jehová el trato que doy a mis
hermanos en la fe?”. Un aspecto en el que debemos interesarnos es la manera de
ver y tratar a un hermano con quien hemos tenido un roce. Imaginemos, por
ejemplo, que un cristiano nos ofende o tiene un problema con un familiar nuestro.
En el caso de que haya “causa de queja”, ¿nos quedaremos dolidos y nos
negaremos a olvidarlo o a tomar la iniciativa para arreglar las cosas? (Colosenses
3:13; Josué 22:9-30; Mateo 5:23, 24.) Esa actitud podría reflejarse en nuestro
comportamiento; quizás le demostremos frialdad, evitemos su compañía o incluso
lo critiquemos. Siguiendo con el ejemplo, ese mismo hermano pudiera terminar
cometiendo un error y tal vez necesite el consejo o la corrección de los ancianos
de la congregación (Gálatas 6:1). Al verlo en dificultades, ¿nos alegraremos como
los edomitas? ¿Qué actitud quiere Dios que adoptemos?
TESOROS DE LA BIBLIA
“Aprendamos de nuestros errores” (10 mins.)
Jon 1:3
Jon 2:1-10