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Autores:
MICHAEL NÚÑEZ
SANTIAGO ÁLVARES
SANTIAGO SARZOSA
Introducción
Se considera que la sismología forma parte de la geofísica. El objeto de estudio de la sismología, por
lo tanto, son las ondas sísmicas que provocan los sismos. En general los terremotos se originan en los
límites de placas tectónicas y son producto de la acumulación de tensiones por interacciones entre
dos o más placas. De esta forma podemos enunciar que los terremotos son la mejor evidencia de la
tectónica de placas, es decir, del movimiento de unas placas litosféricas con respecto a otras.
Marco teórico
Fig. 1 Falla de San Andrés, quizá el límite entre placas mejor conocido de la Tierra
La enorme fuerza de fricción que existe a lo largo del límite entre las dos placas litosféricas
impide el deslizamiento de las rocas y la corteza se deforma elásticamente. El estiramiento se
acumula en las rocas a lo largo de la frontera entre las dos placas. La energía elástica debida al
estiramiento puede acumularse durante decenas de años. Mientras la fuerza de fricción sea capaz de
impedir el deslizamiento no suceden terremotos en la zona (fig. 2).
Fig. 2 Falla de San Andrés
Sin embargo, en algún momento la energía elástica acumulada supera la del "bloqueo"
debido a las fuerzas de fricción. Cuando esto sucede, los dos bloques de rocas de ambos lados de la
falla se mueven súbitamente. Si el “bloqueo” ha estado activo durante decenas de años el brusco
movimiento a lo largo de la falla puede ser de varios metros. Este movimiento repentino, la vibración
brusca del suelo, es un terremoto (fig. 3).
Las fallas se forman cuando dos bloques de la corteza se mueven uno con respecto a otro.
Las fallas están asociadas a los terremotos.
El bloque sobre el que estaba el fotógrafo cuando hizo la foto se había desplazado unos 20 cm hacia
la derecha con respecto al otro bloque.
Fig. 4. Surcos del arado fallado durante un terremoto.
La valla que se ve en la fig. 5 fue desviada alrededor de 2.5 m durante el gran terremoto de
San Francisco de 1906, que provocó una gran destrucción.
Fig. 5.
Foco y epicentro
Cuando se forma una falla, el deslizamiento entre los dos bloques de la corteza se inicia en
un punto. Este punto se denomina foco o hipocentro del terremoto. El epicentro es el punto de la
superficie que está en la vertical del foco. Durante la formación de una falla se liberan enormes
cantidades de energía. La energía se propaga a partir del foco en todas las direcciones en forma de
ondas sísmicas. Las ondas sísmicas viajan alejándose del foco del terremoto de forma parecida al
desplazamiento de las ondas que se producen en la superficie de una charca al tirar una piedra. Sin
embargo, las ondas sísmicas viajan en las tres dimensiones (fig. 7).
Fig. 7.
Ondas P y ondas S
Se pueden diferenciar dos tipos de ondas sísmicas debido a su velocidad y al tipo de vibración
que provocan en la roca a través de la que viajan. Las ondas primarias u ondas P y las ondas
secundarias u ondas S. Las ondas P son las más rápidas; a través del granito las ondas P viajan a una
velocidad aproximada de 6 km/s. La velocidad de las ondas S en el granito es aproximadamente de
3.6 km/s (fig. 8).
Fig. 8.
Fig. 9.
Ondas de superficie
Las ondas superficiales viajan por la superficie de la Tierra. La velocidad de estas ondas es un
poco menor que la de las ondas S. Existen dos tipos de ondas superficiales. Un tipo provoca que los
objetos suban y caigan (fig. 10 superior) mientras que en el otro los objetos se desplazan de un lado
a otro, como en el movimiento de un látigo (fig. 10 inferior). Las ondas de superficie son las
responsables de la mayoría de los daños que provocan los terremotos (fig. 10).
Fig. 10.
Sismógrafo
El sismógrafo es un instrumento que se utiliza para registrar las ondas generadas por los
terremotos. En el diagrama se muestra su base, que está firmemente anclada al suelo. Esta base se
mueve con la corteza terrestre durante los terremotos (fig. 11).
Fig. 11.
La siguiente parte del sismógrafo es una masa suspendida con un estilete fijo a ella. Cuando
la corteza se mueve, la masa y el estilete fijo a ella se retrasan por inerciales decir, se mueven más
tarde. La masa se mueve con respecto a la corteza de la Tierra o, en otras palabras, la corteza se
mueve con respecto a la masa (fig. 12).
Fig. 12.
La tercera parte del sismógrafo es una pieza de papel sujeta a la base. Cuando la corteza se mueve.
el estilete traza una linea sobre el papel. De esta manera se registran las ondas sísmicas. La amplitud
del registro depende de la energía de la onda sísmica (fig. 13).
Fig. 13.
Sismograma
El terremoto libera ondas sísmicas. Las ondas P y S viajan a través del interior de la Tierra
mientras que las ondas superficiales lo hacen por la superficie. Ninguna onda sísmica ha alcanzado
todavía el sismógrafo. Como el estilete no se ha movido está marcando una línea recta en el
sismograma, en otras palabras, el terremoto todavía no se ha registrado.
De los tres tipos de ondas sísmicas, las que viajan a mayor velocidad son las P. Por eso, las ondas P
son las primeras que se registran en el sismograma.
Finalmente, llegan las ondas superficiales. Estas ondas provocan los mayores
desplazamientos del suelo.
Distancia entre el epicentro y el sismógrafo
El círculo rojo representa el frente de ondas P, mientras que el círculo azul representa el
frente de ondas S. El diagrama de la derecha relaciona la distancia al epicentro con el tiempo de
llegada. El diagrama muestra la distancia que han recorrido las ondas (ele horizontal) v el tiempo
transcurrido desde que sucedió el terremoto (eje vertical). En el sismógrafo 1, el intervalo entre la
llegada de las primeras ondas P y las primeras ondas S es de 3 minutos. Esto indica que la distancia al
epicentro es de 1.500 km aproximadamente.
En el sismógrafo 2, el intervalo de tiempo entre la llegada de las primeras ondas P y las
primeras ondas S es de 8 minutos, esto indica una distancia al epicentro de unos 5.500 km
aproximadamente. En el sismógrafo 3 el intervalo de 11 minutos se corresponde con una distancia al
epicentro de cerca de 9.000 km.
Localizando un terremoto
A la izquierda pueden verse los tres sismogramas registrados por los respectivos sismógrafos
durante un terremoto. La distancia desde cada sismógrafo al epicentro puede ser calculada a partir
del intervalo de tiempo transcurrido entre la llegada de las ondas P y S. Si se conocen estas distancias
se puede determinar la posición del epicentro (fig. 14).
Fig. 14. localización de tres sismógrafos: en Akita y Tokio en Japón y en Pusan, Corea del Sur.
El sismograma registrado en Akita indica que el epicentro del terremoto se encuentra a 697
km de la ciudad. Por eso, el epicentro puede localizarse en cualquier punto del círculo rojo que
tiene su centro en Akita y que posee un radio de 697 km (fig. 15).
Fig. 15.
Además, el epicentro se localiza en algún punto del círculo rojo que tiene un radio de S49
km y que está centrado en Pusan. Observa que los dos círculos se cortan en dos puntos. Uno de
ellos representa el epicentro. Para averiguar cuál, necesitamos un tercer registro del terremoto
(fig.16).
Fig. 16.
El sismograma registrado en Tokio nos ofrece el dato concluyente. Los tres círculos se
cortan en un solo punto - el terremoto sucedió cerca de Kobe (fig. 17).
Fig. 17.
Magnitud Richter
Se han utilizado muchas escalas para medir la magnitud de los terremotos. La escala de
Richter es seguramente la más conocida. Esta escala se basa en medir la máxima amplitud de onda
registrada en un sismograma (figura de la derecha). La escala de Richter es logarítmica de manera
que la energía liberada por un terremoto de magnitud 6 es 33 veces mayor que la energía liberada
por uno de magnitud 5.0.
A lo largo de las dorsales oceánicas, la litosfera (la corteza + el manto Iitosférico) tiene un
espesor de menos de 100 km. En la astenósfera subyacente, no se producen fallas, un tipo de
deformación frágil (ver el módulo Deformación de las rocas – Geología Estructural). Por lo tanto, los
terremotos que están asociados a las dorsales oceánicas tienen focos o hipocentros de profundidades
inferiores a los 100 km. Estos terremotos cuyos focos están a menos de 100 km se denominan
terremotos superficiales.
El mapa muestra los terremotos que se han registrado, desde 1975 a 1995, en la parte norte
de la dorsal Centroatlántica. Cada punto representa el foco de un terremoto. El color naranja indica
los terremotos de foco inferior a los 33 km (observa la escala de la izquierda). El mapa también
muestra un gran número de terremotos registrados en el SO de Noruega. Los terremotos de Noruega
no están, sin embargo, relacionados con los movimientos a lo largo de los bordes de placa.
Probablemente se originaron por el ascenso postglacial de la corteza continental. Hace más de 10.000
años la corteza continental de Escandinavia estaba sometida al peso de varios kilómetros de una
espesa capa de hielo. El casquete glacial se retiró de esta región hace unos 10.000 años. Desde
entonces, el ascenso del suelo ha originado terremotos.
Fallas transformantes y terremotos
Las fallas de desgarre que cortan las placas litosféricas en sus bordes se denominan fallas
transformantes. Los terremotos asociados a las fallas transformantes tienen su foco o hipocentro a
menos de 100 km de profundidad.
Los terremotos son el resultado de la ruptura (fallas) de la corteza. Existen tres tipos de fallas:
normales, inversas y de desgarre. En unos gráficos anteriores hemos visto como el registro de un
terremoto, el sismograma, se puede utilizar para localizar su epicentro. Además, también se puede
utilizar para identificar el tipo de falla que lo originó. Primero examinemos el sismograma grabado
después de un terremoto causado por una falla normal.
Ahora veremos cómo es el registro de un terremoto originado por una falla inversa.
En este caso, el primer movimiento registrado por el sismógrafo después del terremoto es
un acercamiento hacia el foco, lo que se refleja en el trazo hacia abajo en el sismograma.
Finalmente, veremos cómo es el registro sísmico de un terremoto provocado por una falla de
desgarre.
Cuando el terremoto está originado por una falla de desgarre, el primer movimiento
registrado en el sismograma depende de la posición relativa del sismógrafo con respecto al foco del
terremoto. Los sismógrafos situados dentro de la zona verde oscura registran un primer movimiento
de acercamiento al epicentro. Los sismógrafos posicionados dentro de la zona verde clara, sin
embargo, registran un primer movimiento de alejamiento del epicentro.
Terremotos y destrucción
Terremotos y deslizamientos
Inundaciones
El lago de esta foto se formó cuando el rio que discurría por el fondo del valle fue taponado
por una presa formada durante el terremoto de Alaska en 1964, de magnitud 9.2, uno de los mayores
registrados.
Tsunamis
Mar adentro, el tsunami viaja a velocidades superiores a los 800 km/h. Sin embargo, cuando
la ola llega a zonas costeras de aguas poco profundas su velocidad se reduce. Como la velocidad del
frente de onda disminuye, la parte posterior de la ola se acerca a él. De esta manera, la longitud de
onda se acorta, pero su altura se hace cada vez mayor según se va introduciendo en zonas menos
profundas. Finalmente, cuando el tsunami alcanza la costa puede tener una altura de más de 20
metros por lo que puede causar una gran destrucción.
En esta foto puede verse la destrucción causada en la costa de Alaska por el tsunami
generado durante el terremoto de 1964.
Conclusiones
Cuando dos placas litosféricas se mueven una con respecto a otra, la tensión se acumula a lo
largo del plano de falla debido a la resistencia que la fricción opone al movimiento. Cuando
la tensión supera el ‘candado’ friccional se produce un terremoto.
Cuando se forma una falla, el deslizamiento entre los dos bloques de la corteza se inicia en
un punto. Este punto se denomina foco o hipocentro del terremoto. El epicentro es el punto
de la superficie que está en la vertical del foco.
La mayoría de los terremotos se producen a lo largo de los límites de placas. En las dorsales
y en las fallas transformantes solo se producen terremotos superficiales, es decir aquellos
cuyos focos están a menos de 100 km de profundidad. Sin embargo, en las zonas de
subducción se pueden dar terremotos profundos, con focos que alcanzan los 800 km.
Cada año los terremotos causan una gran destrucción a lo largo de la Tierra. Por ello, mucha
investigación se ha centrado en la búsqueda de métodos para predecir los terremotos. Hoy
es posible indicar el grado de riesgo sísmico de una zona, sin embargo no es posible hacer
una predicción con el grado de exactitud necesaria para alertar a los habitantes de una región
en las horas o días inmediatamente anteriores al desastre.