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PRIMERA UNIDAD

INTRODUCCIÓN

ANTROPOLOGÍA DE LA COMUNICACIÓN

1. EL HOMBRE UN SER PARA EL ENCUENTRO


El hombre es un misterio: oculta algo pero revela algo a la vez.

Lo más propio e interno de uno mismo solo lo conoce Dios y en parte uno mismo.

El aspecto relacional aparece como un punto clave que diferencia a la concepción


centrada en la persona de las propuestas colectivistas que diluyen al hombre en la masa-
así como de las propuestas individualistas que consideran al hombre encerrado en sí
mismo.

Entendiendo al hombre como un ser relacional se sientan, pues, las bases para una
antropología que se centre en la persona como ser único, autoconsciente y auto-
determinado, pero sin petrificarla en sí misma, pues, dada su relacionalidad, se
encuentra con las puertas abiertas hacia su entorno, hacia los demás hombres y hacia
Dios.

2. EL HOMBRE COMO PERSONA


“Quizás una de las más vistosas debilidades de la civilización actual este en una
inadecuada visión sobre el hombre” (SS. Juan Pablo 11).

“La contradicción entre la profusión de humanismos y del antropocentrismo por un


lado, y por el otro lado la opresión del hombre que se da simultáneamente, muchas
veces incluso en nombre de esos humanismos y ese antropocentrismo, manifiesta la
presencia de una falla fundamental: la verdad sobre el hombre se halla oscurecido.

Algunas de esas tendencias, aunque hablen del hombre y se proclamen humanistas,


están basadas en una comprensión errada del ser humano, impiden su auténtico
desarrollo del hombre y es imposible que conduzcan a otra cosa más que a la
aniquilación de la vida auténticamente humana. Una antropología correcta será aquella
que partiendo desde el hecho humano fundamental conduzca a la comprensión de la
realidad cualitativamente singular del hombre, en toda su proyección teológico
trascendente”.
3. DINAMISMO FUNDAMENTAL DE DESPLIEGUE
En el hombre se dan dos dinamismos fundamentales: la permanencia y el
despliegue.

El dinamismo fundamental de permanencia es la fuerza que nos hace seguir


siendo como somos.

En cambio el dinamismo fundamental de despliegue es la fuerza que sale al exterior,


aquello que nos hace madurar, que nos relaciona.

Ambos se necesitan, es imposible separarlos.

El dinamismo fundamental de despliegue es lo que convierte al hombre en un ser en y


para la relación. El hombre es un ser para la comunicación.

Ya desde el primer relato del Génesis se sigue una primera afirmación:

El hombre es un ser relacional por esencia. El hombre – dice Juan Pablo 11 – “no puede
existir solo, puede existir solamente en relación con otra persona humana “.

La comunicación social a que está llamando el hombre, presupone el respeto total y


absoluto a la persona humana, así como a su vida, a su dignidad, a sus derechos, no
elimina el ser propio de la persona, sino que la lleva a plenitud al dar lo propio y recibir
lo ajeno. Comunión es pues, comunidad de personas salvando la primacía de la persona
intransferible en su singularidad.

El hombre no ha sido creado inmóvil y estático. “El ser persona significa tender a su
realización, cosa que no puede llevar a cabo si no es en la entrega sincera de sí mismo a
los demás” (SS. Juan Pablo 11 Sollicitudo rei socialis).

1. ¿Por qué decimos que la Comunicación es una característica humana fundamental?

2. ¿Qué se entiende por Comunión?

3. Comente el texto de Juan Pablo II: “el ser persona significa tender a su realización, cosa
que no puede llevar a cabo si no es en la entrega sincera de si mismo a los demás” (SS.
Juan Pablo 11 Sollicitudo rei sociales).
SEGUNDA UNIDAD

ASPECTOS GENERALES
DE LA COMUNICACIÓN

1. CONCEPTO DE 2. PROCESO DE LA
COMUNICACIÓN COMUNICACIÓN
ASPECTOS GENERALES DE LA COMUNICACIÓN

1. ¿QUÉ ES LA COMUNICACIÓN?

Normalmente, entendemos por comunicación.


 El establecer contacto con alguien.
 El dar o recibir una información.
 El expresar nuestros pensamientos y sentimientos.
 El compartir algo con alguien.
Comunicación es una palabra profunda, una palabra que se ha puesto de moda, pero
así mismo, es una idea que no está del todo resuelta, por ser, tal vez el aspecto más
débil de nuestra vida de relación. Vivimos inmersos en la comunicación.
Constantemente nos estamos comunicando con nosotros mismos. Nuestros
sentimientos, nuestras sensaciones e ideas surgen desde nuestro interior exigiendo
respuesta.
Casi constantemente estamos rodeados de personas: familiares, amigos, compañeros,
que emiten su comunicación y esperan nuestra respuesta.

El ambiente, nuestro entorno, se comunica con nosotros y es constante su demanda.


Vivimos inmersos en ambientes en los que una gran variedad de agentes demandan
respuestas de nuestra parte.

Nuestro nacimiento y origen es fruto de la comunicación de dos personas. El ser


humano nace de y en la comunicación.

En comunicación se va formando nuestra personalidad: nuestra forma de ver y sentir


al mundo y a los demás. Podemos afirmar que el ser humano no es solo un ser que se
comunica, sino que es un ser que existe en comunicación; es un ser-en-relación.

2. PROCESO DE LA COMUNICACIÓN
En toda comunicación se dan cuatro elementos básicos:
 Las personas que se comunican entre sí.
 Lo comunicado o comparado entre esas personas.
 El medio por el cual esas personas se comunican.
 El código en que se comunican.

La persona que inicia la comunicación es el emisor; esta persona emite o intenta


transmitir algo: sus pensamientos, opiniones, sentimientos, etc.

La persona que escucha, acoge o recibe lo emitido por el emisor es el receptor.

El contenido comunicado entre emisor y receptor lo denominamos el mensaje.

El cuarto elemento fundamental de toda comunicación es el medio que utilizan el


emisor y el receptor para comunicarse. Se comunican por palabras, cara a cara, por los
gestos y el movimiento, por escrito, por teléfono.
El quinto elemento es el código, es decir, los símbolos y la estructura del lenguaje en
el que se comunican.

Estos cinco elementos se dan en toda comunicación.

MENSAJE

MEDIO

(Código)
EMISOR RECEPTOR

Funcionan en conjunto, interdependientemente, de tal manera que un cambio en


cualquiera de ellos afecta a los demás y a la comunicación en si. Es claro que estos
cinco elementos no son separables: en realidad se nos ofrecen como un todo
situacional y forman un todo complejo y dinámico.

La comunicación o dialogo entre el yo (emisor) y el tú (receptor), es un proceso


recíproco, en el que el yo y el tú sucesiva y alternativamente son emisor y receptor de
la comunicación entre ambos.

Este proceso entre emisor y receptor lo estamos haciendo constantemente en nuestro


vivir diario y es lo que constituye la comunicación interpersonal.

Una conversación o comunicación continuada está formada por una cadena en la que
se van concadenando sucesivamente estos eslabones:

Emisor ↔ receptor / receptor ↔ emisor

Que son simplemente dos facetas que se dan en toda persona que emite y recibe
comunicación.

1. Haga un esquema de los elementos y del proceso de comunicación.


2. Haga un mapa conceptual del tema 2
3. NECESIDAD DE LA COMUNICACIÓN

Desde el punto de vista de la psicología, la comunicación es una de las


necesidades emocionales esenciales al ser humano.

El Dr. López Ibor dice: “el ser humano no puede vivir en solitario,
enloquecería”.

La comunicación es una necesidad y un deseo innato en el ser humano. Este


siente la necesidad de autoexpresión. Todos necesitamos relacionarnos, expresarnos y
darnos a conocer, necesitarnos a la vez, conocer a otros y ser conocidos por ellos. Existe
una conexión estrecha entre la comunicación y las relaciones en nuestro modo de ser.

Recordemos nuestras propias experiencias. Las experiencias negativas de


incomunicación, nos cierran a la comunicación, nos hacen replegarnos sobre nosotros
mismos. Surgen actitudes negativas o agresivas: “no hay que fiarse de nadie”.

Cuando por el contrario, hemos tenido una experiencia positiva de comunicación;


cuando nos hemos sentido plenamente comprendidos y aceptados por otra persona, nos
hemos sentido más dignos de amor y aprecio, más libres, más capaces. Surgen
espontáneamente actitudes positivas ante la vida: actitudes optimistas, abiertas,
confiadas que llevan a una mayor plenitud de vida.

Cuando no nos hemos sentido aceptados ni comprendidos; cuando no nos hemos


comunicado, nos sentimos deprimidos, agresivos, tal vez culpables, e incluso incapaces.
Nuestra calidad de vida se empobrece y, como consecuencia, también nosotros mismos
nos empobrecemos.

Todo esto porque la comunicación influye en nuestro bienestar general. La


comunicación es para las relaciones interpersonales como la respiración para la vida.

La vida es comunicación: por lo tanto, comunicarnos bien es tan necesario para nuestro
desarrollo integral como respirar aire puro, a pleno pulmón, es necesario para nuestro
buen desarrollo físico.

Las relaciones interpersonales, son en nuestra vida una de las fuertes de mayores
alegrías y satisfacciones y, a la vez, son causa de las mayores dificultades y de las más
profundas tristezas.

Por el contrario, la carencia o el fallo en las relaciones inter-personales, que, insisto, casi
siempre es por una mala comunicación, causan un nosotros tristeza y desolación.
Todos hablamos de comunicación
Algunos gozan de ella
Pocos lo entienden
Casi ninguno la aprovecha profundamente
Sin embargo, la comunicación humana es base y punto de partida para el ejercicio de la
libertad. En el proceso de comunicación, inteligencia y voluntad se conjugan de manera
única para estableces lazos de unión entre personas.

El encuentro entre dos personas debería ser siempre un momento de comunicación. Sin
embargo, la realidad nos dice que, la mayoría de los encuentros, son meros contactos
superficiales entre soledades aisladas.

A menudo observamos diálogos aparentes que guardan la forma de un dialogo pero en


el contenido no hay intercambio, no se da ese “salir de uno hacia el otro” lo que revela
la ausencia de apertura y la falta de capacidad para romper las barreras que nos aíslan.

En nuestros días, es muy común escuchar que la sociedad está


enferma de incomunicación. Que un alto porcentaje de las
frustraciones y enfermedades psicológicas; e incluso somáticas,
provienen de errores y faltas en la comunicación personal.

Tomar conciencia de la importancia primordial de la


comunicación es responder al llamado interior de asumirnos como
personas trascendentes e invitadas por naturaleza propia a
realizarnos, a ser plenos.

Si en otras épocas de la historia los hombres se preparaban con


especial atención para la supervivencia o para la guerra, la hora actual que nos
preparemos para la comunicación. Es el desafío de la actualidad.

No solo son los comunicadores sociales, los psicólogos y los sociólogos lo que deben
entrenarse en comunicación.

Educadores, padres, cónyuges, ejecutivos, comerciantes, y todas las personas sin


distinción de profesión, ocupación u oficio deben saber responder a este desafío.

1. ¿Cuál es la situación de la comunicación humana?


2. ¿Por qué se dice que hay que prepararse para la comunicación?

4. TIPOS DE COMUNICACIÓN

4.1 Verbal o Diálogo Verbal

Nos comunicamos a través del lenguaje hablado: preguntamos, respondemos, contamos,


explicamos… con frecuencia se considera que el lenguaje verbal la única forma de
comunicación interpersonal. No es así aunque sin duda, este lenguaje es un medio de
comunicación propio y exclusivo del ser humano.
La dificultad específica de la comunicación verbal es que puede llevarnos a muchas
equivocaciones, ya que las palabras o vocales puedes significar cosas muy distintas para
cada interlocutor. Las palabras expresan conceptos e ideas; con frecuencia el lenguaje
hablado va acompañado de una gran carga de afectividad, que corresponde al pasado y a
la historia de cada interlocutor, de tal manera que una misma palabra puede evocar
sentimientos, recuerdos y hasta contenidos conceptuales muy distintos para cada
dialogante.

Para evitar los posibles equívocos del lenguaje o comunicación verbal es conveniente
definir términos, expresar el contenido o el significado que tienen las palabras que
utilizamos. Esta definición de términos, que es un elemento muy favorecedor al dialogo
entre dos, se hace elemento imprescindible, totalmente necesario para una buena
comunicación de grupo. Es fácil caer en la cuenta del por qué. Al ser mayor el número
de participantes en el dialogo o discusión de un tema, aumenta el número de
probabilidades de distintos significados atribuidos a las palabras utilizadas.

4.2 No verbal

Nos comunicamos a través de los gestos, de la expresión facial, de la actitud corporal,


por ejemplo: si vemos a alguien sentado aparte, con la cabeza y los hombros inclinados,
las cejas caídas y un rictus de tristeza, sabemos que algo anda mal, que esa persona,
seguramente está preocupada por algo. Cuando alguien nos mira con ternura, tampoco
necesitamos palabras para saber que somos queridos. La comunicación no verbal es
muy amplia y puede tener muchas formas.

Una de esas formas está en relación con la utilización que hacemos del espacio donde se
va a dar el dialogo, las distancias físicas entre nosotros y nuestro interlocutor, el lugar
ya que no es lo mismo hablas desde detrás de una mesa de despacho en el lugar de
trabajo que en casa o en una cafetería.
También puede ser otra forma de comunicación no verbal la elección del medio a través
del cual nos vamos a comunicar. La persona que va a romper una relación y para
comunicarlo escribe una carta en el lugar de hablar cara a cara con el otro puede ser un
ejemplo de ello. Al elegir este medio de comunicación puede estar expresando su deseo
definido e irreversible de ruptura.

Los dos tipos de comunicación, la verbal y no verbal, no se excluyen, sino que se


complementan y se dan simultáneamente; por ejemplo, cuando al explicarnos hacemos
gestos. Con nuestro cuerpo siempre estamos comunicándonos, aunque estemos callados.
Con nuestros ojos siempre estamos recibiendo información de los demás; su expresión,
sus gesto. Podemos hablar o callar igual nos comunicamos porque también los silencios
son significativos.

Estos dos tipos de comunicación, verbal y no verbal, no siempre coinciden en el


contenido. Por ejemplo, la señora congestionada, con el ceño fruncido, que con lágrimas
en los ojos dice: “¡Pero, si yo no estoy enfadada!”. Con las palabras podemos mentir,
pero no con nuestro lenguaje no verbal. De aquí la importancia, del saber “escuchar” el
lenguaje no verbal de nuestro interlocutor, ya que a través de sus expresiones no
verbales puede emitir mensajes que no está expresando verbalmente y que
complementan su comunicación verbal.

1. ¿Qué tipos de comunicación existen y como se relacionan entre sí?


2. Ponga un ejemplo de comunicación contradictoria.
TERCERA UNIDAD

DESARROLLO DE LA
COMUNICACIÓN

FACTORES POSITIVOS DE
LA COMUNICACION

ESCUCHA SILENCIO

APRENDER A
PREGUNTAR

o Silenciar el ruido interior


o Escuchar nuestra propia
comunicación
o Amplificar nuestra
conciencia y percepción
sensorial
o Aprender a escuchar

DESARROLLO DE LA COMUNICACIÓN
1. FACTORES POSITIVOS QUE INFLUYEN EN LA COMUNICACIÓN
1.1. ESCUCHA
Es necesario remarcar que para comunicarnos “no se trata de llenarnos de
palabras”.
Antes de preocuparnos por hablar, deberíamos preocuparnos por prestar
atención… ¡Tener en cuenta al otro! Esto implica:
 Prestar atención al otro
 Salir un poco de sí mismo
 Pensar que no somos los únicos a los que les pasan cosas
 Darnos cuenta que no somos el centro de atención
Es tratar de descubrir quién es… cómo es… qué siente… qué anhela… qué le pasa…
qué cree… cómo está…
Por supuesto que no podemos dar respuesta a todas estas cuestiones en una relación
superficial. Solo buscaremos resolverlas cuando el encuentro “con el otro” sea algo que
vaya más allá de lo ocasional.

Ponernos en el lugar del otro es el comienzo de toda buena comunicación.


Ponernos en el lugar del otro habla de comprensión.
Comprender es una forma muy concreta de recibir al otro, de acogerlo.

Saber escuchar a través de palabras, gestos o silencios, supone una honesta y


respetuosa actitud de atención interior. Escuchar es más que oír. Escuchar es observar,
sentir, averiguar, dejarse impregnar por los hechos, ensayar mirar desde los ojos de
nuestro interlocutor. Escuchar es contemplar los hechos y las personas con curiosidad y
respeto. Escuchar es pensar.
Una genuina actitud de escucha supone pasar del simple acto de comunicarse observar
nuestra propia comunicación. Es lo que técnicamente se define como
metacomunicación.
La metacomunicación es la habilidad de reflexionar y hablar ya no sobre el contenido de
los mensajes que recibimos o emitimos, sino sobre todos los elementos presentes en el
proceso mismo de expresarlos: postura, gestos, y movimientos corporales, tonalidad de
voz, énfasis de pronunciación, mirada y hasta la propia estructura gramatical de nuestras
oraciones añaden significado a las palabras o pueden contradecirlas.
En la medida que estos aspectos no verbales configuran una suerte de lenguaje paralelo
que puede llegar a tener contenidos divergentes a las intenciones que admitimos, resulta
de fundamental importancia tenerlos en cuenta.

Para facilitar el desarrollo y aplicación de esta habilidad metacomunicativa


proponemos:
a) Silenciar el ruido interior
Se acaba de producir un conflicto con nuestro
hijo y estamos reaccionando para castigarlo. No
faltaba más. Sin embargo, nos detenemos por un
momento y hacemos un primer esfuerzo de
escuchar, de observar retrospectiva y
detenidamente nuestra comunicación con el
niño. Entonces percibimos un “ruido”.
Un ruido que perturba y distorsiona la recepción
del mensaje que proponen sus palabras y sus
gestos. No escuchamos nada. El canal de
comunicación está bloqueado. ¿De dónde viene ese escándalo?
En efecto, ciertas creencias que representan premisas indiscutibles, certezas a
toda prueba, convicciones fuera de toda duda, aparecen en el preciso instante del
conflicto y empiezan a hacer ruido en nuestra mente, interrumpiendo,
distorsionando, bloqueando toda posibilidad de escuchar.
Es decir, hacen que nuestra reacción de respuesta a la conducta del niño guarde
relación no con lo que está pasando, sino con lo que creemos que está pasando.
Este es el ruido interior que no nos deja escuchar.
Si pudiéramos introducir en ese instante una grabadora, justo en medio de
nuestros dos hemisferios cerebrales, podríamos escuchar, a pesar de la bulla, las
siguientes contundentes frases:
- ¡Aquí se hace lo que yo digo!
- ¡Otra vez con lo mismo…!
- ¿O sea que el que está mal soy yo?
Estos son los tres puntos de partida, los tres engranajes centrales de nuestro
mecanismo automático de respuesta al conflicto.
Ninguna de estas tres afirmaciones solemos ponerla en discusión.
b) Escuchar nuestra propia comunicación
Una vez que hemos identificado los ruidos internos que actúan como
factores de confusión en la comunicación, un segundo gran esfuerzo de
metacomunicación nos permite descubrir, además, tres rasgos típicos
de cualquier acto simple o complejo, de comunicación cotidiana. Su
pleno reconocimiento nos permitirá destrabar y ensanchar el radio de
acción de nuestro “radar sensorial”, es decir, nos permitirá escuchar
mejor.
Sin palabras también hablamos
A pesar de saberlo, no acostumbramos a tomar, en cuenta este principio
elemental de la comunicación humana. Las palabras, es decir, el lenguaje verbal
es solo uno de los canales del cual disponemos las personas para comunicarnos,
y es el que nos permite proponer mensajes con altas posibilidades de elaboración
lógica, racional. Pero recordemos que las palabras pueden contradecir los gestos.
Pero las emociones percibidas en la interacción no verbal, no se olvidan.
No comunicarse es imposible
Basta que dos personas estén en relación para que exista comunicación entre
ambas. Incluso el silencio constituye por sí mismo un mensaje.
Aunque usted no lo quiera, aunque usted ni se mueva, mal que le pese, siempre
que se encuentre a la vista de un tercero, le resultara imposible no comunicarse.
Cada quien oye lo que quiere oír
Uno tiende a tornar del mensaje que escucha la porción que le resulta más
significativa. Y esta porción puede no tener nada que ver con que dijo la otra
persona sino cómo lo dijo; o puede tener que, ver con una simple frase o con una
palabra aislada “cazada al vuelo” y que nos causó un enorme impacto
emocional, aunque no coincidiera con el significado otorgado por el emisor.
El sentido que uno concede al segmento del mensaje del otro marce y define la
naturaleza de la relación.
c) Amplificar nuestra conciencia y percepción sensorial
Debidos más bien a un sesgo de carácter cultural, es nuestra educación la que
nos habitúa a privilegiar la precepción visual sobre la auditiva-táctil. Esto quiere
decir que usamos más nuestros ojos que nuestro oídos y que nuestras propias
manos para conocer y reconocer el inundo que nos rodea.
A ello se debe tal vez nuestra dificultad para descubrir aquel otro mundo
paralelo e invisible constituido por las otras sensaciones y emociones propias
ajenas. Necesitamos hacer el esfuerzo de “cerrar los Ojos” y silenciar el “ruido”
que representan las imágenes codificadas del inundo. Imágenes que impiden ver
más allá de lo evidente, de lo que aparece ante nuestros ojos.
Aprender a escuchar significa desarrollar el hábito de observar y observarse, de
oír y oírse, de preguntar y preguntarse, de sentir y sentirse e incluso de intuir,
más allá de lo que percibimos a través de los sentidos.
A esta permanente disponibilidad para recibir y acoger con amplitud los
sentimientos del otro, se le ha llamado empatía.
d) Aprender a escuchar
El arte de escuchar tiene requisitos. No basta con colocar la oreja en dirección
del “emisor”, hay que colocarse, como hemos visto, en una actitud empática y
tener en cuenta una serie de aspectos de elemental importancia. Examinémoslos
detenidamente.
Ante todo, serenidad
La ofuscación solo sirve para anclar su voluntad en defensa de un solo `punto de
vista: el suyo. Una discrepancia de pareceres en relación a un hecho es una de
las eventualidades más naturales del mundo.
El conflicto, la discrepancia son ingredientes inevitables de la convivencia
social, para poder resolverlos, primero hay que entenderlos y para ello se
necesita calma.
Invite a la confianza
Su actitud debe invitar a crear un clima de confianza, de modo que su
interlocutor se sienta convocado a abandonar cualquier actitud de alerta y a
ensayar una aproximación hacia ti. Todos sabemos que la desconfianza solo
provoca temor, rechazo y distancia entre las personas.
La desconfianza es una actitud que hace ruido en la mente, pone en alerta al
corazón e impide escuchar con claridad.
Para escuchar hay que relajarse. Confié en sí mismo y abandone toda actitud de
sospecha respecto a su interlocutor. Recién entonces empezaran a entenderse.
Pruebe a mirar desde la perspectiva del otro
Tampoco podrá escuchar si permanece parado en su propio punto de vista.
Intente mirar las mismas situaciones desde el lugar exacto donde está parado su
interlocutor. ¿Verdad que se ve distinto?
Mientras usted se sienta propietario de la verdad, mientras persista en confundir
su personal percepción de los hechos con la verdad absoluta y se niegue a ver y
valorar desde la perspectiva del otro, no se engañe ni se esfuerce. Usted no
estará realmente escuchando. Solo se estará oyendo a sí mismo.
Intente con serenidad, con respeto y con genuina curiosidad ver las cosas como
las ve su interlocutor. Solo así podrá identificar los intereses e intenciones que se
están conflictuando con los suyos, y estará en mejores condiciones para entablar
una verdadera comunicación.
No reaccione, espere
La clave para escuchar es entender y demorar la respuesta. Mientras mas
automática e instantánea sea nuestra reacción, menos oportunidad tendremos
para escuchar y, por lo tanto, para comprender lo que esta ocurriendo.
No juzgue ni sentencie: esfuércese por entender
Si deseamos ponernos realmente en disposición de escuchar, hagamos el sincero
esfuerzo de no calificar la conducta, del interlocutor ni de prejuzgar sus
motivaciones.
Para escuchar, absténgase de juzgar. No califique, observe. No interprete,
describa los acontecimientos, los disgustos, los gestos y el contexto de
interrelaciones que se producen. Un buen registro de información permite un
mejor análisis.
Identifique y reconozca sus propios intereses
¿Qué buscamos, qué queremos?
En toda comunicación ponemos en juego sentimiento e intereses personales. Se
hace inevitable pues, mirarse a sí mismo, escucharse. Poner el, oído sobre sí
mismo, no siempre es fácil porque no constituye un hábito.

1.2. SILENCIO

La persona plenamente humana mantiene un equilibrio entre “interioridad” y


“exterioridad”.

Tanto el introvertido extremo como el extrovertido extremo están desequilibrados. El


introvertido está interesado casi exclusivamente en sí mismo; él es el centro de gravedad
de su propio universo y, debido a la preocupación que siente por si mismo, es ajeno al
vasto mundo que lo rodea. Por su parte, el extrovertido extremo se prodiga hacia fuera,
pasando de una distracción externa a otra- su vida no es en absoluto reflexiva y,
consiguientemente, apenas tiene profundidad. Como dijo Sócrates: “la vida sin reflexión
no merece la pena ser vivida”.

La primera condición para el crecimiento es, pues, el equilibrio.


La “interioridad” implica silencio es decir que una persona se explora y experimenta a sí
misma. Esa persona es consciente de la vitalidad de sus sentidos y emociones, de su
mente y voluntad, y no le producen extrañeza ni miedo las actividades de su cuerpo y de
sus emociones. Sus sentidos le hacen experimentar tanto la belleza como el dolor, y no
rechaza ninguna de las dos cosas.

Es capaz de experimentar toda la gama de emociones, desde la aflicción hasta la ternura.


Su mente es viva y perspicaz, su voluntad busca poseer cada vez mas todo cuanto es
bueno y, al mismo tiempo, saborea lo que ya posee. Esa persona se ha escuchado a sí
misma en su silencio.

Se necesita silencio para aceptarse tal como es. En la medida en que se conoce es
realista acerca de sus propias limitaciones, y por eso no pierde el tiempo en soñar en lo
que quería ser, ni emplea el resto de su vida en tratar de convencerse de lo que no es. Ha
escuchado y escudriñado en su interior y ha aprendido a amar lo que realmente es.
Confía en sus propias dotes y recursos y en su capacidad para adaptarse y hacer frente a
todos los desafíos que la vida le presente.

Esta clase de auto-aceptación capacita a la persona para vivir plena y confiadamente con
todo cuanto ocurre en su interior, y no le teme a nada que sea o pueda ser parte de sí
misma.

El silencio no habla de quien somos, si sabemos escucharlo.

Las personas de silencio interior, actúan desde ese nivel visceral profundo sus
decisiones no son fruto del frio razonamiento analítico, que descubre las razones de la
mente. Las personas que en el silencio descubren las “razones” de su nivel visceral son
personas que al pensar con, todo su ser resultan personas de peso, seguras de sí mismas,
que hablan y actúan desde lo vivenciado, no solo desde lo pensado.

1. ¿A qué se refiere el autor con silencio? ¿Es simplemente no hablar?


2. Elabora tres ejemplos en los que se evidencie la ventaja de saber hacer silencio.
3. En un tríptico o trifoliado de carácter divulgativo expón la importancia de hacer
silencio para comunicarse mejor.

1.3 APRENDE A PREGUNTAR


Para poder “escuchar” con mejores resultados disponemos de, una puerta
extraordinaria: la palabra. Hay, sin embargo, que aprender a abrir y a
traspasar esa puerta.
Operación rescate: recuperando datos perdidos
Hay frases aparentemente contundentes: “no puedo ser amigo de Darío”.
Frente a esa afirmación apresurada y contundente, alguien podría responder: “¿qué
vamos a hacer pues?, no le hagas caso”. Con ello hemos cerrado el caso y se mantiene
el conflicto. Supongamos el siguiente diálogo:
“No puedo ser amigo de Darío”
- ¿Qué es lo que no te permite ser su amigo?
- “Es que yo no puedo jugar a la pelota como el”
- ¿Cuál es el motivo por el que no puedes jugar como él?
- “Es que nunca juego pelota, mama dice que no puedo salir a la calle a jugar
como el”
- ¿Por qué crees que no puedes salir a la calle como él?
- “Mamá dice que soy muy chiquito, que Darío es más grande”
La cantidad de información que puede ser recuperada haciendo las preguntas adecuadas
bajo la técnica del “rescate” no solo es valiosa para nuestro conocimiento del
interlocutor, sino que puede resultar decisiva para la solución del conflicto.
Desinflando el globo: devolver su tamaño al problema
Es bastante frecuente entre las personas, la inclinación por convertir determinadas
experiencias particulares en afirmaciones de carácter más bien universal: “Nadie quiere
ser mi amigo”, “Todo el mundo me molesta”, “en mi casa nadie me quiere”, “Nunca
hacen caso a lo que yo digo”… son algunas de las tremendas y frecuentes
generalizaciones que escuchamos. Para poder devolver al problema su tamaño original,
se pueden emplear como técnica alguna de las siguientes preguntas:
¿Siempre será así?, ¿nunca será de otra manera?, ¿alguna vez fue lo contrario?, ¿Qué
tendría que pasar para que fuera lo contrario?, ¿Por qué crees que está siendo así?
Falso adivino: Descubriendo suposiciones erróneas
La comunicación puede distorsionarse por afirmaciones erróneas basadas en simples
suposiciones: “A ti no te gusta que yo esté en casa”. La mejor manera de esclarecer
cuanto de verdad hay en la relación causa-efecto que establece esta frase, es
preguntando directamente ¿Cómo es que sabes que no me gusta?

1. Cuáles son los factores positivos que intervienen en una buena comunicación
CUARTA UNIDAD

Desplazamiento

Proyección Complejos

Supresión Psicológicos

OBSTACULOS DE
LA
COMUNICACIÓN
Timidez Racionalización

Subjetivismo Físicos

Dificultades
espirituales
OBSTACULOS DE LA COMUNICACIÓN
Ruidos: para una correcta comunicación, debemos evitar
los “ruidos”
Los ruidos pueden ser físicos o externos o psicológicos o
internos.
1. FISICOS
Los ruidos externos son los más fáciles de identificar:
- Una mala recepción televisiva, lluviosa… se
debe a problemas en la antena
- Una baja emisión radial, puede tener su defecto en las pilas o baterías
eléctricas que están por agotarse
- No escuchar una clase que se dicta en un aula contigua a una obra en
construcción se debe al accionar de las maquinas mezcladoras de cemento
Estos ejemplos son ruidos de orden físico, fáciles de detectar, y relativamente, fáciles de
solucionar. Sabemos de donde provienen y sabemos lo que hay que hacer para
acallarlos. Los identificamos perfectamente y conocemos el remedio que los soluciona.
2. PSICOLOGICOS
Existen otra clase de ruidos que pueden entorpecer la comunicación. Es un “ruido” ese
bloqueo interno que tenemos, muchas veces de manera inconsciente, y que nos impide
escuchar, objetivamente a una persona cuando su aspecto exterior nos disgusta.
Es un “ruido” ese prejuicio que nos hace suponer que un acierto de alguien que siempre
se equivoca fue de pura casualidad, y que un error en quien siempre acierta debe hacer
sido algo malo que le ocurrió y le impide hacer las cosas mejor.
Es difícil aceptar que el primero se esforzó y que el segundo “se durmió en sus
laureles”.
Es un “ruido” ese mecanismo interior que nos hace “etiquetar” a las personas sin
conocerlas, basándonos en quien sabe que cosas.
Hay ruidos que nos impiden valorar determinado arte… hay “ruidos” que, en
determinados días, nos hacen ver “todo negro”, con pesimismo o con apatía.
Estos son ejemplos de ruidos internos o psicológicos, ruidos de la mente o del corazón.
Son los más difíciles de detectar porque pocas veces está claro de donde provienen esas
reacciones inconscientes.
Para comunicarnos mejor, debemos estar decididos a conocernos más y mejor. A
explorar dentro nuestro y ser capaces de mirarnos objetivamente.
3. TIMIDEZ
4. SUBJETIVISMO Y ESCUCHA SELECTIVA
5. SUBJETIVISMO Y ESCUCHA MAL INTENCIONADA
6. SUBJETIVISMO Y FALTA DE APERTURA
7. COMPLEJOS
8. SUPRESIÓN
9. PROYECCIÓN
10. DESPLAZAMIENTO
11. RACIONALIZACIÓN
12. DIFICULTADES ESPIRITUALES
Para escuchar la comunicación del silencio, primero tenemos que lograr el silencio de
nuestro interior. Puede resultarnos muy difícil lograr silencio en un entorno social tan
contaminado de ruido.
Y entendamos por “ruidos” no solo los físicos, sino también esa larga serie de
dificultades y turbaciones que sobreviene a nuestro yo, de las personas, de las
situaciones sociales, políticas… oírlas en calma y silencio interior para que resuenen de
forma que puedan ser asumidas por nuestro yo, que nos pueden dar su sentido integrado
en nuestro ser total.
Necesitamos comunicarnos con nuestra soledad. Necesitamos, aprender a escuchar el
anhelo que surge del fondo de nuestra propia soledad: el deseo de nuestro más auténtico
yo.
Para comunicarnos con nosotros mismos es precioso buscar la soledad y salir a su
encuentro. Es precioso entrar en contacto con nuestra soledad y dialogar con ella,
estando a solas con nosotros mismos.
Solamente si asumimos nuestra propia soledad, en ese encuentro cara a cara, solamente
así podremos vivir en compañía con los demás, sin dependencias infantiles; sino con esa
independencia madura que es otro de los grandes deseos del corazón humano; el
corazón de la humanidad.
La vida es un alejarnos de los demás, un retirarnos para encontrarnos en solitario con
nuestra propia soledad; para después volver a la compañía de los demás y en ellos
descubrimos a nosotros, mismos.
Es a partir del silencio que podemos salir de nosotros mismos para relacionarnos y
comunicarnos con los demás. De esta manera estaremos madurando y realizándonos en
plenitud.

3. TIMIDEZ
A este tipo de hombre temeroso se le conoce por su forma de hablar en voz baja e
insegura y en que su forma de andar y con todo su comportamiento va expresando con
creces su miedo. Generalmente se expresa ese miedo también en forma corporal, como
por ejemplo al enrojecer, al palidecer, al acelerar el pulso, al secarse la boca, al
producirse diarreas, etc.
¿Qué aspecto ofrece la vida interior de una persona así?
¿Cuáles son los componentes de una mala orientación psíquica, que se, han de unir para
engendrar la timidez?
Un análisis más meticuloso nos muestra que la persona tímida enfoca por lo general, de
una manera equivocada a las personas y las situaciones. Es propensa a la desconfianza
al pesimismo, duda de la buena intención de los demás, subestima sus propias fuerzas y
sobrevalora las exigencias que se le formulan.
Partiendo de las experiencias de su niñez, piensa que siempre se le quiere criticar,
piensa que todo enjuiciamiento de su persona es una condena. Por ello no se atreve a
adelantarse en ninguna parte y permanece siempre en un segundo plano, mientras que,
se desprecia a sí mismo, precisamente por ese retraimiento. Con frecuenta tiene una
medida completamente irreal de las cosas. Se exige cosas y rendimientos que no puede
realizar, que incluso no puede realizar nadie. Así que mueve en un círculo de temores.
Con el fin de disponer en su favor a otras personas, adquiere un comportamiento servil,
silencioso formal, como queriendo decir; no me importas, ya ven la frágil e incapaz que
soy- inconscientemente, su ambiente lo capta asi, hasta que la psicología le proporcione
ánimo y un reconocimiento de sí mismo y le muestre el camino hacia una vida activa y
más valerosa.

4. SUBJETIVISMO Y ESCUCHA SELECTIVA


Como su nombre lo indica, el receptor no acoge la totalidad del mensaje, si no que va
seleccionando lo que a él le conviene, que suele, ser lo que confirma sus teorías u
opiniones o aquello que reafirma su encasillamiento del emisor. Es decir, escuchar
seleccionando solo aquellos datos que a él le interesa.
Cuando el receptor escucha selectivamente no tiene esa actitud de desprendimiento, no
hace ese vacío interior de si par a acoger en su totalidad de comunicación del emisor, ya
que acoge solo aquello que a él le interesa. Tal vez sea el obstáculo más frecuente y el
que lleva a más malentendidos en la comunicación.
Recordemos nuestra propia experiencia como emisores, ¿nos ha pasado que, al
comunicarnos, notábamos, por las respuestas de nuestros receptores, que solo habían
captado parte de lo que queríamos transmitir? Ahora recordemos nuestra experiencia
como receptores ¿no hemos hecho eso mismo nosotros sin darnos cuenta o, incluso
intencionalmente? ¡Cuántas veces tergiversamos el contenido de una comunicación
simplemente por haber seleccionado información y no haberla acogido en su totalidad!
Cuando tenemos formada una opinión de una persona solemos escuchar selectivamente
todo lo que dice para confirmarnos en la opinión que tenemos de ella. Al encasillar al
emisor, estamos obstaculizando enormemente la comunicación ya que, de nuevo, no
estamos acogiendo el mensaje limpiamente, como el emisor lo está emitiendo, sino
como a nosotros nos parece o interesa acogerlo.
Además de obstaculizar la comunicación, estamos impidiendo el conocer al emisor
como realmente es. Cuando tenemos una opinión tan hecha de los demás, existe un
riesgo: si no nos abrimos totalmente a su comunicación, seguiremos toda la vida con la
misa opinión que en una ocasión formamos de aquella persona. Nos estamos cerrando a
la posibilidad de crecimiento y de cambio de nuestro interlocutor. Este,
independientemente de que su receptor le capte o no, ha cambiado y, lógicamente, nota
que el receptor sigue catalogándole con las mismas categorías de antes. Después de
varios intentos de darse a conocer, si ve que el receptor está cerrado al nuevo
intercambio de comunicación, el emisor terminara por cansarse y dejara de emitir.
Como emisor se ha visto forzado, por la actitud tan poco receptiva, a cortar la emisión,
la comunicación sea rota.
Otra forma de escuchar selectiva es cuando el receptor solo presta atención al lenguaje
verbal sin tener en cuenta el lenguaje no- verbal del emisor. Recordemos que gran parte
de nuestra comunicación lo hacemos no – verbalmente. El buen receptor “escucha” el
lenguaje corporal del emisor. Ya que, sin duda alguna, las expresiones del rostro, el
movimiento de sus manos, toda la postura en general del emisor, están emitiendo. Si
solo escuchamos palabras, nuestra captación del mensaje habrá sido, casi seguro muy
pobre y limitado.
El receptor también levanta barreras cuando cree que solo él tiene la razón y que las
cosas son solo de la manera en como el las ve. Con esa actitud es indudable que va a
escuchar selectivamente todo lo que el emisor le está diciendo; escucha solo aquello
que confirme su opinión. Al estar tan aferrado a su propio juicio, tiene ya sus respuestas
hechas, prefabricadas. Esto le incapacita totalmente para escuchar la verdad del emisor.
Cuando alguien piensa que las cosas son solo de la manera como el las ve, es muy
difícil que, por si solo, se abra a la posibilidad que le ofrecen los demás con su
comunicación de ver que las cosas pueden ser de otra forma distinta.
Solo tendremos una actitud abierta, capaz de ver las cosas desde distintos enfoques,
cuando estemos abiertos a la comunicación interpersonal, abiertos a nosotros mismos y
a nuestro entorno.

5. SUBJETIVISMOS Y ESCUCHA MAL INTENCIONADA


Otra barrera parte del receptor es cuando este no acoge limpiamente, es decir, cuando en
vez de acoger y comprender, juzga y evalúa al emisor.
Como podemos apreciar, muchos de los obstáculos de la comunicación, tiene mucho
que ver con la calidad de su acogida. La función del receptor en la comunicación es,
obviamente, la recepción o acogida del mensaje. Por ello, todo tamiz personal por parte
del receptor está obstaculizando la comunicación. Una vez que el receptor ha acogido la
comunicación tal y como ha sido emitida, es claro que puede y debe evaluar el mensaje;
y entonces, solo entonces, puede emitir su respuesta.
¡Cuántas veces, en vez de recibir el mensaje limpiamente, estamos obstaculizando la
acogida porque ya, en nuestro interior mientras el emisor se comunica, nosotros estamos
pensando y formulando nuestra respuesta! Indudablemente esa no es una adecuada
forma de escuchar.
6. SUBJETIVISMO Y FALTA DE APERTURA
Si el receptor se muestra rígido, autoritario y distante, puede aumentar los temores del
emisor y su sensación de riesgo de tal forma que inhiba totalmente su comunicación.
Se dan defensas comunes al emisor y al receptor. Ambos pueden simultáneamente
levantar el mismo tipo de barrera. Así lo hacen cuando los dos se comunican desde su
rol. El rol es el papel de cada uno de diferentes circunstancias. La comunicación de rol a
rol se da cuando se comunican, no desde quienes son sino desde el pale o función social
que cada uno desempeña. Todos desempeñamos distintos roles y todos nos
comunicamos desde nuestro rol cuando no comunicamos nuestros verdaderos
problemas y dificultades personales, ni nuestros sentimientos reales sino los que se
derivan del rol. Este es el caso, por ejemplo de un profesor ante sus alumnos, o de un
médico ante sus pacientes. Hay circunstancias que exigen la comunicación desde el rol
y no permiten la comunicación de sentimientos demasiado personales. El obstáculo a la
comunicación se da cuando en la vida personal seguimos comunicándonos desde el rol.
Por ejemplo, el profesor que fuera de la situación escolar, se mantuviera en situación de
enseñar. Su comunicación y relaciones interpersonales no serían de igual ya que, desde
su rol de profesor, asume una posición en cierta manera superior.
O el caso del padre incapaz de dialogar con sus hijos poniéndose a su misma altura.
Habla desde su rol si intenta mantener siempre su postura autoritaria y nunca adopta una
actitud cercana y comprensiva. Es difícil que logre una comunicación autentica con sus
hijos a si se mantiene rígidamente en su rol y sus hijos no puedan ver más allá de su rol
el corazón cercano y acogedor del padre.

7. COMPLEJOS
Formación reactiva
Al hablar de sus ideas, el emisor puede aparecer como una persona rígida y dogmática,
excesivamente segura de sus juicios; en el fondo, está tratando de ocultar su gran
inseguridad. La formación reactiva influye muchas conductas que se exageran para
tratar de compensar inclinaciones no reconocidas o mal reprimidas hacia el extremo
opuesto. Es el caso, por ejemplo, de personas extremadamente tímidas y que, en
ocasiones, se comportan hasta excesivamente comunicativas y expresivas.

Falsa imagen de si y de los demás


La psicología moderna ha reconocido que existe una relación inseparable entre el
enjuiciamiento propio y el de los demás. Quien realmente se conoce a sí mismo, tiene
grandes posibilidades de comprender también al prójimo.
En términos técnicos psicológicos se denomina “parataxías” a estos errores en la
percepción de uno mismo y de otras perdonas, lo que significa desfiguramiento en la
apreciación. Cada persona ve el mundo de manera diferente, según la medida de sus
sentimientos y de su postura ante la vida, piensa, juzga… en una forma completamente
especifica. Generalmente pensamos ser objetivos, sin embargo, es todo lo contrario.
Siempre entran en juego los sentimientos, cada uno tiene su propia visión, sus “letras”
que le muestran las personas y los objetos de una forma característica.
Estas particularidades de la percepción permanecen generalmente inconscientes.
También las personas cuya percepción es totalmente retorcida y deformada, creen tener
razón. Simplemente es “que lo ven así”.
En la psicología se nombra cuatro mecanismos, para aclararlos errores de nuestro juicio
sobre nosotros y de los demás: supresión, proyección, desplazamientos y
racionalización. A continuación vamos a aclarar brevemente estas cuatro maniobras del
autoengaño.

8. SUPRESIÓN
Por prejuicios ancestrales elimina impulsos, tendencias, sentimientos que los considera
inmortales, re bajantes y vergonzosos.
Toda supresión se basa en autoengaño. Quien suprime sus tendencias, se vuelven falsos
consigo mismo. Los que suprimen sus tendencias, no pueden ser buenos conocedores
del ser humano.

9. PROYECCIÓN
Consiste en achacar a otro (proyectar en otro) sentimientos que descubro en mí. Al
achacárselo al otro, se supone que yo estoy libre de culpa.
Significa un traspaso de las tendencias y contenidos psíquicos a otras personas. Las
personas con proyecciones, acusan a otras de sus propias faltas. Cuando más grandes
sean en ellas las faltas, con tanta mayor insistencia perseguirán los demás a causa de
ellas.
Un ejemplo de este caso es la persona agresiva. Si preguntamos a esta persona por qué
razón molesta, ofende, ataca, insulta, etc. A otra persona, contestara, que “solamente se
defiende”. Que los demás le hacen la vida imposible.
En los EE.UU. se realizó un experimento interesante: Se hizo que unas personas muy
agresivas dialogaran con personalidades muy tolerantes. Las conversaciones fueron
grabadas en cinta magnetofónica. Después se preguntó a los tolerantes, que les habían
parecido los otros. La respuesta fue “bastante agresivos”.
Cuando se les pregunto a los agresivos como habían sido sus interlocutores,
contestaron: “tremendamente agresivos”.
La cinta magnetofónica demostró sin embargo, que los tolerantes no habían
pronunciado n una palabra incorrecta, ni una expresión odiosa.
El resultado de este experimento es que toda persona agresiva, proyecta continuamente
sus sentimientos enemistosos hacia el prójimo y piensa que de esta forma se ha de
defender de él.
El provecho de esta proyección es la auto idealización y auto engrandecimiento. Si
todos los demás son unos canallas y unos maliciosos, resulta que yo soy relativamente
decente porque “solamente defiendo mis derechos”.

10. DESPLAZAMIENTO
Sucede con bastantes frecuencias: “llego a casa cansada, malhumorada y frustrada por
el conflicto con el trabajo. Los niños no han arreglado el cuarto, les grito, regaño y
castigo; les encierro en el cuarto hasta que recojan todo y lo pongo en su sitio, y es mas
no hay televisión en dos días… “
Los niños quedan desconcertados. El cuarto está hoy como todos los días.
La reacción ha sido desproporcionada al hecho. La madre ha desahogado y desplazado
en los hijos la agresividad y mal humor causado por el trabajo. Ya no está molesta por
el conflicto laboral, sino porque sus hijos tienen su cuarto hecho un asco.
Este tipo de desplazamiento sucede mucho en el ámbito de la comunicación de pareja.

11. RACIONALIZACIÓN
Sin en el ejemplo anterior alguien comentara a la madre “¿no crees que has exagerado
un poco con los niños? No habían dejado el cuarto tan desordenado. ¡Cómo te has
puesto!”. Seguramente que con ese comentario no caería en la cuenta, sino que
objetaría: “No así aprenderán la próxima vez a ser más ordenados y cuidadosos”. Esa
mujer está racionalizando su conducta anterior. Estaría tratando de buscar razones
diferentes a la verdadera razón de su enojo, que disculpen y justifiquen su
comportamiento. Es lo que en el lenguaje popular se expresa como “disculpa tonta”.
La supresión, la proyección y la racionalización están íntimamente relacionadas. Donde
se da una, se dan también las otras dos. Los tres mecanismos se complementan
mutuamente. Un ejemplo de la racionalización se da en él, zorro de la fábula, que a la
vista de las uvas, que están demasiado altas, dice: “esas uvas están verdes, no las
quiero”. También aparece la racionalización cuando se defiende una mala causa, al
parecer con buenos motivos. Así por ejemplo, una persona desconfiada justificara de
manera racional su desconfianza, mediante cualquier relato espeluznante sobre la
maldad humana. Una persona miedosa se referirá a las noticias de los periódicos sobre
“accidentes y delitos”.
También aquí resulta palpable el autoengaño. Se entrega uno a lo ilógico, cuando se
quieren presentar de cualquier manera, como lógicos, los propios complejos.
Al dificultarme la comunicación con mi yo, me alejan. De mí mismo y así resulto un
desconocido para mi propio yo, al no poder ser quien realmente son en paz y armonía.
Respecto a los demás, me dan una visión deformada de ellos y de la realidad. En todo
caso siempre obstaculizan la buena marcha de la comunicación.
Vale la pena salir al encuentro del reto que supone dominar el arte difícil de una buena
comunicación.

1. Haga un mapa conceptual sobre los ruidos físicos y sus consecuencias.


2. Llene el cuadro sobre los ruidos psicológicos de la página siguiente:

Ruido Definición Ejemplo


Timidez
Subjetivismo
Escucha mal intencionada
Complejos
Falta de apertura
Falsa imagen de sí mismo y de
los demás
Desplazamiento
Proyección
Racionalización

12. DIFICULTADES ESPIRITUALES


Podríamos terminar este capítulo de dificultades con una afirmación contundente: “Yo
soy yo”.
Yo soy yo; no hay en el mundo otro como yo. Hay personas que se parecen a mí, con
las que tengo algo en común- pero, en su totalidad, no hay nadie idéntico a mí.
Todo lo que sale de mi es auténticamente mío. Yo soy el dueño de mi cuerpo, con todas
sus funciones; de mi mente, con todos sus pensamiento e ideas… dueño de mi boca, con
todas las palabras que salen de ella: dulces, ásperas, correctas, incorrectas, soy dueño de
mis acciones: lo que hago a los demás y lo que hago a mí mismo, soy dueño de mis
triunfos y mis aciertos, de mis fracasos y de mis equivocaciones.
Porque soy dueño de mi yo, puedo conocerme íntimamente y así aceptarme y ser mi
propio amigo.
Sé que hay aspectos de mí mismo que me sorprenden y confunden. Sé que hay otros
aspectos de mí que desconozco. Sé que mientras sea comprensivo conmigo mismo y me
acepte, podre con valor y esperanza conocerme con profundidad y así superar lo que de
mi quiero mejorar.
Porque soy mi propio dueño, puedo hacerme a mí mismo, formarme hasta sentirme bien
conmigo mismo y estar a gusto con mi yo. Esta es la mejor expresión de que estoy
reconciliado conmigo mismo.
Pero hay diversas causas por las que esa armonía interior se rompe. Cuando no estoy
reconciliado conmigo mismo hay una sensación de vacío interior que rompe la armonía
con el mundo exterior.
Una persona quebrada en su “mismidad” siente que le falta todo incluso su
comunicación. Hay síntomas que lo indican: surgen sospechas y dudas, empieza la
desconfianza y, a continuación los celos. Se vive en tensión y nerviosismo. Hay un
descontento en el alma, un vacío existencial; es la impresión de que la vida ha perdido
sentido. A veces no nos atrevemos ni a formularlo en nuestro interior. Nos notamos
excitados, irritables; tenemos explosiones de ira desproporcionadas.
Aparecen o se acentúan los estados depresivos y la ansiedad. A veces intentamos
engañarnos a nosotros mismos o, por lo menos a los demás, pretendiendo mantener las
apariencias ante familiares y amigos.

1. ¿Qué se entiende por pecado?


2. ¿Cuáles son las consecuencias del pecado para la comunicación?
QUINTA UNIDAD

NIVELES DE LA
COMUNICACIÓN

1. quinto nivel 2. cuarto nivel


CONVERSACION “TOPICA” HABLAR DE OTROS

3. tercer nivel 4. segundo nivel

MIS IDEAS Y OPINIONES MIS SENTIMIENTOS


(EMOCIONES)

5. primer nivel
COMUNICACIÓN CUMBRE
NIVELES DE LA COMUNICACIÓN
Alguien ha tenido el acierto de distinguir cinco niveles de comunicación en los que las
personas podemos relacionarnos con otras. Para comprender dichos niveles, tal vez sea
útil imaginar una persona encerrada en una prisión (Es el ser humano urgido
insistentemente desde dentro a salir hacia los demás y, sin embrago, temiendo hacerlo).
Los cinco niveles de comunicación, que enseguida describiremos, representan otros
tantos grados de disponibilidad a salir fuera de sí mismo y comunicarse con los demás.
El hombre de la prisión --todo hombre- ha estado en ella durante años, aunque,
paradójicamente, las rejas no están cerradas. Puede salir, pues, de su prisión, pero durante
su larga estancia en ella ha aprendido a temer los posibles peligros con que podría
encontrarse. Así pues, ha llegado a sentir una especie de seguridad y protección tras los
muros de la prisión, en la que está preso por propia voluntad. La misma oscuridad de la
prisión le impide tener una visión clara de sí mismo, y no está seguro del aspecto que
puede tener a la luz del día. Pero, sobre todo, no está seguro de como habrían de recibirlo
el mundo que él ve desde detrás de sus barrotes y las personas a las que ve moverse en
dicho inundo. De modo que se siente desgarrado entre, por una parte, la necesidad casi
desesperada de ese mundo y esa gente y, por otra, el temor igualmente desesperado al
riesgo de ser rechazado si decidiera poner fin a su aislamiento.
Este es el dilema, un tonto dramático que todos nosotros experimentamos, en un momento
u otro de la vida, a lo largo de nuestro proceso de ser perdonas. La mayoría de nosotros
nos limitamos a dar una débil respuesta a la invitación de llegar a un encuentro con los
demás y con nuestro mundo, porque nos resulta incómodo y violento exponer nuestra
desnudez de personas. Algunos solo están dispuestos a aparentar semejante “éxodo”,
mientras que otros consiguen reunir el valor suficiente para recorrer todo el camino hacia
la libertad, el cual tiene una serie de etapas que vamos a describir a continuación.
El quinto nivel, que será el primero que veamos representa la disponibilidad mínima a
comunicarnos con los demás. Los sucesivos niveles descendentes se refieren a un grado
cada vez mayor de dicha disponibilidad.

1. Quinto nivel: CONVERSACIÓN “TÓPICA”

Este nivel representa la más débil respuesta al dilema humano y el más bajo nivel de auto-
comunicación. De hecho, puede decirse que no hay comunicación alguna, a menos que
sea por puro accidente. En este nivel hablamos con frases hechas, tales como:
¿Cómo estás? …. ¿Y la familia?
¿Dónde te has metido… que has sido de tu vida?
Espero que volvamos a vernos muy pronto…
Ha sido un gusto verte”…
En realidad no queremos decir nada de lo que, de hecho, decimos o preguntamos. Si a
nuestra pregunta, “¿Cómo estás?”, se pusiera el otro a responder en detalle, nos
quedaríamos pasmados. Afortunadamente, lo normal es que el otro sea perfectamente
consciente de lo superficial y convencional de nuestro interés y de nuestra pregunta, y se
limite a responder de un modo igualmente convencional “Muy bien, gracias “
Esta es la conversión de la no- comunicación típica del “cocktail”, del supermercado o de
la peluquería. Las personas no comparten nada en absoluto. Cada cual sigue refugiado en
el aislamiento de su afectación y de su fingimiento. Todos dan la sensación de haberse
reunido para estar solos en grupo.

2. Cuarto nivel: HABLAR DE OTROS

En este cuarto nivel no nos aventuramos demasiado lejos de la prisión


de nuestro aislamiento para adentrarnos en la verdadera
comunicación, porque no revelemos casi nada de nosotros mismos.
Nos contentamos con referir a otros lo que ha dicho Fulano o lo que
ha hecho Mengano. Pero no hacemos ningún comentario personal,
auto-revelador, sobre tales hechos, sino que nos limitamos a referirlos.
Del mismo modo que la mayoría de nosotros nos escudamos a veces en tópicos, así
también recurrimos en ocasiones al comentario superficial, a la trivialidad y a la anécdota
ajena. Ni damos nada de nosotros ni pedimos nada de los otros a cambio.

3. Tercer nivel: MIS IDEAS Y OPINIONES

En este tercer nivel ya comunico algo de mi persona. Estoy dispuesto a dar


este paso, para salir de mi solitaria reclusión, y a asumir el riesgo de referirte
alguna de mis ideas y revelarte algunas de mis opiniones y decisiones. Son
embargo lo habitual es que mi comunicación siga estando sometida a una
estricta censura. Mientras comunico mis ideas, etc., te observo atentamente.
Es como comprobar la temperatura del agua antes de zambullirte en el mar.
Quiero estar seguro de que vas a aceptarme con mis ideas, mis opiniones y
mis decisiones. Si arqueas las cejas o frunces el, ceño, si bostezas o no dejas de mirar el
reloj, probablemente me batiré en retirada y me apresurare en refugiarme en el silencio,
o cambiare de tema de conversación, o peor aún: me pondré a decir cosas que sospecho
que quieras que diga. Tratare de ser como a ti te gusta
Tal vez algún día, cuando haya hecho acopio de valor y desee intensamente crecer como
personas. Tal vez entonces descubra ante ti todo cuanto contiene mi mente y mi corazón.
Entonces será mi momento de la verdad. Puede que incluso ya lo haya hecho pero tú no
puedes conocer aún más que una pequeña para de mi persona, a no ser que yo esté
dispuesto a pasar al siguiente nivel de auto- comunicación.
4. Segundo nivel: MIS SENTIMIENTOS (EMOCIONES)

Puede que muchos de nosotros creamos que una vez hermosa revelado
nuestras ideas, opiniones y decisiones, no nos queda realmente mucho
más que compartir. Pero lo cierto es que las cosas que más claramente
me diferencian y me individualizan respecto a los demás, que hacen,
que la comunicación de mi persona sea objeto de un conocimiento
realmente único, son mis sentimientos o emociones.
Si deseo realmente que quien soy yo, debo hablarte “con las tripas” tanto como con la
cabeza. Mis ideas, opiniones y decisiones son absolutamente convencionales. Si yo soy
un convencido conversador o un convencido liberal, también lo es muchísima gente; si
estoy a favor o en contra de la exploración del espacio, siempre habrá otros que piensen
lo mismo. Pero los sentimientos que subyacen a mis ideas, opiniones y convicciones son
exclusivamente míos. Nadie apoya a un partido político, o tiene una convicción religiosa,
o está comprometido con una causa, con mis mismísimos sentimientos de fervor o apatía.
Nadie experimenta mí mismo sentimiento de frustración, ni padece mis mismos miedos,
ni siente mis mismas pasiones. Nadie te opone a la guerra con la misma indignidad con
la que yo lo hago, y nadie defiende el patrimonio con el mismo sentido de la lealtad con
que yo lo defiendo.
En este nivel de comunicación, son estos sentimiento los que debo compartir contigo si
es que he decirte quien soy yo realmente. Para ilustrarlo voy a poner en la columna de la
izquierda una opinión, y en la de la derecha algunas posibles reacciones emocionales ante
dicha opinión. Si solo hago saber el contenido de mi mente (el juicio u opinión) estaré
ocultándote una gran parte de mí mismo, especialmente en aquellas áreas en las que soy
genuinamente personal, más individual, más profundamente yo mismo.
Opinión Algunas posibles reacciones

Pienso que eres … y ellos hace que te tenga envidia


inteligente
… y ellos me hace sentir frustrado

… y ellos me hace sentirme orgulloso de ser amigo tuyo

… y ellos me hace sentirme incómodo en tu compañía

… y ellos me hace sentirme inferior a ti

… y ellos me mueve a imitarte

… y ellos me hace sentir deseos de humillarte

La mayoría de nosotros tenemos la sensación de que los demás no van a soportar que
comuniquemos con tanta sinceridad nuestras emociones. Preferimos defender nuestra
insinceridad argumentando que la sinceridad podría dañar a otros, y como hemos
racionalizado nuestra insinceridad haciéndola pasar por “nobleza”, nos conformamos con
unas relaciones superficiales, sino también son miembros de nuestra propia familia,
pudiendo incluso llegar a destruir la autentico comunión dentro del matrimonio.
Consiguientemente, ni creemos nosotros ni ayudamos a nadie a crecer. Entretanto nos
vemos obligados a vivir reprimiendo las emociones, lo cual resulta verdaderamente
peligroso y autodestructivo. Para tener el carácter de un verdadero encuentro personal,
toda comunicación debe llegar a ser una comunicación “visceral” sincera y abierta. La
alternativa contraria consiste en quedarse encerrado en la propia prisión y soportar la lenta
e inexorable agonía de uno mismo como persona.
Si la amistad y el amor humano han de madurar entre dos personas, debe darse entre
ambas una absoluta y sincera revelación mutua, y esta clase de auto revelación solo se
consigue mediante esta comunicación “visceral”. No hay otra forma de conseguirlo, y
todos las razones que podamos aducir para racionalizar y justificar nuestros disimulos y
nuestra falta de sinceridad deben ser consideradas como puro engaño. Sería mucho mejor
para mí decirte lo que realmente siento acerca de ti, que enredarme en la viscosa dificultad
e incomodidad de una relación insincera.
La mentira siempre tiene raro atributo de volverte contra uno, y puede dar lugar a
verdaderos disgustos. Aun cuando yo tenga que decirte que no se admiró no te amo
emocionalmente, será mucho mejor que tratar de engañarte y tener que pagar el precio
que, a la larga, exigen todos los engaños de este tipo: un mayor daño para ti como para
mí. Y también tu tendrás que decirme, en ocasiones, cosas que te costara muchísimos
decir. Pero la verdad es que no tienes otra alternativa; y si yo deseo tu amistad, debo estar
dispuesto a aceptarte tal como eres. Si cualquiera de nosotros entabla la relación sin esta
determinación de comportarse con absoluta sinceridad y transparencia, entonces no hay
amistad, ni crecimiento posibles; lo único que habrá será, más bien, una especie de asunto
sujeto-objeto que podríamos tipificar en las riñas, las malas caras, los celos, los enfados
y las acusaciones propias de adolescentes.
La tentación clásica en este asunto y que podría parecer destructivo de loe errores que se
cometen en el campo de las relaciones humanas es la siguiente: nos sentimos tentados a
pensar que la comunicación de una reacción emocional desfavorable tiende a dividir, a
separar. Si yo te digo que me está molestando cuando haces algo que estás acostumbrado
a hacer, tal vez me sienta tentado a crecer que sería mejor no mencionarlo siquiera, y de
ese modo nuestra relación será más pacífico. Además – pienso – no lo entenderías.
De modo que guardo silencio y me quedo con ello dentro, y cada vez que tú me haces
eso que a mí me molesta, mi estómago lleva la cuenta: 2...3...4...5..., hasta que un día
vuelves a hacer lo mismo que has hecho siempre. . . y se arma un lio de los demonios.
Durante todo ese tiempo en que has estado fastidiándome, yo iba guardando dentro y
aprendía secretamente a odiarme. La miel de mis buenas intenciones iba convirtiéndose
en hiel.
Cuando al final todo estalla en una violenta explosión emocional, tú no comprendes nada,
y piensas que semejante reacción está absolutamente fuera de lugar. Ahora los lazos de
nuestra amistad o de nuestro amor parecen increíblemente frágiles y a punto de romperse.
Y el caso es que todo empezó el día que me dije: “No me gusta lo que hace, pero será
mejor no decir nada; de ese modo nuestra relación será más pacífica“. Aquello fue un
error, y yo debería habértelo dicho desde el primer momento. Ahora se ha producido un
divorcio emocional, ¡y todo porque yo quería mantener la paz entre nosotros!

5. Primer nivel: COMUNICACIÓN CUMBRE

Toda amistad profunda y autentica, y en especie de quienes están


casados, debe basarse en una transparencia y una sinceridad absolutas.
A veces la comunicación “visceral” resulta más difícil, pero es
precisamente en estas ocasiones cuando es más necesaria. Entre
amigos íntimos, o en el matrimonio, ha de darse de vez en cuando una
comunión emocional, personal, total y absoluta.
Dada nuestra condición humana, esta no puede ser una experiencia
permanente. Sin embargo puede y debe haber momentos en los que el encuentro alcance
la comunicación perfecta. En esas ocasiones ambas personas experimentaran una empatía
mutua casi perfecta: yo sé que mis reacciones son totalmente compartidas por la otra
persona, y en ella se reduplica perfectamente mi felicidad o mi aflicción. Somos como
dos instrumentos musicales que dan exactamente la misma nota, que emiten el mismo
sonido y con identifica intensidad. Esto es lo que queremos indicar al hablar de nivel de
comunicación cumbre.
Es en este nivel profundo de comunicación es que se da la confidencia. La confidencia
es esencial a la amistad y su nota distintiva. La confidencia es una parcial donación de su
ser que el confiante (emisor) ofrece al confidente (receptor). El confiante entrega lo que
tiene como verdaderamente suyo: su propia intimidad; lo da a la persona del amigo, que
amorosamente lo acoge y recibe. El ser de ambos se hace” nuestro” ser. “es cosa propia
de la amistad que el amigo revela al amigo sus secretos” decía Tomás de Aquino. En la
confidencia, se da la auténtica reciprocidad de la comunicación, verdadera sintonía, el
emitir y recibir mensajes a niveles profundos. Así como en la empatía intentamos “con-
sentir”, sentir como si fuéramos al otro; la finalidad de la confidencia es que el confidente
sienta conmigo, convive conmigo lo confidenciado y lo asuma vitalmente.
La confidencia no es da solo y necesariamente a través de las palabras. El lenguaje
hablado o escrito resulta muy limitado cuando queremos comunicarnos ciertos
sentimientos y vivencias de nuestro mundo más íntimo. Ahí donde no llegan las palabras,
puede llegar el lenguaje no verbal: con un gesto, un abrazo cordial, o con nuestro silencio
elocuente podemos confidenciar nuestro ser el amigo. Las confidencias más íntimas
suceden con frecuencia en el silencio. En una mirada, uno puede mostrarle al amigo toda
la amplitud y profundidad de su propia intimidad más recóndita.

1. Distinga brevemente los cinco niveles de comunicación y ponga un ejemplo de


cada nivel.
Aporte Académico: Luis Jorge Pacheco Tejada

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