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Cambios en la adolescencia: Adaptación y aceptación (3º)

Uno de los principales cambios que se viven en la adolescencia tiene que ver con la aceptación y adaptación al nuevo cuerpo, ese cuerpo que
es diferente al que se tenía de niño o niña.

Todos los cambios físicos y la rapidez con que se viven, generan sentimientos de preocupación y ansiedad. ¿Será normal lo que me está
pasando?, ¿por qué mi cuerpo se ve tan raro?, ¿por qué ahora me muevo con torpeza?, ¿les pasará lo mismo a otras/os?, son preguntas
comunes en los jóvenes.

Esta situación provoca una especie de aislamiento (un ejemplo de esto es que se prefiere pasar mucho tiempo a solas encerrado/a en el
cuarto) y a la vez a una exploración constante del cuerpo. También surgen sensaciones de vergüenza e incomodidad, especialmente por la
creencia de que las demás personas están muy pendientes de cómo se luce y por las bromas, burlas o chistes que a veces se reciben ante las
transformaciones del cuerpo.

Esto también genera que se le dedique mucho tiempo y atención a la apariencia física, probando nuevas formas de vestir, peinarse, hablar,
caminar, con la intención de mostrarse más atractivo(a) y ser aceptado(a).

La nueva apariencia no solo modifica la relación y la imagen que se tiene de una/o misma/o, sino que también produce cambios en las
relaciones con las otras personas. Esto porque al dejar atrás el cuerpo de niño o niña, las personas adultas los perciben de manera diferente,
y esperan que "si su cuerpo es de grande, actúen como grande", lo que puede causar problemas si se delegan responsabilidades para las que
emocionalmente no están preparados.

Otra situación que suele pasar es que se genere un distanciamiento físico entre el o la adolescente y sus padres o personas adultas cercanas,
a diferencia de la época infantil en la que solían intercambiar besos, caricias y abrazos. Esta distancia física puede resultar muy dolorosa para
ambas partes.

Conforme va pasando el tiempo, y se logra conocer y explorar el cuerpo, las preocupaciones van disminuyendo y se va viviendo una mayor
aceptación y comodidad corporal. En los últimos años de la adolescencia, generalmente se experimentan sentimientos de tranquilidad con
respecto al propio cuerpo, lo cual permite una integración del esquema corporal (imagen interna que tenemos de nuestro propio cuerpo).

Es definitivo que la forma en cómo se viven y sienten todos estos cambios físicos, así como la reacción de las personas que nos rodean ante
ese nuevo cuerpo, van a determinar la autoestima y el auto concepto que tengamos de nosotras/os mismas/os.

Otro proceso propio de la etapa adolescente es la adquisición de nuevas capacidades de pensamiento. Lo que sucede es que en la infancia, se
tiene un pensamiento de tipo concreto, es decir centrado en una sola cosa a la vez y basado en el aquí y ahora de la realidad (lo que se
ve). En cambio, en la adolescencia se adquiere una forma de pensar de tipo formal o hipotético-deductivo, con la cual se puede razonar e ir
más allá de las experiencias concretas. De esta forma, las y los adolescentes se interesan en problemas que no tienen que ver con su realidad
cercana, desarrollan su capacidad crítica, piensan en valores y consecuencias a largo plazo, disfrutan de la capacidad de reflexionar y
explorar sus sentimientos y pensamientos, entre otras cosas.

Todo esto les permite tener posiciones propias—las cuales defienden "a capa y espada"— y cuestionar a las personas adultas que ocupan
algún lugar de autoridad, como los padres, madres o profesores.

Luego, se descubre que esta capacidad de reflexionar no solo sirve para contradecir, sino que también les permite analizar experiencias,
sacar conclusiones, y tener una conciencia más realista. Además, en la adolescencia se reconstruye la identidad, es decir, se busca la
respuesta a la pregunta ¿quién soy?, mirando hacia atrás (o sea hacia lo que ha sido su vida) y reflexionando sobre las nuevas experiencias
adquiridas.

Este cambio no se vive solamente en la adolescencia, ya que la identidad no es estática, sino que a lo largo de toda la vida se continúa
elaborando en ciertos momentos. Por ejemplo cuando se tiene un hijo o hija, cuando se llega a la tercera edad o cuando se da un movimiento
social muy importante. Para lograr esto, se viven situaciones como: la renuncia a la dependencia de los padres, la búsqueda de la autonomía e
independencia, el cuestionamiento de la autoridad de las personas adultas, el interés por tener amistades, la importancia de pertenecer a un
grupo de amigos o amigas, entre otras.

Es claro que las relaciones con las personas adultas cambian drásticamente, especialmente con los padres, lo cual puede generar situaciones
de conflicto ante el cuestionamiento, desafío y necesidad de probar su autoridad. Sin embargo, si las personas adultas enfrentan estas
experiencias con tranquilidad y facilitan la adquisición de la autonomía del o la adolescente, la transformación de estas relaciones no tiene que
ser algo negativo.

Además las relaciones con las personas de la misma edad (grupo de pares) se vuelven muy importantes y necesarias, ya que estas permiten
comprender mejor los cambios y vivencias que se tienen; encontrar un lugar propio en un grupo social; obtener apoyo y afecto; explorar
conductas y destrezas sociales; expresar abiertamente sus deseos y necesidades.

Otro cambio se refiere a la construcción de proyectos de vida para el futuro. Los proyectos de vida no se limitan a lo que se va a estudiar o en
lo que se va a trabajar en el futuro, sino que se refieren también al lugar que se desea ocupar en la familia, la elección de pareja, el papel que
se va a asumir en la comunidad, por ejemplo.

Para definir el proyecto de vida, se deben tomar en cuenta los intereses de la persona pero también sus características y habilidades
personales, de manera tal que pueda lograr el mayor nivel de realización personal posible. Muchas veces, al inicio de la adolescencia, las
personas se dejan llevar por influencias familiares al tratar de definir lo que quieren hacer en el futuro, o por pensamientos idealistas (por
ejemplo, ser una estrella de cine).

El problema es que a veces estas ideas no corresponden con las posibilidades reales para realizarlo. Después, las y los jóvenes se ponen más
realistas, reconocen sus limitaciones y ubican sus aspiraciones en sí mismas/os. Sin embargo, las angustias e incertidumbres sobre su futuro
van en aumento.

Al pasar del tiempo, y casi que al acercarse a la vida adulta, la mayoría de adolescentes logran más claridad con respecto a lo que desean, las
posibilidades que tienen para llevar a cabo sus proyectos, y la forma en que lo harán.

NOTA: Después de copiar la lectura, desarrollen la siguiente actividad

Elabora un listado de los cambios físicos y psicológicos que se producen durante la adolescencia en varones y mujeres

http://pfrh13.blogspot.pe/2013/03/cambios-en-la-adolescencia-adaptacion-y.html
IDENTIDAD
https://www.youtube.com/watch?v=-nqSMrKxrx4
http://pfrh13.blogspot.pe/2012/04/identidad-3.html

La crisis de identidad del adolescente del siglo XXI

“El carácter fundamental de la adolescencia es la inserción del individuo en la sociedad de los adultos”

(Jean Piaget,

psicólogo suizo 1896-1980)


El adolescente del siglo XXI está inmerso en una crisis de identidad consigo mismo y con el entorno. Por un lado, tiene problemas para encontrarse a sí mismo, demostrarse independiente y con un papel en la
sociedad y, por otro, para explorar el mundo exterior y adoptar nuevas formas de pensar y de sentir. En nuestra cultura occidental el joven requiere grandes períodos de preparación hasta incorporarse al
mundo laboral y se mantienen en un período de moratoria en el que no se es un niño pero tampoco se es un adulto y no encaja bien en ninguno de los dos mundo. Nuestros adolescentes viven en esta etapa de una
forma indefinida, angustiados, intentando resolver multitud de problemas y buscando su lugar, es decir, buscando su identidad.

Salir del nido, acabar los estudios, encontrar trabajo, independizarse,... dar los pasos que hacen que una persona traspase la línea entre juventud y madurez nunca ha sido fácil pero en estos momentos de crisis aún
es más difícil porque también los jóvenes entre 18 y 30 años, la sufren. Nuestro jóvenes están en crisis y la adolescencia es ahora, tal y como afirma Castells (2009), "una edad dilatada e indefinida con una
incorporación laboral, una escolarización y una especialización demasiado tardías".

En la era de la globalización, "la etapa de adolescencia ha perdido su característica definitoria de transitoriedad y ha tomado el rumbo de una juventud social prolongada, postergándose su progreso hacia la
condición de adulto" (Gidenns, 2000).

 Se encuentran inmersos en una sociedad abocada al consumismo, a la búsqueda del bienestar y a la evitación de lo incómodo dónde el acceso a la plena inserción laboral se ralentiza muchísimo, surgen
nuevas ocupaciones del tiempo libre vinculadas a formas colectivas programadas de evasión y hay una inmersión en un mundo digitalizado dónde el adolescente fomenta la comunicación interpersonal a través
de "cyberintermediarios", tecnificándose así sus vínculos relacionales.
 Los ritos de paso propios de la cultura juvenil, que marcan el tránsito a la vida adulta, han ido multiplicándose y disolviéndose, siendo cada vez más inespecíficos, siempre marcados por el grupo de
iguales y de una profunda resistencia a la tradición.
 Proliferan los obstáculos u omisiones de las condiciones facilitadoras que podrían satisfacer las necesidades de emancipación social. Los jóvenes demandan una plena inserción a través del trabajo
en un mundo en el que la inestabilidad y la movilidad laboral, el rediseño de los puestos de trabajo o la demanda de profesionales pueden conducir a una persistente sensación de incertidumbre psicosociológica.
 En estas circunstancias la adolescencia podría definirse como "un período de vitalidad, efervescencia, ilusión, tristeza y hasta desesperación donde la ropa que se lleva, las modas y los
efímeros mitos cobran un valor inusitados" (Urra, 2002).

Para el adolescente tardío los tiempos han dejado de ser cronológicos, ya que durante la pubertad social el reloj biológico cede el paso al cronómetro social. Si bien la juventud no es una cuestión de tiempo, sino
de condición social, lo cierto es que los vínculos interpersonales y apoyos sociales son un asidero en tiempos de inseguridades. Cambia también la ocupación de los tiempos virtuales de la Generación@ descrita
por Feixa (2003). En los tiempos actuales los adolescentes contemporáneos experimentan sentimientos de decepción, aunque se enmascaren bajo una apariencia de conformidad y disfrute superficial en forma
de consumo o de ocio juvenil de fin de semana, como si de un intento de adaptación no traumática a una realidad que se intenta simular se tratara.

Los adolescentes en su período de definición personal necesitan referencias y referentes, acciones simbólicas e iconos, valores y significados atribuidos, etc, que en condiciones de inestabilidad, actúen como elementos
que contribuyan a dar sentido a sus búsquedas pero vivimos en unas condiciones en la que se asiste aldebilitamiento de los sistemas referenciales y donde se ponen en cuestión ciertas verdades asumidas como
tales, en donde se diluye y reconstituye cada vez en más instancias legitimadas (familia, escuela, grupos de pertenencia y referencia, medios de comunicación, etc.) el poder socializador/normalizador y
en las que se siguen necesitando certidumbres y apoyos en un sistema y entorno referencial en aparente agudización de sus crisis.

¿Tiene sentido seguir hablando de la juventud como una etapa de transición?Este invento de hace un siglo de la etapa de la adolescencia como "un periodo juvenil dedicado a la formación y al ocio" empieza
a no tener sentido cuando los ritos de paso son remplazados por ritos de “impasse” (sin salida) y las etapas de transición se convierten en etapas intransitivas, cuando los jóvenes siguen en casa de sus padres
pasados los 30, se incorporan al trabajo a ritmos discontinuos, están obligados a reciclarse toda la vida e inventan nuevas culturas juveniles que empiezan a ser transgeneracionales.
El joven contemporáneo no emigra hacia la condición de adulto en el tiempo en que la naturaleza social parecía dictar como conveniente, sino que permanece en un tiempo de conflictos y en una tierra de nadie. O
bien se angustia ante esta necesidad de ubicación que se va dilatando, o bien se adapta haciendo uso de mecanismos distractores, son dos ejemplos:

 El mal del desánimo de Alícia: con esta etiqueta se podría designar a aquellos jóvenes que quieren madurar y que viven su tiempo de espera como púberes sociales. Se alude a la sensación de
desesperanza ante uno mismo en un mundo cambiante, con reglas absurdas y rígidas, que mutan vertiginosamente (como en el País de las Maravillas). Se vive en perpetuo estado de adolescente del que al
joven le interesa salir, aunque se pierde en un laberinto donde los caminos no parecen conducir a ninguna parte (como en el diálogo de Alicia y el Gato). Y por el acceso incompleto a posiciones sociales entre la
madurez biológica y la social el post-adolescente se siente en un cuerpo social de púber mientras tiene un cuerpo físico de adulto.
 El mal de Peter Pan, esto es, el diagnóstico de jóvenes que no quieren madurar y vivir como adultos. Se les acusa de su propia situación de ambivalencia y se apela a su disposición acomodaticia. Los
etiquetados así suelen (re)crean su mundo de ilusiones, como en el cuento, en el que la diversión y los destellos fulgurantes parecen no tener fin. Se inventan sus propias necesidades y se afanan en satisfacerlas para
lo que cuentan con suficientes formas de distracción. No desean un regreso al futuro, sino que el tiempo parezca detenerse, de modo que se desea permanecer en un estado de eterna adolescencia
(auto)impuesta.

En fin, la sabiduría popular señala que "cada cosa tiene su tiempo", de modo que cuando algo se prolonga por encima de su "tiempo natural" puede convertirse en cautivo del mismo.

Y ¿cual es el papel de los educadores y de los padres? ¿cómo educar a una generación que se prevé sin futuro?

"No está dentro de las posibilidades de los docentes dotar a la juventud de un futuro mejor, pero sí que lo está el luchar cada día para que estos no caigan en el desánimo, en la desesperación, en el
pasotismo absoluto y dotarles de las herramientas necesarias para que tengan espíritu crítico ante una sociedad que no funciona" (Salvador Rodríguez Ojaos)
En El blog de Salvaroj (pincha aquí si quieres) encontrarás muy buenas reflexiones sobre la Educación en estos tiempos de crisis.

Fuentes de información:

El blog de Salvaroj,

http://salvarojeducacion.blogspot.com.es/

Giddens’ globalization: Exploring dynamic implications


http://www.systemdynamics.org/conferences/2009/proceed/papers/P1072.pdf

Juan Manuel Iranzo. Anthony Giddens. Un mundo desbocado. Los efectos de la globalización en nuestras vidas
Madrid, Taurus, 2000. (e.o. 1999)

Subculturas juveniles: identidad, idolatrías y nuevas tendencias


http://www.injuve.es/sites/default/files/2012/45/publicaciones/Revista96_11.pdf

Carles Feixa (Lleida, 1962), doctor en Antropología Social por la Universidad de Barcelona y honoris causa por la de Manizales (Colombia)
http://antropologia.urv.es/dafits-urv/index.php/es/historico-de-proyectos/93-carlesfeixa.html

María de la Villa Moral Jiménez y Anastasio Ovejero Bernal


Jóvenes, globalización y postmodernidad:crisis de la adolescencia social en una sociedad en crisis.

http://www.papelesdelpsicologo.es/vernumero.asp?id=1142

PUBLICADO POR Aránzazu Ibáñez Martínez en 13:00:00

https://www.youtube.com/watch?v=rPxhNZBurXM

https://aranzazu5.blogspot.pe/2013/04/la-crisis-de-identidad-del-adolescente.html

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