Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Lo que sí sabemos es que “muy temprano cuando todavía era de noche”, esto es,
cuando todavía estaba oscuro y apenas comenzaba a clarear la mañana (Lc. 4:42),
Jesús se levantó, salió de la casa (la suya o la de Pedro) y se fue a un lugar solitario
o desierto, a un retiro tranquilo. Allí derramó su corazón en oración a su Padre
celestial. Pudo muy bien haber sido en acción de gracias por las bendiciones
ya recibidas y para pedirle la fuerza necesaria para realizar la gira por Galilea que
estaba a punto de empezar.
Jesús atribuía gran importancia a la oración. Oró cuando fue bautizado (Lc. 3:21);
oró antes de elegir a los Doce apóstoles (Lc. 6:12); en conexión con y después de
la alimentación milagrosa de los cinco mil (Mr. 6:41, 46; cf. Mt. 14:19, 23); cuando
estaba a punto de hacer una pregunta importante a sus discípulos (Lc. 9:18); en el
monte donde fue transfigurado (Lc. 9:28); justamente antes de extender la cariñosa
invitación,
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados …”
(Mt. 11:25–30; Lc. 10:21); en el momento antes de enseñar a los discípulos la
oración del Señor (Lc. 11:1); en la tumba de Lázaro (Jn. 11:14, 42); por
Pedro, antes de que lo negara (Lc. 22:32); en la noche de la institución de la Santa
Cena (Jn. 17; cf. 14:16); en Getsemaní (Mr. 14:32, 35, 36, 39; cf. Mt. 26:39, 42,
44; Lc. 22:42); en la cruz (Lc. 23:24; 49 Mr. 15:34; Mt. 27:46; Lc. 23:46); y
después de su resurrección (Lc. 24:30). Estas referencias deben considerarse como
ejemplos de una vida de oración y acción de gracias mucho más amplia.
Unas pocas citas entresacadas de los Evangelios nos muestran cuán genuinas,
íntimas, confiadas y desinteresadas eran las oraciones del Señor. Sus oraciones
buscaban la gloria de Dios.
“Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de
los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te
agradó” (Mt. 11:25, 26).
“Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo
dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado” (Jn. 11:41, 42).
“Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te
glorifique a ti…”. “Padre santo, guárdalos en tu nombre…”. “Mas ruego… para
que todos sean uno…” (Juan 17, oración sacerdotal de Cristo, por él, por sus
discípulos inmediatos y por la iglesia universal).
“Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no como yo quiero, sino
como tú… Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase
tu voluntad” (Mt. 26:39–42 y sus paralelos en Marcos y Lucas).
“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen…” “Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu” (Lc. 23:34, 46).
Jesús también inculcó la oración a sus seguidores (Mr. 9:29; 13:18, 33; 14:38; cf.
Mt. 7:7–11; Lc. 18:1–8), y les mostró cómo debían y cómo no debían orar (Mt.
6:6–8). En conexión con esto también les enseñó lo que conocemos como “El
Padre Nuestro” (Mt. 6:9–15).
I. Si Jesús siendo divino tuvo necesidad de orar
Texto base:
Marcos 1:35 “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se
fue a un lugar desierto, y allí oraba”.
La segunda oración: en la víspera de su segunda gira de predicación por Galilea
(Mr. 1:35; Lc. 4:42).
1. Fue un tiempo de oración en un lugar apartado.
2. Era la preparación para su primera ronda de predicación por Galilea
Y levantándose muy de mañana—es decir, el día después de este sábado notable;
o, sea el primer día de la semana. Su elección de este día para inaugurar una nueva
y gloriosa etapa en su obra pública, debe ser notada por el lector. aun muy de
noche—“siendo todavía de noche”, o antes de la aurora—salió—sin ser visto, de
la casa de Pedro, donde había dormido. Y se fue a un lugar desierto, y allí oraba—
o, “continuaba orando”. El estaba por empezar su primer viaje de predicación y
curaciones; y como en otras ocasiones solemnes (Lc_5:16; Lc_6:12; Lc_9:18,
Lc_9:28-29, y cap. 6:46), pasaba cierto tiempo en oración especial, sin duda como
preparación para dicho viaje. En cuanto a estos amigos, ellos sin duda esperaban
después de un día de tantos milagros, que el día siguiente iba a ser testigo de
manifestaciones similares.
Dondequiera que Cristo llega, viene a hacer el bien. Cura para que podamos
ministrarlo a Él y al prójimo que es suyo y por amor a Él.
Cristo se fue a un lugar desierto. Aunque no corría peligro de distraerse o de
tentación a la vanagloria, de todos modos se retiraba. Quienes desempeñan en
público la mayor parte de su actividad, y de la mejor clase, a veces deben, no
obstante, estar a solas con Dios.
II. ¿Cuanto más nosotros siendo pecadores?
Cuanto más nosotros, en nuestra debilidad humana, necesitamos más de la oración.
Hay veces que apenas oramos cuando tenemos por delante una tarea difícil, ya sea
de predicación, ministración, alabanza, etc. Pero el Señor Jesús nos muestra que a
pesar del cansancio del día anterior donde hizo muchos milagros y expulsó muchos
demonios, no se quedó descansando para reponerse, como diríamos nosotros. Sino
todo lo contrario, las fuerzas las buscó en El Padre. Solo conectados de Él podemos
obtener el coraje y las fuerzas necesarias para llevar cabo la obra que Él nos
demanda.
III. ¿Cómo y cuándo debe ser nuestra oración?
Efesios 6:18 “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y
velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”.
Orando en todo tiempo—griego, “toda estación”; dando a entender cuando se
presente la oportunidad y cuando haya exigencia (Col_4:2). “Perseverad en la
oración, velando en ella con acción de gracias” En acción de gracias significa:
Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Sea vuestra
palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis
responder a cada uno. (Col. 4:5-6).
Pablo emplea las mismas palabras de Jesús en el Evangelio de Lucas:
Lc 21:36 “Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de
escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del
Hombre”.
Pablo lo cita también Romanos 12-14, está hablando de la oración con acción de
gracias: “12 Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en
la oración; 13 compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la
hospitalidad. 14 Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis.
1 Tesalonicenses 5:17 “Orad sin cesar”.