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El Currículo Nacional (CN) contiene los perfiles que los estudiantes deben lograr al
término de la Educación Básica. Esta visión común e integral de los aprendizajes requiere
el empleo, por parte del docente y del director de la escuela, de herramientas que
contribuyan con el logro de este perfil. Una de estas herramientas son las bibliotecas, que
pueden estar dirigidas a todos los estudiantes de la institución educativa o a los estudiantes
de un aula.
El disponer de una biblioteca en el aula y una biblioteca en la escuela no genera por “sí
mismo” competencias en los estudiantes, se requiere de un uso de las bibliotecas
planificado, acompañado y evaluado de parte de los docentes para que los estudiantes
aprendan a usarlas, cuidar de los materiales que las integran y buscar en ellas la satisfacción
de sus propósitos personales y grupales. Esto requiere que los docentes modelen prácticas
lectoras y escritoras adecuadas para que los estudiantes, en forma progresiva, participen de
una comunidad de lectores y escritores tanto dentro del aula y la escuela como fuera de
estos espacios.
Zona para los trabajos grupales: es un espacio para realizar, sobre todo,
investigaciones y tareas. Además, debe estar dotado de equipos multimedia para
favorecer el acceso a medios virtuales o audiovisuales.
Zona de lectura libre: generalmente cuenta con un tapiz, pufs o cojines, sillones y
bancas con el fin de favorecer la lectura informal. Es una zona amplia que se
encuentra cerca a la estantería de libre acceso.
La biblioteca escolar debe encontrarse bien cuidada y ser acogedora para los estudiantes.
El diseño del mobiliario debe estar pensado para niños de educación primaria (de 6 a 12
años), por lo tanto, debe tener dimensiones ideales para la edad de los niños, de manera
que puedan alcanzar con facilidad los materiales para ser explorados (Minedu, 2016b). Se
debe contar con una estructura para realizar presentaciones de los libros (el título de la
semana, el más leído, etc.).
Con respecto a los usos pedagógicos, la biblioteca escolar es un espacio que tiene como
objetivo el fomento de la lectura; la promoción de buenas prácticas lectoras, escritas, orales
e investigativas, y el desarrollo de capacidades para la búsqueda y el análisis de la
información. La finalidad de la biblioteca es formar lectores y para esto pone al estudiante
en contacto con el libro, inclusive antes de que empiece a leer. Desde que el estudiante
inicia la educación básica, la biblioteca escolar adquiere valor para él, es el lugar donde el
estudiante puede interactuar con materiales de lectura diversos. Cuando los estudiantes
acceden a los textos, los manejan y los leen, forman progresivamente una comunidad de
lectores y escritores, inclusive antes de aprender a leer y escribir formalmente (Hoz y
otros, s. f.: 2).
La biblioteca escolar cuenta con materiales impresos que han sido brindados por el Minedu,
pero también con material propio que ha sido agenciado por las propias instituciones
educativas (Minedu, 2016b), los padres y madres de familia u otros miembros de la
comunidad educativa. Los documentos de la biblioteca escolar se encuentran, sobre todo,
en soportes impresos, sin embargo, algunos pueden estar en formatos virtuales. Los
documentos pueden tener contenidos informativos o documentales, ficcionales (literatura
infantil o juvenil), enciclopédicos, didácticos, instructivos; pueden ser revistas, periódicos,
manuales, etc. Además, la biblioteca puede albergar materiales concretos que faciliten los
aprendizajes a través del juego, la exploración y la interpretación.
Como ya habíamos mencionado, es importante que los estudiantes, desde los primeros
ciclos de EBR, conozcan y utilicen la biblioteca, y se familiaricen con los diversos textos
que se encuentran en ella. Para tal fin, es necesario que el docente planifique visitas
semanales a la biblioteca, fije un horario de permanencia en ella y algunas actividades a
realizar. Es indispensable buscar que “los niños de todas las edades conozcan la biblioteca,
se familiaricen con ella y realicen actividades de fomento de la lectura en ella. La biblioteca
ofrece un espacio tranquilo, acogedor, maravilloso; un lugar que ha de ser muy visitado,
muy solicitado, muy propuesto” (Alzola e Iturrioz, 2016: 24). Es importante entonces que
las visitas a la biblioteca sean frecuentes y significativas para los aprendizajes de los
estudiantes. El monitor fijará los horarios de atención en función de las necesidades de la
II. EE, los estudiantes y los docentes; lo hará de manera coordinada para que todos sean
acogidos.
Como hemos visto, la biblioteca escolar trabaja en relación estrecha con los docentes y los
estudiantes a través de la elaboración y ejecución de unidades didácticas, es la fuente
principal de insumos para estas, pero además puede constituirse en una fuente de materiales
para las bibliotecas de aula. El trabajo de la biblioteca escolar y de la biblioteca de aula se
realiza en red, dado que la primera puede proporcionar los insumos con que cuenta la
segunda. Los estudiantes realizan un acercamiento a la lectura y a la búsqueda de información
a través de ambas.
La biblioteca escolar tiene un programa que se organiza en torno a dos ejes fundamentales:
el acceso a la lectura y la búsqueda de información. Para desarrollar los contenidos de este
programa considera los lineamientos del Currículo Nacional, de manera que las actividades
que se realicen contribuyan al desarrollo de las competencias que los estudiantes deben
alcanzar a lo largo de la educación básica. La biblioteca escolar es además un espacio
educativo nuevo que da soporte a los aprendizajes de los estudiantes y brinda opciones para
que indaguen en sus propios intereses para aprender nuevos temas (Minedu, 2016c: 20).
La biblioteca es también un espacio para que los estudiantes tengan la oportunidad de leer
diversos textos, producir escritos creativos y comentar lo leído con diferentes interlocutores
y en diferentes situaciones de aprendizaje dentro y fuera del aula. Esta situación conlleva a
que los docentes propongan situaciones didácticas en el espacio de la biblioteca. Es
importante reconocer, además, que las competencias comunicativas son también trabajadas
en la biblioteca escolar y de aula cuando propiciamos situaciones de lectura y escritura en
estos espacios; por ejemplo:
Cuando los estudiantes escuchan una historia leída por el docente o un poema
declamado por un compañero, trabajan la comprensión de textos orales.
Cuando los estudiantes interactúan con expresiones literarias a través del contacto
con obras de literatura infantil o adulta, trabajan la comprensión de textos escritos.
¿Consideras que la biblioteca de aula y/o escuela es una herramienta para lograr el perfil
de los estudiantes de educación primaria? ¿Por qué?
¿Qué estrategias utilizarías para motivar a tus estudiantes a frecuentar la biblioteca escolar?
¿Cómo te gustaría que fuera la biblioteca de tu institución educativa? ¿Cuáles serían sus
características y particularidades?
1.2 La biblioteca de aula
Dentro del aula, el docente y los estudiantes pueden determinar un espacio (sector)
dedicado exclusivamente al fomento lector, este espacio se domina biblioteca de aula. Se
debe considerar un espacio o un sector bien iluminado, con fácil acceso y tranquilo, que
facilite a los estudiantes un contacto directo e intenso con la lectura (Wallace, s. f.). Los
materiales de la biblioteca de aula están constituidos por el material que brinda el Minedu
dentro del kit de Comunicación (2016c: 15-16), además de los materiales brindados por la
propia institución educativa o conseguidos gracias a donaciones diversas. Asimismo,
alberga las producciones elaboradas por los estudiantes; por esta razón, se debe cuidar que
las producciones sean inéditas y variadas, que cuenten con los elementos de un texto
escrito, que sean visibles y atractivas. Los estudiantes pueden realizar cuentos, poemas,
antologías, juegos, afiches, diccionarios, etc. También se pueden incorporar documentos
digitales, grabaciones de narraciones de los estudiantes y sus padres o el docente. Dichos
documentos deben ser catalogados con el conjunto de documentos de la biblioteca.
Por otra parte, la biblioteca de aula puede ser denominada una “biblioteca móvil”
(Mendoza, 2004: 67), en la medida que alberga módulos de lectura, materiales elaborados
por los estudiantes y por los docentes, y los materiales que recupera temporalmente de la
biblioteca de la institución educativa. Así, documentos o colecciones que pertenecen a la
biblioteca escolar circulan hacia las bibliotecas de aula según las necesidades de las clases.
Por ejemplo, si se trabaja una unidad didáctica sobre los derechos de los niños y las niñas,
los estudiantes pueden solicitar al monitor de la biblioteca que les busque, prepare y preste
documentos sobre el tema. Para ello, el docente enseña a los estudiantes a usar los libros,
es decir, acudir a las diferentes partes del libro para obtener información acerca de su
contenido, por ejemplo, el índice, la reseña de la contraportada, las solapas del libro.
La biblioteca es también un espacio de socialización entre docentes y estudiantes porque
establecen relaciones e intercambian opiniones, críticas e información sobre los libros. Se
caracteriza por ser un espacio de circulación del conocimiento y la cultura, que fortalece
los aprendizajes que los estudiantes realizan en el aula y en la escuela.
¿Cómo has organizado los estantes de la biblioteca de tu aula? ¿Participaron los estudiantes
en la organización de la biblioteca? ¿Cómo?
¿Tus estudiantes la frecuentan? ¿Qué libros consultan más tus estudiantes? ¿Por qué?
UNIDAD 2. La biblioteca de aula y la biblioteca de escuela como espacios
educativos
En el III ciclo
En otros ciclos
¿Consideras que la biblioteca escolar debe ser estimada como uno de los espacios
educativos más importantes dentro de las instituciones educativas? ¿Por qué?
Es importante que las actividades de lectura y escritura que realicen los estudiantes se
complejicen a medida que van avanzando en su escolarización. El docente debe tener el rol
de mediador y brindar a los estudiantes la oportunidad de acceder a textos cada vez más
complejos, más elaborados y retadores. Por ejemplo, en el III ciclo se debe brindar al
estudiante la oportunidad de leer álbumes ilustrados porque tienen poco texto e imágenes
amplias que permiten que el estudiante pueda inferir el contexto en el cual se desarrolla la
historia. En los ciclos superiores, se debe introducir las novelas infantiles con
clasificaciones de lectura inicial e intermedia; en este tipo de textos la parte escrita es más
abundante pero continúa teniendo acompañamiento de imágenes que pueden
complementar la comprensión de la historia.
Belmart y otros (s. f.). Guía de apoyo para Educadoras y Agente Educativos en
Estrategias de Fomento Lector de niños de 0 a 4 años. Santiago de Chile, Chile:
Fundación Integra.
Minedu (2015). Rutas del aprendizaje. Versión 2015. ¿Qué y cómo aprenden
nuestros estudiantes? III Ciclo. Área Curricular Comunicación. Lima: autor.