Sei sulla pagina 1di 10

1.1.

Concepto de la sexualidad:

Para entender el tema de la sexualidad humana en su dimensión adecuada, lo primero que hay
que distinguir son los conceptos sexo y sexualidad.

– Sexo: es un término que sirve para clasificar a los seres humanos en dos grandes grupos:
masculino y femenino, y también, en su uso coloquial, para aludir a la práctica sexual. Es un
término unívoco que se emplea para los seres vivos en general

– Sexualidad: remite al conjunto de relaciones que los individuos establecen entre sí y con el
mundo por el hecho de ser sexuados. Es un concepto complejo, adecuado para hablar del tema
sexual en los seres humanos. Actualmente, algunos incluso prefieren usar el término
//psicosexualidad// para referirse a la sexualidad humana, pues con esta palabra se manifiesta
la estrecha relación que tiene el sexo -un aspecto eminentemente corporal- con el
pensamiento, las emociones, la inteligencia, la edad, el nivel de desarrollo, la personalidad, el
equilibrio mental y los valores.

Sexo

(Biológicas) Las personas nacen como macho, hembra, o intersexuales.

(Comportamiento sexual) Por lo general, implica tocarse a sí mismo o a otra persona en


maneras que estimulen los sentimientos sexuales y el placer. Comportamiento sexual incluye
muchas formas de tocar que pueden incluir desde agarrar de las manos o masaje hasta la
masturbación o el coito (vaginal/oral/anal).

Sexualidad

Quienes somos como hombres y mujeres. Nuestra sexualidad cambia y crece a lo largo de
nuestras vidas. La sexualidad incluye comportamientos sexuales, las relaciones sexuales, y la
intimidad; cómo elegimos expresarnos como hombres y mujeres (incluyendo la forma en que
hablamos, vestirnos y relacionarnos con los demás); orientación sexual (heterosexual,
homosexual, bisexual), valores, creencias y actitudes como se relacionan con ser barrón o
hembra; cambios que pasan a nuestros cuerpos como las etapas de la pubertad, el embarazo o
la menopausia; si y cómo escogemos tener niños; el tipo de amigos que tenemos; cómo
sentimos con respecto a la manera en que vemos; quienes somos como persona; y la forma en
que tratamos a los demás.

La sexualidad se muestra como una realidad tan compleja y diversa que es imposible acotar
todo lo que puede representar bajo una única mirada (Fig. 12.2).

No se puede comprender la sexualidad humana sin reconocer su índole pluridimensional.


Además, estas dimensiones no son estables, sino que están sujetas a cambios y en interacción
constante. Entre ellas destacamos:

- Dimensión biológica. Los factores biológicos están compuestos por fenómenos anatómicos,
fisiológicos y endocrinos implicados en la relación sexual. Todos los seres humanos disponen
de un programa genético, de un sistema hormonal y de un sistema nervioso que confluyen en
una estructura psicofisio-lógica que establecerá la base sobre la que se construye la conducta
sexual.

- Dimensión psicoafectiva. En el ser humano, el surgimiento del impulso o motivación sexual


depende

tanto de los mecanismos hormonales y del sistema nervioso como de estímulos externos
apropiados. Comprender los estímulos, motivos y procesos que afectan a la conducta sexual, y
explicar la orientación afectiva de las personas, son tareas propias de la Psicología.

- Dimensión clínica. Aunque la actividad sexual es una función natural del individuo, existen
numerosos impedimentos que pueden disminuir el placer. No sólo problemas de tipo orgánico,
como las enfermedades, sino también de tipo psicológico (ansiedacl culpa, depresión,
problemas de convivencia) pueden i repercutir en la vida sexual. Desde la perspectiva clí- j nica
se buscan soluciones a éstos y otros problemas, como las disfunciones sexuales.

- Dimensión eticosocial. Cada sociedad modela y ordena el desarrollo y expresión de la


sexualidad de sus miembros. También establece unos valores y pautas para justificar los
comportamientos sexuales. Estas influencias condicionan la forma de vivir la sexualidad en
cada individuo.

FUNCIONES DE LA SEXUALIDAD HUMANA

Hasta hace poco tiempo se justificaba la sexualidad cuando amplía una función reproductiva.
Era una concepción obre. Hoy se reconocen otras funciones, como la placenta y la
comunicativa.

- Relación y comunicación. La comunicación y la relación interpersonal son imprescindibles


para el desarrollo físico y psicosocial del ser humano. El contacto corporal: miradas, caricias,
besos, abrazos, transmiten sentimientos y afectos. Es un lenguaje más espontáneo y sincero
que el lenguaje verbal. La comunicación sobre la sexualidad no siempre requiere de las
palabras.

- Placer. Durante siglos se consideró, fundamentalmente por la tradición judeo-cristiana, que


el placerera algo sucio y pecaminoso. El sexo debía ser utilizado sólo para procrear. Estas ideas
conformaban una mentalidad que dificultaba la consecución del placer.

Sin embargo, las sensaciones de placer y displacer son las primeras que experimenta el ser
humano y son indispensables para el desarrollo de su personalidad. El placer es el resultado de
una relación gratificante consigo mismo y con otras personas. Por tanto, es un valor humano
que debe desarrollarse y cultivarse.

- Reproducción. Todo ser vivo, desde las bacterias hasta los mamíferos, tiene en la función
reproductora la clave de la perpetuación de la especie.

Las dimensiones de la sexualidad

El informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre sexualidad fechado en


Guatemala en 2001 la define como el resultado de la interacción de factores biológicos,
psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos, religiosos y espirituales. Aunque puede
abarcar todos estos aspectos, no es necesario que se experimenten ni se expresen
simultáneamente, pero tal diversidad de condicionantes confiere a la sexualidad de cada
persona un marcado carácter personal y específico que se manifiesta en lo que somos,
sentimos, pensamos y hacemos.

Dimensión biológica

Comprende aquellos aspectos que desde el punto de vista físico y orgánico tienen que ver con
la expresión sexual. Se integran en ella, por tanto, distintos aparatos y órganos regidos por el
cerebro que, tras recibir información desde los órganos de los sentidos, elabora la respuesta
sexual humana. Los órganos de los sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto) son parte esencial
de esta dimensión así como la piel, que en su totalidad constituye el mayor órgano sensorial
sexual y es considerada, junto con las mucosas, un agente erógeno de importancia capital. Los
órganos genitales, que se integran en esta dimensión, a menudo han monopolizado todos los
aspectos placenteros de la sexualidad en detrimento del placer proveniente de otras zonas
corporales como la piel. Esto, que es muy evidente en el hombre, no lo ha sido tanto para la
mujer, en quien se reconoce una gran sensibilidad de las zonas no genitales (piel y mucosas
sobre todo), lo que la hace más sensible a estímulos táctiles como besos y caricias.

La piel, en su totalidad, constituye el mayor órgano sensorial sexual y es considerada un agente


erógeno de capital importancia

Cuando el encuentro amoroso avanza y se llega a la fase de excitación, las sensaciones


provenientes de los órganos de los sentidos influyen de manera distinta en cada uno de los
sexos. Los estímulos auditivos favorecen la excitación sexual de la mujer sutilmente más que en
el hombre, mientras que en éste juegan mayor papel los visuales.

También se integran en esta dimensión biológica las cuestiones relacionadas con el desarrollo
sexual y sus diferentes etapas, que comprenden toda la vida. Desde el nacimiento, la infancia,
la pubertad, el tiempo en el que se inicia la capacidad de procreación y hasta cuando ésta se
pierde se sigue viviendo como ser sexuado. Integra también los distintos aspectos relacionados
con la respuesta sexual humana, que es posible gracias a la implicación de diferentes sistemas
de nuestro organismo (nervioso, endocrino y vascular).

Dimensiones psicológica y social

Cada persona va perfilando a lo largo del tiempo una actitud propia sobre la sexualidad, que
será facilitadora o inhibidora de su expresión según sus propias experiencias, las referidas por
otras de su entorno, el ambiente social y cultural en el que está inmersa, su formación y su
información, sus creencias religiosas, etc. A la vez, y de forma inevitable, transmite a su
entorno una imagen basada en su conducta y en sus opiniones, que pueden ser coincidentes o
no con su íntima realidad. Desde la infancia, las primeras actitudes hacia el sexo, que a menudo
permanecen inalteradas, se basan en lo que oímos y percibimos de nuestros padres, madres,
educadores y educadoras, así como de compañeros y compañeras. En definitiva, es indudable
que el entorno social mediatiza de manera importante tanto nuestra actitud como nuestra
conducta hacia la sexualidad propia y ajena. Cuando surgen problemas sexuales, por leves que
sean, generan en el individuo reacciones de ansiedad, inseguridad, miedo al fracaso, etc. y
repercuten en la pareja, que puede responder adoptando diversas actitudes -comprensiva, de
colaboración o de rechazo o irritación- pero que en general no suelen dejarla indiferente.

Así pues, la dimensión psicosocial de la sexualidad conjuga factores psicológicos (emociones,


ideas, actitudes personales) con factores sociales (influencia del entorno social) y su evaluación
es muy importante porque con ella se puede explicar el origen de numerosos trastornos
sexuales.

Dimensión medioambiental

En los últimos años, algunos expertos señalan una nueva dimensión en la sexualidad, la
medioambiental, movidos por la certeza de que los factores medioambientales influyen de
manera clara en ella. Estos cambios provocan modificaciones diferenciales en la sexualidad de
los seres vivos, y la interdependencia entre éstos y el ambiente es la base de la evolución y de
la biodiversidad.

Las dimensiones de la sexualidad

El informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre sexualidad fechado en


Guatemala en 2001 la define como el resultado de la interacción de factores biológicos,
psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos, religiosos y espirituales. Aunque puede
abarcar todos estos aspectos, no es necesario que se experimenten ni se expresen
simultáneamente, pero tal diversidad de condicionantes confiere a la sexualidad de cada
persona un marcado carácter personal y específico que se manifiesta en lo que somos,
sentimos, pensamos y hacemos.

Dimensión biológica

Comprende aquellos aspectos que desde el punto de vista físico y orgánico tienen que ver con
la expresión sexual. Se integran en ella, por tanto, distintos aparatos y órganos regidos por el
cerebro que, tras recibir información desde los órganos de los sentidos, elabora la respuesta
sexual humana. Los órganos de los sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto) son parte esencial
de esta dimensión así como la piel, que en su totalidad constituye el mayor órgano sensorial
sexual y es considerada, junto con las mucosas, un agente erógeno de importancia capital. Los
órganos genitales, que se integran en esta dimensión, a menudo han monopolizado todos los
aspectos placenteros de la sexualidad en detrimento del placer proveniente de otras zonas
corporales como la piel. Esto, que es muy evidente en el hombre, no lo ha sido tanto para la
mujer, en quien se reconoce una gran sensibilidad de las zonas no genitales (piel y mucosas
sobre todo), lo que la hace más sensible a estímulos táctiles como besos y caricias.

La piel, en su totalidad, constituye el mayor órgano sensorial sexual y es considerada un agente


erógeno de capital importancia

Cuando el encuentro amoroso avanza y se llega a la fase de excitación, las sensaciones


provenientes de los órganos de los sentidos influyen de manera distinta en cada uno de los
sexos. Los estímulos auditivos favorecen la excitación sexual de la mujer sutilmente más que en
el hombre, mientras que en éste juegan mayor papel los visuales.

También se integran en esta dimensión biológica las cuestiones relacionadas con el desarrollo
sexual y sus diferentes etapas, que comprenden toda la vida. Desde el nacimiento, la infancia,
la pubertad, el tiempo en el que se inicia la capacidad de procreación y hasta cuando ésta se
pierde se sigue viviendo como ser sexuado. Integra también los distintos aspectos relacionados
con la respuesta sexual humana, que es posible gracias a la implicación de diferentes sistemas
de nuestro organismo (nervioso, endocrino y vascular).

Dimensiones psicológica y social

Cada persona va perfilando a lo largo del tiempo una actitud propia sobre la sexualidad, que
será facilitadora o inhibidora de su expresión según sus propias experiencias, las referidas por
otras de su entorno, el ambiente social y cultural en el que está inmersa, su formación y su
información, sus creencias religiosas, etc. A la vez, y de forma inevitable, transmite a su
entorno una imagen basada en su conducta y en sus opiniones, que pueden ser coincidentes o
no con su íntima realidad. Desde la infancia, las primeras actitudes hacia el sexo, que a menudo
permanecen inalteradas, se basan en lo que oímos y percibimos de nuestros padres, madres,
educadores y educadoras, así como de compañeros y compañeras. En definitiva, es indudable
que el entorno social mediatiza de manera importante tanto nuestra actitud como nuestra
conducta hacia la sexualidad propia y ajena. Cuando surgen problemas sexuales, por leves que
sean, generan en el individuo reacciones de ansiedad, inseguridad, miedo al fracaso, etc. y
repercuten en la pareja, que puede responder adoptando diversas actitudes -comprensiva, de
colaboración o de rechazo o irritación- pero que en general no suelen dejarla indiferente.

Así pues, la dimensión psicosocial de la sexualidad conjuga factores psicológicos (emociones,


ideas, actitudes personales) con factores sociales (influencia del entorno social) y su evaluación
es muy importante porque con ella se puede explicar el origen de numerosos trastornos
sexuales.

Dimensión medioambiental
En los últimos años, algunos expertos señalan una nueva dimensión en la sexualidad, la
medioambiental, movidos por la certeza de que los factores medioambientales influyen de
manera clara en ella. Estos cambios provocan modificaciones diferenciales en la sexualidad de
los seres vivos, y la interdependencia entre éstos y el ambiente es la base de la evolución y de
la biodiversidad.

¿Qué es un derecho? Son los privilegios o ventajas que hemos conseguido o que otros han
conseguido para nosotros. No existe un derecho sin que se cumpla un deber. Los derechos
tienen vida por el cumplimiento de las obligaciones de otros. Si no se reconoce un derecho
sencillamente no hay derecho. El principal derecho reconocido es a vivir

3. Los derechos sexuales y reproductivos Los derechos sexuales y derechos reproductivos son
de conceptualización reciente y son los mismos derechos humanos interpretados desde la
sexualidad y desde la reproducción. Se ha dicho que los derechos sexuales y derechos
reproductivos son los más humanos de todos los derechos.

4. Para las mujeres los derechos sexuales tienen un especial significado, pues involucran el
derecho a ser tratadas como personas integrales y no como seres exclusivamente
reproductivos y a ejercer la sexualidad de manera placentera sin que ésta conlleve
necesariamente un embarazo. ¿Cuál es el alcance de los derechos sexuales y reproductivos?

5. Equidad de género Se conoce equidad de género a la defensa de la igualdad del hombre y la


mujer en el control y el uso de los bienes y servicios de la sociedad. Enfoque de género y
derecho El enfoque de género considera las diferentes oportunidades que tienen los hombres
y las mujeres, las interrelaciones existentes entre ellos y los distintos papeles que socialmente
se les asignan.

1 . DERECHO A LA VIDA

Este derecho humano lo tienen por igual mujeres y hombres, a lo largo de todas las etapas de
su vida, pero en el tema de derechos sexuales y reproductivos, se refiere, particularmente, al
derecho de las mujeres a no morir o poner en riesgo su vida por situaciones evitables
relacionadas con el embarazo, parto o su vida sexual:

- Un aborto realizado en condiciones inseguras (por personal no capacitado o en un lugar


inadecuado)

- Un embarazo antes de los 16 años o después de los 35 años.


- Embarazos muy numerosos ( más de 5 y/o hasta 3 cesáreas) o demasiado seguidos ( 1 por
año )

- Vivir situaciones de violencia doméstica y/o sexual.

2. DERECHO A LA LIBERTAD Y SEGURIDAD

Mujeres y hombres tienen derecho a decidir, de manera libre y responsable, sobre su vida
sexual y reproductiva.

Por tanto:

- Nadie puede ser forzado ( ni siquiera por su cónyuge ) a tener relaciones sexuales.

- Ninguna mujer puede ser forzada a tener un embarazo o un aborto.

- Cualquier intervención médica relacionada con la salud sexual y reproductiva debe ser
autorizada por la persona a quien se le va a practicar.

3. DERECHO AL A IGUALDAD Y A ESTAR LIBRE DE TODA FORMA DE DISCRIMINACION.

Las mujeres y los hombres merecen igual respeto porque ninguna persona es superior a otra.

Por eso:

- Ni la mujer ni el hombre requieren autorización del cónyuge o compañero/a sexual para


planificar con cualquier método, incluyendo la ligadura de trompas y la vasectomía.

- Ninguna mujer podrá ser despedida de su trabajo o establecimiento educativo por estar
embarazada.

- Es ilegal y atenta contra el derecho al trabajo, que se pida certificado de “no embarazo” para
conceder
un empleo.

- Las labores dentro y fuera del hogar, así como la crianza de los hijos pueden ser compartidas
por hombres y mujeres en condiciones iguales.

Ello contribuye a la salud y a la relación de pareja con los hijos.

- Hombres y mujeres pueden buscar protección de las infecciones de transmisión sexual, así
como una

vida sexual placentera, en condiciones de igualdad, sin ser juzgados y criticados.

4. DERECHO A LA LIBERTAD DE PENSAMIENTO

En lo relacionado con su vida sexual y reproductiva, todos los seres humanos tienen derecho a
pensar y obrar libremente.

Por tanto, el acceso a la información y a servicios sobre la salud y el ejercicio de sus derechos
sexuales y reproductivos, es una decisión personal que no puede ser restringida por las
opiniones personales, de conciencia

o religión de quienes proveen estos servicios.

5. DERECHO A LA PRIVACIDAD

Toda persona tiene derecho a poder confiar en su médico y en el personal de salud.

Los jóvenes, al igual que todas las personas, tienen derecho a que se respete su intimidad.

6. DERECHO A LA INFORMACION Y EDUCACION

Toda mujer y todo hombre, especialmente todo/a niño o niña, tienen derecho a ser educados y
deben tener igual acceso a información oportuna y adecuada sobre los servicios y métodos de
planificación familiar, infecciones de transmisión sexual y todo lo que se relacione con su vida
sexual y reproductiva.

7. DERECHO A OPTAR POR CONTRAER MATRIMONIO O NO Y A FORMAR Y PLANEAR UNA


FAMILIA.
Toda persona tiene derecho a elegir si se casa o no se casa, cuando y con quién. Esto implica
que:

- Ninguna persona, por ninguna razón, puede ser obligada a contraer matrimonio.

- Ninguna persona está obligada a permanecer casada, unida a alguien con quien ya no es feliz.

8. DERECHO A NO SER SOMETIDO A TORTURAS Y MALTRATOS

Todos los seres humanos, durante todas las etapas de su vida, tienen derecho a una vida libre
de violencia, trato cruel, inhumano o degradante.

Por ello: Toda persona tiene derecho a no ser agredida física, psicológica o sexualmente ni por
su pareja, ni por ninguna otra persona.

9. DERECHO A DECIDIR SI SE TIENEN HIJOS O NO Y CUANDO TENERLOS.

Toda mujer y todo hombre tiene derecho a decidir si quieren o no y cuándo tener hijos y a
tener acceso a la

gama más amplia posible de métodos seguros y efectivos de planificación familiar.

10. DERECHO A LA ATENCION Y PROTECCION DE LA SALUD

Toda persona tiene derecho a exigir que la calidad de los servicios de salud sexual y
reproductiva sea óptima y que se respeten sus derechos como usuarios.

11. DERECHO A LOS BENEFICIOS DEL PROGRESO CIENTIFICO

Hombres y mujeres tienen derecho a los beneficios de toda la tecnología disponible en salud
sexual y reproductiva, incluyendo nuevos métodos anticonceptivos, métodos diagnósticos
auxiliares y tratamientos para

la infertilidad, siempre que estas tecnologías


Sean seguras y aceptables. También tienen derecho a información sobre cualquier efecto

Dañino de dichas tecnologías.

12. DERECHO A LA LIBERTAD DE REUNION Y PARTICIPACION POLITIDCA

Toda persona tiene derecho a reunirse y asociarse para exigir y promover su derecho a la salud
sexual y reproductiva.

¿ DONDE EMPIEZAN LOS DERECHOS?

Estos derechos empiezan por conocerlos, reconocerlos y respetarlos nosotros mismos.

Primero nuestra persona individual, en relación de pareja y con los hijos; también en la calle, el
vecindario,

el lugar del trabajo; “situaciones y lugares pequeños pero donde toda mujer y todo hombre
buscan la misma justicia, la misma oportunidad, la misma dignidad sin discriminación”

Recuerde: Los derechos sexuales y reproductivos son individuales e irrenunciables.

Potrebbero piacerti anche