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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN AGUSTÍN

FACULTAD DE CIENCIAS BIOLÓGICAS Y AGROPECUARIAS


SEGUNDA ESPECIALIDAD EN LABORATORIO DE ANALISIS
CLINICOS Y BIOLOGICOS

“CARCINOMA BENIGNO DE PROSTATA”


Docente:
• Mg. Cs. Javier Valdivia Laguna
Presentado por:
• Blga. Katherine Milagros Chacón Zambrano
• Blga. Claudia Chipana Ramos
• Blga. Lila Quimper Cabrera
• Blga. Paola del Carmen T. Montes Núñez.

AREQUIPA-PERÚ
2018
I. INTRODUCCION

La próstata cumple durante la vida sexual activa del varón unas funciones definidas, pero con
la edad, su tamaño aumenta y con él la prevalencia de los síntomas. La hiperplasia benigna
de próstata (HBP) es el tumor benigno más frecuente en el varón mayor de 50 años. Supone
la segunda causa de ingreso para intervención quirúrgica y la primera causa de consulta en
los servicios de urología, su incidencia aumenta con la edad. Se manifiesta habitualmente
como un cuadro obstructivo, con síntomas irritativos asociados durante la emisión de orina y
no es infrecuente la falta de correlación de la sintomatología con el aumento de tamaño de
la glándula. La similitud clínica con los procesos neoplásicos malignos así como la necesidad
de establecer el diagnóstico diferencial con otras patologías o descartar posibles
complicaciones hacen necesario unas determinaciones analíticas básicas en el estudio del
paciente con síntomas sugestivos de HBP
II. FUNDAMENTO TEORICO

2.1 LA PROSTATA

La próstata es una glándula localizada en la cavidad pélvica del hombre, detrás del pubis,
delante del recto y debajo de la vejiga, envuelve y rodea el primer segmento de la uretra justo
por debajo del cuello vesical.
Es un órgano de naturaleza fibromuscular y glandular. (Fig. 2.1); Sólo los varones tienen
próstata.
Se encarga de producir el líquido que contiene el semen, y está formada por músculos lisos
que contribuyen a expulsarlo durante la eyaculación.
Una próstata sana tiene el tamaño aproximado de una nuez grande, con una capacidad de 15-
25 mililitros.
La próstata va aumentando poco a poco de tamaño a medida que el hombre envejece.
Su peso en la edad adulta es de 20 g, lo que suele mantenerse estable hasta los 40 años, edad
en la que se produce una serie de cambios histológicos, la glándula crece y bloquea la uretra o
la vejiga, causando dificultad al orinar e interferencia en las funciones sexuales que con el
tiempo pueden dar lugar a hiperplasia benigna de próstata (HBP).
Esta glándula está cubierta por una fina envoltura conocida como cápsula prostática que
define su límite.
La próstata constituye parte del sistema urinario y reproductor, relacionándose
anatómicamente con otras estructuras como los conductos deferentes y las vesículas
seminales.
El tejido glandular de la próstata está distribuido en tres zonas histológicamente definidas,
inmersas en varias capas musculares, con escasa presencia de tejido conectivo y que
conforman tres lóbulos: dos laterales y uno medio que facilitan un mejor conocimiento de las
enfermedades de esta glándula.
Las zonas más importantes son la zona central y la periférica
Fig. N° 2.1 Prostata sana en vías urinarias

2.2 ANATOMIA DE LA PROSTATA


Se dividen y se subdividen en:
a) Zona Glandular:
i. Area Externa
 Zona Periferica.
 Zona Central.
ii. Area Interna
 Zona de transición.
 Glandulas periuretrales.
b) Zona Estromal:
Estroma fibromuscular anterior o zona fibromuscular. (Fig 2.2 y 2,3)

Fig N° 2.2 Anatomía Próstata Fig. N° 2.3. División


Anatómica Próstata
2.3 FUNCIONES DE LA PROSTATA

 Tiene como función ayudar al control urinario mediante la presión directa contra la
parte de la uretra que rodea.
 Produce una secreción líquida (líquido prostático) que forma parte del semen; esta
secreción prostática contiene sustancias que proporcionan junto con el semen,
nutrientes y un medio adecuado para la supervivencia de los espermatozoides.
 Esta glándula produce y se afecta por múltiples hormonas, como la testosterona y la
dihidrotestosterona.
 La mayoría de los cánceres de próstata (CP) tienen lugar en la periferia de la próstata,
mientras que en la HPB la zona de transición es comúnmente la más afectada.

2.4 CRECIMIENTO BENIGNO DE PRÓSTATA

Las enfermedades de la próstata suelen ir asociadas al envejecimiento, pudiendo producir


algunos síntomas molestos en las vías urinarias inferiores de los varones a partir de los 50
años. Con mucha frecuencia dichos síntomas se deben a un aumento del tamaño de la
glándula, lo que se conoce como crecimiento benigno de próstata (CBP).
El crecimiento benigno de próstata es una situación afección común, relacionada con los
cambios hormonales, que tienen lugar a medida que el hombre envejece.
Las enfermedades de la próstata pueden llegar a ser muy preocupantes pero es importante
saber que el CBP no es cáncer de próstata ni llega a serlo aunque se deje sin tratar. Sin
embargo, ambas patologías pueden desarrollarse al mismo tiempo al ir envejeciendo, por lo
que conviene consultar con el urólogo para exponerle cualquier preocupación al respecto.
(Fig. N° 2.3)

Fig. N°2.3: Prostata agrandada oprimiendo.


2.5 HIPERPLASIA PROSTATICA BENINGA (HBP)

La Hiperplasia Prostática Benigna (HBP) es un tumor no canceroso en la próstata. Hace que


la próstata se haga más grande y apriete la uretra, lo que ocasiona cambios al orinar. La
mayoría de los hombres de más de 50 años tienen síntomas de BPH. Algunas veces, los
síntomas requieren tratamiento, pero no un tratamiento para el cáncer. Aunque no es cáncer,
BPH incrementa el resultado del test del PSA.
La hiperplasia prostática benigna es una afección benigna común que, en mayor o menor
medida, la padecen todos los hombres. Esta afección se asocia a los cambios hormonales que
se van sucediendo al envejecer estos.
La hiperplasia benigna de próstata (HBP) es el tumor benigno más frecuente en varones
mayores de 60 años. Su presencia está directamente relacionada con la edad, de forma que la
evidencia anatómica o histológica de HBP encontrada en estudios sobre autopsias se ha
estimado a los 50–60, 60–70 y 70-80 años en un 40%, 60% y 80% respectivamente. Sin
embargo solo un 50% de estos pacientes con cambios histológicos de HBP van a presentar
manifestaciones clínicas prostáticas y solo una parte de ellos va a solicitar consejo médico
debido sobre todo a la gran variabilidad en la percepción de los síntomas y en su influencia en
la calidad de sus vidas.
La HPB puede derivar en un crecimiento prostático benigno (CPB), el crecimiento puede
obstruir el flujo urinario, una afección que se conoce como obstrucción prostática benigna
(OPB) que aparece en, más o menos, la mitad de los hombres que padecen un crecimiento.

2.6 SINTOMATOLOGÍA
Aunque el concepto de HBP engloba el agrandamiento de la próstata y el obstáculo mecánico
al flujo miccional, no hay siempre relación directa entre el volumen de la hiperplasia y la
intensidad de los síntomas. Próstatas mayores de 40 cm3 /40 g pueden no originar síntomas y
otras menores son fuente de intensas molestias. Los síntomas prostáticos se agrupan según sus
características, en obstructivos o irritativos (Tabla I). Aunque no siempre es fácil diferenciar
una situación de otra es importante para individualizar los tratamientos adoptando una
elección farmacológica adecuada entre alfabloqueantes o inhibidores de la 5-alfa-reductasa 9.
2.7 DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

En la evaluación clínica y, de manera particular en el interrogatorio, se deben tener en cuenta


todas las entidades clínicas que pueden causar síntomas similares. Si el paciente tiene sólo
síntomas irritativos, deben tenerse en cuenta los siguientes diagnósticos:
a) Cistitis, entidad menos frecuente en los hombres que en las mujeres;
b) Prostatitis crónica, entidad bastante frecuente, sobre todo en individuos jóvenes, que
suele cursar con síntomas irritativos y/u obstructivos, y molestias perineales e
hipogástricas inespecíficas de presentación intermitente similar a la HPB.
c) Vejiga hiperactiva, condición en la que los pacientes presentan síntomas irritativos,
sobre todo urgencia miccional, polaquiuria, nocturia e incontinencia de urgencia, pero
sin obstrucción al flujo urinario. Si bien es muy común en las mujeres, en los hombres
es poco frecuente como entidad aislada y suele presentarse en pacientes ancianos.
d) Litiasis vesical, problema infrecuente que debe sospecharse en pacientes obstruidos en
forma crónica.
e) Cáncer de vejiga, entidad poco común pero que debe descartarse siempre en pacientes
mayores de 50 años con prostatismo y hematuria;
f) Estrechez uretral, condición poco frecuente asociada con antecedentes de trauma
previo en la uretra, instrumentación uretral o uretritis a repetición, cuyos síntomas
cardinales incluyen la disminución de la fuerza y del calibre del chorro miccional, el
goteo postmiccional y el chorro entrecortado.
g) Cáncer de próstata, cuyos síntomas obstructivos son idénticos a los de la HPB, debe
sospecharse si el paciente además refiere dolor lumbar, anorexia o pérdida de peso. En
general, para que se presente prostatismo como consecuencia de una enfermedad
maligna el tumor debe estar en estadíos avanzados, y en este caso los síntomas se
caracterizan por una progresión rápida. Si el paciente tiene trastornos neurológicos
asociados, deben descartarse:
h) Vejiga neurogénica, en especial si el paciente es joven.
i) Hipertrofia del cuello vesical, hipertonía del cuello vesical o disinergia vésico-
esfinteriana, entidades poco prevalentes y muy similares entre sí, más frecuentes en
los jóvenes. Examen físico Tacto rectal

2.7.1 EXAMEN FISICO TACTO RECTAL


Es la herramienta más utilizada del examen físico.
A continuación se describe la técnica recomendada para realizarlo:
1) Explicar el procedimiento al paciente y contar con su consentimiento.
2) Asegurarse de que haya vaciado su vejiga.
3) Solicitarle que se baje los pantalones y la ropa interior, que se coloque en decúbito
dorsal (algunos médicos prefieren la posición genupectoral), y que, dentro de lo
posible, se encuentre relajado.
4) Lubricar en forma adecuada la región anal con vaselina o jaleas de uso médico.
5) Introducir el dedo índice de la mano más hábil en el esfínter anal, para evaluar
primero su tono muscular (la hipotonía puede indicar una patología neurogénica,
que puede confundirse o coexistir con una patología obstructiva baja), y luego
avanzar hacia el recto con el fin de palpar la glándula prostática. (Fig. N° 2.4)
Fig. N° 2.4: Tacto Rectal

Los aspectos de la glándula prostática que se deben evaluar en el tacto rectal incluyen:
a) TAMAÑO
La próstata normal de un adulto joven tiene el tamaño de una nuez: 2 cm x 1.5 cm
x 2 cm, y un volumen de aproximadamente 20 centímetros cúbicos (cc). Al
realizar el tacto rectal, el médico debe intentar discriminar si la glándula tiene
dimensiones normales o está aumentada de tamaño (hallazgo característico de la
HPB) y, en ese caso, intentar establecer la jerarquía del incremento en su volumen.
La hiperplasia de grado I corresponde a una próstata de entre 25 y 50 cc, la de
grado II, a un volumen de entre 50 y 100 cc y la de grado III, a una próstata mayor
de 100 cc. El tamaño prostático también puede medirse a través de la ecografía,
método complementario que, al igual que el tacto rectal, presenta el problema de
una alta variabilidad interoperador. El tamaño prostático, además de sugerir el
diagnóstico de HPB cuando está aumentado, influye en ciertas decisiones
terapéuticas. Sin embargo, es importante destacar que el tamaño de la glándula se
correlaciona mal con la presencia o ausencia de obstrucción al flujo urinario, y que
una próstata de volumen conservado no descarta el diagnóstico de HPB
obstructiva. Esto es así porque algunos pacientes tienen hiperplasia solo en el
lóbulo medio de la glándula, el cual escapa a la evaluación permitida por el tacto
rectal (que valora sobre todo los lóbulos laterales) y cuya alteración puede
determinar una importante obstrucción del tracto de salida vesical.
b) CONSISTENCIA
La próstata normal tiene una consistencia similar a la de la punta de la nariz. En la
HPB puede obliterarse el surco medio y la consistencia de la glándula asemejarse a
la de la eminencia tenar (duro-elástica). En el cáncer de próstata, la consistencia se
parece a la de la arcada zigomática; puede palparse un nódulo duro-pétreo o una
zona dura e irregular.

c) SUPERFICIE
Debe ser lisa y homogénea; la presencia de nódulos, de manera independiente de
su consistencia, debe considerarse un hallazgo patológico.

d) LÍMITES
Deben ser precisos y regulares; debe poder palparse toda su cara rectal, separada
con claridad de las estructuras vecinas.

e) SENSIBILIDAD
La próstata no debería doler si el tacto rectal es suave; la presencia de dolor
debería hacernos sospechar el diagnóstico de una prostatitis.

f) MOVILIDAD
La glándula prostática debe palparse como un órgano móvil; su fijación a otras
estructuras orienta hacia una patología tumoral.

2.8 GRADOS DE HIPERTORFIA PROSTATICA


Mediante el tacto rectal el urólogo puede determinar el grado de Hipertrofia de Próstata
algo que también confirmará la ecografía.
El tamaño normal es de 2 x 3 centimetros con un volumen de 20 cc y la forma semejante
a una nuez.

2.8.1 HIPERTROFIA PROSTATICA GRADO 1


Prostata con base enganchable surco medio presente. En este caso el volumen de la
próstata se ha duplicado llegando hasta los 40 cc. Es posible que se presenten ya
algunos síntomas. La mejor alternativa es evitar que la próstata siga creciendo, usando
inhibidores de la 5 alfa reductasa, como el caso de finasteride o dutasteride. Tambien
son excelente los betasitosteroles.

2.8.2 HIPERTROFIA PROSTATICA GRADO 2


Prostata con base palpable mas no enganchable y con surco medio semiborrado. La
próstata ha crecido hasta tres veces lo normal y su volumen es de aproximadamente 60
cc. Dependiendo de los síntomas el médico le ordenará algunos fármacos y dieta.

2.8.3 HIPERTROFIA PROSTATICA GRADO 3


Prostata que no se palpa la base y el surco medio se encuentra borrado. El tamaño de
la próstata ha alcanzado 80 cc y los síntomas son más severos: Dificultad para
empezar a orinar, la vejiga no se vacía completamente, chorro de orina débil,
levantadas a orinar en la noche de tres a cuatro veces.

2.8.4 HIPERTROFIA PROSTATICA GRADO 4


La próstata ha crecido de tal forma que mediante el tacto el médico es incapaz de
determinar los límites de la misma. El volumen es mayor de 80 cc y puede alcanzar
hasta 200 cc.
El urólogo complementa las pruebas con la determinación del Indice Internacional de
Síntomas Prostáticos
De igual forma, el control del antígeno prostático determinará el camino que el
urólogo debe seguir
Siempre es importante prevenir el agrandamiento (betasitosteroles) y las malignidades
(zinc y selenio) desde los 40 años.

2.9 EXPLORACIÓN

Debe incluir, al menos, una exploración abdominogenital para descartar la existencia de globo
vesical así como anomalías peneanas (fimosis, estenosis del meato) y un tacto rectal. El tacto
rectal es imprescindible e irá encaminado a descartar la presencia de lesiones sospechosas de
malignidad. Debe incluir la valoración de la Sensibilidad, el Tamaño, la Consistencia, los
Límites y la Movilidad de la próstata. Una regla nemotécnica útil para no olvidar estos
aspectos es la de Se-Ta-Con-Li-Mo. La palpación de la próstata debe ser indolora. Su tamaño
aproximado es de 3 cm de diámetro, la consistencia similar a la de la eminencia tenar cuando
el pulgar se opone al meñique y los límites deben estar conservados y bien definidos, así
como el del surco medio que sólo desaparece en grandes adenomas. Una superficie irregular,
el aumento de la consistencia, la existencia de nódulos o unos límites mal definidos sugieren
patología de carácter maligno y obligan a la derivación del paciente.

2.9.1 EXPLORACIONES INSTRUMENTALES


La realización de ecografía no es necesaria si el paciente presenta una clínica leve o
moderada, si el tacto rectal no es sospechoso y si los niveles de antígeno prostático
específico (PSA) y creatinina se encuentran en los límites de la normalidad10 . La
urografía, la uretrografía retrógrada, la ureterocistoscopia y el estudio urodinámico son
técnicas que el especialista aplicará en casos definidos con criterios que, para el
médico de AP, significan la necesidad de derivación (hematuria, infecciones urinarias
De repetición, insuficiencia renal, litiasis vesical, elección de cirugía). Si no se dan
estas circunstancias, no se recomiendan estudios de imagen porque el 75% de los
mismos es normal.

a) Analítica, además de una analítica general se deberá solicitar creatinina sérica (valorar
posible insuficiencia renal secundaria a obstrucción) y sedimento urinario con cultivo
si procede (valorar la existencia de piuria, cristaluria y hematuria). El PSA, una
glicoproteína con actividad serinproteasa, sintetizada por las células epiteliales, no es
un marcador específico de carcinoma sino de tejido prostático. Su determinación está
sujeta a variaciones pero en general se admite que en la HBP rara vez se eleva por
encima de 4 ng/ml (elevaciones superiores deben ser consultadas con el especialista)
11. El efecto del tacto rectal sobre los niveles de PSA es origen de controversia. Para
algunos autores12 no sería necesario un plazo entre éste y su determinación, pero otros
establecen quince días de intervalo para evitar falsos positivos (similares precauciones
se tienen con el sondaje vesical). La determinación del PSA es útil en el control y
seguimiento del paciente con HBP pero insuficientemente específico para distinguir la
hiperplasia del carcinoma14. Si consideramos un rango de normalidad de 0-4 ng/ml,
un valor alterado, tiene una sensibilidad de un 70-80% y una especificidad del 48-
90%. Se ha intentado mejorar la utilidad clínica del PSA realizando estudios en
relación con la densidad prostática (cifra de PSA/gramos de tejido prostático estimado
por ecografía), así como valorando la velocidad de su elevación en el tiempo, pero en
ambos casos no se han llegado a establecer criterios unánimemente aceptados para su
aplicación clínica. Las conclusiones de la última reunión de expertos de la OMS sobre
el PSA se limitan a afirmar que:
b) La medida del PSA SÉRICO, Sumado al tacto rectal aumenta la capacidad de
detección del cáncer de próstata respecto a cada una de estas exploraciones por
separado.
c) Se recomienda la determinación del PSA sérico en la evaluación de los pacientes con
expectativas de vida superiores a 10 años y en aquéllos en los que un posible
diagnóstico positivo de cáncer implique un cambio de actitud terapéutica.
d) Debe informarse al paciente de los beneficios y los riesgos que va a implicar
determinar el PSA incluyendo la posibilidad de falsos positivos con las posibles
complicaciones de una eventual biopsia indicada, sin necesidad, por estos resultados
analíticos (también se deben comentar la existencia de falsos negativos). Siendo la
principal función del médico de Atención Primaria descartar la existencia de un
carcinoma de próstata, el tacto rectal (con una especificidad del 84-98% y una
sensibilidad del 69-89% pero con un valor predictivo positivo bajo –22-34%–); si se
une a la determinación del PSA se acepta como útil (por encima de los 50 años) para
dirigir sospechas de patología maligna hacia el especialista

2.10 PRUEBAS ANALÍTICAS


 La prueba básica analítica recomendada por la OMS es la analítica de orina con examen
del sedimento y urocultivo, que permitiría descartar infecciones, piuria, hematuria y
proteinuria.
 Otra prueba aconsejable sería la valoración de la función renal mediante la determinación
de la concentración sérica de creatinina. La creatinemia es uno de los indicativos
elementales que puede denotar una insuficiencia renal presente en más del 10% de los
casos avanzados.
 La determinación del antígeno prostático específico (APE) se recomienda en la mayoría
de las pautas internacionales. El APE es el marcador tumoral más útil para el diagnóstico
del cáncer de próstata, y sobre todo para el seguimiento posquirúrgico. El valor
determinante de esta glucoproteína es que se encuentra exclusivamente en el tejido
prostático, bien sea normal, hiperplásico o maligno. Los valores de APE están aumentados
en el cáncer prostático, en la HBP y en la prostatitis, entre otros.
 La tabla N°2, muestra la interpretación diagnóstica de los diferentes tramos de valores del
antígeno.
Tabla N° 2: Determinación de APE

III. EPIDEMIOLOGIA DE HIPERPLASIA BENIGNA DE PROSTATA

A nivel mundial, la Organización Mundial de la Salud ha reconocido que la


Hiperplasia Benigna de Próstata, constituye un problema de salud pública
fundamental; su prevalencia aumenta a medida que el hombre envejece. Según
estudios realizados a nivel internacional, se evidencia que el 80% de pacientes acuden
a la consulta urológica cuando el crecimiento de la próstata ha alcanzado magnitudes
que ocasionan problemas urinarios como disuria, polaquiuria y entre ellos, el 20%
cursa con retención urinaria que es la complicación más dramática del crecimiento
benigno de la glándula prostática. Así mismo, se tiene que un 29.7 por cada 100.000
hombres de más de 45 años mueren en Alemania debido a las complicaciones del
adenoma benigno de próstata, en un estudio retrospectivo realizado en el Hospital
Roosevelt de Guatemala encontró que la población afectada es de los 60 a 80 años con
un porcentaje de (74%), con un pico máximo en la sexta década de la vida (38.52%).
Los síntomas principales de la HBP fueron principalmente dolor suprapúbico (71.31
%), poliuria (71.31%), dificultad para la micción (67.21%) y disminución de la fuerza
y chorro de la orina (40.98%).

Femández y colaboradores en un estudio transversal realizado en Madrid, demostró


que la prevalencia de síntomas del tracto urinario inferior en pacientes con HBP fue
del 16,6%. Cerca del 90% de los participantes consumían aceite de oliva, el 71,5%
alcohol, el 63,1% no fumaba y el 96,9% no consumían drogas. Un 27,7% refería
hipertensión y un 8,8% diabetes. Los hombres de 70 años o más tenían una frecuencia
de síntomas del tracto urinario inferior moderados/severos tres veces mayor que los
hombres más jóvenes. Algo notorio que se aprecia en estudios nacionales es que los
síntomas interrumpen las actividades de la vida diaria o el sueño, crean ansiedad o
reducen la percepción de una buena salud en general, la calidad de vida puede
disminuir perceptiblemente. Los hombres que se ven afectados en un gran porcentaje
aún se encuentran en la vida laboral, esto se aprecia porque la próstata comienza a
aumentar de tamaño durante la edad madura en la mayoría de los hombres e incluso
antes en algunos. Los datos de los cinco estudios de autopsias más importantes,
demuestran que el aumento de tamaño que conduce a la hiperplasia benigna de
próstata puede iniciarse a los 25 o 30 años con una prevalencia del 1% a esta edad. Al
aumentar la edad, la prevalencia de la hiperplasia benigna de próstata histológicamente
identificable aumenta de forma que a los 60 años es superior al 50%. A los 85 años, la
prevalencia de la HBP es del 90%, Simforoosh Nasser, en un estudio prospectivo
experimental, de un total de 100 pacientes, 51 pacientes fueron sometidos a cirugía
abierta y 49 a RTUP, respectivamente. La prostatectomía transvesical (APTV) es una
operación segura en próstatas de 30 a 70g, con pocas complicaciones en comparación
con la RTUP, la APTV, es acompañada por un mejor resultado en el alivio de la
obstrucción, disuria y menor número de reoperaciones, además ésta técnica se aprende
fácilmente y se recomienda como una adecuada técnica quirúrgica. Las
complicaciones del postoperatorio inmediato en Prostatectomía abierta estaban
relacionados en su mayoría a la fuga de orina después del retiro del catéter
suprapúbico, fueron manejadas en forma conservadora, manteniendo sonda uretral
durante un tiempo más largo. Las complicaciones en pacientes sometidos a RTUP
estaban relacionadas principalmente a la hemorragia y retención de coágulo. Mayor
tasa de reoperación ha sido reportada en pacientes sometidos a RTUP debido a una
mayor etenosis. Las tasas de Re-operación menores del 5% han sido reportadas en un
año seguimiento. En este estudio, la tasa de reoperación durante un año de
seguimiento (16%) es mayor que los informes occidentales, pero un reciente estudio
eslovaco informó la tasa de complicación inmediata (hasta 4 semanas después de la
operación) fue de 38% y tasa de complicación de 13% durante un año de seguimiento,
casi similar a nuestro hallazgo. Otro hallazgo importante en este estudio fue la mayor
frecuencia y duración de la disuria en los pacientes sometidos a RTUP, siendo los
resultados estadísticamente no significativo. La disuria y síntomas irritativos ha sido
observado por otros investigadores en los pacientes sometidos a RTUP; Los
persistentes síntomas irritativos se han reportado a ser un problema importante en las
operaciones que ocasionan daño en el tejido sometido a calor in situ; ya que éstos
síntomas son más resistentes al tratamiento. Joseph E. Oesterling, en un artículo
publicado por la New England Joumal ofMedicine, registra que aunque la Resección
Transuretral de la próstata es un tratamiento efectivo para la mayoría de los hombres
con síntomas de hiperplasia prostática benigna, no es de ninguna manera perfecta ya
que, aproximadamente de 20 a 25% de los pacientes que se someten a la operación no
tienen un resultado satisfactorios a largo plazo. Las complicaciones incluyen
eyaculación retrógrada en el 70 a 75% de los hombres, la impotencia en el 5 al 10%,
infección postoperatoria del tracto urinario en el 5 al 10%, y cierto grado de
incontinencia urinaria en 2 a 4%. Aproximadamente 5-10% recibe una transfusión de
sangre. Otro motivo de preocupación es que la tasa de reintervención es de
aproximadamente 15 a 20% en los hombres seguidos durante 10 años o más (2,2 por
ciento anual). También, en varios estudios retrospectivos preliminares, la esperanza de
vida de hombres sometidos a resección transuretral de la próstata fue menor que la de
los hombres sometidos a prostatectomía abierta como tratamiento para la hiperplasia
benigna de próstata. Debido a estos problemas, así como el deseo de muchos hombres
para evitar la cirugía siempre que sea posible, ha habido mucho interés en los
tratamientos alternativos.

La HBP es una de las patologías más frecuentes en varones, existiendo una estrecha
relación con la edad. Así, la prevalencia en Europa presenta un rango desde el 14% en
sujetos de 40 años de edad, al 30-40% a partir de los 60 años; En EE.UU., la
prevalencia es del 8% entre los 31 y 40 años y superior al 80% en varones mayores de
80 años, siendo la intervención más común en varones estadounidenses mayores de 55
años. En España, la prevalencia de HBP en el total de la población masculina mayor
de 40 años es del 11,8%, oscilando entre el 0,75% en el grupo de edad de 40 a 49
años, y el 30% en los mayores de 70 años.

En España se han realizado estudios epidemiológicos tomando en cuenta como


criterios diagnósticos la presencia de síntomas miccionales de moderados a severos, un
flujo urinario máximo inferior o igual a 15 ml/seg y la presencia de una glándula
prostática de al menos 30 g, en los cuales se evidencia una prevalencia del 11,7%. Este
porcentaje se incrementa en varones mayores de 70 años hasta un 30%. Las tasas de
prevalencia se incrementan conforme la edad avanza, lo cual redunda en un aumento
de los costos sanitarios y problemas en el campo laboral (Carballido et al., 2006). A
los 60 años de edad, el 50% de los hombres ya tienen signos microscópicos de HBP, y
llegado a los 70, más del 40% tiene un aumento del tamaño de la próstata. (Lozano,
2003) En la ciudad de Ica Perú, en el año 2011, se realiza un estudio en pacientes
adultos mayores atendidos en el Hospital EsSalud “Augusto Hernández Mendoza” que
tenían diagnóstico de HPB, en los cuales se demostró que el 81,5% tenían síntomas del
tracto urinario inferior (Díaz-Cucho et al., 2014). Datos epidemiológicos de España
señalan a la edad como el factor de riesgo más importante en la génesis de la HPB. Se
dice que más del 80% de los varones mayores de 80 años y la mitad de los mayores de
60 presentan sintomatología prostática en diversos grados. Asimismo se habla como
factor etiológico el estado hormonal del paciente y algunos factores como la obesidad
y los estilos de vida. En Barcelona España, un grupo de investigadores realizaron un
estudio epidemiológico acerca de los desórdenes prostáticos, en el cual evidenciaron
una prevalencia del 8% en varones mayores de 45 años y del 15% en mayores de 65
años. (Armas y Rumenige, 2009) Muchos estudios dan cuenta de que existe una
correlación positiva y muy significativa entre el PSA total y el volumen de la próstata.
De ahí la importancia de valorar este parámetro como un marcador de crecimiento
prostático, y como factor de riesgo en la aparición de HBP, al igual que los valores de
PSA libre que también se encuentran elevados en estos pacientes (González et al.,
2005).

En Europa la prevalencia de HPB varía con la edad, siendo del 14% en varones de 40
años y de más del 40% a partir de los 60 años. Es raro encontrar varones menores de
40 años con síntomas de HPB, sin embargo se pueden encontrar síntomas prostáticos
hasta en el 50% a los 60 años, y hasta en el 90% después de los 70 años. (Veiga et al.,
2007). En la comunidad de Madrid (España) se realizó un estudio en varones de más
de 40 años, poniendo en evidencia que entre el 20% y el 30% presentaron síntomas del
tracto urinario inferior (STUI) en relación con HPB. Muchos autores indican que la
prevalencia de STUI se incrementa con la edad, y sugieren además que alrededor del
43% de los hombres de más de 60 años tienen alterada su calidad de vida debido a la
presencia de síntomas urinarios relacionados con HPB. (Fernandez et al., 2000). En
México se estudiaron 855 pacientes para buscar la relación entre el PSA y la HPB, en
donde encontraron una correlación positiva entre PSA y volumen prostático
(coeficiente de correlación de Pearson = 0.88, p < 0.01) (García et al, 2014). En el
servicio de consulta externa de Urología del Hospital de Chone (Ecuador), en el año
2012 se realizó un estudio para conocer los niveles de PSA y su relación con la
aparición de HPB en pacientes mayores de cuarenta años. El 24,8% presentó niveles
de PSA mayores a 4 ng/ml, y de éstos el 50% fueron diagnosticados de HPB
(Mendoza y Zambrano, 2013). En Cuenca Ecuador en el año 2013 se investigó a
varones de 50 a 59 años de las parroquias urbanas, para conocer los valores de PSA. El
estudio reveló que el 4% de los pacientes tenían valores superiores a 3,9 ng/ml.
(Galarza et al., 2014). En la ciudad de Loja, en el hospital Manuel Ignacio Monteros
Valdivieso, se realiza un estudio sobre prevalencia de HBP desde diciembre del 2008
hasta mayo del 2009, en el cual se evidenció que los varones de 60 a 69 años
presentaban el mayor porcentaje de HPB (39%). Se detectó además que el crecimiento
prostático aumentaba con la edad, y se acompañaba de mayor volumen de orina
residual, concluyendo que "todos los hombres tendrían hiperplasia prostática benigna
si vivieran lo suficiente" (Martínez, y Martínez, 2010).
CUADRO DE COMPARACION DE PREVALENCIA DE HIPERPLASIA BENIGNA
DE PROSTATA EN DIFERENTES LUGARES DEL MUNDO POR EDADES

EDAD Hospital Ramiro Estados España Europa Mundial


EN AÑOS Priale Huancayo Unidos
˂ 30 1%
30 - 39 1.2% 8%
40 - 49 14%
50 - 59 9.7%
60 - 69 46.2% 50%
70 - 79 30.8%
80 - 89 12.1% 80% 50% 80% 30-40% 90%
˃ 89 0.0%
TOTAL 100.0%

IV. TRATAMIENTO

El objetivo consiste en mejorar los STUI y la calidad de vida e intentar prevenir las
complicaciones. Debe ser individualizado para cada paciente y siempre teniendo en
cuenta la historia natural de la enfermedad, de la que sabemos que en cinco años de
seguimiento el 40% de los pacientes con prostatismo moderado mejoran sin ningún tipo
de tratamiento, mientras que sólo empeoran el 15%. Los pilares del tratamiento de la
HBP son los siguientes: a) medidas higiénico-dietéticas, b) seguimiento periódico de los
síntomas y complicaciones; c) tratamiento médico, y d) tratamiento quirúrgico. En la
figura 1 se esquematiza la toma de decisiones terapéuticas en estos pacientes.

4.1. Medidas higiénico-dietéticas y modificación del estilo de vida

Se recomiendan como único tratamiento en pacientes con síntomas moderados y con


poca afectación de la calidad de vida, y como recomendaciones de base en cualquier
otra modalidad terapéutica. Los síntomas mejoran si se evita la inmovilidad prolongada,
la exposición al frío, la ingesta de alcohol, café y líquidos después de la cena, y los
fármacos que puedan exacerbar la HBP (anticolinérgicos, diuréticos, anticatarrales...).
Se deben dar instrucciones para orinar voluntariamente a intervalos regulares y para
realizar ejercicios del suelo pélvico.
4.2. Tratamiento médico

Disponemos de cuatro modalidades de tratamiento médico: a) la terapia


antiandrogénica, b) los bloqueantes α-adrenérgicos, c) el tratamiento combinado y c) la
fitoterapia.

a) Terapia antiandrogénica
En la HBP no se utilizan ni los análogos de las hormonas liberadoras de gonadotrofinas
(GnRH) ni los antiandrógenos. Los inhibidores de la 5-α-reductasa (finasteride y
dutasteride) mejoran los síntomas de la HBP y son bien tolerados. Los inhibidores de la
5-α-reductasa inhiben el paso de testosterona a su metabolito dihidrotestosterona
(DHT), reduciendo los niveles de DHT en un 70-75% la finasterida y en un 90-95% la
dutasterida. La finasterida ha demostrado su eficacia y seguridad en varios estudios
aleatorizados y comparados con placebo. La finasterida, en dosis de 5 mg/día, reduce el
tamaño prostático en un 20-30%, mejora los síntomas (disminuye la puntuación del I-
PSS en 4 puntos), aumenta la velocidad de flujo miccional en 1,5-2,5 mL/segundo,
reduce el riesgo de RAO en un 57% y disminuye la necesidad de cirugía en un 55%. La
eficacia clínica se observa a los 3-6 meses. El número necesario a tratar es de 15
pacientes durante un período de 4 años. El principal efecto adverso es la disfunción
sexual, que afecta al 5% de los pacientes. El PSA disminuye en un 50% en los pacientes
tratados con finasterida, no afectando significativamente al PSA libre. Ya que la
finasterida puede enmascarar un cáncer de próstata, es necesario determinar los niveles
de PSA antes de iniciar el tratamiento, y durante el seguimiento considerar como valor
normal la mitad del estipulado en los pacientes sin tratamiento. El tratamiento con
finasterida es más útil en los pacientes con HBP con predominio de tejido glandular,
con próstata grande (> 40 mL o PSA > 1,4 ng/mL), con flujo urinario bajo y con
hematuria. Se recomienda el tratamiento con finasteride en los pacientes con síntomas
moderados-graves y una próstata grande. Es el único tratamiento que puede prevenir la
progresión de la enfermedad.

b) Bloqueantes α-adrenérgicos
Más del 40% de la presión uretral total se debe al tono α-adrenérgico; la relajación del
tono muscular, y posiblemente del efecto del sistema nervioso central, bloqueando el
adenorreceptor α1 mejora el flujo miccional y los STUI en los pacientes con HBP. El
alfuzosin, la doxazoxina, el tamsulosin y el terazosina han sido evaluados en estudios
clínicos aleatorizados de más de un año de seguimiento, demostrando una eficacia y
seguridad similar para todos ellos. Sus efectos se notan en las primeras 48 horas,
mejoran los síntomas (reducen el I-PSS en 4-6 puntos) e incrementan el flujo miccional
en 2- 3 mL/segundo. No tienen efecto sobre el volumen de la próstata ni sobre los
niveles de PSA y no evitan la progresión de la enfermedad. Todos ellos pueden causar
un marcado efecto hipotensor con la primera dosis. Otros efectos adversos son: cefalea,
mareos, hipotensión postural, astenia, congestión nasal y eyaculación retrógada. La
JNC-VI (Joint National Committee) los recomendaba como tratamiento antihipertensivo
de primera línea en pacientes con HBP e hipertensión. Posteriomente se ha observado
que en los hombres con hipertensión y otros factores de riesgo cardiovascular, la
monoterapia con doxazosina se asociaba con una mayor incidencia de insuficiencia
cardiaca. De acuerdo con estos datos, el utilizar un α-bloqueante para tratar los síntomas
de la HBP no significa necesariamente que estemos dando el mejor tratamiento para la
hipertensión. En estos pacientes puede que la hipertensión merezca un tratamiento
aparte. Las preparaciones de liberación prolongada de alfuzosin, doxazosina y
tamsulosina representan el mejor equilibrio entre eficacia y efectos adversos. La
doxazosina se utiliza en una dosis nocturna de 4 mg de liberación prolongada. La
tamsulosina, que se administra en una dosis de 0,4 mg después del desayuno, es la que
causa menos hipotensión ortostática, pero la que da lugar a más eyaculación retrógrada.
En conclusión, son de elección en los hombres con síntomas moderados-graves con
próstatas pequeñas (< 30 mL o con PSA < 1,4 ng/mL) y, por lo tanto, con poco riesgo
de progresión de la enfermedad. Los bloqueantes α-adrenérgicos son mucho menos
eficaces que los inhibidores de la 5-α-reductasa para retrasar la progresión de la HBP;
sin embargo, la combinación de ambos parece ser la mejor alternativa al respecto.

c) Tratamiento combinado
En los primeros estudios de terapia combinadabloqueante. En el estudio MTOPS se ha
demostrado que la combinación del inhibidor de la 5 a-reductasa (finasterida) con el
bloqueante a adrenérgico (doxazosina) durante un periodo de 5,5 años, es la
combinación más eficaz para disminuir la progresión de la enfermedad, la RAO
(redución del riesgo del 67%) y la necesidad de tratamiento invasivo (reducción del
riesgo del 64%). El tratamiento combinado es el apropiado para aquellos pacientes con
síntomas graves y con factores de riesgo de progresión de la enfermedad. Los factores
de riesgo de progresión de la HBP y de RAO definidos a partir de los resultados de los
estudios PLESS y MTOPS son los siguientes: a) edad > 70 años; b) alta puntuación en
el I-PSS (> 7 puntos); c) próstata grande (volumen > 30 mL o PSA > 1,4 ng/mL); d)
baja velocidad de flujo miccional (< 12 mL/segundo), y e) residuo postmiccional > de
100 mL.
d) Fitoterapia
Los estractos de plantas (b-sitosteroles, cernilton, pygeum africanum y serenoa repens)
ofrecen cierto alivio sintomático en la HBP, pero desconocemos su eficacia a largo
plazo, su seguridad y su capacidad para prevenir complicaciones.

4.3. Tratamiento quirúrgico

En la tabla 3 se resumen las indicaciones de prostatectomía. El tratamiento quirúrgico


puede ser de dos tipos: a) las intervenciones mínimamente invasivas y b) el tratamiento
quirúrgico propiamente dicho (transuretral o prostatectomía abierta). Las intervenciones
más utilizadas son las transuretrales, y entre ellas destacan la resección transuretral de la
próstata (RTU), la electrovaporización transuretral (EVTU) y la incisión transuretral de
la próstata (ITU).

 Resección transuretral
Es la técnica quirúrgica más utilizada. La probabilidad de mejoría sintomática con este
tratamiento es del 75% al 96%, y debe considerarse la mejor opción terapéutica. La
intervención es breve (60 minutos, como máximo), se utiliza anestesia general o
raquídea y se extrae tejido prostático por vía uretral. El paciente permanece con sonda
vesical durante tres días y luego de este período, en forma habitual, recibe el alta de
internación. La morbilidad asociada con la resección transuretral (RTU) varía entre el
5% y el 30%. Las complicaciones intraoperatorias incluyen el sangrado incontrolable
y la perforación capsular (con la consecuente absorción masiva de líquido de
irrigación y sus consecuencias: hiponatremia dilucional, insuficiencia renal aguda por
hemólisis, edema cerebral). Las complicaciones postoperatorias tempranas consisten
en la hematuria, que puede persistir hasta por seis semanas, y la infección; mientras
que las tardías comprenden la estrechez uretral, la fibrosis del cuello vesical y la
incontinencia (0,7% al 1,5%). El efecto adverso tardío más frecuente de la RTU es la
eyaculación retrógrada (66% a 80% de los pacientes operados); ésta produce
esterilidad pero no se acompaña de alteraciones en el orgasmo. Se recomienda, al igual
que en otros procesos de toma de decisiones terapéuticas, discutir con el paciente este
riesgo antes de indicar el tratamiento. El paciente puede reiniciar su actividad física y
sexual luego de transcurrido un mes de la cirugía y, por lo general, pierde entre 7 y 21
días de trabajo. Este procedimiento no debería causar disfunción sexual eréctil; sin
embargo, entre un 10% y un 15% de los pacientes presentan disfunción eréctil
psicógena luego de la RTU y se describe hasta un 2% a 5% de disfunción eréctil
provocada por la cirugía en forma exclusiva. La necesidad de reoperar debido a
complicaciones quirúrgicas se acerca al 3,3 %.
 La resección transuretral bipolar es una variante que utiliza la energía bipolar para
la resección de próstata; esta técnica no requiere de una placa de bisturí ni del uso de
líquido de irrigación hiposmolar, por lo cual no presenta el riesgo del síndrome de
absorción de este último, y no tiene límite de tiempo quirúrgico, por lo que pueden
operarse próstatas de mayor volumen con iguales resultados que la RTU convencional
o monopolar.
 Laser de próstata
En la actualidad existen varios procedimientos con dispositivos laser para el
tratamiento de la HPB, que permiten el uso de solución salina como medio de
irrigación (con las mismas ventajas que la RTU bipolar) y se realizan en forma
ambulatoria con un requerimiento de sonda vesical que promedia las 24 a 48 horas.
 La enuclación con láser Holmium, emplea una técnica que, de manera similar a la
cirugía abierta, consiste en resecar los lóbulos medio y laterales desde el veru-
montanum hasta el cuello vesical y luego triturar el material quirúrgico en la vejiga
para su estudio anatomopatológico. Este procedimiento permite enuclear próstatas de
hasta 200 cc. El uso del láser Holmium, cuya energía es absorbida por el agua tisular
que transforma en vapor de agua, permite el corte y vaporización del tejido prostático
evitando su carbonización, lo que se acompaña de una disminución de los síntomas
irritativos, de la utilización de solución de irrigación y de la tasa de sangrado. Hoy en
día, el láser Holmium de próstata es un procedimiento quirúrgico eficiente que ofrece
resultados comparables a la RTU y la cirugía abierta con menor morbilidad y estadía
hospitalaria.
 La ablación con láser, por su parte, es una técnica que emplea diferentes tipos de
laser tales como el Holmium, Tulium, Laser verde (KPT) y laser Diodo, y consiste en
vaporizar el tejido glandular hasta lograr un canal prostático adecuado. Las
desventajas de este procedimiento incluyen la imposibilidad de obtener material para
biopsia y un tiempo de disuria suele ser mayor que con la RTU; mientras que las
ventajas frente a esta última son un menor tiempo de internación, de sangrado
posterior y de requerimiento de sonda vesical.
 Otras técnicas quirúrgicas poco invasivas
 La incisión transuretral se usa solo en próstatas menores de 30 cc, consiste en
realizar una o dos incisiones para reducir la constricción uretral sin remover tejido
prostático y puede hacerse en forma ambulatoria. Suele ofrecerse a pacientes jóvenes,
para quienes es muy importante conservar la eyaculación anterógrada. La termoterapia
transuretral por microondas es un procedimiento ambulatorio, muy sencillo, que dura
una hora y se realiza con anestesia local. Otras técnicas quirúrgicas, como la ablación
por radiofrecuencia y la electrovaporización transuretral, también son efectivas, pero
su uso es muy poco frecuente, y ninguna de ellas ha conseguido superar a la RTU.
 Adenomectomía a cielo abierto
Se emplea para próstatas excesivamente grandes (mayores a 70 cc) o cuando existe
patología vesical asociada (litiasis, divertículos). Aunque existen distintas técnicas,
todas se basan en extraer parte de la glándula prostática por vía abdominal, con
preservación de su cápsula. Se utiliza anestesia peridural o general y el paciente debe
permanecer internado durante cuatro días. La probabilidad de mejoría sintomática es
del 80% al 99%, con una pérdida de días de trabajo de 21 a 28, una morbilidad
asociada a la cirugía del 7% al 42% (disfunción sexual eréctil en el 19 %, eyaculación
retrógrada variable entre el 36% y el 95%) y una mortalidad cercana al 1%.
Cabe destacar que con cualquiera de los procedimientos quirúrgicos mencionados
persiste cierto tejido prostático remanente, por lo que el paciente puede presentar, a
largo plazo, cáncer de próstata o HPB recidivada.

 Indicaciones del tratamiento quirúrgico


Existen muy pocas condiciones que determinan que el médico indique la cirugía como
única opción terapéutica. Estas incluyen la retención urinaria completa (es decir, que
requiere sonda) en un paciente en tratamiento, y cualquiera de las siguientes
condiciones que sean secundarias a la HPB en forma clara: síntomas intratables,
infecciones urinarias recurrentes o persistentes, macrohematuria persistente o
recurrente, cambios en los riñones, uréteres o vejiga causados por la obstrucción
(uronefrosis, divertículos vesicales, litiasis vesical), insuficiencia renal y flujo urinario
muy bajo (Q máx menor a 5 ml/seg a pesar del tratamiento). Un residuo postmiccional
muy elevado también es una indicación quirúrgica pero nunca de manera aislada sino
dentro de un contexto clínico.

V. CASO CLINICO

La hiperplasia prostática benigna gigante (HPB-G), se caracteriza por un


crecimiento que excede 500 g, aunque para diversos autores, podría ser calificada
como tal al alcanzar 200 g. Existen menos de 30 casos informados que exceden 500 g
en la bibliografía mundial.
 PRESENTACIÓN DEL CASO
Se trata de un varón de 70 años de edad que acudió al servicio de urología
manifestando un síndrome urinario irritativo y obstructivo bajo, de un año de
evolución, caracterizado por disminución de la fuerza y calibre del chorro urinario,
pujo, intermitencia, goteo terminal, dolor suprapúbico y nictámero de cinco por cinco.
Un mes previo a su ingreso, presentó un episodio de hematuria macroscópica que
remitió en dos días sin manejo específico. Durante la entrevista clínica, refirió
estreñimiento crónico, con presencia de dolor a la defecación. Negó pérdida de peso.
En la exploración física urológica, no se palpó globo vesical, sus genitales eran de
acuerdo a su edad y sexo; en el tacto rectal se evidenció la presencia de hemorroides
externas, esfínter normo-tónico; la próstata estaba aumentada de tamaño, muy
voluminosa, sin poder delimitar su base ni los bordes laterales, una superficie nodular
y de consistencia adenomatosa, la temperatura normal y ligeramente dolorosa.
Estudios de laboratorio: Examen general de orina: Orina turbia, densidad urinaria de
1.020, leuco-eritrocituria, bacterias +++. APE: 13 ng. Con el ultrasonido transrectal,
no se logró delimitar adecuadamente el tamaño de la próstata (13 cm por 10 cm);
mostró pérdida de la ecotextura habitual que permitiera delimitar la zona periférica,
central y transicional. Se realizaron biopsias por sextantes, cuyo informe
histopatológico correspondió a hiperplasia prostática. Se realizó prostatectomía
vésico-capsular, con ligadura previa del complejo de Santorini y posterior enucleación
del gran adenoma de 10 cm por 10 cm por ocho centímetros; se colocaron puntos de
catgut crómico del cero a nivel de las cinco y siete horas sobre el cuello vesical y se
trigonizó con crómico de dos ceros para posteriormente realizar la rafia de la cápsula
prostática y vejiga en dos planos, con el mismo tipo de sutura: cero; se dejó sonda
Couvelaire de 22 Fr por vía transuretral previa colocación de puntos de catgut crómico
del uno sobre el cuello vesical a nivel de las 12 horas para reducir el diámetro de éste.
Su evolución posoperatoria fue satisfactoria, realizándose un manejo convencional con
irrigación continua con solución fi- siológica, durante las primeras 12 horas de
posoperatorio y retirando la sonda y los puntos a los 10 días. El reporte de patología
confirmó la presencia de tejido prostático con componentes fibro-mioglandular, con
una importante presencia del componente estromal y sin evidencia de malignidad, en
relación con hiperplasia prostática y peso de 600 g (Imágenes 5.1 y 5.2).
 Conclusión del caso

La HPB-G es una entidad extremadamente rara, de la que no conocemos los


mecanismos para su génesis. Debe ser parte del diagnóstico diferencial de los tumores
del hueco pélvico en varones adultos, independientemente de su edad. El hecho de que
exista un mayor componente estromal en estas próstatas voluminosas nos explica que
no haya una elevación exagerada del APE, esto es, por encima de 25 ng, condición que
en un momento dado, se podría esperar ante la relación conocida de volumen/APE en
la patología benigna de la próstata.
VI. BIBLIOGRAFIA

 Crecimiento benigno de la próstata


http://patients.uroweb.org/es/soy-un-paciente-urologico/crecimiento-benigno-de-prostata/

 Hiperplasia benigna de próstata.


http://www.san.gva.es/documents/246911/251004/guiasap020prostata.pdf.

 Enfermedades de la Prostata: Hiperplasia y Cancer.


https://www.institutouroandrologico.com/servicios/enfermedades-prostata/

 Patologías benignas de la próstata: prostatitis e hiperplasia benigna.


http://www.cirbiomedicas.uady.mx/revbiomed/pdf/rb071816.pdf

 Hiperplasia benigna de próstata.


http://www.fundacionmf.org.ar/files/e820ed0fa2e6f7e75ffdb077dd4373e3.pdf

 Complicaciones de la Hiperplasia Benigna de Prostata en el Hospital Nacional Ramirez


Priale Priale EsSalud Huancayo 2010 – 2011. Mendez Palacios Carol Nataly. Peru 2011.

 Antígeno prostático específico (PSA) y su relación con la hipertrofia prostática benigna


(HPB) en adultos mayores. Recinto Pijullo. Cantón Urdaneta. 2015

 Hiperplasia Benigna de Próstata


https://www.segg.es/download.asp?file=/tratadogeriatria/PDF/S35-05%2063_III.pdf

 Hiperplasia prostática gigante. Informe de un caso y revisión de la bibliografía


http://www.elsevier.es/es-revista-revista-mexicana-urologia-302-pdf-
X2007408510538546-S300

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