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1 ACTOS INTRODUCTORIOS

1.1 DENUNCIA

La denuncia entendida como el acto procesal por medio del cual cualquier persona debe poner en
conocimiento del juez un hecho que reviste caracteres delictivos, es una institución que data
desde los primeros inicios del proceso penal, el Código Procesal Penal guatemalteco establece:

“Artículo 297.- Denuncia. Cualquier persona deberá comunicar, por escrito u oralmente, a la
policía, al Ministerio Público o a un tribunal el conocimiento que tuviere acerca de la comisión
de un delito de acción pública. El denunciante deberá ser identificado. Igualmente, se procederá a
recibir la instancia, denuncia o autorización en los casos de los delitos que así lo requieran.”

Del tenor literal del artículo se desprende doctrinariamente el principio de denuncia popular, sea
afectada o no cualquier persona puede denunciar, pero es requisito que dicha persona se
identifique, de conformidad con la ley. Si bien la denuncia es un deber ciudadano, la omisión de
denunciar un hecho delictivo no constituye delito salvo para el caso de las personas que le mismo
código procesal penal señala, quienes de no efectuarla incurrirían en el delito de omisión de
denuncia

“Artículo 298.- Denuncia obligatoria. Deben denunciar el conocimiento que tienen sobre un
delito de acción pública, con excepción de los que requieren instancia, denuncia o autorización
para su persecución, y sin demora alguna:

1) Los funcionarios y empleados públicos que conozcan el hecho en ejercicio de sus funciones,
salvo el caso de que pese sobre ellos el deber de guardar secreto.
2) Quienes ejerzan el arte de curar y conozcan el hecho en ejercicio de su profesión u oficio,
cuando se trate de delitos contra la vida o la integridad corporal de las personas, con la excepción
especificada en el inciso anterior; y

3) Quienes por disposición de la ley, de la autoridad o por un acto jurídico tuvieren a su cargo el
manejo, la administración, el cuidado o control de bienes o intereses de una institución, entidad o
persona, respecto de delitos cometidos en su perjuicio, o en perjuicio de la masa o patrimonio
puesto bajo su cargo o control, siempre que conozcan el hecho con motivo del ejercicio de sus
funciones.”

En todos estos casos la denuncia no será obligatoria si razonablemente arriesgará la persecución


penal propia, del cónyuge, o de ascendientes, descendientes o hermanos o del conviviente de
hecho. La denuncia puede presentarse en forma oral o escrita, en el Ministerio Público, en las
distintas comisarías u oficinas de la Policía Nacional Civil y los requisitos que debe contener son
los enunciados en el Código Procesal Penal

“Artículo 299.- Contenido. La denuncia contendrá, en lo posible, el relato circunstanciado del


hecho, con indicación de los partícipes, agraviados y testigos, elementos de prueba y
antecedentes o consecuencias conocidos.”

El denunciante no queda vinculado al proceso no se convierte en sujeto procesal.

1.2 QUERELLA

“La querella es el acto procesal consistente en una declaración de voluntad dirigida al órgano
jurisdiccional competente, por la que el sujeto de la misma, además de poner en conocimiento de
aquél la notitia criminis, ejercita la acción penal, regulándose actualmente en el Código Procesal
Penal.
“Es la declaración que una persona efectúa por escrito para poner en conocimiento del juez
unos hechos que cree que presentan las características de delito. Con ella el querellante
solicita la apertura de una causa criminal en la que se investigará la comisión del presunto
delito, y se constituirá como parte acusadora en el mismo.”14

La denuncia puede formularse ante cualquier autoridad judicial, funcionario del Ministerio
Público o de la Policía. En cambio, la querella ha de interponerse ante el órgano
jurisdiccional competente es decir al fiscal para que éste remita al juez de sentencia.

La denuncia, por lo general, es un deber, mientras que la querella es un derecho,


generalmente.

a) La denuncia es una obligación que, por regla general, impone el estado para obtener la
cooperación ciudadana en la lucha contra el delito.

b) La querella, en cambio constituye por regla general, un derecho: todos los ciudadanos,
hayan sido o no ofendidos por el delito, pueden querellarse cuando se trate de un delito
público, utilizando la acción popular; y también pueden querellarse los extranjeros por los
delitos cometidos contra sus personas o bienes, o las personas o bienes de sus
representados.

En Guatemala el legislador optó por limitar la posibilidad del querellante adhesivo a los
que dicha normativa considera agraviados, tal como se desprende del contenido del Código
Procesal Penal que señala:

“Artículo 116. Querellante adhesivo. En los delitos de acción pública, el agraviado con
capacidad civil o su representante o guardador en caso de menores o incapaces, o la
administración tributaria en materia de su competencia, podrán provocar la persecución
penal o adherirse a la ya iniciada por el Ministerio Público.
El mismo derecho podrá ser ejercido por cualquier ciudadano o asociación de ciudadanos
contra funcionarios o empleados públicos que hubieren violado directamente derechos
humanos en ejercicio de su función, o con ocasión de ella o cuando se trate de delitos
cometidos por funcionarios públicos que abusen de su cargo. Los órganos del Estado
solamente podrán querellarse por medio del Ministerio Público. Se exceptúan las entidades
autónomas con personalidad jurídica y la administración tributaria en materia de su
competencia.

El querellante podrá siempre colaborar y coadyuvar con el fiscal en la investigación de los


hechos. Para el efecto podrá solicitar cuando lo considere, la práctica y la recepción de
pruebas anticipadas así como cualquiera otra diligencia prevista en este Código. Hará sus
solicitudes verbalmente o por simple oficio dirigido al fiscal quien deberá considerarlas y
actuar de conformidad.

Si el querellante discrepa de la decisión del fiscal podrá acudir al juez de primera instancia
de la jurisdicción, quien señalará audiencia dentro de las 24 horas siguientes para conocer
de los hechos y escuchará las razones tanto del querellante como del fiscal y resolverá
inmediatamente sobre las diligencias a practicarse. De estimarlo procedente el juez remitirá
al fiscal general lo relativo a cambios de fiscal del proceso

1.3 PREVENCION POLICIAL

Se puede definir como el documento redactado por los agentes de la Policía Nacional Civil
para informar al Ministerio Público la ocurrencia de un hecho que reviste los caracteres
delictivos y las diligencias preliminares que estos efectuaron en cumplimiento de su
mandato legal.

Este mandato legal está contenido en los Artículos del 304 al 308 del Código Procesal
Penal que a continuación se transcribirán.
“Artículo 304.- Prevención policial. Los funcionarios y agentes policiales que tengan
noticia de un hecho punible perseguible de oficio, informarán enseguida detalladamente al
Ministerio Público y practicarán una investigación preliminar, para reunir o asegurar con
urgencia los elementos de convicción y evitar la fuga u ocultación de los sospechosos. Igual
función tendrán los jueces de paz en los lugares donde no existan funcionarios del
Ministerio Público o agentes de policía.”
Considerando que la Policía Nacional Civil es la entidad que esta encargada de la seguridad
ciudadana, y que por su función es por excelencia la puerta de entrada al sistema penal, el
Código le encomienda el deber de actuar preliminarmente de forma cautelar para evitar que
pueda ocurrir cualquiera de las dos circunstancias siguientes:
a) que se evada el posible sospechoso, en cuyo caso no podría haber proceso pues
Guatemala no contempla el juicio en ausencia; y, b) que desaparezcan instrumentos,
vestigios u objetos del delito sin cuya existencia resulta imposible demostrar su ocurrencia.
Por ello al actuar se deben garantizar estos dos resultados e inmediatamente avisar al
Ministerio Público y en donde no exista sede de este al juez de paz, autoridad que si tiene
presencia en todos los municipios del país.

“Artículo 305.- Formalidades. La prevención policial observará, para documentar sus actos,
en lo posible, las reglas previstas para el procedimiento preparatorio a cargo del Ministerio
Público. Bastará con asentar en una sola acta, con la mayor exactitud posible, las
diligencias practicadas, con expresión del día en que se realizaron, y cualquier
circunstancia de utilidad para la investigación. Se dejará constancia en el acta de las
informaciones recibidas, la cual será firmada por el oficial que dirige la investigación y, en
lo posible, por las personas que hubieren intervenido en los actos o proporcionado
información.”

Como se deduce del artículo precedente la prevención policial no es un lacónico oficio en


donde con un lenguaje poco entendible se narra un hecho confuso e incluso increíble, sino
más bien un acta en donde de forma ordenada y concreta se informa al Ministerio Público
de la intervención policial y las diligencias efectuadas. El conocimiento a prevención
1.4. CONOCIMIENTO DE OFICIO

Es cuando las autoridades jurisdiccionales o administrativas por propia iniciativa ponen al


tanto del órgano encargado de la persecución penal el conocimiento e información de un
hecho constitutivo de delito que han presenciado por ocasión de su cargo

Nuestro sistema procesal penal, regula el principio de oficiosidad en el Artículo 289 del
Código Procesal Penal, y tiene lugar cuando el Ministerio Público tiene conocimiento
directo, por denuncia o por cualquier otra vía, que se está cometiendo un hecho delictivo,
en cuyo caso, debe iniciar inmediatamente la persecución penal en contra de la persona a
quien se le imputa el delito y no permitir que produzca consecuencias gravosas.

2. OBSTACULOS A LA PERSECUSION PENAL

Artículo 291. (Cuestión prejudicial).


Si la persecución penal depende exclusivamente del juzgamiento de una cuestión
prejudicial, la cual, según la ley, debe ser resuelta en un proceso independiente, éste deberá
ser promovido y proseguido por el Ministerio Público, con citación de todos los
interesados, siempre que la ley que regula la cuestión lo permita. Cuando el Ministerio
Público no esté legitimado para impulsar la cuestión prejudicial, notificará sobre su
existencia a la persona legitimada y le requerirá, a su vez, noticias sobre la promoción del
proceso y su desarrollo.

Artículo 292. (Planteamiento de la cuestión y efectos). La existencia de una cuestión


prejudicial podrá ser planteada al tribunal por cualquiera de las partes, por escrito fundado
y oralmente en el debate. Durante el procedimiento preparatorio a cargo del Ministerio
Público se deducirá ante el juez que controla la investigación. El tribunal tramitará la
cuestión prejudicial en forma de incidente, y si acepta su existencia, suspenderá el
procedimiento hasta que sea resuelta por el juez competente, sin perjuicio de los actos
urgentes de investigación que no admitan demora. Cuando el imputado estuviere detenido,
se ordenará su libertad. Si el tribunal rechaza la cuestión, mandará seguir el procedimiento.

2.1 Antejuicio

Cuando la viabilidad de la persecución penal dependa de un procedimiento previo, el


tribunal competente, de oficio o a petición del Ministerio Público, solicitará el antejuicio a
la autoridad que corresponda, con un informe de las razones que justifican el pedido y las
actuaciones originales. En lo demás se regirá por la Constitución de la República y leyes
especiales.

Contra el titular de privilegio no se podrán realizar actos que impliquen una persecución
penal y sólo se practicarán los de investigación cuya pérdida es de temer y los
indispensables para fundar la petición. Culminada la investigación esencial, se archivarán
las piezas de convicción, salvo que el procedimiento continúe con relación a otros
imputados que no ostentan el privilegio.

Rige esta disposición cuando se requiera la conformidad de un gobierno extranjero

2.2 CUESTION PREJUDICIAL

Si la persecución penal depende exclusivamente del juzgamiento de una cuestión


prejudicial, la cual, según la ley, debe ser resuelta en un proceso independiente, éste deberá
ser promovido y proseguido por el Ministerio Público, con citación de todos los
interesados, siempre que la ley que regula la cuestión lo permita.

Cuando el Ministerio Público no esté legitimado para impulsar la cuestión prejudicial,


notificará sobre su existencia a la persona legitimada y le requerirá, a su vez, noticias sobre
la promoción del proceso y su desarrollo.

2.3 EXEPCIONES

Las partes podrán oponerse al progreso de la persecución penal o de la acción civil, por los
siguientes motivos:

1)Incompetencia.

2)Falta de acción; y

3)Extinción de la persecución penal o de la pretensión civil.


Las excepciones serán planteadas al juez de primera instancia, o al tribunal competente,
según las oportunidades previstas en el procedimiento.

El juez o el tribunal podrá asumir de oficio la solución de alguna de las cuestiones


anteriores, cuando sea necesario para decidir, en las oportunidades que la ley prevé y
siempre que la cuestión, por su
naturaleza, no requiera la instancia del legitimado a promoverla

3. MEDIDAS DESJUDICIALIZADORAS

3.1 CRITERIO DE OPORTUNIDAD

El criterio de oportunidad es la facultad que tiene el Ministerio Público, bajo el control del
juez, de no ejercer la acción penal debido a su escasa trascendencia social o mínima
afectación al bien jurídico protegido, a las circunstancias especiales en la responsabilidad
del sindicado o cuando el imputado sufre las consecuencias de un delito culposo.

También se podrá aplicar el criterio de oportunidad a favor de cómplices y encubridores


cuando declaren en el proceso encubriendo a los autores. Sin embargo, debido a sus
características especiales, este será estudiado en forma independiente al final del título.

El decreto 79-97 reformó el régimen del criterio de oportunidad, modificando el artículo 25


y creando los artículos 25 bis, ter, quáter y quinquies.

b) Objetivo

El criterio de oportunidad nace de la necesidad que tiene el Ministerio Público de


seleccionar las causas en las que va a trabajar. Como ya vimos en el capítulo anterior, el
fiscal no puede atender por igual a todos los casos que ingresan en su oficina, por lo que
debe elegir aquellos que ameritan una investigación. Esta selección ya se daba en el sistema
anterior y se da en cualquier sistema procesal del mundo. La diferencia es que al normarla,
se fija un criterio y unos límites. De esta manera la decisión del Ministerio Público es
controlable.

Por otra parte, no tenemos que olvidar que el proceso penal debe ser un sistema de
transformación o resolución de conflictos. Indudablemente, es el sistema más drástico ya
que hace intervenir al Estado con todo su poder coactivo. Por ello es obligación del
Ministerio Público evitar la entrada en el proceso penal de aquellos casos que se hayan
solucionado o puedan fácilmente resolverse mediante un acuerdo entre las partes.

En resumen, podemos decir que el objetivo del criterio de oportunidad, tal y como está
diseñado en nuestra ley procesal penal, es doble: Por un lado la descarga de trabajo para el
Ministerio Público y por otro la intervención mínima del Estado en problemas que pueden
resolverse a través de la conciliación entre las partes, recogiéndose de esta manera los
principios humanizadores y racionalizadores del derecho penal moderno.

3.2 MEDIACION

ARTÍCULO 477.- Mediación y Conciliación. Previo a acudir a la audiencia de


conciliación, las partes podrán someter su conflicto al conocimiento de centros de
conciliación o mediación, para que, una vez obtenido el mismo, se deje constancia de lo
que las partes convengan en acta simple que se presentará al tribunal para su homologación,
siempre que con dicho acuerdo no se violen preceptos constitucionales y tratados
internacionales en materia de derechos humanos.
En caso de que el acuerdo de mediación no se suscriba en el plazo de treinta días, las partes
quedan en la libre disposición de acudir a la jurisdicción para accionar en la forma
correspondiente. Admitida la querella, el tribunal convocará a una audiencia de
conciliación remitiendo al querellado una copia de la acusación.

La audiencia será celebrada ante el tribunal quien dará la oportunidad para que querellante
y querellado dialoguen libremente en busca de un acuerdo. El resultado de la audiencia
constará en acta y se consignará lo que las partes soliciten.

Querellante y querellado asistirán personalmente a la audiencia y se permitirá la presencia


de sus abogados. Cuando alguna de las partes resida en el extranjero, podrá ser representada
por mandatario judicial con las facultades suficientes para conciliar.

Por acuerdo entre querellante y querellado se podrá designar a la persona que propongan
como amigable componedor, que deberá ser presentado al tribunal para su aprobación.

Los jueces de paz y los tribunales de sentencia, cuando exista peligro de fuga o de
obstrucción de la averiguación de la verdad, dictarán las medidas de coerción personal del
acusado que fueren necesarias para garantizar su presencia en los juicios por delitos de
acción privada. Podrán también, si procede, dictar medidas sustitutivas de prisión
preventiva, embargos y demás medidas cautelares conforme lo establece este Código.

3.3 CONVERSION

Con la conversión se pretende liberar al Ministerio Público de la obligación de intervenir en


aquellos casos en los que no haya intereses públicos afectados y que puedan ser tratados como
delitos de acción privada. Por otra parte, para la víctima resulta mucho más interesante y
ventajoso un proceso en el cual tiene el dominio absoluto en el ejercicio de la acción. El artículo
483 del Código Procesal Penal faculta al desistimiento expreso, con la anuencia del querellado y
sin responsabilidad para el querellante. El desistimiento expreso supone la extinción de la acción o
de la pena. De esta manera, el querellante tiene un arma de negociación a la hora de poder llegar
a un arreglo con el imputado, cosa que no sucede en el procedimiento común.

c) Supuestos

Los supuestos en los que puede convertirse la acción son los siguientes:

1. Cuando se trate de los supuestos en los que cabe el criterio de oportunidad pero este no se
hubiese podido aplicar (Art 26.1).
2. En los delitos que requieran denuncia o instancia particular (Art. 24 ter), a pedido del legitimado
a instar (Art 26.2). La ley exige que el Ministerio Público lo autorice. Esta autorización tendrá que
basarse en:
a. La no existencia de un interés público gravemente comprometido.
b. Que el agraviado garantice una persecución penal eficiente.

3. En cualquier delito contra el patrimonio, excepto los delitos de robo agravado (Art. 252 CP) y
hurto agravado (Art.247 CP), a pedido del legitimado a instar (Art 26.3): La ley exige los mismos
requisitos que en el punto anterior, es decir, que tenga la autorización del Ministerio Público ya
que no existe un interés público gravemente comprometido y el agraviado garantiza una
persecución penal eficiente.

d) Requisitos

Para poder convertirse la acción de ejercicio público en acción privada, será necesario:

1. Que los hechos que dieron lugar a la acción no produzcan impacto social. La valoración del
impacto social corresponde al fiscal que deberá tener en cuenta las instrucciones del Fiscal
General y los criterios de política criminal.
2. Que exista al menos el consentimiento del agraviado. En los supuestos del 26.2 y del 26.3 debe
existir una petición expresa. En los supuestos del 26.1, la ley no exige de forma explícita
manifestación alguna de la víctima, (salvo el supuesto descrito en el último párrafo del artículo 24
ter) pero por la naturaleza misma de la figura, esta no se puede dar si en quien recayese el
ejercicio de la acción no estuviese de acuerdo.

Hay que destacar que para la conversión no se precisa la aceptación del imputado ni la
autorización del juez de primera instancia, aunque sí existe un control indirecto a través del
tribunal de sentencia que decide sobre la admisión de la querella.

3.4 SUSPENSION CONDICIONAL DE LA PERSECUSION PENAL.

La suspensión condicional de la persecución penal, es el mecanismo a través del cual se


interrumpe la persecución penal, sometiendo al imputado a una serie de condiciones durante un
tiempo determinado, que si se cumplen, producen la extinción de la persecución penal. En caso
contrario, se reanudará el procedimiento penal.

b) Objetivo

El objetivo principal de esta figura es evitarle al imputado el desarrollo de todo un proceso en su


contra, cuando la consecuencia del mismo posiblemente va a ser la suspensión de la ejecución de
la condena (Art 72 CP). Asimismo se evita la estigmatización que supone tener una condena
y antecedentes penales.

Por otro lado supone también una reducción en el trabajo para el Ministerio Público. Sin embargo,
a diferencia de lo que ocurría en el criterio de oportunidad o en la conversión, este objetivo es
secundario.

c) Supuestos

La suspensión condicional de la pena podrá aplicarse en aquellos delitos cuya pena máxima no
exceda de los cinco años y en los delitos culposos. En el límite de los cinco años no se aplicarán los
aumentos de límite del artículo 66 del Código Penal. Asimismo, deberán cumplirse, en lo aplicable
los requisitos del artículo 72 del Código Penal. Los requisitos exigidos son:

1º "Que la pena a imponer no exceda de los tres años": Obviamente este requisito no es
aplicable.
2º Que el beneficiado no haya sido condenado anteriormente por delito doloso: El certificado de
antecedentes penales confirmará esta situación.
3º Que antes de la perpetración del delito el beneficiado haya observado buena conducta y
hubiere sido un trabajador constante: Al respecto debemos hacer las consideraciones siguientes:

I. Un Derecho Penal Democrático no puede sancionar a las personas por lo que son sino tan sólo
por los hechos que han cometido. La Constitución en su artículo 17 señala que sólo podrán ser
calificadas como punibles, acciones u omisiones y nunca habla de conductas o formas de ser. Es
decir, no se condena a Juan Pérez porque sea ladrón, sino porque el 3 de septiembre de 1995 robó
5.000 Quetzales.
II. No obstante, la ley y la Constitución admiten la valoración de los antecedentes penales, por lo
que tan sólo estos podrán usarse como parámetro de conducta, por las razones que ahora
detallamos.

En primer lugar por exigencia del artículo 5 de la Constitución que establece la libertad de acción
por la que toda persona puede hacer lo que la ley no prohíbe y nadie puede ser molestado ni
perseguido por sus opiniones u actos que impliquen infracción a la misma. Por ello, si la persona
realizó actos que pueden interpretarse como de "mala conducta" pero no infringió la ley no podrá
impedírsele la aplicación de esta medida.

En segundo lugar, el principio de presunción de inocencia (Art.14 de la Constitución), establece


que la única manera que tenemos de saber si una persona a infringido la ley es a través de una
sentencia judicial. Por ello, ni siquiera los antecedentes policíacos, ni los ingresos a centros
preventivos nos servirán para determinar la conducta de un sujeto.

III. Igualmente inadmisible es el requisito de ser un trabajador constante. Al respecto, vale lo


dicho en el punto anterior relativo a la libertad de acción. Estaríamos sancionando a una persona
por algo que no es delito. La situación se agrava si se tiene en cuenta, que en numerosas ocasiones
no depende de la voluntad de uno el ser o no un trabajador constante, sino de las posibilidades del
mercado laboral.
4º Que la naturaleza del delito cometido, sus móviles o circunstancias revele peligrosidad: Por
todo lo anteriormente expuesto la peligrosidad no puede ser valorada, por tratarse de una
característica de la persona y no de un hecho concreto. Ello se agrava si tenemos en cuenta la
imposibilidad de determinar el contenido del concepto "peligrosidad". La ley, si bien lo usa, nunca
desarrolla el contenido de este término, quedando al arbitrio del juzgador darle un significado.
Esta tarea discrecional es vulneratoria del principio de legalidad, establecido en la Ley
Fundamental en su artículo 17. Por todo ello, haciendo una interpretación acorde a la
Constitución, el único de los requisitos exigidos por el artículo 72 del Código Penal que se debe dar
para poder aplicar el artículo 27 del Código Procesal es que el sujeto no tenga antecedentes
penales dolosos.

d) Requisitos

Para que se pueda aplicar la suspensión condicional de la persecución penal es necesario:

1. Que el imputado manifieste conformidad con la aplicación de la medida.


2. Que el sindicado admita la veracidad de los hechos que se le imputan. Esta admisión no debe
confundirse con la confesión. El imputado reconocerá los hechos a los únicos efectos de que se le
conceda la suspensión de la persecución penal. En el caso de que finalmente no se diese la
suspensión, no se podrá valorar esta declaración por estar viciada ya que se realizó bajo una
promesa incumplida de suspensión (art.85 CPP).

3. Que el imputado haya reparado el daño o se comprometa a hacerlo. Sin embargo, una vez que
se haya aprobado la suspensión, esta no podrá revocarse por incumplir con el compromiso de
reparación. Ello se corrobora al analizarse el artículo 29 que no incluye esta situación entre las
que pueden motivar la revocación de la suspensión y con el artículo 27 cuando señala que la
suspensión de la persecución penal no impide el progreso de la acción civil derivada del
incumplimiento de los acuerdos entre las partes. Sin embargo, puede suceder que el juez haya
fijado la reparación como una de las medidas de conducta a cumplir, por entender, por ejemplo,
que de esta manera se educa al infractor a responsabilizarse por sus acciones. En ese caso, la no
reparación si supondría la revocación debido a su carácter de medida.

4. La aprobación del juez de primera instancia. No es necesario el consentimiento de la víctima,


aunque indirectamente esta deberá ser consultada para lograr la reparación del daño causado. En
el caso de que la víctima no concurra a las citaciones o se negare a ser reparada, se entiende que
renuncia a lograr la reparación por la vía penal, quedándole la reparación por la vía civil.

e) Efectos

Como su propio nombre lo indica, el efecto principal de esta figura es la suspensión del
procedimiento por un tiempo fijado. Asimismo el imputado deberá someterse a un régimen en
vías a mejorar su condición moral, educacional o técnica. De conformidad a lo dispuesto por el
artículo 29, si durante el plazo de prueba el suspendido comete otro delito la suspensión le será
revocada. No obstante, en base al principio de presunción de inocencia, esta revocación solo
podrá darse en el momento en que haya sentencia condenatoria firme por el segundo delito.

Si el imputado se apartare considerablemente, en forma injustificada, de las condiciones


impuestas el tribunal podrá tomar dos opciones:

a. Revocar la suspensión.
b. Ampliar el plazo de prueba hasta el límite de cinco años cuando hubiere fijado originariamente
uno inferior.
Una vez que haya vencido el plazo de prueba, si no se ha revocado la suspensión, la persecución
penal se extingue (Art. 32 CPP).

La suspensión de la persecución penal, a diferencia de la suspensión de la ejecución penal, no


genera antecedentes penales, por no existir sentencia.

f) El plazo de prueba y el régimen de prueba

El juez debe fijar un plazo de prueba de entre dos y cinco años (Art 27 in fine). Este plazo se
suspenderá si el imputado es privado de su libertad en virtud de otro proceso, pero en el
momento en que recupere su libertad, el plazo seguirá corriendo. No obstante, la declaración de
extinción de la acción penal se suspenderá hasta en tanto se resuelva el nuevo proceso en el que
el beneficiado está inmerso, ya que la resolución del nuevo proceso podría generar la revocación
de la suspensión.

Distinto al plazo de prueba es el régimen de prueba. El régimen supone imponerle al suspendido


una serie de medidas cuyo fin sea mejorar su condición moral, educacional y técnica (Art. 28). El
plazo de estas medidas variará según su naturaleza, pero nunca podrá superar el fijado en el plazo
de prueba.

Las medidas tendrán que tener relación con el delito que se le atribuye o las circunstancias que lo
motivaron. Estas medidas no deben verse como sancionadoras sino como terapéuticas. El fiscal
tiene que ser creativo en la solicitud de las medidas y conocer la conveniencia de las mismas. Por
ello es recomendable contar con la opinión de psicólogos o asistentes sociales. Asimismo la
medida debe ser viable y razonable. Por ello creemos necesario consultar con el imputado y tener
en cuenta su opinión. Por ejemplo no tendría lógica imponer a un campesino de Petén la
obligación de acudir todas las semanas a un centro de Alcohólicos Anónimos de ciudad de
Guatemala. El fiscal debe contar con las instituciones de la propia comunidad del imputado como
las asociaciones benéficas, los bomberos voluntarios o la municipalidad.

g) Procedimiento
El procedimiento para la suspensión de la persecución penal es semejante al del procedimiento
abreviado con las modificaciones del artículo 287.

El Ministerio Público requerirá al juez de primera instancia la suspensión del proceso. En ese
memorial deberá constar la aceptación de los hechos por parte del imputado y la conformidad a la
suspensión y a las medidas de conducta propuestas. En el escrito se debe solicitar al juez que fije
fecha para la audiencia. En esa audiencia el juez oirá al Ministerio Público.

Posteriormente, informará al imputado sobre las características de la suspensión y las


consecuencias del incumplimiento así como de otras opciones a las que puede recurrir. Acto
seguido declarará el imputado, quien debe manifestar conformidad con la medida. Sin más
trámite, el juez decidirá sobre la suspensión y las medidas a aplicar. La resolución del juez no
podrá posponerse (Art.178 primer párrafo).

Si el juez no admite la suspensión el procedimiento seguirá adelante, por la vía que corresponda
(287.2). En ese caso, el Ministerio Público no estará vinculado por la solicitud que realizó para
lograr suspensión (Art. 465).

h) Recursos

Contra la admisión por parte del juez de primera instancia de la suspensión de la persecución cabe
el recurso de apelación conforme al artículo 404.7. Sin embargo si el juez deniega la suspensión no
cabe ningún recurso.

4. PRIMERA DECLARACIÓN

4.1 PRESUPUESTOS

Los presupuestos para la existencia del juicio son:


1 la proposición de una demanda judicial;
2 un órgano jurisdiccional; y
3 partes que se presenten como sujetos de derecho.
Cumplido ese mínimo de requisitos dice Couture, el pronunciamiento del Juez es necesario, siendo
indiferente que ese pronunciamiento sea en uno u otro sentido, acogiendo o rechazando la
demanda, porque ese punto ya se refiere a la validez y no a la existencia misma del juicio.
En cambio, “si la demanda fuere interpuesta ante quien ya no es Juez, si fuere interpuesta por
quien no es parte, si fuere iniciada sin petición formal (como sería, por ejemplo, mediante un
requerimiento privado hacia el Juez), no existe necesidad de pronunciamiento. El particular a
quien se tiene por Juez, se abstiene, sencillamente, de toda manifestación; el Juez requerido
privadamente no tiene, tampoco, ningún deber funcional de expedirse en materia civil; el Juez
ante el cual comparece quien no es parte dispone, simplemente, que antes de toda otra diligencia
se acredite la representación ajena, etc.”.
Los presupuestos para la validez del juicio, no se refieren a la existencia de la relación procesal,
sino a su eficacia. En el caso de que el Juez tenga jurisdicción, pero no competencia dice Couture,
el proceso ante él constituido existirá como tal, aunque luego sea declarado nulo; si la parte que
invoca la representación ajena la acredita mediante un mandato que luego será declarado ineficaz,
el juicio como tal existirá convirtiéndose luego en nulo a partir de la invalidación del mandato, etc.
Finalmente indica Couture que en múltiples casos se comprueba que la excepción no viene a ser
más que un medio legal de denunciar al Juez la ausencia de presupuestos necesarios para la
validez del juicio. Así, la falta de competencia, por la excepción de incompetencia, la incapacidad
de las partes o defectuosa representación, por la falta de personería; la ausencia de formas en la
demanda, mediante la excepción de defecto formal en el modo de preparar la demanda (entre
nosotros demanda defectuosa), etc.
Couture insiste en que los presupuestos procesales no necesitan excepcionarse y pueden hacerse
valer de oficio, pero debe tenerse también presente que hay excepciones que no constituyen
denuncia de ausencia de presupuestos, como sucede, por ejemplo con la de arraigo, que aún se
conserva en algunos códigos y en el nuestro.
En el sistema guatemalteco, aunque no se haga la diferenciación entre presupuestos procesales y
excepciones, de su articulado se desprende que en algunos casos si se acepta. Así por ejemplo, el
art. 116 de la LOJ, que faculta al Juez para que si de la exposición de los hechos, el juez aprecie que
no tiene competencia, debe abstenerse de conocer y sin más trámite mandará que el interesado
ocurra ante quien corresponda, en cuyo caso, a solicitud del interesado se remitirán las
actuaciones al tribunal o dependencia competente. Igualmente ocurre con las disposiciones
contenidas en el CPCYM relativas a las partes, y quienes tienen capacidad para litigar (art 44) y
sobre qué documentos deben acompañarse para justificar la personería –documentos
habilitantes- (art 45). También debe relacionarse con los presupuestos procesales, la disposición
que faculta al Juez para repeler las demandas de oficio cuando no llenen los requisitos de la ley
(art 109)

4.2 TRAMITE

4.4 REGULACION LEGAL

4.5 SITUACION JURÍDICA PROCESAL DEL IMPUTADO

4.5.1 FALTA DE MERITO

4.5.2 PRISION PREVENTIVA

4.5.3 MEDIDA SUSTITUTIVA


4.5.4 INTERNAMIENTO PROVISIONAL

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