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AUTORES SOBRE FLAGRANCIA

JOAQUIN ESCRICHE:[4] señala el autor "Denominarse así el delito que se ha cometido


públicamente y cuyo perpetrador ha sido visto por muchos testigos al tiempo mismo en que lo
consumaba. Flagrante es participio activo del verbo flagar, que significa arder o resplandecer como
fuego o llama y no deja de aplicarse con cierta propiedad al crimen que se descubre en el mismo
acto de su perpetración. Se dice que un delincuente es cogido en flagrante cuando se le
comprende en el mismo hecho, como en el acto de robar o con las cosas robadas en el mismo
lugar que se ha cometido robo, o en el acto de asesinar o con la espada teñida en sangre en el
lugar del asesinato. Todo delincuente puede ser arrestado en flagrante, y todos pueden arrestarle
y conducirle a la presencia del juez..."

MARIA INES HORVITZ LENNON y JULIAN LOPEZ MASLE[5]no define la detención por flagrancia, sin
embargo, señalan "es una forma de detención que, por regla general, se practicará en lugares y
recintos de libre acceso público. Nada obsta, sin embargo, a que pueda realizarse por la policía en
un determinado edificio o lugar cerrado, al que se haya ingresado con el consentimiento de su
propietario o encargado, o en cumplimiento de una orden de entrada y registro…"

RUBEN ROMERO MUZA[6]expresa en su texto "Los criterio definitorios de la flagrancia, por la


escasa doctrina que ha examinado en detalle la materia, son en general los de "evidencia" e
"inmediatez", o bajo una denominación similar los de "ostensibilidad" y "coetaneidad o
inmediatez", caracterizaciones definitorias que han tenido efectiva recepción en la jurisprudencia
de los tribunales. La coetaneidad caracteriza al delito que se está actualmente cometiendo; la
inmediatez refiere, por su parte, al que acaba de ser cometido. De este modo, el sujeto es
detenido in fraganti cuando está cometiendo ahora mismo el delito, o cuando sólo ha transcurrido
un instante desde que lo cometió, de modo que su detención ocurre al instante, en seguida o sin
tardanza" .
Para que exista flagrancia es necesaria, entiende Ricardo MARTIN MORALES, “una evidencia
sensorial, no bastando una presunción, por muy probable que se presente la comisión delictiva; es
necesaria una real perpetración del hecho, no una mera sospecha”, añade además que el TS
español considera que: "La palabra flagrante viene del latín flagransflagrantis, participio de
presente del verbo flagrare, que significa arder o quemar, y se refiere a aquello que está ardiendo
o resplandeciendo como fuego o llama, y en este sentido ha pasado a nuestros días, de modo que
por delito flagrante en el concepto usual hay que entender aquel que se está cometiendo de
manera singularmente ostentosa o escandalosa". La flagrancia requiere percepción directa,
agregará el autor citado.1 En España la STC 341/1993 concibió la flagrancia como "situación fáctica
en la que el delincuente es 'sorprendido' -visto directamente o percibido de otro modo- en el
momento de delinquir o en circunstancias inmediatas a la perpetración del ilícito." De lo que se
trata es de que la policía, precisa Ricardo MARTÍN MORALES2 , alcance el conocimiento de la
perpetración de un delito, no por utilizar su procedimiento normal de investigación, sino porque
se percibe directa, personal y con toda certeza su realización.

“1 MARTÍN M. Ricardo (1999), Artículo: “Entrada en domicilio por causa de delito flagrante (1)
(A propósito de las SSTC 341/1993 y 94/1996)” en Revista Electrónica de Ciencia Penal y
Criminología (RECP 01-02 (1999))”.

Jesús ZAMORA-PIERCE, citado por César SAN MARTIN, precisa que flagar (del latín flagrare)
significa arder o resplandecer como fuego o llama, de manera que, etimológicamente, el término
delito flagrante se refiere al hecho vivo y palpitante, resplandeciente, cuya observación convence
al testigo de que está presenciando la comisión de un delito.3 Además resultan siendo
importantes los aportes de Iván MEINI M., quien puntualiza que la flagrancia “es un concepto que,
por un lado, abarca el momento en que el autor o los partícipes están cometiendo el delito, lo que
incluye a todos los actos punibles del iter criminis. De ahí que los actos de inicio de ejecución
(aquellos posteriores a los actos de preparación y con los cuales empieza la tentativa) son actos
que también quedan abarcados por el concepto de flagrancia. La razón es hasta cierto punto
obvia: los actos de inicio de ejecución, a diferencia de los actos de preparación, son ya punibles de
conformidad con lo dispuesto por el artículo 16 del Código Penal. Aquellos actos realizados
inmediatamente después de la consumación del delito deben ser igualmente incluidos en la
flagrancia…”4

SAN MARTÍN C. César. Derecho Procesal Penal, Vol. II, Grijley, 1999, p. 807. 4 MEINI M. Iván,
artículo: Procedencia y requisitos de la detención, en La Constitución Comentada T.I de Walter
Gutiérrez, Gaceta Jurídica. 2006, p. 294

Enseña CARNELUTTI, Flagrancia es el delito en general, mientras se ve, o sea para quien lo ve
cometer; en otras palabras, para quien está presente a su cumplimiento. Esto quiere decir que la
flagrancia “no es un modo de ser del delito en si, sino del delito respecto a una persona; y, por
eso, una cualidad absolutamente relativa; el delito puede ser flagrante respecto a Ticio y no
flagrante respecto a Cayo”.23
Nos dice CARNELUTTI24, en relación a esta noción, puede establecerse que la flagrancia del delito
coincide con la posibilidad para una persona de comprobarlo mediante una prueba directa; lo cual
nos puede conducir erró- neamente a afirmar que el delito es flagrante en cuanto constituya la
prueba de sí mismo, ello significaría que el delito flagrante es “… el delito que se comete
actualmente”, en este sentido no habría delito que no sea o que al menos no haya sido flagrante,
porque todo delito tiene su actualidad; pero la flagrancia no es la actualidad sino la visibilidad del
delito.

23 CARNELUTTI, Francesco, Lecciones sobre el proceso penal, T. II, traducida por Santiago Sentís
Melendo, ediciones jurídicas Europa-América, Bosch, Bs. As., 1950, p. 77.
24 CARNELUTTI, Francesco. Lecciones sobre el proceso penal, citado, pág. 77-78.

Para SAN MARTIN CASTRO, el delito flagrante es aquel cuyo autor es sorprendido en el momento
de cometerlo.

GARRAUD hace notar que no es propia la distinción entre delitos flagrantes y no flagrantes,
puesto que todos lo son en el momento en que se cometen y todos deja de serlo transcurrida su
ejecución. Lo que importa prácticamente es saber si el delincuente fue sorprendido en el acto de
la infracción, es decir, infraganti o no y a eso es a lo que únicamente y en realidad se refiere la
distinción.

Según CERO28, en todo rigor, se reputaría flagrante delito, o mejor delincuente in fraganti, solo al
que es descubierto durante la comisión misma del hecho punible, al asesino hallado apuñalando a
la víctima, al ladrón interrumpido al cargar objetos robados, etc. Pero al lado de estos casos se
colocan los otros que los autores llaman cuasi-flagrancia y que asimilan a los anteriores para
determinados efectos en la forma de proceder o como entre nosotros, especialmente para la
cuestión de la captura del reo sin intervención judicial (…).

26 Véase SANCHEZ VELARDE, Pablo, Manual de Derecho Procesal Penal, Idemsa, Lima, 2004,p.
823.
27 SAN MARTIN CASTRO, César, Derecho Procesal Penal Vol. II, Grijley, Lima, 1999, p. 806.
28 CERO, Julio. Procedimiento Penal. Sexta Edición. Editorial Jose M. Cajica. JR. S.A. México:
1968. pág. 132-133.

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