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Padre Pio de Pietrelcina

Sin dudas uno de los llamados más fuertes de Cristo, fue a Francesco Forgione, que nació en
Pietrelcina, provincia de Benevento el 25 de mayo de 1887. Al que hoy conocemos como
PADRE PIO DE PIETRELCINA.

Encontrar a Jesús y María, no fue difícil para él. Ya que desde niño su marcada
determinación espiritual, por seguir al señor fue con tanta fuerza. De tal manera, enfrento
a sus padres Horacio Forgione y Maria Giuseppa con las profundas ganas de ser Fraile. Eran
humildes, pero aun así sus padres se sacrificaron para que el lograra su llamado.

Me detengo hermanos a confesarles, que esto me lleno de admiración. En este mundo lleno
de egoísmos, al cual nos enfrentamos a veces como padres, siempre esperamos grandes
cosas para nuestros hijos, que lleguen a ser lo mejor. Aquello más grande, o un hombre de
puros éxitos; pero el desafío es aún más grande, consta de un simple acto, detenernos a
rezar y rogar a Dios que manifieste su plan para ellos. Rezar para que aquello que Dios
pensó, se haga realidad en la vida de nuestros hijos. No solo eso, si bien nuestro deber es
guiarlos en el camino de la fe, para que de nuestra mano conozcan a Jesús, también es
frecuente que no seamos capaces de escuchar el llamado que ellos sienten en su corazón.

Y en este camino de santidad que pretendemos lograr a tevés de conocer la vida de estos
santos, hacer el ejercicio constante de escuchar a nuestros hijos, tomarnos el tiempo, sin ser
absorbentes claro, de sembrar en ellos el deseo de conocer a Jesús, o simplemente escuchar
que ellos sueñan para sus vidas. Y una vez que lo descubran, orar para que ese plan sea el
que Cristo soñó para ellos.

Aquí tenemos el ejemplo en los padres del padre pio seguros de que si esto era el plan de
Dios. Iban a encontrar la manera de lograrlo, aun en la humildad en que ellos vivían.

Desde pequeño el llamado para el Padre Pio fue muy claro. Enfrento ese llamado, y con
coraje llego a sus padres y plateo el deseo de Dios para él. Pero no fue cualquier coraje el
que lo animo, claro que no. Fue acompañado de los sacramentos como el bautismo, la
comunión y la confirmación. Que son aquellas herramientas que Jesús nos pone para crecer
como cristianos y en la Fe.

Cuando el padre Pio ingresa a la Orden de los Frailes Menores Capuchinos en Morcone en
1903. Cuentan que él tuvo una visión el día anterior de Jesús con su Madre María, tocándole
el hombro, dándole Fuerza, y de esta manera confirmar esto que él estaba sintiendo.

 PROPOSITO DE SANTIDAD EN ORACION:

Pidamos al señor. Si aún estás perdido, y no sabes donde él te está llamando: Señor, tú me
conoces más que yo mismo, solo quiero serte fiel, y crecer en el plan que soñaste para mí.
Como persona, como hijo, como padre, como anciano, como profesional, como estudiante.
En el lugar que me toca estar hoy. Ten piedad de mi Jesús, escucha mi suplica. Confío en ti.

Y si no te encontras perdido, reza no solo para ser la mejor versión de vos mismo, aquella
que Jesús soñó para vos. Sino que seas pleno, que este al cien por cien de vos mismo. Que
no solo seas lo que soñaron, o lo que debes ser. Que te quite toda comodidad, que puedas
seguir creciendo, madurando espiritualmente. Pídele al señor que te de nuevos retos,
nuevas experiencias, que te renueve en su totalidad. Que seas pleno en todas las áreas de
tu vida. Que seas aquella persona que Dios soñó, que el creo.

El Padre pio entendió aquello, y aunque paso por pruebas antes de llegar a ser sacerdote se
mantuvo fiel a lo que sintió de Cristo. Y es así que fue ordenado Sacerdote el 10 de Agosto
de 1910 en la catedral de Beneveto. Y luego se estableció en San Giovanni Retondo, hasta el
día de su muerte, el 23 se septiembre de 1968.

Quizás hermanos no podemos dimensionar lo importante que es para Dios los sacrificios
diarios, el amor en la enfermedad, en la intercesión por el otro. Aun sin conocer a la
persona, el poder que tiene orar. El Padre Pio entendía que era un espectador ante los
milagros de Dios. Y fue así que Jesús realizo muchos milagros a través de él.

El plan de Dios al Padre Pio, lo llevo a preguntarse qué tipo de sacerdote era el, no sabía o
quizás no podía procesar de una manera espontánea aquello que Dios le preparaba para su
camino. Aquel que estaba iniciando.

Fue así que Jesús le regalo varios dones, como el don de Profecía y la curación milagrosa a
través de la oración.

 PROPOSITO DE SANTIDAD LEER LA PALABRA:

Mateo 7:7 “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”.

Mateo 21:22 22 “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”.

Marcos 11:24 “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis,
y os vendrá”.

Juan 14:13-14 “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre
sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré”.

Santiago 5:14-16 “¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la
iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe
salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán
perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que
seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”.

Te invito a que te tomes un segundo de esta lectura, y pienses en todo lo que podrías
lograr si oraras con más Fe, y con perseverancia. Las ideas que podrías elaborar con mayor
nitidez para tu vida, tu trabajo, tu profesión. Claro, el señor te conoce, pero imagina el
anhelo que Dios tiene de escuchar tus oraciones. Piensa en esto, si tu hijo se va lejos a vivir
o estudiar a otra ciudad, y lo vemos poco tiempo cada vez que regresa. Cuanto anhelo
tendrá tu corazón de que lleguen las vacaciones para mimarlo. O si al revés te toca ir a
vivir lejos, extrañas la comida de mama, de la abuela. O quizás la comodidad de estar en
tu hogar. O cuanto extraña y espera la amada ver a su amado. Cuando este amor es
verdadero.

Si nosotros que tenemos un amor terrenal y a veces hasta egoísta, podemos sentir una
locura por compartir y escuchar la voz de nuestros seres queridos, imagina cuanto querrá
el señor estar ahí para vos, que su amor es infinito, incomparable con el amor humano.
Señor Jesús, ayúdanos a ser más orantes, a perseverar con Fe de que estás ahí, a pesar de
no comprender porque me suceden muchas cosas.

Quiero Jesús, ser una persona de Oración.

Y entre los dones más extraordinarios que Jesús le dio al Padre Pio de Pietrelcina, frutos de
la oración fue el regalo de los estigmas de Cristo. El Padre Pio consideraba que era un
regalo y una oportunidad para luchar por ser más como Cristo Crucificado, la marca de
Cristo en su cuerpo. Pero este relato queda pequeño, al comprender la magnitud de su
humildad.

Quizás como cristianos sabemos que debemos ayudar al otro, pero el Padre Pio imploraba,
por la miseria que él veía a su alrededor, suplicaba a Dios encontrar la manera de hacer algo
para luchar contra ello. Que gracias, recibió a través de su oración de súplica. Nuestro
corazón no puede entenderlo, no son cosas para entender hermanos. Dios nos llama a
experimentarlo, a buscar en lo más profundo de nuestro corazón, el misterio de su amor, de
su divinidad.

Imagino lo que el Padre Pio habrá experimentado al sentir los estigmas de Cristo, en sus
palabras “sentir que el moría por mí”. Recuerdo cuando era niña, íbamos a la escuela
católica. Y cuando llegaba el tiempo de cuaresma, las palabras que siempre sonaban en mi
corazón, era que Jesús murió por mí. Y me llevaba a preguntarme si soy capaz de morirme
por un desconocido, o algún enemigo. O alguien que me hizo mucho daño. Sería capaz de
hacerlo; Quisiera contestar que sí. Pero quiero proponerte, hacer ejercicios de crecimiento.
Seguramente nos falta muchísimo para morir por un desconocido, o un enemigo. Pero te
llevo a examinar tu vida, así como me toca examinar la mía a aquella persona que te hizo
daño. Que te engaño, o lastimo.

 PROPOSITO DE SANTIDAD CON EL HERMANO:

El propósito de hoy es amar a alguien que no conocemos. Sonreír a aquel que nos trata
siempre mal. Abrazar a aquella persona que es dura con nosotros. Escuchar a esa persona
que nos cansa de problemas o quejas. Demostrar misericordia al enfermo.

Y si ello no nos sucede ir más allá. Proponernos un día con extra amabilidad. Por ejemplo,
si me toca viajar en colectivo, con calor y justo encontré un asiento, cederle a otra persona
para que se siente. Si nos cuenta sonreír, regalar sonrisas a las personas. Si nos cuesta
saludar, hacerlo de la manera más amorosa que sea posible. La finalidad de este ejercicio
es hacer feliz a alguien de mi entorno. O incluso a alguien que no logro soportar.

No fue fácil para el Padre Pio llevar los estigmas, las cinco llagas de Cristo crucificado que
llevo visible en su cuerpo por 50 años, pueden imaginar aquello. Y aunque fue difícil que se
aceptara que esos estigmas provenían de Cristo, aun así no dejo de orar. Y aunque fue
difícil, siempre protegió a su iglesia, no permitiendo las murmuraciones sobre sus
miembros. El Padre pio, podía mirar el alma de las personas, Dios le daba ese don.

Consideraba que el dolor más grande es causado por las personas que Amos, pero siempre
planteaba una ventana de esperanza, el perdón. Y que la oración era la llave para llegar a
ese perdón. Pero no planteaba una oración triste, sino él decía que había que orar con una
sonrisa, que no hay que aburrir al señor.
Pero no solo sufrió tentaciones del demonio, sino también fue perseguido en muchas
ocasiones como en una de sus ideas, fundar un hospital. “Casa Alivio del Sufrimiento”. El
Padre sacó una moneda de oro de su bolsillo que había recibido en una ocasión como regalo
y dijo: “Esta es la primera piedra”. El 5 de mayo de 1956 se inauguró el hospital con la
bendición del cardenal Lercaro y un inspirado discurso del Papa Pío XII. La finalidad del
hospital es curar al enfermo tanto espiritual como físicamente: la fe y la ciencia, la mística y
la medicina, todos de acuerdo para auxiliar la persona entera del enfermo: cuerpo y alma.
Pero por envidia por su obra, sus enemigos conspiraron contra él, y le sacaron la
administración de la casa. Y estas persecuciones durarían hasta su muerte, pero aun así se
mantuvo fiel. Solo decía “Dulce es la mano de la Iglesia también cuando golpea, porque es la
mano de una madre”.

Imaginemos el mundo que se nos plantea hoy, en el que todo es facilismo. Yo te invito
hermano, a un nuevo propósito de santidad. Una visita semanal al santísimo. Aunque sea
mínima, pidiendo por tu iglesia, por el Papa y los Sacerdotes. Orar por todo lo que ellos
sienten como seres humanos y como servidores de Cristo. Por la soledad al que muchas
veces son sometidos, por las tentaciones a las que se enfrentan como Hombres de Dios.
Para que puedan crecer en santidad, que el espíritu santo infunda en ellos un amor infinito
hacia el servicio hacia la comunidad.

 PROPOSITO DE SANTIFICACION ACUDIR AL SANTISIMO SACRAMENTO DEL ALTAR:

Les dejo una oración para comenzar, y luego deja que solo fluya el espíritu santo dentro
de ti:

Gracias, Jesús mío, por la bondad con que me habéis recibido y permitido gozar de
vuestra presencia y compañía amorosas.

Me vuelvo a mis ocupaciones. Mi corazón queda contigo. En mi trabajo y en mis


descansos me acordaré de Ti, y procuraré vivir con la dignidad que merece vuestra
amistad divina.

Dadme vuestra bendición y concédeme todas las gracias, que necesito, para amaros y
serviros con la mayor fidelidad.

Bendice, Señor, a nuestro Santísimo Padre el Papa, vuestro Vicario en la tierra; ilumínale,
santifícale y líbrale de todos sus enemigos.

Bendice a vuestra Iglesia Santa y haced que su luz brille en todas las naciones; y que los
paganos conozcan y adoren al único verdadero Dios y a su Hijo Jesucristo.

Bendice a vuestros sacerdotes, santifícalos y multiplícalos.

Bendice y protege a nuestra nación.

Bendice a todos nuestros bienhechores y concédeles la bienaventuranza eterna.

Bendice a los que nos han ofendido y cólmalos de beneficios.

Bendice a todos nuestros familiares y haced que vivan todos en vuestra gracia y amistad
y que un día nos reunamos en la Gloria.

Da el descanso eterno a todas las almas de los fieles difuntos que están en el Purgatorio.

Da la salud a los enfermos. Convierte a todos los pecadores. Danos a todos vuestro
divino amor, para que la fe que nos impide ahora ver vuestro santísimo rostro se
convierta un día en luz esplendorosa en la Gloria, donde en unidad con el Padre y el
Espíritu Santo te alabemos y bendigamos por los siglos de los siglos. Amén.

La muerte el viernes 20 de septiembre de 1968, el Padre Pío cumplía 50 años de haber


recibido los estigmas del Señor. Celebró la Misa a la hora acostumbrada. Alrededor del altar
había 50 grandes macetas con rosas rojas para sus 50 años de sangre. Asi como sus estigmas
habían aparecido en una forma milagrosa, ahora, 50 años más tarde y unos días antes de su
muerte, habían desaparecido sin dejar rastro, con lo cual el Señor ha confirmado su origen
místico y sobrenatural.

Tres días después, murmurando por largas horas “¡Jesús, María!”, muere el Padre Pío, el 23
de septiembre de 1968. Los que estaban presentes quedaron largo tiempo en silencio y en
oración. Después estalló un largo e irrefrenable llanto. Cuentan que los funerales del Padre
Pío fueron impresionantes. Se tuvo que esperar cuatro días para que las multitudes pasaran
a despedirlo.

(«Mi yugo es suave y mi carga ligera» (Mateo 11, 30).

Toda la existencia del padre Pío de Pietrelcina, hoy proclamado santo. Con esta palabra
YUGO, nos hace reflexionar las pruebas que tuvo que afrontar, pero el amor fiel manifiesto
en su corazón hacia que este yugo sea ligero, Su vida, como sacerdote, pasando hasta 10 hs
seguidas escuchando en santa confesión los pecados, , fue un dispensador de la misericordia
divina, ofreciendo su disponibilidad a todos, a través de la acogida, la dirección espiritual, y
especialmente a través de la administración del sacramento de la Penitencia. El ministerio
del confesionario, que constituye uno de los rasgos característicos de su apostolado
diciendo que él debía ayudarlos a encontrarse nuevamente a Jesús, denota su entrega a la
comunidad, parecía ser duro con ellos, pero en realidad siempre los recibía con el abrazo del
perdón. Todo un camino de amor y santidad, con el solo propósito de agradar al Señor. Su
espiritualidad enmarcada por la Cruz. Necesitamos entender que los sacrificios por amor, el
abrir el corazón a tener más fe, esperanza son valores espirituales que debemos alimentar.

Que su ejemplo anime a los sacerdotes a cumplir con alegría y asiduidad este ministerio, tan
importante hoy. Y a nosotros como cristianos, a acercarnos a este sacramento de
reconciliación. Buscar a Cristo no solo para pedir o dar gracias, sino también para que el nos
perdone. Porque a veces no somos buenas personas, o incluso aunque lo intentamos no
logramos vencer ese pecado. Una vez en un retiro espiritual, una mujer hablaba del pecado.
Y del sacramento de reconciliación, recuerdo que hasta ese momento sus palabras me
habían parecido como escuchar una misma canción, mil veces. Pero no era culpa de ella
sino, que yo estaba negada a confesarme, algo que sentía que estaba imprimido en mi y no
podía cambiar, ya me daba vergüenza ir mil veces a contar la misma cosa. Entonces fue allí
cuando ella comenta su experiencia personal con un ejemplo, y dice “…Ir al sacramento de
la reconciliación, con un mismo pecado, es como quitar las capas de una cebolla, cuando la
vamos quitando se va haciendo cada vez mas pequeña. Hasta que llegaremos al final y todas
las capas se habrán ido. Solo quedara nuestro corazón, como la cebolla abierto a la gracia de
jesus…”. Asique para terminar con nuestros propósitos de santidad inspirados en el Padre
Pio de Pietrelcina:

 PROPOSITO DE SANTIDAD ACUDIR A CONFESARME:


Hacer un buen examen de conciencia. Uno en oración. Pedirle a Jesús que nos muestre
aquello que no podemos cambiar. Que nos cuesta.

Para finalizar con este bello santo les dejo su oración:

QUÉDATE, SEÑOR, CONMIGO


(Plegaria del Padre Pío para después de la comunión)

Has venido a visitarme,


como Padre y como Amigo.
Jesús, no me dejes solo.
¡Quédate, Señor, conmigo!

Por el mundo envuelto en sombras


voy errante peregrino.
Dame tu luz y tu gracia.
¡Quédate, Señor, conmigo!

En este precioso instante


abrazado estoy contigo.
Que esta unión nunca me falte.
¡Quédate, Señor, conmigo!

Acompáñame en la vida.
Tu presencia necesito.
Sin Ti desfallezco y caigo.
¡Quédate, Señor, conmigo!

Declinando está la tarde.


Voy corriendo como un río
al hondo mar de la muerte.
¡Quédate, Señor, conmigo!

En la pena y en el gozo
sé mi aliento mientras vivo,
hasta que muera en tus brazos.
¡Quédate, Señor, conmigo!

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