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La Semana Santa es tiempo de recuerdos y tradiciones.

A lo largo de los siglos, paso a paso, se ha


hecho acompañar de numerosas y bien diversas costumbres que transcurren paralelas a las
procesiones. Tratan de ritos, de gastronomía o de vestimenta.

Domingo de Ramos

Ya lo dice el refranero español: «En Domingo de Ramos, quien no estrena, no tiene manos». Es una
de las tradiciones más extendidas en nuestro país, en la que vale cualquier prenda o complemento
nuevo, de calcetines para arriba, para vestir por primera vez en este día. Quien la cumple, reza la
tradición, tendrá suerte a lo largo de todo el año.

La conmemoración de la llegada de Jesucristo a Jerusalén también se celebra llevando palmas y


ramos de olivo a misa para que sean bendecidos con agua. Muchos cristianos prefieren hacerse con
pequeñas cruces de palma que serán conservadas hasta el Domingo de Ramos del año siguiente.

Lunes Santo

La particularidad del Lunes Santo es, precisamente, que no tiene un hábito asentado: tanto los fieles
como la propia Iglesia celebran este día desde la normalidad. La tradición surge de la mano de las
cofradías. Son ellas las que recorren las calles con los pasos. En Málaga, la Legión española visita el
Cristo de la Buena Muerte en la Iglesia de Santo Domingo: desde el día anterior y hasta el Miércoles
Santo, lo custodian con una guardia que cambia cada cinco minutos. Una tradición que lleva
celebrándose más de 50 años.

Martes Santo

En algunas zonas de España, el Martes Santo se produce un cambio en el calendario: la misa crismal
del Jueves Santo se celebra este segundo día de la semana. Ocurre en Oviedo. La liturgia que preside
el obispo y en donde se bendice el Crisma —aceite y bálsamo mezclados que consagran los obispos
para ungir a quienes se bautizan y se confirman— se anticipó dos jornadas en Asturias porque lo
costoso de atravesar montes y valles podía impedir a los sacerdotes estar de vuelta en su parroquia
para la celebración vespertina de la misa principal del día, la cena del Señor, el Jueves Santo.

Miércoles Santo

El día de la traición de Judas a Jesús por 30 monedas de plata comienza en algunas partes de España
ensordecido por los tambores. En Mula (Murcia), desde el último minuto del Martes Santo el tronar
de los tambores inunda las calles: cualquiera que tenga una túnica negra —a veces también se lleva
un capirote— y el instrumento de percusión puede participar. La tradición se remonta a mediados
del siglo XIX y establece que hasta las cuatro de la tarde del Miércoles Santo seguirán clamando los
tambores.

Jueves Santo

Es el día de peregrinación a los siete templos por parte de los cristianos, en una rememoración de los
siete recorridos que hizo Jesús el Jueves Santo, desde el huerto de los olivos, donde fue apresado,
hasta el Calvario. Actualmente, en cada una de las iglesias visitadas se realizan plegarias de perdón
y agradecimientos. En Valladolid o Toledo, son frecuentes las rutas por las iglesias e incluso
conventos que abren sus puertas a los peregrinos.
Viernes Santo

Es el día de gran dolor en la Semana Santa: el vía crucis y muerte de Jesús. Por eso, es tradición
todavía en algunas zonas vestirse de luto, también el jueves. Las mujeres llevan un vestido negro por
debajo de la rodilla y una mantilla del mismo color. Los hombres van con traje.

Sábado Santo

Este día acoge una celebración especialmente pintoresca en algunos pueblos de Valencia. Como los
cristianos no podían bañarse durante la Semana Santa hasta el sábado, llegado este día se arrojaba
agua a la gente que pasaba por la calle. Esta costumbre, acompañada de la de tirar vajilla vieja por la
ventana, sigue viva en la Semana Santa Marinera. La destrucción del menaje simboliza el cambio de
lo viejo a lo nuevo y da la bienvenida a la Resurrección de Jesucristo.

Domingo de Pascua

La resurrección de Jesús se celebra a lo largo del territorio español de diversas formas: desde la
tradición «pintahuevos» de Jaén, en la que desde 1767 se pintan huevos de diferentes colores, hasta
la quema de monigotes de paja, en Badajoz, pasando por «las Aleluyas» en la localidad riojana de
Ezcaray, cuando tras la misa, las autoridades y el párroco lanzan caramelos y dinero desde el balcón
a los fieles. Todo ello para celebrar el triunfo de Jesús sobre el pecado.

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