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UNIDAD 1

1. Desarrolle y vincule los conceptos de Estado, Gobierno, Políticas y Gestión


Publica

1) El estado es un concepto político que se refiere a una forma de organización social


soberana y coercitiva, formadas por un conjunto de instituciones involuntarias, que
tiene el poder de regular la vida de las personas de determinado territorio. Mientras
que el gobierno representa a aquellas personas que ocupan una función en el estado
en todas sus ramificaciones conduciendo las funciones políticas y ejerciendo el poder
del estado, a su vez, el gobierno implementa políticas publicas, las políticas publicas
que a través de herramientas del estado son los proyectos/actividades que un Estado
diseña y gestiona a través de un gobierno y una administración pública con fines de
satisfacer las necesidades de una sociedad.

También una política publica se puede entender como las acciones, medidas
reguladoras, leyes, y prioridades de gasto sobre un tema, promulgadas por una
entidad gubernamental

2. Carlos Vilas distingue dos dimensiones del Estado, identifíquelas y señale


como se explicitan y desenvuelven.

2) la primer dimensión refiere directamente a el estado como expresión institucional de


relaciones de poder y de principios de legitimación. Es decir la dimensión típicamente
política del estado, la segunda dimensión es operativa, lo que usualmente se
denomina administración o gestión publica.

……………………………………. …………………………

El Estado moderno, o Estado nación, es una forma particular de organización del


poder político y de la vida social, estrechamente asociada al desarrollo de la economía
capitalista. Se sintetizan en el Estado dos dimensiones básicas. La primera se refiere
a él como expresión institucional de relaciones de poder y de principios de
legitimación; es decir la dimensión típicamente política del Estado. La segunda
dimensión es eminentemente operativa: lo que usualmente se denomina
administración pública o gestión pública.

En términos políticos puede definirse al Estado, de manera muy suscita y por encima
de sus muchas variaciones, como la unidad suprema de decisión respecto de la
población de un territorio. La extensión y modalidades de esa supremacía (la
soberanía del Estado), su legitimidad efectiva (la hegemonía) y su capacidad para
garantizar un margen de autonomía respecto de otros Estados (la independencia) son
el resultado de múltiples factores históricos, estructurales, políticos y culturales, y del
sistema internacional de poder. En esta perspectiva, el Estado es ante todo
institucionalización de las relaciones de poder entre actores y de su articulación con el
sistema internacional de relaciones políticas, comerciales y financieras. Las
instituciones políticas y sus formulaciones constitucionales y legales son la expresión
de un bloque de poder en el que se conjugan jerarquías de clase, étnico-culturales, de
género, territoriales, entre otras. En consecuencia, las transformaciones o la reforma
del Estado expresan siempre la existencia de cambios en la relación entre el Estado y
la sociedad y, en especial, en el bloque dominante de poder. A su turno, esas
modificaciones refuerzan las mutaciones experimentadas en el terreno de la sociedad
y de la economía. Del mismo modo, las estructuras de poder internacional gravitan
fuertemente en las capacidades de acción y en las modalidades de organización de
los estados, y en la compleja red de relaciones entre éstos y los actores que actúan en
su territorialidad. La literatura de la última década sobre el papel y la eficacia del
Estado frente a la creciente integración de la economía mundial, enfoca el modo en
que se plantea en nuestros días la tensión, permanente a lo largo de toda la historia
del capitalismo, entre el principio territorial del poder estatal, y la dinámica trans-
territorial del capital.

La segunda dimensión del Estado es operativa, y refiere a las capacidades de gestión.


Es ésta una dimensión derivada de la anterior, en la que el Estado define y ejecuta
cursos de acción, y extrae y asigna recursos en función de objetivos referibles al
núcleo de su politicidad. A través de ella la dimensión política o sustantiva del Estado
se explicita y desenvuelve en el funcionamiento cotidiano de las agencias públicas
(gobierno central, tribunales, etc.) y en sus múltiples relaciones con la sociedad y el
mercado. El Estado en cuanto estructura de poder funciona (es decir define objetivos y
metas, y orienta hacia ellos la movilización de sus recursos) a través de ese conjunto
de agencias y procedimientos usualmente conocidos como administración o gestión
pública, y más recientemente gerenciamiento público. Ello no significa que en el nivel
operativo el Estado se presente siempre como una unidad homogénea; instituciones o
agencias particulares pueden expresar y movilizar diferentes arreglos sectoriales de
poder. Las capacidades de gestión estatal tienen como referencia y horizonte los
objetivos de la acción política, y éstos siempre expresan, de alguna manera, los
intereses, metas, aspiraciones, afinidades o antagonismos del conjunto social y de la
jerarquización recíproca de sus principales actores. La autonomía relativa, de los
aparatos y procesos administrativos respecto de las instancias de conducción
propiamente política abren el espacio para la existencia de tensiones, resistencias,
dilaciones y negociaciones que es posible advertir entre ambas dimensiones de la
dinámica del Estado.

3. El enfoque reduccionista de la reforma institucional convirtió las herramientas


de gestión en políticas de gobierno, direccionando la atención pública a
cuestiones operativas o instrumentales y preservando a la estructura de poder
del debate público. Señale cuales son las facetas que Vilas menciona como
íntimamente vinculadas de este reduccionismo instrumental y sus
consecuencias institucionales.

El reduccionismo instrumental del Estado presenta tres facetas íntimamente


vinculadas. De una parte, reducción de la esencia política del Estado a su dimensión
administrativa o de gestión. En virtud de ella, el Estado, en tanto institucionalización de
relaciones de poder, es disminuido a su dimensión administrativa e incluso gerencial:
vale decir, a un conjunto de aparatos, agencias y organismos. Este procedimiento
tiene como efecto naturalizar las relaciones de poder: es decir, asumirlas como un
fenómeno invariante o de modificación imperceptible y en el muy largo plazo, sin
historicidad o con una historicidad que es irrelevante para la comprensión de su
configuración presente.

Al mismo tiempo, este enfoque despoja a las instituciones de lo que éstas representan
como expresión de relaciones de poder. Una institución es una conducta social
pautada, sancionada por alguna forma de autoridad. En toda sociedad existen
muchísimas conductas y prácticas sociales, pero no todas están pautadas y
legalmente sancionadas, y muchas son prohibidas. El desigual acceso a recursos (por
ejemplo, propiedad de activos, educación e información, u otros), la cultura dominante,
los condicionamientos históricos y ecológicos, determinan qué prácticas sociales
recibirán status institucional, cuáles no, y cuáles son proscritas.

El reduccionismo instrumentalista ha tendido a presentarse en clave neoliberal –


entendiendo por tal el conjunto de enfoques de política y de proposiciones inspiradas
en la teoría económica neoclásica—se trata de un artilugio con una trayectoria
relativamente larga de apariciones y reapariciones; tiene poco que ver con ideologías
determinadas y mucho más con la posición de poder de determinados actores en
momentos particulares de la dinámica político-institucional, y en su capacidad de
conducirla.

Las múltiples variantes de este reduccionismo comparten dos características básicas.


Ante todo, son conceptualizaciones de la política y del Estado que se formulan en
escenarios de consolidación o estabilización de un arreglo institucional de poder, o que
toman como hipótesis de partida esa estabilización. La inestabilidad y la incertidumbre
derivadas de crisis políticas o financieras, guerras, revoluciones, insurgencias sociales
u otros acontecimientos de similar impacto donde de manera explícita están en juego
el poder y los grandes objetivos de la acción estatal, pertenecen en la realidad de los
hechos o en los supuestos de la teoría, al pasado.

La segunda característica de estos enfoques: su conservadurismo. Su punto de


partida es el arreglo particular de poder alcanzado, y ese es también el horizonte de
sus reflexiones. La hipótesis de que otros arreglos de poder son posibles resulta ajena,
y en el extremo antagónica, a este modo de ver las cosas. El conservadurismo del
enfoque no radica en los ingredientes sustantivos de sus propuestas, sino en su
rechazo explícito o implícito de hipótesis de arreglos político-institucionales alternativos
y, en consecuencia, de modalidades diferentes de organización y ejecución de la
gestión pública. En este enfoque, los actores significativos de la política son siempre
actores estatales: burocracias civiles y militares, y en general personal dotado de
determinadas destrezas técnicas: burócratas, gerentes, planificadores.

En virtud de este reduccionismo el Estado queda vaciado de política en cuanto ésta es


ante todo construcción, ejercicio y discusión del poder como práctica de conducción
social. La atención se dirige fundamentalmente al funcionamiento de las instituciones;
la problemática propiamente política de la construcción estatal y del desarrollo social
es diluida y remplazada por la cuestión de la administración de una determinada
configuración de poder que, para todos los efectos, se imagina constante.
4. Siguiendo el texto de Bresser Pereira, señale las principales características y
diferencias entre el modelo burocrático de gestión y el de “nuevo modelo de
gestión”

5. Mencione y describa las principales características de las tres orientaciones


de la Administración Publica Gerencial que Bresser Pereira menciona en su
texto.

6. La reforma gerencial tiene como uno de sus ejes que ejerce funciones en el
núcleo de actividades centrales del Estado. Explique, en base al documento del
CLAD, que nuevas cuestiones y cambios deben producirse en relación al nuevo
modelo organizacional del modelo weberiano a partir de los nuevos desafíos.

El déficit democrático de América Latina es uno de los factores con mayor impacto
sobre la calidad de la gestión pública. La lista de legados históricos debe finalizar con
la cita de este aspecto porque la tradición autoritaria de la región va más allá de la
existencia de las dictaduras en determinados períodos. También es muy fuerte la
visión tecnocrática de la administración pública, la que no visualiza posibilidades de
aunar la meritocracia con la participación ciudadana en la producción de políticas
públicas.

Estos siete legados (el patrimonialismo, el formalismo burocrático, el proceso


incompleto de modernización generado por el aislamiento burocrático, la fragilidad de
la gestión pública en el área social, la excesiva centralización, la imitación de fórmulas
extranjeras y el déficit democrático.) han sido combatidos con mayor fuerza desde la
década de los ochenta, cuando comenzaron los procesos de democratización en
América Latina.

En una etapa inicial, que duró generalmente hasta mediados de la década de los
noventa, hubo dos tendencias que estuvieron presentes. La primera estuvo ligada a
las demandas sociales generadas por la redemocratización, en tanto que la segunda
se vincula al ajuste estructural del aparato del Estado y a la inserción de América
Latina en un nuevo orden internacional.

La primera tendencia impulsó movimientos de mayor participación ciudadana,


ampliación de las políticas sociales, búsqueda de la profesionalización del servicio
público y, sobre todo, mayor democratización del juego político -electoral. La segunda
tendencia fue llamada por los estudiosos del tema como la primera ronda de reformas.
Preocupados por la crisis de las divisas y por la inflación, este modelo reformista
estuvo marcado por la tentativa de destruir el antiguo modelo estatal, sobre la base de
medidas orientadas hacia el mercado. En esta tendencia destacan la reducción de la
maquinaria pública, las privatizaciones, la apertura comercial y los primeros pasos
hacia la modernización gerencial, orientada más a los procesos internos
(particularmente en el campo de la racionalización de procedimientos) y las
reformulaciones del proceso presupuestario.

Aunque la primera ronda de reformas haya sido positiva y relevante en algunos


aspectos, como en la racionalización presupuestaria y en la introducción de técnicas
de eficiencia, ella contenía cuatro grandes problemas. El primero fue una visión
meramente economicista de la gestión pública, sin que se percibiera la necesidad de
producir un nuevo modelo de desarrollo que debiera enfatizar la ciudadanía social. El
segundo fue la concepción minimalista del Estado y redentora del mercado, un modelo
neoliberal que resultaría equivocado en cualquier parte del planeta, pero aun peor para
una región marcada por las desigualdades sociales. El tercer problema fue la
transferencia de un prototipo único de aparato estatal, en circunstancias de que la
región es altamente heterogénea. Finalmente, se descuidó el mejoramiento de la
gestión pública en términos de su democratización y efectividad.

Por lo tanto, en este período convivieron, en la región, dos vectores opuestos en


términos de su visión del Estado y de la gestión pública.

(creo que apunta a esto la pregunta)

7. Según el documento del CLAD, la segunda generación de reformas estuvo


más orientada a la mejora de la gestión pública. Mencione cuales fueron los
campos (dominios) relevantes de las transformaciones del aparato estatal y la
administración Publica en Latinoamérica, Explique brevemente cada uno de
ellos.

A partir de la segunda mitad de la década de los noventa, las reformas de orientación


más liberalizante fueron contestadas en términos de sus resultados. En ese momento
comienza, en América Latina, una nueva ronda de transformaciones en el aparato
estatal y en la administración pública. Estos cambios constituirían una agenda más
orientada al mejoramiento de la gestión, con gran énfasis en la efectividad de las
políticas públicas, en el fortalecimiento de la función pública, en la democratización de
la administración pública y en el montaje de una red de políticas sociales, con el
objetivo de alcanzar una verdadera ciudadanía social.

Se consignan aquí cinco dominios que fueron relevantes en las reformas


administrativas ocurridas en América Latina en los últimos quince años y que también
constituyen una agenda importante para todo el mundo iberoamericano. Los temas,
que serán desarrollados más adelante, son los siguientes:

Democratización de la gestión pública

Profesionalización de la función pública

Nuevas tecnologías de gestión, destacando los instrumentos de gobierno electrónico

Gestión por resultados orientados al desarrollo

Mecanismos de gobernanza
Democratización de la gestión pública

Un primer aspecto a destacar es la ampliación del proceso de democratización y


responsabilización de la gestión pública. Este proceso es el resultado tanto de las
presiones surgidas desde el campo electoral como del aumento del control social
sobre los gobiernos en todo el mundo. Estas cuestiones experimentaron un avance
significativo en los países iberoamericanos a partir del proceso de redemocratización.

La transparencia de las acciones estatales es el punto de partida de este proceso de


democratización del Poder Público y significó la creación de mecanismos que abren al
público las informaciones y los procesos decisorios gubernamentales. Esto se dio por
medio de instrumentos propios del gobierno electrónico y por medio de leyes que
obligaron al Estado a divulgar, tanto datos respecto de sus actividades como
información sobre los individuos que los gobiernos poseen. A partir de tales medidas,
que se toman en varios países, la tradición de opacidad, especialmente de los
gobiernos latinoamericanos, empieza a cambiar.

Profesionalización de la función pública

La profesionalización de la función pública avanzó bastante en los últimos años. En


este tema hay que destacar, primeramente, el aumento de los cargos ocupados por
concurso o selección pública. Como consecuencia de esto, se redujeron en América
Latina los niveles de patrimonialismo -aunque la lucha contra la lógica patrimonialista
no se ha agotado en toda la región. La ampliación de la meritocracia también ha
significado que muchos gobiernos de la región están contratando personas más
calificadas en términos de escolaridad y capacidad técnica.

Nuevas tecnologías de gestión

La producción de nuevas tecnologías de gestión constituye un tercer campo en cual se


dieron transformaciones en la administración pública iberoamericana en los últimos
diez años. Aquí, el área en la cual hubo mayores avances fue en el del gobierno
electrónico, tema que ganó tal centralidad que condujo a la elaboración de un
documento específico del CLAD llamado “Carta Iberoamericana de Gobierno
Electrónico” (2007), basado en el derecho al acceso electrónico en las
administraciones públicas. Sus dos principales objetivos, que se citan a continuación,
resumen muy bien el propósito del gobierno electrónico:

“Un objetivo final y directo: reconocer a los ciudadanos un derecho que les facilite su
participación en la gestión pública y su relación con la administración pública,
contribuyendo de esta manera a que las mismas se hagan más transparentes y
respetuosas del principio de igualdad, así como más eficientes y eficaces.”

“Un objetivo estratégico e indirecto: promover la construcción de una sociedad de la


información y del conocimiento, inclusiva, focalizada en las personas y orientada al
desarrollo”.

Teniendo en cuenta estos objetivos, es posible puntualizar los avances que se han
logrado en el campo del gobierno electrónico en los países iberoamericanos. En
primer lugar, este instrumento ha sido utilizado como un medio esencial de
racionalización de las actividades administrativas. Esto ocurre con bastante fuerza en
el área presupuestaria y fiscal, facilitando el buen manejo de las cuentas públicas,
cuestión esencial para producir políticas públicas de calidad. También ha sido
importante en otras acciones de gestión, reduciendo costos aumentando la agilidad
de las decisiones gubernamentales. Además, el gobierno electrónico fue utilizado en
algunos países como un antídoto contra el modelo extremadamente centralizador y
jerárquico vigente en el plano intra-gubernamental.

Gestión por resultados orientados al desarrollo

Entre los “macrotemas” de modernización de la administración pública iberoamericana


cabe citar la reorganización de la gestión pública basada en una lógica orientada hacia
los resultados. Se trata de un cambio que viene ocurriendo en todo el plano
internacional, como fruto de la presión que ha ejercido la sociedad por obtener mejores
servicios públicos.

Vale destacar, para no caer en un gerencialismo equivocado, que el desafío de la


gestión pública contemporánea no implica orientarse sólo por el desempeño, sino
también implica definir claramente los resultados que se persiguen. El objetivo
principal de la administración pública iberoamericana debe ser el de alcanzar el
desarrollo en sus distintas facetas: económica, social, política y ambiental.

En términos más instrumentales, hubo una expansión bastante significativa del uso de
metas e indicadores en el ámbito de programas y políticas públicas. El avance en el
campo de los indicadores no sólo favorece un mejor monitoreo y control de las
acciones gubernamentales, sino que también aumenta la transparencia respecto de
los objetivos y medios que están marcando la acción del poder público.

El paradigma de gestión pública por resultados para el desarrollo parece ser el mejor
camino para los gobiernos del siglo XXI. Pero la experiencia iberoamericana revela
algunos problemas que pueden dificultar, e incluso hacer inviable, este modelo de
gestión. Una de las dificultades de la contractualización reside en la posible
desarticulación entre las macro políticas y las actividades contractualizadas, resultante
de una fragmentación excesiva de las acciones, lo que perjudica la coordinación con
metas y objetivos más amplios. En este sentido, contractualizaciones descoordinadas
pueden dificultar mucho las acciones intersectoriales, instrumento considerado hoy
como estratégico para resolver los complejos problemas colectivos del mundo
contemporáneo.

Mecanismos de gobernanza

La gobernanza pública -que incluye el sentido de la gobernabilidad- es uno de los


campos más importantes para entender las transformaciones recientes de la
administración pública. En pocas palabras, hubo un gran cambio en la forma cómo los
gobiernos hacen frente a las dinámicas intra e intergubernamentales y, además, a las
alteraciones significativas que han ocurrido a nivel de sus relaciones con la sociedad y
con el mercado. Los resultados de dicho cambio fueron administraciones públicas
menos centralizadas, con menor jerarquización, más abiertas hacia las asociaciones y
concebidas como interdependientes en relación con otros actores sociales relevantes.
Vale remarcar que este nuevo modelo no significa, de manera alguna, adoptar una
visión privatista y neoliberal para la cual el Estado debe ser mínimo. Por el contrario,
hay un fuerte llamado, en especial en América Latina, a fortalecer el papel de la
intervención gubernamental en pro de un desarrollo ampliado y con instrumentos
renovados.

Los avances de la gobernanza pública pueden ser divididos en tres aspectos. El


primero se relaciona con el plano intragubernamental. Las agencias públicas se
volvieron más autónomas. De la misma manera, los gestores públicos ganaron una
mayor libertad para ser emprendedores en el terreno administrativo y en las
decisiones relativas a las políticas públicas. En términos institucionales, este ha
sido un proceso bastante heterogéneo entre los países. Lo que da mayor unidad al
conjunto es el florecimiento de una cultura anti-centralizadora y anti-uniformadora.
Hubo buenas experiencias en nombre de estas ideas, sin embargo, las resistencias
del modelo tradicional son aún muy fuertes.

El segundo se refiere a la producción de innovaciones en el plano de la gestión y de


las políticas públicas. El hecho es que la existencia de más de un nivel de gobierno
responsable de las acciones gubernamentales, constituye un estímulo competitivo
para buscar nuevas soluciones.

El proceso desconcentrador del poder tuvo un tercer aspecto. Se trata de la creación


de un nuevo tipo de relaciones con la sociedad y con el mercado. El supuesto básico
es que el Estado tiene un papel central en el desarrollo y en la producción de políticas
públicas, pero requiere establecer redes con las demás esferas para lograr el éxito en
sus objetivos. Esta visión supone una situación de interdependencia, de modo que los
gobiernos contemporáneos ya no pueden resolver por sí solos los dilemas de la acción
colectiva.

8. ¿Cuál es, según Crozier, el problema básico de la transición de un paradigma


burocrático a una nueva cultura de gestión?

9. Relacione los conceptos de burocracia, innovación, comunicación y libertad,


desarrollados por Crozier.

UNIDAD II

1- a) Identifique las dos vías propuestas por Boix para reforzar la eficacia de la
AP. b) ¿Cuál es, para Boix, la misión central de la AP? ¿A qué conduce? ¿Cuáles
son sus elementos esenciales y qué los caracteriza?

1- a) El autor propone dos vías para reforzar la eficacia de la Administración pública.


Una está ligada al carácter prestador de servicios del Estado, se trata de un nuevo
modelo institucional de la administración fundada en la prestación competitiva de
bienes y servicios, el ejercicio del control de la Administración por el usuario, la
introducción de sistemas de retribución que incentiven el esfuerzo individual y la
dotación de mayor autonomía a gerentes y unidad de línea.
Otra vía es la necesidad de construir una cultura profesional que integre técnicas de
evaluación analítico, así como una dirección estratégica fundada en la idea de
negociación, cooperación y liderazgo a desarrollar por los gerentes de la
administración.

b. El estado es ante todo una organización suministradora de bienes y prestadora de


servicios, como tal, la administración lleva a cabo actos de naturaleza cuasi
empresarial.
Dado los nuevos cometidos del estado de bienestar, ideas puramente procedimentales
no son suficientes para gestionar estratégicamente la administración pública. Como
una organización dirigida a la prestación de servicios, el usuario o sujeto receptor de
estos servicios, debe conceptualizarse como «cliente». Este reconocimiento (de
prestadora de servicio), conduce a una nueva concepción de la gestión pública que
conlleva cambios sustanciales tanto en la estructura organizativa como en su cultura
interna ( en la relaciones que se establecen entre empleados, y entre éstos y el
público).
Para entender el nuevo paradigma es necesario trabajar sobre 3 elementos:
-Qué servicios presta la unidad que dirijo;
-Quiénes son los clientes de mi organización;
-Qué estrategias debo de esperar para prestar dichos servicios.

2 -a) Identifique y explique las consecuencias inmediatas de entender a la


Administración Pública como prestadora de servicios.

2- a) Las consecuencias inmediatas de entender a la administración pública como


prestadoras de servicios son:
— En el modelo garantista la actividad está centrada en el procedimiento, por el
contrario, en un modelo de prestación de servicios de atención de la Administración
pública se orienta hacia el resultado final de su actividad; como consecuencia es
posible medir y evaluar adecuadamente el servicio producido y la satisfacción del
consumidor
— El nuevo modelo de gestión pública permite modificar la manera en que los
empleados conciben el trabajo, de tal forma que, pueden entenderse a sí mismos
como parte de un proceso productivo fructífero, y puedan tomar conciencia de que, en
la mayoría de las ocasiones, coproduce el servicio, bien con otras unidades, bien con
los consumidores últimos del servicio.
— Abre las puertas a un sistema en el que el trabajo interno de la unidad
administrativa adquiere mayor flexibilidad y, por tanto, capacidad suficiente para
responder adecuadamente a la misión que se le ha encomendado. Pasa de una
actividad basada en el procedimiento rutinario a un trabajo que se ajusta
constantemente a las demandas variadas del cliente concreto.

b) Boix señala que el primer paso del nuevo modelo de gestión es rediseñar la
estructura de la AP de modo tal que se distingan tres tipos de unidades
distintas, según la misión de cada una de ellas. Explique detalladamente cada
una de estas unidades.

b. El primer paso del nuevo modelo de gestión pública consistirá en rediseñar la


estructura de la administración pública, de forma que se tengan tres tipos de unidades
diferentes: aquellas a las que se les ha encomendado misiones de control y garantías,
aquella que prestan servicios en el interior de la administración y, aquellas que prestan
servicios exteriores, esto es, al ciudadano.
El concepto de servicio no puede sustituir al del control como misión fundamental de la
Administración, por eso, no se puede emplear de forma omnicomprensiva. Este es el
supuesto de aquellas unidades dirigidas al control de otras unidades administrativas o
al control de otros agentes sociales.
Las restantes unidades, constituyen unidades de servicio y a ellas cabe aplicar en su
integridad el cambio de orientación que supone el modelo de gestión al servicio del
cliente, fundado en el concepto de actuación responsable frente al cliente, valoración
de los resultados y mejor calidad en el servicio.

3 -Describa, según Tamayo Saéz, las etapas del proceso de las políticas
públicas. Explique cada una de las etapas señaladas y desarrolle un
ejemplo tal como lo hace el autor

Los gobiernos son conjuntos de organizaciones que combinan recursos y los


transforman en políticas, en programas públicos, en servicios, en productos, para
atender los problemas de los ciudadanos, controlar sus comportamientos, satisfacer
sus demandas y, en definitiva, lograr unos impactos.
Las políticas públicas son el conjunto de objetivos, decisiones y acciones que lleva a
cabo un gobierno para solucionar los problemas que en un momento determinado los
ciudadanos y el propio gobierno consideran prioritarios. las políticas públicas se
pueden entender como un proceso que se inicia cuando un gobierno o un directivo
público detecta la existencia de un problema que, por su importancia, merece su
atención y termina con la evaluación de los resultados que han tenido las acciones
emprendidas para eliminar, mitigar o variar ese problema. El proceso o ciclo de
construcción de las políticas públicas comprende las siguientes fases:
1. Identificación y definición del problema.
2. Formulación de las alternativas de solución.
3. Adopción de una alternativa.
4. Implantación de la alternativa seleccionada.
5. Evaluación de los resultados obtenidos.
El proceso de las políticas públicas tiene un carácter cíclico. El gobierno, una vez
efectuada la intervención, mide los efectos de la misma sobre el problema y tras
observar si éste ha concluido o si permanece se pregunta si es necesario seguir
actuando. Los resultados de la política retroalimentan el proceso.

Ejemplo de Tamayo Saez

“Un gobierno local puede, por ejemplo, considerar prioritario intervenir en el mercado
de la vivienda, al observar que los precios son muy elevados y que buena parte de los
ciudadanos no pueden acceder a una vivienda en propiedad o alquiler –FASE DE
IDENTIFICACIÓN Y DEFINICIÓN DEL PROBLEMA–. La intervención puede seguir
muy distintos caminos: desde construir viviendas y donarlas a las familias con
menores ingresos hasta subvencionar los créditos hipotecarios facilitando el acceso a
una vivienda libre –FASE DE FORMULACIÓN DE ALTERNATIVAS–. El gobierno opta
finalmente por construir, en los próximos cinco años, mil viviendas de protección oficial
en suelo municipal, para familias de bajos ingresos –FASE DE ADOPCIÓN DE UNA
ALTERNATIVA–. La Empresa Municipal de la Vivienda comienza la construcción,
diseña un sistema para seleccionar a las familias beneficiarias y controla el proceso de
construcción y adjudicación –FASE DE IMPLANTACIÓN DE LA ALTERNATIVA
SELECCIONADA–. Una vez entregadas las viviendas, el Pleno del Ayuntamiento
quiere saber a quién se han entregado finalmente, qué coste ha supuesto la operación
para las arcas municipales, y, si es necesario, continuar con el programa de
construcción de viviendas –FASE DE EVALUACIÓN DE RESULTADOS”

4 -Para Tamayo Sáez, la etapa de definición de los problemas, es una “fase


eminentemente política” del ciclo de las políticas. Explique este concepto
desarrollado por el autor.

La definición de problemas es la primera fase del ciclo de las políticas públicas, pero
no se le ha dado una gran importancia a este aspecto, tendiendo, tanto los analistas
como los directivos públicos, a concentrar su atención en la búsqueda y valoración de
las alternativas de solución, en lugar de concentrarse en el problema planteado.
La preocupación por la elección de la mejor alternativa soslayaba la importancia de la
definición de los problemas en la creencia de que éstos se podían definir
objetivamente. En otras palabras, se pensaba que el problema existía, estaba ahí, se
podía reconocer con facilidad. La realidad nos muestra, por el contrario, que los
problemas no existen, sino que son construidos, definidos subjetiva e interesadamente
por un observador. Actores distintos entenderán el problema planteado de manera
diferente, reflejando en sus respectivas definiciones sus propios intereses y valores.
Se trata de incorporar a la definición la perspectiva que del problema tienen los actores
políticos y sociales estratégicos.
La primera tarea del analista de políticas en esta fase es identificar a los actores con
algún tipo de intereses en el problema y reconstruir sus definiciones, la forma en que
ven el problema. Desde este punto de vista, la definición de problemas es ante todo
una cuestión política, decidir a quién se tiene en cuenta y hasta qué punto. El apoyo
para la decisión sobre la definición del problema se resuelve con herramientas
políticas –consultas, reuniones, intercambios de información, negociaciones– y
posteriormente con técnicas instrumentales –fijación de las fronteras del problema,
cuantificación del número de afectados, comprensión de sus posibles ramificaciones y
evaluación de la gravedad e intensidad del problema.
El carácter eminentemente político de esta fase se muestra en toda su extensión
cuando observamos las consecuencias que produce optar por una definición del
problema y no por otra. Si definimos el problema de la drogodependencia como un
problema de seguridad ciudadana, las alternativas de solución serán distintas a las
que tendríamos en cuenta si lo definiésemos como un problema de integración social.
Ciertamente, es muy distinto considerar al drogadicto como un marginado que
necesita servicios sociales, que como un delincuente potencial al que hay que vigilar.
Las definiciones, a pesar de su posible apoyo técnico y estadístico (a algunos les
gusta hablar de fundamento científico), no son asépticas ni objetivas. De ahí que
cuando el directivo público opta por una definición debe preguntarse por sus
consecuencias, previendo a quién beneficia o perjudica con ella, y en qué medida. En
resumen, la definición del problema es una decisión de gran importancia que marca
absolutamente el posterior desarrollo de la política pública, al reducir el ámbito de
posibles alternativas a considerar. Una definición inadecuada del problema está en la
base del fracaso de muchas políticas públicas.

5 - Distinga la “agenda sistémica” de la “agenda institucional” de acuerdo a


lo destacado por Tamayo Saez, señalando los rasgos negativos y
positivos de esta última.

El volumen total de problemas que preocupan a la sociedad es más amplio que el de


problemas que reciben atención por parte de las administraciones públicas. No todos
los problemas detectados tienen la misma prioridad para los decisores públicos, sólo
algunos de ellos tienen la entidad suficiente para convertirse en problemas públicos. Al
conjunto de problemas que preocupan a una sociedad en un momento determinado se
le denomina AGENDA SISTÉMICA. De esa agenda, los decisores públicos extraen
algunos y confeccionan la AGENDA INSTITUCIONAL O AGENDA POLÍTICA. Esta
agenda está compuesta por los problemas que los directivos públicos consideran
prioritarios en un momento determinado. La inclusión de un problema en la agenda
institucional es una condición necesaria, pero no suficiente, para que el problema dé
lugar a una política pública que intente solucionarlo. En muchas ocasiones los
problemas entran en la agenda institucional y poco después desaparecen de ella –
disipación de temas o problemas– o no reciben atención hasta que pasa un largo
periodo de tiempo –incubación de temas–. La disipación e incubación de temas se
debe a múltiples causas: la desaparición del problema de la agenda sistémica, la
pérdida de interés de los directivos por el problema, la búsqueda infructuosa de
recursos para afrontarlo o la entrada de nuevos problemas más graves.
En general, la agenda política es más estable que la agenda sistémica, reflejando la
primera la evolución de la segunda. No todos los problemas de la agenda sistémica
tienen las mismas posibilidades de acceso a la agenda institucional; unos entran con
más facilidad que otros. Podemos hablar, por tanto, de la existencia de sesgo en la
accesibilidad a la agenda institucional. Los directivos públicos tienen que ser
conscientes de la existencia de ese sesgo y eliminarlo en lo posible, de modo que los
problemas de ciertos colectivos sociales no queden rutinariamente fuera de las
prioridades de las organizaciones públicas. Por fortuna, existen contrasesgos, que
ayudan a superar las barreras de la desigualdad de poder, las barreras culturales y las
barreras a la innovación. Entre otros están: los medios de comunicación, los deseos
de crecer de las organizaciones públicas, el comportamiento y las actitudes de los
decisores y la competencia política.
Los SESGOS NEGATIVOS de mayor importancia son:
a) El poder y la capacidad de presión de los grupos de interés
Ciertos grupos sociales son más poderosos que otros y tienen mayor capacidad para
hacer prevalecer sus problemas ante la administración. La organización de estos
grupos, su capacidad para presentar demandas y para influir en las decisiones
públicas, les asegura una cuota mayor de temas en la agenda de la administración
que la que pueden conseguir grupos poco estructurados y con menor influencia.
b) Los sesgos culturales
Hay problemas y temas más proclives que otros a ser incluidos en la agenda
institucional. Los valores culturales y la cultura política u organizativa hacen de filtro de
la percepción de los mismos por los directivos. Es difícil esperar que la administración
de un país mayoritariamente católico incluya entre sus prioridades la liberalización del
aborto o la planificación familiar. En España, hasta hace relativamente poco tiempo, el
problema del medio ambiente no era una preocupación social fundamental, no era un
problema culturalmente apreciado y, por tanto, era de menor interés para los directivos
públicos.
c) El peso de la tradición
Las administraciones públicas tienden a incluir en su agenda problemas que conocen
bien, que han tratado en el pasado y sobre los que pueden anticipar el impacto de sus
intervenciones. Es más fácil que se incluya en la agenda un problema conocido, o
parecido a otro ya tratado en el pasado, que un problema desconocido, nuevo, que
genera un alto grado de incertidumbre sobre su desarrollo posterior, los costos de las
acciones para afrontarlo, el compromiso de recursos futuros y los resultados de la
intervención.
d) Las actitudes y valores de los decisores públicos
La decisión de incluir un problema en la agenda institucional la acaba adoptando una o
varias personas. Los valores de las personas –las actitudes hacia el problema, la
posición ideológica, la especialidad profesional– se reflejarán en esa decisión.
La influencia de los valores en la decisión es mayor cuanto más desconocido es un
problema y cuanto menor es el consenso entre los grupos implicados en el mismo. No
es de extrañar que los argumentos para decidir sobre problemas como la eutanasia, el
aborto, la pena de muerte, la experimentación genética y otros sean esencialmente
ideológicos más que científicos y racionales, por mucho ropaje “cientifista” que los
acompañe.
Si estos y otros factores que crean un sesgo a la introducción de problemas actuasen
de manera permanente la agenda institucional variaría muy poco, dejando fuera de
ella los intereses de individuos y grupos sin poder, problemas culturalmente sin valor y
sobre todo problemas nuevos o desconocidos. Afortunadamente existen SESGOS
POSITIVOS que mitigan la influencia de los anteriores:
a) Los medios de comunicación de masas
Los medios son uno de los elementos más eficaces en las democracias pluralistas
para ayudar a introducir problemas en la agenda institucional, al llamar la atención de
los decisores sobre problemas que afectan a personas o a colectivos determinados. La
agenda de los medios se especializa en problemas emotivos, en problemas que
enlazan con valores y tendencias de moda y en situaciones que afectan a la
legitimidad del sistema.
b) La competencia política
Los procesos electorales son momentos de cambio en la agenda institucional. Cuanto
más competitivo sea el mercado político, mayor será la presión para incluir problemas
en la agenda y ampliar la oferta de servicios. Los directivos electos escudriñan la
agenda sistémica en busca de problemas que liderar para adquirir visibilidad política,
ganar apoyos y mantener “vivos” los problemas de sus constituencies.
c) Los deseos de crecer de las organizaciones públicas
La legitimidad de las administraciones públicas se basa cada vez más en su capacidad
para responder con eficacia y economía de medios a las necesidades de los
ciudadanos. Una agencia pública legitima su existencia solucionando problemas. La
importancia de un organismo público se puede medir por el número y la significación
social y política de los problemas sobre los que actúa. Ampliar la agenda es, en
muchas ocasiones, el único método que tienen los gestores para justificar la necesidad
de ampliar sus recursos, crear oportunidades de desarrollo profesional a sus
empleados, defenderse de la competencia de otros organismos y, en última instancia,
asegurar la supervivencia de su organización
.

6 ¿Cómo explica Subirats por qué unos problemas pueden ser parte de la
Agenda Pública y otros no? ¿En qué situaciones un problema forma parte
de la Agenda?

En opinión de algunos El problema a resolver nos vendría dado por las condiciones
objetivas externas, por los «hechos» tal como se nos aparecen. hay quien opina que
se producen muchos más errores como consecuencia de la errónea definición de un
problema que al ofrecer malas soluciones a problemas bien planteados.
En realidad los problemas no están «allí fuera». No existen los problemas «objetivos».
Deberemos «construir», estructurar nuestra propia (la del analista) definición del
problema a plantear y resolver.
Los problemas que generan la formación de las políticas públicas son casi siempre
interdependientes.
Nunca es un único problema el que plantea la preocupación de la comunidad o de uno
de sus sectores. Se trata de un conjunto de factores que precisan de una
aproximación hotística, global. Los problemas dependen de la subjetividad del
analista, que a partir de la situación problemática planteada «construye» el problema,
lo define, clasifica, explica y evalúa. Los problemas son artificiales, en el sentido de
que responden a una decisión voluntaria de que existan y se resuelvan.
Al ligar de manera clara definición o planteamiento del problema con el proceso de
toma de decisiones nos acercamos a una visión «laberíntica» del tema. Se considera a
los problemas como oportunidades de mejora, que una vez identificadas o definidas
pueden poner en marcha la acción de los poderes públicos.
Los problemas, una vez identificados, pueden dar lugar a la acción de los poderes
públicos.
En cuanto a la relevancia pública de los problemas se debe realizar una distinción que
establece entre los denominados «problemas» y lo que podríamos denominar «temas»
o «cuestiones». Es decir, aquellos problemas lo suficientemente relevantes para ser
considerados como «problemas» por parte de los poderes públicos y, por tanto,
susceptibles de formar parte del programa o agenda de esos mismos poderes
públicos. Se puede plantear el porqué unos problemas llegan a formar parte del
programa de acción de los poderes públicos y otros no. En principio, podemos
imaginar que una de las causas esenciales será la limitación de recursos, tanto
económicos como humanos, pero puede también derivar de la falta de legislación
sobre el tema que autorice la acción, la falta de voluntad política, de adecuada
«presión» por parte de los medios de comunicación o de los sectores-implicados, etc.
Los poderes públicos establecerán prioridades, otorgando status de «problema
público» a determinados temas y no a otros.
Un nuevo tema resulta susceptible de convertirse en «problema público» y, por tanto,
llegar a formar parte del programa de actuación:
a) Si el tema o cuestión ha alcanzado proporciones de «crisis» y, por tanto, no puede
continuar siendo Ignorado o que el tema plantee claras posibilidades de agravamiento
en el futuro, con lo que se pretende anticiparse a la previsible Situación de crisis.
b) Cuando ha adquirido características peculiares o significativas que lo diferencian de
una problemática más general
c) Cuando la cuestión provoca una seria situación emotiva que atrae la atención de los
medios de comunicación
d) Cuando un tema va adquiriendo importancia global cuando en sus inicios tenía unas
dimensiones y efectos muy limitados (aumento generalizado de impuestos locales
obliga a intervención central).
e) Temas que desencadenan cuestiones relacionadas con «legitimidad» o «poder» y
que, por tanto, afectan al núcleo sensible del poder público, arrastrando una gran
carga simbólica (sueldos funcionarios, pago impuestos)
f) Temas que alcanzan gran notoriedad pública por conectar con tendencias o valores
más de moda (rehabilitación cascos antiguos. diseño urbano)
Todos estos elementos no garantizan por sí solos la «politización» del tema, su acceso
al programa o agenda de actuación pública. El tránsito al programa o agenda precisa
de la intervención de aquellos que tienen cierta influencia en la formación del mismo.
Así, los grupos organizados representativos de intereses sociales, los partidos
políticos, los sectores influyentes del aparato burocrático, los «creadores» de opinión,
las acciones de protesta de los sectores afectados por la posible actuación, la opinión
informada, etc. pueden, todos ellos, intervenir en ese tránsito delicado entre
surgimiento de la cuestión y «encaramamiento» al programa o agenda de actuación
pública.
La agenda nos muestra cuál es la percepción de los poderes públicos, en un instante
concreto, sobre lo que se debe resolver.
El acceso al programa de agenda depende en buena parte del nivel de crisis o
escándalo que ha asumido el tema o cuestión planteada. Los efectos de la «crisis»
sobre el programa de actuación pueden ser de desplazamiento, de expansión o de
transformación. En el caso del desplazamiento aludimos al hecho de la pérdida de
status de «problema público a resolver» debido a la situación de crisis planteada. En el
caso de expansión nos encontramos en el caso de que la crisis provoque un
reforzamiento de una o más áreas de actuación pública. Y en el caso de la
transformación hacemos referencia a la posible modificación de la situación debido a
un nuevo establecimiento de prioridades.
En la dinámica de formación de la agenda podemos considerar tres características
generales que permiten que un determinado tema o cuestión reciba la atención
necesaria de los poderes públicos para integrarse en el programa de actuación. En
primer lugar, valorar el grado de apoyo que el tema o cuestión puede recabar o, lo que
es lo mismo, valorar el impacto general de la cuestión. En segundo lugar, valorar su
significación, es decir, su nivel de impacto sobre la realidad social. Y en tercer lugar, la
viabilidad de la solución anticipada o previsible.
El paso de un tema o cuestión de relevancia pública a la consideración de «asunto
público a resolver» y, por tanto, a su inclusión en el programa o agenda ele actuación
de los poderes públicos implica una cierta "definición oficial» del problema a resolver.

7 - Una vez definido el problema y asumida su condición de cuestión, se


deben plantear las alternativas de acción. ¿Por qué Subirats plantea que
el análisis prospectivo es básico para esa etapa? ¿Cuáles serían sus
aportes y limitaciones?
Una vez definido el problema y asumida su condición de cuestión a resolver por los
poderes públicos, le toca al analista, en su caso, plantear las diferentes alternativas de
acción y sus posibles consecuencias, así como recomendar aquella que, a su juicio,
pueda resultar más apropiada.
El trabajo de prospectiva resulta básico para poder anticipar las posibles
consecuencias negativas de las acciones a emprender y controlar el curso de la
acción. En líneas generales, podemos decir que se trata de un método de producción
de información sobre situaciones sociales futuras, basándose en la misma naturaleza
de los problemas planteados. puede facilitar la tarea a los decisores públicos,
asistiéndoles ante los riesgos de la incertidumbre y del cambio, y explorando las
implicaciones de las opciones de política pública planteadas.
El análisis de prospectiva en el campo de las políticas públicas puede tomar distintas
formas según las fuentes utilizadas y la línea argumental seguida. Así podemos
distinguir entre proyecciones, predicciones o conjeturas:
En el caso de la proyección se trata de extrapolar las líneas de tendencias históricas y
actuales. La línea argumental puede fundamentarse en la utilización de casos
paralelos, usando series temporales o las comparaciones entre políticas seguidas en
el pasado ante problemas de características similares a los planteados en el presente.
Opiniones de expertos pueden ayudar a fundamentar las proyecciones realizadas.
Las predicciones se basan en la explicitación de asunciones teóricas que puedan
revestir distintas formas: leyes teóricas, proposiciones, analogías, etc. En general,
podemos afirmar que toda predicción expresa las causas y los efectos o
consecuencias, introduciendo a veces también analogías que refuercen los
argumentos utilizados.
En el caso de las conjeturas nos encontramos ante un tratamiento ya meramente
subjetivo de la prospectiva. Basado en opiniones sobre la evolución futura de la
sociedad, opiniones basadas en argumentos intuitivos, en tácitas asunciones de los
«policv insiders», o en el consenso mayoritario de la élite intelectual. Pueden también
usarse argumentos de motivación basados en los objetivos, valores o intenciones de
los proponentes.
Objetivo esencial del análisis de prospectiva: reducir el marco de incertidumbre.
Sea cual sea la vía utilizada para la elaboración de la prospectiva sobre las políticas a
aplicar, su objetivo parece claro: entender y controlar el entorno humano y material,
estableciendo la mejor vía de acción entre las que el futuro permite. Sobre qué tipo de
futuro debe trabajar el analista al presentar las diferentes alternativas al decisor
público. Un futuro potencial, en el sentido de posible, pero que no cierre en demasía
las alternativas posibles. Un futuro plausible, en el sentido de que es el futuro más
probable si no cambian las condiciones actuales ni se interviene en la corrección de su
rumbo. O, en contraste con los anteriores, un futuro normativo, en el que a las
condiciones de posible y plausible se añade el elemento de consistencia con la propia
visión del analista acerca de la evolución futura de necesidades, valores y
oportunidades. Al introducir este aspecto normativo el analista puede hacer más
«estrecho» el marco de trabajo del análisis prospectivo. En este sentido conviene que
el analista distinga entre lo que podríamos calificar como metas u objetivos de carácter
general y aquellos objetivos de carácter más concretos. En ambos casos nos
encontramos con proyecciones de futuro.
8 - Mencione y analice, según Subirats, los distintos campos de técnicas
que permiten la aproximación al análisis de prospectiva.

Formas de realizar el análisis de prospectiva:


Una vez definidos o establecidos por el analista, a partir de los elementos ya
considerados, los objetivos generales y específicos a conseguir, y examinadas las
alternativas presentes, será necesario proceder a concretar cuál es el objeto del
análisis prospectivo, cuáles serán las bases de partida del mismo y qué técnica se
puede utilizar. El objeto del análisis puede consistir:
1) En examinar las consecuencias de las políticas públicas ya existentes.
2) En examinar las posibles consecuencias de nuevas políticas.
3) En ayudar a establecer los contenidos de nuevas políticas, o
4) En analizar los posibles apoyos de que gozarán las propuestas de nuevas políticas
entre los sectores afectados por una u otra razón en las diversas fases de su puesta
en práctica.
El análisis deberá basarse en un conjunto de asunciones o datos que nos permitan
estimar las consecuencias de políticas existentes o por iniciar, sus posibles contenidos
o el nivel de apoyo con el que previsiblemente contará. En este sentido, las bases de
partida del análisis pueden centrarse generalmente en extrapolación de tendencias,
formulación de asunciones teóricas o establecimiento de juicios subjetivos.
En el primer caso se parte de la hipótesis de que lo que ocurrió en el pasado puede
volver a repetirse, y a través de un proceso lógico deductivo se trata de llegar a
conclusiones prospectivas partiendo de la observación de procesos anteriores.
Las asunciones teóricas se basan en una lógica deductiva, por la que se trata de
establecer conclusiones a partir de la inferencia de ciertas leyes o proposiciones de
carácter teórico.
En el caso de los juicios subjetivos aludimos a la capacidad de establecer
proposiciones prospectivas basadas más en el conocimiento del «terreno» que en
procesos inductivos o deductivos.
Normalmente se trata de campos en los que resulta difícil aplicar métodos más
«científicos», y en los que resulta muy valiosa la opinión del experto o de la persona
con experiencia práctica.
En cada una de estas vías de aproximarse al análisis de prospectiva podremos utilizar
diferentes técnicas, que se distinguirán por su complejidad o por el aparato
instrumental que utilizan.
En el caso de las técnicas de extrapolación prospectiva se trata de un conjunto de
procedimientos que permiten realizar proyecciones sobre los futuros cambios sociales
basándose en datos de carácter histórico y actual. Normalmente las técnicas de
extrapolación prospectiva se basan en formas de análisis de series temporales, es
decir, en el análisis de valores numéricos recogidos en puntos temporales múltiples y
presentados cronológicamente.
El objetivo es ofrecer un cierto tipo de medición del nivel y volumen del cambio en el
pasado y en el futuro. Se emplea normalmente esta técnica en campos como los de
crecimiento económico, tendencia decreciente del nivel de población, consumo
energético, calidad de vida o cargas de trabajo en organismos administrativos. Las
asunciones básicas en la realización de proyecciones son las de persistencia: la
tendencia constatada en el pasado persistirá en el futuro; regularidad: las tendencias
puestas de relieve en el pasado podrán aparecer recurrentemente en el futuro de
manera
regular; y constatación de la validez y fiabilidad de los datos manejados. Normalmente
las técnicas más extendidas y más fiables son las que se aplican a series temporales
lineales. Estas técnicas no pueden aplicarse a los casos de series de tiempo no
lineales sin un cambio exponencial o una transformación de los datos de partida.
Tampoco estas técnicas aplicables a series temporales no lineales pueden aplicarse a
los casos de procesos discontinuos. En efecto, en los casos de falta de linealidad,
persistencia y regularidad nos encontramos en los casos de procesos discontinuos
que pueden dividirse en las llamadas oscilaciones, ciclos, curvas de crecimiento,
curvas de declive y catástrofes.
En el campo de la prospectiva teórica o deductiva, las técnicas más utilizadas son las
de construcción del mapa teórico, que permite distinguir, sistematizar y clasificar los
distintos argumentos utilizados; la modelística teórica, término con el que resumimos
un amplio conjunto de técnicas y asunciones que pretenden construir representaciones
simplificadas (modelos) de ciertas teorías; análisis de recorrido; análisis input-output:
programación lineal; análisis de regresiones; estimación de intervalos; y análisis de
correlaciones. Recordemos que estas técnicas por sí mismas no realizan predicciones,
sólo la teoría que las utiliza puede hacerlo.
En el ámbito de las técnicas que facilitan la intuición prospectiva citaríamos las
relacionadas con el método Delphi, las de análisis cruzado de impacto; construcción
de escenarios; o las de juicio de fiabilidad.
Cabe advertir, no obstante, que muchas de las técnicas usadas en el análisis de
prospectiva son de hecho complementarias. La fuerza de una vía implica normalmente
la debilidad o limitación de otra, y viceversa. Por tanto, la fuerza y la riqueza del
análisis de prospectiva resultará, generalmente, del seguimiento de una vía más
intermetodológica, que combine múltiples formas de razonamiento (inductivo,
deductivo, subjetivo), difrentes bases de partida (extrapolación, teoría, juicio subjetivo),
y múltiples objetos de análisis (consecuencias y contenidos de las políticas, tanto
existentes como de nueva creación, apoyo de los grupos afectados)
Se puede afirmar que dada la complejidad de este tipo de análisis y, muchas veces, la
incapacidad de los mismos de resolver de manera fiable las incertidumbres presentes
en el momento de la toma de la decisión, convendría sobre todo detenerse en el
abanico de posibles consecuencias manejado, el grado de sensibilidad que se detecta
en esos resultados a partir de una variación en las asunciones de partida, etc., más
que fijarse excesivamente en la predicción central realizada.
9 -¿Cuáles son para Subirats, los distintos enfoques o métodos que
explican la toma de decisiones? Mencione sus características más
importantes.

Una vez definido el problema y planteadas, en su caso, las distintas previsiones sobre
su evolución en el futuro, llegaría el momento de la decisión, centrado esencialmente
en la definición de objetivos y la fijación de las opciones o vías de acción a seguir. Un
enfoque analítico del proceso de decisión política tratará de plantear con claridad la
pregunta ¿qué quiero hacer, y qué orden de prioridades me marco dado lo limitado de
mis recursos? Relacionándolo con lo ya dicho sobre la prospectiva. si allí nos
interesaba conocer cuáles eran los futuros posibles o plausibles, aquí nos interesa
conocer cuál es el futuro deseado por parte de aquellos legitimados políticamente para
tomar esa decisión. El tema de la definición de objetivos, o SI se quiere, la capacidad
de elegir entre diferentes alternativas, resulta clave en todo estudio de la realidad
político-administrativa.
Anteriormente los estudios sobre la decisión se habían planteado desde perspectivas
propias del formalismo jurídico, de la escuela elitista o del marxismo. En estos
enfoques no resultaba muy importante plantearse el proceso decisional, ya que en
definitiva sus fundamentaciones lógicas o históricas atribuían a ese momento un
contenido casi mecánico. En estas aproximaciones al tema del poder se parte de una
visión estructural-funcional de la política y del Estado, en la cual la distribución de la
capacidad de decidir, la
distribución del poder tiene una resultante de estabilidad, de suma cero. El poder se
distribuye entre las distintas estructuras organizativas, o «poderes», que constituyen el
Estado. Por tanto, sea cual sea la decisión a tomar la estructura permanece estable y
globalmente inmutable.
La novedad de las aportaciones de DAHL es que a la clásica pregunta «¿Quién
gobierna?» responde con una visión pluralista del fenómeno del poder, en la cual el
proceso político se compone de diferentes grupos o individuos con distintos niveles de
poder, recursos y protagonismo y, por tanto, con distintos grados de influencia sobre
las decisiones. Todos los «actores» tienen en algún grado «poder» y, por tanto, todos
tienen algún tipo de acceso a la decisión.
El proceso decisional se caracteriza así por un constante fluir de cooperación y
conflicto, en una especie de mercado político en el que precisamente la competencia
abierta entre sus participantes asegura el respeto democrático en la determinación de
las opciones. Queda, por tanto, superada la idea de que pueda existir una
«distribución del poder» en el interior de una política pública concreta. Una política
pública es básicamente variable y, por tanto, el estudio de las decisiones que le
afectan puede permitir poner de relieve la interacción entre los actores, sus
características, y como ello influye en los output derivados de las decisiones.
Conviene sobre todo, desde esta perspectiva, intentar superar una concepción muy
arraigada que tiende a identificar decisión con procedimiento formal. En la teoría de los
actos administrativos se parte esencialmente de elementos objetivos necesariamente
presentes (Administración, órgano, competencia, investidura del titular del órgano) y
de los elementos subjetivos también necesarios (supuesto de hecho, finalidad, causa,
motivo), para afirmar después que la declaración del acto, la decisión, deberá seguir
un cierto -íter- preestablecido. Si no se siguieran esos pasos no podría entenderse que
el acto gozara de validez.
La finalidad última de esta concepción radica en la voluntad de estructurar la garantía
jurisdiccional como lugar final de relación entre el ciudadano y el Estado. La rigidez
formal de los procedimientos previstos tienen el sentido de garantía a los ciudadanos
ante un posible uso arbitrario del poder por parte de las autoridades.
Es necesario examinar con qué «lentes conceptuales» se ha procedido a analizar el
fenómeno decisíonal.
Se ha partido normalmente del modelo sinóptico o racional, en el que se considera,
basándose en la versión de la economía neoclásica, que el decisor es un individuo (o
un colectivo que se comporta como tal) que actúa con criterios de racionalidad estricta.
Es decir, es capaz de establecer un orden de prioridades en sus propios valores y en
los consiguientes objetivos; es capaz de conocer todos los medios a su alcance para
alcanzar tales objetivos: es capaz de evaluar las consecuencias de cada medio a su
alcance; es capaz de calcular los costes de cada opción, y finalmente capaz de
escoger aquella opción que maximice beneficios minimizando costes.
Se trata de un modelo que es al mismo tiempo prescriptivo. Asume que la decisión
final será la óptima si se ha seguido el proceso previsto, y descriptivo, ya que tiende a
considerar las decisiones empíricas como resultado del cálculo de un decisor que
dispone de toda la información sobre alternativas, costes y consecuencias de las
distintas opciones y que pretende maximizar su utilidad.
Pero, como podemos suponer, la práctica de la acción administrativa resulta muy
alejada de esos supuestos. Las cual idades atribuidas a ese decisor implicarían, como
afirma Simón. «unos poderes y una capacidad de cálculo parecidos a aquellos que
generalmente se atribuyen a Dios»
En cambio, el tiempo y los recursos son escasos, el grado de conocimiento no es
nunca total, y los intereses, lejos de motivar la acción, sólo son reconocidos como
tales después de realizada, y, en definitiva, la lógica de la actuación administrativa se
encuentra muchas veces alejada de los motivos de maximización de los intereses
individuales o colectivos.
De esas críticas surge una visión más modesta, más consciente de los límites físicos y
psicológicos de los individuos, denominada de «racionalidad limitada», que en su
modelo más simple también parte de la idea del decisor individual, aunque se pone el
énfasis en la organización como contrapunto positivo de las limitaciones individuales.
También aquí el individuo será capaz de ordenar sus valores y objetivos, pero no
dispone para ello de toda la información disponible, por lo que no pretenderá perseguir
una inalcanzable optimización sino simplemente establecer un cierto repaso de las
alternativas disponibles, repaso que se detendrá cuando encuentre alguna que satisfa
a sus objetivos de partida.
Si en este esquema introducimos el factor organización con su estructura de sub-
unidades, sus diversos componentes irán tendiendo a posiciones de equilibrio entre
los distintos subobjetivos, llegando a la decisión a través de la construcción de una
coalición que garantice la solución de sus objetivos internos (ausencia de conflicto) y
externos (consecución de sus objetivos originales). Esta concepción permite explicar
mejor las ineficiencias del sector público, que resultaban más «extrañas» o
incoherentes con el modelo de decisión racional neoclásico, ya que siempre es posible
contraponer la racionalidad limitada presente en la decisión de un cierto órgano
administrativo con una supuesta racionalidad global.
Pero este modelo no logra tampoco explicar los ámbitos de autonomía o
discrecionalidad de los individuos en el interior de las organizaciones, ni tampoco tiene
en cuenta el cuadro político más global o la posibilidad de que la determinación de los
fines de la organización dependa de variables más específicamente culturales o
simplemente causales. El siguiente paso será despojar el esquema de análisis
decisional de cualquier intento de explicación racional, sea global o limitada, y partir de
la hipótesis de que las decisiones son el resultado de presiones, compromisos,
coaliciones y negociaciones entre una pluralidad de actores que se encuentran en
situaciones de interdependencia, por tanto, con necesidad unos de otros, a pesar de
que estructuralmente sus intereses puedan estar en contraste.
En esta perspectiva la selección de los objetivos y la elección de los medios para
satisfacerlos no se encuentran separados y, por tanto, el análisis fines-medios queda
dramáticamente limitado.
Si se parte de la limitación de medios ya no es posible plantearse ciertos «grandes»
objetivos, ni estudiar ciertas alternativas, ni mucho menos plantearse el estudio de las
consecuencias de las mismas. El método de análisis comporta comparaciones
sucesivas y limitadas entre algunas de las consecuencias de las alternativas presentes
en el análisis. El objetivo es llegar a un compromiso, un acuerdo que permita conciliar
los intereses presentes y satisfaga la ecuación fines-medios.
La decisión, resultado de ese ajuste mutuo de intereses entre las partes presentes, no
podrá superar el incrementalismo, es decir, intentar mejorar el punto de partida sin
alejarse, no obstante, en demasía del mismo. Este modelo logra sin duda explicar
mucho más «lo que pasa» en el interior de la estructura administrativa, en ese arte de
«ir tirando» (lINDBLOM, 1959), en el que queda de manifiesto que el decisor público
tiene poco control sobre su realidad externa y, por tanto, una muy limitada capacidad
de decisión real, presenta otras deficiencias.
Se ha acusado al enfoque de Lindblom de conservador, al reforzar las tendencias
antiinnovadoras en situaciones que no permiten calificar de óptimo el funcionamiento
administrativo, y también se ha criticado su poca operatividad para el desarrollo de
decisiones fundamentales o de contenido más estratégico.
Si, como hemos visto, optimización, satisfacción y compromiso podrían ser las
palabras clave de los enfoques hasta ahora contemplados, en el enfoque denominado
«papelera» el término clave es casualidad. Podríamos decir que en todas aquellas
situaciones en las que existe ambigüedad en la determinación de los objetivos de la
organización (porque son problemáticos o por la necesidad de consenso entre las
partes), en que la tecnología a utilizar no está tampoco clara, y en la que la
participación de los actores varía a lo largo del tiempo de su ejecución, la decisión
resulta más fruto del encuentro casual debido a factores ambientales o contingentes,
entre problemas, soluciones y participantes, que a un plan o estrategia definido.
La decisión se presenta así casi como un suceso fruto de la coincidencia casual entre
problemas que buscan solución, soluciones que buscan problemas y participantes que
buscan problemas para resolver, intereses que satisfacer o alianza que crear.
No podemos despreciar esta perspectiva ya que de hecho se ha demostrado que no
siempre el resultado del proceso decisional, la decisión, tiene mucho que ver con ese
mismo proceso, o como, en circunstancias temporales distintas, similares procesos
decisionales ante fenómenos o problemas también similares han dado lugar a
soluciones distintas. E incluso puede argumentarse que ese enfoque no tiene un valor
meramente descriptivo, sino que en momentos en que la falta de clarificación entre
problemas y alternativas de acción es total, el plantearse una solución por casual que
sea su elección puede permitir desbloquear la situación y permitir redefinir el problema
en términos más manejables.
En general podríamos afirmar que en la medida que varíen los actores presentes Y el
tipo de decisiones a tomar variará asimismo al proceso decisional. Se puede afirmar
también que a mayor complejidad en la toma de decisiones y en el número de actores
e intereses presentes se logrará probablemente una mejor comprensión del proceso
decisional acudiendo a explicaciones de carácter incrementalista o «casual»

MODELO DECISOR CRITERIO DE ELECCION

Racional Unitario Optimización

Racional Unitario Unitario/coalicion Satisfacción

Incremental Interdependencia partidista Compromiso

Papelera Cambiante Casualidad

10- Cuáles son los elementos para Subirats que actúan como limitaciones en el
proceso de toma de decisiones y que convendría considerar. Menciónelos y
explíquelos.

Se debe tener en cuenta cuáles serían otros problemas presentes en esa fase
culminante del proceso decisional y que conviene tener en cuenta. Ante todo, debe
existir una lógica preocupación por los costes, planteándose cuánto va a costar llegar
a los objetivos planteados, cómo se medirán o cuantificarán tales costes, y qué efectos
disuasorios puede tener en la voluntad de alcanzar otros objetivos el esfuerzo
realizado en llegar al primer objetivo planteado. En este sentido existen técnicas como
el análisis coste-beneficio que nos permiten cuantificar monetariamente los costes de
las diferentes alternativas y también sus posibles beneficios. El uso de esta técnica se
ha ido sofisticando últimamente para introducir aspectos redistributivos o de eficiencia
que completen una manera de aproximarse a los problemas sociales excesivamente
monetarista y, por tanto, parcial. Otro de los elementos clave presentes en el mamerito
de la toma de decisiones es el tener presentes las limitaciones de todo tipo que
pueden comportar cada una de las alternativas de acción a considerar. Limitaciones
de carácter físico o tecnológico, dado un cierto nivel de desarrollo técnico o de
conocimiento.
Limitaciones de carácter legal que afecten a la normativa que delimita las posibilidades
de acción, los derechos que pueden afectarse, etc.
Limitaciones de carácter organizativo, que afecten el proceso de puesta en práctica de
la decisión, dado la limitación de recursos humanos existentes, el grado de
organización de las tareas a desarrollar, la capacidad de gestión del equipo dirigente,
la moral existente en el equipo implementador, etc.
Limitaciones de carácter político que pueden afectar tanto el inicio del programa de
actuación como su posterior desarrollo, y que pueden concretarse en inercias
organizativas o el incrementalismo endémico que pueden retrasar notablemente la
puesta en marcha de nuevos programas.
Limitaciones en los mecanismos de distribución que pueden proceder de las
constantes contradicciones entre la voluntad de distribución equitativa de beneficios y
las limitaciones de costos que están siempre presentes.
Limitaciones de carácter presupuestario que de hecho rodean y sintetizan muchas de
las limitaciones hasta aquí consideradas.
También pueden considerarse otros factores en el análisis de las diferentes
alternativas de acción presentes, como pueden ser los efectos, tanto positivos como
negativos, que puede provocar la acción a emprender en la zona externa a la prevista
como objetivo. Deberíamos cuestionarnos hasta qué punto la consideración de esos
efectos externos nos puede obligar a modificar los criterios de elección entre
alternativas de acción. El factor tiempo plantea asimismo ciertos interrogantes sobre
en qué momento van a producirse las consecuencias de la acción emprendida y si esa
limitación temporal puede afectar la valoración sobre las distintas alternativas.
Finalmente sería también aconsejable plantearse elementos como el riesgo o la
incertidumbre presentes en el momento de la decisión al considerar los posibles
efectos o consecuencias de la acción a emprender. En todos estos casos o
limitaciones presentes pueden utilizarse técnicas que permitan cuantificar o valorar
tales limitaciones y facilitar la decisión a tomar.

11- ¿Cómo vincula y relaciona Majone el papel y usos de la dialéctica empleada


por los griegos, con la función del análisis en la deliberación pública?

A partir de la practica de gobierno mediante la discusi6n en la ciudad-Estado, los


griegos desarrollaron una tecnica general del discurso crttico que llamaron dialectica,
Este es un metodo de argumentaci6n que no se caracteriza tanto por la forma de
razonamiento (aunque la discusi6n mediante preguntas y respuestas lleg6 a
considerarse como su forma paradigmatica) como por la naturaleza de sus premisas y
el contexto social de sus aplicaciones. La 16gica y las matematicas parten de axiomas
0 de proposiciones deducidas de axiomas, mientras que las premisas de la dialectica
son s610 razonables. El punto de partida de un argumento dialectico no es un conjunto
de supuestos abstractos, sino de puntos de vista ya existentes en la comunidad; su
conclusi6n no es una prueba formal, sino el entendimiento compartido del asunto en
discusi6n; y mientras que las disciplinas cientfficas son formas especializadas del
conocimiento s610 al alcance de los expertos, todos pueden utilizar la dialectica
porque -Como dijera Arist6teles-todos tenemos ocasi6n de criticar 0 defender un
argumento.
Para los griegos, la dialectica tiene tres usos principales. Primero, como metodo de
examen crftico de los fundamentos y los supuestos de las diversas disciplinas
especializadas. Segundo, como tecnica para defender las opiniones propias y
procedimiento para aclarar las cuestiones polemicas. Por último, como proceso
educativo que transforma al hombre comun en un ciudadano informado y al
especialista en una persona capaz de comunicarse con sus conciudadanos. Esta
antigua noci6n de la dialectica es muy importante para nuestro examen del papel del
analisis en la deliberaci6n publica. En efecto, parece captar los elementos esenciales
de ese papel mucho mejor que los acostumbrados libros de texto, los cuales nos
presentan una caracterizaci6n estereotipada del analisis de las polfticas. Como la
dialectica, este analisis parte de ordinario de premisas razonables, con puntos de vista
refutables y cambiantes, no de principios indiscutibles o hechos evidentes. Como la
dialectica, no produce pruebas formales, sino s610 argumentos persuasivos. El
problema fundamental de dialecticos y analistas es el de basar las inferencias
razonables en valores u opiniones cuando no se dispone de hechos evidentes. Por
ultimo, el analisis de polfticas -como la dialectica-> contribuye a la deliberaci6n publica
mediante la critica, la defensa y la educaci6n. Un buen analisis de pohticas es algo
mas que el mero examen de datos 0 un ejercicio de modelaci6n; tambien provee
normas para la argumentaci6n y una estructura intelectual para el discurso publico.
Aun cuando no se acepten sus conclusiones, sus categorfas y su lenguaje, su crftica
de los enfoques tradicionales y su defensa de ideas nuevas afectan -e incluso
condicionan-el debate de politicas .

12- ¿Qué trascendencia asigna Majone a la “argumentación” y la “persuasión”


en el proceso decisorio de elaboración de una política pública? Relaciónela con
los conceptos de racionalidad comunicativa.

En un sistema de gobierno que se guía por la deliberaci6n publica, el analisis -aun el


análisis profesional-tiene menos que ver con las tecnicas formales de soluci6n de
problemas que con el proceso de argumentaci6n. La tarea de los analistas consiste,
en gran parte, en la producci6n de evidencias y argumentos para el debate publico. Su
aspecto argumentativo fundamental es 10 que distingue al analisis de polfticas de las
ciencias sociales academicas, por una parte, y de las metodologfas para la soluci6n de
problemas, tales como la investigaci6n de operaciones, por otra. Los argumentos de
los analistas pueden ser mas 0 menos tecnicos, mas 0 menos refinados, pero deben
persuadir para que sean tornados en serio en los foros de deliberaci6n. Es por ello que
los analistas -como los abogados, los politicos y otras personas que hacen un uso
funcional del lenguaje-deben estar familiarizados con todos los problemas tecnicos del
lenguaje, incluidos los retoricos. La ret6rica es el arte de la persuasi6n, el estudio de
todas las formas de hacer cosas con palabras.
Se considera a menudo la persuasi6n como uri uso meramente "racionalizador" 0 aun
deshonesto de los argumentos; es propaganda, lavado de cerebro, manipulaci6n de la
opini6n publica. En efecto, la persuasi6n puede usarse en esas formas. Pero en el
debate libre la persuasi6n es un intercambio bilateral, un metodo de aprendizaje mutuo
mediante el discurso. El verdadero debate no s610 permite que los participantes
defiendan sus intereses y opiniones, sino que tambien, como consecuencia del
proceso, los alienta a ajustar su visi6n de la realidad y aun a cambial' sus valores. Un
argumento persuasivo no es una demostraci6n logica, pero no POl' ella se vuelve
irracional 0 una mera racionalizacion. La mayorfa de los juicios de valor se forman en
el intercambio persuasivo.

13-¿Cómo define y caracteriza Majone al modelo decisionista de elaboración de


políticas públicas? ¿Qué limitaciones reconoce el autor para este modelo?

Se ha llamado decisionismo a la imagen que se encuentra detras de esta metodologfa,


0 sea, la "vision de un numero limitado de actores politicos que tratan de hacer
elecciones calculadas entre alternativas claramente concebidas".l0 Las elecciones de
un actor se consideraran racionales si pueden explicarse como la seleccion del
instrumento mas eficaz para alcanzar ciertos objetivos, Segun esta concepci6n, el
modelo económico de elección es el paradigma apropiado para todos los problemas
de políticas. A fin de decidir racionalmente, el disenador de politicas debe especificar
sus objetivos, establecer los distintos medios por los que pueden alcanzarse, evaluar
las consecuencias de cada alternativa y seleccionar la accion que maximice los
beneficios netos. La estructura logica de las decisiones de asignacion de recursos es
la misma independientemente de que quienes tomen las decisiones sean los
consumidores individuales, los ernpresarios privados 0 los administradores y
creadores de politicas publicas. Algunos autores han sostenido que e] objetivo
principal del analisis de politicas, si no es que el unico, es llevar los principios de la
eleccion racional de la esfera de las transacciones econornicas privadas a la de la
elaboracion de polfticas. En efecto, la elaboracion racional de politicas, la toma de
decisiones, la solucion de problemas y el analisis de politicas se vuelven casi la misma
cosa. La racionalidad es la sublimacion de algo, la eleccion del medio mas adecuado
para un fin determinado.
EI enfoque decisionista se desarrollo durante la segunda Guerra Mundial, y a
principios del decenio de 1950 recibio el impulso y la presentacion formal de la Rand
Corporation y otras instituciones de investigacion ocupadas en el estudio de las
polfticas. Se trata de un "compuesto conceptual" que incIuye algunos elementos de
investigacion de operaciones y ciencias administrativas, microeconornta y teorta de las
decisiones y un poco de las ciencias sociales y del comportamiento.
Para los afios sesenta habra cambiado radicalmente la naturaleza de los problemas
que estaban investigando los analistas, asf como el contexte organizacional y politico
en el que operaban. Los problemas que recIamaban una atenci6n analitica se estaban
volviendo mas grandes y complejos. Cada vez eran mas importantes los aspectos
estrategicos que los tacticos, mientras que la incertidumbre subjetiva se consideraba
de mas trascendencia que las regularidades estadisticas postuladas en los modelos
anteriores.
A principios de los setenta, la actividad profesional de los analistas ocupados de
problemas publicos dejo de llamarse andlisis de sistemas y ernpezo a ser conocido
como andlisis de politicas. Este cambio trataba de sugerir una sfntesis entre las logicas
encontradas de la racionalidad econ6mica y la racionalidad polftica. En la practica,
dado que la politologfa parecia incapaz de proveer un conjunto de conceptos y
tecnicas analfticos comparable a la fuerte estructura normativa de la microeconomfa,
la mayoria de los analistas de politicas permanecieron firmemente leales a una
metodologia decisionista.
Las limitaciones y los sesgos del enfoque decisionista sean menos evidentes que sus
meritos, pero afectan casi todos los aspectos de la ensefianza y la practica del analisis
de polfticas.
- el enfoque decisionista supone la existencia de un unico tomador de decisiones 0 un
grupo que actua como una unidad, y no puede aplicarse directamente a situaciones en
donde hay dos 0 mas actores con objetivos diIerentes. EI modele de elecci6n racional
que se encuentra detras de este enfoque ha sido elaborado para un individuo que
desea ser congruente y 10 prueba en la forma como ordena sus preferencias y evalua
las probabilidades de los eventos inciertos. Cuando intervienen varios individuos, el
modelo no requiere que se pongan de acuerdo sobre sus ordenamientos y
evaluaciones; pueden ser racionales (es decir, congruentes) aunque sostengan
opiniones divergentes. Si se requiere una decisi6n conjunta, tendran que resolver sus
diferencias mediante procesos interactivos tales como la negociaci6n 0 la persuasi6n,
acerca de los cuales el modele no dice nada. Esta metodologfa olvida los conflictos
que surgen entre los intereses y puntos de vista de diversas agencias
gubemamentales
- la inexistencia de una distinci6n esencial entre las polfticas y las decisiones, de modo
que todos los problemas sobre poltticas pueden ser analiza, dos en ellenguaje de la
toma de decisiones. La decisi6n de la teorfa de decisiones es una elecci6n que debe
hacerse en la situaci6n inmediata que confronta el tomador de decisiones, teniendo en
cuenta las consecuencias probables de cada curso de acci6n posible en la situaci6n
presente. Por ejemplo, los beneficios futuros deben definirse en terrninos de su
evaluaci6n actual, aunque no exista ninguna raz6n para suponer que tal evaluaci6n
coincidira con la evaluaci6n de los beneficios en el futuro.
- La preocupaci6n exclusiva por los resultados y su falta de interes por los procesos
que los producen. Cuando las premisas facticas o valorativas son oscuras, cuando no
existen criterios generalmente aceptados de justo, el procedimiento de toma de
decisiones cobra una importancia especial y no puede tratarsele como algo puramente
instrumental. Incluso en el analisis de la decisión formal, el reconocimiento explicito de
la incertidumbre impone un alejamiento sustancial de una orientación estricta hacia los
resultados. En condiciones de incertidumbre, diferentes alternativas corresponden a
diferentes distribuciones probabilísticas de las consecuencias, de modo que ya no se
puede determinar inequívocamente cual es la decisi6n óptima. Por lo tanto, el criterio
habitual de racionalidad -según el cual es racional una acción si puede explicarse
como la elección del mejor medio para lograr un objetivo-es sustituido por una noción
mas debil, la de la congruencia. EI tomador de decisiones racionales ya no es en
sentido estricto aquel que busca Ia optimación.
La preocupaci6n exclusiva por los resultados es una limitaci6n grave del decisionismo,
porque los procesos sociales rara vez tienen sólo un valor instrumental para quienes
participan en elIos.
El conocimiento de los resultados, aunque puedan medirse con precision, muchas
veces no es el tipo de informaci6n que los ciudadanos y los diseiiadores de poltticas
encuentran mas util. El mero conocimiento de que los resultados son buenos 0 malos,
sin conocer el proceso que los ha producido, no dice mucho a los tomadores de
decisiones y a los criticos acerca de 10que deben hacer.
La utilidad del enfoque decisionista para quien toma decisiones publicas se ve limitada
mas aun por el hecho de que en la politica, como en el derecho (pero no en el
mercado), las decisiones siempre deben justificarse. Los argumentos justificativos
desempeiian un papel importante en el debate de las politicas, pero son ajenos al
caracter del decisionismo.
En virtud de que el decisionismo es una doctrina coherente, todas las limitaciones
antes seiialadas -el supuesto de un unico tomador de decisiones, la falta de interes
pol' el proceso, la incapacidad para distinguir entre diversas clases de decisiones y
para reconocer el papel del argumento y la persuasi6n en la toma de decisiones-estan
estrechamente relacionadas. Su efecto combinado es la generaci6n de una versi6n
demasiado intelectualizada del analisis de politicas, la cual destaca excesivamente los
aspectos mas tecnicos de un tema que en efecto deberfa ocuparse del proceso de las
polfticas como un todo.
Los decisionistas examinan los problemas de las politicas como si fuesen
rompecabezas para los que siempre existen soluciones correctas si hay metas claras
e informaci6n suficiente, y tales soluciones pueden encontrarse mediante ciertos
calculos antes que por el ejercicio de la capacidad politica. Por tanto, el diseiio de
polfticas puede ser inteligente 0 racional s610 si esta precedido por un analisis
sistematico de las alternativas con todas sus implicaciones. Segun esta concepci6n, la
acci6n racional hace siempre dos cosas: elaborar un plan de acci6n y ponerlo en
practica.

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