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AUGE Y OCASO DE LA TEORÍA ECONÓMICA
DEL DESARROLLO*
Albert O. Hirschman
(Instituto de Estudios Avanzados, Princeton, Nueva Jersey)
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1056 EL TRIMESTRE ECONÓMICO
1 Véase, por ejemplo, David Morawetz, Twenty-Five Years of Economic Development: 1950
to 1975, Washington, The World Bank, 1977.
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AUGE Y OCASO DE LA TEORÍA DEL DESARROLLO 1057
Las ideas del desarrollo propuestas durante los años cuarenta y cincuent
compartían dos ingredientes básicos del campo de la ciencia económica.
También se basaban en un supuesto político implícito al que haré ref
rencia en la última parte de este ensayo.
Los dos ingredientes económicos básicos fueron lo que llamaré el re
chazo de la tesis monoeconómica y la afirmación del beneficio mutuo
Entiendo por rechazo de la tesis monoeconómica la concepción de que lo
países subdesarrollados se separan como un grupo, mediante varias carac
terísticas económicas específicas comunes a ellos, de los países industria
les avanzados, y que el análisis económico tradicional, concentrado en
estos últimos países, deberá modificarse, en consecuencia, en algunos as
pectos importantes, cuando se aplique a los países subdesarrollados. L
tesis de la afirmación del beneficio mutuo es la aseveración de que la
relaciones económicas existentes entre estos dos grupos de países pueden
configurarse en forma tal que ambos resulten beneficiados. Las dos afir
maciones pueden aceptarse o rechazarse y, por consiguiente, existen varia
otras combinaciones, como se aprecia en la gráfica siguiente.
La tesis monoeconomica
aceptada rechazada
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1058 EL TRIMESTRE ECONÓMICO
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AUGE Y OCASO DE LA TEORIA DEL DESARROLLO 1059
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1060 EL TRIMESTRE ECONÓMICO
3 Dudley Seers recurrió a este uso terminológico establecido en su artículo "The limitations
of the special case", Bulletin of the Oxford, University Institute of Economies and Statistics,
vol. 25, mayo de 1973, pp. 77-98, en el que pidió que se reformara la enseñanza de la economía
para volverla más útil en la solución de los problemas de los países menos desarrollados. El "caso
especial" que había pretendido una generalidad falsa era, para Keynes, la economía de pleno
empleo; para Seers era la economía de los países capitalistas avanzados, por oposición a las
condiciones del subdesarrollo.
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AUGE Y OCASO DE LA TEORIA DEL DESARROLLO 1061
1. El subempleo rural
Es posible que los primeros autores que se ocuparon de este tema
hayan buscado una conexión con el sistema keynesiano más estrecha y e
pacífica aún que la provista por la proposición general en el sentido de
que diferentes clases de economías requieren clases diferentes de ciencia
económica. Tal conexión se estableció por el hincapié unánime que se de
positó en las contribuciones precursoras —las de Kurt Mandelbaum, Pau
Rosenstein-Rodan y Nagar Nurkse— sobre el subempleo como una c
racterística decisiva del subdesarrollo. La concentración sobre el subem
pleo rural se parecía lo suficiente a la preocupación keynesiana por el
¿esempleo para dar a los precursores una sensación muy apreciada de
afinidad con el sistema keynesiano, aunque también era en cierto grado
diferente para generar expectativas de un desarrollo eventual independien
te de nuestra naciente rama del conocimiento económico.
Las afinidades eran en realidad muy impresionantes. Como es bien
sabido, el sistema keynesiano tomó el desempleo mucho más en serio que
la economía tradicional y elaboró una teoría del equilibrio macroeconómi
co con desempleo. De igual modo, los primeros economistas del desarrollo
escribieron extensamente acerca del "círculo vicioso de la pobreza" —un
estado de equilibrio a bajo nivel— que puede prevalecer en condiciones
de subempleo rural generalizado. Además, se afirmaba que las caracte
rísticas del equilibrio de una economía avanzada con desempleo urbano
y las de una economía subdesarrollada con subempleo rural justificaban
por igual las políticas públicas intervencionistas proscritas hasta entonces,
estrictamente, por la economía ortodoxa. Los keynesianos hicieron hin
capié en la función de la política fiscal expansionista para combatir el
desempleo. Los primeros economistas del desarrollo fueron más allá y
defendieron alguna forma de planeación de la inversión pública que mo
vilizara a los subempleados para fines de la industrialización, de acuerdo
con un patrón de "crecimiento balanceado".
Así pues, en todos estos sentidos, la pretensión de la economía del des
arrollo de erguirse como un cuerpo separado de análisis y política eco
nómicos obtenía legitimidad intelectual e impulso del éxito anterior y las
características paralelas de la revolución keynesiana.
El enfoque del subempleo rural como la característica principal del
subdesarrollo encontró su expresión más plena en la obra de Arthur Lewis.
En su vigoroso artículo "Desarrollo económico con oferta ilimitada de
mano de obra" se las arregló —casi milagrosamente— para derivar de la
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1062 EL TRIMESTRE ECONÓMICO
4 Véase, por ejemplo, Jacob Viner, "Some reflections on the concept of 'disguised unem
ment' Contribuçoes à Análise do Desenvolvimento Economico (Ensayos en homenaje a
genio Gudin), Río de Janeiro, Agir, 1957, pp. 345-354.
5 Su principal argumento empírico fue la declinación real de la producción agrícola exp
mentada cuando disminuía de pronto la fuerza de trabajo en un país que supuestamente t
mano de obra redundante en la agricultura, como ocurrió durante la epidemia de influenz
azotó a la India en 1918-1919. Arthur Lewis señaló más tarde que las consecuencias que ha
obtenido del supuesto de la productividad marginal cero en la agricultura conservarían tod
validez con sólo que la oferta de mano de obra superara a la demanda al nivel salarial existe
en la industria, una condición mucho más débil que la de una productividad marginal cero. Vé
W. Arthur Lewis, "Reflections on unlimited labor", International Economies and Developm
Essays in Honor of Raúl Prebisch, Nueva York y Londres, Academic Press, 1972, pp. 75-96.
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AUGE Y OCASO DE LA TEORÍA DEL DESARROLLO 1063
2. La industrialización tardía
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1064 EL TRIMESTRE ECONÓMICO
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AUGE Y OCASO DE LA TEORÍA DEL DESARROLLO 1065
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1066 EL TRIMESTRE ECONÓMICO
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AUGE Y OCASO DE LA TEORÍA DEL DESARROLLO 1067
Pero este tema puede verse desde un ángulo diferente. Es cierto que
el éxito del Plan Marshall hizo que los economistas, los gobernantes y la
opinión ilustrada de Occidente creyeran erradamente que la inyección d
capital, aunada a la planeación correcta de la inversión, podría genera
crecimiento y bienestar en todo el mundo. Sin embargo —y esta es una
aplicación de lo que llamo "el principio de la mano encubridora"—, a
final de cuentas es posible que debamos alegrarnos de habernos dejado e
11 Este era el título de un estudio muy conocido de la Liga de las Naciones que hacía hi
capié en los beneficios del comercio multilateral amenazados en los años treinta por la difusió
del bilateralismo y los controles de cambios. Su autor principal era Folke Hilgerdt, un economist
sueco. Poco después de la guerra, Hilgerdt, a la sazón funcionario de las Naciones Unidas, ob
servó que el comercio exterior, con todos sus beneficios, no había contribuido adecuadamente
disminuir las diferencias de ingresos existentes entre los países. En virtud de que Hilgerdt pr
venía de la tradición de Heckscher-Ohlin y había celebrado las aportaciones del comercio mu
dial al bienestar, este ensayo, publicado sólo en las minutas de un congreso (no he podido local
zarlo hasta ahora), pudo generar dudas acerca de los efectos benignos de las relaciones económ
cas internacionales sobre los países más pobres.
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1068 EL TRIMESTRE ECONÓMICO
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AUGE Y OCASO DE LA TEORIA DEL DESARROLLO 1069
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1070 EL TRIMESTRE ECONÓMICO
14 "No puede exagerarse el valor que tiene, en el bajo nivel actual del desarrollo humano,
el hecho de poner a los seres humanos en contacto con personas diferentes y con modos de pen
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AUGE Y OCASO DE LA TEORÍA DEL DESARROLLO 1071
tre grupos diferentes es siempre una fuente de progreso para todos. Quie
quiera que haya observado el escenario del desarrollo con algún cuidado
albergará dudas graves acerca de esta concepción: en la América Latina,
por ejemplo, el progreso industrial fue particularmente vigoroso durant
las guerras mundiales y la gran depresión, cuando las relaciones con los
países industriales se encontraban a bajo nivel. Para mí esto sólo signifi
caba que algunos periodos de aislamiento pueden ser benéficos, y me pa
reció que la alteración de contacto y aislamiento crea condiciones óptimas
para el desarrollo industrial.15 En todo caso, tanto Myrdal como yo cons
deramos los efectos de polarización como fuerzas que las políticas públi
cas podían contrarrestar y neutralizar; y yo traté de demostrar que, en
lugar de invocar tales políticas como un deus ex machina (como me p
rece que lo hacía Myrdal), podríamos considerarlas originadas como una
reacción ante la experiencia de la polarización.
Ocurrió algo extraño en cuanto se señaló que la interacción de los pa
ses ricos y pobres podría, bajo ciertas circunstancias, tener un carácter
antagónico, de juego de suma cero: pronto se volvió intelectual y políti
camente atractiva la afirmación de que esta era la esencia de la relación
y se observaba como una ley inmutable en todas las fases de los contacto
entre el centro capitalista y la periferia. Así como en la situación ante
rior, los educados en la tradición clásica de Smith y Ricardo no podían
concebir una ganancia del comercio internacional que no fuese mutu
para los nuevos entusiastas de la polarización se volvió imposible la per
cepción de nada que no fuese el empobrecimiento y la degradación e
cada una de las fases sucesivas de la historia de la periferia.18 Esta es la
tesis del "desarrollo del subdesarrollo, presentada por André Gunde
Frank y defendida también por algunos de los partidarios más extremi
tas de la tesis de la "dependencia". Dado el momento histórico del surgi
miento de estas concepciones, su tarea primera y primordial fue un ata
que inmisericorde a lo que hasta entonces se había creído generalme
te que contenía la promesa de la emancipación económica de los país
subdesarrollados: la industrialización. Estamos ahora a mediados de los
años sesenta, cuando la industria de algunos de los países más importantes
del Tercer Mundo estaba experimentando dificultades reales y sacrificios
Sarniento y de acción distintos de los que les son familiares ... Tal comunicación ha sido siem
pre, y lo es peculiarmente en nuestra época, una de las fuentes primordiales del progreso". J. S.
Mili, Principies of Political Economy, libro III, cap. 17, párrafo 5. Existe versión al castellano
del fce.
15 Strategy, pp. 173-175, 199-201.
16 Aníbal Pinto ha llamado a esta concepción, con buen tino, "catastrofismo".
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1072 EL TRIMESTRE ECONÓMICO
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AUGE Y OCASO DE LA TEORÍA DEL DESARROLLO 1073
Sería tonto, por supuesto (tan tonto como el proverbio alemán Vie
viel Ehr) * afirmar que cualquier tesis o política que sea atacad
mo tiempo desde la izquierda y desde la derecha es, por esa sola r
absolutamente cierta. Ya he señalado que los críticos neoclásicos h
algunas observaciones válidas, así como los neomarxistas plantear
rias dudas serias, sobre todo en las áreas del control extranjero e
y de la distribución desigual del ingreso. Pero tales críticas debie
ducir normalmente a algunas reformulaciones y eventualmente al
cimiento de la estructura de la economía del desarrollo. Ahora no ocurrió
así. No apareció ninguna síntesis nueva.
Pueden ofrecerse varias explicaciones. Por una parte, la economía del
desarrollo había sido construida sobre un concepto, el "país subdesarro
llado típico", que se volvió cada vez menos real a medida que el des
arrollo proseguía a tasas muy diferentes y asumía formas muy distintas
en los diversos países de la América Latina, Asia y África. ¡La ley del
desarrollo desigual de Lenin, formulada originalmente para las grandes
potencias imperialistas, se aplicaba al Tercer Mundo! Se puso en claro,
por ejemplo, que para los fines de las proposiciones más elementales de
la estrategia del desarrollo los países muy poblados difieren sustancial
mente de los miniestados cada vez más numerosos del Tercer Mundo,18
así como aparecieron muy pocos problemas en común entre los países en
desarrollo exportadores e importadores de petróleo. El concepto de un
cuerpo unificado de análisis y de recomendaciones de políticas para to
dos los países subdesarrollados, que contribuyó en buena medida al sur
17 B., Warren, "Imperialism and capitalist accumulation", New Left Review, núm. 81, sep
tiembre-octubre de 1973, pp. 3-45, y "The postwar economic experience of the Third World",
Toward a New Strategy for Development, pp. 144-168.
* "Muchos enemigos, mucho honor".
18 Clive Y. Thomas pone de relieve esta consideración en Dependence and Transformation:
The Economies of the Transition to Socialism, Nueva York, Monthly Review Press, 1974, passim.
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1074 EL TRIMESTRE ECONÓMICO
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AUGE Y OCASO DE LA TEORÍA DEL DESARROLLO 1075
que, en el peor de los casos, dejaban otras cosas sin cambio alguno
modo que la sociedad en su conjunto mejoraría. La política del desarr
económico se degradaba aquí, en efecto, a una tarea técnica ocupada e
clusivamente de los mejoramientos de la eficiencia. Se creaba y busca
así la ilusión de que al limitarse a los problemas pequeños, eminentem
te técnicos, la economía del desarrollo podría seguir adelante a pesar
los cataclismos políticos.
Pero hubo otra reacción que habría de tener un efecto considerab
Varios analistas y practicantes del desarrollo económico experimenta
una frustración doble, por una parte a causa de los decepcionantes ac
tecimientos políticos en sí mismos, por la otra a causa de su incapaci
para entenderlos, de modo que se pusieron a observar el desempeño e
nómico mismo con ojos más críticos que antes. En un acto freudiano
desplazamiento, estos autores "trasladaron" su decepción por el aspec
político a los aspectos más débiles del desempeño económico. En los p
ses de regímenes autoritarios el desplazamiento se vio reforzado a m
do, desde luego en forma no intencional, por el hecho de que la cens
oficial era mucho más rigurosa con respecto al disentimiento político
en lo referente al desempeño económico.
En cierto sentido era la aplicación al revés de la máxima "todas
cosas buenas van juntas". Ahora que los acontecimientos políticos hab
dado un giro completamente lamentable debía probarse que la hist
económica era similarmente poco atractiva. Algunos economistas se sin
ron satisfechos cuando así se restableció el equilibrio entre el desemp
político y el económico, aunque fuese a un nivel sorprendentemente b
Pero otros se sentían más activistas. Impotentes frente a la injustici
la tiranía políticas, pero experimentando una vaga sensación de respo
bilidad, trataron de lograr algunas enmiendas mediante la denuncia d
la injusticia económica. Al actuar así prestaban escasa atención a J
Rawls, quien sostenía por la misma época, en A Theory of Justice (19
que "el abandono de las instituciones de la libertad igualitaria ..
puede justificarse, ni compensarse, por el adelanto social o económic
(p. 61). Sin embargo, fue tal vez afortunado —y una demostració
la vitalidad del movimiento en pro del desarrollo— el hecho de qu
decepción generada por la política no condujera a desencanto, sino a
intento por corregir siquiera los males que los economistas pudieran
nunciar en su capacidad profesional.
Aquí se encuentra uno de los orígenes importantes del interés
la distribución del ingreso, que se convirtió en un tema dominante d
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1076 EL TRIMESTRE ECONÓMICO
21 "Brazilian size distribution of income", American Economic Review, vol. 62, pp. 391-402.
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AUGE Y OCASO DE LA TEORÍA DEL DESARROLLO 1077
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