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Cinco formas de cómo el legalismo mata el ministerio

¿Qué es legalismo? El legalismo sucede cuando sustituimos nuestras


reglas y rituales por nuestra relación con Cristo.

El legalismo es un aguafiestas en el ministerio. Destruye la alegría


natural que proviene de servir a demás en el ministerio como ninguna
otra cosa que he visto. He visto más ministerios arruinados el legalismo
que cualquier otra cosa.

¿Qué es legalismo? El legalismo sucede cuando sustituimos nuestras


reglas y rituales por nuestra relación con Cristo. Es una trampa sutil que
desvía la atención de lo que Dios ha hecho por ti y poco a poco se
vuelve lo que has hecho por Dios.

En Filipenses 3, Pablo nos dice rotundamente que él intentó el


legalismo. En el proceso, señala cinco diferentes maneras de ser un
legalista que todavía atormentan a muchos de nosotros hoy en día.

1. El legalismo es poner tu confianza en rituales, Pablo dice: “Yo fue


circuncidado a los ocho días después que nací, según la ley judía.” (Fil.
3: 5ª)

En la actualidad, un cristiano puede decir: “Yo fui bautizado” o “Me uní a


la iglesia”, o” Yo tomé la comunión” -Santa Cena- Todo esto es bueno,
per no gano la aprobación de Dios.

2. El legalismo es poner su confianza en una carrera, Pablo dice: “De los


hijos de Israel, fui de la tribu de Benjamín” (Fil. 3: 5b). Esto es como
decir tengo el pedigrí real aquí. La gente hoy en día dice que tienen una
relación con Dios porque su tío fue un misionero madre fue creyente. No
funciona de esa manera. Todo el mundo tiene que hacer su propia
decisión de seguir a Jesús.

3. El legalismo es poner tú confianza en una religión, Pablo dice, (Fil. 3:


5c) “Soy hebreo de hebreos”. Algunos cristianos hoy en día dicen lo
mismo. Apuntan a su denominación cuando se les pregunta acerca de su
relación con Dios. Cuando lleguemos al cielo, Dios no nos preguntará de
qué denominación somos, nos va a preguntar cómo respondimos a su
Hijo, Jesús.
4. El legalismo es poner tu confianza en reglas, Pablo también dice: “En
cuanto a la ley, fui un fariseo” (Fil. 3: 6a). Los fariseos eran la élite
espiritual. ¡Se volvieron los Diez Mandamientos en 613! Diez,
simplemente no fue suficiente para ellos. Ellos no comían un huevo si la
gallina había puesto un día sábado. Ellos no mataban un mosquito en el
día de reposo, porque eso era considerado trabajo. Pablo dijo: “¿Quieren
hablar de reglas? ¡Yo Seguí las reglas!”.

5. El legalismo es poner tu confianza en la reputación. Por último, Pablo


añade: “En cuanto a celo, y en cuanto a justicia la ley fue impecable”
(Filip. 3:6b)

6. En otras palabras, Pablo estaba diciendo que fue ¡un legalista


superestrella! Hoy podríamos presumir de cuántas personas asisten a
nuestra iglesia, ¿cuánto tiempo oramos, o cuántas personas llevamos a
Cristo la semana pasada? El resultado final es el mismo, no va a hacer
que Dios más feliz con nosotros.

No hay nada malo con cualquiera de estas cosas. El problema viene


cuando pensamos que Dios nos va a dar puntos por esto. Él nos ama
incondicionalmente, pero si usted comienza a confiar en estas cosas,
usted va a perder su alegría y su ministerio se derrumbará.

El antídoto para el legalismo es la gracia. Gracia significa que no


tenemos que ganar el amor de Dios, y que no tiene que ganar su
sonrisa. Dios siempre nos está sonriendo. ¿Porque me lo merezco? No.
¿Porque sigo ciertas reglas y regulaciones? No. Sino porque estoy
cubierto con la sangre de Jesucristo.

El problema para muchos de nosotros en el ministerio, es que


sutilmente cambiamos nuestra perspectiva de lo que Dios ha hecho por
nosotros lo que estamos haciendo para Dios en el ministerio. Eso es
peligroso, muy peligroso. Dios no te amará más o menos, no importa
cómo le sirva

Usted no obtiene la aprobación de Dios por lo que haces sino por lo que
Cristo hizo por ti ya. Esa es la gracia

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