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2017

MATERIAL DE APOYO A LA DOCENCIA


Revisión Bibliográfica Sobre Rehabilitación del
Usuario con Afasia

Autores
Contreras F.; Muñoz C.; Prieto P.; Valdés J.

Unidad Habla y Lenguaje Adultos


Carrera de Fonoaudiología
Sede Santiago
INDICE

Introducción Pag.3

Aproximación al Concepto de Rehabilitación Pág. 4

Neuroplasticidad: Definición - Principios de neuroplasticidad en rehabilitación Pag.6

Rehabilitación de los trastornos del lenguaje Pag.7

Neuroplasticidad en la intervención de los trastornos del lenguaje Pag.10

Principios generales desde la neuroplasticidad en la rehabilitación neuropsicológica del lenguaje. Pag.11

Orientaciones terapéuticas en la rehabilitación neuropsicológica del lenguaje según el modelo BPS Pag.12

Conclusiones Pag.15

Bibliografía Pag.17
INTRODUCCIÓN

En el marco de la neuropsicología, el estudio del lenguaje y sus trastornos son de gran relevancia debido a la
incidencia de estos. Los estudios del lenguaje dictan de años antes de Cristo, sin embargo, se consolidan en la
época moderna con los estudios de Karl Wernicke y Paul Broca. Para los profesionales dedicados al área y el
abordaje de los trastornos del lenguaje es importante conocer la semiología de los trastornos, los matices de
la manifestación de la alteración del lenguaje, así como los trastornos concomitantes al defecto lingüístico.
Teniendo en cuenta lo anterior, el proceso de intervención del usuario con trastorno del lenguaje adquirido
no finaliza en el diagnóstico y caracterización del cuadro. El usuario debe ser tratado e intervenido con la
finalidad de poder recuperar y/o compensar sus funciones comunicativas. Por esto, es de suma importancia
conocer acerca del proceso de la rehabilitación neuropsicológica del lenguaje y la comunicación. La
orientación a la neuroplasticidad es pertinente pensando que en la actualidad existen herramientas
diagnósticas y exámenes de neuroimagen que permiten evidenciar los patrones de funcionamiento luego de
un daño cerebral y los cambios producidos en él, en consecuencia, del proceso terapéutico. Los conocimientos
actuales de neuroplasticidad deben sentar la base de cualquier proceso terapéutico en el cual esté involucrado
el sistema nervioso, especialmente, cuando nos encontramos con lesiones agudas que alteren el sistema
lingüístico –comunicativo normo-típico de una persona.
El conocimiento que existe de la rehabilitación neuropsicológica acerca de los trastornos de la atención,
memoria y funciones ejecutivas se encuentran caracterizados dejando un espacio a la inquietud del abordaje
neuropsicológico y de otros profesionales en los trastornos del lenguaje.
La inquietud expuesta previamente no es nueva, la neuropsicología nace y se desarrolla desde los
fundamentos de la pérdida del lenguaje, sin embargo la calidad de los estudios, en conjunto con la variabilidad
de los cuadros descritos entre otras variables han puesto un abanico de posibilidades en el proceso
terapéutico.
Se conoce que la rehabilitación a través de un Fonoaudiólogo, Logopeda o patólogo del habla y lenguaje con
conocimientos en neuropsicología, en apoyo con otros profesionales, es el único medio para tratar las
alteraciones del lenguaje adquiridas (Afasia) principalmente ya que, no existe abordaje farmacológico o
tratamiento desde el modelo Biomédico que cumpla eficientemente con los requerimientos funcionales de la
comunicación humana. De esta forma en la intervención del usuario con trastornos del lenguaje se hace
imperante el conocimiento y puesta en práctica del modelo biopsicosocial de salud propuesto por la OMS que
intenta mirar las condiciones de salud desde una perspectiva más holística e integral.
La clasificación internacional de la funcionalidad (CIF) nos entrega pautas y direcciones acerca del quehacer y
de cómo el proceso de rehabilitación debe ser direccionado en función del usuario en sus actividades y roles.
La rehabilitación de los trastornos del lenguaje es variada y como fue mencionado, no existe conceso sobre
cual abordaje es el óptimo para su recuperación. Es intención de esta monografía entregar direcciones y
pautas básicas en el proceso de rehabilitación en la persona con afasia con o sin trastornos asociados
utilizando los conocimientos de la neuroplasticidad y neuropsicología como base del proceso terapéutico
enmarcado en el modelo biopsicosocial.
APROXIMACIÓN AL CONCEPTO DE REHABILITACIÓN

La rehabilitación neuropsicológica principalmente nace de la ausencia de centros rehabilitadores que se


encarguen de los niveles cognitivos. Tras la primera Guerra mundial, la sobrevida de los sujetos secuelados de
daño cerebral aumentó considerablemente y fue entonces cuando hubo una proliferación de centros en el
que se incluía la rehabilitación cognitiva. De esta forma, tanto Alemania como EE.UU. crearon centros de
rehabilitación con diferentes orientaciones dentro del proceso terapéutico.
Para Wilson, rehabilitación Cognitiva es el “proceso mediante el cual las personas con lesión cerebral trabajan
en colaboración con profesionales y cuidadores para mejorar o corregir déficits cognitivos; el escenario de la
rehabilitación cognitiva brinda un ambiente enriquecido para impulsar la recuperación cognitiva mediante
actividades estructuradas; la rehabilitación cognitiva también ayuda a las personas con lesiones cerebrales a
adecuarse a los déficits enseñándoles métodos de compensación” (Wilson, 2008) y lo diferencia de la
rehabilitación neuropsicológica agregando dentro del proceso de recuperación no solo el nivel cognitivo, si no
también el emocional, psicosocial y conductual del sujeto con lesión cerebral.
Los objetivos terapéuticos de la rehabilitación neuropsicológica buscan diseñar e implementar planes de
intervención que permitan reeducar, compensar y/o sustituir las funciones psicológicas superiores
deterioradas. (Ingrid Buller, 2008)
Roger Gil (2004) menciona que el segundo objetivo de la neuropsicología invita ha estudiar de forma detallada
el trastorno neuropsicológico para así sensibilizarse con el estado y la re-educación del sujeto con daño
cerebral.
Autores como Sohlberg y Mateer consideran la rehabilitación neuropsicológica como “un proceso terapéutico
cuyo objetivo es el de incrementar o mejorar la capacidad del individuo para procesar y usar la información
que entra, así como permitir un funcionamiento adecuado en la vida cotidiana.” (Sohlberg y Mateer, en López,
B., 1999)
Se pueden determinar dos objetivos generales a la rehabilitación neuropsicológica según los lineamientos
propuestos por Wilson (2000):
. Reducir las consecuencias de las deficiencias cognitivas en la vida diaria.
. Reducir el nivel en que estas deficiencias impiden el retorno exitoso del individuo a su
funcionamiento social.
Dentro del proceso de rehabilitación neuropsicológica se plantean dos enfoques como ejes del proceso
rehabilitador: El enfoque Restaurativo y el enfoque Compensatorio.
Las principales diferencias entre el enfoque Restaurativo y Compensatorio es que el primero se centra en
mejorar el desempeño de la función perdida, a través de la estimulación de las redes neuronales dañadas
mediante ejercicios y tareas repetitivas que aporten a la reconexión mientras que, el enfoque compensatorio
señala como objetivo el desempeño funcional del usuario por lo que, utiliza modificaciones en las actividades
para su desarrollo o ejecución.
Un claro ejemplo en las cuales se pueden poner en práctica estos enfoques es en la rehabilitación de las
alteraciones de memoria. Utilizando el enfoque restaurador, implicaría exponer al paciente a tareas
repetitivas en las cuales debe utilizar las habilidades de memoria como un medio para desarrollar la tarea,
pensando en la idea de “Memoria como un músculo”. Sin embargo, este déficit de memoria se puede ver
beneficiado si se aporta a la rehabilitación con estrategias compensatorias como el uso de mnemotecnias
(estrategia compensatoria interna) o apoyos en el ambiente como alarmas, archivos con etiquetas, entre
otros. (Compensación externa).
En la actualidad, se plantea que la rehabilitación neuropsicológica debe estar orientada a programas holísticos
de tratamiento. “Los programas holísticos tienen el propósito de aumentar la conciencia de los pacientes,
reducir los déficits cognitivos, desarrollar habilidades compensatorias y brindar asesoramiento vocacional.
Dichos programas generalmente proporcionan una combinación de terapia individual y grupal.”
Cicerone plantea que es posible que este método de intervención, en el que se intente abordar los aspectos
cognitivos, emocionales y conductuales de los sujetos podría ser el modelo más eficaz de tratamiento.
En base a los modelos Holísticos de rehabilitación, es que se plantean algunos principios para la rehabilitación.
Dentro de los cuales se destaca la participación del paciente en el planteamiento de metas y objetivos
terapéuticos.
Kendall et al. (2006) indica que el involucramiento directo del paciente en la determinación de las metas de
neuro-rehabilitación demostró que daba como resultado significativas mejorías en el logro y mantenimiento
de las metas.
Tanto el paciente como su familia y/o cuidadores deben guiar estas metas.
Idealmente, el proceso terapéutico debe basarse en un programa que incluya un equipo transdisciplinario que
aborde los trastornos del paciente y que a la vez potencie sus habilidades preservadas.
La cognición no puede ser tratada de forma aislada y es por eso que el abordaje con diferentes profesionales
es tan relevante, ya que no se puede aislar la cognición de los procesos emocionales, sociales y conductuales
del sujeto.
Según el Panel de Desarrollo Consensuado sobre Rehabilitación de Personas con Lesión Cerebral Traumática
(1998) “La meta de la rehabilitación cognitiva y conductual es aumentar la habilidad de la persona para
procesar la información y mejorar el nivel de funcionamiento de la persona en su familia y en la vida
comunitaria”.
En ese sentido, es importante considerar que los logros de la rehabilitación principalmente deben ser
evaluados según la funcionalidad y la mantención de ésta en el sujeto con daño a través del tiempo.
Se describen también factores que podrían predecir el nivel de recuperación de un sujeto que ha sufrido daño
cerebral. Entre ellos podemos encontrar:
 Nivel educativo e inteligencia pre-mórbido: El nivel educativo está relacionado directamente proporcional
con el desarrollo del árbol dendrítico y la conectividad sináptica así como la inteligencia pre-mórbida es
considerada como un factor de protección.
 Género: Las mujeres tienden a tener mayor recuperación de las lesiones de hemisferio izquierdo a raíz de
los efectos protectores de la progesterona.
 Momento de ocurrencia de las lesiones: Existen variantes en los postulados en los cuales se destaca
Kennard (1940), donde postula que “Una lesión cerebral sufrida en la niñez tiene consecuencias menos
severas” mientras otros autores postulan como hipótesis que “la lesión cerebral que ocurre temprano en
la vida puede dar como resultado alteraciones conductuales más severas que en caso de un daño similar
ocurrido en una etapa posterior de la vida”. (Hebb, 1949)
 Tiempo desde la lesión: Al ocurrir una lesión cerebral, inmediatamente después podemos encontrar
afectaciones en zonas cercanas del lugar lesionado principalmente debido a la privación de estímulos
neuronales en dirección a la zona dañada y también desde la zona dañada hacia las áreas cercanas a ella.
De esta forma, se altera el funcionamiento de estas áreas cerebrales. Von Manokow (1914) utilizó el
término “diásquisis” para describir la depresión de la actividad en sitios remotos y no dañados del cerebro
funcionalmente conectados a las zonas dañadas. Con el pasar del tiempo, estas zonas pueden volver a su
funcionamiento normal.
Podemos encontrar otros predictores como: Localización de la lesión, tamaño de la lesión, tipo de
neuropatología, edad de la persona en el momento de la lesión, severidad inicial del daño, nivel de
motivación, tipo, cantidad y frecuencia de la rehabilitación, entre otras.
NEUROPLASTICIDAD: DEFINICIÓN - PRINCIPIOS DE NEUROPLASTICIDAD EN REHABILITACIÓN

Neuroplasticidad se define como la "Capacidad de las células del Sistema Nervioso para regenerarse
anatómica y funcionalmente después de estar sujetas a influencias patológicas ambientales o del desarrollo,
incluyendo traumatismos y enfermedades". (OMS, 1982)
H. Duffau (2006) plantea que existen dos procesos de recuperación luego de una lesión aguda. El primero
contempla la recuperación de funciones debido a la regresión de la diásquisis, a este proceso lo caracteriza
como “Recuperación metabólica – electrofisiológica” y el segundo proceso contempla a la neuroplasticidad
en donde la caracteriza como reorganización mediante reclutamiento.
La neuroplasticidad en términos generales se entiende como la capacidad de las neuronas adyacentes al área
dañada que desarrollan terminaciones nerviosas que restablecen, parcialmente, las funciones interrumpidas.
Dentro de la descripción de neuroplasticidad se describen mecanismos que posibilitan la recuperación luego
de un daño cerebral.
Postulado por primera vez por Luria (1973), quién introdujo el término “reorganización funcional” indica que,
este mecanismo se basa en la reorganización intrínseca o cambio en la organización de los circuitos locales
existentes.
También describió Luria (1973) “La creación de nuevos circuitos mediante la formación de nuevas conexiones
entre neuronas”. Este mecanismo se basa en la reconexión que desarrollan las neuronas sobrevivientes con
otras neuronas que están dentro de los circuitos. En este proceso de recuperación se menciona la influencia
de la experiencia y de los estímulos dentro del proceso de recuperación.
Robertson y Murre (1999) realizan una distinción de la Plasticidad relacionada con la rehabilitación de abajo
hacia arriba y de arriba hacia abajo.
1.- “Rehabilitación de abajo hacia arriba. Se refiere a los estímulos externamente inducidos hacia la red
lesionada. El entrenamiento repetitivo activa repetidamente el mismo conjunto de neuronas en la red dañada,
permitiendo una conexión más rápida a través de los mecanismos de aprendizaje y minimiza la posibilidad de
crear conexiones deficientes con otras redes.”
2.- “Rehabilitación de arriba hacia abajo. Basados en hallazgos experimentales que indican que los centros
cerebrales superiores influyen en la determinación de qué información sensorial se selecciona para continuar
el procesamiento y los enfoques de arriba hacia abajo estimulan los sistemas superiores.
Estudios han determinado que la capacidad para sostener la atención predice la recuperación después de una
lesión cerebral”
La plasticidad neuronal se ha demostrado empíricamente en estudios como los desarrollados por Chollet
(1991) donde se estudió a individuos que habían sufrido un infarto cerebral, cuando los participantes estaban
realizando una tarea secuencial de dedo a pulgar, hubo presencia de activación bilateral de las cortezas
motoras mientras que, el movimiento de la mano no afectada fue acompañado sólo por la activación de las
cortezas motoras contralaterales esperadas. (Chollet et al., 1991)
Existe un concepto denominado “competencia interhemisferica”, que fundamenta que puede existir una
relación competitiva entre los hemisferios del cerebro tras la recuperación de un daño cerebral. (Kinsbourne,
1993). Esta competencia recae en la diferencia que existe en la forma de rehabilitación (reactivación o
compensación). La reactivación comprende al reclutamiento de neuronas y la re-generación de funciones
específicas dentro del mismo hemisferio o dentro de la misma zona dañada, mientras que la compensación
busca el reclutamiento de otras neuronas alejadas del lugar de lesión para cumplir esas funciones. Por lo tanto,
al ocurrir un daño cerebral, dependiendo de la severidad de este, se activará el proceso de recuperación y en
la medida que se adopte más reclutamiento de tipo compensatorio, este significará la inhibición de la
recuperación de la zona dañada.
La plasticidad cerebral es el principio en el que se fundamentan los programas terapéuticos de recuperación
funcional ya que, el cerebro no es estático y tiene su máximo en la denominada edad temprana y disminuye
paulatinamente su eficacia con la edad.

REHABILITACIÓN DE LOS TRASTORNOS DEL LENGUAJE

El tratamiento fundamental de las afasias es el tratamiento fonoaudiológico. Wanda Webb se refiere a la


importancia del logopeda en la rehabilitación de la afasia “Posiblemente el logopeda (fonoaudiólogo) sea el
miembro de mayor importancia en el equipo de rehabilitación que atiende a un paciente que sufre de afasia”.
(Webb W., Adler, R. Love R., 2010).
El proceso de rehabilitación tiene dos objetivos principales: que el paciente logre satisfacer las necesidades
comunicativas de la vida diaria en diferentes ambientes y que logre una adaptación psicosocial en relación a
su alteración comunicativa. (Donoso, A., González, R., 2012)
En relación al primer objetivo, este se verá influenciado principalmente por la severidad del cuadro afásico,
es decir, las necesidades comunicativas de un sujeto van a variar tanto en el contexto comunicativo en el que
se desenvuelva así como de la modalidad de comunicación que se planteará para la satisfacción de esas
necesidades. Debido a este último punto es que es importante señalar que la comunicación no se ejecuta
únicamente de forma verbal.
En cuanto al segundo objetivo mencionado, éste conlleva netamente al trabajo transdisciplinario donde la
familia/cuidadores y mismo sujeto cumplen roles importantísimos debido a que conlleva el proceso de
aceptación de las limitaciones comunicativas. Desde la clasificación Internacional del Funcionamiento,
contemplan a los factores personales y ambientales del sujeto afásico.
La rehabilitación de la afasia comprende el uso de enfoques Reactivadores y Compensatorios. “La estrategia
de reactivación o facilitación aprovecha en la primera etapa que las neuronas parcialmente dañadas (o
alteradas por un proceso de diásquisis) pueden recuperarse. Luego, se beneficia de la plasticidad cerebral que
permite que las funciones deficientes pueden ser asumidas por otras áreas del cerebro, incluso por el
hemisferio derecho”. (Donoso, A., González, R., 2012).

Horner y cols. (1994) hablan de que los clínicos que tratan afasias tienen bases teóricas que sustentan sus
terapias. Habrían tres teorías de tratamiento:
1. Tratamiento de estimulación por facilitación.
2. Tratamiento neuropsicológico cognitivo o psicolingüístico.
3. Tratamiento de comunicación funcional.
Tratamiento de estimulación – facilitación utilizaría un formato tipo estimulo-respuesta, donde se trabajaría
en base a alguna modalidad del lenguaje especifica en base a un reforzamiento repetitivo. Un ejemplo de este
tipo de tratamiento es mencionado por Helms- Estabrooks y Albert (1991) como la TAV (terapia de acción
visual para afasia global) y Terapia de control voluntario de producciones involuntarias (estereotipias).
El método neuropsicológico cognitivo de tratamiento emplea un diagrama modular de funciones cognitivas o
lingüísticas necesarias para la comunicación, buscan ayudar al paciente por facilitación de funciones intactas;
reorganizando funciones usando los módulos preservados y un aprendizaje de los módulos deficientes. (Saa,
N., 2001)
Las Terapias de comunicación funcional favorecen la competencia comunicativa por sobre la competencia
lingüística, estimula todos los aspectos pragmáticos del lenguaje que acompañan los actos de habla; un
ejemplo de esto es la terapia PACE. (Davis y Wilcox, 1985).
Modelos teórico-clínicos de la intervención terapéutica del lenguaje
Labos (2008) menciona en el tratado de Neuropsicología modelos teóricos –clínicos para la rehabilitación del
lenguaje que incluye en el proceso de intervención un formato de evaluación que contempla aspectos
funcionales y estructurales del lenguaje y un formato de tratamiento que surgirá de la información recogida
del proceso evaluativo.
Los modelos de intervención jerarquizan aspectos funcionales y estructurales del lenguaje. Dentro de ellos
existen dos polos característicos; Uno de ellos corresponde al pragmático donde se centran en la recuperación
funcional del lenguaje y la optimización comunicativa. Por otro lado, existen modelos focalizados que se
preocupan de optimizar las características específicas del lenguaje centrado en los déficits ya sean léxicos,
morfosintácticos y fonológicos.
La psicología cognitiva entrega un modelo esquematizado del lenguaje normal como sistema autónomo. En
ese contexto, Cuetos Vega describe cuatro modalidades de intervención con el que se puede intervenir
dependiendo de la gravedad del trastorno afásico.
 Facilitación con estrategias para facilitar el acceso a la información, utilizando claves con imágenes/
dibujos utilizados frecuentemente para el tratamiento de la anomia y estructuras sintácticas.
 Reaprendizaje, utilizado con frecuencia en el tratamiento frente a la pérdida de una función donde
se inicia por el proceso básico para la recuperación de la habilidad.
 Reorganización o sustitución que utiliza las habilidades indemnes. Un claro ejemplo es la utilización
de habilidades propias del hemisferio derecho como la melodía como pasaje a la palabra hablada o
uso de diferentes rutas para el acceso al léxico.
 Adaptación y compensación, utilizado con frecuencia para situaciones en que la recuperación de las
habilidades no es posible. Por lo tanto, estas funciones perdidas se sustituyen por otras que permiten
al usuario comunicarse igualmente.
Este abordaje cognitivo debe especificar y caracterizar el perfil lingüístico del usuario en cuestión tanto de los
déficits como de las habilidades conservadas.
Considerando lo anterior, se especifican intervenciones para déficits específicos como la anomia que cuando
es producida por defectos léxico-fonológicos, deben utilizarse apoyos fonológicos a nivel oral y escrito. Basso
(2003) entrega un programa específico para el acceso al léxico y uso del diccionario utilizando la escritura con
índices ortográficos para denominar. Este aclara que, el trabajo debe ser sistematizado, intensivo y diario con
el fin de consolidar los reaprendizajes. En caso que el defecto se focalice en errores semánticos, es posible
considerar el tratamiento semántico especifico ya que, este no serviría para tratar los déficit a nivel léxico y/o
fonológico ya que no habría generalización de los contenidos tratados. La terapia semántica se enfoca
principalmente en las relaciones del significado de cada palabra con el enlace ortográfico o fonológica. Otro
enfoque radica en la reeducación desde los niveles y propiedades más generales a nivel semántico de las
palabras a los más específicos. En este sentido, las herramientas terapéuticas pueden variar, siendo no solo
verbales si no también gestuales y visuales.
Desde la neurolingüística se proponen abordajes terapéuticos específicos para el tratamiento de la gramática
donde el trastorno radica principalmente en los defectos receptivos morfosintácticos en la afasia de Broca.
Los modelos de rehabilitación pragmática incluyen un marco ecológico para el diagnóstico y rehabilitación.
Para algunos autores la pragmática se debe abordar en forma combinada desde los modelos neurocognitivos
revisados previamente. Sin embargo, otros autores se refieren a que la Pragmática no corresponde a un
modelo complementario si no que corresponde a otra dimensión que permite posicionar al sujeto en una
posición real de interacción comunicativa.
Gallardo menciona que el lenguaje es un instrumento de comunicación inevitablemente contextualizado
utilizado para establecer relaciones personales, regular conductas, satisfacer necesidades o deseos, explorar
y organizar el entorno e intercambiar mensajes e información y acuerda en que la terapia del lenguaje que se
encuentra deficitario necesita focalizar también tales funciones. Por lo tanto, el objetivo final del proceso de
rehabilitación será restaurar la competencia comunicativa utilizando modalidades lingüísticas y
extralingüísticas.
La terapia de conversación asistida o las propuestas por Gallardo P. (2005) persiguen identificar conductas de
los interlocutores que resulten amenazantes para la persona con afasia y por tanto, que actúen como
facilitadores del proceso comunicativo si no más bien como barreras proporcionadas por el contexto. El
siguiente objetivo es identificar las conductas que faciliten la comunicación efectiva.
A pesar de existir variabilidad de tratamiento, algunos autores presentan como punto clave el proceso de
selección de un paciente para el proceso de rehabilitación. “La selección del paciente es importante para el
abordaje directo. Este debe ser capaz de atender a los estímulos presentados; de comprender las
instrucciones básicas verbales y no verbales; de imitar, algunos gestos simples; ser capaz de parear objetos o
dibujos idénticos” (Brookshire, 1997; Donoso, A., González, R., 2000). Saa, N. (2001) presenta tres criterios de
selección: Afasia debida a infarto hemisférico izquierdo, único y primero, Tiempo de evolución: 6 meses o
menos y buena salud en general.
Otro punto a destacar en el proceso de rehabilitación del paciente con trastorno del lenguaje, es la
planificación de las sesiones. Se entiende que se deben considerar tres elementos en este punto: la frecuencia,
la duración y la estructura. El número mínimo de sesiones para que el tratamiento sea eficaz es de tres a la
semana por un período de 6 meses (Rosenbek, LaPoint y Wertz, 1989). La duración de las sesiones podrá ser
variable y va depender principalmente de tiempo que lleve el cuadro afásico en el sujeto. En los pacientes
agudos, las sesiones no deben durar más de 30 minutos; en cambio, en la etapa crónica (después de 3 meses)
pueden ser de 45 minutos o más (Brookshire, 1997). “Con respecto a la estructura de la sesión se recomienda
que se inicie con una actividad de complejidad moderada para sintonizar al paciente y luego continuar con
otra de mayor exigencia; posteriormente pasar a una de menor dificultad y así alternar sucesivamente“
(Brookshire, 1997; Porch, 1994; Donoso, A., González, R., 2000).
Debido a la presencia de otros trastornos neuropsicológicos que acompañan a la afasia es que se determina
que el abordaje de esos trastornos puede hacerse de forma conjunta o aislada al tratamiento que reciba el
lenguaje. (Brookshire, 1997).
Al igual como fue descrito en el apartado de rehabilitación neuropsicológica, la rehabilitación del lenguaje
debe ser medida a partir de la funcionalidad, razón por la cual las actividades deben ser en base a las
necesidades comunicativas del sujeto para favorecer la funcionalidad. (Davis, 1993)
A través del tiempo, se ha intentado tratar la afasia a nivel farmacológico. Luria fue unos de los primeros en
utilizar la farmacología para manejar algunos trastornos del habla y otros trastornos cognitivos a partir de
sujetos que presentaban lesiones cerebrales.
Estudios de revisión han demostrado que existen algunos beneficios en el uso de algunos medicamentos en
la rehabilitación de la afasia como la bromocriptina, anfetaminas, colinérgicos, GABAergicos y
serotoninérgicos. Todos ellos mostraron una eficacia en la potenciación y mantención de la comunicación en
los sujetos afásicos estudiados, sin embargo, con limitaciones en cuanto al rendimiento. El uso de fármacos
en todos los estudios revisados planteaba que el tratamiento farmacológico se veía potenciado y con mayor
eficacia cuando se combinaba con el tratamiento de rehabilitación del lenguaje.
Labos E. menciona que el vínculo terapéutico es un punto importante dentro de los procesos terapéuticos del
lenguaje y entrega algunas consideraciones generales. Primeramente, menciona que el apartado presenta
escaso desarrollo formal bibliográfico a pesar de ser una variable relevante dentro de todo proceso
terapéutico.
Usualmente, el rol ocupado por el terapeuta no varía y por lo tanto, sitúa al usuario en un papel
principalmente respondedor y donde el terapeuta usualmente impone los objetivos terapéuticos a cumplir
pensando principalmente en los déficits a nivel lingüístico. Es razonable pensar en la repercusión emocional
que tendrá en el usuario no ser parte de las decisiones terapéuticas y el rol que se le designa a cumplir en el
proceso. Ya mencionados previamente el trastorno del lenguaje produce un nivel de restricción en la
participación, el cual debe ser descrito en la condición médica desde el punto de vista biopsicosocial. Por lo
tanto, el proceso terapéutico no debería ser un factor de mayor restricción en el usuario.
Parte del proceso terapéutico radica principalmente en el trabajo sobre el discurso lo que implica tener un
conocimiento importante del contexto del usuario, el universo donde se desenvuelve. Se deben conocer los
intereses y objetivos que busca el usuario.
La posición del terapeuta será de acompañamiento y guía.

NEUROPLASTICIDAD EN LA INTERVENCIÓN DE LOS TRASTORNOS DEL LENGUAJE

Según Hillis AE, Heidler J (2003), existen dos mecanismos de recuperación en los casos de afasia. Uno de ellos
es el reclutamiento de estructuras residuales del hemisferio izquierdo que pudieron haber estado
premórbidamente relacionadas con la función del lenguaje y el segundo corresponde al reclutamiento de
regiones del hemisferio derecho, frecuentemente homologadas a las áreas del lenguaje del hemisferio
izquierdo.
En relación a la terapia para la afasia, mientras algunas pruebas randomizadas no demuestran un impacto
significativo, otras muestran un efecto favorable de la terapia de lenguaje. Esta discrepancia puede deberse a
las diferencias en la intensidad de entrenamiento o a la metodología en que se desarrollaron los estudios.
La terapia para la afasia parece ser más eficaz si el programa comprende al menos una hora de trabajo al día
durante los tres meses posteriores a la lesión.
Un estudio en 10 sujetos con afasia en estado crónico, con dificultades con la recuperación del léxico y 10
sujetos controles se les realizó una terapia para el aprendizaje lexical a ambos grupos. Los resultados del
estudio sugieren:
La mejoría en la actividad en áreas del lado derecho observado en la recuperación de la afasia no es la simple
consecuencia de daños en el lado izquierdo homologo. Los efectos observados podrían reflejar los correlatos
neurales del aprendizaje del léxico, los cuales también se observan en los sujetos sin lesiones. Sin embargo,
se observó activación en las regiones insular y frontal inferior lateral derecha que se estima también se
encuentra implicadas en estos procesos. (Roboyeau G, et al, 2008)
Otro estudio realizado con 6 pacientes con Afasia de Broca en estado crónico y utilizando la terapia de
entonación melódica durante un año (75 sesiones) presentó resultados que sugirieron un aumento
significativo de las fibras absolutas del fascículo arqueado derecho utilizando el método DTI (diffusion tensor
imaging) donde funcionalmente los pacientes presentaron mejorías a nivel de expresión verbal. Esto llevo a
concluir que existía una asociación de la mejoría lingüística con la mayor cantidad de fibras del fascículo
arqueado. (Gottfried S, 2009)
Saur et al. (2006), analizó la evolución y recuperación en 14 sujetos con un infarto a nivel de la arteria cerebral
media donde se observó que en la etapa aguda (1 a 2 días posteriores a la lesión) existe una baja en la actividad
de áreas izquierdas encargadas del lenguaje y en las cercanas a la lesión posteriormente en la etapa sub-aguda
(12 días) se evidenció actividad predominante de las áreas Motora suplementaria y de Broca del hemisferio
derecho mientras que en la etapa crónica (321 días) se evidencia una mayor activación de las áreas del H.I.
relacionadas con el lenguaje, lo que implica que el proceso de neuroplasticidad es un proceso dinámico de
reorganización.
En la rehabilitación del paciente que padece de afasia, la competencia interhemisferica es usual,
principalmente ya que existen variadas formas de rehabilitación que apuntan al uso de estrategias
compensatorias por sobre todo cuando se presentan cuadros afásicos severos y el uso continuo que le da el
paciente a estas estrategias de funcionamiento no permiten la recuperación de las estructuras lesionadas.
PRINCIPIOS GENERALES DESDE LA NEUROPLASTICIDAD EN LA REHABILITACIÓN NEUROPSICOLÓGICA DEL
LENGUAJE

Donoso, A y González R en el año 2000, esstablecieron 9 principios terapéuticos que debían dirigir todo
proceso de rehabilitación del lenguaje. Éstos son:
1. Cambio de roles, “La interacción es una parte fundamental de la comunicación diaria. Los
participantes intercambian el rol de emisor y receptor”. (Donoso, A., González, R., 2000.)
Tradicionalmente el sujeto que se presenta en terapia prevalece su actividad como respondedor, sin
embargo, es el cambio de roles como respondedor y también como iniciador el que posibilita que los
niveles del lenguaje presenten roles en las modalidades expresivas y receptivas, lo que implicará una
mayor activación/reclutamiento cerebral. Es importante poner énfasis en la igual participación con
el propósito de crear una situación más natural y cercana a las interacciones cotidianas.
2. Contextualizar la situación comunicativa. “El contexto extralingüístico es todo aquello que rodea la
interacción comunicativa. El tratamiento tradicional es descontextualizado y poco natural. Este
principio ayuda a maximizar el rendimiento comunicativo del paciente dándole un sentido, es decir,
haciéndolo más natural”. (Davis y Wilcox, 1985; Donoso, A., González, R., 2000.).
Esto implica no solo manejar los tópicos de conversación si no también desplazarse por los intereses
de cada usuario y aprovechar cada instancia de comunicación.
3. Los estímulos deben ser personalizados en base a los antecedentes biográficos y los intereses del
paciente. Estos estímulos serán más fáciles de procesar que los neutros (Wallace y Canter, 1985;
Donoso, A., González, R., 2000.)
Se conoce que el sistema límbico presenta gran relevancia a la hora de dejar huellas mnésicas y es
por esta razón, que se deben buscar estímulos que generen situaciones de comunicación que
favorezcan el priming y más adelante, las conductas lingüísticas. Así mismo, el estímulo presentado
debe ser bajo una modalidad en la cual pueda ser percibido por el sujeto, es decir, si el sujeto
presenta una mala comprensión auditiva de la palabra y la presentación de los estímulos se ejecuta
mediante un estímulo auditivo es probable que no se logre elicitar la conducta lingüística esperada.
El terapeuta debe asegurarse que el paciente es capaz de captar el estímulo presentado.
4. El programa terapéutico debe basarse más en las habilidades conservadas (verbales y no verbales)
que en las deficiencias (Helm-Estabrooks y Albert, 1991).
Este principio implica efectuar un proceso de evaluación completo no solo a nivel lingüístico
(modalidades y niveles del lenguaje) si no también cognitivo-comunicativo.
5. Comunicación multimodal. El lenguaje es sólo uno de los modos por el cual los mensajes son
transmitidos en las interacciones comunicativas. Los pacientes afásicos generalmente se comunican
a través de más de una modalidad (Davis, 1993). El tratamiento tradicional enfatiza sólo el uso de la
modalidad verbal postergando las no verbales. Por lo tanto, es importante promover la comunicación
multimodal con el fin de que los pacientes logren transmitir sus mensajes haciendo uso de otras
modalidades. (Garrett y Beukelman, 1992; Donoso, A., González, R., 2000).
6. La exactitud comunicativa es más importante que la lingüística. Si un paciente comete errores
lingüísticos, pero el clínico comprende el mensaje, se considera que el paciente se ha comunicado
exitosamente (Davis y Wilcox, 1985; Donoso, A., González, R., 2000.).
Tal como fue mencionado en el apartado de programas de tratamiento comunicativo funcional, la
premisa radica en la efectividad comunicativa, sin embargo, se debe considerar que la efectividad
comunicativa con el terapeuta es subjetiva, ya que se conoce que el profesional relacionado con el
abordaje de los trastornos comunicativos posee más habilidades de comprensibilidad que un sujeto
que no está habituado a ellos, por tanto, es cuestionable que la exactitud comunicativa en una
actividad propuesta por el clínico sea considerada como exitosa. En este caso es ideal considerar
otros interlocutores en el proceso de comunicación
7. Generalización de las conductas comunicativas adquiridas. Cuando un paciente adquiere una en la
clínica, esto no significa que vaya a usarla en forma espontánea en su medio ambiente con diferentes
interlocutores. Para lograr la generalización, el clínico debe planificarla, considerando las
necesidades y deseos del paciente. (Donoso, A., González, R., 2000).
8. La intervención no debe estar limitada al trastorno comunicativo, si no que debe abarcar el medio
ambiente (la familia, las amistades, y el ambiente físico del paciente con el fin de garantizar el éxito
del tratamiento). (Lubinski, 1994; Taylor, 1982 Donoso, A., González, R., 2000.).
9. Necesidades comunicativas, El clínico, así como el paciente y la familia deberán ser capaces de definir
los objetivos terapéuticos en base a las necesidades comunicativas de los usuarios y sus
interlocutores. Considerando los roles sociales, la severidad del cuadro, la presencia de otros
trastornos (incluido las secuelas motoras), entre otros factores.

Estos principios tienen por finalidad orientar el proceso terapéutico de los sujetos que padecen de afasia y
poner énfasis en que cada proceso requiere de una finalidad premeditada por el terapeuta en base a los
conocimientos de la neuroplasticidad y neuropsicología cognitivo-lingüística.

ORIENTACIONES TERAPEUTICAS EN LA REHABILITACIÓN NEUROPSICOLÓGICA DEL LENGUAJE SEGÚN EL


MODELO BIOPSICOSOCIAL

A partir de lo mencionado según la Clasificación Internacional de la Funcionalidad, la estructuración de los


objetivos terapéuticos formará el eje central del sentido terapéutico.
Los objetivos terapéuticos son determinados en relación al impedimento y su impacto sobre la vida del
paciente. Pueden ser a corto plazo o a largo plazo. (Donoso, A., González, R., 2000).
De esta forma y como se planteó previamente, los objetivos generales del proceso terapéutico irán orientados
a nivel de las actividades caracterizados por la Clasificación Internacional de la Funcionalidad (CIF), debido a
que es el único nivel que incluye las “estructuras y funciones corporales” de forma contextualizada
(participación).
De esta forma se reafirma lo planteado por Donoso, A., González, R., (2012) al determinar como objetivos
generales del proceso terapéutico del paciente con afasia los siguientes objetivos:
1. Que el paciente logre satisfacer las necesidades comunicativas de la vida diaria en diferentes ambientes.
2. Que logre una adaptación psicosocial en relación a su alteración comunicativa. (Donoso, A., González, R.,
2012)
Sin embargo, es posible abordar los objetivos terapéuticos desde los constructos si se disponen desde la CIF.
Es decir, deben ser planteados en función del desempeño de las actividades comunicativas.
Cabe destacar que los objetivos están orientados a los logros del usuario y no a las acciones del terapeuta.
Los objetivos específicos del programa de rehabilitación serán estructurados según los niveles de la CIF:
Estructura y Función, actividad y participación y factores contextuales.
Con respecto a los objetivos destinados a la estructura y función, estos responderán las modalidades alteradas
a nivel lingüístico del sujeto afásico. Es decir, en el caso de un sujeto que presente Afasia de Wernicke donde
el nivel comprensivo del lenguaje se encuentra alterado de forma significativa, se planteará un objetivo
específico que intente rectificar la comprensión auditiva en el nivel más básico. En este caso, la percepción
auditiva de la palabra. Una vez logrado este objetivo se avanzará al siguiente que intentará responder a la
comprensión de la palabra a nivel de oraciones simples.
Para lograr algunos objetivos es necesario realizar varias actividades, de diferente nivel de dificultad; cuando
el paciente alcanza cierto nivel de rendimiento podrá́ pasar a una tarea más compleja. (Davis, 1993; González,
Donoso y Calad, 1990; González, Gómez y Donoso, 1996). Así mismo, se trabajarán con las diferentes
manifestaciones y alteraciones del lenguaje como anomia, la fluencia, las habilidades de repetición,
morfosintaxis, escritura y lectura.
Para responder a los objetivos de actividad, participación y factores contextuales, se plantearán a partir de los
contextos en el cual se requieran desarrollar las habilidades, y de la habilidad/actividad comunicativa en
particular. De forma aislada, se deberá consignar los aportes o modificaciones ambientales que favorezcan las
oportunidades comunicativas.
En base al ejemplo anterior (Paciente con afasia de Wernicke), se presenta como objetivo que el usuario sea
capaz de satisfacer necesidades comunicativas básicas en el contexto familiar.
Se plantea como complemento a este objetivo que, los interlocutores se dispongan en una posición corporal
que permita la interacción rápida y por otra parte, que el ambiente se prive de estímulos que interfieran la
interacción o que se eliminen distractores durante la interacción comunicativa.
Por ejemplo, la actividad que responderá e intentará resolver este objetivo podría plantearse en que el sujeto
logre entregar a un tercero conocido objetos dispuestos sobre la mesa.
La actividad sugerida pondrá en juego las habilidades de comprensión de la palabra previamente abordadas
y la dispondrá en una actividad comunicativa regular con interlocutores conocidos, en un ambiente
favorecedor de la interacción.
En este tipo de planteamiento es cuando el terapeuta debe poner en ejecución lo previamente trabajado
desde la estructura y función en una actividad más natural.
El conjunto de objetivos a corto plazo conforman un objetivo a largo plazo, cuyas etapas deben secuenciarse
de acuerdo a la dificultad y a la evolución del paciente hasta llegar a la etapa final de la rehabilitación
(Brookshire, 1997, Davis, 1993).
En general, los factores ambientales descritos por la Clasificación Internacional de la funcionalidad (CIF) pocas
veces son planteados dentro de los objetivos terapéuticos. Sin embargo, es posible modificarlos en función
de la mejoría del paciente y su regulación a ambientes más naturales. Frente a los actores personales, estos
no son modificables y no se consideran como limitantes o favorecedores dentro del proceso terapéutico. El
clínico deberá considerarlos como parte de lo que compone al sujeto en su integridad como ser persona.

A partir de la aplicación de la CIF en el proceso terapéutico, se expresa un modelo de intervención. (Fig. 5)

Fig. 5
Este modelo plantea que el objetivo terapéutico debe ir orientado a cumplir el rol participativo del usuario, y
no precisamente a las actividades. Enfoque y argumentado principalmente en que las actividades por si solas
no plantearan una situación comunicativa, en distinción a ésta actividad contextualizada y puesta en un
entorno real. Por lo tanto, la meta perseguirá la satisfacción de los roles del usuario, ya sea volver a la
integración familiar, social o laboral. El objetivo debe ponerse a juicio no solo del terapeuta a cargo del caso
si no del mismo usuario/ persona con padecimiento de afasia y su círculo familiar principalmente porque en
casos severos, el sujeto afásico no será capaz de plantear los objetivos terapéuticos y la responsabilidad caerá
en los requerimientos de la familia. En este sentido, enunciados anteriores que describen al terapeuta como
el que acompaña el proceso terapéutico conserva un rol informativo y llevado a la realidad de lo que es posible
conseguir en una situación de salud, que implica la pérdida del lenguaje.
Un factor importante dentro del esquema es el tiempo. Se plantea que la definición de objetivos irá
cambiando en cuanto a la progresión del cuadro. El esquema indica que en etapas agudas la terapia deberá
incluir objetivos más relacionados a la recuperación o reacción del déficit y por ende, al abordaje desde la
estructura y función. Mientras que en etapas posteriores se debe priorizar por objetivos que intenten
orientarse hacia las actividades y partición del sujeto.
La clave no es eliminar objetivos, si no por el contrario, cumplir objetivos orientados a la estructura y función
que generen bases para el uso de estrategias orientadas a las actividades comunicativas y el cumplimiento de
roles.
Como fue mencionado, el modelo de intervención intenta proponer que el objetivo último debe ir a cumplir
la satisfacción de roles y partición de la persona. Lo que implica un proceso que irá siendo adaptado a través
del tiempo.
Durante el proceso en la fase aguda, se deben utilizar los recursos hospitalarios y el abordaje clínico que
intentará poner como objetivos la recuperación a nivel de las estructuras y funciones corporales. Este ítem
implica no solo un abordaje a nivel lingüístico específico, si no que también médico y de otras áreas del
proceso de rehabilitación. Posteriormente, se inicia las potenciaciones de actividades del usuario, la
rehabilitación médica acompañada de la rehabilitación funcional orientada a las actividades de la vida diaria
son la meta a cumplir. En una tercera etapa, comienza la utilización de redes, uso de servicios
gubernamentales y privados y aporten al cumplimiento de roles o a la satisfacciones de necesidades
comunicativas superiores.
En la etapa final se deben determinar los factores contextuales, clasificados en barreras y facilitadores, con el
fin de ir en busca de herramientas que eliminen o modifiquen aquellos que son barreras y potencien lo que
implican un facilitador. En este sentido, pueden utilizarse recursos tecnológicos, modificaciones ambientales
o asistencias por parte de otro sujeto.
CONCLUSIONES

Desde el modelo biopsicosocial, en que está instruida la rehabilitación según la OMS, es que el proceso
terapéutico de un paciente/usuario que padece de afasia es una persona en sí mismo/a, con una situación de
salud, que afecta su nivel de actividad comunicativa. Lo anterior implica no sólo la pérdida de funciones del
lenguaje sino que, todas las actividades en las que se lleva a cabo la comunicación y por ende, el empleo del
lenguaje. Sin duda, el lenguaje verbal es la forma más eficaz de comunicación que se ve siempre mayormente
afectada en un cuadro afásico y es ahí donde regularmente el paciente quiere recuperar funciones y plantear
los primeros objetivos terapéuticos. Sin embargo, es deber del clínico instruir al usuario y a la familia en las
metas reales, posibles de alcanzar una vez ya caracterizado el síndrome afásico.
Como se destaca en el apartado de rehabilitación neuropsicológica, la familia y/o cuidadores del sujeto con
afasia deben guiar el proceso terapéutico, sin embargo para llevar a cabo esta responsabilidad, el profesional
o los profesionales que estén incluidos en el proceso de rehabilitación deben ser capaces de educar
oportunamente y con el lenguaje apropiado respecto a la condición de salud que aqueja a la persona.
El profesional encargado de la rehabilitación del paciente afásico debe ser capaz de comunicarse a través de
diferentes modalidades con sus usuarios, en otras palabras, debe poseer habilidades comunicativas por sobre
las verbales/orales. Por ende, debe tener habilidades histriónicas, expresivas y comprensivas que posibiliten
la comunicación. El fundamento es dado por Sangori ́n (1991) ”El paciente afásico suele ser mejor comunicador
que hablante”.
Dentro del proceso terapéutico los criterios de selección para los programas de rehabilitación de la afasia han
sufrido cambios con el tiempo. Al referirnos a estabilidad médica, no sólo se refiere al estado de salud
neurológico y metabólico del paciente sino que, el paciente tenga motivación y estabilidad emocional ya que,
un estado de gran ansiedad o depresión dificultan el tratamiento (Helm- Estabrooks y Albert, 1991). Frente
los criterios que se refieren a las habilidades básicas atencionales “el sujeto debe ser capaz de atender a los
estímulos presentados” (Brookshire, 1997; Donoso, A., González, R., 2000) ya que, la neuroplasticidad se
refiere a que el trabajo de las habilidades atencionales podría mejorar otras funciones, incluyendo en este
caso el lenguaje en el proceso de rehabilitación. Por lo tanto, el profesional neuropsicólogo encargado de la
terapia del sujeto que padece de afasia, no sólo debe intervenir en el lenguaje sino que, en todos los procesos
cognitivos que subyacen a él.
El proceso terapéutico del paciente con afasia debe ser dinámico, debido principalmente a todas las
actividades comunicativas en las que usualmente los adultos se desenvuelves y frente a todos los contextos
que los adultos participan. De esta forma, es que el objetivo principal o meta máxima a alcanzar tanto del
terapeuta como de la persona con afasia es participar o volver a participar en roles laborales o sociales,
mientras que si estamos frente a afasias severas donde existe a la ves afectación de otros niveles cognitivos
nuestro fin y el de la familia/cuidadores será proveer de un mejor estado comunicativo en ambientes
familiares.
De los modelos de la neuropsicología cognitiva del lenguaje actuales, se puede rescatar que el lenguaje
funciona a través de sistemas modulares en interconexiones mediante diferentes vías neuronales. Estas son
las áreas de asociación cortical, que están directamente conectadas entre sí y las áreas homólogas de ambos
hemisferios que están conectadas mediante las fibras comisurales interhemisféricas. En términos prácticos,
el procedimiento terapéutico al que se vea expuesto el paciente debe estar determinado sobre que vías se
pretende activar la recuperación de las habilidades lingüísticas y comunicativas.
A partir de lo anterior, el siguiente proceso terapéutico debe incluir la generalización de las conductas
comunicativas. Existen caracterizadas dos formas de generalización de conductas; la primera es la
generalización de una respuesta que hace referencia a la presencia de conductas lingüísticas y/o
comunicativas no entrenadas como consecuencia del entrenamiento de otras conductas. La segunda, es la
generalización del estímulo que se refiere a la transferencia de conductas entrenadas en la clínica a otro
ambiente. (Brookshire, 1997; Donoso, A., González, R., 2000).
El proceso de intervención se integra de tres segmentos importantes y distintivos uno de otros. El primero
corresponde al proceso de evaluación del usuario/paciente con posible diagnostico afásico, el segundo
corresponde al proceso diagnóstico y caracterización del cuadro afásico. Durante estos dos primeros
segmentos se deben ejecutar procedimientos que sean capaces de determinar las capacidades lingüísticas
que mantiene conservada la persona y también los elementos deficientes a nivel de la función del lenguaje.
Por otra parte, el proceso evaluativo debe ser capaz de caracterizar el desempeño comunicativo general y
considerar las habilidades tanto verbales como no verbales que utiliza el sujeto estudiado para comunicarse.
Es a raíz de estos segmentos que se debe consolidar y estructurar el tercer y último elemento del proceso de
intervención, el tratamiento.
El tratamiento brindado y los objetivos de éste se verán modificados a través del tiempo. La severidad del
cuadro dictará principalmente cual es el objetivo último a perseguir durante el proceso terapéutico. El tiempo
de evolución indicará las estrategias pertinentes a utilizar (reactivación o compensación).
El lenguaje es parte del proceso comunicativo, inherente al humano y que se desarrolla desde el momento de
la fecundación, pasando por la infancia, el proceso escolar, la interacción social, la formación educativa y
laboral hasta la vejez. Es debido a esta razón que la alteración del lenguaje y su rehabilitación comunicativa
tiene como consecuencia una fundamentación existencial del ser humano que padece esta afectación. La
merma del lenguaje comprende una pérdida de la forma con la que interactuamos con el mundo, por tanto
para el sujeto afásico padecerla implica aislamiento y un menoscabo en su carácter como sujeto participante
en la comunidad.
Las actividades comunicativas rayan el funcionamiento de cualquier otra habilidad y la incapacidad de
presentar solución a la cotidianidad implica una dependencia constante del otro y por ende la perdida de
autonomía. En ese sentido, el sujeto con afasia debe ser considerando en cada decisión y objetivo de
intervención teniendo un rol activo y participativo en el proceso.
La formación neuropsicológica actual nos prepara sobre los aspectos destinados a la recuperación de los
sujetos con lesión cerebral en ámbitos cognitivos y comunicativos. Sin embargo, deja al debe en cuanto a los
aspectos emocionales.
La rehabilitación neuropsicológica del lenguaje desde la neuroplasticidad no es un objeto de estudio nuevo,
sin embargo las interrogantes siguen siendo las mismas. La principal limitación frente al desarrollo de estudios
que muestren evidencia, la metodología empleada en los estudios y la variabilidad de presentación de los
cuadros afásicos y sus trastornos concomitantes.
Es de esperar que la información que nos proporcionen los nuevos proyectos como “The human connectome”
y las posibilidades que entregan las nuevas herramientas de neuroimagen aporten para el desarrollo de
nuevas estrategias terapéuticas que respondan a lo que hoy se conoce en Neuropsicología como práctica
basada en la evidencia, rama de la medicina basada en la evidencia.
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