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COLECCIÓN TERRITORIOS
Director
Juan Carlos Cosentino
Consejo Asesor
Anna Carolina Lo Bianco, psicoanalista,
Universidad Federal, Río de Janeiro
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Clínica, pulsión, escritura
Cynthia Acuña-Matayoshi
Marcela Lombán
Jorge Dorado
Juan Carlos Cosentino
(compiladores)
MARMOL'IZQUIERDO
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Cosentino. Juan Carlos
Clínica, pulsión, escritura. - I a ed. - Buenos Aires:
Mármol-Izquierdo Editores, 2013. 212 p.; 21 x 15 cm
ISBN 978-987-23917-9-9
I. Psicoanálisis. CDD 150.195
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Índice
Silencio, ritmo
Silencios, M. Lucía Silveyra ........................................................ 15
Cosas que no pueden compararse,
Cynthia Acuña-Matayoshi............................................................ 23
Fantasma, horror
Memoria del horror, Isabel Goldemberg .................................... 53
De las dimensiones del olvido... y los imperativos
de la memoria, Norma Misgalov................................................. 63
La tragedia contemporánea, a partir
de un texto de Paul Claudel, Jorge Dorado ................................ 75
Bordes
Trazando bordes. Una experiencia
en la clínica con niños, Marcela Lombán .................................. 93
Transferencia: lo prohibido a la traducción,
Lara Lizenberg .......................................................................... 101
Histeria y feminidad, Lila Isacovich ......................................... 109
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Lo no medible
Desgarro, verbo de un acontecimiento inaugural. Los
manuscritos de Más allá del principio de placer,
Juan Carlos Cosentino, Diego Rodríguez Duca ................................ 123
Marca y letra en el cuerpo, Emilce Venere ...................................... 147
El azar inextricable, David Krapf. ................................................. 157
Anexo
Nota introductoria al Manuscrito inédito
del capítulo VI/de "Más allá”, Juan Carlos Cosentino ................... 175
Versiones manuscrita y mecanografiada
del capítulo VI/de "Más allá", Sigmund Freud ............................. 187
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Presentación1
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8 ■ Presentación
Pero para llegar a serlo, tuvo antes que hendirse, que descomple-
tarse. Lo abierto empieza ahí, en el vacío o en el silencio.
Pero si el lector no nos conociera, si no supiera de qué habla
este libro, ¿cómo se lo presentaríamos? Se trata de una invitación
a caminar por diferentes senderos. Hemos elegido palabras que
condensen esos caminos (Silencio, ritmo / Fantasma, horror /
Bordes / Lo no medible). El lector puede elegir el modo de re-
correrlo. Se encontrará con que los enfoques de cada texto son
singulares, pero hay algo que los agrupa: la apelación a la.poética,
al campo de la música, del cine y la literatura. Es que el objeto
aludido no puede ser representado sino a través de una incitación
del instante o de la memoria.
Silencio, ritmo, es el primero. Allí M. Lucía Silveyra -en
"Silencios"-, trabaja desde la perspectiva de la música el tema
del silencio y el ruido -haciendo especial hincapié en la obra de
John Cage-. Se pregunta ¿cómo atrapar el silencio? ¿Cuáles son
los distintos modos del silencio? Pero también, alude al lugar del
grito, que para convertirse en llamado, necesita pasar por el lugar
del Otro. A continuación, el trabajo de Cynthia Acuña-Matayo-
shi: "Cosas que no pueden compararse" examina -a partir de la
obra fílmica de Naomi Kawase- el tema del ritmo. Lo que el cine
permite, en este caso, es abordar el interjuego entre lo que tiene
nombre y lo innombrable, no como opuestos sino como dos
elementos heterogéneos que pueden presentarse juntos, en una
imagen, generando un efecto poético. La pregunta que recorre el
texto es ¿qué es el ritmo?, ¿qué lo hace posible?, ¿dónde habita?
En Fantasma, horror, se reúnen distintos trabajos: "Memo-
ria del horror", de Isabel Goldemberg, reflexiona sobre el tema
de la memoria, la historia y la subjetividad. Elige hacerlo desde
dos cortometrajes de Marguerite Duras en los que se realiza un
abordaje de lo indecible del genocidio sin mostrar ni una imagen
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Presentación • 9
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10 ■ Presentación
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Presentación ■ I I
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SILENCIO, RITMO
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Silencios
M. Lucía Silveyra1
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16 ■ Silencio, Ritmo
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Silencios ■ 17
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18 • Silencio, Ritmo
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Silencios ■ 19
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20 ■ Silencio, Ritmo
W.ldem.
12. Para Lacan la palabra Versagung significa a la vez promesa y ruptura de pro
mesa.
13. El "Discurso de clausura" de Jacques Lacan se publicó por primera vez en Re-
cherches, 1968.
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Silencios ■ 21
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22 ■ Silencio, Ritmo
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Cosas que no pueden compararse1
Cynthia Acuña-Matayoshi2
Presentación
Este texto trata sobre Naomi Kawase, una directora japonesa que
hace un cine singular. Desde hace unos años me dedico a inves-
tigar cierto sector del cine japonés, especialmente sigo de cerca
la obra de Naomi Kawase. Me gustaría transmitirles lo que tiene
de singular este cine, lo que tiene de poético y de universal, que
hace que sus películas nos lleguen al corazón del ser, atravesando
todas las barreras del idioma.
Hay dos aspectos a los que voy a hacer referencia. El primero
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24 • Silencio, Ritmo
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Cosas que no pueden compararse ■ 25
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26 ■ Silencio, Ritmo
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Cosas que no pueden compararse ■ 27
5. Master Class: Naomi Kawase (Festival de Cine 4+1, 29/10/2011), URL: http://
www.youtube.com/watch?v=sQm2a6WsjdU.
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28 ■ Silencio, Ritmo
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Cosas que no pueden compararse ■ 29
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30 ■ Silencio, Ritmo
Cine y fotografía
8. Roland Barthes, La cámara lúcida. Notas sobre la fotografía, Buenos Aires, Pai-
dós, 2009, p. 58.
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Cosas que no pueden compararse ■ 3 I
9. Juan Carlos Cosentino, Carlos Escars (comp.), El giro de 1920. Más allá del
principio de placer, Buenos Aires, Imago Mundi, 2003, p. 57, n 9.
10. Franijois Cheng, Ibid, p. 36.
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32 ■ Silencio, Ritmo
El haiku y la fotografía
Lo que intento situar, entonces, son los rasgos de este cine del
instante, cuyas imágenes son siempre fragmentarias, parecen in-
completas. Sugieren, no significan. En esto se parecen al haiku,
ese estilo de poesía japonesa que recorta algo real y lo expresa en
una economía de palabras, en sólo diecisiete silabas.11 Y hay algo
aun más interesante en la comparación del haiku con la fotogra-
fía: el haiku no apela a la metáfora, las imágenes que allí se expre-
san no significan nada. Se refieren a la realidad concreta, exenta
de significación añadida. Roland Barthes escribió que "el haiku
es una forma muy corta, pero que al contrario de la máxima, for-
ma igualmente corta, se caracteriza por su opacidad. No engen-
dra el sentido, pero al mismo tiempo no cae en el sinsentido".12
Esto llevó a Octavio Paz a decir que los poemas de Matsuo
Basho no son simbólicos, en ellos la noche es la noche y nada
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Cosas que no pueden compararse ■ 33
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34 • Silencio, Ritmo
Construir la ausencia
13. "«El tema soy yo», Entrevista con Naomi Kawase [1988-200]" realizada por
Aaron Gerow, en José Manuel López (ed.)> Naomi Kawase. El cine en el umbral, Ma-
drid, T&B Editores, 2008, p. 115.
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Cosas que no pueden compararse • 35
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36 ■ Silencio, Ritmo
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Cosas que no pueden compararse ■ 37
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38 ■ Silencio, Ritmo
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Cosas que no pueden compararse ■ 39
\5.Ibid, p. 72.
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40 • Silencio, Ritmo
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Cosas que no pueden compararse ■ 41
Shara. El ritmo
17. Según la tradición budista, Shara sóju es el nombre del jardín en el cual murió
Buda, debajo de dos árboles gemelos Sala: José Manuel López, Ibid, p. 153.
18.3¿d,p. 118.
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42 • Silencio, Ritmo
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Cosas que no pueden compararse ■ 43
que sólo podemos calificar de cualitativo. (...) Quizá sea el ritmo, el ciclo temporal de
las alteraciones, subidas y caídas de la cantidad de estímulo; no lo sabemos". Sigmund
Freud, El problema económico del masoquismo, AE, XIX, p. 166.
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44 ■ Silencio, Ritmo
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Cosas que no pueden compararse • 45
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46 • Silencio, Ritmo
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Cosas que no pueden compararse ■ 47
La escritura y el cuerpo
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48 ■ Silencio, Ritmo
21. Michel Foucault, El cuerpo utópico. Las heterotopías, Buenos Aires, Nueva Vi
sión, 2010, pp. 13-14.
22. David Le Bretón, Antropología del cuerpo y modernidad, Buenos Aires, Nueva
Visión, 2010, pp. 30-31.
23. Roland Barthes, El grano de la voz, Ibid, p. 102.
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Cosas que no pueden compararse ■ 49
24. Sobre el vacío y el Tao en el pensamiento chino, ver: Francois Cheng, Vacío y
plenitud, Madrid, Siruela, 2005 y, del mismo autor: La escritura poética china. Seguido
de una antología de poemas de los Tang, Valencia, Pre-textos, 2007. En japonés, existe el
término ma para referirse a un espacio vacío, así como también al tiempo (en el sen-
tido de instante, también de intervalo). Acerca del término japonés Ma ver: Virginia
Meza, "Ma. Espacio vacío", en Tokonoma, 15, Buenos Aires, Series Tokonoma, 2011,
pp. 86-87
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50 ■ Silencio, Ritmo
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FANTASMA, HORROR
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Memoria del horror
Isabel Goldemberg1
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54 ■ Fantasma, Horror
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Memoria del horror ■ 55
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56 ■ Fantasma, Horror
"Pero basta con escuchar la poesía, como era sin duda el caso
de F. de Saussure, para que se haga escuchar en ella una poli-
fonía, para que todo discurso muestre alinearse sobre los varios
pentagramas de una partitura (...) Es preciso que haya algo en
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Memoria del horror ■ 57
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58 ■ Fantasma, Horror
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Memoria del horror • 59
6. Luis Ignacio García, Ana Longoni, "Imágenes invisibles. Acerca de las fotos de
desaparecidos", en Grumo, N° 9, Buenos Aires, 2012, pp. 12.
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60 ■ Fantasma, Horror
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Memoria del horror ■ 61
Bibliografía
Gérard Dessons, La maniere folie, París, Manucius, 2010.
9. Ibid, p. 57.
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62 • Fantasma, Horror
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De las dimensiones del olvido... y
los imperativos de la memoria
Norma Misgalov1
"En este libro semibiográfico, en el que de
vez en cuando me extravío como en una
novela picaresca, dejándome arrastrar por
el encanto irresistible del relato inesperado,
tal vez subsista, a pesar de mi vigilancia, algún
que otro falso recuerdo. Lo repito, esto no
tiene mayor importancia. Mis errores y mis
dudas forman parte de mí tanto como mis
certidumbres. Como no soy historiador, no
me he ayudado de notas ni de libros y, de
todos modos, el retrato que presento es el
mío, con mis convicciones, mis vacilaciones, mis
reiteraciones y mis lagunas, con mis verdades y
2
mis mentiras, en una palabra: mi memoria".
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64 ■ Fantasma, Horror
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De las dimensiones del olvido... y los imperativos de la memoria ■ 65
"Las fantasías tardías que los seres humanos crean sobre su infancia
suelen apoyarse en pequeñas realidades efectivas de una prehistoria
en lo demás olvidada... no es indiferente lo que un hombre crea re-
cordar de su infancia, por lo común tras los restos mnémicos no bien
comprendidos por el mismo se esconden inestimables testimonios de
los rasgos más significativos de su desarrollo anímico".4
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66 ■ Fantasma, Horror
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De las dimensiones del olvido... y los imperativos de la memoria ■ 67
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68 • Fantasma, Horror
7. Jacques Lacan, El Seminario, libro 1, Los escritos técnicos de Freud, Buenos Aires,
Paidós,1981,p. 238.
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De las dimensiones del olvido... y los imperativos de la memoria ■ 69
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70 ■ Fantasma, Horror
9. Ídem.
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De las dimensiones del olvido... y los imperativos de la memoria • 71
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72 • Fantasma, Horror
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De las dimensiones del olvido... y los imperativos de la memoria ■ 73
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La tragedia contemporánea, a partir de un texto de
Paul Claudel
Jorge Dorado1
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76 • Fantasma, Horror
3. Ibid, p. 339.
4. Ibid, p. 311.
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La tragedia contemporánea, a partir de un texto de Paul Claudel ■ 77
5. Ibid, p. 340.
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78 ■ Fantasma, Horror
El acto de libertad
6. Ibid, p. 311.
7. Ibid, p. 339.
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La tragedia contemporánea, a partir de un texto de Paul Claudel ■ 79
8. ídem.
9. Jacques Lacan, El Seminario, libro 7, La ética del psicoanálisis. Buenos Aires,
Paidós, 1991, p. 259.
10. Jacques Lacan, El Seminario, libro 8, op. cit., p. 330.
11. Ibid, p. 312.
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80 • Fantasma, Horror
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La tragedia contemporánea, a partir de un texto de Paul Claudel ■ 81
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82 ■ Fantasma, Horror
El dolor de existir
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La tragedia contemporánea, a partir de un texto de Paul Claudel • 83
La muerte de Sygne
18. Jacques Lacan, El Seminario, libro VI, El deseo y su interpretación, lección del
10-12-58, inédito.
19- Jacques Lacan, El Seminario, libro 8, op. cit., p. 340.
20. Ibid, p. 305.
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84 ■ Fantasma, Horror
21./¿«¿p. 341.
22. Ibid, p. 314.
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La tragedia contemporánea, a partir de un texto de Paul Claudel ■ 85
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86 • Fantasma, Horror
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La tragedia contemporánea, a partir de un texto de Paul Claudel ■ 87
28. Jorge Alemán, Jacques Lacan y el debate posmoderno, Buenos Aires, Ediciones
del Seminario, Colección Filigrana, 2000, p. 169.
29. Jacques Lacan, El Seminario, libro IX, La identificación, lección del 10-1-62,
inédito.
30. ídem.
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Fantasma, Horror
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La tragedia contemporánea, a partir de un texto de Paul Claudel
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90 ■ Fantasma, Horror
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BORDES
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Trazando bordes.
Una experiencia en la clínica con niños
Marcela Lombán1
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94 • Bordes
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Trazando bordes. Una experiencia en la clínica con niños ■ 95
2. Liliana Donzis, Jugar, dibujar, escribir. Psicoanálisis con niños, Homo Sapiens
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96 ■ Bordes
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Trazando bordes, Una experiencia en la clínica con niños • 97
ye sobre una hoja y la bordeo con el lápiz. Luego le pido que ella
bordee su mano. Lo hace, no sin cierta dificultad, y con mucha
sorpresa de aquello que queda inscripto en el papel.
Era habitual que Manuela saliera del consultorio, corroborara
si estaba su madre en la sala de espera; a veces, la convocaba para
que mirara alguna creación que había realizado con los bloques
y luego continuaba su trabajo conmigo. Manuela parecía no sus-
traerse de la mirada de la madre.
En una entrevista posterior con la mamá, comentará, con
cierta reticencia, que en el colegio le piden un informe para que
Manuela vaya a turno completo, pero que no quiere, le da temor
tanto tiempo sin ella. Pregunto ¿de quién es el temor? "El temor
es mío, pero de que le pase algo a ella, yo prefiero que esté en
casa". Es la madre quien no se anima a dejar a Manuela en el
colegio. Y desde un Otro que propone, el niño responde. En este
caso, responde a la mirada constante de su mamá, haciéndose ver
por ella. La Sra. S empieza a preguntarse qué pudo haber incidi-
do en que su hija sea así.
Manuela me señala y pregunta: "¿hija?". A lo cual respondo
preguntando, "¿si soy hija? ¿querés saber si tengo mamá?" Apro-
vecho la dificultad de la niña para pronunciar bien las palabras,
mostrando no comprender lo que dice, para poner a jugar el
equívoco. La apuesta consiste en que las piezas no encajen total-
mente. "No, hija", insiste la paciente. Nuevamente respondo con
una pregunta: "¿si tengo una hija?" "Si, ¿onde está?" Respondo
ya sin equívoco: "En el colegio". Durante varias sesiones repite
este juego de preguntarme dónde está mi hija. ¿Cómo es que si
tengo una hija no está conmigo? ¿Cómo puedo tener una hija sin
estar mirándola o que me mire todo el tiempo? Introducción por
vía de la palabra que nomina el desprendimiento. La presencia-
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98 • Bordes
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Trazando bordes. Una experiencia en la clínica con niños ■ 99
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100 ■ Bordes
Bibliografía
Sigmund Freud, Obras completas, Tomo XXII, Buenos Aires, AE, pp. 126-145.
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Transferencia: lo prohibido a la traducción
Lara Lizenberg1
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102 ■ Bordes
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Transferencia: lo prohibido a la traducción • 103
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104 ■ Bordes
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Transferencia: lo prohibido a la traducción ■ 105
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106 ■ Bordes
9. Jacques Lacan, El Seminario, libro 23, Le Sinthome, Buenos Aires, Paidós, 2006.
10. Héctor Yankelevich, "El marco del psicoanálisis y el cuerpo del analista", en
Redes de la letra, n° 5, Buenos Aires, 1995, pp. 55-66.
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Transferencia: lo prohibido a la traducción • ! 07
Bibliografía:
Silvia Amigo, Clínicas del cuerpo, Argentina, Homo Sapiens, 2006. Jacques Lacan,
"De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis", Escritos 2,
Buenos Aires, Siglo XXI, 1999.
Jacques Lacan, El Seminario, libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoaná-
lisis, Buenos Aires, Paidós, 1999.
Jacques Lacan, El Seminario, libro 10, La angustia, Buenos Aires, Paidós, 2006.
Jacques Lacan, El Seminario, libro XXIV, L'ínsu que sait de l'une-bévue s'aile a mourre,
inédito.
Jacques Lacan, El Seminario, libro XXII, R.S.I, inédito.
Henri Meschonnic, La poética como crítica del sentido, Buenos Aires, Mármol-Izquier-
do, 2007.
Henri Meschonnic, Ética y política del traducir, Buenos Aires, Leviatán, 2009.
Eduardo Urbaj, El manejo de la transferencia, Buenos Aires, Letra Viva, 2008.
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Histeria y feminidad
Lila Isacovich1
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1 1 0 - Bordes
3x $x
Vx 4>x
3. Jacques Lacan, El Seminario, libro 20, Aún, Buenos Aires, Paidós, 1981, p. 95.
4. Catherine Millot, Nobodaddy. La histeria en el siglo, Buenos Aires, Nueva Visión
1988 (Ver capítulo: "Del «todo» al «no todo»: los cuantores de la sexuación").
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Histeria y feminidad - I I I
yente del universal, en cambio Hxfc -del lado mujer- debe ser
entendido como la negación de la existencia de un límite a la
función fálica; negación del límite correlativa a la ausencia de
universal que caracteriza a la función en esta parte mujer.
Que el límite a la función fálica esté negado no equivale a
afirmar la existencia de un todo sin excepción del falicismo.
Si 3x <í>x puede leerse "ninguna escapa a la función fálica", es en
el sentido de que "ninguna mujer puede decirse que no se inscri-
biría en la función fálica", lo que no implica que se inscriba toda.
Lo que del lado del hombre vale como interdicción de un go-
ce -encarnado en la figura del padre primitivo- del lado mujer,
no funciona del mismo modo, ya que no es lo mismo partir del
temor a perder que del deseo de tener.
Puesto que la función del límite está negada del lado mujer,
de eso se deriva una relación con el goce diferente a la que rige
del lado hombre. Si bien las mujeres participan del goce fálico,
en cambio, tienen una relación distinta con aquello que le pone
límite. El Otro goce que el goce fálico, ese goce que tiene rela-
ción con el goce del Otro -figurado por el padre de la horda pri-
mitiva-, no está excluido del campo, por imposible que resulte.
Ellos también pueden estar implicados en un goce femenino.
Que ese goce suplementario esté del lado mujer, no quiere decir
que el hombre no pueda alcanzarlo, como tampoco que las mu-
jeres no estén ordenadas en el goce fálico. Por el contrario, am-
bos lados representan la escisión misma de todo sujeto. Así, el Otro
sexo, La (iá) Mujer, está por fuera del goce fálico y tiene una
relación al Otro goce. La (Jáí) mujer, que es no-toda, está dividi-
da. "Ella apunta al falo como atributo de su compañero, pero la
otra dirección de su deseo se orienta hacia el S(A), que aquí puede
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11,2 ■ Bordes
La pasividad femenina
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Histeria y feminidad - 1 1 3
8.1bid,p. 118-119.
9. Ibid, p. 107.
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1 1 4 - Bordes
enmascara el deseo con el que una mujer apuesta en el juego del amor.
Porque una mujer está capturada en el lugar mismo de la causa del
deseo, ella es el síntoma de un hombre. Recíprocamente, el hombre es
para la mujer un estrago porque la toma por causa de lo que ella
soporta, tal como lo enuncia Lacan en los siguientes párrafos:
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Histeria y feminidad - 1 1 5
Histeria y feminidad
I3.1bid,p. 288.
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1 1 6 - Bordes
14. Jacques Lacan, El Seminario, libro 16, De un Otro al otro-, Buenos Aires, Paidós,
2008. Ver pp. 304-305.
15. Catherine Millot y colaboradores, Deseo y goce en la histérica, 4to. Encuentro
Internacional de la. Fundación del Campo Freudiano, París, 1986, p. 116.
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Histeria y feminidad ■ 1 1 7
16. Jacques Lacan, El Seminario, libro 17, El reverso del psicoanálisis, Buenos Aires,
Paidós, 1992, p.190.
17. Catherine Millot y colaboradores, op. cit., pp. 112-116.
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1 1 8 - Bordes
18. Jacques Lacan, El Seminario, libro 20, Aún, Buenos Aires, Paidós, p. 90.
19. Catherine Millot, Nobodaddy. La histeria en el siglo, op. cit., p. 125.
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Histeria y feminidad - 1 1 9
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LO NO MEDIBLE
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Desgarro, verbo de un acontecimiento inaugural.
Los manuscritos de Más allá del principio de placer
Juan Carlos Cosentino, Diego Rodríguez Duca1
Introducción
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124 ■ Lo no medible
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Desgarro, verbo de un acontecimiento inaugural ■ 125
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126 • Lo no medible
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Desgarro, verbo de un acontecimiento inaugural ■ 127
vida sexual tiene que existir una fuente independiente del prin-
cipio de constancia de libramiento (Entbindung) de displacer.9
Y más cerca, en la 31a conferencia, cuando sostiene que el
principio de placer, gobierna de manera irrestricta el curso de los
procesos que se despliegan en el caótico ello. La energía de esas
mociones pulsionales se encuentra en otro estado que en los de-
más distritos anímicos, es más fácilmente móvil y susceptible de
descarga, produciendo esos desplazamientos y condensaciones
que son característicos del ello y que prescinden tan completa-
mente de la cualidad de lo investido "-en el yo lo llamaríamos
una representación-".10 Es energía de investidura libremente
móvil, susceptible de libre descarga. En el ello, pues, "las inves-
tiduras pueden ser fácil y completamente transferidas, desplazadas y
condensadas", tal como señala en relación al ice y al proceso
psíquico primario en el capítulo V de Más allá.11
Sin embargo, no le resulta posible diferenciar aún los dos mo-
mentos de esa "nueva ruptura".
Todavía no puede ubicar, como primera ruptura, la diferencia
entre principio de placer y principio de constancia y, con ella, la
ganancia de placer o Lustgewinn,u aunque la intuición freudiana
la anticipa en 1901. Se trata de esa nueva perspectiva del placer
que rebasa el marco de la homeostasis del organismo e impone al
9. Con el exceso de placer del que está dotada la experiencia vivida {Erlebnis) pri
maria en la neurosis obsesiva y el displacer que la acompaña en la histeria.
10. Sigmund Freud (1932), 31a conferencia La descomposición de la personalidad
psíquica. SA, I, p. 512 (AE, XXII, pp. 69-70).
11. Sigmund Freud (1919), "Jenseits des Lustprinzips" [g], Holograph manuscript,
op. cit, 2004a, p. 24.
12. Ya en 1905, Freud sostiene que la ganancia de placer corresponde al gasto
psíquico ahorrado" (El chiste y su relación con lo inconsciente, SA, IV, p. 112 (AE, VI,
p. 114).
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128 ■ Lo no medible
13. Sigmund Freud (1900), La interpretación de los sueños (cap. VII, punto E),
GW, II-III, pp. 606-7 [AE., V, pp. 590-1]).
14. Jacques Lacan (1959-60), El Seminario, libro 7, La ética del psicoanálisis, Bue
nos Aires, Paidós, 1988, p. 377 [París, Seuil, 1988, p. 366].
15. Ya en Tres ensayos: la pulsión del placer de ver (der Trieb der Schaulusi) y de
la exhibición, y la pulsión a la crueldad activa y pasiva (cap. I. [4]), SA, V, p. 75 [AE,
VII, p. 151]).
16. Jacques Lacan (1959-60), El Seminario, libro 7, op. cit., p. 187 [p. 182].
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Desgarro, verbo de un acontecimiento inaugural ■ 129
17. Sigmund Freud (1919), "Jenseits des Lustprinzips" [g], Holograph manuscript,
op. cit, 2004a, p. 2.
18. Sigmund Freud (1920), "Jenseits des Lustprinzips" [g], Holograph and type-
written manuscript, bound, pp. 1-42, Manuscript División, Library of Congress,
Washington, D.C., 2004b, p. 42'.
19. Sin embargo, a lo largo del texto iremos encontrando las numerosas dificul
tades que Freud enfrenta para sostener ese punto de inflexión. Por ejemplo, en el
capítulo IV falta el párrafo [12] que recién agregará en la segunda versión. "Este seria
Akoglaniz
-nos dice- el lugar para confesar por primera vez una excepción a la tesis de que el sueño es
un cumplimiento de ¿leseo' {Ibid, 2004b, p. 29').
20. Jacques Derrida (1980), La tarjeta postal: de Sócrates a Freud y más allá, Siglo
XXI, México, 2001, pp. 310-11. El supuesto de la pulsión de muerte no fue pruden
temente explorado ni ciertamente aceptado por la comunidad analítica. Derrida como
varios otros analistas, desde Wittels hasta la actualidad, sostuvieron que Freud había
I 30 ■ Lo no medible
Akoglaniz
Desgarro, verbo de un acontecimiento inaugural ■ 1 3 1
23. Sigmund Freud (1920-1921-1923). Más allá del principio de placer (capítulo
VI), en "Experiencia de saber", Buenos Aires, Mármol-Izquierdo, 2012, p. 267.
24. Sigmund Freud (1919), "Jenseits des Lustprinzips" [g], Holograph manuscript,
op. cit, 2004a, p. 34.
Akoglaniz
132 ■ Lo no medible
Akoglaniz
Desgarro, verbo de un acontecimiento inaugural • 133
28. Sigmund Freud (1919), "Jenseits des Lustprinzips" [g], Holograph manuscript,
op. cit, 2004a, p. 34.
29. En el capítulo III de esta primera versión, la compulsión a repetir en la transfe
rencia, como "la repetición de un destino que acosa", se ubican más allá del principio
de placer. Mientras que en el capítulo V, también de esta versión, "las manifestaciones
de una compulsión a la repetición halladas... en las experiencias vividas (Erlebnissen) de
la cura revelan un carácter pulsional, demoníaco, y se encuentran en oposición al principio
de placer" (Jbid, 2004a, p. 25).
30. Se trata del verso que Freud reemplazo por la línea de puntos en la parte final
de la poesía "Die beiden Gulden", de Las metamorfosis de Abü Zaid o Las macamas
de Al-Harirl (un jerezano, gramático y lexicógrafo).
Akoglaniz
I 34 • Lo no medible
31 ■ Brigitte Lemérer {Lapulsión de muerte, Buenos Aires, Nueva Visión, 2006, pp.
19-32) se apoya en el estudio de los manuscritos realizada por Use Grubrich Simitis.
Pero Grubrich Simitis no llegó a comparar exhaustivamente las diferencias entre las
dos versiones y la publicada, capítulo por capítulo, como era su inicial proyecto. En
Esbozo para una edición crítica propone para cada manuscrito "un amplio procedi-
miento de investigación" (Zurück zu Freuds Texten, op. cit., p. 340 [p. 348]). Lemérer
no estaba enterada que el último capítulo -el primer capítulo VI- ya estaba en la
primera versión de 1919 y fue modificado en la segunda versión. Entonces, sostiene
que el séptimo capítulo -no está al tanto que fue corregido por Freud y que el número
VII fue arreglado con el segundo I romano escrito a mano- añade una vuelta más a lo
que parecía haberse completado con las reflexiones críticas del nuevo apartado VI y
refuerza retroactivamente el lado un tanto cojo del conjunto. Tal como señala Freud
citando las líneas finales de la poesía "Die beiden Gulden": Lo que no se puede alcanzar
volando, hay que lograrlo cojeando (Sigmund Freud (1920), "Jenseits des Lustprinzips'
[g], Holograph and typewritten manuscript, bound, op. cit, 2004b, p. 42").
32. En la versión a máquina añade un nuevo párrafo que rectifica la redacción del
(4) y, también, suprime el último, el (5), y los reemplaza por dos párrafos similares, de
los cuales solo el segundo (5a), que elimina cierta ambigüedad del primero, pasa a la
versión publicada (Sigmund Freud (1920), "Jenseits des Lustprinzips' [g], Holograph
and typewritten manuscript, bound, op. cit, 2004b, pp. 42, 42').
Akoglaniz
Desgarro, verbo de un acontecimiento inaugural • 135
33. "En las Junciones psíquicas cabe distinguir algo (monto de afecto, suma de excita
ción) que tiene todas las propiedades de una cantidad, aunque no poseamos medio alguno
para medirla... " (Sigmund Freud, "Las neuropsicosis de defensa", en Primera clínica
freudiana, Buenos Aires, Imago Mundi, 2003, p. 56)
34. Sigmund Freud (1920), "Jenseits des Lustprinzips" [g], Holograph and ty-
pewritten manuscript, bound, op. cit, 2004b, p. 42.
35. Sigmund Freud (1919), "Jenseits des Lustprinzips" [g], Holograph manuscript,
op. cit, 2004a, p. 2.
36. Sigmund Freud (1938), Esquema del psicoanálisis (I, I), GW, XVII, p. 68 (AE,
XXIII, p. 144).
Akoglaniz
136 • Lo no medible
37. -and not confined in any way-: Sigmund Freud, Beyond the Pleasure Principie;
Trans. by C. J. M. Hubback, London, Vienna: International Psycho-Analytical, 1922,
edited by E. Jones, No. 4; Bartleby.com, 2010.
38. -but is not in any way "bound"-: Sigmund Freud, Beyond the Pleasure Principie,
Standard Edition (SE), XVIII, Londres, The Hogarth Press, 1961, pp. 7-65. Traduc
ción: James Strachey.
39. -et qui n'est liée en aucune facón-: Sigmund Freud, Au-dela duprincipe deplaisir,
CEuvres completes, XV, Paris, PUF, 1996, pp. 273-338.
40. Sigmund Freud (1920), "Jenseits des Lustprinzips" [g], Holograph and ty-
pewritten manuscript, bound, op. cit, 2004b, p. 42.
Akoglaniz
Desgarro, verbo de un acontecimiento inaugural ■ 137
El nuevo capítulo VI
41. Sigmund Freud (1924a), El problema económico del masoquismo, SA, III, p.
343 y en "El problema económico", Buenos Aires, Imago Mundi, 2005, p. 79.
42. Sigmund Freud (1919), Nuevos caminos de la terapiapsicoanalítica, SA, Erg.,
p. 245 (AE., XVII, p. 159).
43. Juan Carlos Cosentino, "Un relectura del Ice", en S. Freud, El yo y el ello.
Manuscritos inéditos y versión publicada, Buenos Aires, Mármol-Izquierdo, 2011, pp.
513-17 y 547-48.
Akoglaniz
138 ■ Lo no medible
Akoglaniz
Desgarro, verbo de un acontecimiento inaugural • 139
El mito
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140 ■ Lo no medible
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Desgarro, verbo de un acontecimiento inaugural ■ 141
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142 • Lo no medible
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Desgarro, verbo de un acontecimiento inaugural ■ 143
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144 ■ Lo no medible
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Desgarro, verbo de un acontecimiento inaugural ■ 145
del complemento, al formular que el ser vivo, en el amor, busca al otro, a su mitad
sexual. La experiencia analítica sustituye esta representación mítica del misterio del
amor por la búsqueda que hace el sujeto, no del complemento sexual, sino de esa parte
de sí mismo, para siempre perdida, que se constituye por el hecho de que no es más
que un ser viviente sexuado, que ya no es inmortal". J. Lacan (1964), El Seminario,
libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, op. cit., pp. 213 y 205-7.
64. Sigmund Freud (1924b), El problema económico del masoquismo, SA, III, pp.
347-8 (AE, XIX, pp. 169-70).
65. En una nota a pie de página al final del anteúltimo párrafo del capítulo IV de
El yo y el ello, leemos: "según nuestra concepción, las pulsiones de destrucción dirigidas
hacia afuera fueron desviadas del propio sí-mismo [eigenen Selbst) por la intermedia-
Akoglaniz
146 ■ Lo no medible
ción del Eros". Así, en el propio si-mismo Freud anticipa el masoquismo erógeno,
originario (Sigmund Freud, El yo y el ello. Manuscritos inéditos y versión publicada,
Buenos Aires, Mármol-Izquierdo, 2011, p. 443, n. 21b).
66. Sigmund Freud (1930), El malestar en la cultura (capítulo VI), SA, IX, p. 248
yn. 3 (AE, XXI, p. 117yn. 11).
67. Jacques Lacan (1969-70), El Seminario, libro 17, El reverso del psicoanálisis,
Buenos Aires, Paidós, 1992, p. 51.
68. Sigmund Freud (1924a), El problema económico del masoquismo, SA, III, p.
348 y en "El problema económico", op. cit, p. 81.
Akoglaniz
Marca y letra en el cuerpo
Emilce Venere1
Akoglaniz
148 • Lo no medible
Akoglaniz
Marca y letra en el cuerpo • 149
2. Jacques Lacan, "La Tercera", en Intervenciones y textos II, Buenos Aires, Manan
tial, 1988, p. 89.
3. Ibid, p. 90.
Akoglaniz
150 ■ Lo no medible
Akoglaniz
Marca y letra en el cuerpo ■ 1 5 1
Akoglaniz
152 ■ Lo no medible
mente extraño parece surgir como Otro (0) goce, entre el ser y el no
ser, frecuentemente de cara a la muerte. Cabe preguntarse si ahí
donde Lacan ubicó al "a" conectando el cuerpo de goce con el
campo del sujeto y del Otro, la marca en lo real del cuerpo no surge
de-sujetándolo. En esta de-consistencia del ser es posible encontrar la
noción de pulsión como pulsión de muerte, en tanto que la marca de
su irrupción interrumpiría los resortes de su configuración y generaría
su salida del campo del Otro. En este sentido se produciría la paradoja
de que el goce de la vida coincide con la dimensión subjetiva de la
muerte. En Función y campo de la palabra y el lenguaje en
psicoanálisis podemos leer: "No es en efecto una perversión del
instinto, sino esa afirmación desesperada de la vida que es la forma en
que reconocemos a la pulsión de muerte".7 Aprendemos a cuidar de la
vida dentro de los referentes otorgados por el Otro. Podríamos decir
que el cuidado materno es a su vez demanda de presencia dirigida al
niño, conforme a los resortes simbólicos e imaginarios en que la madre
supone qué es cuidar la vida, y al niño como su objeto. Esto
constituye inicialmente el núcleo de un Superyó cuyo imperativo
podría enunciarse como un "no faltarás" (a mi goce), luego
domesticado por la organización fantasmática donde el sujeto se
identifica como objeto del deseo y la demanda del Otro. En este
sentido el cuidado de la vida queda adscripto al discurso del amo. Es
frecuente ver que los sujetos que consultan portando una marca en el
cuerpo tal como la hemos situado, suelen afirmar que hacen "bien los
deberes", que están dispuestos "a hacer todo lo que hay que hacer para
eliminar la enfermedad", que no fuman, no comen cosas que aumenten
el colesterol, hacen gim-
Akoglaniz
Marca y letra en el cuerpo ■ 153
Akoglaniz
154 ■ Lo no medible
Akoglaniz
Marca / letra en el cuerpo ■ 155
Akoglaniz
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El azar inextricable1
{La no existencia de la"rapport sexuel"} w {el libro
negro del psicoanálisis2}3
David Krapf4
Proemio
Akoglaniz
158 ■ Lo no medible
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El azar inextricable ■ 159
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160 ■ Lo no medible
12. Es un procedimiento en el que la verdad se verifica, estas son las que la "ló
gica proposicional" desarrolla como conectivas según sus funciones de verdad. En el
devenir de la lógica estas funciones provienen de cuatro principios fundamentales: de
identidad, de no contradicción, de tercer excluido y de razón suficiente.
13. Relato en griego se dice mito ((J.Ü6OC,), es importante observar su dimensión
de ficción poética y no "lógica".
Akoglaniz
El azar inextricable ■ 1 6 1
14. Es interesante tener en cuenta que su último libro {Los nuevos Psi), Buenos Ai
res, Ed. Sudamericana, 2010, está íntegramente dedicado a la recopilación de trabajos
de la psicología científica experimental.
15. En realidad toda la entrevista que la BBC le hace a B. Russell trata de resaltar
el valor de los "hechos" frente a la ficción de los deseos que no alcanzan a la verdad.
Akoglaniz
162 • Lo no medible
Akoglaniz
El azar inextricable ■ 163
Y van un poco más allá: "¡hay una vida después de Freud!, las
6.226 páginas que comporta esa obra colosal contienen nume-
rosas incoherencias y ocasiones en las que Freud tomó sus deseos
por realidades".
Tomando por demostrado la invalidez teórica del psicoanálisis
por los resultados que los datos empíricos aportaron construyen
con el viejo lenguaje freudiano una nueva terapéutica psicológi-
ca: "¿quién no ha seguido, atónito por tanta sagacidad, las inves-
tigaciones increíblemente complejas de este Sherlock Holmes del
alma? - elemental, querido Watson, es el sexo, siempre, siempre,
siempre", "se puede en terapia, trabajar sobre un inconsciente
no freudiano, se puede uno también interesar en la infancia, en
la sexualidad, en la historia y en las emociones de cada uno sin
adherirse a los conceptos freudianos".
Bajo la consigna "los que sufren tienen necesidad de saber
la pertinencia y la eficacia de las terapias propuestas", comienza
una preeminencia de la idea de la "eficacia" como control teórico
de las prácticas psicológicas.
Aún sin necesidad de definir si la eficacia es el reflejo de los
resultados o la finalidad predeterminada por una lógica, lo cierto
es que el psicoanálisis ha entrado en la discusión por la eficacia
no tanto por las críticas sino por mérito propio. Su discurso ha
incluido la "lógica" como parte de sus desarrollos y es ahí que ha
dado lugar a esta absurda confrontación. Ya que muchas de las
apreciaciones que se hacen no son tan negras, o mejor dicho, no
debería excluirse el negro del psicoanálisis, tal vez deba ser todo
lo contrario. Veamos algunas de sus aserciones al respecto y valo-
remos su pertinencia o no con el psicoanálisis: "el procedimiento
es perfectamente mezquino, y en cualquier otro terreno se cali-
ficaría de habladuría o calumnia, el psicoanálisis a esto lo llama
construcción", "el psicoanálisis no es una empresa seria", "una de
Akoglaniz
164 • Lo no medible
las razones por las que Freud tuvo un eco tan grande, es porque
tenía un don sorprendente para decir una cosa y su contraria",
"¿el psicoanálisis es alérgico a la historia? Sí, es una buena forma
de resumir las cosas".
Lejos de pensar que estas afirmaciones desmienten al psicoa-
nálisis pensaría que se aproximan tanto que sugieren lo propio
del psicoanálisis que Freud ha insistido. Retomando una cita de
Tíhomas Mann suponen una desvalorización teórica: "la grande-
za de Freud residía en esa idea de que eso que llamamos enfer-
medad es en realidad algo que las gentes hacen, no algo que les
sucede". Dando importancia a la construcción de la fantasía para
situar el sufrimiento y no en la realidad.
Esta última cita contradice fuertemente a B. Russell ya que
prevalece el valor que las fantasías toman en el relato y la realidad
pierde su poder de verdad. Razón por la que inevitablemente se
termina diciendo: "acabé viendo más claramente al psicoanálisis
como una especie de tragedia, como una disciplina que había pa-
sado de una ciencia muy prometedora a una pseudo-ciencia muy
decepcionante". No habría sido necesario llamarla pseudo18 si
desde un principio no hubiéramos ubicado al psicoanálisis den-
tro de las ciencias19 de la salud. Por otro lado, la tragedia no es un
lugar al que se llega con el análisis, sino de donde se parte como
destino.20 Ver al psicoanálisis dentro de la tragedia no nos aleja
de él, más bien nos introduce en sus especulaciones.
Tampoco yerran cuando en varios capítulos se concluye que
la eficacia del método psicoanalítico es nula. Es interesante aquí
Akoglaniz
El azar inextricable ■ 165
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166 ■ Lo no medible
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El azar inextricable ■ 167
Akoglaniz
I 68 • Lo no medible
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El azar inextricable ■ 169
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170 ■ Lo no medible
Metáfora y digresión
Akoglaniz
El azar inextricable ■ 171
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172 -Lo no medible
Akoglaniz
ANEXO
Akoglaniz
Akoglaniz
Nota introductoria a las dos versiones del
Manuscrito inédito del capítulo VI/ de"Más allá del
principio de placer"1
1. Este trabajo (capítulo Vil de Más allá del principio de placer) con el estableci
miento del manuscrito mecanografiado inédito y su traducción y comparación con la
versión publicada, se inscribe en el proyecto de investigación "La clínica psicoanalí-
tica y el supuesto de la pulsión de muerte" dentro de los Proyectos de Investigación
Bianuales 2011-2013, de la Facultad de Psicología y Relaciones Humanas, de la UAI.
2. En el catálogo están registradas como ^ Handwritten manuscript" (documento
escrito a mano) y como "Handwritten and typewritten manuscript, bound' (documento
escrito a mano y a máquina, encuadernado).
Akoglaniz
176 ■ Anexo
Akoglaniz
Nota a las dos versiones del Manuscrito inédito del capítulo VI/ de "Más allá" ■ 1 7 /
4. "La última palabra del -nuevo apartado VI- hubiera podido ser la última del
libro. [...] ¿Qué queda aún por añadir? Nada tal vez, sino un séptimo capítulo [...] Que
bajo ciertos aspectos no añade nada, solo la especulación sobre la cifra [...] la extraña
y artificial composición de Más allá... en siete capítulos. Sofía, a quien sus padres
llamaban "la hija del domingo"... ha muerto en una semana después de siete años de
matrimonio". Jacques Derrida [1980], La tarjeta postal: de Sócrates a Freud y más allá,
Siglo XXI, México, 2001, pp. 310-11.
Akoglaniz
178 • Anexo
Akoglaniz
Nota a las dos versiones del Manuscrito inédito del capítulo VI/ de "Más allá" • 179
Más allá del principio del placer -con sus tres versiones- debe
ser leído como documentación de un proceso de reflexión en
curso. Con este breve recorrido queda claro que el supuesto de
la pulsión de muerte9 no fue prudentemente explorado ni cierta-
mente aceptado por la comunidad analítica.
Derrida con los "siete capítulos" y su propia especulación so-
bre la cifra,10 al igual que otros analistas, empezando por Wit-
tels y llegando a la época actual, sostuvieron que Freud forjó la
idea de la pulsión de muerte como consecuencia de la inesperada
muerte de su hija Sophie.11
Admitimos el impacto de esa inesperada pérdida, como la
muerte de Antón von Freund, en una fecha cercana.12 Pero los
ejes de este texto se ubican en otra parte. Tal es así, que en la
Akoglaniz
180 ■ Anexo
18 de diciembre de 1923, cit. en Ernest Jones, Vida y obra de Sigmund Freud, vol. 3,
Buenos Aires, Paidós, 1976, p.51).
13. Brigitte Lemérer, La pulsión de muerte, Buenos Aires, Nueva Visión, 2006,
pp. 19-32.
14. Use Grubrich Simitis, Zurück zu Freuds Texten, op. cit., p. 340 [p. 348].
Akoglaniz
Nota a las dos versiones del Manuscrito inédito del capítulo VI/ de "Más allá" ■ 181
15. Sigmund Freud (1920), "Jenseits des Lustprinzips" [g], Holograph and type-
written manuscript, bound, pp. 1-42, Manuscript División, Library of Congress,
Washington, D.C., 2004b, p. 42"
16. Ibid, pp. 42, 42'.
Akoglaniz
182 ■ Anexo
17. Sigmund Freud (1920), "Jenseits des Lustprinzips" [g], Holograph and type-
written manuscript, bound, op. cit, 2004b, p. 42'.
18. Sigmund Freud (1938), Esquema del psicoanálisis (I, I), GW, XVII, p. 68 (AE,
XXIII, p. 144).
19. "Freud en su Más allá da cabida al hecho de que el principio de placer, al que
ha dado en suma un sentido nuevo al instalar en el circuito de la realidad, como proce
so primario, su articulación significante de la repetición, viene a tomar uno más nuevo
aún por facilitar el derribo de su barrera tradicional del lado de un goce — cuyo ser
entonces se reviste con el masoquismo, o incluso se abre sobre la pulsión de muerte"
(Jacques Lacan, "De nos antécédents", en Ecrits, París, Seuil. 1966, p. 67).
Akoglaniz
Nota a las dos versiones del Manuscrito inédito del capítulo VI/ de "Más allá" ■ 183
Akoglaniz
184 ■ Anexo
Akoglaniz
Nota a las dos versiones del Manuscrito inédito del capítulo VI/ de "Más allá" ■ 185
Akoglaniz
186 ■ Anexo
JCC
22. Para "no ligada de algún modo" y "no-ligada de ningún modo", ver supra
"Desgarro, verbo de un acontecimiento inaugural".
23. El término Durchbruch no sólo comporta el matiz de abertura, brecha, sino
que también supone una acción y efecto de romper, de abrirse paso.
24. "La pulsión de muerte, es lo real en tanto no puede ser pensado sino como
imposible" (Jacques Lacan, El Seminario, libro XXIII, El sínthoma, lección del 16 de
marzo de 1976, inédito).
Akoglaniz
Sigmund Freud
Texto bilingüe
Comentarios
Juan Carlos Cosentino
Akoglaniz
188 ■ Anexo
32
VI.1
Akoglaniz
Versión manuscrita del capítulo VlI ■ 189
Akoglaniz
190 ■ Anexo
32
VI3
(1) Wenn es ein so allgemeiner Charakter der Triebe ist, dafi sie
einen früheren Zustand wiederherstellen wollen, so dürfen wir uns
nicht darüber verwundern, daf? im Seelenleben so viele Vorgdnge
sich unabhdngig vom Lustprinzip vollziehen. Dieser Charakter würde
sich jedem Partialtrieb mitteilen und sich in seinem Falle aüf die
Wieder[err]eichüng einer bestimmten Station des Entwicklungsweges
beziehen. Aber all dies, worüber das Lustprinzip noch keine Macht
bekommen hat, brauchte darum noch nicht im Gegensatz zu ihm zu
stehen, und die Aufgabe ist noch ungelost, das Verhdltnis der triebhaften
Wiederholungsvorgdnge zur Herrschaft des Lustprinzips zu bestimmen.
Akoglaniz
Versión manuscrita del capítulo Vil • 1 9 1
32
VI.
Akoglaniz
192 ■ Anexo
33
(2) Wir haben es ais eine derfrühesten und wichtigsten Funktionen des seelischen
Apparates erkannt, dieanlangenden Triebregungen zu ,,binden", den in ihnen
herrschenden Primárvorgang durch den Sekunddrvorgang zu ersetzen, ihre
frei bewegliche Besetzungsenergie in vorwiegend ruhende (tonische) Besetzung
umzuwandeln. Wdhrend dieser Umsetzung kann laufl die Entwicklung
von Unlust nicht Rücksicht genommen werden, allein das Lustprinzip wird
dadurch nicht aujgehoben.(I> Die Umsetzunggeschieht vielmehr im Dienste des
Lustprinzips; die Bindung ist ein vorbereitender Akt, der die Herrschaft des
Lustprinzips einleitet undsichert.
(3) Trennen wir Funktion und Tendenz scharfer von einander, ais wir es bisher
getan haben. Das Lustprinzip ist dann eine Tendenz, welche im Dienste einer
Funktion steht, der es zufdllt, den seelischen Apparat überhaupt erregungsbs
zu machen, oder den Betrag der Erregung in ihm konstant oder móglichst
niedrig zu erhalten. Wir kónnen uns noch fur keine dieser Fassungen sicher
entscheiden; aber wir merken, daf die so bestimmte Funktion Anteil hdtte an
dem allgemeinsten Streben alies Lebenden, zur Ruhe der anorganischen Welt
zurückzukehren. Der alies seelische Leben beherrschende Lusttrieb unterschiede
sich in diesem Charakter nicht von den anderen organischen Trieben, welche
die somatische Erregung ans Seelische heranbringen.<n) Wir haben alie erfahren,
dafí die hochste grófíte uns erreichbare Lust, die des Sexualaktes, mit dem
momentanen Erloschen einer hochgesteigerten Erregung verbunden ist. Die
Bindung der Trieberregung wdre aber eine vorbereitende Funktion, welche die
ErregungJur ihre endgiltige Erledigung in der Abfuhrlust zurichten solí.
(4) Aus demselben Zusammenhang erhebt sich die Frage, ob die Lust- und
Unlustempfindungen von den gebundenen wie von den ungebundenen
Erregungsvorgangen in gleicher Weise erzeugt werden kónnen. Da erscheint es
denn ganz unzweifelhaft, daf? die ungebundenen, die Primdrvorgdnge, weit
intensivere Empfindungen nach beiden Richtungen ergeben ais die gebundenen,
die des Sekunddrvorganges. Die Primdrvorgdnge sindauch die zeitlichfrüheren,
zu Anfang des Seelenlebens gibt es
►
Akoglaniz
Versión manuscrita del capítulo VI/ ■ 193
33
(2) Hemos reconocido como una de las fundones más tempranas e importantes del
aparato anímico la de "ligar" los impulsospulsionales que lo alcanzan, de sustituir
el proceso primario que rige en ellos por el proceso secundario, de mudar su energía
de investidura libremente móvil en investidura en su mayor parte en reposo
(tónica). En el curso de esta transmutación no es posible tener en consideración1
el desarrollo de displacer, pero no por eso el principio de placer se suspende.® La
transmutación sucede más bien al servicio del principio de placer; la ligadura es
un acto preparatorio, que introduce y asegura el dominio del principio de placer.
(3) Separemos función y tendencia una de otra más nítidamente que hasta ahora.
El principio de placer es entonces una tendencia que está al servicio de unafunción:
a la que le corresponde hacer que el aparato anímico quede libre de excitación, o
mantener en él constante, o tan bajo como sea posible, el monto de excitación.
Todavía no podemos tomar partido cierto por ninguna de estas versiones, pero
advertimos que la función así precisada participaría de la tendencia2 más general
de todo lo vivo, de regresar a la quietud del mundo inorgánico. En este carácter
la pulsión de placer que domina toda vida anímica no se distinguiría de las
otras pulsiones orgánicas que llevan la excitación somática hacia lo anímico.
(II>
Todos hemos experimentado que el más elevado máximo placer alcanzable
para nosotros, el del acto sexual, está ligado a la momentánea extinción de una
acrecentadísima excitación. Pero la ligadura de la excitación pulsional sería una
función preparatoria, que aprontaría la excitación para su liquidación definitiva
en el placer de descarga.
(4) A partir del mismo entramado nos preguntamos si las sensaciones de placer y
displacer pueden ser generadas del mismo modo por los procesos de excitación
ligados como por los no ligados. Parece entonces indudable que los procesos no
ligados, los procesos primarios, dan por resultado sensaciones mucho más intensas
en ambas direcciones que los ligados, los del proceso secundario. Los procesos
primarios son también los más tempranos en el tiempo: al comienzo de la vida
anímica
1. Rücksicht
2. Streben, también, "aspiración".
Akoglaniz
194 ■ Anexo
4. Freud tacha y luego corrige señalando lo que permanece con un subrayado con
puntos.
Akoglaniz
Versión manuscrita del capítulo VI/ ■ 195
34
no hay otros y podemos concluir que, si el principio de placer
no estuviera ya actuando en ellos, no podría instaurarse para los
posteriores. Llegamos así al resultado, nada simple en el fondo, de
que, al comienzo de la vida anímica, la pulsión de placer se expresa
con mayor intensidad que más tarde, pero no de modo tan ilimitado;
tiene que tolerar frecuentes rupturas. En tiempos de mayor madurez
el dominio del principio de placer está mucho más asegurado, pero la
pulsión misma no escapa a la domesticación como tampoco [escapan]
las otras pulsiones/111-1
(4') De todos modos, aquello que en el proceso de excitación hace
surgir las sensaciones de placer y displacer, tiene que existir tanto en
el proceso secundario como en el primario. Posiblemente las llamadas
sensaciones de tensión, que la conciencia nos transmite junto con las
sensaciones de placer-displacer desde adentro hay que referirlas más
bien a los procesos ligados, pero las sensaciones directas de placer-
displacer a los no ligados y a los procesos de descarga. Quizás, a través
de esta distribución, la presencia de tensión tanto placentera como
displacentera se pone al alcance de nuestra comprensión.<IV> (5)
Considero que es superfluo querer disculpar lo vacilante como lo
incierto de estas especulaciones. Quien quiera sxtj-aer, apreciar'' lo
fáctico detrás de ellas, puede centrar su atención en los fenómenos de
la compulsión a la repetición.m
Akoglaniz
196 ■ Anexo
Comentarios
Akoglaniz
Versión mecanografiada del capítulo VI/
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mudar su energía de investidura libremente móvil en investidura
en su mayor parte en reposo (tónica). En el curso de esta trans-
mutación no es posible tener en consideración el desarrollo de
displacer, pero no por eso el principio de placer se suspende. La
transmutación sucede más bien al servicio del principio de placer;
la ligadura es un acto preparatorio, que introduce y asegura el
dominio del principio de placer.
[3] Separemos función y tendencia una de otra más nítidamente
que hasta ahora. El principio de placer es entonces una tendencia
que está al servicio de una función, a la que le corresponde hacer
que el aparato anímico quede libre de excitación o mantener en
él constante, o tan bajo como es posible, el monto de excitación.
Todavía no podemos tomar partido cierto por ninguna de estas
versiones, pero advertimos que la función así precisada partici-
paría de la tendencia más general de todo lo vivo, de regresar a
la quietud del mundo inorgánico. En este carácter la pulsión de
pictccr~~qnc ctornrrnt luild viu.d «Anímica IÍV ¿>c ü.isliiiguiii<A
cl¿ í¿s olías pulsiones orgánicas que lievdii la excitación
somática nacía lo anímico.® Todos hemos experimentado que
el máximo placer alcanzable para nosotros, el del acto sexual,
está ligado a la momentánea extinción de una acrecentadísima
excitación. Pero la ligadura de la excitación pulsional sería una
función preparatoria, que aprontaría la excitación para su
liquidación definitiva en el placer de descarga.
[4] A partir del mismo entramado nos preguntamos si las sen-
saciones de placer y displacer pueden ser generadas del mismo modo
por los procesos de excitación ligados como por los no ligados.
Parece indudable que los procesos no ligados, los procesos primarios,
dan por resultado sensaciones mucho más intensas en ambas
direcciones que los ligados, los del proceso secundario
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Los procesos primarios son también los más tempranos en el
tiempo: al comienzo de la vida anímica no hay otros y podemos
concluir que, si el principio de placer no estuviera ya actuando en
ellos, no podría instaurarse para los posteriores. Llegamos así al
resultado, nada simple en el fondo, de que, al comienzo de la vida
anímica, la pulsión de tendencia al placer se expresa con mayor
intensidad que más tarde, pero no de modo tan ilimitado; tiene que
tolerar frecuentes rupturas. En tiempos de mayor madurez el
dominio del principio de placer está mucho más asegurado, pero la
pulsión esté misma no escapa a la domesticación como no escapan
las otras pulsiones en general. De todos modos, aquello que en el
proceso de excitación hace surgir las sensaciones de placer y
[5b] Con esta concepción compite otra, que quiere referir las
sensaciones de tensión a la magnitud absoluta y al nivel de la
investidura energética; placer y displacer, en cambio, a una variación de
Ambas posibilidades no son incompatibles entre sí y
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6. Ver en comentario (V) el facsímil escrito a mano por Freud donde inicia el
reemplazo del párrafo [5] de la página [42].
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móglich ist. Man muj? geduldig sein und auf weitere Mittel und
Anlüsse zur Forschung warten. Auch bereit bleiben, einen Weg
wieder zu verlassen, den man eine Weile verfolgt hat, wenn er zu
nichts Gutem zu führen scheint. Nur solche Gldubige. die von
der Wissenschaft einen Ersatz für den aufgegebenen Katechismus
fordern, werden dem Forscher die Fortbildung oder selbst die
Umbildung seiner Ansichten verübeln dürfen. Im übrigen
mag uns ein Dichter über die langsamen Fortschritte unserer
wissenschaftlichen Erkenntnis trosten:
7. Ver en comentario (VI) el facsímil escrito a mano por Freud donde continúa el
reemplazo del párrafo [5] de la página [42].
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Comentarios
(III) Freud une los párrafos (4) y (4'). Tacha dos veces pulsión de
placer y luego suprime la anteúltima oración.
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Die Primárvorgánge sind auch die zeitlich früheren, zu Anfang des
Seelenlebens gibt es keine anderen, und wir kónnen schliefíen, wenn
das Lustprinzip nicht schon bei ihnen in Wirksamkeit wáre, kónnte
es sich überhaupt für die spáteren nicht herstellen. Wir kommen so
zu dem im Grunde nicht einfachen Ergebnis, dafí der das Lusttricb
streben zu Anfang des seelischen Lebens sich weit intensiver áufiert
ais spáterhin, aber nicht so uneingeschránkt; er es muS sich háufige
Durchbrüche gefallen lassen. In reiferen Zeiten ist die Herrschaft
des Lustprinzips sehr viel mehr gesichert, aber dci Tríeb dieses selbst
ist der Bándigung so wenig entgangen wie die andei'cn Triebe über-
haupt. Jedenfalls mufi das, was ana Erregungsvorgange die Empfin-
dungen von Lust und Unlust entstehen láEt, beim Sekundárvorgang
ebenso vorhanden sein wie beim Primárvorgang. Vielleichi sind die
[5b] Mit dieser Auffassung konkurrirt aber eine andere, welche die Emp-
findungen von Spannung aufdie absolute Grófie und aufdas Niveau der
Energiebesetzung, Lust und Unlust dagegen aufdie Ánderung dieser GroJ?e
in der Zeiteinheit beziehen móchte. Die beiden Mbglichkeiten sind nicht
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Este libro se terminó de imprimir en Buenos Aires,
en el mes de octubre de 2013
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