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Dice una linda leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron.
El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena:
El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo.
¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra?
Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y
apagarlo; por otro lado cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde viento ninguno
en todo el mundo podrá borrarlo.
EL CIEGO
Había un ciego sentado en la vereda, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera que, escrito con tiza blanca, decía:
Un creativo de publicidad que pasaba frente a él, se detuvo y observó unas pocas monedas en la gorra.
Sin pedirle permiso tomó el cartel, le dio vuelta, tomó una tiza y escribió otro anuncio.
Volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego y se fue.
Por la tarde el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna, su gorra estaba llena de billetes y monedas.
El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él, el que re escribió su cartel y sobre todo, qué había escrito.
El publicista le contestó:
"Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras".
MENSAJE DE AMOR
Carlos odos los años él enviaba a Ana un ramo de rosas, con una tarjeta que decía: «Te amo más que el año pasado. Mi amor crecerá más
cada año». Pero éste sería el primero que no las recibiría. De pronto llamaron a su puerta, y para su sorpresa, al abrir estaba un ramo de
rosas frente a ella, con una tarjeta que decía «Te Amo».
Ana se molestó pensando que había sido una broma de mal gusto. Habló a la florería para reclamar el hecho, y al contestarle, le atendió la
dueña. Ella le dijo que ya sabía que su esposo había fallecido, y le preguntó si había leído el interior de la tarjeta. Le explicó que esas
rosas estaban pagadas por su esposo por adelantado, así como todas las demás por el resto de su vida.
Al colgar el teléfono a Ana se le llenaron sus ojos de lágrimas. Abrió el sobre: «Hola mi amor, sé que ha sido un año difícil para ti, espero
te puedas reponer pronto, pero quería decirte, que te amaré por el resto de los tiempos y que volveremos a estar juntos otra vez. Se te
enviarán rosas todos los años en nuestro aniversario; el día que no contesten a la puerta, harán cinco intentos en el día, y si aún no
contestas, estarán seguros de llevarlas a donde tú estés, que será junto a mí. Te ama para siempre, Carlos, tu esposo».
Cuenta una leyenda que a un angelito que estaba en el cielo, le tocó su turno de nacer como niño y le dijo un día a Dios.
- Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra. ¿Pero, cómo vivir? Tan pequeño e indefenso como soy.
- Entre muchos ángeles escogí uno para ti, que te está esperando y que te cuidará.
- Pero dime, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz.
- Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz.
-¿Y cómo entender lo que la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?
- Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha paciencia y con cariño te enseñará a hablar.
- Tu ángel te hablará siempre de mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque yo siempre estaré a tu lado.
En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo pero ya se oían voces terrestres, y el niño presuroso repetía con lágrimas en sus ojitos
sollozando…