Sei sulla pagina 1di 3

UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

FACULTAD DE CIENCIAS QUÍMICAS


Química de Alimentos

Fecha: Martes 5 de julio de 2016

El papel que tiene la mujer en la sociedad moderna

Karolyn Zúñiga Puebla y Franklin Gavilánez Elizalde

Desde el principio de la humanidad, la mujer ha tenido que recorrer un camino lleno de


obstáculos para lograr su participación en la sociedad. Siempre se le ha dado el lugar de
estar en el hogar y se ha considerado incapaz de ejercer trabajos como el hombre, ha sido
considerada como un ser únicamente útil para procrear. Es por eso que no son muchos los
temas que se puedan abordar tan ampliamente en este mundo como es el de la mujer. La
misma creación fruto del vientre de la mujer permite la existencia misma de la raza humana
y toda la multiplicidad de factores que en su dinámica complejidad se desarrollan.
Históricamente la mujer fue simplemente relegada al papel reproductor, al cuidado de los
hijos y del hogar. Cuentan los que les consta que antes la mujer tenía su papel sumiso bien
definido para la sociedad: agente económico pasivo y con mínimo poder de decisión en los
planos económicos y políticos de la sociedad. Podemos reflexionar sobre lo que no ha
cambiado y lo que si ha cambiado frente al papel de nosotras las mujeres ante el desarrollo
de la humanidad y nuestro presente.

La mujer en la antigüedad, ha tenido muy pocos derechos, en muchas de las ocasiones ha


sido tratada muy mal, incluso considerada como “esclava del hombre”. En la edad media la
mujer pasaba del poder de su padre al de su esposo y era su padre quien elegía a la persona
que desde ese momento tendría control sobre ella. En la actualidad, tenemos mayor
igualdad de oportunidad y derechos. Se ha comprobado que las mujeres tenemos la
capacidad de realizar trabajos al igual que los hombre. Si bien es cierto que no debemos
caer en la trampa de generalizar el rol de las mujeres en las diferentes culturas, si podemos
observar que hoy como antes aun se siente la discriminación de la mujer en algunos
aspectos fundamentales de nuestra vida cotidiana: a pesar de que no es idéntica al pasado la
participación de la mujer en temas políticos y de opinión no son tan determinantes como
una justa igualdad de sexos debería permitir.

A diferencia de otros tiempos donde las mujeres no podían intervenir en asuntos de política,
ni las opiniones que estas aportaran eran tomadas en cuenta, hoy se le ha valorizado en
mayor medida, su vida ya no está limitada a atender el hogar y cuidar a sus hijos, sino que
tiene derecho a estudiar una carrera que la mujer elija. En algunos países como Afganistán,
todavía se puede ver la dificultad de la mujer para acceder a las universidades o que puedan
acceder a trabajos fuera de su casa, pues culturalmente le cuesta a la sociedad entender la
nueva realidad de la mujer y su papel en la sociedad. La mujer tiene derecho a adentrarse en
el ámbito profesional y poder ocupar puestos que habían sido considerados para hombre.
Sin embargo esto no es una obligación, habrá mujeres decididas a dedicarse de lleno a su
familia y no realizar ningún trabajo profesional fuera del hogar, ya que no ha cambiado el
pensamiento sobre la responsabilidad de la crianza de los hijos, pues a pesar de las nuevas
responsabilidades ganadas y asignadas a nosotras las mujeres, pues sigue siendo un papel
prioritario para la mujer el cuidado de los hijos.

Podemos comprobar una y otra vez que las mujeres somos capaces de hacer las tareas del
hogar y realizarnos en lo profesional, y que si decidimos hacer ambas cosas entonces el
hombre tendrá que adaptarse cada vez más al nuevo rol que le exige la vida moderna
colaborando con las tareas domésticas. E incluso si las mujeres deciden no estar al lado de
un hombre, en la actualidad no es mal vistos y mucho menos es una deshonra el ser madre
soltera, por el contrario es motivo de orgullo reconocer que una mujer tome las riendas de
su hogar. Muestra de ello es que en un gran promedio los hogares son liderados por el sexo
femenino fungiendo como perfectas “jefas de familia”.

Sin embargo, el panorama no pinta tan bien en todos los casos, aún hoy, hay grandes
obstáculos para alcanzar la igualdad, ya que la discriminación hacia las mujeres sigue
vigente en nuestros días, el acceso a los cargos con mayor responsabilidad avanza sí, pero
muy despacio, y es muy probable que haya muchos hombres que no estén listos para recibir
órdenes provenientes de mujeres. Por este lado, todavía algunos hombres educados por
madres que realizaban todos los quehaceres del hogar, aún no asumen la obligación de
colaborar con sus parejas en la realización de las actividades hogareñas.

Continua siendo una tragedia para la humanidad lo que se denomina común mente como la
trata de blancas, que no es otra cosa que una forma moderna de esclavismo sexual y que
pese al esfuerzo de algunos sectores sociales, no deja de ser un enemigo permanente para la
civilización moderna, una vergüenza para la sociedad y un mecanismo macabro de fácil
lucro para los mercaderes de seres humanos. Ahora bien, que ha cambiado con el pasar de
los días, hoy en día cuesta trabajo desprender la diferencia, salvo las físicas y fisiológicas,
entre los géneros humanos. La mal llamada liberación femenina es para muchos una simple
igualación entre los roles masculinos y femeninitos frente a su papel social y económico de
la comunidad.

Basta dar una rápida mirada a nuestra realidad, donde fácilmente vemos que la mujer, como
nunca antes, se prepara y enfrenta situaciones caóticas como la guerra, casi por encima de
su instinto protector derivado de la propiedad de procrear, vemos que marchan hombro a
hombro junto con los hombres a enfrentar conflictos bélicos comunes, históricamente, para
los hombres. Así mismo, la economía en su dinámico andar muestra evidentemente esta
alteración de roles. Los hogares de antes podían subsistir con el trabajo o el salario
devengado por el género masculino. Hoy en día las mujeres necesariamente debemos
trabajar para intentar el sustento digno de los hogares. El papel de la mujer en la economía
actual ni siquiera se compadece como simple objeto sexual de mercadeo y publicidad en las
pasarelas y medios de comunicación sino como agente económico activo que genera
importantes ingresos financieros.
Un blanco más de la oferta de bienes y servicios, que transforma nuestra mente y nuestro
papel social. No en vano es cada vez más frecuente el señalamiento de compradoras
compulsivas, claro está todo dentro del marco de nuestro desarrollo profesional y laboral y
el justo desarrollo de la personalidad. Esta nueva condición de agente económico activo, no
solo por la capacidad de vender la fuerza laboral sino por el poder adquisitivo cambia
inexorablemente la mente, la palabra y la acción de la mujer. A su paso, nuestro papel ante
la sociedad cambia radicalmente, señalando nuevos patrones de comportamiento y nueva
distribución de los roles sociales. Tal vez estos elementos enriquezcan la discusión de la
crisis de la familia como modelo fundamental de la sociedad, sin embargo, lo que no
permite discusión es que hoy podemos observar en los diarios y noticieros que las cifras de
violencia contra la mujer se han incrementado alarmantemente.

No es solo porque hoy en día el desarrollo de la sociedad y de la justicia, por lo menos en


nuestro país, nos permite denunciar los maltratos, sino porque producto de esos nuevos
patrones de comportamiento de la mujer que señala también nuevos derechos ante la
sociedad, como son la reivindicación económica, social, cultural y sexual, muy similar a la
de los masculinos, pues esto no es muy bien acogido dentro de grandes sectores de ese
género, que en muchas culturas, como la nuestra cargada de valores machistas y
prepotentes, no entienden esta nueva condición de la mujer, lo que degrada en un triste
enfrentamiento en el cual prevalece la fuerza bruta desmedida, lo que al final engruesa la
estadísticas de violencia y mal trato contra nosotras las mujer.

Es muy claro que nuestro papel sumiso y acartonado de antaño, sigue siendo cosa del
pasado, lo que no es muy claro es el futuro de la sociedad y nuestro papel como mujer
frente a la misma. Cada vez son más las madres solteras, cada vez son más los hijos
educados por la televisión, el internet y los amigos, cada vez estamos más expuestas a
modelos dictados por la moda, quien podría entonces atreverse a señalar una vía clara
frente a esta mescla de matices modernos. Y tal vez nuestros profesores, tal vez nuestros
padres en un arranque vivido de responsabilidad nos recuerden que la base fundamental de
la convivencia esta en los valores, la base fundamental de la convivencia está en el respeto,
en la tolerancia, en el afecto. La preocupación será entonces duplicar nuestra
responsabilidad como mujeres hacia las generaciones futuras de la humanidad, porque tal
vez hoy como siempre en el amor esta la salvación.

Potrebbero piacerti anche