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"No me he decidido”.

En América Latina, el panorama es algo distinto. En países como Chile, se le


exige a estudiantes de 17 o 18 años que elijan una especialización que dura
entre 4 a 7 años, antes de que siquiera terminen de definir su vocación.
Así, aquellos estudiantes en disciplinas con barreras de entrada más bajas
– como ciencias sociales – tienen tasas de deserción más altas que aquellas
carreras con una barrera de entrada más alta, como medicina.
Afortunadamente, este panorama está cambiando, en la medida que más
universidades integran modelos de college, con sistemas de bachillerato y
planes comunes, donde los estudiantes se orientan más antes de decidir una
carrera.

4. Conflicto entre el estudio, la familia y el trabajo


Sucede tanto en programas de pregrado como posgrado. De acuerdo a un
estudio del Bill and Melinda Gates Foundation, en 2009, el principal motivo de
deserción estudiantil era el conflicto de interés entre las labores de la escuela,
el trabajo y el hogaré
“Muchos estudiantes que dejan la universidad tienen que trabajar
mientras estudian. A menudo se les hace difícil mantenerse a sí mismos,
a sus familias, e ir a la universidad al mismo tiempo. Muchos tienen niños
que dependen de ellos, y se matriculan en jornada parcial. Muchos
carecen del apoyo financiero suficiente de sus padres o de programas de
becas”.
Aunque éste es un tema financiero, hay otros elementos que subyacen en este
balance de trabajo y estudio. 3 de cada 4 encuestados por la fundación señaló
que el trabajo contribuyó a la decisión de dejar sus estudios, y 1 de cada 3 dijo
que equilibrar su empleo y los estudios era “demasiado estresante”.

5. Cuando se reprueban las asignaturas constantemente


No se trata de reprobar una o dos clases. Los estudiantes pueden sentirse
sobrepasados cuando deben repetir muchos cursos de introducción, y el ramo
reprobado es la norma en lugar de ser un caso aislado. Junto a la tremenda
carga de trabajo acumulado, los estudiantes se estresan, y la motivación se
reduce por muchos factores adicionales:

 Sienten que “no se la pueden” con el trabajo que se les viene.


 Les aterra pensar que deberán pagar un año más de estudios.
 Lamentan que sus compañeros avancen por delante de ellos.
 Se sienten desalentados.
 Sienten que, aunque les gusta la carrera, la disciplina no está hecha
para ellos.
6. Falta de interacción de calidad con profesores y orientadores
Un alta tasa de profesor por alumno no solo atenta contra la calidad de la
educación, sino que entrega una experiencia de aprendizaje poco amena para
los alumnos. Es poco personalizada y al final del día no puede motivar a los
estudiantes.
Muchos expertos en educación coinciden que la experiencia de aprendizaje
mejora si los profesores y facultades trabajaran de manera más personalizada
con los estudiantes. Sir Ken Robinson, académico líder en educación, es
sumamente crítico de esa falta de conciencia. Señala que las escuelas que
funcionan bien “contratan profesores que tratan a los estudiantes como
individuos y que necesitan impulsar a sus estudiantes, no son accesorios
que se arman a ciegas”.
Asimismo, Pedro A. Willging y Scott D. Johnson, del departamento de
Educación en Recursos Humanos de la University of Illinois at Urbana-
Champaign, estudiaron las tasas de deserción de la educación a distancia, y
explican que dentro de los motivos específicos de la deserción había altísimos
niveles de insatisfacción, y un sentimiento de que había “un ambiente de
aprendizaje despersonalizado”.

7. Ambiente poco motivante


Algunos lo resumen de manera simple: “me fui porque me aburrí”. Sin
embargo, hay algo más importante detrás de esa falta de compromiso
estudiantil.
Lin Y. Muilenburga y Zane L. Berge estudiaron aquellas barreras que enfrentan
los estudiantes en los programas a distancia. Señalan a la revista Distance
Education que hay barreras motivacionales internas y externas.

 A nivel interno, encontraron un sentimiento de desmotivación ya que su


ambiente de aprendizaje “no proveía una motivación innata”.

 A nivel externo concluyeron que los estudiantes sentían que faltaba un


sentido de colaboración entre pares en un formato online, con la
ausencia de señales sociales y un alto temor a aislarse.

Por lo mismo, esos sentimientos son importantes de detectar. Un estudio


del portal GradNation.org mostró los principales motivos que manifestaban los
estudiantes al dejar la universidad. Muchos demuestran una tendencia
significativa sobre el pobre ambiente en la sala de clases:

 “A nadie le importaba si asistía”.


 Había un mal “ambiente estudiantil”.
 Había “problemas con el profesor y la escuela”.

8. Falta de apoyo estudiantil


Este tema trasciende el bolsillo de cualquier estudiante, la capacidad de
cualquier profesor y el nivel de dificultad de cualquier curso. Involucra todo el
proceso académico y de gestión de la institución de educación superior. Los
estudiantes pueden estar sufriendo una mezcla de problemas como los
que explicamos más arriba.
Es posible que, individualmente nos lleven a dejar los estudios. Sin embargo,
cuando se suman dos o más factores, debiera haber una alerta en el campus.

Los estudiantes no dejan la universidad “porque sí”.

Un estudiante puede tener problemas financieros, pero está motivado por su carrera y
clases.

 Es posible que no desee dejar sus estudios, sino negociar una manera
de posponerlos uno o dos semestres, y retomarlos después.
 Sin embargo, si el estudiante no está motivado, las chances de dejar
definitivamente los estudios son mucho mayores.

Un estudiante no tiene problemas financieros, pero está reprobando todos sus cursos.

 Si se le apoya a tiempo, podrá hacerse cargo de ello.


 Pero cuando el estudiante se ve sobrecargado con materias cada vez
más difíciles, que no puede digerir, se dará por vencido.

Un estudiante está reprobando una clase tras otra, pero sigue buscando terminar su
carrera.

 Si tiene la vocación de transformarse en psicólogo, abogado o


enfermera, estará dispuesto a seguir por más años para terminar sus
estudios.
 Pero cuando le agregamos un sentimiento de desmotivación, en el que
el estudiante no sabe hacia donde remar ese barco, es posible que
desee irse.

A los estudiantes les tomó un gran esfuerzo y un proceso largo de


reclutamiento y admisión antes de poder entrar a la universidad. Por
lo tanto, no dejan sus estudios de la noche a la mañana.
Antes de dejar la universidad, pasan por un proceso de reflexión, y es posible
que busquen ayuda en algún lugar. Cuando no encuentran la ayuda, entran en
un ciclo vicioso de sentimientos encontrados: aislamiento, frustración,
una caída en su autoestima, confusión, hasta que se dan por vencido.
Estos son solamente algunos factores que podrían incrementar las tasas de
deserción. Su universidad puede encontrar varios otros. Sin embargo, sin
importar el motivo, la solución más importante al problema es un accionar
académico y un apoyo oportuno al alumno.
Si eso no ocurre, no es solo el estudiante el que reprueba: es la misma
universidad la que no cumple con su compromiso con el alumno.

En 2013, ocupó el primer lugar en el número de desertores escolares de 15 a 18 años, el


último en el que los jóvenes tienen la expectativa de terminar el bachillerato y la
universidad. Y ratificó el tercer lugar entre las naciones con mayor población juvenil que no
estudia ni trabaja, con 7 millones 337 mil 520, condiciones que fueron calificadas por la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Pierde 40 % de los
jóvenes en la transición de la educación media superior a la superior, y a partir de ahí es
menos hasta llegar a que solo 12 % de quienes tienen entre 20 y 29 años se dedican a
estudiar, porcentaje que se reduce a 4 % en el sector de 30 a 39 años.7
Al comparar los resultados educativos de 34 estados miembros de la OCDE y de 10 más
que no forman parte de esta organización, se destaca que Chile superó a México con 27 %
de sus jóvenes de 20 a 29 años en la universidad, Argentina alcanzó 28 % y Brasil obtuvo
21 %. En contraste, Finlandia ocupó el primer lugar, con 42 %.7
El gasto público destinado a educación, México destina 6.2 por ciento de su riqueza
nacional, el promedio de la OCDE es de 6.3 por ciento, mientras en gasto por alumnos se
ubica en los últimos lugares de 34 naciones en todos los niveles educativos. En cambio,
los profesores mexicanos tienen el mayor número de alumnos por grupo de los países
miembros de la OCDE.7
Los principales indicadores de la educación primaria, en el ciclo escolar 2010-2011, son:
cobertura, 14.8 millones de alumnos (100.6 %); eficiencia terminal, 94.9 %; abandono,
104 214 alumnos (0.7 %); reprobación, 470 475 alumnos (3.2 %). En el mismo año 2010-
2011, de los 2.2 millones de alumnos egresados de la primaria, se observó una tasa de
absorción en secundaria de 96.5 % (2.15 millones de alumnos) en las distintas opciones
de este nivel. Se plantea una cobertura de 95.9 % (6.13 millones de alumnos); eficiencia
terminal, 83.3 %; deserción, 5.6 % (343 702 alumnos) y reprobación 15.9 % (943 535
alumnos).8
En el ciclo de 2012 y 2013: 0.5 % de los estudiantes a nivel primaria abandonaron sus
estudios; otro 3.2 % desertó a nivel secundaria; 15 % en media superior y el 8 % en nivel
superior. Para el ciclo de 2013-2014: 0.3 % de la población estudiantil en nivel primaria
desertó; 3.1 % abandonó a nivel secundaria; 15.5 % en nivel media superior y el 7.9 % a
nivel superior, en el mismo lapso. Según datos oficiales de la Secretaría de Educación
Pública (SEP).9
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en el 2010 indicó
que de la población entre 15 a 19 años solo el 57 % asiste a la escuela. Teniendo el
Distrito Federal y Sonora como los estados con mayor porcentaje de asistencia, y en el
otro extremo se encuentra Michoacán y Chiapas.10
En 2008, más de 357 000 niños y niñas entre 5 y 11 años de edad no asistían a la escuela
debido a diversas causas. La principal causa se relaciona con la pobreza y el trabajo
infantil: en 2007, se estimó que 556 000 niñas y niños entre los 5 y los 11 años trabajaban.
De acuerdo con los datos del Censo de Población y Vivienda 2010, en México había en
ese año un total de 822 563 adolescentes entre los 15 y los 17 años de edad. De ellos, no
asistían a la escuela 269 441, es decir, 30.5 %.
Debe destacarse que la inasistencia al bachillerato es mayor entre los hombres que entre
las mujeres, pues de los 443 423 adolescentes del sexo masculino contabilizados en 2010,
había 140 850 que no estaban inscritos en el nivel de educación media superior, dato
equivalente al 31.8 % de ellos.
El rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, José Narro Robles, subrayó la
urgencia de contrarrestar esta problemática, detalló que los problemas económicos, los
antecedentes académicos, problemas familiares y personales, de salud, el entorno
comunitario y la falta de capacidad de las instituciones para retener a los alumnos, son
algunos de los factores que favorecen el abandono escolar.
Costa Rica no dista mucho de este diagnóstico regional. La exclusión escolar es un
fenómeno persistente de la educación pública nacional, y afecta a un gran número de
personas menores de edad, que deben abandonar el sistema educativo por razones de
diversa índole, referidas más adelante. Este fenómeno es más profundo en la educación
media (III y IV Ciclo) que en los ciclos anteriores.2

Factores de riesgo[editar]

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