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El profesor Tobar, con los años de trato personal y frecuente con sus
alumnos, ha podido descubrir que muchos jóvenes viven como
trashumantes, verdaderos nómades modernos, en los que no hay lugar
para el sosiego y reposo de quién sabe vivir el tiempo o mejor dicho
el tempo y el pondus, propio de quiénes ha intentado superar la prisa y la
inmediatez que no conducen a parte alguna más que experimentar una
especie de delirio extático, tal como pensaba Platón.
No obstante, la crítica, que el autor hace de manera inteligente, al nuevo
modo de vivir la libertad como una ausencia de compromisos, siempre deja
traslucir una ventana a la esperanza. No se trata de un optimismo igenuo,
sino del más elemental realismo, el hombre es un perfeccionador
perfeccionable,
un solucionador de
problemas, alguien que precisamente por ser libre, puede ser mejor. Y, es
que nadie está completamente perdido, porque el mal no es, existe, pero
no es, solo carencia de bien.
Tenemos un texto empapado de la mejor tradición filosófica, que no da
nada por hecho, sin antes recurrir al sentido común y al consejo de
quienes a uno le quieren. La forma dialogada, que ha elegido el profesor
Tobar, es una constatación de aquello.
La vida humana es un todo de sentido y la juventud una etapa de prueba
del descubrimiento de ese sentido, ejerciendo la libertad en orden a la
realización del bien, es decir; haciendo el bien, la persona se hace buena.
La recuperación del sentido auténtico de la libertad y de la vida como un
todo de sentido y en la que se es feliz, no un mero estar feliz, pasajero y
caduco.
Aquí radica una delas tesis centrales del autor, una manera nueva y
antigua, a la vez; de entender la felicidad humana, a la que toda persona
está llamada.
Justamente, esa llamada a la existencia y la respuesta de dicha llamada,
en el origen de toda persona se gesta la vocación del hombre, en la medida
que el acto creador, consiste en que al hombre se le llama a la existencia y
eso significa que en el origen mismo de la persona hay una dependencia en
el origen. Lo que quiere decir que el hombre nunca está completamente
solo, lo que es un consuelo, para toda persona.
En fin, el texto del profesor y amigo Guillermo Tobar, es una reivindicación
del valor de la vida humana y personal que con tinte realista juntos
descubrimos el lector y autor: la no comprada gracia de la vida.