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Naciones y globalización

Prof: Víctor Manuel Ávila.

Autor: Miguel Angel Aragón Barreto.

Código: 20162155257.

Ensayo de Commonwealth de Antonio Negri y Michael Hardt

Revolución haitiana:

¿La revolución haitiana como acontecimiento histórico se puede interpretar como un hecho moderno anti
moderno, o una ruptura de la modernidad que marcó un rumbo que ha sido negado, invisibilizado para la
cultura imperial?

Considero que la revolución haitiana es un hecho de la modernidad anti moderno, puesto que es un
ejemplo de lucha y resistencia contra el dominio colonial extranjero, al que efectivamente no se le ha
otorgado el grado de importancia que merece, puesto que al ser la otra parte de la historia que no le
conviene a los occidentales, es digna de reprimir y olvidar para conservar su historia de superioridad.

Como diría Carnero Hoke “el hombre occidental fue un necio y un soberbio al creer y aseverar que su
civilización fue la única puesto que él alcanzó la gran revolución industrial e instauró una sociedad de
clases, tuvo televisión, dispuso del maquinismo y desarrolló la libertad individual como el más hermoso
galardón de su existencia. Como el hombre escribe su propia historia la impone como única (…) así
levantaron su cultura y su filosofía (…) la Europa de la conquista impuso su historia, su moral, sus
costumbres (…) impuso su locura como propia de toda la especie humana; quiso universalizar su historia
(…) la historia de ese continente es la antihistoria (…) esa bastarda historia europea porque es la única
responsable del viacrucis de nuestra sociedad” (Págs.20, 22 – 32).

La historia occidental se construyó a través de grandes personajes históricos, de héroes y villanos, y fue
acomodada a beneficio propio, siempre se ha mostrado una Europa imponente, poderosa, invencible, y
sus ciudadanos se jactan de dicha figura y se sienten orgullosos de su historia, por eso han tratado de
suprimir cualquier otra historia que no esté acorde con sus relatos de victoria y grandeza, es por eso que la
revolución haitiana surge como la primera revolución independentista en América Latina, la cual fue de
una gran importancia y un ejemplo a seguir para los demás países del continente Americano, luchas que
desembocaron en la caída de las grandes potencias europeas como España y Portugal principalmente, que
nunca volvieron a tener tal poderío y riqueza como el que poseían en la época colonial.

La revolución haitiana nos muestra que el pueblo latinoamericano no eran simples borregos subyugados
al poderío europeo, sino que eran personas que compartían un misma cosmovisión de libertad y que
lucharon hasta la muerte por conseguirla; los militares europeos tenían armas y estaban uniformados, pero
el pueblo haitiano se dio cuenta que los superaban en número, (en 1789 eran el 86% de la población) y se
dieron cuenta por el uniforme de su raza, de su piel, en su búsqueda natural y constante de libertad se
alzaron contra el dominio europeo, y utilizando los principios de comunidad que son los pilares de gran
parte de los pueblos latinoamericanos, lograron vencer a los europeos, con todo y su tecnología
armamentística, demostraron que la fuerza de la sangre y deseo de libertad fueron más fuertes que
cualquier otra cosa.

Los autores consideran que “la modernidad debe concebirse como una relación de poder: dominio y
resistencia, soberanía y luchas por la liberación. No hay modernidad sin colonialidad. Las fuerzas de la
anti modernidad como es el caso de las resistencias contra el dominio colonial, no están fuera de la
modernidad (…) están dentro de la relación de poder” (Pág. 81) por tal motivo la revolución haitiana es
probablemente el proceso de antimodernidad más importante que ha ocurrido en Latinoamerica, por ser el
primero y servir de inspiración a los demás, por demostrar su fuerza ante los españoles, los franceses, los
estado unidenses y los ingleses, todos juntos contra un pueblo lleno de esperanza y sueños de libertad.
Occidente ha dicho también que la modernidad les pertenece sólo a ellos, sin embargo esto es falso,
porque Latinoamérica hace parte de la modernidad como ejemplo de resistencia y lucha, en búsqueda de
su soberanía y su libertad, en búsqueda de la liberación del poderío colonial europeo, una revolución
hecha a pulso por el mismo pueblo haitiano, por una misma raza.

Como escriben los autores “con la idea de conquista, que comparten numerosos historiadores, se tiende a
presentar a los colonizados como sujetos pasivos. Además, implica que la civilización preexistente fue
eliminada y reemplazada por la del colonizador, o que se conservó intacta como un afuera del mundo
colonial, cuando realmente esto no pasó, (…) puesto que los encuentros de la modernidad revelan
procesos constantes de transformación muta” los países colonizadores adoptaron ciertas costumbres y
prácticas de los nativos, así como los nativos adoptaron el lenguaje, la religión, y gran parte de la cultura
colonizadora, mayormente por la fuerza, y como describe Negri y Hardt los nativos tenían una cultura
altamente desarrollada, incluso al nivel de las ciudades europeas del momento, tenían sus propias formas
de organización, sus propias estructuras urbanas, prácticas administrativas, la música, el lenguaje y entre
otras muchas cosas, por tal motivo no es que los europeos nos hayan traído la civilización y en América
sólo hubieran salvajes (Pág. 82 -83). Es también de resaltar que la economía europea de la que tanto se
jactan fue gracias a la esclavitud y explotación de las tierras de América y de los esclavos africanos e
indígenas.

Con la revolución haitiana “ocurre la primera revolución moderna contra la esclavitud. Liberar a los
esclavos viola el imperio de la propiedad, y legisla contra la división racial (como hace la constitución
haitiana de 1805, cuyo artículo 14 declara negros a todos los haitianos con independencia del color de la
piel) socava la jerarquía racial institucionalizada (…) la revolución haitiana constituye para la inmensa
mayoría de los republicanos europeos y norteamericanos de su época un acontecimiento impensable.
Tiene que ser silenciado o desterrado porque revela la profunda contradicción entre la ideología y la
sustancia del republicanismo y la modernidad (…) Ya que va en contra de los principios ideológicos
cardinales de la república: igualdad y libertad” (Pág. 86, 89). Principios que no tenían cabida en las
colonias europeas en Latinoamérica y África, por lo cual eran principios que sólo aplicaban para los
europeos, es también de resaltar que dichos principios vienen también de la tradición judeo-cristiana
“todos somos iguales ante los ojos de Dios” sin embargo la cultura occidental la acomodó a su
preferencia, donde todos somos iguales, menos los esclavos, los indígenas, criollos, mestizos y demás.

Negri y Hardt plantean que “La esclavitud es derribada no por la buena conciencia de los valores
republicanos (…) ni por las fuerzas progresistas del capital (…) la esclavitud es destruida por las
resistencias de los propios esclavos, que lo hicieron insostenible como forma de gobierno y no rentable
como forma de producción” (Pág. 90) Sin embargo en este último aspecto sí debo deferir con los autores,
puesto que la revolución haitiana en gran medida fue por la reclamación del otorgamiento de los derechos
políticos de los mestizos, es precisamente por parte de ellos que se inician los primeros vientos de
revolución, con personajes como Vincent Ogé (terrateniente mulato, primer instigador de la revolución) y
en gran medida estas reclamaciones venían de la revolución francesa que promulgaba los términos de
igualdad y libertad, por lo cual los mestizos no se querían quedar por fuera de dicha reclamación de
derechos; tampoco se le puede negar que la Francia republicana sí reconoció la igualdad y libertad de los
esclavos, una muestra de ello fue el decreto de la asamblea nacional francesa del 15 de mayo de 1791
donde se reconocen los derechos políticos plenos a los mulatos nacidos de padre y madre libres.

Posteriormente los autores plantean que “los esclavos negros son sujetos libres que desempeñan un papel
determinante no sólo en su propia emancipación, sino en el curso de su humanidad en su conjunto. Luego
citando a Du Bois plantean que fue el propio negro el que forzó la consideración de la incongruencia entre
democracia y esclavitud que hizo inevitable la emancipación e hizo que el mundo moderno al menos
considerara la idea de una democracia que incluyera a los hombres de todas las razas y colores” (Pág. 90).

Otro punto en que los autores a mi parecer cogean bastante es en considerar que la esclavitud es un
invento occidental, puesto que muy a pesar del paraíso que expresaba Carnero Hoke de Latinoamérica, en
las civilizaciones Latinoamericanas, también se llegó a utilizar la esclavitud, como forma legítima para
conservar su poder y su soberanía. Es también interesante cuestionar la identidad de la lucha de la
revolución haitiana, puesto que Haití en la época eran plantaciones de negros traídos de África, de
diferentes colonias y diferentes culturas, puesto que sería arriesgado decir que el pueblo haitiano
compartía una misma identidad, cuando lo que compartían era un mismo deseo de libertad, esta
diversidad de culturas puede ser la causante en gran medida de la situación de pobreza y desigualdad que
en la actualidad atraviesa el país, por lo mismo, puede ser que no se hayan entendido, o puede ser que
después de la revolución se jerarquizó igualmente el poder, y se siguió el modelo burócrata, pretencioso e
injusto de Europa (que es lo que realmente pasó).

La revolución haitiana puede en cierta medida llegar a ser una expresión de altermodernidad, puesto que
la lucha sí se orienta en la búsqueda de una autonomía, pero considero que no alcanza el nivel de
altermodernidad porque no hay como tal una ruptura decisiva con la modernidad y con la relación de
poder que la define, ya que la posrevolución lo que hizo es imitar el modelo de control europeo, haciendo
valer eso sí los valores de la libertad y la igualdad, pero su forma de organización política es una
imitación del modelo occidental.

En ese sentido la revolución haitiana a mi parecer se quedó en el segundo estadio que propone Fanon de
la antimodernidad “Unos pocos intelectuales colonizados valientes alcanzan un segundo estadio y se
rebelan contra el eurocentrismo del pensamiento y la colonialidad del poder. Para asegurar su salvación
(…) el intelectual colonizado siente la necesidad de volver a sus raíces desconocidas y perderse, pase lo
que pase, entre su pueblo bárbaro (…) tratando de impugnar las jerarquías institucionalizadas de la
modernidad con arreglo a la raza, el género, la clase o la sexualidad, y afirmar la tradición y la identidad
de los subordinados como fundamento y brújula” (Pág. 117). Y esto es precisamente lo que hacen los
haitianos, tratan de buscar una identidad propia que los represente, y encuentran el punto de unidad en su
deseo de libertad-
Negri y Hardt (2009) plantean que “una tercera línea vincula entre sí las fuerzas de la antimodernidad que
resisten a la colonialidad, al imperialismo y las innumerables permutaciones del dominio racializado (…)
pero hay un peligro, el de que las sucesivas revueltas terminen reproduciendo las relaciones jerárquicas de
poder de la modernidad. ¡Cuántas luchas victoriosas de liberación nacional han conducido a la
construcción de Estados poscoloniales que tan sólo perpetúan las relaciones capitalistas de propiedad y
poder de mando a partir de un pequeño grupo de élites, ajustándose a la posición de la nación en el fondo
de la jerarquía global y aceptando el hecho de que amplias porciones de su población se vean condenadas
a la miseria!” (Pág. 130). Y esto mismo que los dos autores expusieron es lo que considero que pasó en
Haití, hubo toda una lucha y una revolución en contra del régimen esclavista de Francia, sin embargo se
siguió bajo un mismo modelo occidental, en aquel entonces el pueblo haitiano logró su tan anhelada
libertad pero los occidentales lograron preñarlos de su individualidad, de su desigualdad social, de su
burocracia, fue una forma de colonialidad mucho más fuerte y efectiva, y es la que considero yo que ha
ocasionado que Haití esté como está en la actualidad.

Haití ha sido rezagado, olvidado, ha tenido que pagar una cuota muy alta por esa libertad, en la actualidad
el pueblo haitiano es esclavo del hambre, la pobreza, la miseria, la corrupción y la burocracia, sin
embargo el pueblo es una muestra de lucha, valentía, resistencia, una muestra de eso que nos caracteriza
al pueblo latinoamericano, la revolución haitiana terminó con la conformación de la primera república
latinoamericana, y la primera república negra del mundo; por eso debemos sentirnos orgullosos de nuestra
gente, de nuestro pueblo, de nuestra historia porque son ejemplo de resistencia y lucha por causas tan
nobles como lo son la justicia y la libertad, y debe llenarnos de inspiración para amar a nuestra tierra, ésta
que ha sufrido tanto por la maldad de los hombres, y que depende de nosotros para su permanencia, tanto
como nosotros dependemos de ella.

Haití

En una gran medida, el pensamiento del siglo XVIII estuvo muy presente. La crítica a la autoridad
despótica, el derecho a resistir, las nociones de soberanía nacional, derechos humanos, autodeterminación
de los pueblos, fraternidad, igualdad, libertad tuvieron mucho peso. Además, la traducción de la
Declaración de los derechos humanos en Santafé de Bogotá, en 1794, fue muy paradigmática. A nivel
teórico, las revoluciones hispanoamericanas se inspiraron de los modelos franceses y norteamericanos.

Alberto J. Pla sostiene que “durante todo el siglo XVII hay una serie constante de levantamientos sociales
que plantean, algunos claramente, la independencia. En 1725, en Paraguay, Antequera y sus comuneros
hablan de la “soberanía del pueblo”. En 1740-41, en el Perú, el inca Felipe, tiende a librarse de los
españoles, aprovechando el apoyo inglés: ofrece la libertad de comercio a cambio de armas para luchar
contra los españoles. En 1765, en Quito hay una insurrección independentista y se postula una monarquía
local donde la corona sería para el conde de Vega Florida. El año 1780 es un momento culminante de esta
agitación revolucionaria continental: en Chile hay levantamientos que defienden un régimen de
monarquía constitucional; en Perú, se da el célebre levantamiento de Tupac Amaru; en Caracas y Bogotá,
aparece Francisco Miranda”.

En cambio, la revolución haitiana fue una mutación radical en las estructuras sociales, políticas,
económicas y culturales. Su objetivo tiende a derrumbar las bases del colonialismo moderno.
En primer lugar, fue una revolución antisistémica en el sentido de que puso en entredicho la lógica
colonial racista y esclavista que el mundo occidental impuso al continente americano. El sistema-mundo
capitalista se vio desafiado por un ejército indígena que rechazó la lógica imperial. Se trata de una ruptura
con un sistema.

Esta revolución se hace también sobre la base de la dignidad humana. El escritor haitiano del siglo XIX,
Demesvar Delorme, en un libro publicado en 1873, dice que la independencia no tuvo solamente como
propósito, para los ciudadanos, autogobernarse sino que buscó crear una civilización fertilizada por la
libertad. Destaca que estos ciudadanos tuvieron un gran sentimiento de la dignidad humana (Delorme, D.
1979, 5). Esta revolución anuncia una nueva antropología, una nueva visión del hombre basada en la
dignidad, la fraternidad y el respeto.

Frente a esta desvalorización, la revolución haitiana se inscribe en la dinámica de humanización de este


ser humano que había sido desvalorizado. Fue un ser sin derechos, sin valores, sin culturas. A cambio, la
revolución haitiana desplegó un humanismo revolucionario basado en el respeto del otro.

Es pues un humanismo que surge de la visión antropológica de la revolución haitiana. Por ejemplo, la
constitución de 1805, reconoce que cualquier persona perseguida que llega a Haití es automáticamente
haitiana. El derecho a la ciudadanía se otorgó a toda persona en situación de persecución, y que huye de la
esclavitud. Es por eso que entre 1830 y 1860, cerca de diez mil (10.000) negros americanos llegaron a
Haití, en busca de humanidad.

Fue a partir de esos exiliados que Simón Bolívar va a lanzar su lucha de liberación nacional. El Libertador
dijo que Haití es “el asilo de los hombres libres”.

Bibliografía:

- Michael Hardt, Antonio Negri, Commonwealth, Harvard University Press, Cambridge


Massachussets, 2009.
- Carnero Hoke, G., Nueva teoría para la insurgencia. Editorial Amerindia. (s/f).
- Revolucion haitiana (1790). Canal Encuentro. Tomado de:
https://www.youtube.com/watch?v=oLfJlfskdMg
- Córdova-Bello, E. (1967). La independencia de Haití y su influencia en Hispanoamérica (No. 13).
Instituto Panamericano de Geografía e Historia.

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