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,·t:1 ]¡u111(jrc L¡Ue llene experiencia de las cosas nO pani,;ipa en ::::J

"bsolUIo en el mundo, pues es 'en él' donde la expe 'iencia


surge, y no entre él y el mundo." No hay en tal caso, un¡ form:.1
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de relación directa, exclusiva, con algún objeto o p,;rsona, ,

sino un saber sobre la superficie de algunas cosas s (uadas


entre Olras cosas. Es el mundo compuesto de eslO· y de a ILlello,
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E~U'BER
ele El y Ella, de Ella y Ello. Es el mundo que Buber di .Iingue ::l
cün ]:1 expresión del Yo-Tú, a cuyo análisis está dedicado ro
precisarnertte este libro. z
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En el plano dd espíritu, Buber afirma la realidad del Ti eterno c::
'! lie, por su na tura!cza misma, no puede vol verse Ello,) al e ual el: ¡ ,

n posible llegar mediante cada Tll panicular.

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Título del original en alemán: ¡eh und Du
Primera parte
LAS PALABRAS PHINCIPIOS

Para el hombre el rrlundo tí811e dos aspectos, en conforlllidad


con su propia doble actitud Lnte ,él.
La actitud del hombre es doble en confol"llidnd con la
dualidad de las palabras fundamentales que p,·onuncia.
Las palabras fundamentales del lenguaje no son vocablos
aislados, sino pares de vocablos.
Una de estas palabras primordiales es el p,j¡' de vocablos
Yo-Tú.
La otra palabra primordial es el pal" Yo·Ello, en el que EL
o Ella pueden reemplazar a Ello.
De ahí que también el Yo del hombre sea doble. Pues el Yu
de la palabra primordial Yo-Tú es distinto del Yu de la
palabra primordial Yu-ELLo.

Las palabras primordiales no sig'nifican co:::as , SlflO que


indican relaciones. '
Las palabras primordiales no exprcsun algo que pudiera
existir independientemenL8 de ellas, sino que, una vez di-
chas, dan lugar a la existencia.
1.S .B.N. 950-602-024-8
Esas palabras primordiales son pronunciadas desde el
© 1994 por Ediciones Nueva Visión SAle
'Tucumán 3749, (1189) Buenos Aires, República Arge'ntina Ser
Queda hecho el depósito que marca ]a ley 11.723 Cuando se dice Tú, se dice al mismo tiempo 3] Yo del pur
Impreso en la Argentina I Pl'Ínted in Argentina verbal Yo-Tú.

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Cuando se dice Ello, se dice al mismo tiempo el Yo del par menta. Extrae de ellas un saber relativo a su constitución;
verb'11 Yo· Tú. adquiere de ellas exp"riencia. Experimenta lo que pertenece
La palabra primordial Yo·Tú sólo puede ser pronunciad 1 fi laE', cosas.
por el Ser entr,ro. Pero las experiencias solas no acen:nn el n1undo athom M

La palabra primordial Yo·ELLo jamás puede ser pronUI' breo Pues el mundo que ellas le ofrecen sólo esU compuesto
ciada por el Ser entero. de e.. . to y de aqueLLo, de El y Ella, y de Ella y EUo.
'f"ngo la experiencia de algo.
Nada cambiará con agregara las expcr"Íencias ¡(externas"
No hay Yo en sí, sino solamente el Yo de la,' palabr 1 lasexperiencins internas, se¡;ún una distinción de ninglín
primordial Yo·Tú y el Yo de la palabra primordialYo·ElIo modo eterna, que naCe de la necesidad que laespocie humana
Cuando el hombre dice Yo, qujere decir uno de los uos. tiene de hacer menos agudo el misterio de la nH,erte. íCosas
El Yo 01 que se refiere está presente cuando' dice y,. externas o cosas internas, no son sino cosas y cosas!
También cunnu" dic(, Tú o El/o, está present.e el Yo de una 1 Tengo la experiencia ue nlgo. . ,
ot.ra de las pnlabtasprinlOrdiales. Nada cambiará la situación si:ai'\adinl0s "se~retosn,a las
Ser Yo y decir' Yu'són una sola y misma cosa. Decir Yo '1 experiencias "visibles", según esa'bresuntuosa s:lbidur'ía Que
decir una de las palúbras primordiales son lo misnlo. conoce en la cosa un compartimiento cerrado y reservado
Quien pronuncia una de las palabras primordiales perH' solamente a los iniciados y del cual se tiene la llave. ¡Oh
tra en esta palnbra y se instala en ella. SGcreto sin lnisterio! ¡Oh allh)ntonamiento d~ inform,aci6n!
iElIo, siempre Ello!

La vida de Jos serós 11umn.nos no se reduce sólo al círculo


de los verbos t.ransitivos. No existe solamente en virtudde El hombre que t.ier.e experiencia de las cosas no participa
actividades qlW tien'cn por objeto alguna cosa. Percibo alglJ. en ubfw"luto en el rnundo. Pues es "en él" donde ID exper'iencia
Tengo la experi(,ncia de algo. lmagino algo. Quiero alg". surge, y no entre él y el mun,lo.
Siunto algo. La vida del ser humano no consiste solamente e 1 El mundo no tiene parte en la experiencia. Se deja experi-
todas estas cosas y en ottaS semejantes a ellas. mentar, pero no comprotnete su interés. Pues cEta experien-
Todas estas cosas y ot.ras sim ila res a ellas da n fundament o cia nada le agregn y nada agrega a la experien ;jo.
ni reino del Ello. En cuanto experiencia, el mundo pertenece a la pitlabra
Pero el re,ino del Tú tiene una base diferente. primordial Yo· Ello.
La palabra primordial Yo Tú establece el nundode la
relaeión.
Cunnuo se diL:e Tú¡ quien 10 'dlee no tiene ninbTUnn cos.:] Tres son las esferas en 'Iue surge el mundo d" la relación.
como su obj"to. Pues donde hay una cosa, hay otra cosa. La primera es la de nLiC:3tra viJa con la na:.. llrale,?u, ·La
Cada Ello confina con otros; Ello no existe sino porqle relación es allí oscuramer tú recíproca y está pr,l debajo del
est:\ limitado po\Íl!tltro5 ELLo. Pero cuando uno dice Tú, 10 nivel de la palabra. Las Ct~,¡~WPS sr; mueven 111. n\lestra
tiene, en vrsta cosa nlguna. Tú no tiene confines. presencia, pero no plieden Yl'cgilr a nosotros, y el Tú que les
Cua ndo sc dice Tú, pa ra q uicn lo dice no hay ni nguna cos:<, dirif~mos llega hnsta el u nbl'fll del lenguaje.
nad:l tiene. Pcru sí cslü en una relación. La segunda esfera es la vida con los hombres. ~a relación
Se dice que ,,1 hombre poseehn:\ ex¡)(,riencia del mundo ,<1 es allí manifiesta y adopt.llu forma dellenguuJE. Allípode-
que pertenece. ¿C{U8 significa esto? mas dar y aceptar el Tú.
El hombre explora la sllpcrficie de 185 cosas y las exper,- La tercera esfera es In com,unicación con las fqrmas

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inteligibles. La relación está allí envuelta en nubes, perc se imagen y el movimiento, la esp"cie, el ejemp1ar, la ley y el
devela poco a poco; es muda, pero suscita ul1ü voz. ~~o número se hallan indisolublem"nte unidos en esta relación.
distinguimos ningún Tú, pero nos sentimos Llamado.' y Todo 10 que pertenece al árbol está ahí. Su forma y su
respondemos, creando formas, pensando,. actuando. T, do estructura, sus coleres y su composición quínlica, su ínter-
nuestro ser dice entonces la palabra primordial, aunque no qmbio con los elementos del mündo y con las ,)strellas, todo
podamos pronunciar Tú con nuestros labios. 'está presente en una totalidad única.
¿Pero qué derecho tenemos de integrar lo inefable el el El árbol no es sólo una Ílnpresi(JIl, ni un jU8g0' de llli
mundo de la palabra fundamental? imaginación, ni un valordepencliente de mi estado de ánimo.
En las tres esferas, gracias a todo lo que senos t01 na Erige.frente a mí su realidad corporal, tiene que ver éonmigo
presente, rozamos el ribete del Tú, eterno, sentimos emal,ar como yo con él, pero de una lnniJera distinta.
un soplo que llega ,de El; cada Tú invoca el Tú eterno, seflín No procuréis debilitar el sentido de estiJ "ebción; toda
el modo propio de cada una de las esferas. relación es reeiproca.
'¿Tendrá este árb()l una ccncienl'ia, y una ca 'lcienc'ia simi-
br a la nuestra? De tal c(,sano tengo experiencia. Pero,
Considero un árbol. porque aparentemente tel1(is éxito al hacerlo con vosotros
Puedo encararlo como a un cuadro: pilar rígido baj( el li:1ismos ¿volveréis a intúntn']' la dcseomposición de lo
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asalto de]a luz, o verdor resplandeciente, suavenl,ente in 1I)- iildescomponible? Quien se hace presente a m' no es'pl alma
dado por el azul argentado qu~ le sirve de fondo.' ni la dríada del árbol, sino ,,1 ~Fbol mismo,
Puedo percibirlo como movimi.ento: red hinchada de va <os
ligados a un centro fijo y palpitante, succión de·las raÍles,
respiración de las hojas, incesante intercambio con la tieTu Cuando colocado en pre3C:llcid de un 1lombn: que eSll1i 'Tú,
y el 'alre ... y ese oscuro crecimiento nlismo. le digo la palabra fundame 11tal Y()·Tú, él no l S ya una cOSa
Puedo clasificarlo en una especie y estudiarlo corno un entre las cosas, ni ~e compúne de cosas.
ejemplar típico de su estructura y de su modo de vida. Este serl1llmano no esEI'JElfil, lillliLldo pOI atraEI oElIa,
Puedo deshacer su presencia y su forma al extremo de nó t!n punto dl,stacado del esp aeio y dd t iem po y fi jo e n la red de 1
ver en él más que la expresión de una ley: de una de Jas le les universo. No es un lllOdo del ser perc"ptible, d,)scl'iptible, un
en virtud de las c'Jales siempre concluye por resolverse un haz flojo de cuali dades den n Idas, s ino que, si 11 \ eci nos y fllcra
conflicto permanente de fuerzas, o de leyes de acuerdo con las de toda conexión, él es el'!',; y !lena 81 horizollte. No es que
cuales se produce la mezcla y la disociación de las matel ic,s nada exista fuera de él; pero tedas las cosas \lven Q,,,·u luz.
vivientes. La melodía no se comp·)ne de sonidos, riel verso de
Puedo volatizado y conservarlo sólo como un númeJ" o palabras ni la estutua dé líneas, sino que "ólo mediante
una pura relnciónnumérica. desgarraduras se llega a rlacer de su unidad una multiplici-
A pesar de ello, el árbol sigue siendo mi objeto, OCllpa un dad: 10 mismo acontece con clllombrc, a quien (ligo Tú. P(18do
lugar en el espacio y en el tiempo y conserva su natural )Za abstraer de él el co:or de su ca1.",llo, o el col"r de sus frases,
y constitución. oE:1 matiz de su bondad. Estoy sin cesal' oblig:ldo a hacerlo.
Pero también puede ocurrir que por un acto de vo lunu d o Pero cada vez que 10 hago c'eja'de ser Tú.
por inspiración de la gracia, al considerar este árbol yo iea y así corno la plegaria no tiene exisl:encia en ,:;1 ticllljJo, sino
conducido a entrar en relación con él. Entonces el árbol L'eja el tiempo en la plegaria; asÍcolllO el sncl'ificio no tiene
de ser un Ello. Me ha captado la potencia de su exclusividn.d. existencia en el esp":lcio, sinJel espacio en el s:lcrificio, y que
Para esto no es necesario que yo renuncie a alguno de los invirtiendo esta relación Sl~ l1éga a abolir la realidad, asf
modos de mi contenp)ación. Nada hay de lo cual deba hoct'r Ll:mbién no descubranl llC:mbre que llamo ~nú enningüll
abstracción para verlo, nada debo olvidar de lo que sepa.

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tiempo y en ningún lugar determinado. Puede situarlo "n presencia. Si se le aplica el criterio de la objE tividad, esta
ellos, estoy sin cesar obligado a hacerlo, pero desdeentonc 's forma no tiene existencia. Mns ¿qué hay que sea tan presente
es un El o Ella, esto es, un Ello, y no mús mi Tú. como ella? Y la relación en que me encuentro a<:lúa sObre mí
Mientras se despliega sobre mi cabeza el cielo del Tú, 1)5 COlrw yo actúo sobre ella,
vi,,,,tos de la causa'lidad se aplastan bajo mis talones, y el Actuar es crear; inventar es encontrar; dar u.na forma es
torbcllil1o de la faUnidad se detiene. deswbrir. Al crear descubro. Introduzco la forma'en el
Del hombre a quien llamo Tú, no tengo un conocimiento mundo del Ello. La obra pro,luci,da es una COS[¡ entre, cosas,
empírico. Pero estoy en relación con él en el santuario de la una suma de cualidades; e3, entonces, experimentltble y
palabra primordiaLSolamente cuando salto de este santua- descriptible. Pero a quien la contempla y la crEa, ella puede
rio Jo conozco de nuevo por la experiencia. La experiencia~s alguna veces reaparecérsel" en la plenitud de 5u(orma
alej!lIniento del Til. ' corporizada.
La relación puede existir aunque el hombre a quien di ;0 ---¿Cu:ll 88, entonces, la c}\per,ienein que une puede tener
Tú no lo sepa en su éxperiencia. Pues el Til es mús que lo q,le delTh? .
el Ello conoce. El Tíi es mús aetivo y experimenta más de lo --Ninguna. Pues no se puede.experimentar
que el Ello tiene con'ciencia. Ninguna decepción tie'ne acce;o --,Entames ¿qué se sabe del Ti¿?
aquí: aquí estú la cUna de la Vida Verdadera, ' --Todo o nada. PlWS no se "abe nada parcial!, su re$pecto.

He aquí la fuente eterna delnrte: a un hombre se le


pre~enta una f()rái¡~ que'dcs"~<; ~-er fijrrdn. Esta forma no ~s El Tú viene el mí :l través de la gracia; no el busC!Índolo
producto de su alma, es una aparición de fuera que se le como lo encuentro. Pero el di l-igir1e la palabra \Jrimordial es
presenta y le reclnllla su fuerza eficiente. Se trata de un ac:..,o un neto de mi ser; es, en verdad, el acto de lni ser.
esencial del hombre; si lo realiza, si con todo su Ser dice la El Tú llega a mi encuentro. rero soy yo quiea entró en
palabra primordial a la forma que se le aparece, entonc 's relación directa, inmediatD, con él. Así la relación significa
brota la fuerza eficiente, la obra nace. elegir y ser elegido; es un e H:uentro a la vez DeL va y pasivo.
El acto envuelve un sacrificio y un riesgo. El sacrificio: la La acción del ser total SUpl ime las acciones pal- :ialesy, por
infinita posibilidad inlllolada en el altar de la forllla. Se''¡ lo tanto, las sensaciones de ¡cción, todas ellas fL', ,dadas en el
menester arrasar todo lo que hasta ese momento aparecía \:n sentimiento de un lílilite; e :it3 acción se aseme~'t entonces a
la perspectiva, N ad.!¡ de e110 penetran; en la ollra. Así ha de una pasividad.
ser por una exigencia de exclusividad, El riesgo: la palab-a La palabra primordial Y ¡-Tú sólo puede ser, ichacon la
primordial s610 puede ser dicha por el Ser entero; quien ;e totalidad del ser. La concer. tración y la fusión "r todó el ser
decida n decir],¡ nada puede reservar de sí. La obra no tolera., nunca pueden Opel'nf'Se pOI obra mía, pero esta ';oncentra~
como lo hacen el árlJOI y el hombre, que yo me aparte y ción no puede hacerse sin n í. Me realizo al conta ,to del Tú;
descanse en el mundo del Ello; pues es la obra la que manda. al volv"rme Yo, digo Tú.
Si no la sirvo bil:,¡¡" ella se quiebra o me quiebra amí. , Toda vida verdad,ra es EIlr;""entro.
;~) ..

No puedo ni conocer por la experiencia ni describir e;a


forma (iue se me npan~ce; sólo puedo realizarla. Y sin ernbnr-
go, la contemplo espléndida en el radiante brillo delo que me La relación COIl el Tú es L ¡"¡,cta. Entre el Yo y el Tú no se
confronta, más clara que toda lu clnridad del mundo empí¡ i- i Il terpone ni ngü n si slema d, ideas, ni ngú n esqu:,ma yIli ngu-
eo. No la contemplo como una cosa entre las cosas "interioJ- na imagen previa. La merl;)rüi misma se transfo"ma en
res n , ni corno una construcción de lni "fantasía", si r1 0 como la cuanto emerge de su rraccio l:lJlliento para sumergir "9 en la

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unidad de la tutalidad. Entre el Yo y el Tú no se interpO! en m8. de las contradicciones. Pues no hablo sino del hombre
ni fines, ni placer, ni anticipae,ión. El deseo mismo cam }ia real, de ti y de mí, de nuestra vida y de nuestl'o mUl1do, no
cuando pasa de la imagen soñada a la imagen ,aparecí la. hablo de un Yo en sí ni de un seren sí mismo. P~ra el hombre
Todo medio es un obstáculo. Sólo cuando todos los mee ios . real, la línea divisoria atraviesa también el mundo de las
están abolidos, se produce el encuentro. ideas.
Ante la relación directa, todas las relaciones media;as Sin duda, más de un homhre que el1 el muneo de las cosas
pierden su valor. Igualmente carece de importancia el que mi se :;atisfacc con el conocimiento ~mpírico y el u>:o que'hace de
Tú sea ya o se torne en Ello para otros Yo (un "objeto de ellas, se ha construido por s·)bre él mismo un ;:istema y una
experiencia común"), o que esto pueda llegar a suceder a estructura de ideas donde encuentra refugio y paz de la
través de la realización de un acto de mi ser. Pues la líner de agresión de la nada. Deposib enel umbral la v"stidul'i\ de su
demarcación entre el Tú y el Ello, por lo demás moviente y mediocre vida cotidiana. Se "nvUe lve en lino in tl1 aen litdo y se
fluctuante, no pasa entre la experiencia y la no experiencia, regala con el espect:ículo del ser primordial o del ser necesa-
ni entre el dato y el no dato, ni entre el mundo del ser :. el rio; pero su vida no particip" deeso y hasta pUede en.contrar
mundo del valor: atraviesa indiferentemente todos los do ni- agrado en proclamarlo. '
nios que están entre el Tú y el Ello, entre la presencia ." el Pero la humanidad del mero t:LLo, tal como tln hombre así
objeto. . pLl,~de ·iTnal;jnarla~ postularla y enseñarla, nada tiene en
común con una humanidad viviente en la que el hombre dice
Tú con todo su ser. La ficción', por noble que sea, sólü es un
El presente, yestO_.no significa 'el instanteptlntual que fetiche; la creencia más sublime, si es fictida, resulta depra-
meramente designa en nuestro pensamiento el término del vada. Las icleas no están entronizada, por encima de nuestra
tiempo "transcurrido", la sola apariencia de una detenció¡ en cabeza más de lo que habit.an en ellas; vagan Entre nosotros
este fluir, sino el instante realmente presente y pleno, ,610 y se dirigen a nosotros. ¡Desdichado aquel que descuida
existe si hay presencia, encue'ntro y relación. La preser <:ia decirles la pahlbra primordial, y pobre de a(,ue1 que para
nace ,uando el Tú se torna presente. luü)larles emplea un concepto ouna fórmula, (;ümo si fuese su
El Yo de la paliíbra primordial Yo-Ello, el Yo no conf¡ Jn- nom bre!
tado por un Tú concreto, sino rodeado por una multitu( de
"contenidos", no tiene presente, sino solamente pasado. Di-
cho de otra manera, en la medida en que el ,hombre se En uno de los ejemplos é'S obvio que la re'aCJon directa
satisface con las cosas que experimenta y utiliza, vive e \ el irniplica una acción sobre lo queme confronta, En el arte el
pasado, y su instante está desnudo de presencia. Sólo ti me acto del ser determina la situación en la cml la forma se
objetos, y los objetos subsisten. en el tiempo queha sido. convierte en una obra. La simple coexistencia .ldquiere todo
El presente no es algo fugitivo, pasajero, sino· algo ca ¡ti- su sentido en el encuentro; entra en el mund,) de las cosas
nuamente persistente y duradero. El objeto no es durac 6n, p'ara prolongar allí su acción al infinito, para tornarse infini-
sino cesación, deteoJl<;ión, interrupción, corte, tiesl,lra, au~en­ tiímente en ELLo, pero tambi,in infinitamente Tú, para comu-
cia de relación y de presencia. nicar la inspiración y la di,:ha:' Ella "adquiere cuerpo"; su
Los seres verdaderos son vividos en el presente, la vid" de cuerpo emerge del flujo inespacial ¡, intempora', a la orilla de
los objetos está en el pasado. la (~xistencja.
lEl sentido de este efecto es menos evidente en la relación
con un Tú humano. El acto esencial que crea aquf la inme-
Esta dualidad esencial no se supera invocando un "mu ll10 diatez es lo frecuentemente interpretado en'é neamente en
de ideas", que serf'a una tercera realidad, colocada por.e 11(i- términos de sentimiento. Los $entimientos acompa/ian al

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hecho metafísico y metapsíquico del amor, pero no lo comí j- ed"fican. El "malvado" se toma·revelador cuando la bgrada
tuy~n. Los sentimientos conc01nitantes pueden ser de esre- palabra primordial ha towdo su ser. ¡Cuánt.a; cosasapren.
cies muy diversas. El sEmtimient'o de Jesús para con el poseso demos de los nijíos y de los animales l Vivimos nuestras vida<
es otro que su sentimiento para el discípulo bienamado; pero inescrutnblernente incluidos en la fluyente v,da mutua del
el amor es uno. Al(js sentimientos se los Utiene"; el amor2s unIverso.
un hecho que "se produce". Los sentimientos habitan en el
h0111bre, pero el hombre habita en su amor. No hay en eEto
metáfora: es la realidad. El amor es un sentimiento que 3e --Te refieres al n1l10r C(;OlO sí fuera la sola relacio)l entrE
adl'iere al Yo de manera que el Tú sea su "contenido" u los hombres. Mas, ¡,ablando con propiedad, i.puedes'blegirlc
objdo; el amor estli entre el Yo y el Tú. Quien no sepa es' o, como ejemplo único, si también existe el odio')
y no lo sepa con todo su ser, no conoce el amor, aunq le ·-En cuanto el umor es "ciego", esto es, en cuanto)'lo ve,ln
atribuya al amor los sentimientos que experimenta, q le tot.alidad de un ser, todavía no está sometido a la noción
siente, que goza y que expresa. El amor es una acci >n primordial de la relación. El odió es, por su nabraleza, ciego,
cósmica. Para quien habita en el amor y contempla en el· Sólo puede ser odiada una parte de un ser. Quien percibe un
amor, los hombres se liberan de todo lo que los mezcla con la ser en su totalidad y estli constrMlido a repudiarlo, no se halla
conl"usión universal; buenos y malvados, sabios y necils, nuilS en el reino del odio; :;e enCLlentra en d reino de la
bellos y feos, todos, uno después de otro, se tornan reales a s lS li mitación humana de la capacidad de deci l' Tú. Es inGapnz de
ojos, Sl; tornan otr~os tantos Tú, esto es, seresliberad(js, decir la palabra primordial al otro ser humano qué, lo con-
c1et{;l'l1linados, l.Ín.ico~.;J,os_ve a.cada urlO'c-arR'U'cara;-De'u ra fJ·onta. Esta palabra envuelve éoherentemente una afirma-
lllanera lnaravillostl surge de vez en cuando unapresen( in ción del ser a quien se dirige. Por eso eS':á obligado a
exc1usiva. Entonces pueelo ayudar, curar, edUCtlf,elev.r , re nuncia r a sí mi sm o o ala tro. El poder de en t1 ar en i-é laci ón
li berar. El amor es la responsabilidad de un Yo porun Tú. J:n reconoce su propia relatividad en esta barrera, barrera que
esto reside la igualdad entre aquellos que se aman, iguald Id solamente puede ser abolida con esa misma rE latividad. Sin
que no podría residir en un sentimi'''lto, cualquiera q le embargo, el hombre que eq)erinliJllta inmediatamente el
Cuese, igualdad qlle va del mús pequel'io al mús grande, , el odio estú más cerco de la relacjón que cuando no siente ni
mús dichoso, del mas protegido, de aquel cuya vida entera se alnor ni odio.
h" Ila ine] u j da e n la de un ser a m ado, hasta aquel que toda ;u La exaltada mehneolí~l ,le l)uesLi'o destin) reside en el
vida estú clnvado sobre la cruz de este mundo porque pid, y hecho de que en el :nundo en que vivimos toco Tú se torna
exige esta cosa tremenda; amor a todos los homhres. invariablemente en Ello. Es indiferente el gr[, do deexclusi-
quede en el misterio el significado de la acción recíproca vidad en que el Tú se hallaba presente. De,;de qué se ha
en el tercer caso: elde la creatura y nuestra contemplaci;n agotado la obra de la relación, o desde que ella ha sido
de élla, Si crees en la simple magia de la vida, si crees que se contaminada de mediatez, el Tú se vuelve un objeto entre
puede vivir al servicio del todo, presentirás lo que signifi~a objetos, quizlis el objeto pri ncipal, pero un objeto en todo caso,
est.a espera, este quién vive, ese "cuello tcndfdo" de la fij"do en su tamai'ro y en sus,límites. En la olJra de arte, la
""e"tura, Toda p;.labra falsearía los hechos; ¡pero observ I!: re"lización en cierto sontido~t;nificapérdida de rea}i2ación
en torno de ti viven seres su viday en cualquier punto adan le
en otro. La int.uición verdnderapasa en tiempo breve; luego
te diriges siempre llegas al ser,
la vida natural que se me hubiarevelado En el misterio de la
acción recíproca se ha vuelto descriptibl J, descomponibJe,
La relación es mutua, Mi Tú me afecta como Yo lo afee to clasificable. Ya es sólo el punto de íntersee ,ión de. innumeJ'a-
H él. Nuestros c1i~4'íplllos nos fo rn11.1 n , nuestras 'obras nos bIes sistemas de leyes. Yel amor mismo no I'uoce mantenerse

1G 17
Cuando encontramos a alguien, ]0 saludan,os des(,úndole
en la inmediatez de la relación; dura, pero con una alternam ia fe licidad, o asegurá ndole nuestra devoción, o r,"comendándo·
de actualidad y de latencia. El ser humano, que había si io 10 a Dios. Pero cuán mediatHs, indirectas, son (stas fMm ulas.
único e incondicionado, no algo al alcance de la I)1ano, si 10 ¿Siente uno todavía en el ¡HeiL! esa virtud que le daba fuerza'?
presente, no es susceptible de ser experimentado, sino reali· Compárense esas fórmulas CaD el saludo con el que el cafre
dad plena, se ha 'Vuelto un El o una Ella, una suma' le expresa una relación siemp loe f~esca y concreth: "Te veo"l o en
cualidades, una cierta cantidad con cierta forma. Ahora pI e· su. variante uTnericanu sublime a fU81'Zn de ridícula:
J
do de nuevo abstraer de él el color de su cabello, el color de s .1S ('¡Husméame!ll
dichos y el matiz de su bondad. Pero tengo esta posibilidad ,n Cabe suponer que las caracterizaciones e i(kas y, tambi é n,
tHnto que ya no es más mi Tú, y ya no puede volver a ser o. la:; representacionés de las personas y de las cosas se han
Cada Tú, en elmuildo está, por su naturaleza, condena :10 destacado de representaciones de fe nóm enos y de situacio nes
a volverse una cosa, o por lo menos a recaer sin cesar en "la específicamente re]acionad"s. Las impresiones y las emocio·
condición de cosa. Se podría decir en lenguaje objetivo qJe nes elementales que despcrtaron el espíriLu del "llOmbre
toda cosa en este mundo puede, antes o después de que se 'la natural" provienen de fen(menos --experierlcia de un ser
hecho cosa, aparecer a un Yo como su Tú. Pero el lengu'lje que lo confronta-o y de situaciones -vida con un ser que 10
objetivo nunca capta más que un jirón de la vida real. confronta-- de canícter rel~,cional. No piensa en ]a l¡jna que
El Ello es la eterna crisálida, el Tú es la maripósa eterlla. ve todas las noches, hasta la noche en que, en e] sueflO o en
Mas no sielnpre los _estados se distinguen netamente, -sino ]a vigilia, ella viené hacia él, se, le aproxima, ]0 embruja con
que a menndo hay un proceso profundamente dual, confnla· el placer o el dolor de su contacLo. Lo que conserva no es ]a
mente intrincado., imagen de un disco lumin()so nmbulante, ni la de' un ser
demoníaco que esLaría atado a él de a]gelll" manera, sino,
ante todo, la imagen dinámica, emotiva de 11 acción de ]a
En el comienzo es la relación. lÚfUl,que atraviesa su cuerpo. De esto emerge ,:;radunlmente
Consideremos ellenguaje de los "prilnitivos", esto es, de los la 'imagen de la luna que realiza su acción. Entoncessolnmen-
pueblos que tienen un pobre acopio de objetos y cuya vide se te e] recuerdo de lo que 11a experi ment.ado inCúllscientemente
edifica dentro de un estrecho círculo de actos fuerteme ,te noche tras noche eomenzal'á a iluminarse y le permitirá
impregnados de presencia. Los núcleos de ese lenguaje, las representarse y objetivar ,11 actor y al productor de esta
palabras en forma de sentencias y de originales estructu 'as acción. Así se hace posible la transfúnnncióll de ]0 descono·
prcgramaticales (que más tarde, al desplegarse,darán "ri· ciclo en un objeto, un El u ELla, a partir e'e un Tú' que
gen a las diversas clases de palabras), indican en su maycl'Ía o'rigi na] me nte no pI,do ser experi me nLado, si n(> sim pleme nte
la totalidad de una relación. Nosotros decimos "muy lejos'; el sur·rido.
zulú, a su vez, tléne una palabra frase que significa" dlí Este ca rácter inicial y pro lo ngadn lile nLe re1Lcio na1de Lodo
donde nnogrita: ¡Oh madre mía, estoy perdido!" El fuegu,no fenómeno esencial1lace má:; fúcilmellte comprensible cierto
supera con un aletazo nuestra sabiduría analítica con su elEmento espiritual de la vida del primitivo, muy estudiado
palabra.frase de siete sílabas cuyo sentido exacto es: "am )os y:comentado por la ciencio. 1:\ctual, pero aún no comprendido
se miran, cada uno esperando flue el otro se ofre~ca a hr,c:er adecuadamente. Me refiero a ese poder misterioso cnya idea
lo que los dos desearían y que ninguno quiere hacer". En ,sa se encuentra con Tnuchas variantes en las creencias 'o en el
situación total, las personas tal como las expresen los ne,]l1' conocimiento (10 que es lo mismo) de muchos ¡,ueblos primi·
bres y los pronombres están empotradas como en un bajo'!'e· tivos. Conocido como Mana u Oren da, abre el carnina al
lleve, sin una independencia terminada. Lo que importe no bramán en su significación primaria y, luego, a lu Dynarnia
. son los productos de la disociación y de la reflexión, sin) la ya CharZs de los PapirosMá,;icos y de las CartDs Apostólicas.
verdadera unidad original, la relación vivida. Se ]0 ha caracterizado como un poder suprasensible q sobre·

18
1 19

I
natura 1, describ iélHlo lo con el emp leo de nuestras categoria" qlW la muert.e o la luna, pero deuna evidencia más incontro·
que no corresponden á las del hombre primitivo. Los limites vertible, surge el ot.:·o "incalllbil1nt.e" compaiíero, el Yo.
de su mundo están trazados por su experiencia corporal, , e La conciencia del Yo no está yincuJada al peder primitivo
la cual muy "nnturnhnente" forman parte las visitas a l"s del instinto de aut'lconservación más que ai de los otros
muertos, por eje mplo. Ha de parecerle absurdo el admitir qt e instintos. No es el Yo quien procura propaga:'se, s¡'~o es el
realmente exista 10 que no tiene cualidades sensibles. L"s cuerpo quien desea hacer cosas, utensilios, juguetes·tser un
fenómenos a 105 que atribuye "poder mistico" son todos fen ¡. "cn~ndorn, Adelnás, en la función de l:ollocimitnto primitivo
HlenDS clementah!sUe cnn'icter racional, esto es, fenómenlis no cabria reconocer el co¡;noscoergo su.m, por ingenuo que
frente a los cuales reacciona porque conmueven su cuerpo y sea., ni la noción, por infullti1:"que sea, de lln suj~to que
dejan en él una imagen conmovedora. La luna y los muert"s experimenta. El Yoemerge, COlno un elemento singcliar, de
que lo visitan durahte las noches y le traen dolor o júbil J, la descomposición de la expl:riencia primari;::¡, de las; vitales
tienen ese poder. Pero también tienen poder el sol que qu J. palabras primarias Yo·afedCLnte al Tú'y Tú·u(ectante al Yo,
ma, la bestia ululante, el jefe cuya mirada lo constriñe y ,1 unn vez que han sido divididas, y se ha dado emine'"cia de
hecllieero cuyo canto lo torna fuerte para la caza. Mana ,~s objeto al participio.
simplemente esa fuerzn eficaz que ha transformado la perSJ'
na hUlar de los cielos '''' un Tú que conmueve la saligre y de a
su rastro en la memoria una vez que la imagen objetiva se 1 a La diferencia fl",damental ent.re las dos palabtns pri·
d(~~t:1cndo de la illlngc:n emotiva. Y ello aunque la lU'llu misn a nlOrdiales se pone de manifiesto en la historia del hombre
no aparezca jnln:is sil1~)cQ.n.lQ__e}aut().ro el-vroductor de es ,a primitivo. Ya en el fenómen,l de relación elelllJnt.al pronun·
acciÓn. Mono e" aqlwllo con lo cual el hombre, si 10 pos"e cia la pa la bra Yo· Tú con una na tu ra Iidad qlle precede a lo que
-por ejemplo el) llna piúd¡"a mügica-, puede acttlllf de e.'·a cnLe lblllnr visualización de las formas, estc) es, antes de
man'ern. En el hombfl~ primitivo, la imagen del mundo :s cór,ote"se a sí mismo como un Yo. En cnn1},,:o, la palabra
lll:lg'icn, no porque ,tenga como centro la fuerza núigica lLd primordial Yo-Ello sólo se torna posible una vez adquirido
hall) Lre, si no porqué esa fuerza h umuna sólo es u na va rie(L d este conocinliento, una vez "f'ecluado el aisla',lientodel Yo.
pHrticular de la magia unívúrsal de la que surge tqda acclJ n La primel'a palabra pr¡'(lordia] ciertame: le puede des·
efectiva. La causalidad en su inw.gen có~mica no es UI a CO<llpOnerse en Yo y Tú, pero no ha nacido de la reupión de
S(lcu(~ncia continua, sino que est.i:Í hecha de una fulguraci( n ambos; es por su indole ant"rior al Yo. La sefLlnda pulabra
siempre renovnda tl~ poder, es un movimiento volcánico s n pri m ord ia I Yo·Ello ha naci d" de 1a unió n de I Yo y de I Ello,' por
collLinuidad. Meu/a'es llna abstracción primitiva, 'probabl J. su índole es posterior al Yo.
mente más Ill'imitiva que el número, pero no más sobrenat t· En el fenómeno primitivo de la relación, y ,: causa de la
ral que él. La memorla, al educ.arse, poco a poco aprende a exclusividad de este fenómeno, esté, incluido el: 'o. Como sólo
ebsificar los grnndes sucesos relacionados, las §ucuuid:lS puede halwr en ese fenómeno dos compaiíeros plenamente
emocionales "I"mentales. Lo mlÍs importante para el instilLo actuales, el hombre y lo que io confronta, y con,o el mundo se
de In conservaci<iny ]0 llllÍS not.able para el instinto del convierte en una dualidad, e: hombre presiente y 1 algo de esa
conocimiento, (~s~9"es, "lo que actúa", se destaca m4s enérf i- emoción c:ósrni cn del Yo, an Le.: s aún dehn bcr ten ¡ci ) con<~ieneia
Cfllllentc, Sfl torna autónomo, Lo menos importante, 10 110 ',lio del Yo mismo.
general, el cambiante Tú de las experieneias, retrocede, En c¡¡¡lIbio, en el /i:>nómenu natural, actual, en a eX¡Jerien·
pürmnncce aislado c'n la memoria, se objetiva gradualmentc, cia que traduce la p"labra Yo· Ello, centrada sobr; el Yo, este
poco a poco se trans{c>rtlla en un objeto y muy lentamente ;e Yo no está aún incluido. Esté fenómeno aisla de u medio a]
distribllye en grupos y clases. En tercer lugar, finalmente, cuerpo humano, considerad,) como el portador de sus,'impre·
terrible cuando se halla asf separado, a veces másespectr 11 " siones. El euerpo ap:'clllle a conocerse y a distil1gu;rs~ en sus

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peculiaridades; pero la distinción sólo expresa una sim¡ le tiE,mpo al que remonto en el pensamiento l)iste,rico ha estado
contigüidad, y no entraña el sentimiento implícito de la lleno de furor, de angustia, de tormento y de cmeldades-, en
c).lalidad verdadera del Yo. todo no ha sido irreal. .
Pero cuando el Yo de la relación ha aparecido y la Las experiencias de relación del hombre en el tiempo más
adquirido una existencia separada, por un extraño fenóme 10 al,~jado no eran blLndas y placenteras. Fueron, en verdad,
se diluye y se funcionaliza a fin de penetrar en el hec 10 violencia ejercida sobre un serclue se ofrec,' realmente a la
natural por el cual el cuerpo se aísla del mundo circunda! te éxperiencia y no una sOTnbra de solicitud l1ucla nÚllleros sin
y se despierta el estado en el cual el Yo es propiamente acti.,o. rostro. A partir de l~.sa vio-ler1ci~ hay un camino que conduce
Sólo ahora puede tener lugar el acto consciente del Yo. B., te a Dios. A partir de esa solicitud sólo hay UI]¡) ruta hacia la
acto es la primera forma de la palabra primordial Yo-Ello, .le nada.
la experiencia en su relación con el Yo. El Yo que se la
destacado afirma que es el portador de sus impresi6nes y q le
el mundo es su objeto. Este fenómeno, es verdad, ocurre ,n La vida del hom bre primi ci va, a un si 1ogni ''o mos conoce 1'1 a
una forma "primitiva" y no en una forma que pertenezca a la a fondo, sólo puede ~:er pura nosotros un símbolo de la vida del
"teoría del conocimiento". Pero en cuanto la frasé "Yo veo el hombre prístino real: sólo nos ofrece breves a:;isbos .sobre la
árbol" es pronunciada de tal modo que no expresa u la rellación en el tiempo entro las dos palabras pr:mordiales del
relación entre el hombre -Yo- y el árbol-Tú~, sino q le lenguaje. El niño nDS ofrece un,ú ensefJanza más cornpleta.
expresa la percepción del árbol como objeto por la concien, ia Aquí pe,'cibimos claramente que h realidad espiritual de
humana, levanta una, barrera entre el sujeto 'y' el objeo, la,; dos palabras primordi"les del lenguaje nace de una
Entonces se pronuncia la palabra primordial Yo-Ello, la realidad natural. La realidad de la palabra primordial Yo·Tú
palabra de la separación. nace de una vincu!lción natural; la realidad de la palabra
pnmordial Yo-Ello nace de una distinción nal.ural.
La vida prenatal del niíío es un estado de pU'a vinclllación
-Entonces, ¿esa melancolía de nuestro destino surgió", natural, de interacción corporal y de f1ujos recíprocos. Su
la más temprana historia de la lmmanidad'? horizonte vital, desde que l1ega a ser, parece E star inscripto
-Ciertamente es así, en la medida en que la vida consci, n- enteramente en el interior del ser que 10 lleva, pero parece
te del hombre surgió en la historia temprana. Pero vi la también no estar inscripto allí. No reposa so amente en la
con scien te significa reaparición del ser cósmico con10 deve "ir Tnntriz de su 'madre humana. Esta vincul:'Jclón tié'ne una
humano. El espíritu aparece en el tiempo como un produceo, c,Ualidad tan cásrnica, que el nlíticD diell0 de lo:5judíO~J /len el
aun como un subproducto de la naturnleza, y sin embm go cu<,rpo de la madre el hombre c(¡nOCl! el mundo, cone] naci-
sólo en él la naturaleza entera se llalla envuelta lnlento lo olvidan, parece co,no el imperfecto desclfrü1Tllento
in tcm para1m e n te. de una inscripción ele los tie:l1pos más primiti\os. Y subsiste
La antinomia delas dos palabras primordiales dellengul- en el fondo del homl,re como una imagen secre,a de Sll deseo,
je l1a tenido diversos noinbres en tiempos diferentes y 'ln No que aspire a retornar 11acia atrús~ conlü lo plensan'los que
mundos diferentes; pero en su verdad innominada, ella es ven en el espíritu (confundido por ,dios con su propio'intelec-
inherente a la creación. ,i\!'
to) un parásito de la naturaleza, cuando es má, bien Sll fruto,
aunque expuesto, es verdad, a toda suerte de enfermedades,
Es la aspiración a un lazo cósmico entre el ser ¡¡"gado a la vida
_¿Y crees entonces en la existencia de un paraíso en os espiritual con su verdade¡'o Tú,
más tempranos días de la humanidad'? , Como todo ser en formaci¡jn, cada niño repusa en el,seno de
-Aunque hubiera sido un infierno -y ciertamente el la gran lnadre, el indiviso lnundo prístino que ]Jreced~ a toda

22 23
fonna. Se separa de ella para entrar en la vida personal, y bargo, no es en lo l)];is mínimo un "atribuir vil'a al mundo";
solamente en las horas oscuras en que escapamos a la vi, a es el instinto de hacer de túdacosa un Tú, ,:1 instibto de
personal (lo que ocurre todas las noches al hombre sano) n"s relnción cósmica que, en ausencia de un interlocutor vi:viente
separamos de este l\niverso. Pero ese separarse nose oper 1, y adivo, pero en presencia de su imagen y de >;u símbolo, lo
por una brusca catástrofe, como la de la separación física [ e provee de su riqueza propia para dotarlo de acción y d'e vida.
la madre corporal: se concede al niño un tiempo para cambilcr Pequeños gritos innrtieulados resuenan obsLinadablellte,
contra un lazo espidtual, es decir contra una relación, ella:o todavía sin ningún significado, eh el vacío. Pero estosj~ritos,
natüral que lo unfa con el mundo y que va perdien, o un buen día, se tornadn ine;perada1l1ente en ,Jiálogo, ¿Con
gTadualmente. Salido de las tinieblas quemantes del ca03, qlli"n? Quizá cun la tetera que hierve a fuego lellt.o. Pe:ro sel'á
entra en la fdil claridad de la creación, pero aún nola pose,. ya un diálogo. Más de un movimiento calificado como'reflejo
Primeramente le eh menester'sacarla a la luz del día y esuna sólida paleta que sirve a la persona parfl construir su
hacerla una realidad; le eS menester hacer su mundo propi J. 1l1lll1do. No es verdad que el niilo comience por percibir el
La creación sólo enel encúentro revela su naturaleza ese}- objl:to con el cuul se pone en relación. Al contrario, lo primero
cial como forma. No'se vierte en sentidos que la altanzarí, n es el instinto de relación; es él·qu.ien se ahueca j se ad',elanta
pasi vamente, si no que se eleva en el encuentro con. sentid"s como una !llano [\lLHlc1e viene 'ú alojarse el interló:cutor;
que saben capt'lr. Todos los objetos habituales que se despl ,. luego, se eSLalJlece ln reacción eón e::;8 interlocutor bájo una
gan',n en torno del hombre adulto han de ser conquistado" forllla aún no verbal del T11; pero ln transformación' en un
so lici tados por e ¡ hom bre adolescente en una acció nvigoros lo objeto es un resultado tardíu nucido de 1u diocciación de la
Ninguna cosa es pal·te.1,echa,de\lna experiencia, Nada pu ,- experiencia prilnitivu, del sepurars{~ del intc!rlocLlto:t-f8nó-
de ser conocido sinoen la reciprocidad del tete a tete exclusi- meno, comparable al nacimiento del Yo, Al comienzo es la
vo. Como ellH>mbre primitivo, el níilo vive de un sueño a otro rebción, como cntcglJl'Ía deO] ~',er, una disposició:l de aC()f.,rida,
(su vigilia es en gmn parte un sueiioJ, "n el resplandor y ,n un continente, una pauta para el alma; es elli priori de la
el contrarresplandor del encuentro. relación, el Tli innato.
Desde el grado precoz y más restl'i ngi do de la vida persa n ,tl El Tú innato se realiza en 1:15 I'IJlaciones vividas con
se ¡lllede observar la natuJ'Uleza prístina del esfuerzo pUla aqu<9110 con que se encuentra. El hecho de que e;te Túpueda
satisfacer la necesidad de relación. Antes aún de que pue,'a ser conocido COIllO lo que enl'rlJntn al niiío, pued,l seruc:ogido
percibil' cosas aisladas, tímidas miradas del niño buscan én exclusivam(,nte y que se plled;}, finalmente, dirigil'le la
e ¡ espaci o indi sti ntoa19o i ndefi nido; y en el momento en qu " palabra primordial se basa en "fa priori de la relación.
vi siblemente, no des:éa alimento alguno, los delicados adema· En el instinto tádil (n"cesid:ld de enlrar en relación
nes de sus lnnnos, lanzados en el vacio, procuran, en apariell w
primel'amente t:ictil y luego visual con otro ser) ell'úinnato
cia sin objeto, encontrar algo. Podéis, si 0S place, decir que l s se manifiesta desde tc,mpl'l1no y expresa de macera cnda vez
u n ademán ani mal" pero con esto no se explica nada. PUl s 1ll.lS neto. In reci¡)I'o<.:idnd, la "terllunl", Pero el instinto de
estas miradas, precisamente después de largos ensayos, ,e ucre::lción" que se est:lblcec IllÜS tarde (in~tin,o de producir
ligarún a un arabesco rojo del tapizado y no se apartarán (e objetos por síntesis 0, si E'l1o no f~S posible, por nrl'Úlisis,
él ant0s de 11aber~pmprendidoenteramente el alma del roj J;
"
,,,:'1\\
des '.'~e_",\ bra ndo, desg ra nan c1Ufi?S tu m ¡,ié 11, de yor
i n a(l?
este movimiento de las manos adquir:iní precisión alcontac: o ese.l u llHHlto, de mnnúra quese proL1uce un;,' personifIca-
con un osito, percibiendo, por primel'a vez, con amor y ce ción" de lu cosa creada y un "diülogo". El desa''I'.,lIo delalma
manera inolvid:tble,un cuerpo en su masa sólida. En los d< s en el niño (~strí. íntilllnment(~ ligado con ul tll.~snl'rol.Jo dé!
casos hay, no expel'iencia de un objeto, sino una córrespolI- instinto que tiend" ai Tú, con I'lssatisfaccion 's y las d"cep.
dencia del nillo,:segurnn1cn'te "imaginaria", con un < ciones que experimenta este instillto, con II juego,desu
interlocutor viviente y activo. Esta "imnginnción'~, sin eil¡~ actividad y coll la lrúgicn s"riedac1 de su p :rple.iidn~. La

24 ~5
genuina inteligencia de este fenómeno, que es af()ctada ¡,al' ,jbjetivadora de su mirada de miope, y ordenándohls una a
las tentativas de referirlo a esferas más estrechas,. sólo pUl do una en un panorama, gracias al telescopio ob.etivador de su
lograrse si se lo eXi,llllina y se lo explica recordando su ori, en mirada de présbite, las aísla para considerarlas sin ningún
cósmico y llletacósmico al mismo tiempo, Pues emerge lel sentimiento de exc!usivida,l, o las dispone en '.In esquema de
indiviso mundo prístino que precede a la forma, ..del cua el observaci,;n sin ningún sel:tirrliento de uniVErsalidad.
individuo físico ha, salido por el hecho del nacimiento, p.ro Sólo podrá encontrar el sentimicnto de e(clusi~jdad en
no aún el ser personal y actual que sólo se destaca poco a p"co una relación; el sentimiento de universalidad, sólo a partir de
a medida que va entrando en el mundo de la relación. una reacción. A11orn, por primera vez, experimenta las cosas
El hombre se torna un Yo a través del Tú. Aquello qUl lo como sumas de cualidades. Ciertamente ha amasado en su
confronta y desaparece, los fenómenos de la relación se memoria cualidad(!s perLe:1ecXentes al Tú n:col'du:cJo; pero
condensan o se disi·pan. En esta alternación la con'ciencia Icl sólo ahora, por primeravE:z, las cosas se compunen p;Ha él de
conlpañero que nocumbiu, del Yo, se hace '!luís cl'pra y crda SliS cua Ii dades. Con el si m pie renlC)'¡lo de la re lación" conser-
vez más fuerte. Seguramente ella aparece aún comprom< ti- v[Ldo en estado de sueílo, de ilnageno de pens;;dllientó, según
da en la trama d~ la relación con el Tú; es la 'concie,; :ia SU. complexión propia, ensallcha elllltcleo, la sustanc,ia que se
gradual de lo que tiende hacia el Tú sin ser el Tú. Pero se ]e había revelado vigorosamente en el Tú con todas sus
afirma con una fuerza creciente'hasta que el lazo se romp) y cualidades. Y también a11{Jra por primera V8Z dispone las
el Yo se encuentra, como en el espacio de un relámpago, en :.:osas en el espacio y el tiempo,cn conexión causal, cada una
presencia de sí lni~)'mo, conlü si se tratara de un T!l extra oía; (:on su lugar propiü y su cu,'so, su medida y Sil condición. El
pero pron to retomü posesión desíy desde entonCés seofl'.cC '1'"'11, es verdad, apurece en el é,spacio, pero tLpareee en ese
conscientemente a la relación. . fr'2nte El frente exc:usivo 1311 el que todo el re~to de los seres
Sólo entonc<!s puede constituirse la otru palabra prim 'r- sólo puede servir como un fondo del cual ,'1 emerge, sin
dial. Pues sin dudael Tú de la relación ha palidecido mucl as encontrar allí ni su límitt~ ni'su 1l1ediJa. El Tú también
veces, pero sin tornarse en el Ello de un Yo, en objeto de una ;:.iparece en el tiempo, pero en el instante que pose(~ por sí
percepción o de una experiencia impersonal, como lo SI r:.i mismo la plenitud: no es vivido en una ead"ra fija y sóJida-
más tarde. Se ha vuelto en cierto modo un Ello para sí, ,ln -mente articulada, sino que es vivido en una \\lurnción" cuya
Ello, prillleramentedesatendido, puesto en reserva yq Le, dimensión purarrlente intensiva sólo se deiil18 en términos
para nacer, espera que se produzca un nuevo fehólneno de que le son propios. Finalmente, el Tú uparece simultúnea~
relación. El cuerpo que madura en una persona se distin, ue rnente actuando y sujeto a acció.n, pe 1'0 no está cornprúmeticlo
ya de su medio en !<lmedida en que se siente portador de, us en una cadena de c:lUsas. Pues la relación d(:) eciprocidad en
impresiones y ejecutor de sus impulsos. Pero esta distinc ón que está con el Yo es al tiempo e] origen y el fir del fenómeno.
fue simplemente un esfuerzo rudimentario y poco orgán .eo Una de las verdades fundamentales del mund" es: sólo eJEllo
de orientación, y no una absoluta separación del Yo y su puede ser dispuesto dentro de un orden. Cuando dejan de ser
objeto. Mas ahora, el Yo destacado emerge, transforma lo. nuestro Tú para tornarse en nuestro ELle, las 'cosas se
Ileducido de su plenitud sustancial a un punto funciona, " convierten en coordinables. El Tú no conoce Lingún,sistelna
un sujeto que experimenta y utiliza, el Yo encara y to na de coordinación.
posesión de todo Ello existen~e "en y por sí mismo", p' ra Mas al haber negado a estepullto, es 1118l1ester también
formar la otra palabra primordial del lenguaje. El homl,re expresar la otra p~Hte de :a verdad bi;Í,sicu sin la enal esta
que se ha hecho consciente del Yo, el hombre que dice 'ro_ parte quedaría como un fragn1ento inutilizable: un rnllndo
Ello, se calDea ante las cosas como observador, en vez de ordenado no es el orden del mUlldo. Hay mOlllé ntos de
colocarse frente a,ellas para el viviente intercambio de la p"'ofundidad silenciosa ell10s que miníis el urden dellllundo
acción recíproca. Inclinado sobre las cosas, con la kpa en su plena presellcia. En:;on¿es se oye COII\l, un destel10 el

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sonido del cual el mundo "ordenado" es la notación i,,- ti, Esos encuentros no se ordenhn de IlH,nera dI: forinar un
descifrable. Esos momentos son inmortales, y los más, fugi- mundo, sino que cada uno esuna se¡'ial del ord"n del mundo.
tivos. No se puede retenel' de ellos ningún cont.enido, pero, u No están ligados entre sí, Si'10 QlJC cada uno t" gararitiza tu
virtud se entrega en la creación y en el conocimiento d ,1 solidaridad con el mundo. E:lmundo Que se te aparece bajo
hombre; enuvios de esta virtud penetran en el mundo "ord ,- esta forma apenas merece tu c(;nfianza, porque con'tinua-
nado" y lo deseo nge la n, ]0 licua n una y otra vez. Esto aconte, e mente adquiere otro aspectu; no puedes tomar]e lap;alabl'a.
811 la historia del individuo yen la historin de la especie. No tiene densidad, pues todo ené] ]0 penetra codo; no tiene
duración, pues aparoce sin que 'se le llame y se desvanece
cuando se ]0 retiene. No puede ser examinach" y si quieres
P,lra el hO/llllre eL/lluncIo es doble, en conformidüd con tU hacerlo susceptible de exanwn,]O pierdes. Viere a ti, "iene a
propia Job]e actitud.'Percibe todo]o que le rodea, las simpl,s revelarte; pero si no te alcanza y no te encuerHra, sedisipa;
COS,lS, los seres vivivntes en cunnto cosas. Percib'e 10 ql e pero vuelve (~11 otJ"~l forllla. No está fuera de ti. toca 10
ocu':I'Ü en torno de 'sí, los meros hechos y las acciones € n prorundo ele tu ser, y al lIam'lI'loi"alma de mi alma" nada de
l'Lwnto hechos; ]as cosas cOm)lI,leBtas de cualidades y 1, s excesivo has dicho. Pel'o cuídate' de querer transportarlo en
hechos compuestos de momentos; las cosas tomadnsen la f( d su alma, pues lo aníquilnríus. Es para ti la presLncia; 5:<)]0 por
Jcl espacio, los succs(,s tomados en ]ared del tiempo; ]ascos: s él tienes presencia. Puedes conv'ertirlo en un objetó ¡i'al'a ti,
.Y los huchos delimitados por otras cosas y por otros hecho" puedes experimentado, utilizarlo. Hasta estús constre',iído a
nlensurab]"s t,ntre el1i", comparubles entre ellos, ún IlIUm o hacerlo una y ot.ra vc·z. Pero en Ctlanto]o haces. ya nolienes
bien ordenado, unmundo aislado. Estenltllido merece h'181a m,L: presencia. Entre él .Y t.l¡ hay reciprocidad de dones: ]e
ci'crto punto nllu~trn confianza. Túme dcnsidau'y duracióJI. dices Tú y te das a él; él te dice Tú y se da a ti.l\o puedc" con
Su ordennll1 iunto puede ser nlJnJ'<.;ndo con la mirada; se o nadie entenderte [l su respecLo.En el encuentnJ con él,éstüs
titnH,~ unjo la mano; se lo pUl~de representar con los oj( s COn él sólo. Pero ':1 te ensd,a a encontrarte lon otros y a
cerr:ldos y ex:""i nar]o con los ojos abiertos. Estú siempre allí, sobrellevar el encuentro. Por el favor de sus apa-iciones y por
('.ontiguo a tu pi(~l, si :'10 consientes, a.currucado en tu alma,;i la solemne melancolía de sus partidas, te conduce hastá el Tú
]0 prd¡"res, es tu objdo, p"rmaneee siéndolo mientras así o en e] cual las 1t'neasparale]as de las relaciones se encuentran.
dt~scns; te es fal1lili-nr, yn sen en ti o fuera de ti. Lo percibe " Nad.:l hace para conSCl'varte 20 vida; sólo te ayuda a atisbrn
haces de':] tu "verd:rd", se ,1<>ja captar, pero no se te entreg,l. la eternidad.
Es el solo objeto sobre e] ctial puedas "entenderte" con otr J; El mundo do] EL/o es cohen,nteen el espacio y en el üompo.
aunque se presenta diferentemente a cada uno, está siemp¡ e E] mundo del Tú no es coherente, ni en el espacio ni en el
pronto para servirté de objeto común. Pero no es el lugi l' tiempo. Cada Tú, una vez t,-anscurrido el fenómeno de ]a
donde pt<edas encontrarte con otro. No podrías vivi~ sin él, su relación, se vuelve furzowmente un Ello.
sólida realidad te conserva; pero si mueres en él, tu sepu]c¡ o Cada EL/o, si entra en la relación, puede vol ler5e ún Tú.
est.:1I'iÍ en la n:\(la. Ta]es son los dos privilegios búsicos del mu"do del EL/o.
Por oLro belo, el hOllllJrc que encara lo que existe y lo ql e LI evan a I hum bre n e ,lcarar e I m un do el e l Ei/o ca m o e l mundo
deviene como su interlocutor si'empre lo confronta simpL,- en el que ha de vivir y en el cual'el vivir e; có,rodo, como el
'7 m unJo '1 ue le ofrece toda suer~,¡¡\ de a tracti, os y de estím u¡os,
mente como un'~r singular; JI a cada cosa la confronta
simplemente como \i'n ser. Lo que existe se le descubre en ,d de actividades, de conocimientos. En esta ~rónica de benefi-
nco ntecer, JI lo que at'on te ce se le p resen ta como 10 que es. Sáo cios sólidos, los momentos en ljue se reali :a el Tú aparecen
le e,tú presente esa cosa única, pero ella implica el mundo en como extr,"ios episodios líricos ydramúLi :os ele un encanto
su totalidad. ]\1"dida'y compar:lción se borran; de ti depenee seductor, ciertamente, pero Que nos 11. van :l peligrosos
que una parte d,,]o inconmensurable se vuelva realidad par a extremos que diluyen la solidez del cante: ,to bi,)n traJJ:1do y

28 • ~;9
dejan tras de e110s más inquietud que satisfacción, quebr"n-
do nuestra seguridad; se los encuentra inquietantes y seos
juzga inútiles, Como es menester, después de tales mom"n-
I !
SElgunda parte
EL MUNDO DEL HOMBIm
tos, volver a la realidad, ¿por qué no quedar en larealida 1?,
¿por qué no 11amar al orden a la aparición que se nos prese"ta
¡
y enviarla de oficio hacia el mundo de los objetos?, ¿por q lé, I
~.
si uno no puede evitar decir Tú a un padre, a una mujer, a 1111
compañero, no decirTú pensando Ello? Producir el sonido Tú
con la ayuda de los órganos vocales no es, en verdad, pron 1.11-
ciar esa inquietante palabra fundamental. Más aún: mun IU-
rar desde e] fondo del alma un Tú amoroso es algosin peli ,1'0 ,¡
si no se tiene otra intención qué la deexperimentary ¡üi!i2Clr,
No se puede vivir en el solo presente, La vida s( da I
I
devorada si no se hubieran tomado precauciones para su,)c- I
rarlo rápidamente y totalmente. Pero es posible vivir el, el
pasado únicamente; más todavía; sólo en el pasado c Ibe
organizar una vid",. Para e110 es suficiente dedicar todos los
momentos a experimentar y a utilizar, y entonces no· lOS
1i

,,~
La historia de] individuo y 1" historia de la c::pecie h,lJlwna,
quemarán más. aunque en verdad se separan mueho la Ulla de 1:) otra', por 10
Con toda la seriedad de lo verdadero 11as de escuchar e :to: ¡;'
menos concuerdan en que ambas 'indican lil¡ crecitniento
el hombre no puede vivir sin el Ello. Pero quien s~lo vive :on continuo de,] mundo del ELl(j.
el Ello no es un hombre. Este hecho es puesto en tela de juicio cuando se trata de la
historia de]a Ilspecie. Se sef,alaque en el nacimiento de las
\ civilizaciones sucesivas siempre se encnentra un 'estado
primitivo cuya coloración puedevariar, pero cuya estructura
es ,constante. En confol'midad con ese estado primitivo, las
civilizaciones comienzan COll un:peqtleño mundo ele Objetos.
No sería entonces la vida de la especie, SilO la de cada
civilización tomada en particular, la que podria compararse
con la vida del individuo. Pero side entre estas civilizaciones
se apartan las que parecen aisladas, se observl' que aquellas
que han sufrido hist;óricmmntela influencia de otras civili-
zaciones han adopt'ldo tal cual él mundo del DUo que se les
había presentado, pero en un estado intermedio entre su
estado primitivo y su estado de piena expa nsi ó11. Esto ocurre,
sea que haya habido adopción directa de una civilización
contemporánea, como en ei caso ele Grecia, que adoptó el
mundo de Egipto, sea que haya habido recepción indirecta de
una civilización pasada, cono en el caso de la cristiandad
,¡ medieval, que heredó la civiiización griega. Estas civilizacio-
, nes aumentan su mundo dd Ello ell función no sólo de su
;

¡
"

31
30

í
experiencia propia, sino también gracias al anujode la ex,)e- a expensas del poder del hombre de entrar en relacicín, el
riencía extraña. 8910 entonce; una civilización así desal ro~ único poder en virtud del cu:d el hombre es susceptible de
Hada llega a su plenitud, en decisiva, descubridora exp \n- vivir la vida elel espíritu.
sión. (Provisionalmente dejaremos de lado la importa.1te
contribución oi'recida parla percepción y los actos del mUIdo
del Tú), Se puede pues decir, en general, que el mundo del El espíritu en su manifestación humana es Ui1a resp'uesta
objeto, en una civi.lización dada, es más extenso que en e de del hombre a su Tú. El hombre habla elivenas leriguas:
sU predecesora. A pesar de algunas detenciones O retroc( sos lenguaje verbal, lenguaje del arte; lenguaje de la acción; pero
aparentes, cabe discernir netamente en la historia un au- el espíritu es uno, es lu respuesta de] hombre al Tú qU~5urge
mento progn,sivO, del mund" del Ello. No importa Equí y se dirige a él desde el misterio. El espíritu es el verbQ.Y así
esencial m en te qué la co ncepció n fi losóficn del m undo, en lna como el 1enguajese torna prim ero e n pa 1a bra en <:! cerebro elel
civiliz"ción dada,tenga más bien el carácter de 10 finito o el hombre y luego suena en su I"ringe, y sin embargo aquélla y
c,míder de lo infinito, que sería mejor llamar 10 no finito. Un éste no son sino fragmentos del fenómeno verd"dero -pues
mundo "finito" puode l11UY bien inclUir un mayornúmer) de en realieladno es el lenguaje c¡uieh está en el hombre, sino el
partes, de objdos,tic, fenómenos, que un mundo "infinito'. Es hombre quien está en el lenguaje y quien habla clesde el seno
menester también observnr que se truta de comparar no ;ólo elel lenguaje-, así t:lmbién ocurre con t.oela palabra'y con
la extensión c1el wnocimiento relativo a la naturaleza, ;ino toelo espÍl·itu. El espíritu no e".tá én <:! Yo, sino entre Yoy Tú.
t:llnbién la magnitud c1e las c1iferenciaciones sociales ¡ la No e~s como sangre que cil'cula e,h ti, sino como el aite que
pcrf'l,c'Ción c1e las realizaciones técnieas. Pues a ttavé; de respiras. El hombre vive en el espírit.u cuando sabe respon-
ambas se ensancha el mundo de los objetos. eler" su Tú. y pueele hacerlo cuanelo entra en la relación con
La rel:lci,ín primaria del hombre con el mundo del EL.o se toelo su ser. Sólo en vi ¡-tu el ele ésa capacidad el he,mbrejllwde
fu rlCla en la cxprricllciCl , qlte si n cesar reconstituye el mu ldo, vivir la vic1a di:! espíritu.
yen el liSO, que conduce al mundo a lo;; fines múlt.iples qlle P"ro es aquí donele se levanta en toc1a su fuerw eldest.ino
ticnc1en a c:onserynr, a facilitar y a equipar la vida hum ma. propio elel i'encímeno de la relacicín. Cuant.o 111(". vigorosa es
L:\ capncidad decxpcrimentar y de utilizar debe crecer a la respuesta, tanto mús se apodera del Tú, tant.o más h,ice ele
medida que se va cnsanc1lcmdo el mundo del Ello. El in livi- él un objeto. Sólo el silencio en presencia del Tú --silencio de
dLlO, es ven!:HI, pUl,dc reemplazar cada vez más)a expc>< ien- todo,') los lenguajes, espera 1I1udá 811 la :)a]Hbra indivisa,
ci~l JirucLn porlp úxperiencja indirecta o "adquisició 1 de inelii'ereneiaela, que precede a la (",pue ita formul,ida y
cOlloeimienL{)s" Y" puede: l'nda vez mns reducir la utilizrción ve rb ,,1- dej a a J T¡í su ¡ ibertad, y perm i te a 1,0 n bre eslabl e-
propianH~nte di<:hn, trnnsfonnánc101n en "aplicación" (spe- cerse en esa relación de equiliurio:en la ql1l el espírítu"IlO se
cializnda. Sin emburgo, es ineludible que la capacidad t.:cni- m n 11 ifí esta pero estrí. <lh í. U na res~) ue'stn., cu llq n: era qti,e sea,
1

ca se desarrolle de geiloTución en generación. En estojllsta- encaduna al Tú al mundo del Ello. Est:\ es a m,:!ancolla del
mente se piensa '('LIando se habla del c1csenvolvimiento pro- hOl1llJrc y su grandez;l. Pues es ns,í como TlU\ e el conocirnien·
1

gl'csivo de la,yida espiritual, lo que importa ciertamente un to, 'a:;í es como, en mt~dio de seres viviente.: se realiz:l.1 una
1

vcrda,le:ro peU'ldo verbal contra el espíritu, plles eS • vicla obra y nacen la ;m"g"n y el s"lnbolo.
espil'itu:l1" n,prc$cllta en general un obstáculo para una vida Todo lo que de este modo s,,'ha cambiado .", ELLo, todo lo
vivida en el e:spíl'it.ll. Ella es a lo sumo la materi,a que 1,\ vida que :;e ha consoliduch en eos:1 entrr, las ca, 'lS, ha recibido
del espíritu c1cbe consumir después de haberla domin, do y como sentido y como destino el ir"eal1l1>innda una y otra vez
siempre de nuevo. Este es el significado el, esa ho)'a del
modelado. '
Es un olJsLiculo, pues el dcsenvo lvi mic Ilto dela capal idad espíritu en que éste s~ une al hombre para s lseitar eh él la
ele experienc;" y de utilización se desarrolla 10 más a me llldo respuesta; una y otra Vez lo que tiene statlls ele objeto elebe

32 33
incluirse en la presencia, retornar al element() del cual ha 110.5 de quienes la obra de Hrte no podría pre3cindir. En el
salido, para ser visto y vivido por el hombre como pre, ente. encuentro parecía, como en un sueflO¡ que el Lombre: levan-
El hombre que ha celebrado con el mundo del Et:o un taba el velo y abrazaba la forma en el espacio de ullll1inuto
compromiso fundado en la experiencia y en la utilización, ,situado fuera del tiempo. Luégo se aCercó paso a paso,
impide que ese sentido y ese destino se realicen; en \ IlZ de .ap1rendió lo que ]e es men(lster aprender, CÓJlll es menester
liberar 10 que está incluido en el mundo del Tú, 10 reprille; en aptenderlo y lo que uno puede expresar, c<táles son las
vez de contemplarlo, 10 observa; en vez de aceptarlo, SE sirve cualidades de la obra y su lugar en el esquem¡, de las cosas.
de él. No es que la inteligencia científica y estétiCl carezcan de
Examinemos primeramente el conocimiento. Es Em la
objeto; ambas son necesarias para que e] h)mbre pueda
contemplación recíproca donde el ser se descubre ante :¡uien
rea lizar su obra con precisión y sumergirla en J.¡ verdád de la
quiere conocerlo. Lo que ha visto en la presencia, el h, mbre
relación, que está pUl' encima de lo inteligible,
podrá considerarlo como un objeto, compararlo con otros
y existe, en tercer lugar, la pura acción e'ectiva, sin la
objetos, ubicarlo dentro de clases de objetos,descril irlo y
arbitraria autovollllltad. Ella es mús elevada que e] espíritu
analizarlo objetivamente. Pues sólo en calidad de Ello JUede
del conocimiento y el espíritu del arte, pues 'HIUí e] efímero
ser integrado en el conocimiento. Pero en el instante l n que
hombre corporal no ha de ¡;rabar su impronta "n ]a níateria
lo contempló, no era una cosp entre cosas, un fenómen( entre
In as durabl e que él. Es él In i srno q lli en sobl'cvi Vt; e n tan to ·que
fenómenos, Era la única presencia. El ser no se ha conuni-
cado en términos de la ley deducida después del fenó 'neno, obra de arte, es él quíe n ascí e rlde com o un as tro D 1fi rmamen to
sino en términos de sí propio. Cuando un ])()Inbre pien, a una de la esfera rocleada de la música de Sl! viviente palabra. Allí
idea general, simplemente deslli]a e] apretado ovi!lo de] el Tú se aparecen'] hombre, surgiendo de un misterio mús
suceso que fue percibido en el caso particular, en la n ,~ipro­ profundo, le habla del sinu del hombre y el hombre le
cidad de la presencia. Y ahora el fenómeno es incluid ) en el responde con su vida. Allí Illuchas veces, el verlo se ht. hecho
Ello del conocimiento, que está compuesto de ideas: Aquel vi"da, y esta vida es elL,,'c,1¡1nZCL Esta vida puede haber
que 10 libera de allí para conferirle la presencia, race lo cu.mp]ido la ley o puede haberla transgredido;]o uno y 10 otro
adecuado para que el conoci!niento sea una realidad a ;tiva y son continuanlente necesarics, para qlle el espíritu nornuera
vivienteenlre hombres. Pero hay una manera de conoe el' que sobre la til'rra. Esta vida se presenta entonces a los que
consiste en decir: "He aquí 10 que es, he aquí cómo se llama, llegan despl.lés, pare ensef1arlesj !lO acerca dt:~ o que>és ü de
he aquí su] ugar" :Lo que se ha tornado en Ello es dejad J como laque debe ser 1 sino pura en::;efulrlus cómo la v:c1o. se vive en
Ello. Se lo experimenta, se lo utiliza en tanto que Ell J; se lo el espíritu, frente a frente cun el Tú.
emplea pará "orientarse" en el mundo, y luego para "ce nquis .. Es decir, ella misma está pronta en todo mrJll1ento a
volverse un Tú para ellos ya abrir para gener:H iones lluevas
tarlo",
Ocurre lo mismo en el arte: la forma se revela al art,sta en e1m u ndo de] Tú. O, más aún, no s.e con te n ta ca n estar pro nta;
la visión recíproca y él la fija en una "estructura', Esta sin cesar se dirige a los hom bres y los conmueve. Pero ellos,
"estructura" no habita en un mundo de dioses, sino "n este i naelecuados e ~ ndife ¡-entes a '~stos cn n tactos vi vi entes:c¡ ue les
vasto mundo de. los hombres. Sin duda está "a),f' ¡ unqLlIJ abrió el mundo, tienen información abund'JIlte. Han onptado
ninguna mirada humana la busque. Pero entonces d ¡.crme. las personalidades en la historia, han aprisiolHclo sus pala-
El poeta chino cuenta que los hombres no ¡,abían que ido oír bras en las bibliotecas; han cudificado, ellllna única mnneru,
su canción en la flauta de jade. La entonó entonces pelra los tanto el c\.unplin1iento como la violación ele la ley. Y no son
dioses, y ellos prestaron atención; desde ese 1110men' o tam- avaros de Sil admiración, aun de su idolatr'ía, ,lmpliamente
bién los hombres escucharon su canción. La canción (lescen- Tnezclada con psicoL)gíu 1 corno cuadra al 110mllre mo~lerno.
dió entonces desde los dioses l,acia loshombres, haci ¡ nque- ¡Oh Rostro solitario como una estJ'l,lla en la ncche, oh Dedo

34 35
de las "tendencias" en ei interior de esos grupos; cóm
sobre una frente distraída, oh desfal1ecidltes ailtcrnan las sesiones tOJ'lllentosas con el trámite corriente d
vi viente colocad
sonidos de paso I los asuntos, regul"r como un jnecanislllo
,
o descuid'udo com
'

un orgamsmo.
Pero el Ello aislatlo de las instituciones es unanimad
El desarrollo de la función de experimentación Y de lltili· terrón sin alma, y el Yo aislado de Jos sentimientos es u
zación se produte las más de las veces en detri mento de la "pájaro de alma" que revo:otea al azar. Ni el uno ni el otr
aptitud del hombr'e para la ,'elaciórL conocen al homllre; las institl,lciones sólo conocen el ejem
Ese mismo hombre que ha hecho del espíritu un mecio de plar, los sentimientos sólo conocen el "Objtlto". Ni n gtpl o de lo
goce pnra sí 1l11SmO, ¿cómo se conduce respectó de los 3eres dos co noce la p rese I1cj a; 1as j nsti tucí unes, nu n las md.s mouer
vivientes que lo rodean? nas, sólo conocen el pasaclo sin vida, el ser acabado; lo
Dócil a la fórmula que separa, ¡dejando el Yo del ECo, ha se nti m ¡en tos J hasLl los 1ll :.h: du'rables, sólo con oce n é:l instan
diviJido su vida con sus semejantes en dos dorn 11105, te fugaz, lo que :lún no hallegatlo propi:unente a sel
netn1ll8 n te dc lil'n 'it:ldos: 1as in stiLucio nes y. los 'sentinlil' ntos. Nirlf,'l.Irlo tiene acceso a In vida rcal. Las ir'stituc:.'iones n,
El dominio del Ello y el dominio del Yo, producen la vida pública, los selltimientos 110 producen ¡,
Las lJl5titL1cion(~s son el "afuera", la región dond,~ uno vida personal. .
persigue toda suerte de fines, donde el hombre trabaja hace Con dolor t:recicnLe y en número eada vez mayof"sienter
negoeios, innu,ye, emprenue, rivaliza con ot~'osJ org:lniza, lo:; hombres que las instituciones no promueven la vid,
administra, predic,,, Son el ediFicio casi ortlertadoy a ¡roxi· pública: tlo ahí proviene la buscadora angustia de ese siglo
n",damente corn,Cto en efinteriol' del cual se'desarrolla, con Los sentimientos /)0 producen 1\1 vida person~1. POCá,g-cllte](
la ayuda llllllLip,le de las cabezas y tle los miembros hun anos, sabe aún pues en los scnlinüentos pnrecc resi(Hr, Jo qU¡
el curso de los acontecimientos, tenemos de müs personal, y cunndo ~e ha aprcndido;'corno e
" '
OS sunl¡J1}wnt,os son e 1" !H1entro,"en1 e que se VI\e ' y se hOlllbre lllodcrno, a dnr gran importancia a sus:' propio~
L
desc"nsa de las instituciones, Aquí el espectro de bs '''l1ocio· sentimientos, la d(~sesperaciólldecomprobar la nrHlr{de ello~
nuS dallza a lile: nuest.ra mi'rada cautivada. Aqul el h rmbre no nos t'.sclarec:e llllll.:ho, pt:es l'.'.:'ta desesperación n~1::,¡sma e~
hOZ<I dl: su ter-nura)' de ~u odio¡ de su plueer y¡ si no es l,Od:IVi:1 Ull 'senti1Hi(~I1lo ':1 c:uI1lQ:t¡1l nos intcJ'c:'H.
dL: In as i ;\<1u vio h~ nLO¡ d~ su u(Jlor, Aq u'" u no se sien Le e n s u casa Los h()111bn~~ qUl~ suf'rell pOf<lue las instiLuciones,no pro
y se extiende n'il 1.1 meJ'cc(~dora. mueven la vida pú\Jlica hall encontrado un rCllledio'-,y pien-
L¡\s instituciolws son un mercado complcjo, los sent mien· san que sería mCllcstl:r hacer nlJxiblc8 la::: institucione~.
tos son un g:lbincte t:errnJo, püro deo en vnrieJad de 1n- gl';;¡cins n los ::i(:lItll1liunto::i, o disolvcrlns, 'elluv¿lI'lns, inocu-
Lindoles J:¡ "Iil",rtad d",l s"lIti·llliento", S, por ejemplo, el
teJ'(~ses,
A decir verdnd, el tabique que separa los dos tlomini lS está Estndo agrupa Illu;ünic::ullclltc ü ciud'HnnJS totúlmcntE
siurnpre nnlC~n,\z.,ulo, pues tos sentimientos c;)pricho~,osha~ extraiios los unos n los OtrciS si:ll cimentar ni rnvor~~cr uno
cen n veces lncursión en las ~nstituciones n1í.iS sólidH:,~ pero conl u 11 ¡dad vcrdad(' fa, es III ~~neS Le r --se di re-- reclll ÍJ J azarl e
con buena voluntad se llega siempre a reparar este t, bique, por una cOlllunidad de amo:'. Esta cornuni.bd de amor deue
¡vLis que en ning\l1la otra prlrte la delimitación neta e:: difícil nacer prcciS¡\Jll(~llte dld heello de que los ho llb:·es se ni;J'upen
en el reino de la llnmada vida personal. En el matrimo11io, por por la efusión de un sentimiento lilJre J rt'suelvan vivir
ejemplo, es a veces imposible tle determinar; pero al1inal se juntos. Pero <l decir vcnlad, no es así. La Vt nlat1era ~'oJl1uni~
hace posibJG, Esta dclimitación cs plenamente factib e en lo dad no nace de qlll~ las gentes tengan senti ni'3ntos los unos
que se llnma vida públ'iea, Considérese, por e¡'emplo, cuánta hacia los otros (aunque no puede h,lllerla, s n ellos); (lace de
~q,'l.lridnd i1\lpecable hay en la villa de los partitlos y t.lmbién estas dos cosaS: de que todos·i!stén en reUei in mutu¡fcon un
en la de los gruJlos que se creen exteriores a los parti los y la
37
I
3li I
¡
!
-¿Pero la vida colectiva del 110mbre molernono está,
Centro viviente, Yde que estén unidos )os unos a los Ot1 os y :H:aSO, sumergida necesariamente en el mundo del Ello?
por los lazos de una viviente reciprocidad. "La segenda ~Cabe imaginar que las dos partes de esta vida -]81 económi-
relación resulta de la primera, pero no está dada ca" la ca, y la política-- en su extensión actual y en su actual
primera. La relución viviente Yrecíproca implica sentin ien-
estructura desarrol lada puedan estar basadas de otra mane-
tos, pero no proviene de estos sent.imient.os. La comunid, d se
ra que sobre la renuncia a toda relación inmediata, es decir,
edifica sobre la relación vivient.e Yrecíproca, peto su verda-
dero constructor es el activo Centro viviente. Aun las i 1sti- Labre el rechazo categórico, illflexible y resueltotle toda
instancia "extraña" que no hllbiera naciclo de su propio
tuciones de la llamada vida personal no pueden ser rerova-
terreno? Y si es el Yo de la experiencia y de la utilización
das por el sentimiento libre (aunque ellas no puede! ser
quien gobierna aquí, el Yo que saca partido de los bienes y de
renovadas sin él). El matrimonio, por ejemplo, no adquirirá
las activi dades en ]:l vida eC0nóm iea, de las opi nio !les y de las
vida nueva sino por aquello que siempre ha dado fundan ento
t.endencias en política, ¿no es justamente a su soberanía
al verdadero mat.rimonio: el hecho de que dos se'res humJ,nos
absoluta que se debe la estru,tura amplia y sólida de los
se revelen el Tú éluno al otro. Sobre este fundm,nento, (1 Tú,
grandes productos "objetivos" en estos dos dominios? Más
que no es el Yo de ninguno de ellos, edifica el matrim onio este
:;tún, ¿la grandeza productiva del estadista dirigente y del
es el factor met.afísico Ymetapsíquica del amor, para el cual
economista dirigent.e no reside en que ellos encaran a los
Jos sentimientos sólo son meros acompañamientos. Cuien
hombres con los cuales t.ratan no como a los purtadores del Tú
quiera dar l1lleVa vida al matrimonio por otro pH)cedimi,nto,
inaccesible a]a exp2riencia, sino como núcleos de re~'lizacio~
llO difiere esencialmente de quien quiere abolirlo. A l1bos
nes y de ten de ncias que se tr,lta de eva lua r y de uti] izar según
ponen de manifiestoclarul11entequedéscori6ceriél bCtor
sus capacidades pal"tlcularcs? ¿Su mundo no ::ie les derrum~
vital. En efecto, si se dejara.de lado en la tan discutid" filo-
baría sobre la cabeza si en vez de sumar El rlás El ¡m5s El
sofía erótica de nuestro tiempo todo lo que se refiere al'ó, es
ensayaran hacer la suma d,~ Tú mús Tú Huís Tú) que no da
decir, todas las relaciones en las cuales uno no está pre ;ente
jLJl1ás otra cosa qU{~ Tú? ¿l'io sería esto camb,ar el dominio
frente al otro, y en la cual cada uno se limita a gozar de sí
formati va por un di! etta nti s:no t"d ioso y la raZcdl c1an\ por un
mismo y a favor del otro, ¿qué quedaría? brumoso fanatismo') Y si tendemos nuestras l"iradas de ]05
La vida pública verdadera y la vida personal verd ¡dera
dirigentes a los que son dirigidos, ¿la evo]ucic)n de lasformas
son dos formas de la relación. Para que ellas nazcan Y luren
de:! trabajo y de la propied'ld moderna no hall destruido casi
se requieren sentimientos que son su contenido camo ante,
tocio rastro de vida recíproca, de relación p]er,a de sentido?
e instituciones que son su forma constant.e, pero est"s dos
Sería absurdo querer ret.roceder, y s i e] absurdc, se prod uj era,
fact.ores añadidos no crean ai:rn la vida humana; es me:iester se destruiría el enorme y preciso aparato de nuestra civiliza-
un tercero, que es la presencia central del Tú o, para c ecirlo ción, la única que )lUce posible la vida de una humanidad
con t.oda verdad, el Tú central acogido en la presenci l. multiplicada al infinito.
,·-Tu discurso llega demasiado tarde. Hac;ta hace poco
tiempo podías creer en él. Ahora ya no puedes. Pues acabas
La palabra primordial Yo-El/u no procede del diablo, como de reconocer corno yo que el Estado ya no es conducido: los
la materia no procede del diablo. Lo que es diabólico 's que foguistas aún apilan el carl¡ón, pero ]05 jefes solame,nte en
la materia pretenda tener la cualidad del ser presente. Si un apariencia dirigen las máquinas en laca carrera, Yen este
hombre la deja dominar, 10 invade el El/o en su crecilniento illstante en que hab1as, puedes oír, como yo, que la rnaquina·
incesante Y le arrebata la realidad de su Yo, hasta que el ria de ]a vida económ ica se pcne a zum ba r de mn nera i nsól ita;
íncubo que 10 oprime de fuera y el fantasma dentro c e él se loscoÍltramaestres re sonríen con aire de supC"ioridac1, pero
confiesan, susurrando, el uno al otro su no-snlvaciór. tienen la Hluerte en el cor:lzón', Te dicen que aciat)tan la

39
38
construcción sobre lu cual planea la presencia del Tú. No E
maquinaria a las circunstancias; pero percibe;; que d, sde un fanático. Sirve a la verdad que, aunque e;tá potencim
ahora sólo pueden adaptarse a la maquinaria encuanto ella dE: la razón, no la contraría; a la verdad que lo contiene en s
se lo permite aún. Sus voceros te explican que la economía seno. Hace en la vida colectiva precisamente 1" que en la vid
recoge la herencia del Estado; pero tú sabes que no hay rada personal hace el hombre qua, sintiéndose incapaz de.1'ealiza
pnra heredar fuera de la tiranía del Ello creciente en eX'lbe- el Tú en toda su pureza, ratifica día tras día su verdad en E
rancia, bajo la cual el Yo, más y más incapaz de domi :lar, EUo, según la norma de caela día, esforzlÍndcse tada día e
trazar de nuevo su límite. Igualmente, el trabajo y la propiE
sueña aún con ser el amo.
La vida coleeti~a del hombre no puede más que el hor ,bre dll.d no pueden tampoco ser rescatados sino por el ilspíritl
mismo pasarse sin'el mundo del Ello, sobre el cual plail"a la sólo la presencia del espíritu puede infundir a todo trabajo 1
presencia del Tú como el espíritu planea sobre la faz d, las significación, la alegría y a toda propiedad la piedad y I
aguas. La voluntnd de aprovechamiento y la volunta 1 de devoción; no Ilenündolos plenamente, pero sí en·medid,
poder actúan en el hombre de manera natural y legítirr,a en suficiente. Sólo por obra de la presencia del espíl"ittipuedel
cuanto permanecen ligadas ala voluntad de relación J son todo producto del trabajo, tJdoel contenido el" la propiedad
sostenidas por ella. No hay mal impulso hasta elmomen,o en au nque qllCden en el mundo del EUo, al cual pertenecen
que el impulsos,e aparta del ser. El impulso ligado al ;er y transfigurarse en sus interlocutores, en la representaciól
definido por él es la sustancia viviente de la vida eoleeti'a; el de] Tú. No hay ningún retroceso, aun en el mome'lto de 1:
impulso separado del ser importa la desintegración de h1 vida peor miseria, y hasta en este momento hny un exeedent,
insospechado. ' -
colectivD. La ecoilOmía, que es el dominio de lavolunt:ed de
utilizar, y la política que e" el dominio de lavolunte d de Poco importa qU{~ el Estado reglamente la C'conOITlJU o qUi
dominar, participan de la vida en tanto que participa,' del la economía mande al Estaclo, mientras no Sé han tralisfor
espíritu. Si reniegan del espíritu, reniegan de la vid l. La Tllac10 uno y otra. In; porta, Ciertamente, que 1a.3 instit'ucione:
vida, es verdad, no se apresura para llevar a cabo su f lena, del Estado se hagan másjustas; pero esto no importa para e
y largo tiempo aún se cree ver moverse un organismo e onde prDblema de In vida real, tai como lo plantearLos aquí. Esta:
desde hace largotiempo sólo había un mecanismo quegiraba. in:;tituciones no pueden volverse libres y equitativas par
No se llevará allí el remedio con 'introducir en el proceso tiendo de ellas mismas. Lo que müs importa e; si el e,spíritu
cierta dosis de espontaneidad; el hacer flexible la eCOI omía que dice T,¡ y que résponde, pernll:ll1ece viviente y reill, si lo,
organizada o el Estado organizador na compensa el hee ha de vestigios del espíritu, dispersos en la vida colectiva de lo,
que ell05 han dejado de estar bajo la dependencia del es líritu hombres, permanecen subordinados nI Estado ya lú econo
que dice Tú; niJ1guna excitación periférica podría ree npla- mí II o son indepe nd ie ntes eft,cti vos y si lo que a jn persi ste de
zar la relación viviente con el Centro. Las estr.ucturm de la espíritu en la vida personal del hombre se incorpora ¡jla vidE
vida social humana extraen su calidad viviente de la,bun- colectiva. Esto es lo decisivo. Y no sro logra si la vida colectiv[
dancia de la capacidad para entrar en relación, que llena es fra¡:''lnentada en reinos sq)arados, uno de los cuajes seríe
todas sus partes; SU forma es la que el espíritu impone a esa el de "Ia vida espiril;ual". Si¡.;nificaría abandonar defínitiva·
fuerza ligada por él en un haz. El hombre de Estae o o el m(,nte al usurpador las ref~,;nes sumergida¡ e'l el rmindo de]
economista que obedece al espíritu no actúa como dilettante. El/o y despojar al espíritu de toda realidad. P "es el espíritu
Sabe que tratando únicamente como portadores del T ¡ a los jamiÍs actúa directamente sobre la vida por ¡í misino. Actúa
hombres con los cuales ha de trntnr, arruinaría su obra. sobre el mundo gracias a la fuerea que tiene dé penetrar y de
Corre el riesgo de esto, pero no a ciegas; corre este riesgo tr~:lnsformar el mundo del E!lo. El espíritu s do está verdade·
has.ta el pur¡,&pque el espíritu mismo le fijaría, el espl ritu le ralllCnte "en su reinopropio" si puede encarr rs¡,~ con e1-,mundo
fija, en efecto, este límite. La tentativa azarosa que habrá que se abl'e a él, ese mundo n HWüal libera a'ln ismo tiempo que
l1echo brillar una construcción aislada, tiene éxito, n una
41
40
se li bera a sí mismo'. La espi ritualidad expresada, debili tae a, snnultáneos de una alterm,t!vú: el Otro, la iciea vana, y el
degenerada, contr¡¡dictoria, que hoy representa ¡¡i espíril u, Uno, la misión a mi cargu. y sólo entoncei comienzo a
no podrá realizar semejante redención mientras no recupEr"e r,,"lízarme, pues la decisión no consiste en realizar el Uno y
la esencia misma del espíritu" la facultad de F(onunci ar e'" dejar al Otro arr.ontonarse (omo una mas" extiIlta que,
el Tú. qpa sobre capa, me engros[,ríae1 alma. Mas 8Ó]0 aqúel que
dirige toda la fuerza del Otro al cumplimiento del Uno,
hilciendo entrar en la realizució!l de lo que hu s.ido elegido la
En el mundo de] Ello tiene un dominio ilimitado la p'asión íntucta de lo que ha sido repuciiado, "sirviendo a Dios
causalidad. Todo feli\ómeno "físico" que puede se," percibi do con nuestros rnalos instintos", Loma la decisi(ín y de,:i.:ide el
por los sentidos y tnmbién todo fenómeno "psíquic'ó" exisb n- a(:'cntecin1iento. Si se ha cOTnprl,:~ndido esto se sabe trimbién
te o descubierto e" la autoexperiencia, es necesariameJ:te q'.le ahí está la justicia, la direc,ción Justa en la cual uno se
causado y causante. N ohay que exceptuar de esta 6ausalidad dirige y según la cu,c! uno se decide; y si había 'lhí un Diablo
los fenómenos a li)s cuales cabe átribuir un cárácter de nó sería él quien ha decidido CO¡ltra Dios, sino aque]que de
finalidad, pues SOI'1 parte integrante del mundo del El/o. El tüda eternidadjamós se ha decidido. .
conjunto al cual pei'tenecen ciertamente tolera UI]¡¡ teola, fa, . La causalidad nu pesa "n 01 hOl.nbre a euien Je está
pero solamente como contrapartida parcial de la causalic ad a:oeb'urada la libertad. Sabe quesu vida mortal oscilaperpe-
y si no daña a su completa continuidad. t,wmente en el Tú y el Ello y sybe lo que esto significa. Le
El reino ilimitadO de la causalidad en el mundo ,Je1Ello de bu sta con ser capaz e n todo n lomé nto de ('ra nq LI ,ar el u mbra1
importancia fundamental para el ordenamiento científic( de dól santuario en el qLle no fLlf.· capaz d" perman',cer Eihecho
la naturaleza, no pesa gravosamente en el hombree', porqu" el mismo de que deba abandonarlo una y otra ve" est.á para él
hombre no está restringido al mundo del El/o y pu ,de írítimamenLe ligado :11 sentido y ni carácter de e,ta 'Iida. Allí,
siempre evadirse hacia el mundo de la relación. Allí, el '1 o y en el umbrnl, se enciende en él s.lQrnpl'8 de nuevo el esp-íritu;
el Tú se enfrentan libremente en una reciprocidad de acción aqu.í, en la vida profana eindig-ente de todos los clfas, la chispa
que no está ligada a ninguna causalidad y que no tien, el dL'berá manifestar S'~ virtud Lo 'Iue "n los l,ol:lbres lleva el
menor matiz de ella. Allí el hombre encuentra la garantí:. de nombre de necesidad no puede lllerrnrlo allí, porque alli ha
la libertad de su ser y de la libertad del Ser. Sólo quien cor oee ccnocido la necesidad verdadera, el Destino.
la relación y la presencia del Tú es capaz de tomar 'I.na Destino y Libertad se hallan solemnemente prometidos el
decisión, El que toma una decisión es libre porque ha eIca- UIlO al otro. Sólo el Iwmbre qile hace de la Libe, tad algo real
rada el Rostro. p,,:J'a él encuentra al Destin .). En mi deseubrimientq dé la
He aquíla sustnncia ígnen de todn mi capacidad de qu< rer ac~ión que me requiere, en este movimiento de- mí Libertad
que bulle en una prodigiosa ondulación. 'l'odo 10 clue es 1 ara se me revela el rnist"rio; per" tmilbién se rev"ll en el'hecho
mí posible gira en torno de mí como un mundo en gestac ón, de que no pueda ya n,alizar e,;ta acción tal COmo lo quel'Ía, Es
como una masa ceíjida e indisoluble. Las miradasseduct, ras libre el hombre que, dejando de jada todas las ,:ausas, torna
de las virtualidades resplandecen de todas partes, el Toco se SI) decísión del fondo mismo de sU.ser, se despoj" de todos sus
hace presente coino una tentación, y el Yo, nacido er un bienes y de sus ropas para presentarse desnudo ante el
destello, las dos Tr,anos hundidas en la hornaza, la renH eve Ri.stro. A ese hombre el Destino se le aparec:e como una
para buscar el acto único que allí se esconde, el acto que se réplica de su libertad. El D.estino no es su línite, sino el
dirige hacia mí;finalmente el momento llega. Y tan pron o se cumplimiento; Libertad y Destino enhzados dan un sentido
ha apartado la amenaza del abismo, la multipliCidad di 'usa a 1a ví da. A la luz de este "se nt ido ", el DesLi no, :lll. te b m irada
y fluida deja de hacer valer la igualdad tornasolada de sus aun antes tan severél, se suaviza al punto de p:lTecerse a la
llamados innumerables. Pero no hay más que S[,)S términos Gracia misma.

42 ·,3
No; la necesidad causal no pesa gravosamente sobre el causalidad, El mismo Kharm,a, en quien los antepasados
hombre que vuelve al mundo del Ello llevando consigo e: ta reconocían una dispensa earitativa --pues todo lo que'hace-
cl,ispa, Y en tiempos en que la vida es santa, la confianza se mas en esta vida nos eleva, ell una existencia ulterior"a una
comun i ca de los hom bres de 1espíri tu a todo el pueblo, Tod lS, esfenl de vida más alta-, se revela en el presellte como una
aun los más obtusos, han conocido por lo menos una vez, de tiranía, Pues el Klwl'//w de una vida anterior, de la que no
muner'a, por así de'cirlú, natural, instintiva, oscura, la pre- tenernds coneioneia, nos ha tncerrudo en una prisiórlde la
sencia; han tenido el presentimiento del Tú; ahora'el espír,tu cual no podemos evrl('jirnos ün la yida preSE!nte. Donde~como
les otorga plena s~guridad, Pero en las épocas enfermi,as una ley, antafio hallábase establecido encima dt' nosotros un
ocurre que el mUlldo del Ello, al no estar ya atf[\Vesad( ni cielo, manifiesto a los sel1ti'dos y de cuyo arco lurújnoso
fecundado por los efluvios vivificadores llegados del nlLlf,do pendía el hU50 de la necesidad, ahora rigen los a"tros con una
del Tú, sólo es una masa aislada y estancada, un fantasma absurday tininica potencia. Antnllo bastaba COn entr~garse
gigantesco surgid'o del pantano y que oprime,¡] homl re, es
n lrllJifw, n. la "senda" celeste, que también la nuestra; para
Sucumbe en (:1 dUmte con un mundo de objetos que no habitar libremente en el corazón de la plenitud universal del
pueden ser para 61 una pn~sencín. Entonces, la 'suave e :lU~ deoti no, Ahora, cualqu ier cooa que haga mas, hemos de Sopor-
,alidad del cosmos se agranda'hasta t.ornarse una fatali,lad ta l' e I peso llJLlerto de 1U ni Vél'SO, con una fatal idad que igllora
opresora, asfixinn;te. al espíritu. El deseo iJll¡JE:tul)SO qu.e no:" lleva hac.:ia 1n reuén-
Toda gran cultura qué abarca a un conjunto de pueLlos ción fjucda finalmente insatisfecho) a pesnT Ul num$rosns
r(~posn sobre un oloiginnrio fenómeno de relación, sobre lloa tentativas, hasta que lo calma un hombre que enS~fla a
respuesta al 1',; (!<ldri en su fuerít.e;sO!Jre un actoesencinl del Sll.¡;;tracrse nl ciclo (k los nacillliÓntos, uno QU3 abre<a las
e,;pirit.u, Este acto, reforzado por la energía de generaciones allllas tiranizadas por potencias extr'\lias el refugio q'uc se
sucesivas que sigu{~n la -misma dirección, Creo. en el espí -¡tu lIall1a "la ¡iburtad de los l1ij,)s de Dios", Esto se prbduce
una concepción p'lrticular sobre el eosmos, Sólo merced a "ste cuando se ha realizado un nU8VÓ fenómeno d{, encuentro,
acto es el cosmosún munuo nprehendido, un lnundo ho ;-nr, cuando 01 hOIll bre l,a dacio UI1" nueva respuesta decisiv" a su
morada cósmica del hombre, En virtud de esLe acto el han bre Tú. De ese ncto esencial y central-puede entone ~s naec_~ una
puede con toda tranquilidad de alma rceonsLruir siempre de eulLura nueva que se ofrece [[ la radiación Jo] :ncuentro, a
nuevo, en una pmticular concepción del espacio, casa; de menos que la cultura antigua se h:lya regt~IH~ rado p'or su
Dios ,y moradas humnnas, poblnr con himnos)' con ca ltOS propia virtud,
nuevos la vil,rac1ón de] tiempo y dar una forma 11 la comllni-
lbd humnna, Pero sólo es libre y, en consecuencia, cread, r en
cuanto es cnpaz (h~ hacer y de soportar en su propia vid. ese El mal de que sufre nuestro si¡,: o 110 se parece l 1de n'ingúl1
acto especi"l, en cllanto tiene el poder de enLrar,en rehión, otro, pero es clc, la misma familia que los ma1<:s le tod,)s los
Si una cultura d"j" de tener como centro un fenómeno de otror; siglos, La histol'ia de las culturas no es ur estadio de
f(~lación vivi(~nte'y sin cesar renovado, se congela, se torr a un canes en el cu::tl los corredores, _uno tras otro, nabríitn de
mundo del Ello, penc,trndo ,610 de cuando en cuando p( r los atravesar, con el coraje de la inconsciencia, el nismo ciclo
actos erupti vos yfu 19u ra ntes de espíritus a is lados, Ente nces mortnl.'Un camino inofnlJle conduce n través de 'slS ascúnsos
la causalidad trivia¡' se intensifica; y si anLes no pudo j:,mós y sus declinaciones, no un cnmino\le progreso y el) evolúción,
t.urbar ]a constitución espiritual clc'1 cosmos, ahora se con- si no un descenso en es pi ral a tm vés de los círcu 1", del mundo
vierte en una fatalidad opresora, asfixinnte. El destino :,abio subterninco del espíJ":tu, al que tu'ml.Jién cabe llarr·nr as'~enso
)' 80bern no que n1i naba, en a rl1lon ía ca n la ri queza de se l tido hacin ese torbellino tan profundo, tan sutil y ta"ol11plicado
en el cosmos,s'pbre toda causalidad, se convierte ahora ,n un que)'a 110 surJ'e ni avance ni retroceso, .sino sólo es, t reversión
demonismo a"dv'erso al sentido, y cae en poder d, esa i 11 éd ¡ta, e I a br¡ rse paso, ¿N os sf:1!pá¡nenc:stet i rIlas a el fin por

'41 <15
,
este camino, hasta la prueba de las tinieblas últimas': Allá
donde crece el peligro, también crece la fuerza salvad,¡ra. l'lombre que supera la lucha universal mediante la revei-sión
El pensamiento casi biologista y el pensamientc casi l;,ompe en pedazos la trama de los hábitosnstintivos, se
historicista de nuestros tiempos, por diferentes que ser n sus libera de las ataduras de :;Q chse y reaní ma, rej,lvenece,
lines, han colab'orado para formar una creencia en la LltaE· transforma las estáticas estmcturas históricas. El d~gma de 1
dad, más tenaz.y más angustiadora que todo lo:que se labía cUrso de las cosas sólo te conc~de en su ju<:go la opción de
conocido antes"No son ya las fuerzas del I<!wrma ni la observar las reglas del jlle¡;O o abandonar; pero aqllCl que
potencia de los astros las que rigen despiadampnte la, uerte (,fectúa la reversión derriba todas las piezas. ¡;;ste dogma te
del hombre. Potencias diverSas levantan sus pretensi.nes a permite, es verdad, que Sometas tu vida al determinismo y
la soberanía, pe'ro si se mira más de cerca, la mayor pa rte de que permanezcas "libre" en tl! alma; pero el hombre que
nuestros contemporáneos creen en una amalgama de estas r'~a]jza la reversión consid8ra et:a libertad com) la sei'vidllm.
hioe más ignominiosa.
fuerzas, conlo los tílt11110S fOlnanos creían en una an1a gama
de dioses. Esto'se facilita por la naturaleza rilisma d" esas La única cosa que puede lom;lrse ratal pan, el hombre es
pretensiones. Ya sea la ley vital de una concllr'l'encia univer- creer en la fatalidad; porqut; esta creencia sur rime el movi-
sal en la que clida uno está condenado a luchaf'o a des 'pare- nh3nto que conduce a la revers!()n.
cer; que se trate de la ley del alnw que edifica climpletanente La creencia en la fatalidad es elTónea desd, e] principio.
la persona psíqúica n partir de innatos hábitos instintivos, o
la ley social deun irresistible proceso soci"l, para laualla
1~qdo pensamiento fundado En e1"cul"'o de las Clsas" c,onsiste
eh un ordenamiento de las cosa" "que hall ocr:rrido", de los
volunt"d y la c(jnciencia:no.soamás queepi¡~Jlómen.s;que hechos aislados del mundo, de !:, objetividad ,:omo sí fuera
se hable de la ley cultural que se manifiesta en la gé lesis y historia; la presenciá del Tú, el 'devenir a portir de 1tl cone-
en la desaparición, igualmente regular, de hi,s fornn e10nos
xió:n sólida, Son extraños a leste ·pensamiento. No COlloce la
históricas; bajo todos estos aspectos, y también b"jo o .ros, lo rea li dad de1espíritu; su esq U2m [¡ ca rece de val o,. pa 1''1 el espí-
que se afinnaes que el hombre está ligado'a un (evenir ri';u. La predicción de la objetividad sólo es viílidn p:ua el
ineluctable contra el cual es ilusoria toda Tesistenci:. de su
hombre que ignora ia presencia El hombre dominado por
parte. El sacramento de los Misterios liberaba al hom.lre del
poder de los astros; el sacrificio brahmánico, lmido al :onoci- elEllo está forzado a ver en el do¡:ma del curso !lVi"'i'lble de
miento, lo liberaba de la tiranía del Khannil: en an.bos se las cosas una verdad que introdüce chridad en la coafllsión.
Pero, ciertamente, este dogll la solo lo sujeta más profunda-
representaba J:a redención. Pero el dios híbrido de luestro
tiempo no tole"a]a creencia en la redención. P':,¡sa por, ercosa miente al mundo del Ello. Pero' el mundo de. Tú lío está
de necios el imaginar una libertad. No se tieiJ:e otra [ltern;\- ceTrado. Cualquiera que se dirij,( f\ él COn el S"r concentrado
tiva que la opclón entre la esclavitud voluntaria y la l' "belión Ylona fuerza ascendente hacia larelación descubrirl1 en síla
inútil. Poco iniporta que respecto de estas leves se lnble ele lil.;ertad. y el estar libre de la cre"neia ele que ne hay libertad
es volverse libre.
evolución te]eológica y de devenir orgánico,'pues to las tie-
nen CQlnO base' el dorninlo del "curso de las cc{·ws"¡ eS 1.o es, de
la causalidad",in freno. El dogma del procesó gradu:.1 signi-
fica la abdicaCión del hombre ante la eXllben('ncia de' mundo ·Asf como uno pw:de tornars.~\ nnlD de un incubo.inter_
del Ello. AbUSé! del nombre del Destino. El D~stino ~ J es una pélándolo por su nombre verdad"ro, así el n1Ll!ldo dél Ello,
campana neumática dada, vuelta sobte 01 cEundo h.l1nano. que hace un momento aplasLluacon sus fuerz" tremóllda la
N ad ie ]o e ncu2ntra si no se parte de la libertall. Pero el doglll a hu)nilde fuerza del hombre, está'conscreñido a someterse al
del curso ineludible de las cosas no deja lugár a la Lbcrtad, hornbre que lo conoce tal comu es.Entonces se hilee ma:nifies-
ni a su revelaeiQnnlás concreta l aquellacu,y}l fuerzr cambia to que el mundo del Ello ale,ia de 1>050tros y nos 11[\c8 excrnñn
la faz de la 1,'icrr2: la reversión. Ese dogn1jl ignor l qi.1{~ el eS';l plenitud cercana y abundantp d8sde In cual el Tú t~~rres­
tn;, en todas sus forrnas,viene.'.1 nuestro eneuentro y que,
I1C.
,[7
aLlfl(jue en la espeta noS parezca a veees grande y tremer da, del aCto humnno de la vida humana y de la mLerte hlllllana
eomo la diosa-madre, es, sin embargo, maternal siempr '. Dije que cree, y esto signi¡ic¡(reall1lente que se ofrece a
-Pero ¿cómo podría el hombre que lleva escondido e~ el encuentro.
fonclo de sí un fantasma -el Yo privado de libert[d- El hombre que vive en lo arbi,trario, no cree, no se,i,prest<
interpelar al íncubo por su nombre verdadero? ¿Cómo prede al encuentro. Ignora la solidaridad de la vi"culación; sól,
la arruinadu fucr:za de relación resu-rgir en un ser en qtjcn conoce el mundo feLril del afuera y su feb,'il ,kseo de usarlo
a toda hora un faritasma vigoroso pisa los escombros? ¿C 5mo Basta con dar al poder de utili~ación un nombre an,liguo, J
un ser, furioso y constantemente perseguido por el Yo, pronto ocupa un puesto entre dioses. Cuando ese hombn
separado en un círculo vacío, irá a la busca de su subjetiv;dad dice Tú, piensa "joh!, mi habilidad para hacer uso", 'jlo qu,
abolida y llegará á recogerse?'¿Cómo adquirirá c.ancienci a de llama su destino es sólo una m'Ullera de armar y de sf{rlciona¡
la libertad el hombre que vive en lo arbitrario? su don de utilización. En verdad no tiene destinO, y s
-A,í como Libertad y Destino son solidarios, así arb tra- solamente un ser e!c:termin:.do por las cosas y por lo~ instin
riedad y fat"lidüd están ligadas la una a la. otra. 'ero to,. Cuando se somete a ellos 10 hace con un sentimienlo de
Libertad y DcstiJ.l0 se hallan solemnemente prometido, en- independe ncia, que esj usta mente 01 de loa rbi tl·a rio. No tien(
tre sí, y una vez unidos, componen el sentido de la vid:. La un gran querer, y si voluntad arbitraria. Es del todo ineptc
a,-l, itrari"da,! y lá fa ta lida,l, el fa ntasma de 1al ma y el ín :ubo para el sacrificio, aunque lIeguea hablar de él; se lo reconoc,
del mundo, finrdn un compromiso, viven lado alado un) del por ese su no hnc(~r nunca cO'llcreLns las p:11abras soon
otro, evitándose, sin lazo y si .. roce, on el absurdo, hastE que sacrificios. Interviene constantemente y con ]¡ intención d,
en un resplalldb-r-l:'fs"nlir¡.1dUsdeslcrirr'itidn~
se"e'hcUáiltJ an y provocar los acollt~cilllienb)s. ¿Cómo, te diCE', deb~'J . fa une
de pronto brota lá confesión de sudoble servidul1lbre. iCaán- pl'lvurse de ayudar :1] destmo, de usur medios ~ccesib.lcsqu(
to espíritu, w:ínta elocuencia y artificio no se gast l en favorezcan sus fines? También' bajo este ánf:'ulo ellcara a:
nuestros ,lías para impedir o, por lo menos, para disfl azar homb,·e libre; no lo puede ve,· de otra manera. Pero elhombrE
este acontecirn'iúhto! ]ib re no tie ne allí fi n os pan, los cua los se procure aq llímed ios
Hombl·e libre, es el que quiere sin la arrogancia de lo sólo tiene una resolución, la de;marchar haciL su de.stino. A
ar-bitrario. Cree en la realidad, es decir, en el lazo rea que. esta resolución, una vez tOlllauú, la remozará tal veZ'u cad<:
une la dualidad real del Yo y del Tú. Cree en el Destino, J cree vu'elta del camino, pero dejTlrá de creor en su propia vidL
que el Destino lo necesita. ¡No lo tiene en andadon s; 10 antes que dejar de creer que la resolución de su gran quere]
espera! Es menester que se dirija hacia él, aunque no sepa sea insuficiente y que sea "ecesario sostener'a por inedias
dónde lo encontrar"'; pero es menester que se dirija fl ,1 con Cree; se ofrece al encuentro. A su vez, el hombre arbitrario
todo su ser. Laque ocurrirá no se asemejará a lo que. su incrédulo hasta la médula, sólo ve en todas partes increduli.
resolución imagina. Pero lo que ha de acontecer no acor tece- dnd y arbilrarieclnd, elección defines e invención de 'meclios
rá si no estr\ res\,elto a quererlo que es capaz de quer, r. Le Si n sacri fici o y s in gracia, si n eflcucn lro y si n p)'esendia, tienE
es menester sacJ;ificnr su pequello querer sin libertad, regido como mundo un mundo mediatizado, alborota.lo de f}nes. Se
por las cosas!:t"por los instintos, a su gran querer que se aleja mundo no puede ser diferente, y se llama la fotalida,j. Así, l
de la acción i1etenninada para ir a la acción predesti lada. pesar de toda su soberanía, ()stri pleno einextricable.m ent<
Entonces y:\ no' interviene, pero, al mismo tiempo, no se enredado en lo im~al. Lo sabe en cuanto piensa sobre s
contenta con dejar que las cosas ocurran solas. Espía lo que mioma; por eso en,plea lo mejor de su espiritualidad er
ernerge de él nli,smo, vigila e) cfllníno de lo que es esencialen impedir 0, por lo menos, en disfrazar SU;3 pensLmienfos. Pel'(
el mundo. Y no Ílara dejarse 11evar por lo esencial, sin, para si permitiera a este exanH:n d'e su propia apostnsíú, de lr
realizarlo, tal como ]0 esencial quiere ser realizado )or el di rerencia entre el Yo vacilclo de 1"(,a 1i dad y e I y" rea 1"h Li n d i J
hombre dd cual necesita, por medio del espíritu hurrano y rnkes en el humus nutrico que el hombre 1Imn 1 la dcsespe.

48 49
La individualidad aparece en la medida en que se distin
raCHln y de donde germina la autodestrucción de sí y el gue de otras individualidades. Una persona apaf.ece en e
renacimiento, éste sería el comienzo de la reversión. momento en que entra en relación con otras pe¡·SOnas.
La una es la forma espiritual de una selHcraciónnatural
La otra es la forma espirituahJe una natural solidaridad eh
Los dioses y los demonios, cuenta el brahmán'de las I~ien conexión. . .
Rutas, estuvieron un día en conflicto. Los demonios dijE ron: La finalidad de la autodifer~nciación es la experiencia y Iv
. ¿1\ quién podremos ofrecer nuestras ofrendas? Ydeposittron utilización que, a su vez, tien~n por objeto 1:l vida,es decir,
sus ofrendas en sus propias bocas. Pero los dioses depo ;ita- la Tnuerte que dura el ténnín6 de una vida humanü.
ron sus ofrendas los unos sobre los labios de los o -fas. La finalidad de la relaCión es el ser propiu de la:reJación,
Entonces Pradshapati, el espíritu prístino, optó por dm se a es decir, el contacto con el 'rúo Pues en el contacto con un Tú,
los dioses. cualquiera que sea, sentimos pasar un soplo de eS,e Tú, es
,decir, de la vida eterna.
Quien está en la reJaci5n partidpa en u')u re'-\l,idad, es
-Es comprensible que el mundo del Ello, abandonad" a sí decir, en un ser, que no estú úniCúlnente en él ni únicamente
mismo, sin contacto Y sin fundirse con el Tú, se torne e " un fuera de él. Toda realidad ,,5
una presercia en la que
extraño íncubo. Pero, ¿cómo es posible que el Ello del hOllbre ,', participo sin pode e apropi,írm,,]a. Donde fal ca la participa-
pierda, como 10 dices, su realidad? Que viva en la relac ón o S: ción no hay realidad. Allí donde hay apropiación egoísta no
fuera de la relación, el Yo conserva parasí esa garantír que hay realidad. La participación es tanto más perfecta cuanto
es la autoconciencia de sí, el-recio hilo de oro sobre el cu 11 se más directo es el contacto con el Tú.
enhebran los estados polícromos. Que diga: "Yate veo" (, "Yo El Yo es real en virtud de su participación en la realidad.
veo el árbol", quizá la visión no sea igualmente real en lo; dos Se torna tanto n1[tS real cuanto más completa essu pnrti·
casos, pero lo quees igualmente real en las dos cosas es e I Yo. ei pación.
-Veriíiquemos si efectivamente es así. La fbrmad, las P~ro el Yo que permanece fuera del suceso relacional y se
palabras no prueba nada. Muchos de los Tú expresad, s no ¡ encuentra solo, con la eoncienGía de ese separarse,no pierde
signiíican en el fondo sino un Ello al cual uno' dice TI por 1/,
su realidad. Su participación se preserva en el de una mane-
hábito y por apatía, y muchos Ello significan ui) Tú del GUal 1 ra viviente. En otros término's, como se dlet: de la 'relación
uno ha conservado en el fondo de sí un recuerdb lejano, Así, í. más elevada, y que puede aplicarse a todas las relaciones,
en casos numerosos el Yo no es más que u.n; pronolnbre I "conserva 'en sí la semilla", Eses!) el dominio de la subjetivi-
indispensable, ul1a abreviatura necesaria de "q).lien habla". l
1
dad en el que el Yo adquiere cqnciencia, al mismo tiempo, de
¿Pero la conciencia de sí? Cuando en una frase',se emplea el su so 1idari dad de conexió n y desu se para rse. La s ubj eti vidad
verdadero Tú de la relación yen otra el Ello de una expe'ien-
¡ genuina sólo puede despr~nderse diniilllica:nente, como la
cia, y cuando en los dos casos uno ha pensado verdadera nen- ¡ vibración de un Yo en el interior de su venbd solitaria, Es
te el Yo, ¿se expresa la misma autoconciencia?' también ,,1 lugar donde Jla~e ycrecc el deseo.le unarelación
El Yo de la palabra primordial Yo-Tú es diferépte del lO de
la palabra primordial Yo·Ello.
I más y m ás elevada, el dese(J deja partici pació:1 total" n el ser.
En la subjetividad rnadurp la sustancia espiritual de la per-
El Yo de la palábra primordial Yo·Ello aparece como u n ser :sonD. La persona se torna conSCl(}nte de d miSlna como
aislado y adquiere conciencia de sí como deun suje' o (el participante en el ser come co~xistente, y, pOi-lo tanlo, cumo
sujeto del conocimiento práctico y de costumbr,e). ser. El individuo adquiere conciencia de sí corno siendo así y
El Yo de la palabra primordial Yo·Tú aparece come una
persona y adquiere conciencia de sí como de umisubjeti,,:ídad I no de otro modo. La persona dice: "Yo soy"; el individuo dice:
((Yo soy así", "Conócete a ti mislllO", significa rara iu;persona:
(sin régimen genitivo). '
51
50
"Conócete COrlJO sel'''; para el individuo significa: "Conoce tu irrealidad. En t.ales épocas la persona lleva en ,,1 hombre y en
pm.ticularmodo de<ser". La individualidad, al distillguirs, de la humanidad una existencia subternínea y escondida, y en
cierto modo ilegítima... hasta lahora en que es llamada a la
otros seres, se aleja del ser verdadero. luz del día. ' ,
Con esto no quct'emos decir que la persona "re,nuncia!-' de
nl~~ún nlOdo a su: ser pnrticvlar, a su ser distinto. E·ólo
queremos decir que su ser particular no es el punto de vista
(én el cual se coloca, sino la concepción necesaria y úr ica Cuanto ¡mís fuerte es el Yo de L1 palabra primordiaíYo.Tú
significativa del ser. El individuo, al contrario, sE¡ atraga lta en la dualidad d,,¡ Yo, tanto mús personal es el hombre.
con su única manera de ser 0, nuís aún, con esa ",manen de Según la m~lnern (~n que un hombre dice Yu ·-10 qÚli qLlie~
que imaginu·que es ln suya. Pues conocers,e slgnl ~Icn
S8]"') re dccir cuando dice Yo- cabe decidir el Jug:v que ocupa y
para él, básic[llllentl~l conslruir lo m:ís a menuclouna fOl Ola adónde conduc" su ,·anlino. La palabra Yo es el veréladero
de sí mismo que pueda parecer just.ificada Yque será par 1 él shilw!el de la humanidad.
cada vez l1U1S una ilusión; quiere decir, procurar'se, cont ~ln­ ¡Escuchad, pues, esta paJ:¡bra'
pL\ndola con veneración, la ilu'Sión de conocer su maner" de ¡CU;'ln disconlantt! es el Yu del individuo eg(Jtistu!
s"r, tal cual es re:dmente. El conocimiento verdadero d" su Puede conmovernos con una gran pieeLHI cuando s,ale de
ser loconduci ría n.1 sllicidio ... o al renacimiento. una boca oprimida por la tra;::edia de una silenciada contra-
La persona con~"mpla su sí m;',,,w. El individuo se oc lpa "i:
dicción íntima. Puede golpen-mos con su horror cuan,ro sale
de lo que es su.yo; ;djc(~ mi especie, mi r;¡,za, mi actividad mi !
¡-~
de una boca cnótien que da a su conlrndicciólI íntil11a una
expresión violenta, ¡"'lltal y est.úpida. Cuando sale de una
. g(~J1io,
El individuo no part.icipa en ninguna realidad y no ,on- 1 bocn vana y melosa JlOS parece penoso o desag;·adn.blé.
quista realidad alguna. Se delimita por relación'a lo qu,; no
(" é], y tra ta de apto pi a rse, por la ex peri encia y la,u ti 1izac, ó n ,
1¡ . Q:uien pronuncia con UTlH maytÍscu]a el Yo aislado "dúvela
el oprobio del espíl'it.u univenal envilecido hasta no ser rnús
que una espiritualiehd.
la mayor pnn" posil,]" de ese no-yo. Este es sndinami ;]no i
propio; autodiferenciación y apropiación, doble opera :ión ¡ Pero el Yo tan viviente, tnn enérg-ico, de Só..:rates, ¡cuán
que ocurre fuere d(;l Ello, en In no-realidad. El sujet.o que se ¡, legíLimo y bullo es! Es el Yo de] diálogo i"finit.o. Ca atnjósfera
dcl-lliülogo 10 envuelve con su soplo, ya se dirijn a sus:iueces,
cree ser podrú npropi:use de lo que quiera, perollO extr:erá ¡
de ello sustancia; permanecerá tal cual es, un punto fUI cio- ,~
ya se (,nClwntn, en la última lJOrnen su prisión. Este Yo vivía
¡
nnl, agente de experiencia y de utilización, y nada más. j\ i su conl.inuam'''ll.e en 1:1 relación con los hombn,s, relaciÓn en-
modalidad de ser' extendido y complejo, ni su "individ\:ali- '1 carnada en el di,ílogo. Creía ,m la r"nlidad de los hon1\'res, y
*gj a dios se dirigía. Vivía con ellos,en la plena r,;"lidl1d,y esta
d:ld" [iTllbiciosa le- (lyudarü II ganar enjundia.
No hay dos especie:, de hombres, sino dos polos de hl:ma- rc,,;:i,i:ld no lo' ab'lndonó. 8(1 'lolednd misma n, puede ser un
alJ~\lldol1o, y cuando el mundo hU,Tnano hace SiifT1clO eh torno

I
ni(lal!.
Ningún llOlllbre es puramente una persona,ninguno es de ('1, oye que su demonio le e1ice Tú.
puramente individualidad. C,ada hombre vive en el int, rior
de un Yo doblel¡i¡I'ero hay hombres en quienes la persor a es
a tal punto preponderante que cabe llamarlos person: s. y ,(IUt· I",:i(i II1O'y bello es el sonido que produce ~l Yo t.nll rico
h:1Y otros "n quienes la individualidad es a tal punto pre,)on- de (;o(.'lhe! E;:.; (;1 Yu de una puru:intimiund de l,l nntu:raleza
dera nte q uo ca be'lJa ma r]os i nd ivi duos. La verdadera h is' aria que :-'~:' libra a él)' le habla sin ceS::1t, le revela su~ secretos si n
se desarroll'l enla )'(;Inción de los unos con los otros. lra¡nÚn:~1d¿~ su misterio. Este Yo cn~e en lo r atun~h~za y
Cuanto m:is el ¡1Ombre, cuanto m:ís la humanidad, est.án eu;', fHll) J.i.it''.i~ =.i la r-o",'ia: ; c: re S tú! se. D. soc j a a e1la e r. II nam ¡s il1 U
l

reh~dos por la indivi,lualidad, tanto más el Yo sehunde' ,n la rl'~tI Pt~\T'C$lOl," cu_uido este Yo réf1(~xiona solJl8 s{-úlismo¡

5:~
52
el espíritu de lo real le permanece fiel, la visión del SUE ¡ío se lar, con su propio atto. Ahí está el lím ite hi stór ico y e1emen ta1
conserva en el ojo dichoso que recuerda su propia natunleza en que la palabra fundamental de la relación pi"rde su
solar y la amistad de los elementos acompaña al hombre realidad y su carácter de reciprocidad: el Tú d(·moníaco, para
hasta en el silencio de la muerte y del devenir. el cual nadie puede ser un TÚ. Además de (no ~ntre) la
He aquí el sonido que a través de las edades produce el Yo persona y el individuo, de·1 hombre libre y del arbitrario
"suficiente, verdadero y puro" de quienes, como Sócn tes y existe esta tercera variedad de hombre, erigido comO un des.
Goethe, se dedican a la relación. tino, en las grandes épocas del destino. Es aqlcel ¡lacia quien
y para tomar un ejemplo del reino de la relación imondi- suben las llamas, pero Sll fuego es frío; es aquel hacia
cional: ¡cuán poderoso y sub)'ugador es el Yo prónunciado por quien conclucen las relaciones, por rnil1nres, pl~ro de quien no
Jesús, que toca a la evidencia! Es el Yo de la relación parte relación alguna. No participa en nin~una realidad,
incondicionada en laque el hombre da a su TÚe1 nomlre de pero es para todos los hOllll.reS una realidad (n la que todos
Padre, a tal punto que él mismo no es más que Hijo y só1( Hijo. pa rticipan inconme nsura bl eme nte.
Si aún dice Yo, no puede querer decir más que el Yo de la En verdad, no encara a los hombres que lo rodeÍln sino
palabra fundamental sagrada, elevada por él ha; ta lo como máquinas capaces dL: rendimientos diversos,: que él
incondicionado. Si alguna vez ensaya el aislamient o, su puede calcular y emplear ,,1 servicio de su causa. Í)e esta
solidaridad con1a relación es mayor, y desde el seno d, esta manera casi no se ve a sí lniSn1q de otro modo, sulvq,si le es
relación se dirige a los otros hombres. En vano procUl aréis rnenester poner a prueba su rendimiento propio en exÍ)el'ien-
reducir ese Yo a una potencia que actúa sobre sí misma, a re- cias sin cesar renovadas, sin 'llegar jamás a cOI1<,?cer los
ducir ese Tú a :\.In~Lrealida.d,ir1terior;'en vunoprocu'!'aréis límites de ellas. Se trata a Sl mismo también c,)mo a un Ello.
frustrar de su realidad 10 real, la relación presente: el }'o y el Entonces su decir Yo carpC'-3 de' yivucidad, de eneq~,rra y de
TÚ subsisten; cada 110mbre puede decir TÚ'y es entonc os Yo. plenitud; ni siquien, busca, tomo el egotismo moderno, dar]o.
Cada uno puede decir Padre y es entonces Hijo: la re, lidad ilusión de ella. No h:lbla de sí, habla" partir d( sí. Que hable
subsiste. o que escriba, su Yo es el sujetogran1aticalrn( nte necesario
de sus comprobaciones y de Sus órdenes, ni más ni menos. No
'~ tiene subjetividad, pero no tienetalllpoco esa c(.nciencia de sí
-Pero, ¿qué ocurriría si la vocación de un hombre exige ji
} qi,W se preocupa de su propia manera de ser; sobre todo, no
que no conozca müslazo que su causa particular, q:LC no 1 tiene la ilusión de manifescarseun sí mismo. "Yo so/el reloj
tenga más relación verdadera con TÚ alguno, qye no re, onoz· ;)
í que existe sin conocerse", 8., asf como ha expI'esadolo que
ca más la presencia de ningún TÚ, que todo lo que le ro lea se l había de fatal en él, la realidad del fenómeno que represen-
torne en ELLo, el ELLo útil a su causa? ¿Qué hemos de pensar ;1
taba y la irrealidad de su Yo, en la hont en que, arrojado fuera
del modo en que Napoleón dice yo? ¿No es legítimo'; Esta d~ 'm causa, podía y debía, po r pri rn era vez, re 112xi 011 al' sobre
encarnación de la experiencia y de la utilización, ¿no, S una su :>er, sobre su Yo que por fin se:destacaba. Ese Yo qqe se le
persona?
-En verdad, el amo del siglo evidentemente 11a igr orado
la dimensión del TÚ. Ha habido razón en decir que tOlOS los
1
l.
apElrecía por primer;} vez no era\inicamente UI! sujeto, pero,
sin embargo, no tendía hacia la subjetividad esenpaba al
sortilegio que lo encerraba. sin que, por ese, se hubiera
seres eran para él ualures. El que tuvo la mansedum lre de liberado; se expreseba en esa palabra terrible, legítima e
comparar a San Pedro con aquellos que han r.enegad" de él ilegítima al mismo tiempo: "¡El universo nos contempla!". Al
después de su caída, no p,odía renegar de nadie pl es no íinal vuelve a hundirse en el misterio.
conocía el Ser a nadie. Para las multitudes fue el Tú dem, níaco, ¿Quién osaría, entonces, aíirmal' después de semejante
el Tú que no responde, que responde al Tú con ELLo, ',ue no carrera y semejante caída, que ese hombre ha comprendido
responde genuinamente en la esfera, la de sucausa p,rticu- sumisión inaudita y tremenda, obicl1 que la ha desconocido'!

54 55
Cierto es que esa edad que ha tomado como amo y (omo volver a ella, te preguntas: ¿y c.dm.oV Así el h:Jmbre;',en las
modelo al hombre demoníaco y extraño a toda presencia no horas de reflexión, se estremece y busca sin ventura esto y
ha comprendido a ese hombre. Ignora que en él reinaban no aquello. Sin embargo, es p03ible que haya ob,:ervadh en su
la necesidad ni el placer de la potencia, sino la ide, del fondo e] sentido de la verdadera dirección. la que por el
destino y su consumación. El siglo se entusiasma al ve' esa sacrificio conduce a la reversión: Pero recl,aza est.e saber: e'¡
frente desp<íLica, pero no descifra los signos escritos en ella, 'f.'
) "m is t.i ci SITIO" no sopo rta el re"p landor sola l' de la luz el¡jct.ri ca.
COt1l0 los signos el] el cuaelrantedel reloj. Se empeña en illitar ¡
Llama en su ayuda al pensamiento. en el que t.iene gran
esa mirada arrojh,la sobre seres, y no comprende 10 qt e en co 11 fin nzn; el pCllSH 111 i cllta re pura todo. En erecto, el gr:ún arte
esa mirada es necesidad y coacción; confunde el estricto -igor del pensa III ien t.o est.,i en d ise iiar una i m agi naci5n de In ni ve r·
de ese,Yo con la excitación del sentido de ,~í mismo. La pa! abra so que inspire fe. Así ese hombre dice a su pensatllient.o:
Yo sigue siendo e] shiholet de la humanidad. Napole( n no ;,
',~- "f\lirn ese monstruo Lren1endo q~e está acostado allí, ~on sus
ponía en ella ninguna fuerza de relación, sino que la pronun· ojm; cruclc.s; ¿no es t~l misJno coh el cual he jU,;ado a'ntailo'?
ciaba como el Yo de una consumación. Quien se esfuena en ¿H.ecucnlas cómo llW sonreía CO,"1 esos ojos, antes ind,ulgen M

decirla como él J::¡ dijo, so1nmente traiciona lo que tie'le de 1


11:
tes';) Observa mi Yo miserable, quiere conf'c'stÍrte1o., está
irremediable su propia contradicción íntima. ,:t
vncío.,Y nada de lo Clue hago cun h~ expl~ricncia y la utili::':lción
t
¡ penetra en su cavidad. ¿No quier:cs reconciliarros, a é,1, y a mí
:{ de tal manera que me dej(, en paz y que yo cure?" y el
-¿Qllé significa contradiccilÍn íntinw?
-Cuando un ho.mbre no at.iende al a priori de la rebción 1 pensamiento dócil e ingenioso, con su celeridad bienconoei·
dn, pinta ulla o) más bien} dos s~ries de imágenes sobre las
un su vida con· el munelo, cuanelo olviela hacer act.ll1r y parcdes de derecha y de izquierda. De un lado {)st.Ú (o, mejor
realizar el Tú inhat.o que encuentra, ese Tú se introvierce. Se dicho, t.iene lugar el mund", pues las imúgenes del mundo,
desarrolb al cont.acto de 10 que no pueele ser su objeco, se tales como laspinta el pens:l111iento, son una cillematp¡;rafía
despliega allí donde no hay lugar para ese despliegue digna de fe) el universo. Del t.orbellino de los ast.ros se ve
Laque se produce es un encuentro consigo lnlsrno, cue no surgir In menuda tierra finita, de la prolifera t.iura emerge
puede ser unn relación ni una presencia ni una'recipn ciclad el menudo hombre y, ]uc,go, In historia lo arrastra. El t.ravés de
fecunda, sino mera aut.ocontradicción. El hombre )uede las edades, para que reconst.:'uyu persistent.emente los hor·
procurar int.erpret.:ulo comÓ una relación, por ejemplo como 1 n11gueros de las culturas que la ri'lisma historia apl[\sta. Por

i
una relación religios,n, para arrancarse del horror de ;er su debajo de esta serie de imágenes,se leen estas )alubras: "El
propio doble espectro: Mas siempre descubre la fal jedad uno y el t.odo". En la ot.ra pared tiene su lugar ,,1 alma. Una
engañosa de es'; interpretación. Est.á allí al borde de Sl vida. hiladora hila las órbitas de t.cdosios ast.ros y la vida de t.oda
Una experiencia no cumplida se había refugiado e 1 una la .creación y la hist.oria del universo; todo 2stá tejido de un
apariencia de cumplimient.o; ahora anda a tientas po labe· mismo hilo, .Y deja d" llamarse astros y cr aturas y mundo
rintos en los que se hunde más y más. para llamarse sensaciones y repr,esentnciol~es}l~sto eS¡8xpe-
riencias y est.ados del alma. Y bajo est.a seri) de imágenes se
leen estas palabras: "El uno Teltodo."
A veces el hombre, estremecido ant.e el eles apego e ltre el E 11 ad ela n te, cua ndo se est.remece e n la 50'1 ,dad y el ]11 undo
Yo y el mundo,'piensa que debe hacer algo para reme liarlo. lo aprision:1 en angustia, el hombre leva 'lt8 los· ojos (a
Cuando en la h.ora de medianoche reposas presa de la derecha o a izquierdn, poco 1111porLa) y percil: ~ un cuadro. Ve
pesadilla ele un sueíio despiert.o -las murallas han caído y en t.o nces que e1Yo en cuaelru e n el m un do y qt el eal men te no
desde el abismo se oyen chillielos- Y observasen medio de tu hay Yo dc'¡ t.odo y qU(, elmunllo nada podría lacer al Yo elel
t.ormento Y adviert.es que la vida "ubsiste y que tú r oddas t.odo, o ve que el mundo encu:lel,'a en el Yo, y '.1 u e realmente

56

! D7
no hay mundo, y así el mundo nada puede hacer al Yo, .Y se Tercera parte
tranquiliza. Otra vez, el hombre, si se estremece en la
soledad y su Yo está angustiado, levanta los ojos y pe.eibe EL TÚ ETERNO
una imagen. Poco importa cuál sea ella; el Yo vacIO se
encuentra atestado de mundo o la corriente del mundo o Idea
sobre él; Y el hombre se tranquiliza.
Pero llegará una hora, y ella está cercana, en la cLa] el
hombre estremecido, al levantar los ojos, perciba e I un
resplandor las dos series de imágenes al mismo tiempo. Yun
estremecimiento más profundo 10 sacudirá.

j Las líneas de las rel:H:iones¡ si se las prolonga, se encuentran

i! en el Tú eterno.
Cada Tú particular abre una perspectiva ;obre el Tú
eterno; mediante cada Tú part icula r lapa labra pri mordi a1se
dirige al Tú eterno. A través de esa relación del Tú de todos
los seres se realizan'y dejan de realizarse las relaciones entre
ellos: el Tú innato se realiza en cada re Iaci ón y JI o se ca nsuma
1 en ninguna. Sólo se consuma plenarnente en la rel'Hción
directa con el único Tú que, pUl' su naturaleza, jamás puede
convertir en Ello.
",
·1
1
.~ Los hombres han dado muchos nombres a su Tú eterno.
Cuando cantaban a aquel al cual daban uno de esos nombres,
I era siempre en el Tú en quien pensaban; Jos primeros rnitos
fueron himnos de alai>anza. Luego los nombres !.~ntraron en
el lenguaje dEl! Ello; los hombres se han sentido más y. más
,': empujados a ref1exionar sobre su Tú eterno y a hablarJe como
'1<
a un Ello. Pero todos los nom bres de Dios son smtificndos,
porque al pronunciarlos no sclamente se habla de El, sino
" también se le habla.
Muchos hombres quisieran prohibir el empleo del vocablo
Dios, porque se ha abusado de 21 demasiado. En verdad/es la

I
5!J
58
todo entero, encerrado en su propiu plenitud, descansando
n"ís gra v OSLlll1ente cargada de todas las pulabras qu, el en su plenitud, quien entonces actúa; porque el hombre.se ha
hombre emplea, p\ero por esta misma razón es Jamás impe- vuelto totalidad actuante. C(lando LlIl0 ha Ileg.ldo a asegu-
recedera y la mús, indispensable de todas. ¿Qué impoi tan rarse la constancia de semejante disposición, está pronto
todas las di vagaciones J'especto de la esencia de Dios y d, las paró el encuentro supremo. .
obras de Dios (pues sobre este punto no huy y no puede h"ber Para esto es men"ster dejar de lado el mundo ser,sible
jumás sino diva,d,ciones), en comparación con' la vel dad como si fuera un mundo ilusorio. No hay ))Jundo] lusori~; sólo
únicu de que todos los hombres que han invocado a)ios hay el mundo, que se nos aparece doble en correspondencia
realmente han pcn::-ntlo en El'! Pues quien pronunci 1 la con nuestra doble act.itud. Súl" hay que romper la barrera de
palabra Dios cuando e'tú todo lleno del Tú, cualquiera 'lue la sep;::;ruci6n. Tampoco es necesario "ir más allá de la
5(",la ilusión que lo sostiene, se dirige al verdadeJ'o Tú ,e su experiencia sensible"; pues toda experiencia, aun la:- rnús
vid<l, al que ningtl11 otro Tú limita y con el cual estú en una espiritual, sólo nos daJ"Ía COlllO resultado un Ello. Ni es
rl:!nción que envdelve todas las otras. y también invoca a necesario dirigirse f1:leia un nlundo de ideas y de valores,
Dios todo aquel ql,e tiene horror de este nombre y se cre, sin porque ellos no pLled"n hacársenos presente]:. :"1inguna de
Dios, cuando, cone] impulso de todo SU ser, se dihge allú de esa~ cosns es necosaria. ¿S(~ puede deeir qué e.'~ reulnlcnte
su vida, al Tú a q'uien ningún oLro limita. nucu¡;'lrio'! No, si lo que se quiere es un preceplD. Todo lo que
el espíritu ha invent:Hjo o d"scubierto en el curso de las
edad'Js, en matcria de preceptos, de preparació '1, de práctica
C:uando ::;ig111undo nuestro <.;amino encontnirnos a olro o meditnción nnun tiene en Cdmún eDil el hech,) prísti'ilO. y
hOJllbre qUl~ vún'la-hncinh6soÜ'os, siguientro":la:Jllb'ié1 su silllp'lt~ dLd ennwntro. Cualesquiera que sean lr s ventnji'ts E~n
c:Hllino, sólo conocelllQS nuestra parte (ltd cainino, no la ~ uya, el COJlOcilll iCllto () 1:1 efi~al'in qlll~Se puedl~ extraE r de t,ll o'cual
porque de la suyq sólo Ú.lnetllOS conocimientos Ern el enlUen- ejl:fcicio, ¡¡;[(L! d(~ eso rc~pel'cut(~ sohrc la relució¡; de que (;stn,~
tl'O. Pero nuestrapresunción noS habla de ella como si luera lilas hablando; todo esLo tiene su lugar en el m IlIdo delEUo
n1go de más aHádc:1 encuentro. y no nos haco progresar un paSD, nO/lOS hace da: ti p;lf)odeci~
Lo que debe oc'Uparnos, aqlwllo de lo cual debernos in ¡Ule- sivo que nos S:H':lrín de ese mUllda.No son pres( ript:ionc'::;lns
t:HllOS, no es la; ólra parte, si no la nuestra; no:es la g-J acia, que nos cnSt~ rla rú n a S;)] ¡ r de é' J. Pero c~ll)e d(~ nlO~ t,"ar que',u no
si !lO 1a vol u n La(l.:~Ln ¡;rncia noS ca nei efnc un 1u nfedi da e 1que ha ,,¡Iido de él, si uno Vaza un tirndo que exc1u) a todo lo que
avanzamos hacia ella, en qU~ esperamos Su presencia; pero no sea esa s'llid:l. Entuilces apareCe con evidclcia I;l única
no es nuestro objeto. ca ,a que importa: la p¡;rf'ecta ncepU¡ción de la rresenci".
Lo que conoce;mos del camino por haberlo vivido y pleque eón sl:guridad llsta :lceptncj(íll presupone queuallto:~n<1s
es nuet'trn vidnmismn, no es una espera o un ser acce ;;ible. hundido éstá un hombre en su aislnrniento, tantr más difkij
Sl Tú se me pl-esl,nta, peto soy yo quien entra en J'ellción es lanventufu y más eiement:.ll es la reversión. N ) es qü'~~ na
directa con él. Así, la r"lación cOJnporta ser elegido Y elegit, renuncie al Yo, (:omo Jo supon~n generalmente 1)5 eschtos
y ()s n 1n ve'/. pn:;lóll y aec'ión; del Tl1i slll o nlOdo, toda acclC: n con místicos; el Yo es indispensable en todas ias,relaci mes /,por
81 ser entero sÚJ)rime las acciones pnrciales, y, al nllsnlü cOllsiguient<\ también en ésta, 1¡,1 más elevad: pues la I

ti e II! po, tod'l S 1:1 s se: nsa ci O nl S d e aetas fu n dados so la me "te en relación sólo es posible entre Yo y 7'u. No es al Yo ,'o q(licn se
sus lin1ÍtacioneS particulares, e ineluuiblemente se as"meja renuncin, sino a ese I:¡lso instinto de SI mismo que, mpuja al
n Llna pasión. hombrE! a huir de ese mundo 'incierto, i rlconsistente, efímero,
Esta actividú(1es la del hombre llegado a sll plen'o creci- confuso, peligroso, qUll es el mundo de la relac ón," y a
miento Y a la q.ue se ha designado con10 un hacer nada; p )rque refugiarse en el tener cosas.
nnda de aislado; nada de parcial, se mueve másen el hombre,
y nada de él inU,rviene ya en el mundo; porque es el h,mbre

61
60
Toda relación verdadera con un ser o con unqesenciL en verlos transformades en Ello, aspira a sobrepJnerlok -sin
el mundo es exclusiva. El Tú de esta relación es destac"do, apD.rtarse de elJos- para alcanzar e 1Tú eterno. Mas 110 como
puesto aparte, único, existe solo frente a nosotros. Llena el se, busca una cosa; no hay, hnblando propiorner,te, "busca de
horizonte. Esto no significa que no exista nada más. 1'<9ro Dios", porqL18 no hay cosa a!guna en la que no se lo pueda
todo lo demás viv,c a su luz. En tanto que la presencia (:e la encnntrar. ¡Empresa necia y desesperada la de! hombre que
relación continúa, su amplitud cósmica es inviolable. Pero
desde que un Tú "e torna en Ello, la amplitud cÓ,smica l e la
~e a.parta del camin" de su propia vida para buscar a Dios!
A,inque se hubiera apropiadc tocfa la sabiduría de la soledad
relación aparece cómo una injusticia hacia el Inundo, I su y coda la virtud del recogirTli,mto, no encontraria a Dios. El
exclusividad, como una excl usión del uni verso. En la rela ,ión hombre que busca aDios es m,is bien comparablt a aquel qUE,
con Dios la exclusividad incondicional y la i)lclusiv dad yendo por su camino, anhela que sea el buen c1mino': en la
incondicional se i'dentifican. Quien ha entrado eilla re1a~ión
. absoluta no se preocupa ya por nada aislado, nipor COS',3 ni
fu~rza de este deseo Se expresa su aspiración. Cada S,uceso
relacional es un estrado que le abre una vista sobre la" única
por seres, ni pOl' el cielo ni por la tierra, pueS todo está relación satisfactoria. Así, en cada Suceso, él no participa en
incluido en esa relación. Entrar en la relación pura r o es el suceso de la rela.ción única, pero' también paJ"ticipa en ella
descuidar toda cosa; es ver toda cosa en el Tú; no es renul ciar (porque la espera). Siempre esperando, pero sin Luscarnada,
al mundo, sino establecer el mundo sobre su verdadera \ ase. sigue SUcmn ino; de ahí su serenidad r,;specto d,; las Cosas y
Apartarse de 1m undo no es dirigi rse a Di os; te ner los oj os fijos esa inanera que tiene de tOC:ll1aS, pues es para "l1a,' ayuda.
sobre el mundo na acerca a Dios tampoco. Pero quien le el Pero qui en ha encontrado 1a re Iaci" n ve "d"dera, 110 a parla su
mundo en Dios está en presenéia de EC"El mundopoT una
parte, Dios por otra parte", es propio dellengtlaje del ',;llo.
°
cora,:ón de la s cosas, porque ahora todo Je es t:i d:ltio de u 11 so J
gOlPE:. Bendice todas 1:1s celda" que lo han albergado y todas
Pero no excluir nada, no olvidar nada, incluirlo todo, el las ql1e le abrigarán aún. Pues ese 'h"llazgo 110 es el término,
mundo entero, en el Tú, reconocer al mundo su dereche y su sino el eterno medio, del carnina.
verdad, no cnptar nada fuera de Dios, sino captar todo, n él, Es un hallazgo que uno no h" buscado, un deocubrimienlo
he aquí la relación completa. de ]0 pristino, originfLl. Su sentido del Tú, qUll no puede
Los hombres no encuentran a Dios si permanecen Jn el saciarse antes de haber encuntrado el Tú inlilli':o, se lo ha
mundo. No encuentran a Dio&si abandonan el mundo. ¡;: uien representado desde el comienzc; solamente fue llll:nestec que
con su ser entero se dirige a encontrar a su Túe impli;a en esa presencia Se llicier'l para él real con plenitud ';o lu santi-
este Tú el ser entero del universo, ése ha encontrado a ;,que] ficada, vida del mundo.
que no puede ser buscado. Dios no puede ser inferido de ni nguna cosa, por ej emplo de
Ciertamente, Dios es el "Todo Otro", pero es también el la naturaleza, como su autor, o de la llistoria, COTilo su guia,
"Todo Mismo", el ''Todo Presente". Ciertamente, :5 el o del sujeto del cllal sería el "sí mismo", en quien se piensa.
Mysterium Tremendum que aparece y abate; pero tamb én es No existe un "dato" dife rente de Di os,y de I Clla1Dio" pueda ser
el misterio de loautoevidente, más cercano a mí que T \i Yo. extrü(do; sino que Dios es el Ser más inmediato, más c::rcnno
Si averiguáis la vida de las cosas y del ser incondici"nado Y más duraderamente ¡,resente pura nosotros; aquél a quien
llegaréis a 10 insondable; si negáis la vida de las cosm y del cabe dirigirse legítimamente, pero a quien no se pllllde
ser condicionado estáis ante la nada; si santificáis esL, vida expresar.
encontráis al Dios viviente.

Se ¡,a pretelldido que el elemento esencial de h relación


El sen ti do que el hom bre ti ene de] Tú, cuan do experiJ \en ta COn Dios sería un sentlmiento '(llalTdlclo sentirniento de de-
en las relaciones con los Tú pal,ticulares ladecepci in de pendencia, y rccientem,mte, en léflflinos más precisos, 8""-

62 6:¡
ti11liento de ser una' "creatura"). Si bien es justo aislar : tu vida, EnseflUnzas y poemas se esfuerzan por decirló más
definir este elemento, al acentuárselo de una manera exclu largamente y dicen de elio demas.iado; itriste y ]Jresuntuoso
siva se desconoce el carácter de la relación completa. palabrería sobre un "Dios endevcnir"! M"s sabemos
Lo que ya se 11a dicho a propósito del amor vale aquí Cal, i nconmovibl em ente·eJi nuestros coí'azo nes q ue hay un dev,,,)ir
nwyor razón aún. Lbs sentimientos sólo son un acon1pailR- del Dios que es. El mundo no es unjuego divino; es un désti no
miento al hecho metafísico y metapsfquico de la relación, el divino. Hay un sentido divino en la vida del mundó, del
cualllo ocurre en el alma, sino ent.re el Yo y el Tú. Por esencial hombre, de personas humanas, el) la tuya y la mfa. .
que seu un sentimiehto, pern1anece SOllletido aldiriamism) La creación nos supera, nos ihullda, nos envuelve; nos
del alma, en el cual cada sentimient.o es sobrepasado, eclip- estremecemos a su contacto, nos sornetenlOS a ellL Partl'cipa-
sado y abolido por otro. A diferencia de la relación, u, mas en la creación, f:neontrnmos en ella al Creador., nos
sentimiento tiene sü ubicación en una escala. Pero, sobr 3 of'recQI11os a El COJllOSUS auxiliares y sus compalleros,'
todo, cada sentillJier,ito tiene sU lugar dentro de una tensió 1 Dos ¡;randes servidores recorren las edades: la ple¡;aria y
polar, y extrae su color y su sigllificado no sólo de sí" mism<, el sacrificio. El hombre que ora se de rrll 111 a en un sentimiento
si no también d,,] poloque le es opuesto; todo sentimiento est í de dependencia absoluta y sabe que, de una marlcra in~OJ1)­
:condicionado por su',contrurio. Por 10 tnnto, si a la' relució 1 prensiule, actúa soLre Dios, aunque nada obten;a de Dios:
abso I uta (q ue ellCiert'a en rC1\1 idad todas las re 1ati vas, porq u ,3 pues cuando no anheln nada para él mismo, ve as',ender rn1Ís
ella ya no es, como éstas, fnlbTJnentaria, sino total,:siendo (l alto la Ilam:l de su acción eficaz. ¿Y el hümbre qu.j sacrifica?
ClIlllplillliellto de tqdas y su fusión en la unidad) se 1J No Jo puedo d"sprcciar a ese honesto servidor del pasadóque
redujera a la situación de un selitimiento aislado yJimitadu, crcl'a que Dios deseab:l el hu,no Je su holocaus~o. En'llna
,se la sometería a la rebtividad psicológica. Desde elpunto de mnnCira necia, pero vigorosa, sabúrque uno puede y unodebe
vista de] alma, la relación perfecta sólo puede entenderé e hacer donativos. Esto LIllllJiéll ;0 sabe rd que ofrece a Diás su
como tenielldo dos polos, como siendo la coincidenlh humilde querer para juntarse a El en el gran querer. Sólo
()1)jJ()sit()l'Il1l1, como la resolución ae las antinomias del sent - dice: "¡Tu voluntad sea hecha'" Pero la verdad ag-1ega,por él:
miento. Sin duda uno de esos polos --suprimidos por la ''-hecho por mí, dequiCll Tú tit)fll~snecesidad".
actitud fundamental religiosa de la persona- desaparece a ¿En qué difieren la plegaria y ~I sacrificio de la magia} La
'me nudo ,le la COII ciencia ren ex iva y só 10 puede ser evocado en mugía pretende logl'ar sus efecto, s,in entrar en la relaci;ón y
la meditación delas prorundidades más puras y má~ sincen s practica sus " ..tifieios en el va, 'ío. Mas el sacrificio y la
dtl ser. plegaria se coJocnn "ante el RosLr /', en la COllsunl~lción d"e la
Sí) cierti:lJ1)eJlLe l (~n ln relación pura te sentlnsenternmen' e sagrada pnlubra prillloniial, que significa acción recípr'oca:
dependiente, como no te sentiste en ninguna otra relación, y pronuncian el Tú, y luego oyen,
tamuién plenament.e libre, más libre que en todo otro lug"r Querer entender In relación P Ha cuma dependencia es
y momento; te sentíns a la vez creatura y creador. Lo ql e querer suprimi .. uno de los port: dores de la rel>ción y, al
poseías entonces noera uno de esos dos sentimient.os limit (- mismo tiempo, variar d2 rúalidnc la rel;.1ción n1isHla.
dos por el otro; los poseíns a ambos sin restricción Y' simult i-
nenlllcntc.
En tu corazón siempre sabes que necesitas de Dios p ¡r Lo lllismo OCUlTe si cotnenzDII}( s;desde el laJo apuesto y
encima de toda tosa; ¿pero, sabes también que Dios necesi Ja vemos un el repliegue sobre sí, en €, retorno al Sí, el elemento
de ti, en la plenitud de Su eternidnd? ¿Cómo existirá el esencial del acto religioso, sea que despojemos a este nctQde
11Oml))'e y cómo exist',rfas tú si Dios no tuviera necesidad lle toda relación con el Yo, sea que \ eamos en él la ",cción .del
él, si non8cesitara.de ti? Tienes neeesi(bd de Dios para s"r único Ser dot.ado de exisl.enr:i.!fy,¡h,·pensallliento. El primero
y Dios tiene necesidad de ti para realizar el pleno sentido ,le . de esto:; modos de conU:mplació:l imagina que Dios viell'é.a

G4 65
integrarse en el Ser. liberado de] Yo o que ese ser e¿ identif . :tna adbicación: "Ni el Sí n' el Consigo son captables ni en
cado con Dios; el segundo significa que el ser despojildo del ji) '\€rdad ni en realidad."
existe de Il".lanera inrnediata en sí misTllo, como si est.uviera el. Corresponde comiderar ~:epE':cadamente el origen, y el fin
la unidad divina. El primer modo implica, pues, que en ,·1 de cada uno de est.es caminos.
momento supremoeLTú deja de existir porque la dualidad Para convencernos de qtte no es legítimo invocar el FU
está abolida. En el segundo caso, el Tú no subsiste; una VE Z EGfJFV basta leer imparciE,lm"nte el Evangdio de" Juan,
alcanzada la verdad, porque no hay dualidad en la verdad . capítulo tras capítulo. Es verde,derarnente el Evangelio la
En el primer caso, uno cree en la unidad de ]0 divino y 'o relación pura. Hay allí más verdad que en la fórmula mística
humano. En el segnndo caso, uno cree en la iden6dad de (1 túmiliar: "Yo soy Tú y Tú er"s Yo". El Padre y 9.1 Hijo
divino y lo humano.:En los dos casos se afirma un más allá d d consubstanciales -podemos 'decir Dios y el Bombre
Yo y del Tú que, en,el prinler caso, es un Devenir r:'ealizad J, co:nsubstanciales-- son el p:lr iqdestructiblementce real, los
por ejemplo, en el éXtasis y, en el segundo caso, un estado qt e dos portadores de la relación angina] que yendo de Dios al
se revela, por ejemplo, en la contemplación de Sí eó, el suje' o 1,lombre se llama misión y rnandámiento, y yendo del hom bre
pensante. En los dos casos la relación está suprj'mida: E E' ::.' Dios se llama conocimiento y amor, contelll¡,lación.'y per.
nlanera dinámica"en el primer caso, en el que el Yu estú c"pción: relación en la cual d Hijo, aunque e1Padre actúa y
absorbido por e1Tú f deja de ser un Tú para ser un Ser ún ic >; habite,en él, se inclina ante t~queo.J qu.e es "más grande",que el
y de manera estática, en el segundo caso, en el que el } o que le implora. Vanas son tedas las tentativas modernas de
resuelto en sí se conoce como e18010 exi~tente. La t001°ía de a interpretar esta verdad prip1era del diálogo ~omo una rela-
dependencia sólo deja al Yo que soporta 01 arco universal ( e ción del Yo con el Sí, o co,no un fenómeno ,,¡) el cual la
la relación pura una tan débil y vana realidad, que :;e deja ( () integridad del hombre se bm:taría a S1 misma. l;stas tentati-
creerla capaz de llevar nada; una de las teorias del replieg\ e vas pertenecen a la historia abismal de la destrucción de la
sobre sí destruye este arco celeste en el momento en que il a rualidad.
a cumplirse; la otra teoría considera a este arco' como t Il ·_¿Y qué hay del rnisticislrlO? ,.No 1I0S relaLa. acaso, cómo
espejismo que es lnenester superar. se experimenta la unidad sin du,liidad? ¿Pod"li1oS dudar de
Las doctrinas de la absorción invocan las grandes rórm 1'- la "xactitud de su r",ación?
las de la identidad de los seres y de Dios; una invoca, sob'e Conozco no solamente UllO, sino dos fenólllf'nos diferentes
todo, la palabra de San Juan: "Yo y el Padre somos uno"; a en los que se pierde la condencih de la dualidad. A veCes se
otra se vincula a In doctrina de Sandilya: ''Yo mi~mo, en ,,1 lqs confunde en las fórmulas delrnisticismo. Y(¡ también los
fondo de mi corazón, soy lo universal". . he confundido en el pasado.
Los caminos por donde conducen estas fórmula$ son diL~­
rentes entre sí. La p>'Ímera (después de un recorrido subt3-
rráneo) surge en la vida de u'na persona de magnitud 's ]]no de est.os fenóI~en.oS ¡:B elel alma que a!canla la unidad.
místicas y se expande en una doctrina; la segunda emerge ,n No es un fenómeno qlle ocurre en'tre el hombre y Dios; ocurre
el interior de una doctrina y luego condllce a la vida místi :a eel el hombre. La fuerza se concentra on un núcleo, y tuda lo
de una persona. El carácter de la fórmula se modifica a lo que trata de apartarse de él es int.roducido en la órbita.,de su
largo de estas líneas. El Cristo de la tradición juánica, el dominio; el ser está reunido en s[y, corno 10 dice Paracelso,
verbo hecho carne una sola vez en la historia, conduce al se ¡'goza en Su exaltación. Es el momento deeisivo para el
Cristo del maestro Eckhardt, eternamente engenilrado p JI' hombre. Sin este momento, es incapaz para la obra del
Dios en el alma humana; la fórmula de los Upanishails, q le espíritu. Si conoce eEte momento, dec.:ide en lo nlás ínti'rno si
es conocimiento de] Sí: "11 e aquílo real, he aquí el Sí, yTú el' 's es un estado transitério o es d final definitivo de su camino.
ese mismo", conduce prestamente a la fórmula budista que '8 C)ncentrado en la unidad, d hombre está prunto pilra el

Go :~ ,)7
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Jt
encu,;ntro, al fin plelJamente posible, con el misterio, con b ta con una vehemeílcia tal que los interlocutores parecen
salvación. Pero también puede saborear la felicidad que le d" palidecer ante ella; pOI' su existencia ella hace o]vid,'¡r el Yo
esta concentración de todo su ser y, luego, retornar a b y el Tú enLre los cunles se había produciUo. E3 uno de esos
dispersión del ser, sin haberse impuesto la tarea suprema. C:lSOS en que la realidad se rod8u de una franja en;'Ja que
'rodoen nuestro can1:1no es decisión intencional, oscUramen- apnrece diluida. Pero mayor que.'las ondulaciones en{b-Jlát;¡~
te entrevista, totalmente misteriosa; esta decisión en el se' cas de la franja del sc-r es parn noSotros la realidad central de
mas íntimo es la más secreta de todas, es la que determina In hora cotiuinna y tertesLte en la que un ray', de sol sobre
mlÍs poderosamente' nuestro destino. El otro fenómeno esta una t'lIna nos ha hecho presonti',. el Tú eterno. Mas dqui se
implicado en la naturaleza inc¡¡ptable del acto relacion¡¡1 levantará la objeción .de la otra uoct"ina, la de abs(irción,
mismo, en el cual ses'upone que dos se tornan uno:"uno y un,¡ seg'ln la cual el set univetsal y e'l ser del Sí son ]0 mitlni) y,
unido, la desnudez lirillaaquí en la desnudez"; Yo y Tú so" por eso, el impulso hacia el Tú ;ho puede otorr;nr niilgunn
[¡bsorbidos; la humal\idud, que hace un momento se sentía e" gnr¡Ultía de rualid:Hl última.
pl'esencia de la divinidad, se sumel'ge en ella. Han a'parecid) E:-;LD uoClriJ1<l l:ol1tiene ella rbisma la respuesta'::a esa
la glori fi cación, la deificación y 1a un idad del ser. Pel'o cuand" ol,j,,,·ión. Uno de los Upanish"dse\lenta cómo lndra, clrcy de
el hombre, iluminado y agotado, vuelve al cuidado de la; los dioses, fUe en ¡¡usea de Prashnpati, el, Espíl"itu creador,
cosas terrenales y cuando, con corazón advertido, reflexiona paJ'i), aprender d(~ éln encontrar y n COlloc~r el Yo. Pennanec8
sobre las dos situaci'ones, ¿no está obligado a recortocer qu, uns¡,gl () (; n la escuc la, es dos vl~cesO'clcsped ido ca n co nacir:]) ie n-
su ser se ha escindido en dos y una parLe se ha librado a L, tus uJsuficiénu,s hasta qUe, finalmente, la verdau"se 1"
perdición'! ¿Qué sirveamiahnael podér ser'de nuev) revela: "UJI dornlir profundo'y Sil1 S\](>lo'08, allí esLlÍ elYo, es
retirnda de este mundo y llevada a la unidad, si este mund·, el S8r inmortal. Ser universnjlJ. Indl'<l:-:;e retira, pero ¡Sronto
pe rm anece neceS~l J'iü y ,tota 1mente extrailo a la unidad? ¿Qu,~ lo dOlll ina Ull ,cst:!"üpu]o; retrocede y pregunta: "En tal e.st.:ldo.
significa ese "gozo de Dios" en una vida desgarrada en dos i espíritu sublilllU, el hombre eS inc-npnz de decir de.su sr: Soy
Si esLe monH¡nto celestial de abundante riqueza nada tien ¡ Yo, y adelll:is: Son ios seres. Está librado a] anic;uil'lIJ1il'nLo.
en común con mi pobre momento terrenal, ¿qué tiene qu, No v(:{) en el]o vuntHja," "A;-.;í es,'efectivnmentc", respunde
hacer conmigo si m~ es menester continuar viviendo, COII Pra;c.;hllpnti.
toda seriedad, en la' realidad'! He aquí cómo es meneste' En la Illcdid,¡ en que la dodrin" ,0Jltiene lIna udI11irilCión
comprender a los maestros que han renunciado a las delicia; respecto d,'! ser verdadero -eunl(¡uiera que sea la verilad a
de la "unión" exuitica. la que podn11l0~jllzg:lr en esta vida--,., nada li(~ne en cQfI1ÚJl
Unióry que 110 eS,.üna unión. Yo 105 compararía a eso; con Ulla cosa, ('onl:l, l't:a]iuad v(vidn; (~stü c()llstrei)i~~l:J a
hombtes que en el paroxismo del eros cumplido son a tul n~ducir t:llllbi(~ll esa realidad n U]) 'mundo de las ;:¡pariell:cias,
punto transportnuospor el milagro del abrazo que la concien- y UIl la Illedidn ell qlwestn doet I'i,ná conlíene un nJétodo:',:PQJ'a
cia abolida del Yo y tiel Tú parece en el sentimiento de un.1 nlJismnrse en ,,1 sur vcrdad",'o, ello no conullce a la renlHiad
unidad que no existe ni puede existir. Lo que el visional'i ) vividn, sino ni aniquil,"niento en el qUé yn 111 n,ina ninguna
ext<Ítico llalna unión'es el dinamismo extasiador dé la relu- cOllciencin, y en el cual no surge ningún reCl erdo; el ho~:'nbre
ción;- no es unn ullidnu nacida en este instante del tiem'po " que emerge d(~ este Hlliquilnll:ien,to puede ,~eferir su expe-
en el cual vendríana fusionarse el Yo y el Tú; es el dinamism ) rienci:'l elllpl(~ando Jus p:llalJras "nu,sencia d( dU<llidnd",;,~)ero
de la relación misma que viene a colocarse ante los partici, no puede atrev"rSt' a Ilalll'lda unidad. .
pantes en esta relación, inquebr:;lI1tablemente fijad'bs el un) Pero nosotl'OS qucr"mos tomar un cuid Ido religioso de
ante el otro, y que disimula a cada uno el sentimient) nuestl'u sngl':lda rnalit1ad,. que nos es dad:: pnnl esta::vil'fa
eX~aSi¡lUO deI9,lI'R:~s como si el acto de relación desbordar. sola, pues no hay quizúni,-l)g:L1J,l9~_.otra vida t:iásc_(;rcana;,b la
lns IlHirgenesd:7t;"relnción misma; la unidad vital sé presen- vcrd;¡d. . ,""',' " ,.

68 C9
En la realidad vivida no hay unidad del ser. L.n realie ad
sólo existe en la ai¡ción efectiva; su fuerza y su p~ofundie ad unidad (j que no exjsta. ESt2 negars{J, este "noble .silencio", se
son las de la acc'.ón efectiva. No hay tampoc¡J realie :"d éxplica de dos maneras: una,teórica: porque la perfección
"interiorl ', sino acdón recíproca. La realidad más:'fuerte-y la ai!canzada escUpa a las cHteg(,rías del pencamiGlito y del
más profunda existe allí donde todas las cosas eótran el. la ;ii¡scurso; la otra, práctica: )Jorque la reve1ación de la'exi sten-
acción efectiva, sinreserva: el hombre en su totaHdad y Dos, eia de la perfección no basta pata fllndar una '¡eraadera vida
que abarca toda cqsa, el Yo unificado y el Tú ilir',litado. de salud. La combinación de la.k dos exp1icacicnes indica una
El Yo unificadO: pues la realidad vivida ~to he di :ho :-erdad: aquel que discurre se: bre lo que 8,: un objeto de
antes- implica la;unificación del alma, la conceritraciór de ¡:¡firmación lo arrastra al nlUndo ele las disti:1ciones, de las
Su fuerza, el mor:rento decisivo para el homb{e. Pero no '~ntl'tesis, que es el mundo de1E/lu y en el cual no hayvida de
importa, como esaabsorción, un apartarse de la persona r ,al. Isalud. "Si. oh monje, prevalece,ia opinión de ~ue el alma y el
La absorción sólO': quiere conservarlo "puro", p.uténti( () y <uerpo Son una rnisma esen~ia,)1o puede haber vida de salud;
duradero, y desechar todo 10 demás. En caml:jio, en (sLa .si, oh monje, prevEdece la opinión de que c18hna es ti'na cosa
concentración 10 ihsti¡)th'o no es considerado con\'o dema ;ia- y el cuerpo otra, no puede habú tampoco allí vida de sa lud".
do impuro, lo senstble como demasiado superficial, 10 emo .ivo ¡;:n el misterio de la contempladón, como en la realidad de la
como demasiado fugaz. Ella quiere incluirlo todc;integr, ne vida, lo Que reina noes una fón/lu]n: Es así (¡ LO es a~r. No es
en todo. Esta concvntración no quiere al Yo como tl'lgo aisLdo, rí; el ser ni el no ser, sino esta fól'l11u]:¡: Es as! y de otro modo;
quiere al hombre'entero, intacto. Tiende a la reAlidad, ve.l' se,,, y, a b vez, De, ser. La .cc(nfrontación illdivisa con el
realidad. .' " rhisterio indiviso es la primer\; condición de la salvación.
La doctrina de absorción misma exige y prornete ref 19io Ilulda, ciertamente, es de IlquelJos que lo hEn rec6hocido.
en la Unica Esencia pensante (en "10 que pÍlcnsa a "te C>.omotodos los verdaderos Ir1Ue\tros quiere enser;arno una
l

mundo"), en el Su.leto puro. Pero en larealidad vivida no hay doctrina, sino una senda. Nc objeta sino Ulla sola afirmación,
algo pensante sin algo pensado. El ser pensante"depende: de 16. de los "insensatos" que dicen'qHe 110 hay acr.o, que no hay
la cosa pensada U.onto como ésta depende de aqu·~1. Un Sl ¡eLo fli.E~rza. Dice que "103 hombr0S pueden seguir la sendn", Sólo
despojado de un objeto se ve privado de su propia'\-ealidal . N o arriesga una única ldinnaci(Jn,cl"ecjsi va: lIHay, monje's¡ un no
hay ser pensant~,~ en sí, sinq en el pensmllien\~o: prin ero) nncido que ni llega a ser, ni es cr¡,ado ni formaco". Si ~ste ser
como su producto y objeto, como una idea límite, ,¡in un slj"r,o n." existiera, no habrl'a fin; el finClxiste, la sendl tiene,un fin.
imaginable; segundo, por anticipación, en la definición le In Fieles a la verdad de nUI)stro~ncu"ntl'o pod ,mas ~:,¡;uir a
Illuerte, a la cuaLse puede COnlpnr[¡f con un sueX~o profL nelo, E¡uda hasta ahf, pero si di"ran;os un paso n,IÍS, se.ríamos
casi tan impcnetTable como ella; existe, finalmehte, en 1< que ir1.Deles a la realidad de nuestJ'f;:vida.
ensefia la doctrina en cuestión, en el sujeto de Ún estala de : Pues la verdad y b reali,lt,d que no exlraerl11,S de nosotros
absorción tan total que se aseTneja a un dOrInirr~,rofund(¡,::;in rr/ismos sino que nos son dndase impartidas de fUG~~n, nos
conciencia y sin YneTnoria. Son estas las cimas r;\:15 alta; que e\,señan que si este fln es un lin <rntr" muchos fines, no puede
puede alcanzar el lenguaje del El/o. Hay qué honre t su Sn el nuestro, y que si es (,l fin, fUé fijado por error.y si es
sublin1e fuerza de desdén y "t'econocer respeLuósamen ,8 er~ U~¡:fin entre muchos, la send:l ptlede conuucir 2 él, pe'ro si es
ella cosas que una puede a 10 sumo experimentar, per" '1m, efllin único, ella solmnente ,e le,:acerca.
unono puede vivir. Buda señala como el fin la abolición del dolor, es decir, del
Euda, el "perr'ecta" y el maestro de toda petfección lO se devenir y de ia muerte, la liberación del ciclo d" los nacimien-
pronuncia sobre este punto. Se rehúsa a sostener q J.e la tOJo "¡Que no haya nlás retorno!'", es la fórmula del hombre
unidad existe o (,O existe, que quien 1,a pasado'.Jor tod"s 18s qc:e se ha liberado del des.30 de vivir y, COL eslo,"de la
pruebas de la aüsorción exista después ele la:::inuerte eH la nE'~"sidnd de revivir siempre dé nuevo. Ign()ramossi hay
rdorno. No podemos prolongar mús aliá de <sta vida las
70
'",.
imagi na existir en el interior delhornbre. En verdad, .el
"¡¡lH.:aS Je la JiJlwnsión temporal en 'la (.~llal VIV'Im<)s, Y no espíriw existe en el hombre como punto de partidcl, entfe el
Luscomos descubrirlo que se nos revelara en su tiempo y hombre y lo que no es el hombree. Cuando el espítitu
según su ley. 1\1as si::no supiéramos que hay un retorno no replegado sobre sí renuncia al sl,ntiao de la relación que 1'e es
bUSCCl ría mos de ningún modo escupar a él ~ yen vez deáspira r propio, está obligado a incluir en el hombre 10 que no e~ d
a la existencia blUtaanhelaríam,ís pronunciar en cada una hombre, a integrar a su alma universo y Dios. Esta es la
de estns existencias, seg-ún su modo y en su leng-uaje, el Yo ilusión del espíritu acerca del alma.
eterno de lo Cf'íll'" ro Yel Túeterno de lo imperecedero. "Yo anuncio, üllligo, dice Buda,>~que t!ste alto l:uerpú de
No sabernos si 13uda realmente conduce al fin consistente asceta, dotado de sensil)ilidad, ~on~jene 81 mundo y el naci-
en liberarnos de la necesidad del relamo. Ciertame'nte con- mierlto del mundo y la abolición del n,undo y la senda <4ue
dure a un fln prelimil1flr que nos interesa, a la uniflcición del conduce a la abolición del mundo".
ulTna. Pero, para eonr1ucirnos él él, no solnmente nos tiene Esto es vcrdau, pero, en última instancia, nJ es l:iiás
8partados del Umatorral de las opiniones" (COHIO esnecesa~ verdad. Seguramente el mundJ '(habita" en sí en cUU'r1l0
rio), sin? también nós n.pnrta de ';la ilusión de lasformas"j imagen, del mismo modo que'y0 haQito en él encullnto cosa.
que, lejos de ser pára nosotros una ilusión, es el"'mundo Peropor esto no estü úl 1.;11 mí, como yo no estoy realmente,en
auténtico, u pesar deJas paradojas subjetivas de la intuición, él. El mundo y yo estnmos mut.u:Hn"ente incluidos el uncf'!ón
las cua les para n osot¡'OS j usL~lme nte son. parte de él. I~a send a eJotro. Esta contradicción meneal inherente a la situac.iün
de Buda, tanllJién ella', importa entonc'lS el desprecio; así dei Ello se resuelve en b situación del Tú, que no me libera
cuando nos hallla, pór ejemplo, de nuestro adquirirconcien- dellllundo sino para atarme a él en conexión de solidarid(¡d.
Ci:l de los fcnÓIl1Cno..s'internos ue nuestro cuerpo, setrntade Llevo "n mí el sentido del Yo, que no puede incluirse en el
una conciencia que és c[lsi 10 contrario de un seguro conoci- mundo. El mundo lleva en sí el Sentido del ser, que no poijrú
miento de IILwslro cuerpo. y no conduce al ser unificado estar incluido en la imagen. Mas este sentido del ser no eS~ll
hastn t.d Illom81lto de pronunc:inr e'l Tú supremo que se le "querer" pensnblc, es simplemente:,]a posición tll-l murúJo
revela. Su dccisir5rl parece descan~;ar en la extinción de la como mundo, 10 mismo (;ue el sentido del Yo no es un sujéto
facult:Hlmisma de dIJe.ir Tú. cap;1z de conocimiento, sino la posición total del Yo como }(ti.
Duda conoce el Tú que uno dirige n loshombres-lo prueba Es imposible aquí unn "reducción" ul~crior; quien f1l) resp(~Ia
su tl';lto con SllS discípulos, a quienes, aunque harto distante las últimas unidades irreductibles anula su sentido
de ellos, les k\Lla muy directamente-, pero no loenseña. aprehensible, pero no comprensible. El comienzo y la extín-
Pues la simple confl~ontación del ser es extrníia a ese amor ción dcd mundo no están en mí; pero tampoco están fUE:ra'de
que "incluye indistintamente en su seno todo el Devenir", m í. N o .'ion, se producen si n cesur y su llegnda est í v. ncu lada
Ciertamente, cOllocet:llnLién, en las silenciosas profundida· a mí y depcndc de mí, de mi vida,,'de mi deci ,iÓ'l, de nli
des de: su s(~r¡ el Tú,c~ue uno dirige a la primera calisa, n1á~ servicio. No dependen de que yo ""firme" o de que yo'nieguV'
n'l1ú de todos los ddioses'j, n los qtIe trata como si fueran SUf clmundo en mi alma; pero sí depl·nclen de que yo .ransfornre
discípulos. Este acto suyo surg-e de un fcnórneno de relnciór ell vida mi actitud ps{quicn huela el mundo, en U1'la vida q~le
vu(~lt,o sustancial; este acto tan}bién es a su manera UllE in te rvclIlga en el III unJo, '-:11 una vida rea 1, Y en la v da real hlS
respuesta al Tli, nHis guardo silencio s.obre esta respuesta aetitudl~s psíquiefls pueden rumifico'rs8 por Cur,¡illosmúy
Pf~ro sus di'ScípuJosentrc'la,s naciones, los quecomponen "e diverso:,. Pero aquel que se cont.erlta con "vivir in! eJiorrne~l­
gran vehículo", 10 han contradicho nwgrl'ífíernnente: Lo qlH
te" su nc:t.itud, que no la rcaliza sir:o en su alma, pOI rj ser tün
ellos hall invocndo b ..¡jo el nol'nbre de Buda es el Tú eterno d(~
rico en pensamientos como se ql:ierd, pero :será {xr,ra(lO tll
hombre; espCr'lt1 al Duda futuro, al último, el que llevará e
Illundo, y todos los juegos, las artes, las "rnbriag "'ces, lbS
timol' u 1<.1 perfección. enlusi"'lllos y los mistcrios que se desarrollan en él no
Toda In dod"i n'J, de 1<1 absorción se b;¡sn en la gigantesc,
11 usi ón de 1espíri fJf:lnllll a no que, replegado so bre si rni s1"no, s(
73
7'2

t
· tocarán ni siquiera la epidermis del mundo. Por cuanto un Una comparación entre la antinomia relic;iosa y la
hombre que no se ha liberado sino hacia dentro de sí, no antinomia filosófica aclarará las'.' cosas. Kant J;ien pUl:~de
puede traerle al mundo dicha miseria; le es indiferente al hacer de la antinomia filosófica entre ]a neCEsidad '.!i ]a
mundo. Sólo aquel qué cree en el mundo puede tenerverda- libe.rtad algo relativo, atribu!iendo la primera al ml)ndo
deramente algo que ver con el mundo; y si se arriesga a ello, fen',ólillénico y la segunda al mundoiÍ,1011111enal, dt: T¡lunera que
no permanecerá privado de Dios. Si amamos al mun~o real, ¡os dos postulados dejen de oponerse de frente :1 sellen un
que no puede dejarse abolir, si lo amamos rea]ment.e cpn t.odo eOHlpromiso del rnismo modo como:'se concilian les dos rnun~
su horror, si oSamos· abrazarlo con los brazos deI)uest.ro dos ,en los cuales son valederos.' Peru si yo cl,nsidero la
espíritu, nuestras manos encontrarán otras manos~,que las necesidad y la libertad, no enmu,fldos pensados, sino en la
estrecharán. . . reEdídod de mi presencia ante Dio~i' si sé que estoy I'liber,ado"
Ignoro lo que seríú~~un "mundo" o una "vida en el :tnundo" !i qi.l<l a] mismo tiempü "todo d"pende d" mí", entunces ya no
que separara al hombre de Dios. Lo que se describe c[tmo t.al, puedo tratar de escapar a lap~!rad~Jja que es mi v:da misma.
en verdad, es vida cor¡un mundo del Ello que se nos ha vuelt.o Entonces es inútil recurrir a1]gÚn artificio teo'ógico para
extrai'lo, al que nos co;r1tentuTnos conc'onocerlo empírltamen- recónciliar ]os conceptos. Yo estily constreñido a viv.irlos
t.e y con ut.ilizarlo. Quien verdaderament.e se dirige al en- sim,ultáneamente, y e'Jundo se lo.q:!,vive¡ son uno.
euentro del mundo, va t.ambién al encuent.ro de Dios. Es
menester, a la vez, recogerse y salir de sí, lo uno y loot.ro en
coda verdad, pues lo uno y lo otro componenjunt.os la Unidad. Los ojos d" un animal tienl,n 1<1 capacidad de 11ablar un
Dios abarca el universo, pero no es el universo. Ig",almen- grap lenguaje. Por sí solos, sin J}C'cesidau de 1L ayuda de
C8, Dios abarca ITl'i yo,pero no es mi yo. Acausa de estnverdad sonidos y de gestos, más elocuell tes cuando absorben ín tegra-
inefable, puedo decir, Tú en mi lenguaje, como cada uno 10 rneúte en su mirada, los ojos expresan el lnislerio eil su
puede decir en e] suyo .. A causa de esta verdad inefa,ble, hay pri~ión natural, la ansiedad dd llegar a ser. S61" el (mi mal
'JI Yo y el Tú, hay diálogo, hay lenguaje, hay el espírit.u y el eonpe€ esta condición del mistcrio;:sólo tq nos 10 p'.lcde abrir l
lenguaje (el acto Prístino del espíritu) y el verpo de la puós es un estado que puede abrir"se, no descubrirse pr~na­
eternidad. me¡ll;e. E] lenguaje que expresa este misterio es idéntico al
mi~"terio que en él,see~presa: la al\'sietbtl, el movimiento de
la creatura entre e] reino de la se¡turidad vegetal y el reino
La situación "religiosa" del hombre,su hallars8"ante la de la aventun( espiritea!. Ese bng<,wje es e] primer balbhceo
presencia, está caracterizada por su antinomia e:t~ncial e de fa naturaleza ,ál pri'lner toque I~'el espíritu, untes de,CIuc
insoluble. La natural,~zu de su S8rdetermina que su aqtinomiu ellrti .3e entregue a la aventura 'c:ósmica del espíritu ,que
sea insoluble. Quien'admite la tesis exclu!iendo la ~ntítesis ]]aQlllmos hombre. Pe¡'o ningún discurso dirá jamás ¡ouue
altera el sentido de lq situación. 'I;ratar de representúse unn este balbuceo sabe!i puede prüclanlUr.
síntesis es destrui r el sentido de la situación. Tratarde hacer Miro a veces el fondo de lo'; ojos de un gato. El animal
de la antinomia algo relativo esabol]r el signific,\do del" domesticado no tiene solamente dé nosútros (como ]0 imagi-
situación. Querer re:solver elconnicto dc la antino,\nia coc na~(ls a veces) e1 don'(~elamirada yerd8derarnen:~e "VIJ·lan~
otra cosa que con 10: vida es pecar contra el senti.~lo de 1.:: te";)ha adquirido a] precio de su )ing-clluidad ckmer,tal la
situ"ción. El sentido de la situación es que ella debe ser facultad de dirigirnos esta IlliJ':lda;'l a nosotros ql1l~ no so'rnos
vivida con la totalidad de su antinolnia, y que ella qa pued( ya ú'nimales. Pero con esta faCl:lta~ su mirada ha adquirido,
sino ser vivida, vivida muchas veces de manera'É;iempr'( en ~,hu aurora y desde su comienzo l yo no sé qllé aire de
nueva e imprevisible, inimaginable e irnprescripl;ible por aSü'rnbro y de interrogación que t'l]ta ¡11 animal salvaje a
anticipado. peSal' de toda SIl ansiedad re 11. Es inwestionable qUé ]a

74 75
mirndu d(~ (-;~,;ü g;ltO,ílutnillndn nI conlncto de la mí8, me solo, no entre tú Y yo. donde el sliceso ha ocurrido entonces.
pregunt.a pr'lllH~rilme':JlLe:"¿Es posible qll{:~ pi(~nses en"mí'? ¿Lo Pe'ro cuando un alma vivientl' se destaca de las cosas y toma
que quieres de Tní os:verunciernmente oLra cosa que éntrete- una existencia para mí y se acerca a rní por la pn.senciáiy por
'n(~rt(;? ¿Es verdad que te interesas en mí? ¿,Es que exi-sto para el lenguaje, ¡cuán breve es inevitablemente el momento en
ti? ¿Es que ex-isLo? ¿Qué es lo que viene de ti ami? ¿Qué es eso que ese Ser es enteramente un Tú pnra mí! No es la relación
que flota en torno de m"'! ¿Qué 8S 10 que me llega? ¿Qué es la que necesariamente se torna débil, si no la actu al idaclde su
esor Yo es aquí la perífrnsis de una palabra que no tenemos inmediatez. El umormismo no puede persistir en la inme~iHtez
y que yo dcsignar·ín un Sí sin e¿.:o; y 'leso" representqel nujo de In relación; el amor dura, pero en la aJtcrnanc\~ de
ele la radianLe mirada humana e"n la total realidau de su actualidad Y la latencia. Cad" uno de Jos Tú que está,; en el
capacidad (h~ entrar: en relación. La Inirada del animal, mundo sehallnn constreiiidos p~r su naturale¿a rnis;ma a
a
:1engunje de inqllictll~l, se ha abierto muy grande, y su vez tornarse en una cosa ¡Jara nosotros o por lo mellas a rqcaer
conLinuamente en su naturaleza'de cosa.
se extingue. I\li mir~1daiI1sjstió aún, pero no era ya la
radinnte mirada hU'l11nnn. Una sola relación, la que abai'ca toda cosa, perrn1:~nece
El eje del mundo habia girado. A la rotación del mundo que actual aLÍn cuando est6 latente·. Un solo Tu tiene la propiedad
había introducidu el suceso relacional siguió casi inJ1)ediata~ de no cesar jam<1s de ser Tú para'nosotros. Sin duda, quien
nwntc otra rotnción,qUl~ le puso fin. Hace un instante el conoce a Dios tambi(~Jl conoce el nlej[tmiento de Dios y la
mundo del Ello !lOS envolvia al animal Y. a mí; luego, por angustia de 1n esterilidad del corazón Htorment~ldo; pero no
espacio dl' una mirada había surgido de las profundidades el CO':loce la nusencin elE: Dios: s\)lo somo::; nosotrof, los que no
mundo del Tú, pnl'n'extingu'irse y recaer en el mu'ndo del .sic"llI,pre estamos nhí.
Ello. . E~, exncto y eS justo que el UJn[i'rlte de la Vit.a lVuoucl diga
Relato este incidente, que he experimentado variás veces, lo más a menudo Eila Y a veces solamente Voi. El visionario
a causa del lenguaje de esta casi imperceptible alborada Y dtdParadis(), cuando dice Co/uf , usa un término impropio,
por necesidad po6tica. Y lo sabe. Que se invoque a Dios corno
0<:;150 del espíritu. En ningún otro lenguaje he conocido tan
un El o como un Ello, es siempre tlna alegoría. P,~ro, cucando
profundamente cU:lnefímcra es la naturaleza de laactuali-
le dc<.:irnos Tú, entonces es q112 el ,espíritu mortrl111amu. con
dad en todas sus relacioncs con el scr, la rnelnncolíasublime
su verdadero nombre lo que es la veJ'Clad inquebrantarÍ" del
de nuestro desti no, el ,retorno fatal de cada Tú aislado al Ello. Tnll'ndo.
Pues los otros sucesos t8ní:ul entre el amanecer y la noche,
j

su jornada, por l))'l,ve que fuese; pero aquí el alba Y l,a noche
.se fundían cruelmente el uno en la otra; el Tú lU'n1inoso,
Toda relación real (,n el mundo es exclusiva. Lo que ho es
apenas percibido, se desvanecía. ¿El peso del mundo del Ello ella penetra en elln Y se venga de haber sido de ena excluidó.
hnlJÍu sido efectivamente apartado del animal y deml mismo Solamente en la relación con Diosla exclusividad absoluta Y
1J<)r el espacio de: uIHll1lir'lCI,,'? Yo, por mi parte, podía por 10 la absoluta inexclusividad c(inciden en una Lnidad que
l1lCll()S continu;,¡¡, pehsnndo en lo ocurrido, mas el ;animal envuelve el todo.
habín recaído del balGuceo de su mirada en la inquietud sin (roda relnción renl en eln~undo descansa sobr:(~ la
lengunje y cnsi si n rücuerJo. , individuación; esta inclividuación hace su deliéiL, pues sólo
iQué potente es Ju;continuidad del Ello Y qué frágiles sOlÍ ella perm ite CJ ue se rec() nazcan los que so n entn sí di rerentes.
las aparie'iones del Tú! Ella es también su límite, pues impide a esos s "es conocer a
¡Cu:íntas cosas nrrpucden nunea horndar la costra de la fondo y ser totalmente conocidas. Pero en la re lación perfec-
rúnlidad nwtel'inl!üh déuil trozo de mico que me has enseño.. t.a, mi Tú encierra mi S{ aunque no S(Cla mi ::;[ mismO; mi
do porprimera vezque el Yo no es n1go ~'f~n mI'. Sin 8lhbargo, conocimiento limitadu se expande en el ser timiento :que
es en mí soh:lm8I1t~;_dondeyo he estado ligado a ti, es en m"Í tengo de ser perfectamente conocido.
i'WtN

76 77
Toda relación real en el mundo es vuelta a vuelta actual y gracia en la creación intemp,¡ral que, de manera inconcebi-
l"tente. El Tú aislado está siempre constreñido a entrar en ble, es a la vez liberación y preservación, abandono y
el estado de crisálida del Ello para volver a tomar alas. Pero ligamiento. La ronciE·ncia que tenemos de esta dllalidadcalla
en la relaci6n pura, el ser latente es s610 el ser actual que ante la paradoja del misterio inicial.
retoma aliento, y el Tú permanece en ella presente. Por su
I)aturaleza, el Tú eterl)o es el)teramente Tú; es s610 nUestra
índole la que nos obliga a entrar 1m el mundo del Ello y a El mundo de relación se ccnstruye en tres esferas.,
emplear el lenguaje del Ello. La primera es nt",stra vida con la naturaleza; en ella. la
relación llega hasta el umbrt,l del lenguaje.
En la segunda esfl,ra, la de nuestra vida COIl los hom bres,
El mundo del ELlo está engastado en el contexto del espacio la relación adquiere la forma del leng,wje.
y del tiempo. La tercera esfera es nuestra vi da ca n las form as inteli¡;cibles;
El mundo del Tú no está engastado en el contexto del la foélación se produce en ella sin lcngllaje, pero l,ngendra un
espacio ni en el del tiempo. lenguaje.
Tiene su coherencia en el Centro, donde las líneas prolon- En cada una de estas esferas, a través de todJ prOCeSO de
gadas de las relaciones se encuentran en el Tú eterno. llegar aser, cuya presencia sentimos, tendernos la mirada a
En el gran privilegio de la relaci6n pura están abolidos los la franja del Tú eterno; en cada una advertimos un soplo
privilegios del mundo riel Ello. El ininterrumpido murido del desde el Tú eterno; en cada 2'ú nos dirigimos al Tú eterno.
Tú existe por virtud deeste privilegiO; los momentos aiplados Todas estas esferas están incluidas en el Tú "terno, pero
de la relación se agrupan para formar una vida de solidari- él no está incluido en ninguna.
dad universal. Por virtud de este privilegio tiene el mundo A través ele todas las esferas, irradia una presencia ú.nica.
del Tú fuerza formativa; el espíritu es capaz de penetrar y de Masnosotros podenlOs, sin eLlbargo, apartar del presente a
transformar el mundo del Ello. Por este privilegio escapamos cada esfera.
a la heterogeneidad del mundo, a la pérdida del Yo y al De la vida con la naturaleza podemos extrat~r el Tnundo
dominio de los fantasTnas. La reversión es el reconocimiento "físico", el de la existencia material. De la vida COIl los
del Centro y el acto de dirigirse hacia él. En este acto del ser hombrespouemos extraer el mundo "psíquico", ~1 mundo de
resurge la sepultada fuerza de relación del hombre; la onda la sensibilidad. De la vida con las l,genciasespirit"ales
que condUce todas las esferas de la relación se hincha en podemos extraer el Inundo "ncético", el mundo d( los valores.
torrentes vitales para dar vida nueva a nuestro mundo. Pero entonces, todas las esferas p,lerc1en su transparencia y,
Quizá no solamente a nuestro mundo. Pues podemos en consecuE;ncia, su sentido; todas se }wn VLl81t(¡ utiliz,obles
percibir que la. forma metncósmica primitiva inl1ertinte al y opacas, y permanecen opac'ls a\lnque las ilml.inemos con
mundo, como totalidad en su relación con lo que es el Inundo, los 1nombres de Cosmos, Eros y Lagos. En efecto, sólo hay
forma cuya naturaleza dual está representada entre los Cosmos para el hombre si el universo se torna su morada, con
hombres por la doble naturaleza de sus actitudes,. de las un ~:agrado hogar en el que aCrezca sacrificio; sélo }¡ayEros
palabras primoniinles del lenguaje y de los aspectos del para el hombre si los sefes se le vu¡:;:]ven irnágenet: del .Eterno,
Inundo, se manifit:sta ellun movimiento doble: el unoque se con las que se revela la comunidad; y sólo hay para él Lagos
aparta de la Fuente primera, en virtud del cual el universo si se dirige al misterio por medio del trabajo y de:os servicios
se sostiene en el proceso del devenir; y el otro, de retorno a esa para el espíritu.
Fuente primera y en virtud del Cllal el universo se abandona Lo. demanda silenciosa de Id idea, la palabru :lll"lOr'QSa del
en el ser. Estas dos partes del movimiento se despliegan, hombre, el mutismo revelador de la creatura, son otras
t .
cargadas de destino, en el tiempo, pero están incluidas por tantas puenas que d'lTI acceso a la presenCla del Verbo.

78 79
Pero cuando debe tener lugar el encuentro plenoy perfeo- para todo act.o de r"lución, cualquiera que sta. Pero si la
to, estas tres puertas se reúnen en un solo portal que es el 'ce so Jedad sign ifi ca la ausencia de toda relación, ell tonces aquel
In vida real, y no podrías decir por cuál de las tres h"s que ha sido abandonado por los seres a los que dirigíá el Tú
entrado. verdadero será exaltado por Dios, mas no 10 sHá aquel que
abandonó, él mismo, las cosas. Uno se allega a cierto's seres
sólo en la medida en que está ávido de sacar de ellos partido,
De entre las tres esferas se destaca una, la de nuest 'a sólo puede estar ligado a ellos en la relación. Y sólo aquél que
convivenciu con los hombres. Aquí el lenguaje se completl, está así ligado es el único pronto para el encuentro de Dios.
prologándose en el discurso de su réplica. Solamente aquí a Pqes sólo él afronta la realidad divina con una realidad
palabra explicitada:en el lenguaje recibe su respuest.a. Sol 1- humana.
mente aquí la palabra fundamental regresa y avanza en ia AdenHís, hay dos clases dé,soledad, según ,,1 obje'to qlie
misma forma, la palabra de la invocación y la palabra de la elJw3 se proponen. Si la soledild es el lugar de la purificación,
respuesta se formulan y viven en un mismo lenguaje; el ,ro necesaria aún para el hombré que vive en la relación, antes
y el Tú están aquí; no solamente en relación, sino en leal de p,enetrar en el más santo de lossantuarios, o bien enmedio
intercambio. Aquí,i,y aquí solamente, los momentos de la de ws albures, entre el inevitable desfallecimiento y el
relación están ligados entre ellos por el elemento mismo del ascenso hacia la experiencia de ]0 verdadero, entonces,
lenguaje en el cual ellos están inmersos. Aquí lo que n lS ciert.:;mente, estamos hechos para esta soledad. Per'o si la
coni'ronta se expande en la plena realidad del Tú. PH soledad es la fortaleza del aislamiento en la qu" un hombre
consiguiente, aquí., y aquí solamente, nos'sentimos'realme n~ conduce un diálogo consigo mismo, no par¡ ponerse a prueba
te contempladores y contemplados, conocedores y conocid, s, y ap:render a dominarse en vista de ]0 qUE vendrá, sino'Para
amantes y amados. gozar allí de la particular complexión de ,u alnia, entonces,
Tal es el ¡''Tan portal a cuyo vuno conducen y en don le tenemos el verdadero desliz del espíritu el la espiritualidad.
est[ln incluidas las dos puertas laterales. EI110mbre puede avanzar hasta el último lbism" en el que el
"Cuando un hombre está co,n su mujer, el deseo de lis homiere en su autoengaño imagina ten,r a Dios en sí y
coli nas eternas los 'envuelve con su soplo". conversar con Dios mismo. Pero, en venü J, si bien Dios nos
La relación con el ser humano es el verdadero símbolo le envuelve y permanece en nos0trós, no 10 poseemosjam'ás en
la relación con Dios, en la cual la invocación recibe la noso1eros, y no podem03 hablar con El sino, uando en nosotros
verdadera respuesta. Con esa reserva: que en la respuesta le nlllere el habla.
Dios, todo el universo se manifiesta como lenguaje.
-¿Pero la soledad no es, también ella, una puerta? ¿En el
silencio del aislanlient.o absoluto no se revela a veces Ú la Un filósofo moderno da como cierto (¡uecoda hornbr~cree
visión inespel'8da'! ¿El trato consigo mismo no puede torm 1'- necesariamente, sea 8n Dios, sen en "ído os") l~S decir, en
se lnjstl~riosalllente en trato cdn el misterio'? M'ás aún, el a]gun bien deíinido: su nación, su artE,. el pode,·, el cotloci-
hombre que ya no está sometido a ningún ser ¿no es, aca,o, miento, la 8cumulnción de dinero, '\d S"¡ 3mpre renovado
el único que sea digno de colocarse en presenCia del S, r? sometimiento de la mujer" qUé se ha vuche para él unvulor
''Ven, soiitario, hacia 'aquél que está solo", exclama Simón el absoluto colocado entre él y Dios; basta solal'1ente con demos-
nuevo teólogo, a sü Dios. trarle la naturaleza condicionada de este bi"n pam "rorr,per"
-Hay dos c1asesde soledad, según la realidad de la que la 81 ídolo; y el acto religioso desviado retorm por d mismo al
sol"dad nos aparta, Si la soledad significa que uno ha rem n· objet.o adecuado. Est.a concepción supone, q.e la relación del
ciado a experimentar y a utilizar las cosas, ella siempre es hombre con Jos bienes fínitos (¡ue,éI "ido latra" sea de la misma
necesaria, no s610 pQl'a la relación suprema, sino también naturaleza que la relación COI1 Filos y no di:era de ella sino

so Sl
por el objeto: en este caso, la simple sustituciqn del o ljeto pronunciar el Tú? No puede servir a dos amos, ni tampoco a
auténtico al objeto erróneo podría siempre salvar al ha nbre uno después del otro: es meIiest~r que prllnE'r,) aprenda a
descarriado. Pero la relación del hombre con la "cosa "spe- servir de otTa manera. .
cial" que ha usurpado el trono del valor supremo de su vida El hombre que habéis creído convertir por medio d.e una
y ha suplantado a la eternidad está siempre orientada l,acia simple sustitución posee ahora un fantasma al queJlama
la experiencia y la utilización de un Ello, hacia una COSE o un Dios. Pero Dios, la pn,sencia eterna, no se deja ":)oseer". iOh
objeto de gozo. Pues esa relación sólo es capaz de obstr,dr la desdichado, el hombre poseído que cree poseer ,1 Dios!
perspectiva sobre Dios; es el mundo opaco del En); en Se suele decir que "religioso" es el hombre que notiene
cambio, la relación que encierra a la expresión Tú abre necesidad de estar en relación alguna cone] mundo y con los
siempre de nuevo esta perspectiva. El hombre que está sere~j vivientes, porque el estado-de la vida social¡ que se
dominado se halla poseído por la necesidad de poseE r, no def'i ne desde fuera, se haJla en él superado ¡:T.lcias a una
tiene para ir aDios otro catnino que la reversión, camin) que fuerza que solo actúa desde C!entro. Mas en esta nocil)n 0e
es no sólo un cambio de finalidad, sino un cambio m la vida "social" se con1binan do.s~osa~; enternrnentc difere'ntes:
naturaleza del movimiento. Se salva al poseído desperLlndo- la comunidad, fundada sobre la relación. y la mas.a de
lo y educándolo para la solidaridad de la relación, no diri¡~én­ uni0a0es que no conocen la ,."bci6n, es decir. que padecen de
dolo hacia Dios en su estado de obsesión. Cuando un ha robre esa carencia de relaci(,nes que caracteriza al hOll,bre moder-
persiste en este estado, ¿qué significa que en vez de in locar no. Pero el luminoso edificio d" la comunidad. al que Ilay un
el nombre de un demonio o de un ser demoníacar lGnte aCC8EjO aun desde la TnaZTnorrn de]a "vida socint, es ohf·ñ de
tergiversado para él, invoqYe el nombre de Dios? Esto ;Ígni- la misma fuerza que llctúa en la rc1neirín entre tel hombre y
flca que a partirde a-hí blasfema. Es una blasfemia cuan Jo un Dios. Esto no significa que sea unaTelación entre otras, pues
hombre, después que el ídolo ha estallado detrás del lItar, es la relación univenal en b que desembocan todas las
pretenda ofrecer a Dios un sacrificio impío sobre el altar pro- corri'H1tes sin agotar sus agua'i. ¿Cómo hacer aqLlí distincio-
nes JI trazar límites entre ei mar y sus aflLlt'ntes? Sólo
fanado.
Cuando un hombre ama a una mujer cuya vida 11 está encontramos aquí un único Lorrente que va del Yo a nn Tú
constantemente presente, es capaz de mirar en el Tú Je los más y más infinito, el torrent.e sin:línl'itl~s de la y-ida real No
ojos de ella un rayo del Tú eterno. Pero, en cambio, al h[ mbre es posible distribuirle vida entre una relación ,-ea] eonDios
que sólo dcsea airadamente una "posesión siempre renova- y una re Iación irreal de 1Yo y el Ello co n c Im u ndo; no Se püede
da", ¿le ofreceréis a su deseo insaciable un fantasn a del a la vez orar verdaderamente a Dios y sacar provecho del
Eterno? El hombre que se consagra al servicio de su p'leblo, mundo. Aquel para quien es el -nundo esencialmente aquello
que se siente quemar por la llama inmensa del d."stino de lo cual extrae un provecho, encara también a Dios de la
nacional, cuando se entrega a ese pueblo, en verdadl, hace mismo manera. Su plegaria será una manera de 0xonerarse
pensando en Dios. Pero aquel que hace de su nación Uf ídolo en una audiencia con la descarga.de la voz en el vacío. Ese
a cuyo servicio quiere someter todo (porque en la ración hombre -no el "ateo que del fondo de la noche hale ascender
exalta su imagen propia), ¿creéis que basta que le manifes- por su estrecha ventana el llamado de su nostalgia e invoca
téis vuestro disgusto para que perciba la verdad? { con al irlllominado"-- se presenta romo un ser individual) a'isluM
mayor razón ¿qué significa que un hombre trate al ,,ínero do, $eparado ante Dios, porque ha sobrepasado el estadio del
-el no ser en sí- como si fuera Dios? ¿Qué hay de común honi,bre "moral", envuelto aún en el dl,ber y la obli;,ación
entre la voluptuosidad de apoderarse de un tesoro y gU:lrdar- hacia el mundo. El hombre moral, se dice, aún lleva la carga
lo celosamente y la alegría que da la presencia de Dios de la responsabilidad por los actos de los hombres 'lue actúan
presente? ¿Puede el servidor de Mammon decirle TI! a su porque está eternamente determinado por el est"do ceten-
dinero? ¿Y cómo se conduéirá respecto de Dios si n" sabe sión 'que existe entre 10 que es y lo q[le "debe ser" y, el) su

82 ss
v:'lIerosn abnegación, grotesca e inútil, arroja trozo a tnzo Su
cual el hombre no "de del momento del encuentro supremo
corazón en el abi'smo que los separa. Pero, por otra pal te, el
tal como había entrado en él. El instante del encuentro no es
hombre "religioso" ha 8lnergido de esa tensión en! re el
ulla "oxper'ic;~nc:iH" qlle se dcspieda en el ,ilmfl en est:,ldo de
mundo y Dios; aquí rige la de la exclusión de toda inqu:etud,
la que viene del ~entil11iento de la J'esponsabilidad y 11 que rcceptiviebd y que: ""ezea COII perfecta felicidad; más bien en
{::;(~ mOIlH:nto algo ocurre al hombre. Un[lS veCGS es Como un
viene de 10 que·.se debe exigir de uno mismo; no h "Y ya
voluntad propia:,basta con ajustarse a 10 que está ordenado; resplandor; olrns veces es cornolina sncudidú bruscp, pero
todo "deber" se résue!ve en el ser incondicionado, y el m lndo, Slc"npre es un he,,!!o. El hOlllb;'e que sale del acto de la
aunque subsi~te, ya no cuen tao Pues a11 í el hombre "reli,ioso" reJa~ifJn que de este modo ]0 envuelve, tiene ahora en' su ser
ha de realizar sus deberes particulares, pero sin carác "er de un !luís, un acreccntallliento del cual antes nada sabíay cuyo
obligación, convencido de la nulidad de toda acción. M¡:, esto ori~';e nllo S;l brí n desi gna r ro r rect~1I1lJ2n te. eua Ir: u iera qLle sea
implica supone,t que Dios ha creado su mundo COI11) una el lug;lr asignado ::1 esta \lllovedad" por la illterp t 9tacicJll
ilusión y al hombre como un ser para el vértigo. Sin duda, cícntílica dc,lmundo, en su (sfusrzo IC:b'Ítilllo rol' establecer
q u ien se p rese ntn a n te el Rostro ha sobrepasado el de b ,r y la una causalidad, no nos basta aquí con que s" hable de la
obligación, pero no porque se hubiera alejado del mund J, sino :'lc~:ión de lo subc:onscient(~ ni de ni Ilgün otrc) lllecanismo
porque se ha acercado a él m,\s ceíiidamente. Sólo hay deber nn(lllico. Healmcnte hemos recibido algo que no pose,lamos
y ob 1ig:1ció n pnrúco n el extraño; para con el amigo ín tln o sólo antes, y lo helllos recibido de macla tal que sabelllOS que ello
se tiene afección y ternura. Aquel que se acerca al llostro nos f'ue dado. En lenguaje bíblico: "Aquollos que espG/'an al
disfruta de laplena presencia del TIll1ndo, alumbrado por la Eterno renovarún su fuerz:i", 0, como lo dijo Nií~tzsche) fiel a
eternidad y puede decir, en únareSpl18sta singular, Tú al Ser h realidad hasta en el det.<,lIe de su descripci( n: "Tomamos
de todos los som3. Ya no hay distancia entre el mundo: Dios; sin preguntar quién es el QU0 da".
sólo hay la realidad únien. Ese hombre no se ha libendo de El hombr(-1 recibc:,.'f lo que reeibe /lO es un "(;0, ¡tenido", sino
toda rE"ponsahi)i[bd; ha enlnbiado el tormentode lofil,ito, la Ulla Prcsen(;i~1, una Presencia qUQ es una fuer :a. Esta. Pre~
pers(;cuci6n de ,conscc.:uenclns, por el impulso de lo infinit.o; sencia y esta fuerza implican tres rcnlidades inseparables,
h" contrnído laJuertc responsabilidad del amor por e curso r){~r() qu~ tenemos derecho n encarar separa< amente. En
universal e indiscernible del proceso del mundo, de la profun- primer lugar, una plena, real y e/ltera recl')rocidnd; el
da pertenenci,,'aimundo ante el rostro de Dios. SeguLlmen- sentimiento de Ser :tc:ogid(.J, de elltr;:iT en UIl8 relacióll: el
tc,ha abolidopnrn siempre)osjuicios D1oralcs; el"mnlvndo" hom bre no puede decir en 10 mds mfni mo cómo e I vínculo de
es parn él el hombre por el cual siente mayor responsal,ilidad la I'<,lación se ha producido, .,in que este víncul" f'"cilite en
porque nec(~sitrl, m¡\s que otro, ser amado. Pero Sl se b ata de nnd:1 su vida; este víllculo l1ace pesada la vida, 1; torna más
su propio obrar, tOlllurú sus uccis'jones, trflnquila nente, cargad" de sentido. Segundo, está la inexpresabl ,) confi nna-
desde las profun·didades de la espontaneidad, hasti en la ción del sentido, Este sentido se halla ase¡''UI·ado. Hada, nada
muerte; est,:u:.:í"pronto pura tomar siempre con corazó¡'l sere- en el mundo ¡mede yn ser. Y si seplal1leara, ya ni habría de
no la decisión de cumplir el 5010 acto legítimo. Entor ces, la ser resuelto. No sabrías cómo nlo:::;trar y definir 81.sentido de
acción no f:~S va;ln; es voluntaria,! es senUda corno una 1.1isión, la vida; no tien€~s de (:1 ni fórmula ni imugen. y si 1 embargo
es útil forma parte de ln creación; pero ya np es una acción
j
es para ti 1ll:1S cim"to que tus percepciones SenSIJT. nles. E~te
q[W se imponga al mundo; nace de él orgánicamente eamo si
sentido, a la vez revelado y Oculto, ¿qué quiere, qu! reclama
fl1(~ra una nOMHcción.
de nosotros'! No quj¡:re que lo interpretemos :y n6 somos
capaces de interpretarlo), pues sólo quiere que lo, ctualice-
mas. Tercero, este sentido no es el sentido de "otra vida", es
¿euül es ,el eterno, prístino fenómeno, presente aqní y
el sentido de esta vidü, de nuestra vida; no es el san! idode un
ahora y al que ]Jamamos revelación'? Es el fenómenl, por el
"n,cls alld", es el sentido de est:l!\lllnundo de aquí, deí nuestro,

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tener trato di recto con Dios, pero puede conversar con E 1. La sido elevadas sin cesar a la fOl ma, llumadas a b ¡'arma 4ivina,
reflexión, en cam bio, hace de Dios un objeto. Esta act tud, nuevas provincias de1m undo y de"l espíri tu. Si n cesar nuevo s
que parece dirigida hacia la fuente primera, fonm, en ámbitos se tornan en regiones'de una teofar,ía. No es la
verdad, parte del movimiento universal de apartamien ,o de pot"ncia propia del llOmbn, la que actúa aquí r.i es tampoco
ella, como la actitud de aparente apartamiento de (uien so·iamente el pasaje de Dio", sino que es la mezcla de lo
cumple su misiónforma en realidad parte delmovim ento humano y de lo divinl). Aquel 'lue en la re ve lació:1 perciba que
universal hacia la fuente primera. se ll~ confía una misión, lleva en sus ojos una iln:lgen de Dios,
Pues los dos primarios movimientos metacósmico; del y por más que ello exceda deios sl,nt.icios, la lleva en el ojo de
mundo -la eXP\lnsión en su ser propio y la réversión a la su espíritu, en esa fuerza visua'l de su espÍl'ltu, que/no es
solidaridad- encuentran su forma humana más eleval a, la metafórico, sino plenaTnente ren1 El esplritu, por si! lado,
verdadera, forma espiritual de su conflicto y de su ajust e, de responde con una ntiradu¡ una,mirbda que (S furITlativa.
su unión y de su separación, en la historia de la rebción A~llque nosotros, seres terrena lE:~, flunCt:1. rn ira nos a n,'ios si n
humana con Dios. el mundo, sino que sólo mir;lmos al mundo eTo Dios,por el
En la reversi.ón nace el Verbo sobre la tierra; la expallsión hecho de que miramos, cre[lInos eternamente la forllla de
lo encierra en una nueva reversión. Dios.
No es arbitrario lo que reina aquí, aunque a vens el La forma es una mezcla d,,] TÚ y el ELlo. En [a ueeJlGia y
movimiento hacia el Ello vaya tan lejos que amenaza al ogar en el culto puede la fOfTllU cristalizar en un iJl-jeto; P;(Ta" en
o suprimir al m?vimiento de retorDo al Tú. '. vi'rtud de la esencial cualida,l deJa relación qu, viveen ella
Las revelaciones podérosas que las religiones invoca 1 son tiende con ti nU~l1nente a torn~lTse ,prese ntc. D i(lS esL-i corca de
semejantes en su fondo a la revelación muda que se opera en Sus formas en tanto que el Lombre no Be las S',strae.. En la
todo lugar y en todo tiempo. Las revelaciones Pllderosu; que verdadera ple¡:;aria, el eult:) yla creencia Sj unen y se
están en el origen de las grandes comunidades y é" los pu.rifican para entrar en Ulltl relación viviente. El hécho de
recodos de las edades de la humanidad no son si la la que la verdadera plegaria permanezca viviente "n las teligio-
revelación eterna. Pero la révelación no se vierte sol re el nes es prueba de su verdadera vida. En tanto que la plegaria
mundo a través de quien la recibe como por un embude; ella vive en ellas, ellas viven. Ladegel1l;rnclón de la religión
le llega y capta todo su ser elemental en toda su natur lleza significa la degeneración de: la plegari<l. Su cupnci.cbd de
particular y se amalgama con él. El hombre que es la ")oca" entrar en relación I~stá más'y ,Tnús cubierta por la cr~ciente
de la revelación, lo es en verdad, no a·la manera de un tubo objetividad; se le hace cada vez rrás y m{¡s difk I pronunciar
parlante o de algún otro instrumento, sino a la ¡nanera le un el Tú con el ser total indiviso y, finalmente, parapodE,r
órgano que vibra según sus propias leyes; y vibrar es Cal I.biar pronunciarlo, el hon,bre ha de salir de su f:lh, seguridad y
de tono. Pero hay una diferencia entre las varias edadE's de arri,esgar la aventura de lo irJlniúo, ha de sali!' de lp cOInuni-
la historia. Hay un tiempo de maduración, cuando el el, men- d'Jd reunida bajo la cúpula del Templo y no b:tjo el clelo, y
to verdadero del espíritu humano oprimido, soterradc, ma- entrar en la soledad suprema.Esdesconocer profun dame nte
dura escondidarnente hasta tal tensión que no esper: más este impulso atribuido a "subjetivismo". La vicia en le, pre-
que un solo contacto de Aquel cuyo contacto tr le la semiade Dios es vid:l en la única realidad, la (,liica v0rdade-
germinación. La revelación que aparece entonces abm en en ramente "objetivan; -y el hOH1bre qtW ernprende esta vida
la totalidad de su constitución al conjunto de la susLlncia quiere escapar a la olJjetividad aparente e ilusoria y refugiar-
elemental en espera, la funde y produce en ella. una rerOrma se en la que esverdaderam0Iiteohjdiua antes que su verdad
que es una forma nueva de Dios en el mundo. lahaya destruido. El subjetivismo vacía n Dios de alma; el
Es así como a 10 largo del camino de la hist.oria, a tra"és de objetivismo hace de Elun objeto. El uno es Ulla falcoalIber'a-
las metamorfosis de la sustancia humana elementa , 1,:111 ción, el otro es una t'alsa seguridaci: uno y otrc apartan del

90 91
c~lInino de la realidad; uno y otro son intentos de sustituirse
a la realidad. INDICE
Dios eslú c:(}rcndt~ Sus fonnas en cuanto el honlbre no $(: las
sustrae, P"ro cuando eimovimiento ¡,xpansivo de la reli¡;ión
suprilne el moyimiúllto de reversión y aparta de Dio:; la
forma, la faz d" laforllla es borrada, sus labiosestrin mue) tos,
sus mallOS cuelga'n, Dios ya no la conoce y la morada uni ¡er-
sal edificada en torno de su altar, el cosmos espiritualm,nte
entendido, cae en' fuinas. Y ocurre que el hombre, ant,~ su
verdad destruida, no ve más lo que ha ocurrido,
Lo que ha ocurrido es la desintegración del Verbo, El V, rbo
tiene su esencia en la revelación, su acción en la vida d(~ la
forma, su circu1<1c;i6n en td dominio de la forma que ha
muerto.
Así' se producen las idas y v¿nilbs del eterno y eternan en-
te present.e Verbo en la hist.oria,
Los Liempos en los cuales .aparece El! Verbo viviente son
<HlllcJlos en los que s~ renueva la solidaridad dela conc:ión
el<l.1'8 Yo y el Illu ll do; los tiempos en los que reina el V, rbo Pril1l0ra parte
efectivo sun aquellos en que se mantiene el ucueruo en tI e el Las j)u!a/¡ms prillcipi,I' ""'"'''' ...... ,"",., ..... ,",.".,. 7
Yo y ellJ1undo; IOf:',tic1l1poS en que el Verbo se t.orna cürrj'( nte
Segunda parte
son nqLwllos e" qLJe el mundo y el Yo pierden su l'G,alidad y se
E!lIIl11uio de! /¡o/ll/¡re """", .. ,,' ,.",.",.,,' 31
vuelve" ext.rar'lOS el uno ,,1 otro, en que se compleL, la
fat.alidad ... h~lstaque Il<,ga el gran est.r(,rnecimiento, la;us-' Tercera parte
pensión d,,1 alieilt.o en 1:1 oscuridad, y el silencio d, la El Tú t~terno ,...... " .... " .. ", .... " ... ............................ 59
prc;pnral'i6n.
Pero este durro'tcro no es cireular. Es el camino. En (-HIn
. J1UUVO EOIl 1:1 f'aLnlitLtd se torna ln:.1::; opn~soral la rever:,ión
11l;'is asoladora. YJa teofonía se torna cada vez rná."· cerc;( na.,
se aproxima sielll'prc lllÚS [1 la esfura que ef:'tü colocada entre
los seres; se nccrC:1 al reino que se esconde en medie de
llosoLnJs, en el intervalo mi:Slllo que nos separa a uno; ue
otros. La hisLorin (~S una I1li~ter,iosa nproximación. e HIn
t'~spiJ'nl de su TuLl rlOs condul'e al mismo tiempo hacia l11a
perdición l)l:b pJ'of'ulld:1 y hada una cOllvürsión mus te tul.
¡'ero (,j atOIlU'l'illliellt.o que, visto dellarlo de] mundo, es ll1a
fevnrsiót'l, visto del 1~ld() de Dios se llama salvnclón,

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