(Extraído de “La Minería Sustentable del Milenio, de la Dra. Beatriz S.
Krom)
Antecedentes
La Argentina no posee una gran tradición minera y es debido al escaso desarrollo
de esa industria que el impacto ambiental que registra el territorio nacional es relativamente limitado, no presenta ningún pasivo ambiental de dimensiones importantes pendiente de resolución que provenga de alguna acción intensiva minera previa.
Por ello, nuestro país se encuentra en buena posición para consolidar una minería competitiva con la incorporación de una gestión ambiental eficaz.
Argentina procura explotar sus recursos naturales en forma responsable
permitiendo y facilitando que su comunidad promueva proyectos autogestionados y sostenidos.
Con la llegada de los nuevos capitales de inversión y la experiencia de las empresas
que hoy son grandes potencias en esta actividad, nuestro sector minero se ha concientizado y puso de manifiesto expresamente la necesidad de que ese desenvolvimiento se encuentre amparado por una normativa definida con claridad y que no dependa de reglas sujetas a interpretaciones discrecionales.
Podemos citar como antecedente que la reforma de 1980 introdujo en el Código de
Minería la novedad de la “preservación del ambiente”, tanto para las explotaciones de pequeña y mediana escala como para la gran minería, ya que en su art. 434, inc. c) imponía al contratista la obligación de adoptar las medidas necesarias para evitar la contaminación del ambiente, daños a personas, bienes, recursos de la zona donde se llevan a cabo las tareas de explotación y demás tareas relacionadas con ellas.
Sanción de la Ley de Protección Ambiental Minera
Desde la aprobación de la Ley de Inversiones Mineras (Nº 24196) en 1993, nuestro
país conoce la gran minería dedicada a la exploración y explotación de minerales metalíferos casi con exclusividad, que introduce procesos con tecnología de punta y una comercialización sólida en los mercados mundiales.
Acorde con el boom minero experimentado en Argentina a partir de la sanción de la
ley citada, resultó imprescindible elaborar una legislación que contemplara a nivel nacional un régimen interdisciplinario minero ambiental, lo que dio lugar a un proceso que culminó con la sanción de la Ley 24585/96, que se ha convertido en la primera ley ambiental del país, aplicada a un sector específico de la economía.
Esa labor se llevó a cabo en un trabajo en equipo a través de sugerencias y
aportes, a fin de tener en la materia de referencia normas y regulaciones que equilibrada y gradualmente fueran acompañando esa situación especial que aconteció en Minería de la Argentina. Fue loable la interacción entre el sector público y el privado, es decir, entre los integrantes de la Secretaría de Minería y los integrantes, tanto nacionales como extranjeros, de las Cámaras Empresarias.
Instrumentos de Gestión Ambiental
La ley contiene numerosas disposiciones importantes que rigen la armónica relación entre la minería y la preservación del ambiente. Pero a efectos de este trabajo, destacamos la incorporación, como Instrumentos de Gestión Ambiental, de los Informes de Impacto Ambiental (IIA) y la Declaración de Impacto Ambiental (DIA), que son los principales instrumentos de la Política Ambiental.
El IIA constituye el documento en el cual se describe un proyecto minero de
prospección, exploración o explotación, el medio en donde se desarrollan, el impacto ambiental que producirán y las medidas de protección del ambiente que se proponen adoptar.
La autoridad de aplicación evalúa el IIA y se pronuncia por la aprobación mediante
una Declaración de Impacto Ambiental para cada una de las fases del proyecto o de implementación efectiva.
La DIA es un acto administrativo fundado en la normativa ambiental vigente,
aprobatorio de un IIA, mediante el cual se establecen las condiciones específicas a las que deberán ajustarse las empresas mineras durante el desarrollo de los proyectos.
Según información de la Secretaría de Minería de la Nación, al mes de Junio de
2004, la industria minera en su conjunto, había presentado más de 3300 Informes de Impacto Ambiental a consideración de las autoridades jurisdiccionales respectivas. Ello conlleva, además de la constatación del pacífico y responsable cumplimiento de las normas vigentes por parte de la industria, ampliar el conocimiento de la situación ambiental de cada área de trabajo minero, en casi todas las provincias del país.