Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
patatabrava.com
PENAL II (UV)
Los textos e imágenes publicados en esta obra están sujetos –excepto que se indique lo contrario– a una licencia de
Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada (BY-NC-ND) v.3.0 España de Creative Commons. Podéis copiarlos, distribuirlos
y transmitirlos públicamente siempre que citéis el autor y la fuente (FUOC. Fundación para la Universitat Oberta de Catalunya),
no hagáis de ellos un uso comercial y ni obra derivada. La licencia completa se puede consultar en http://creativecommons.org/
licenses/by-nc-nd/3.0/es/legalcode.es
CC-BY-NC-ND • PID_00181637 Los delitos contra la vida
Índice
Introducción............................................................................................... 5
Objetivos....................................................................................................... 6
3. El delito de homicidio...................................................................... 13
3.1. La conducta típica ....................................................................... 13
3.2. Tipo objetivo ............................................................................... 13
3.3. Tipo subjetivo .............................................................................. 15
4. El homicidio imprudente................................................................ 20
4.1. Imprudencia grave e imprudencia simple .................................. 20
4.2. Imprudencia profesional ............................................................. 21
4.3. Imprudencia en el empleo de vehículos de motor o de
ciclomotores y de armas de fuego .............................................. 22
7. El delito de aborto............................................................................ 45
7.1. Cuestiones generales ................................................................... 45
7.2. El objeto de tutela ....................................................................... 47
7.3. La nueva regulación del aborto a partir de la Ley Orgánica
2/2010, de 3 de marzo ................................................................ 48
7.4. El aborto no consentido ............................................................. 49
7.5. El aborto voluntario .................................................................... 50
7.6. El aborto imprudente .................................................................. 53
Glosario........................................................................................................ 55
Bibliografía................................................................................................. 56
CC-BY-NC-ND • PID_00181637 5 Los delitos contra la vida
Introducción
Claro está que, en realidad, no todos los delitos que se analizan responden a Nota
la tutela de la vida humana. Es evidente que las lesiones al feto identifican
El significado de todas las si-
la integridad física o la salud del nasciturus como bien jurídico protegido. En glas y abreviaturas que se utili-
cambio, los delitos relativos a la manipulación genética, como se expone en zan en este módulo didáctico
lo encontraréis en el glosario.
su momento, tutelan bienes jurídicos que desbordan el contenido de la mera Sin embargo, hay que reco-
nocer que en mayor o menor
vida humana preembrionaria. medida todas las infracciones
se pueden vincular a la vida
humana como objeto material
No procede en este momento profundizar sobre la política legislativa adoptada u objeto sobre el que recae la
acción típica. Por este motivo,
en la criminalización de los delitos contra la vida. De hecho, el primer apartado y por razones eminentemente
pedagógicas, hemos decidido
del módulo está dedicado a las consideraciones generales sobre estos delitos. tratar estas infracciones con-
juntamente en este módulo.
Objetivos
3. Estudiar los elementos típicos del delito de homicidio, con una incidencia
especial en los problemas que presentan el tipo objetivo y el subjetivo.
4. Estudiar los elementos configuradores del delito de asesinato, con una re-
ferencia especial a las circunstancias calificantes.
Si entre las tareas encomendadas al derecho penal destaca con una fuerza in-
dudable la de proteger los bienes jurídicos más importantes contra los ataques
más graves, es evidente que nuestro ordenamiento penal debe dedicar una es-
pecial atención a la tutela�de�la�vida�humana.
Pese a esto, hay que precisar desde el primer momento que no nos encontra-
mos frente a un valor absoluto y que, al igual que el resto de los derechos fun-
damentales, se puede encontrar inmerso en tensiones y conflictos con otros
derechos, y que la resolución de estos conflictos no exigirá siempre el mante-
nimiento incólume de la vida humana.
El derecho penal no se manifiesta del mismo modo en la tutela del feto o en la respuesta
que se vaya a dar en los supuestos de renuncia voluntaria a la vida (suicidio o eutanasia)
que en los casos de ataques intencionados contra la vida (homicidio o asesinato).
Por otra parte, no hay que olvidar que en el derecho penal la protección de
la vida y la salud de los seres humanos reaparece en otros campos delictivos
diferentes. Por citar algunos:
los delitos ambientales, los delitos contra los consumidores; muchos delitos de peligro se
configuran, entre otros motivos, para reforzar la protección de la vida humana frente a
ataques que no están dirigidos primariamente contra la vida o la salud, pero que pueden
acabar incidiendo en ella.
4)�delitos�de�cooperación�en�la�pérdida�voluntaria�de�la�vida (inducción
y auxilio al suicidio),
También debemos tener presente que el derecho penal expresa una valoración
diferente en las distintas etapas evolutivas de la vida, que son identificables
y diferenciables desde el punto de vista biológico. El bien jurídico al que nos
referimos no constituye un concepto estático sino que se halla inserto en un
proceso sucesivo vital, que comienza con la gestación (incluso en una etapa
anterior residenciada en la fecundación del ovulo) y que culmina con la muer-
te. Lo anterior explica la diversa intensidad con la que el derecho penal inter-
viene para reprimir las formas de homicidio y las relativas al aborto. Así, la
CC-BY-NC-ND • PID_00181637 10 Los delitos contra la vida
a) El listado expuesto no abarca todos los delitos en los que se lesiona la vida
humana independiente.
2) el momento de la muerte.
Se han suscitado varias teorías respecto del momento del nacimiento a los Teoría que se puede
efectos penales: adoptar
3. El delito de homicidio
El título I del libro II del CP recoge varias figuras que denomina formas�de
homicidio. En particular, el secular delito de asesinato aparece en sentido es-
tricto como un homicidio agravado, bajo el nomen iuris de asesinato. Junto a
las formas de homicidio, el CP contempla conductas típicas relacionadas con
el suicidio.
"El que matare a otro será castigado, como reo de homicidio, con la pena de prisión de
10 a 15 años".
1)� La� acción� típica,� en� las� modalidades� de� comisión� activa,� consiste� en
una�acción�de�matar�otra�persona,�dotada�de�vida�humana�independien-
te. Esta acción deberá producir la muerte de otro (resultado típico). En esta
sencilla estructura típica, no se hallan descritos las formas o medios comisivos
en el tipo. El homicidio es así un delito de medios indeterminados ex lege, a
diferencia de lo establecido en el homicidio calificado, denominado asesinato
(artículo 139 CP).
2)�El�objeto�material�del�delito�está�constituido�por�la�persona�humana
con�vida�independiente. Por consiguiente, en el homicidio coinciden y se
superponen sujeto pasivo y objeto material del delito. Con relación al objeto
material, tan solo se suscitan cuestiones relativas a la determinación de los
momentos en los que se entiende que da comienzo la vida humana indepen-
diente (límite mínimo de protección) y en los que finaliza (límite máximo de
tutela).
El criterio de determinación del objeto material del homicidio se debe situar en el naci-
miento, con anterioridad al mismo deben operar otras previsiones del derecho penal, en
especial el delito de aborto punible. El problema reside en esclarecer qué se entiende por
nacimiento. La doctrina mayoritaria entiende que el criterio básico al respecto debe ser
el de la completa salida o separación del feto del claustro materno (así Muñoz Conde,
Gimbernat y Bajo); esta solución aparece como superadora de las teorías centradas en el
corte del cordón umbilical o en la respiración pulmonar autónoma.
La fijación de criterios con objeto de acotar qué se entiende por muerte del sujeto es
problemática, pues no debe bastar con criterios biológicos, es preciso formular un con-
cepto legal cohonestable con los criterios valorativos desde el punto de vista médico. La
doctrina mayoritaria (Bajo, Cobo, Carbonell, Muñoz Conde y Queralt, entre otros) sitúa
el momento de la muerte en el cese irreversible de la actividad cerebral por parte del
sujeto. Este criterio es importante, por ejemplo, a los efectos de extracción de órganos
en casos de donación (Romeo Casabona). Debe tratarse pues de una lesión o deterioro
absolutamente irreversible de las funciones cerebrales, cuestión que no está exenta en
ocasiones de problemas relativos probatorios. Al respecto, el artículo 5 de la Ley 30/1979,
de 27 octubre, sobre extracción y trasplante de órganos, señala que la extracción deberá
efectuarse previa comprobación de la muerte del sujeto; el artículo 10 del Real Decreto
426/1980, de 22 febrero, de desarrollo de la citada Ley, establece los criterios y procedi-
mientos para diagnosticar de forma certera la muerte (Romeo Casabona).
CC-BY-NC-ND • PID_00181637 15 Los delitos contra la vida
3)�El�homicidio�presenta�una�estructura�típica�de�resultado�material�(de
lesión),�cifrado�en�la�producción�de�la�muerte�de�un�sujeto�con�vida�hu-
mana�independiente
4)�El�artículo�138�CP�contempla�un�tipo�penal�de�resultado�material�de
medios�comisivos�indeterminados. Así pues, es posible matar a una persona
en comisión�por�omisión (omisión impropia). En estos casos, deben proyec-
tarse los criterios legales del artículo 11 CP, esto es, el resultado de muerte será
imputable a la omisión, cuando pueda establecerse una equivalencia norma-
tivo-material entre acción y omisión (identidad normativo-estructural, Silva),
según el sentido del texto de la Ley, y el sujeto haya infringido además un
especial deber jurídico de actuar que deriva de la Ley, el contrato o del actuar
precedente (injerencia).
1)� El� artículo� 138� describe� el� homicidio� doloso, en tanto que la versión
imprudente de esta figura delictiva se halla en el artículo 142 CP (homicidio
por imprudencia grave). A su vez, el artículo 621 contempla, como falta, el
homicidio debido a imprudencia�leve.
(1)
Esta puede ser accesoria o inesencial, en cuyo caso no se excluye el dolo sobre Por ejemplo, por faltar la impu-
tación objetiva.
el curso causal y el resultado realmente desarrollados y verificados; procede
entonces la calificación de delito de homicidio doloso consumado. Por el con-
trario, cuando el error sobre el curso causal es esencial1, se produce la exclu-
sión del dolo respecto del curso causal realmente desarrollado y la producción
del resultado. En estos casos, el hecho debe ser calificado de homicidio en fase
de tentativa.
3)� El� delito� de� homicidio� admite� el� dolo� eventual. La distinción de este
supuesto con los de homicidios debidos a culpa consciente del sujeto (impru-
dencia con representación mental, infracción del cuidado debido a su perfil
externo, pero no al interno) es problemática.
CC-BY-NC-ND • PID_00181637 17 Los delitos contra la vida
4)�La�prueba�del�dolo�en�el�homicidio�ha�sido�objeto�de�pormenorizadas
construcciones�interpretativas�en�la�jurisprudencia, al objeto de distinguir,
sobre todo, los supuestos de homicidio en fase de tentativa acabada con res-
pecto a las lesiones consumadas. En el primer caso, el autor actúa con animus
necandi, en tanto que en el segundo su actuación se produce con animus lae-
dendi.
"Con frecuencia, hay que deducir el ánimo o intención de matar, que constituye el ele-
Lecturas recomendadas
mento o base subjetiva del delito de homicidio, mediante una prueba indirecta o indi-
ciaria, a través del correspondiente juicio axiológico o de valor, partiendo del conjunto
de circunstancias que hayan rodeado la perpetración del hecho, teniendo en cuenta ade- Sobre esta cuestión cfr. tam-
más cuantos actos del agresor, anteriores, simultáneos o posteriores a la acción ofrezcan bién las SSTS de 15 de no-
alguna luz sobre el secreto fondo de sus pensamientos" (STS de 23 de noviembre de 1992 viembre de 1989 [RJ 1989,
[RJ 1992, 9630]). 8641], de 28 de febrero de
1990 [RJ 1990, 2105], de 18
de abril de 1990 [RJ 1990,
Concretando aún más los referidos criterios, el Tribunal Supremo señala los 3262], de 7 de abril de 1993
[RJ 1993, 3059], de 18 de
requisitos que han de concurrir para la validez probatoria de los elementos marzo de 1994 [RJ 1994,
2336], de 24 de junio de
indiciarios: 1994 [RJ 1994, 5028] y de 5
de mayo de 1995 [RJ 1995,
3590].
a) pluralidad de los hechos-base o indicios, por la insuficiencia de uno solo,
al comportar una equivocidad probatoria;
Lecturas recomendadas
b) plena acreditación mediante prueba directa de los hechos indiciarios, peri-
Vid. las SSTS de 22 de no-
féricos a los que se trata de probar; viembre de 1990 [RJ 1990,
9141], de 17 de junio de
1991 [RJ 1991, 4725], de 7 de
c) interrelación lógica entre los hechos probados y los necesitados de prueba, julio de 1992 [RJ 1992, 6141]
y de 21 de enero de 1993 [RJ
que deben hallarse entrelazados entre sí de forma precisa y directa, según la 1993, 281].
reglas del criterio humano;
f) lugar o zona del cuerpo hacia donde se dirigió la acción ofensiva, con apre-
ciación de su vulnerabilidad y su carácter más o menos vital;
5)�En�ocasiones,�la�conducta�inicial�de�lesiones�dolosas�produce�la�muerte
del�agredido, siendo así que sobre este último resultado el sujeto actuó sin
dolo. Estos supuestos, tradicionalmente denominados de homicidio preterin-
tencional, deben ser resueltos de acuerdo con las reglas del concurso ideal de
delitos (delito doloso de lesiones en fase de tentativa acabada en concurso con
delito de homicidio imprudente consumado).
CC-BY-NC-ND • PID_00181637 20 Los delitos contra la vida
4. El homicidio imprudente
El artículo 142 CP castiga con pena privativa de libertad de uno a cuatro años
a quien causare la muerte de otra persona por imprudencia grave. Si la muerte
fuera debida a imprudencia leve es de aplicación la falta prevista en el artículo
621 CP.
El artículo 142 es fiel reflejo de las denominaciones legales que han adoptado
las categorías de imprudencia en el CP de 1995.
El precepto alude así a la imprudencia grave para designar los supuestos an- Ejemplo
tes denominados (en el anterior Código Penal) de imprudencia temeraria. Por
En cambio, confundiendo las
consiguiente, el artículo 142 CP se refiere a la forma de infracción más grave categorías conceptuales en el
de violación de las normas de cuidado, que no necesariamente implica una plano dogmático con las lega-
les, vid., por ejemplo, las SS-
representación mental de la infracción de aquellas por parte del sujeto (culpa TS de 27 de marzo de 1989 [RJ
1989,2735] y de 24 de julio de
consciente). Cabe pues la imprudencia�grave tanto en los supuestos de culpa 1989 [RJ 1989, 6276], al inter-
pretar imprudencia grave o te-
consciente como de culpa inconsciente. meraria como culpa conscien-
te.
Ejemplo
Por ejemplo, han sido calificadas como homicidio debido a la imprudencia temeraria
(ahora grave conforme al artículo 142 CP) conducir con exceso de velocidad en una
población (SSTS de 7 de febrero de 1984 [RJ 1984, 727] y de 12 de diciembre de 1989
[RJ 1989, 9536]); la grave vulneración de las reglas de la lex artis (SSTS de 21 de febrero
de 1986 [RJ 1986, 910] y de 23 de julio de 1987 [RJ 1987, 5619]); proferir un empujón
violento a quien tiene una pistola cargada en la mano (STS de 28 de mayo de 1984 [RJ
1984, 2688]); salirse de la calzada e invadir la calzada opuesta (SSTS de 19 de junio de
1987 [RJ 1987, 4973], de 14 de noviembre de 1992 [RJ 1992, 9634] y de 2 de febrero de
CC-BY-NC-ND • PID_00181637 21 Los delitos contra la vida
(2)
Obligación de imposición de la
Si, en el contexto del anterior Código Penal, la comisión del homicidio pena prevista para el delito impru-
dente en grado máximo, que, in-
debida a la impericia o negligencia profesional temerarias era objeto de cluso, podía ser objeto de eleva-
ción en uno o dos grados, cuan-
una agravación de pena ex artículo 565 CP/19732, en el artículo 142 CP
do el tribunal estimase que el mal
se ha optado por conferir otras consecuencias punitivas a esta modali- causado era de extrema gravedad.
dad de imprudencia.
Imprudencias profesionales
La subsistencia del asesinato pasó entonces a ser justificada por algunos co-
mo signo de mayor peligrosidad del asesino frente al homicida, que pasaría
a constituir un delincuente menos temible. Como puede observarse, esta ar-
gumentación apela a argumentos propios del derecho penal de autor, inasu-
mibles en un sistema penal moderno basado en el principio del hecho. Por
estas razones, el asesinato solo encuentra una explicación, en tanto que figura
delictiva diferenciada del homicidio, en la identificación de un mayor grado
de injusto o bien de culpabilidad en la conducta.
CC-BY-NC-ND • PID_00181637 24 Los delitos contra la vida
1)�Alevosía
"Debe criticarse, por otra parte, la existencia de una circunstancia, la alevosía, que agrava
Lectura recomendada
la responsabilidad en virtud de que el sujeto que ha decidido llevar a cabo la muerte de
otro tome medidas para hacerlo con éxito, asegurándose el resultado y evitando riesgos.
Eso no es nada más que hacer bien las cosas. Y las cosas, aun las malas, deben hacerse Vid. J. C. Carbonell Mateu
bien. O es que, ¿se pretende que quien mata a otro lo haga poniéndose en peligro a sí (1991). "Por una regulación
mismo y tomando medidas que permitan a la víctima defenderse y evitar el resultado? de los delitos contra la vida".
Eso, más que romanticismo trasnochado, difícilmente concebible en esta clase de com- En: Propostes per la reforma pe-
nal. Barcelona.
portamientos, constituye un simple «castigo al listo»".
Lecturas recomendadas
Concurrencia de la alevosía
2)�Por�precio,�recompensa�o�promesa
3)�Con�ensañamiento,�aumentando�deliberada�e�inhumanamente�el�dolor
del�ofendido
El ensañamiento
Una Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, de 21 de enero de 1999 (ARP
1999, 1622), por la que se castigó como homicidio un apuñalamiento múltiple sobre la
víctima, suscitó el debate sobre el ensañamiento. En el supuesto enjuiciado por la referida
sentencia, el apuñalamiento múltiple sobre la víctima se verificó en un contexto en el
que la víctima inició un acometimiento previo sobre el autor del delito con un puñal.
Este dato de partida constituye ya un serio escollo para la apreciación del ensañamiento,
pues en tal circunstancia es difícil establecer que el autor del delito ha buscado de for-
ma deliberada el apuñalamiento múltiple para aumentar inhumanamente el dolor de la
víctima. Conviene recordar que nuestra legislación penal, a partir del CP/1848, abando-
nó la conceptuación legal del ensañamiento basada en criterios estrictamente objetivos,
conforme a la cual equivalía al "tormento, acto de ferocidad o crueldad" sobre la víctima.
Esta es la razón histórica por la que ensañamiento no equivale a la desnuda brutalidad
en el crimen. En este sentido, la Sentencia del TSJ de Cataluña de 21 de enero de 1999
(ARP 1999, 1622) no se aparta de otras que, desde la segunda mitad del siglo XIX, vienen
estableciendo que el ensañamiento no depende exclusivamente del número de heridas
o acometimientos soportados por la víctima. Así pues, si ensañamiento, conforme a la
ley, es una suerte de "lujo de barbarie" en el que se combina la superfluidad del medio
delictivo con el dolor por el dolor propio de los actos de sadismo, no es de extrañar que
en la referida sentencia se indique que el hecho criminal no se hallaba inspirado "en una
maldad reflexiva dirigida a causar un daño añadido e innecesario sino en una ira homi-
cida que se desahoga en la víctima, que trata de acabar con ella cuanto antes y como sea".
Y, en tal circunstancia, en términos legales no es aplicable el ensañamiento, que además
de un hecho físico es un hecho psíquico. Lo anterior no contradice que el fundamento
normativo principal de la circunstancia resida en el incremento de desvalor de resultado,
pues ese fundamento no hace desaparecer la vertiente subjetiva de la circunstancia que
claramente queda reflejada en el tenor legal y asume una función delimitadora y perfila-
dora del ensañamiento (vid. la STS de 27 de febrero de 1992 [RJ 1992, 1357]).
Debe recordarse que quedan excluidos del ensañamiento los actos sobre
el cadáver, pues solo los cuerpos vivos son susceptibles de dolor.
Por otro lado, no es posible técnicamente sustentar la hipótesis del dolo even-
tual con respecto a las circunstancias del asesinato que, en cualquier caso, exi-
gen dolo directo. Al respecto, la doctrina es unánime. Cfr. las SSTS de 21 de
enero de 1997 (RJ 1997, 461) y de 16 de mayo de 1996 (RJ 1996, 3821).
2)� Se� verifica� la� realización� consumada� de� la� circunstancia,� pero� no� la
muerte,�que�se�produce�ulteriormente�sin�la�concurrencia�de�aquella. Este
supuesto se suscitó en la STS 12 de noviembre de 1958; la solución correcta
para este supuesto es la del concurso ideal de delitos entre asesinato frustra-
do (por ejemplo, con concurrencia de la alevosía) y el homicidio doloso con-
sumado. Solo cabe matizar que, en el caso de que haya existido un lapso de
tiempo entre ambos hechos, debería postularse la solución del concurso real
de delitos.
3)�El�delito�se�comienza�a�ejecutar�sin�la�concurrencia�de�la�circunstan-
cia�específica�y�no�llega�a�perfeccionarse;�con�posterioridad�se�alcanza�el
resultado�de�muerte�(consumación)�con�la�presencia�de�aquella. En este
caso, las soluciones deberían ser matizadas: si entre un hecho y otro se pro-
duce un lapso de tiempo nada empece para la solución del concurso real de
delitos entre tentativa de homicidio y asesinato consumado; si, por el contra-
rio, los hechos se ubican en el contexto de una sola acción y el autor aprove-
cha deliberadamente la situación de indefensión de la víctima (por ejemplo,
porque después del primer intento ha quedado inmóvil) la calificación deberá
ser la de asesinato consumado; en cambio, si el autor no se ha aprovechado
deliberadamente de la situación de indefensión, procederá la calificación de
homicidio consumado (después del primer intento de acuchillar a la víctima
de frente, en el fragor de un largo forcejeo, se verifica finalmente una puñalada
mortal en la espalda).
Observación
El salto de penalidad que provoca la regla específica del artículo 140
es excesivo, aun desde postulados reinterpretativos de incremento de Recordemos además que en
la circunstancia de precio, re-
injusto, identificable en las circunstancias específicas del artículo 139 compensa o promesa es difi-
cultosa tal operación interpre-
CP. tativo-restrictiva, vid. supra.
El tenor del artículo 140 CP parece señalar que basta con la concurrencia de
dos circunstancias específicas para su operatividad. Al objeto de restringir el
ámbito de la indeseable cláusula analizada, se sugiere que sea precisa la concu-
rrencia de las tres circunstancias del artículo 139 CP para que pueda operar el
artículo 140 CP. Así, dado que una de las circunstancias se toma para calificar
el hecho conforme al artículo 139 CP, serían precisos otras dos concurrentes
para acceder a los dominios de la cláusula del artículo 140 CP. Sin embargo,
este expediente interpretativo tiene pocos visos de prosperar, ante el tenor del
precepto.
CC-BY-NC-ND • PID_00181637 31 Los delitos contra la vida
"1) El que induzca al suicidio de otro será castigado con la pena de prisión de cuatro a El autor de este apartado es
Gonzalo Quintero Olivares.
ocho años.
2) Se impondrá la pena de prisión de dos a cinco años al que coopere con actos necesarios
al suicidio de una persona.
3) Será castigado con la pena de prisión de seis a diez años si la cooperación llegara hasta
el punto de ejecutar la muerte.
Ese�razonamiento�no�puede�aceptarse:
Hay que partir, como es lógico, del reconocimiento constitucional del derecho
fundamental a la vida; sin embargo, al igual que todos los demás, ese dere-
cho es susceptible de ponderación en su colisión con otros intereses o valores
constitucionalmente proclamados. Mayores dificultades que con la eutanasia
habrá para explicar el contenido antijurídico de la cooperación al suicidio li-
bremente decidido.
1) Para algunos estamos ante conductas típicas autónomas cuyo castigo de-
pende del cumplimiento de una condición�objetiva�de�punibilidad (la muer-
te del suicida).
CC-BY-NC-ND • PID_00181637 34 Los delitos contra la vida
Por otro lado, y sin cuestionar que partimos del hecho de que alguien ha eje-
cutado la muerte de otra persona, no por ello la calificación de homicidio es
viable. La significación jurídica del homicidio no se cumple exclusivamente
con algunos elementos del tipo objetivo, sino que requiere algunos elemen-
tos esenciales más, a lo que se puede añadir que tanto el número 3 como el
número 4 del artículo 143 CP se refieren a cooperar hasta la ejecución de la
muerte o con actos necesarios y directos.
Formas de participación
De ese modo, resulta evidente que el artículo 143 CP parte de la admi- elevadas a delito
sión de la relevancia del derecho a la libre disponibilidad de la propia
La discusión sobre si estamos
vida, aunque muchos entiendan que una regulación plenamente cohe- ante formas de participación
elevadas a delito es, por eso
rente con ese reconocimiento hubiera debido conducir a otro plantea- mismo, de poco interés, no
miento legal. porque no sea importante re-
cordar la teoría de la inducción
y la de la cooperación, sino
porque se trata de unas califi-
caciones que se detienen en
En otro orden de valoraciones, hay que situar la presencia del derecho y del los aspectos objetivo-descripti-
vos de los hechos.
derecho penal en este ámbito de problemas. La exigencia de coherencia con
lo que la Constitución permite, proclama y no prohíbe puede llevar a rechazar
la justificación del castigo; pero el siempre presente deber de protección de
la vida humana obliga a la precisión rigurosa de las condiciones bajo las que
esas conductas podrían ser impunes, y todo ello giraría sobre la obligada y
comprobada�presencia�de�un�acto�de�libertad, de una decisión consciente y
libre, que ciertamente sería cuestionable en los casos de instigación al suicidio.
Algunos autores, a propósito del suicidio y para señalar las condiciones bajo
las que se ha de producir el respeto y la ajenidad al derecho penal, han trans-
portado la teoría del dominio del hecho, al sostener que la participación en
suicidio habrá de ser impune si ha habido dominio del hecho por el suicida.
Tal interpretación solo es aceptable en parte, pues el dominio del hecho re-
CC-BY-NC-ND • PID_00181637 35 Los delitos contra la vida
el titular de la vida no deseada, siempre, por supuesto, que se reúnan todas las
garantías, cautelas y requisitos precisos para asegurar la auténtica naturaleza
suicida de la decisión.
1)�La�inducción
Ejemplo
De la remisión a la inducción común creemos importante destacar que
la condición de directa no desaparece porque sea encubierta o astuta, Así, por ejemplo, podría ser
considerada inducción la ex-
sino que lo importante es que el inductor�desee�específicamente�que hibición de unos resultados
analíticos médicos falsos, de
el�inducido�tome�una�decisión, en este caso, quitarse la vida. los que se derivara la muerte
inexorable, sabiendo, por co-
nocer a la persona, que esa
noticia le llevaría probable-
También aquí se ha querido encontrar, incorrectamente, la respuesta penal a mente a la decisión fatal.
los suicidios colectivos que a veces se han producido en sectas en las que uno
o muchos de los adeptos han seguido el dictado del líder. Pero la acumulación
de problemas sobre imputabilidad, libertad, convicción, por equivocada que
a los demás parezca, hace muy difícil la calificación de inducción.
2)�La�mera�cooperación�y�la�cooperación�ejecutiva
CC-BY-NC-ND • PID_00181637 37 Los delitos contra la vida
Por otra parte, solamente la culminación con la muerte del suicida puede po-
sibilitar el castigo de esta conducta, sin que sea posible ni hablar de coopera-
ciones imprudentes ni tampoco de ejecución imperfecta en los casos en los
que no se haya producido la muerte. Si no se trata de cooperación ejecutiva,
la hipótesis de que se hayan causado lesiones deviene atípica. En cambio, si
existen lesiones causadas�por�el�cooperador�ejecutivo, se podrá plantear su
tipificación como tales, si bien esa subsunción tropezará con el insalvable obs-
táculo de que faltará el animus laedendi propio de los delitos de lesiones.
"[...] el problema de la muerte dada por compasión al enfermo incurable y dolorido, cons-
ciente de su mal y de su estado, que desea abreviar sus padecimientos, debe ser resuelto
con justicia y humanidad".
ese derecho y también las que vayan contra el derecho al libre desarrollo
de la personalidad.
1)�Eutanasia�activa
2)�Eutanasia�pasiva
Hay que advertir que ninguna postura cuestiona el valor absolutamente esen-
cial del consentimiento. Si el paciente expresa su voluntad y su deseo de so-
portar la agonía y rechaza la administración de todo tipo de analgésicos que
pudieran provocarle colateralmente la muerte, el médico tiene la obligación
de respetar esa voluntad. Ello significa que, por muy fuerte que pudiera llegar
a ser la presión por parte del entorno familiar o de amistad del paciente, la
voluntad que cuenta es siempre la de este.
CC-BY-NC-ND • PID_00181637 42 Los delitos contra la vida
El problema surge cuando el paciente no puede opinar y tampoco hay familia Dolor inútil
ni amigos que puedan hacerlo. Cuando eso sucede, el médico no tiene otra
En la doctrina penal española,
alternativa que mitigar el dolor, a riesgo de provocar la muerte, o no hacer se sostiene que la utilización
nada y dejar sufrir al enfermo. de sedantes o de medicamen-
tos analgésicos en procesos
terminales no solo es correc-
ta, sino que sería tipificable la
6.4.3. La eutanasia pasiva y la activa en el CP conducta del médico que per-
mite el dolor inútil, pues po-
dría considerarse omisión del
No impedir o dejar morir al que desea que no se le alargue la vida (eutanasia deber de socorro.
pasiva) es una práctica que en principio no produce ningún conflicto. Por su-
puesto, están fuera de consideración los casos de muertes que no se debían
producir y que se han producido por dolo o negligencia. Los problemas apa-
recen cuando se interpreta la voluntad del enfermo. Ahí desarrolla una gran
función el testamento vital, si existe, al que ya nos hemos referido antes.
1) Los sectores más conservadores estiman (sin base legal) que ese régimen de
"homicidio consentido especial" solo tiene que admitirse en el ámbito médi-
co-asistencial y nunca en una relación extrahospitalaria. Según esa restrictiva
interpretación (sin base legal), la disminución de pena por eutanasia activa no
cabría en una relación entre el enfermo y su familia o sus amigos. Su petición
es que debiera crearse un delito especial que exigiera en el autor la condición
de médico o en otra persona bajo su dirección (al modo de Bélgica y los Países
Bajos, pero olvidando que en esos sistemas esta exigencia se establece para la
exclusión de tipicidad).
Así pues, no existe una regulación legal específica (de hecho en Europa sola-
mente la tienen los Países Bajos y Bélgica), sino directamente una amenaza de
pena para aquel que ayude a morir a quien pide expresa, seria e inequívoca de
este porque está sufriendo una enfermedad grave que conduce necesariamen-
te a su muerte o que produce graves padecimientos permanentes o difíciles de
soportar. Hay que suponer que el criterio del derecho es que incluso en esa
situación, el que ayuda comete un delito.
La eutanasia pasiva puede tener relevancia penal si los actos que constituyen
la cooperación en la muerte de otro se ejecutan activamente, aunque el pa-
ciente no haya podido manifestar su consentimiento. En los casos de omisión
o de no prolongación del tratamiento médico sobre enfermos incurables en
fase terminal, o inconsciente, según la doctrina penal mayoritaria, estaremos
ante el derecho a una muerte natural respetuosa con la dignidad del hombre,
aunque el enfermo irreversible no pueda manifestar su voluntad y, en conse-
cuencia, no pueda prestar su consentimiento.
7. El delito de aborto
El tema del aborto viene generando polémicas desde que se aprobó la Consti- Nota
tución en 1978, debates que no vamos a trasladar y reproducir aquí porque
El autor de este apartado es
sería desmesurado, máxime en una obra cuya función es comentar la ley pe- Gonzalo Quintero Olivares.
nal, por supuesto que con la crítica que merezca, pero no la de realizar ensayos
monográficos sobre todos y cada uno de los problemas.
1) que fuera necesario para evitar un grave peligro para la vida o la salud
física o psíquica de la embarazada;
3) que se presuma que el feto hubiera de nacer con graves taras físicas
o psíquicas, siempre que el aborto se practicara dentro de las veintidós
primeras semanas de gestación.
"Artículo�145
1) El que produzca el aborto de una mujer, con su consentimiento, fuera de los casos
permitidos por la Ley será castigado con la pena de prisión de uno a tres años e inhabili-
tación especial para ejercer cualquier profesión sanitaria, o para prestar servicios de toda
índole en clínicas, establecimientos o consultorios ginecológicos, públicos o privados,
por tiempo de uno a seis años. El juez podrá imponer la pena en su mitad superior cuan-
do los actos descritos en este apartado se realicen fuera de un centro o establecimiento
público o privado acreditado.
2) La mujer que produjere su aborto o consintiere que otra persona se lo cause, fuera de
los casos permitidos por la Ley, será castigada con la pena de multa de seis a veinticuatro
meses.
3) En todo caso, el juez o tribunal impondrá las penas respectivamente previstas en este
artículo en su mitad superior cuando la conducta se llevare a cabo a partir de la vigésimo
segunda semana de gestación.
Artículo�145�bis
1) Será castigado con la pena de multa de seis a doce meses e inhabilitación especial para
prestar servicios de toda índole en clínicas, establecimientos o consultorios ginecológicos,
públicos o privados, por tiempo de seis meses a dos años, el que dentro de los casos
contemplados en la Ley, practique un aborto:
a) sin haber comprobado que la mujer haya recibido la información previa relativa a los
derechos, prestaciones y ayudas públicas de apoyo a la maternidad;
2) En todo caso, el juez o tribunal impondrá las penas previstas en este artículo en su
mitad superior cuando el aborto se haya practicado a partir de la vigésimo segunda se-
mana de gestación.
CC-BY-NC-ND • PID_00181637 47 Los delitos contra la vida
Del contenido del derecho fundamental a la vida se deriva una distinta valora-
ción para la vida humana en formación y la vida de la persona, que en opinión
de muchos es la única destinataria de la declaración del artículo 15 CE. Por
otra parte, en la conocida y central STC de 11 de abril de 1985 se afirma que
el nasciturus no puede ser titular del derecho fundamental a la vida [F 5 y 7],
lo que es compatible con la necesidad de su tutela en la doble configuración
de los derechos fundamentales como derechos subjetivos frente al Estado, por
una parte, y componentes estructurales básicos del orden jurídico objetivo [F
4], por la otra parte. La vida en formación es un bien�jurídico�constitucional,
aunque su categoría jurídica se sitúe por debajo de los derechos fundamenta-
les. La protección de la vida humana en formación deriva del derecho funda-
mental a la vida de la persona, pues la vida humana se concibe como
CC-BY-NC-ND • PID_00181637 48 Los delitos contra la vida
En junio del 2010, el Gobierno aprobó dos reales decretos de desarrollo par-
cial de la nueva Ley, que regulan aspectos como el consentimiento informado
de las mujeres que vayan a acogerse a alguno de los supuestos contemplados
por la Ley, así como la composición y funciones de los comités clínicos, la
acreditación de centros o el procedimiento que se debe seguir en los casos de
menores, que era uno de los puntos más controvertidos de la Ley, y que de-
terminan que las menores deberán ir acompañadas por uno de sus padres o
tutores, salvo que aleguen conflicto familiar.
3) Serán punibles los abortos practicados fuera de los plazos y supuestos indicados y
los que se realicen sin contar con los informes preceptivos o en un centro no autori-
zado y será castigado también quien consienta o practique un aborto después de la
22.ª semana de gestación, con excepción de las situaciones extraordinarias previstas.
"El que produzca el aborto de una mujer, sin su consentimiento, será castigado con la
pena de prisión de cuatro a ocho años e inhabilitación especial para ejercer cualquier
profesión sanitaria, o para prestar servicios de toda índole en clínicas, establecimientos
o consultorios ginecológicos, públicos o privados, por tiempo de tres a diez años.
Las mismas penas se impondrán al que practique el aborto habiendo obtenido la anuen-
cia de la mujer mediante violencia, amenaza o engaño".
Esta clase de aborto ha sido regulada de modo similar desde antes de la entrada
en vigor del CP de 1995. El tipo no señala medios de realización de la acción
por lo que cualquiera cabe, siempre que sea apto y dolosamente orientado a
conseguir el resultado. La destrucción de la vida prenatal integra el resultado
del delito y, en el caso de que eso resultado no se produzca, pero sí se hayan
causado lesiones al feto o a la madre, se deberá acudir a las reglas propias del
concurso de delitos (con los de lesiones al feto o lesiones comunes).
mula del dolo eventual, sino que será de aplicación el concepto de dolo indi-
recto. En segundo lugar, se ha planteado también la posibilidad de que este
delito pueda cometerse por omisión – si se dan las condiciones del artículo11
CP– a lo que también hay que dar respuesta afirmativa.
"Artículo�145
1) El que produzca el aborto de una mujer, con su consentimiento, fuera de los casos
permitidos por la Ley será castigado con la pena de prisión de uno a tres años e inhabili-
tación especial para ejercer cualquier profesión sanitaria, o para prestar servicios de toda
índole en clínicas, establecimientos o consultorios ginecológicos, públicos o privados,
por tiempo de uno a seis años. El juez podrá imponer la pena en su mitad superior cuan-
do los actos descritos en este apartado se realicen fuera de un centro o establecimiento
público o privado acreditado.
2) La mujer que produjere su aborto o consintiere que otra persona se lo cause, fuera de
los casos permitidos por la Ley, será castigada con la pena de multa de seis a veinticuatro
meses.
3) En todo caso, el juez o tribunal impondrá las penas respectivamente previstas en este
artículo en su mitad superior cuando la conducta se llevare a cabo a partir de la vigésimo
segunda semana de gestación.
Artículo�145�bis
1) Será castigado con la pena de multa de seis a doce meses e inhabilitación especial para
prestar servicios de toda índole en clínicas, establecimientos o consultorios ginecológicos,
públicos o privados, por tiempo de seis meses a dos años, el que dentro de los casos
contemplados en la Ley, practique un aborto:
a) sin haber comprobado que la mujer haya recibido la información previa relativa a los
derechos, prestaciones y ayudas públicas de apoyo a la maternidad;
2) En todo caso, el juez o tribunal impondrá las penas previstas en este artículo en su
mitad superior cuando el aborto se haya practicado a partir de la vigésimo segunda se-
mana de gestación.
El 1 del artículo 145 CP castiga a quien produzca el aborto de una mujer, con su
consentimiento, fuera�de�los�casos�permitidos�por�la�Ley. A ello se añade una
especial calificación de la pena por�razón�del�lugar cuando el aborto se lleve
a cabo fuera�de�un�centro�o�establecimiento�público�o�privado�acreditado.
Esta descripción del delito genera alguna duda:
1) En primer lugar, los casos permitidos por la ley solamente pueden ser en-
tendidos como aquellos determinados por el periodo de gestación o, en su
caso, la concurrencia de circunstancias extraordinarias (riesgos de salud o de
malformación). Quiere eso decir que la falta de los informes médicos o la au-
sencia de información, cuando esta proceda, a los padres o tutores, si se cum-
plen las condiciones esenciales, no podrán ser tratados como casos de abortos
no permitidos, pues son abortos permitidos que se han practicado sin todos
los requisitos legales, sin�perjuicio de que puedan dar lugar a la responsabi-
lidad penal señalada en el artículo 145 bis. Pero no se tratará de abortos no
permitidos en el sentido exigido por el artículo 145 CP.
2) Por lo tanto, la calificación de la pena que se prevé solamente puede proce- Observación
der cuando se trate de un aborto en�sí�mismo�delictivo, condición que no se
Cabe destacar también que
genera automáticamente por el mero hecho de no haber sido practicado en un la embarazada solo puede ser
centro autorizado, pues el tipo se refiere a la práctica de los abortos descritos castigada con multa de seis a
veinticuatro meses, de manera
en el mismo precepto, que son los ilegales. Es patente que la intención del que nunca puede ser condena-
da a pena privativa de libertad.
legislador ha sido penalizar especialmente a los autores de abortos delictivos,
que nunca hubieran podido practicarse en una institución sanitaria autoriza-
da y que, por eso mismo, son jurídicamente clandestinos. Pero si se dieran las
condiciones de un aborto legal no podría sostenerse que pasa a ser aplicable
este tipo por el solo hecho del lugar de su práctica.
los que el aborto, aun cuando se dijera que se correspondía con alguna de las
indicaciones, no fuera acompañado de los requisitos preceptivos, exigidos en
el Código o en la legislación�administrativa. Tras la reforma 5/ 2010, el in-
cumplimiento de la preceptiva administrativa no genera solamente una res-
ponsabilidad de esa clase sino que es razón suficiente para producir responsa-
bilidad penal, claramente formalista, pues solo puede entenderse como un
complemento sancionador de la reglamentación sanitaria, lo que no parece
razón suficiente para configurar un delito, sobre todo si se parte del hecho de
que no se trata de una sospecha de aborto ilegal, sino puramente de la falta
de cumplimiento de esos requisitos.
Nada se dice respecto de los casos en los que la embarazada menor de 18 años
(de 16 o 17 años) no esté acompañada de uno de sus padres o tutores, pese
a que la Ley exige que al menos uno de los representantes legales, padre o
madre, personas con patria potestad o tutores de las mujeres comprendidas
en esas edades deberá ser informado de la decisión de la mujer, aun cuando
ese requisito pueda ser evitado, como sabemos, en determinadas situaciones
de conflicto.
Por último, cabe destacar que en los supuestos descritos en este artículo no se
contempla pena alguna imponible a la embrazada como autora, sin que por
ello puedan descartarse posibles formas de participación, como puede ser la
inducción.
"El que por imprudencia grave ocasionare un aborto será castigado con la pena de prisión
de tres a cinco meses o multa de seis a 10 meses.
Glosario
aborto f A efectos jurídico-penales, conducta humana que provoca voluntariamente la
interrupción del embarazo, en principio constitutiva de delito salvo en los casos en los que
la ley establece lo contrario.
indicación f Cada uno de los supuestos en los que la ley permite la práctica del aborto en
los sistemas que siguen esta técnica.
suicidio m Acción por la que una persona causa de modo voluntario su propia muerte.
CC-BY-NC-ND • PID_00181637 56 Los delitos contra la vida
Bibliografía
Arroyo Zapatero, L. (1980). "Prohibición del aborto y Constitución". RFDUCM (n.° 3).
Díez Ripollés, J. L. (1989). "Fundamento y naturaleza del artículo 417 bis y su relación con
las eximentes genéricas". En: Homenaje a Beristáin.
Díez Ripollés, J. L. (1989). "La reforma del delito de aborto". En: Comentarios a la Legislación
Penal IX. Madrid.
García Arán, M. (1987). "La objeción de conciencia en la interrupción voluntaria del em-
barazo". RJC.
García Vitoria (1981). "El delito de aborto consentido, a la luz de las legislaciones actuales".
ADPCP.
Gimbernat Ordeig, E. (1981). "El aborto". En: Estudios Penales (2.ª ed.). Madrid.
Huerta Tocildo, S. (1977). Aborto con resultado muerte o lesiones graves. Madrid.
Landrove Díaz, G. (1980). "Un proyecto regresivo en tema de aborto". En: La reforma penal
y penitenciaria.
Romeo Casabona, C. M.ª (1987). "El diagnóstico antenatal y sus implicaciones jurídico-pe-
nales". La Ley.
Romeo Casabona, C. M.ª (1992). "La reforma penal del aborto: límite mínimo, figuras
delictivas y sistema de indicaciones". AP (n.° 16-17).
Romeo Casabona, C. M.ª (1994). El derecho y la bioética ante los límites de la vida humana.
Madrid.