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Ficha de Lectura

Desarrollo Personal

Nombre y apellidos: _________________________________________________________________________________________


Grado y sección: 5to A / B / C / D Nº de orden: ________
Profesor: Sr. Rogel Morales López Coordinador de área: Sr. José Solís Fecha: ____/____/2018

Criterios de evaluación:
 Competencia: Convive y participa democráticamente
 Desempeño: Expresa gráficamente una postura crítica sobre teorías filosóficas, valorando su herencia cultural filosófica;
asumiendo el compromiso a las normas de convivencia y cumpliéndolas con perseverancia.

“Evolución del pensamiento filosófico”


Indicaciones Generales:
 Atiende a la explicación del tema con el apoyo de PPT esquemático.
 Registra en tu cuaderno las de ideas principales del tema.
 Socializa oralmente y de manera espontánea, las ideas que te sugiere la doctrina filosófica estudiada.
 Desarrolla las preguntas que se proyectarán en el PPT usando con la información registrada en tu cuaderno
y las lecturas sugeridas de esta ficha de trabajo.

Del Mito a la Filosofía


Dos respuestas para esta pregunta: ¿Cómo se originó el mundo?

A) El mundo es eterno, pues nada nace de la nada y, si el mundo tiene un origen, éste debió de ser la nada. Mas esto es
imposible. Así que, el mundo no tiene un origen y, por tanto, es eterno.

B) ...los órficos dicen que la Noche de alas negras... fue cortejada por el viento, y puso un huevo de plata en el vientre de
la Obscuridad; y que Eros, al que algunos llaman Fanes, salió de ese huevo y puso el universo en movimiento... Fanes
creó la tierra, el cielo, el sol y la luna… (Homero. Iliada. XVI 201 y XVI 261).

Conversamos:
¿Los dos textos responden la misma pregunta?
¿Qué diferencia hay entre las dos respuestas?

Filósofos Pre-socráticos
Tales de Mileto

“El primer filósofo del que oímos hablar es Tales, de la colonia de Mileto, en Asia Menor. Viajó mucho por el mundo. Se
cuenta de él que midió la altura de una pirámide en Egipto, teniendo en cuenta la sombra de la misma, en el momento en
que su propia sombra medía exactamente lo mismo que él. También se dice que supo predecir mediante cálculos
matemáticos un eclipse solar en el año 585 antes de Cristo. Tales opinaba que el agua es el origen de todas las cosas. No
sabemos exactamente lo que quería decir con eso. Quizás opinara que toda clase de vida tiene su origen en el agua, y

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que toda clase de vida vuelve a convertirse en agua cuando se disuelve. Estando en Egipto, es muy probable que viera
cómo todo crecía en cuanto las aguas del Nilo se retiraban de las regiones de su delta. Quizás también viera cómo, tras la
lluvia, iban apareciendo ranas y gusanos. Además, es probable que Tales se preguntara cómo el agua puede convertirse
en hielo y vapor, y luego volver a ser agua de nuevo. Al parecer, Tales también dijo que «todo está lleno de dioses».
También sobre este particular sólo podemos hacer conjeturas en cuanto a lo que quiso decir. Quizás se refiriese a cómo
la tierra negra pudiera ser el origen de todo, desde flores y cereales hasta cucarachas y otros insectos, y se imaginase que
la tierra estaba llena de pequeños e invisibles «gérmenes» de vida. De lo que sí podemos estar seguros, al menos, es de
que no estaba pensando en los dioses de Homero”.

Gaarder, J (1991) “El mundo de Sofía. Novela sobre la historia de la Filosofía”. Madrid, España. Editorial Siruela.

Tales de Mileto y la teoría del Agua

“La mayor parte de los primeros que filosofaron, no consideraron los principios de todas las cosas, sino bajo el punto de
vista de la materia. Aquello de donde salen todos los seres, de donde proviene todo lo que se produce, y adónde va a parar
toda destrucción, persistiendo la sustancia la misma bajo sus diversas modificaciones, he aquí, según ellos, el elemento,
he aquí el principio de los seres. Y así creen, que nada nace ni perece verdaderamente, puesto que esta naturaleza primera
subsiste siempre.
(…) Tales, fundador de esta filosofía, considera el agua como primer principio. Por esto llega hasta pretender, que la tierra
descansa en el agua; y se vio probablemente conducido a esta idea, porque observaba que la humedad alimenta todas las
cosas, que lo caliente mismo procede de ella, y que todo animal vive de la humedad; y aquello de donde viene todo, es
claro, que es el principio de todas las cosas. Otra observación le condujo también a esta opinión. Las semillas de todas las
cosas son húmedas por naturaleza; y el agua es el principio de las cosas húmedas”.
Aristóteles, Metafísica 1,3.

Los Sofistas
La escuela sofista

“El siglo V a. C. de la historia occidental representa una etapa luminosa del pensamiento y la cultura universales. Todas
las geniales intuiciones presentes en los poetas y pensadores griegos anteriores alcanzan en este punto la claridad de la
expresión racional y las honduras filosóficas más refinadas. De acuerdo con la conocida frase de Cicerón, en esta etapa
del pensamiento griego, "la filosofía desciende del cielo a la tierra". La naturaleza deja de ser el tema de especulación y el
hombre empieza a ocuparse de sí mismo. En el siglo V a. C. quiere el hombre descubrir su propio destino. Los sofistas y
Sócrates plantearán problemas que hasta nuestros días tienen plena vigencia.

Una de las causas del cambio de interés de la especulación filosófica hacia el tema del hombre, fue la instauración definitiva
de la democracia ateniense. Era esta una democracia directa (no representativa como las actuales) en la que cualquier
ciudadano, sin impedimentos debidos a su estrato social, podía participar del poder, con el sólo apoyo de su talento y genio
personal. En tal circunstancia, se hizo insuficiente la antigua educación y se requirió una nueva. Surgieron así los sofistas
como maestros de retórica, herramienta indispensable para desempeñarse adecuadamente en la asamblea pública.
Gorgias de Leontini es el primero en el arte de convencer o arte del buen discurso, como se conocía en esos días a la
retórica. Él es famoso por su elocuencia que dejó manifiesta en su libro Sobre la naturaleza o del no ser, donde pretende
demostrar que nada existe; pero si existiera, no podría comprenderse; y, si se comprendiera, no podría comunicarse. Así,
por ejemplo, argumenta Gorgias en el siguiente sentido: “Si el Ser es eterno, no tiene principio alguno. No teniendo principio,
es infinito. Y, si es infinito, no está en ninguna parte. Pero lo que no está en ninguna parte no existe.”

Con Gorgias se inaugura un nuevo modo de ser del filósofo. Con él surge el filósofo disputante que participa de los asuntos
de la polis (la ciudad), aunque a veces se olvide de la verdad y se conforme con convencer. Hipias de Elis y Protágoras
darán un paso más allá y harán que el sofista abra el camino del humanista. Hipias de Elis dice, por ejemplo: “todos
vosotros, señores aquí presentes, os considero yo parientes, familiares y conciudadanos por naturaleza, aunque no por

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ley; porque lo semejante es por naturaleza pariente de lo semejante, mientras que la ley, tirana de los hombres, obliga con
violencia a hacer muchas cosas contra la naturaleza.” y, en otro de los fragmentos que se conservan de su obra, afirma:
“Por naturaleza todos somos iguales: nobles y plebeyos, griegos y bárbaros”.

En estos dos textos se llega a la clara conciencia de la radical igualdad que existe entre los seres humanos. Los sofistas,
mediante la distinción entre aquello que es por convención y aquello que es por naturaleza, conciben la idea de humanidad
que comprende a todos los hombres sin excepción. Por convención somos ciudadanos de una nación, pero por naturaleza
somos ciudadanos del mundo. A diferencia de Aristóteles, quien todavía sostenía la idea de que había esclavos por
naturaleza, es decir, hombres que no poseían plena humanidad, que no eran plenamente hombres y, por tal, eran
susceptibles de ser reducidos a meros instrumentos, los sofistas los concibieron libres e iguales a todos.

Por su parte Protágoras de Abdera dará un paso más hacia el humanismo, al renovar la idea de educación que
tradicionalmente se tenía en Grecia. A pregunta expresa de Sócrates, en el diálogo platónico que lleva su nombre,
Protágoras responde:
 El objeto de mi enseñanza es la prudencia que todos deben tener para la administración de su casa y, en lo
referente a las cosas de la ciudad, la capacidad de llevarlas a la perfección por medio de las obras y las palabras.
 Si he seguido bien tu razonamiento -repuse yo- tú te refieres a la política y te comprometes a formar buenos
ciudadanos, ¿no es eso?
 Exactamente eso, Sócrates, y este es el compromiso que yo contraigo.

Al formar buenos ciudadanos, Protágoras transforma el arte de educar; pasa de transmitir cierta técnica o información a
tratar de perfeccionar al hombre mismo; expresa por primera vez cuál es el auténtico fin de la educación, que consiste en
el desarrollo integral del ser humano y no en el adiestramiento para algo. Sin embargo, Protágoras no llevó a sus
fundamentos últimos esta tesis. Esta tarea será reservada a Sócrates y Platón. La definición del buen ciudadano se funda
en las leyes, pero las leyes son una convención y varían en relación a la ciudad a la que se pertenece. De ahí que, el bien
y la sabiduría consistan en adecuarse a la circunstancia presente. Concepto del bien que se resume en su famosa frase:
“El hombre es la medida de todas las cosas; de las que son, en tanto que son; de las que no son, en tanto que no son”.

González, E (2010) Guía de Estudios, Historia de las Doctrinas Filosóficas. México DF, México. Editorial: Universidad
Nacional Autónoma de México.

Filósofos Socráticos
Sócrates: método y teoría ética
Conócete a ti mismo

“El conocimiento de sí mismo significa la condición, más bien la esencia misma de la sabiduría y la virtud, que solas
transforman en mejor a cada uno de nosotros. Conócete a ti mismo, significa: adquiere conciencia de tu fin ideal y de tus
faltas reales: la primera entre todas es la falta de conocimiento verdadero, que se esconde bajo la pretensión de sabiduría.
Saber que no se sabe, es decir, adquirir conciencia de los problemas que escapan a la pretendida sabiduría, he ahí el
primer resultado del examen y conocimiento de sí mismo: primera sabiduría verdadera.” En el texto que acabas de leer se
describe el objetivo de la primera etapa del método mayéutico. Tal etapa se conoce como refutación o ironía socrática.
Tiene ella una función propedéutica, es decir, es una etapa preparatoria que se realiza con el objetivo de eliminar ideas
preconcebidas o prejuicios, los cuales son el principal obstáculo para alcanzar el conocimiento. Creer que ya se sabe
impide buscar el conocimiento. Por eso, el primer paso en el camino de la sabiduría consiste en reconocer la propia
ignorancia, en saber que no se sabe. Esta es la famosa Docta ignorancia de Sócrates. La segunda fase del método es la
que podemos llamar concepción o parto, que es lo que significa mayéutica. En ella, mediante una secuencia de preguntas
y respuestas, el interlocutor de Sócrates va descubriendo por sí mismo y desde sí mismo la verdad. Mediante ese
procedimiento, Sócrates, y el interlocutor que lo sigue, alcanza algunas conclusiones éticas de importancia. La primera de
ellas es que la virtud es sabiduría y el vicio es ignorancia, además que los bienes más preciados para el hombre son los
bienes del alma. Por eso, el hombre que haya dedicado sus días al cuidado del alma es el único al que puede llamarse
con propiedad dichoso. Ahora bien, Sócrates no identifica la sabiduría con la acumulación de información. La sabiduría
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estriba en el conocimiento del bien y, como tal, no puede ponerse al servicio de fines malvados. Por el contrario, la mera
información o conocimiento sin bien, puede perfectamente servir a los peores fines. En el diálogo platónico Hipias menor,
Sócrates pone de manifiesto la siguiente paradoja: el mejor en el dominio de un conocimiento técnico puede ser, por la
misma razón, el peor. Por ejemplo, un médico con un vasto conocimiento de su arte es, por esta razón, el más capacitado
para curar a los enfermos y mantener a los hombres sanos; pero este mismo conocimiento lo hace también el más apto
para hacerlos enfermar y hacerlos morir. Por eso es que la información o el conocimiento técnico no constituyen la
sabiduría, puesto que carecen del conocimiento del bien. Más ¿en qué consiste este conocimiento? ¿Qué es el bien, según
Sócrates?

González, E (2010) Guía de Estudios, Historia de las Doctrinas Filosóficas. México DF, México. Editorial: Universidad
Nacional Autónoma de México.

Platón
El problema del hombre, el mito de la Caverna y el mundo de las ideas

El mito de la Caverna

Aristóteles: Ética y política


Sobre la Felicidad

“Réstanos ahora hablar en general de la felicidad, ya que la hemos hecho fin de los actos humanos. Hemos dicho que la
felicidad no es una disposición, ya que podría pertenecer a un hombre que pasara su vida durmiendo, viviendo con una
vida vegetativa, e incluso a alguno que sufriera las peores desgracias. Debemospues poner la felicidad en una actividad.
Ahora bien, entre las actividades, unas son necesarias y deseables por otra cosa, y otras por sí mismas. Es evidente que
la felicidad debe colocarse entre las actividades deseables Por sí mismas y no por otra cosa, ya que no carece de nada,
sino que se basta a sí misma. Son deseables por sí mismas las actividades que no piden nada fuera de su mismo ejercicio.

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Tales parecen ser las acciones virtuosas, ya que obrar honesta y virtuosamente es de las cosas deseables por sí mismas.
[...]

Si la felicidad es la actividad conforme con la virtud, es claro que es la que está conforme con la virtud más perfecta, es
decir, la de [la facultad] más elevada. Ya se trate de la inteligencia o de otra facultad, y que esta facultad sea divina o lo
que hay más divino en nosotros, la actividad de esta facultad, según su virtud propia, constituye la felicidad perfecta. Y ya
hemos dicho que es contemplativa (teórica).

Por otra parte, la independencia (autarquía) de la que hemos hablado se encuentra muy particularmente en la vida
contemplativa. Ciertamente el sabio, el justo, como todos los demás hombres, necesitan lo que es necesario para la vida.
E incluso aunque estén provistos suficientemente de estos bienes, necesitan aún otra cosa: el justo necesita gentes en las
que practicar su justicia; y lo mismo el valeroso, el moderado y todos los demás. Pero el sabio, incluso solo, puede
entregarse a la contemplación, y tanto mejor cuanto más sabio es. Sin duda lo haría mejor aún si se asociase a otras
personas. Pero es independiente en el más alto grado.

Debemos examinar ahora qué es la virtud. Puesto que en el alma hay tres cosas: pasiones, facultades y disposiciones
(habitus), la virtud debe ser una de ellas. Llamo pasión al deseo, la cólera, el miedo, la temeridad, la envidia, la alegría, la
amistad, el odio, el pesar, en una palabra, todo lo que va acompañado de placer o dolor. Llamo facultad al poder de sufrir
estas pasiones, por ejemplo, lo que nos hace capaces de sentir la cólera, el odio o la piedad. Por último, las disposiciones
nos sitúan en un estado bueno o malo respecto de las pasiones: por ejemplo, para la cólera, si nos dejamos llevar
demasiado por ella o no lo suficiente, nos hallamos en mala disposición.

La virtud es pues una disposición voluntaria que consiste en el medio con relación a nosotros, definido por la razón y
conforme a la conducta del hombre sabio. Ocupa el justo medio entre dos extremos viciosos, el uno por exceso y el otro
por defecto. En las pasiones y acciones la falta consiste unas veces en quedarse más acá y en otras en ir más allá de lo
que conviene, pero la virtud halla y adopta el medio. Porque si, según su esencia y según la razón que define su naturaleza,
la virtud consiste en un medio, está en el punto más alto respecto del bien y de la perfección”.

Aristóteles, Ética a Nicómano, 6 y 7

Filósofos Medievalistas
Santo Tomás: El ser, La existencia de Dios
Las Cinco Vías

“La primera y más clara se funda en el movimiento. Es innegable, y consta por el testimonio de los sentidos, que en el
mundo hay cosas que se mueven. Pues bien, todo lo que se mueve es movido por otro, ya que nada se mueve más que
en cuanto está en potencia respecto a aquello para lo que se mueve. En cambio, mover requiere estar en acto, ya que
mover no es otra cosa que hacer pasar algo de la potencia al acto, y esto no puede hacerlo más que lo que está en acto,
a la manera como lo caliente en acto, v. gr., el fuego hace que un leño, que está caliente en potencia, pase a estar caliente
en acto. Ahora bien, no es posible que una misma cosa esté, a la vez, en acto y en potencia respecto a lo mismo, sino
respecto a cosas diversas: lo que, v. gr., es caliente en acto, no puede ser caliente en potencia, sino que en potencia es, a
la vez frío. Es, pues, imposible que una cosa sea por lo mismo y de la misma manera motor y móvil, como también lo es
que se mueva a sí misma. Por consiguiente, todo lo que se mueve es movido por otro. Pero, si lo que mueve a otro es, a
su vez, movido, es necesario que lo mueva un tercero, ya éste otro. Mas no se puede seguir indefinidamente, porque así
no habría un primer motor y, por consiguiente, no habría motor alguno, pues los motores intermedios no mueven más que
en virtud del movimiento que reciben del primero, lo mismo que un bastón nada mueve si no lo impulsa la mano. Por
consiguiente, es necesario llegar a un primer motor que no sea movido por nadie, y éste es el que todos entienden por
Dios.

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La segunda vía se basa en causalidad eficiente. Hallamos que en este mundo de lo sensible hay un orden determinado
entre las causas eficientes; pero no hallamos que cosa alguna sea su propia causa, pues en tal caso habría de ser anterior
a sí misma, y esto es imposible. Ahora bien, tampoco se puede prolongar indefinidamente la serie de las causas eficientes,
porque siempre que hay causas eficientes subordinadas, la primera es causa de la intermedia, sea una o muchas, y ésta
causa de la última; y puesto que, suprimida una causa, se suprime su efecto, si no existiese una que sea la primera,
tampoco existiría la intermedia ni la última. Si, pues, se prolongase indefinidamente la serie de causas eficientes, no habría
causa eficiente primera, y, por tanto, ni efecto último ni causa eficiente intermedia, cosa falsa a todas luces. Por
consiguiente, es necesario que exista una causa eficiente primera, a la que todos llaman Dios.

La tercera vía considera el ser posible o contingente y el necesario, y puede formularse así. Hallamos en la naturaleza
cosas que pueden existir o no existir, pues vemos seres que se producen y seres que se destruyen, y, por tanto, hay
posibilidad de que existan y de que no existan. Ahora bien, es imposible que los seres de tal condición hayan existido
siempre, ya que lo que tiene posibilidad de no ser hubo un tiempo en que no fue. Si, pues, todas las cosas tienen la
posibilidad de no ser, hubo un tiempo en que ninguna existía. Pero, si esto es verdad, tampoco debiera existir ahora cosa
alguna, porque lo que no existe no empieza a existir más que en virtud de lo que ya existe, y, por tanto, si nada existía, fue
imposible que empezase a existir cosa alguna, y, en consecuencia, ahora no habría nada, cosa evidentemente falsa. Por
consiguiente, no todos los seres son posibles o contingentes, sino que entre ellos forzosamente, ha de haber alguno que
sea necesario. Pero el ser necesario o tiene la razón de su necesidad en sí mismo o no la tiene. Si su necesidad depende
de otro, como no es posible, según hemos visto al tratar de las causas eficientes, aceptar una serie indefinida de cosas
necesarias, es forzoso que exista algo que sea necesario por sí mismo y que no tenga fuera de sí la causa de su necesidad,
sino que sea causa de la necesidad de los demás, a lo cual todos llaman Dios.

La cuarta vía considera los grados de perfección que hay en los seres. Vemos en los seres que unos son más o menos
buenos, verdaderos y nobles que otros, y lo mismo sucede con las diversas cualidades. Pero el más y el menos se atribuye
a las cosas Según su diversa proximidad a lo máximo, y por esto se dice lo más caliente de lo que más se aproxima al
máximo calor. Por tanto, ha de existir algo que sea verísimo, nobilísimo y óptimo, y por ello ente o ser supremo; pues, como
dice el Filósofo, lo que es verdad máxima es máxima entidad. Ahora bien, lo máximo en cualquier género es causa de todo
lo que en aquel género existe, y así el fuego, que tiene el máximo calor, es causa del calor de todo lo caliente, según dice
Aristóteles. Existe, por consiguiente, algo que es para todas las cosas causa de su ser, de su bondad y de todas sus
perfecciones, y a esto llamamos Dios.

La quinta vía se toma del gobierno del mundo. Vemos, en efecto, que cosas que carecen de conocimiento, como los
cuerpos naturales, obran por un fin, como se comprueba observando que siempre, o casi siempre, obran de la misma
manera para conseguir lo que más les conviene; por donde se comprende que no van a su fin obrando al acaso, sino
intencionadamente. Ahora bien, lo que carece de conocimiento no tiende a un fin si no lo dirige alguien que entienda y
conozca, a la manera como el arquero dirige la flecha. Luego existe un ser inteligente que dirige todas las cosas naturales
a su fin, ya éste llamamos Dios”.

Tomás de Aquino, Suma Teológica capítulos 2 y 3

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