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¿A qué llamamos violación?

Si bien todos sabemos de manera aproximada de qué hablamos cuando oímos la palabra
violación, entender algo es un paso necesario para encontrar formas de hacer que no se repita,
de modo que conceptualizar el término violación es un paso útil para entender qué hace un
violador y poder identificar su perfil psicológico.
Se entiende como violación a aquella agresión de índole sexual a través de la cual un
individuo mantiene relaciones sexuales no consentidas con otro. Estas relaciones se llevan
a cabo en oposición directa de la persona víctima de agresión, empleando para ello la
coacción, la fuerza o elementos que nublen el juicio de la víctima, como las drogas. Si bien
generalmente se piensa que la violación incluye penetración, esto no es necesariamente así.
Además de ello, se considera violación el acto carnal con sujetos que no tienen suficiente
comprensión o capacidad de juicio para valorar la situación (como personas con deficiencias
o problemas psíquicos que nublen su capacidad de juicio, menores de edad o incluso seres
de otras especies animales) o que no se hallan en condiciones de dejar clara su posición al
respecto (personas dormidas, en coma o drogadas).
La mayor parte de violaciones son llevadas a cabo por varones, si bien también hay casos en
que las agresoras son mujeres. Aunque hay casos en que la víctima es un varón adulto (sea
el agresor hombre o mujer), por lo general las víctimas suelen ser mujeres, personas con
dificultades físicas o psíquicas o menores. Es además frecuente que el violador conozca a
la víctima de antemano, no siendo extraño que pertenezca a la familia o al círculo cercano.

Las principales secuelas de la agresión sexual

Si la violación es vivida con violencia, es frecuente que la víctima presente evitación de


situaciones y lugares que le recuerden al suceso, además de flashbacks, síntomas
depresivos y disociativos y otros síntomas, siendo uno de los motivos más frecuentes y
estudiados de trastorno por estrés postraumático.
En muchos casos esto provoca que la persona atacada tenga miedo de denunciar el abuso,
sea porque se resiste a aceptar lo que ha vivido, o bien porque considera que no va a ser
comprendida o incluso que va a ser culpada de la situación.
Es por ello que es necesaria la concienciación a nivel social y el trabajo psicológico en
relación a prevenir, detectar y tratar casos de violación u otras agresiones (afortunadamente
cada vez más casos denuncian a sus agresores).

Tipos de agresor sexual


Una vez entendido el concepto de violación, podemos pasar a intentar definir un perfil
psicológico común a todos los violadores.
Sin embargo, los diferentes estudios y expertos que han tratado el tema se han encontrado
con un problema: existe una muy amplia diversidad de motivos y maneras por las que un
sujeto decide forzar a otro a mantener relaciones. Algunos tipos de agresores sexuales son
los siguientes.

1. Violador circunstancial, ocasional o oportunista

Se trata de sujetos que se valen de una situación o acontecimiento con el fin de realizar
la violación. Es el caso de violaciones durante fiestas y eventos. No suele tratarse de
agresiones planificadas de antemano.
Es posible que actúen bajo el efecto de alcohol o drogas, o que se aprovechen de que la
víctima las ha consumido para actuar y forzar la consumación del acto sexual.

2. Violador explosivo

Este tipo de violador busca someter a su víctima fruto de un impulso violento de


dominación. Tiene marcado el objetivo de realizar una agresión sexual, siendo indiferente
quién es la víctima. Para él, la violación es claramente un acto de poder y violencia, y no
tanto uno sexual (si bien esto se da también en el resto de tipos de violadores, si bien no de
un modo tan evidente).

3. Violador furioso

Este sujeto utiliza la violación como acto de castigo contra alguien a quien considera
representante del género, grupo social o colectivo que le ha producido algún tipo de
perjuicio (real o imaginario). Es decir, que experimenta la violación a través de un claro sesgo
basado en estereotipos y en ocasiones contenidos políticos.

4. Violador en búsqueda de confianza o compensación

Se trata de un tipo de violador que tiene una percepción distorsionada de la relación


entre el agresor y el agredido. El agresor considera que su actuación hará disfrutar a la
víctima y acercará a la persona objeto de su deseo, pudiendo llegar a establecer una relación
romántica.

4. Violador sádico

En este tipo de individuos se observa una vinculación entre la excitación sexual y la


agresividad. El inicio de una interacción que el sujeto considera excitante puede provocar
que la agresividad del sujeto aumente y experimente impulsos agresivos hacia su víctima,
forzándola. No es infrecuente que presenten trastorno antisocial y la parafilia conocida
como sadismo sexual, y que en el caso de la violación se expresa de forma directa, sin filtros.

6. Violación como mecanismo de control

Algunas violaciones son llevadas a cabo con un propósito independiente de la satisfacción


sexual y de poder del agresor. Es el caso de algunas violaciones sistemáticas llevadas a cabo
durante guerras, en las que se emplea la agresión sexual como método de humillación y
control de la población y para disminuir la moral del país enemigo. Se trata de un uso
estratégico de este tipo de violencia, gacias a locual lograr objetivos más allá de esta acción
en sí misma.

El perfil del violador y sus características

Si bien es cierto que debido a la elevada diversidad de variables que influyen en la


perpetración de un acto de este tipo no se puede hablar de un único perfil de violador, es
posible localizar una serie de variables que si bien no se aplican en todos los casos son muy
comunes entre los diferentes tipos de agresores sexuales.
Es importante remarcarlo: no hay un único prototipo de violador, y las siguientes
características si bien pueden ser comunes no identifican a todos los violadores.

1. No tienen por qué tener una personalidad extraña

La mayor parte de las personas no cometen violaciones. Esto puede hacer pensar que un perfil
típico de violador ha de ser la de alguien con enormes particularidades, características que
no tienen la mayoría de las personas y que hacen que en su día a día sean personas solitarias
y sin contacto normal con la sociedad. Si bien en algún caso concreto esto puede llegar a ser
cierto, en general esto no es verdad.
Una gran mayoría de violaciones son llevadas a cabo por sujetos con una personalidad
dentro de lo “normal” y que tienen amigos, familia y trabajo. De hecho muchos de ellos
son personas con pareja, con la cual generalmente mantienen relaciones de forma
convencional.

2. Poder, no sexo

Una de las características más comunes de la mayor parte de violadores es que el objetivo
real de su acción no es obtener gratificación sexual.
En su mayoría, las personas que cometen una violación sabiendo qué están haciendo
buscan y se ven atraídos por la idea de ejercer dominación, de hacer que otras personas
hagan algo en contra de su voluntad y obedeciendo al interés del agresor. Dicho de otro modo,
en una violación lo que se busca no es únicamente sexo, sino que también y especialmente
lo que se busca es el ejercicio del poder.

3. Tienden a buscar víctimas que consideran más débiles

Si bien se han dado casos en que la víctima es alguien físicamente más fuerte que el
agresor, por norma general los individuos que cometen agresiones sexuales buscan
víctimas que consideran físicamente más débiles que ellos o de las que conocen puntos
débiles a aprovechar.
En cualquiera de los dos casos, la elección de víctima está vinculada a la posibilidad de
ejercer el poder o bien sobre alguien a quien creen que pueden someter o bien sobre alguien
que consideran por encima y a quien quieren ver humillado/a y por debajo de sí mismos.

4. Sentimientos de inferioridad y frustración vital

Otro de los elementos que comparten la mayoría de violadores es la presencia de un


elevado sentimiento de frustración e inferioridad que puede llegar a ser expresado mediante
explosiones de violencia.
Si bien no tienen por qué demostrarlo en la mayor parte de las facetas de su vida diaria e
incluso pueden llegar a actuar de forma prepotente, estos sentimientos de inferioridad pueden
provocar una reacción en forma de deseo de dominar al otro, un deseo que en algunas
personas puede desembocar en una agresión sexual.

5. Poca capacidad de empatía

Se produzca la agresión sexual por el motivo que sea, en general los violadores tienen
una capacidad de empatía muy limitada o inexistente. Así, el agresor sexual no puede, no
le importa o elige no pensar en qué supone la violación para la víctima, o bien que llega
a considerar que la satisfacción de su deseo de poder y sexo merece el sufrimiento de la
víctima. Esto es visible en muchos de los casos que indican que la víctima en realidad sí
quería mantener relaciones o que en fondo disfrutó de la situación.

6. No anticipación a las consecuencias

Se ha observado que muchos violadores nunca pensaron en qué podría pasar después
de cometer el acto, si el caso sería investigado o si serían encontrados y detenidos. Este
refleja un cierto déficit a la hora de anticipar las consecuencias de sus propios actos, sean
éstas para sí mismos o para otros. Este factor no sería determinante para las personas que lo
que en realidad buscan son la consecuencia en sí del acto más que el propio acto per se.
7. Posible historia de abusos o aprendizaje de una sexualidad coercitiva

Al igual que ocurre con la violencia de género muchas personas que en la actualidad
cometen delitos sexuales han sido a su vez abusados o maltratados en la infancia, o bien han
sido testigos de abusos hacia otros familiares significativos.
Esto provoca que a la larga puedan llegar a identificar la coerción como un modo
normal de proceder, y que aunque sepan que socialmente está mal visto puedan sentir el
impulso de acometer el acto.

8. Consideran que tienen derecho a cometer la agresión

En un gran número de casos los individuos que cometen violaciones consideran que
tenían derecho a forzar a la víctima, en ocasiones por razones culturas. Así las agresiones
sexuales son más frecuentes en personas y regiones en las que aún persiste una cierta
consideración de superioridad del hombre ante la mujer, o bien consideran que sus
necesidades están por encima de los demás.

9. No se trata de enfermos mentales

Si bien la imagen típica de violador es la de un psicópata o alguien que padece un trastorno


mental, considerar que los agresores sexuales son personas con un trastorno mental sería
falso y reduccionista.
Es posible encontrar que algunos trastornos de personalidad como el antisocial pueden
facilitar una actuación de este tipo y es cierto que se pueden hallar casos de violaciones
durante estados psicóticos, maníacos o realizados por personas con discapacidad intelectual
pero por norma general los agresores sexuales son capaces de juzgar correctamente la
situación y saben qué están haciendo.

10. En su mayoría son plenamente imputables

Una consecuencia del punto anterior. Dado que en su mayoría los sujetos que cometen este
tipo de actos tienen plena consciencia de que su actuación es dañina y está penada por la
sociedad, por lo general los violadores son judicialmente imputables.

11. Evaden responsabilidad

Una característica común en muchos de los casos en los que no se presenta psicopatía o
psicopatología es el intento de evadir su responsabilidad en el acto. Es frecuente justificar
la conducta por el uso de sustancias o pretender sufrir una psicopatología para evadir el
castigo. A nivel informa, más allá de los procesos judiciales, es habitual que culpen a la
víctima.
12. Culpabilizan a la víctima

Parte de los sujetos que cometen violaciones suelen indicar que la culpa de la situación
es de la propia víctima. Frases como “iba provocando”, “en el fondo quería” y variantes de
ellas son frecuentes en agresores sexuales que han sido detenidos, evitando hacerse cargo de
la situación y excusándose.

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