Sei sulla pagina 1di 2

Estudiante: Nicolás Antolínez Parrado

El Mosaico nació en Bogotá en el año de 1858, como resultado de una tertulia literaria.
Buscaba, según Andrés Gordillo, llenar dos vacíos; el primero, la ausencia de instituciones
orientadas a promover las artes y la cultura en el país; el segundo, los pocos espacios sociales
de la elite cultural del país, que veían resumida su vida social a algunas “fiestas cívicas” o
ceremonias religiosas, bodas y entierros. El Mosaico, a su vez, será una herramienta de estos
sectores de la sociedad, para demostrar la existencia de la nación colombiana en el siglo XIX;
sin embargo, dicho proceso se verá en muchos momentos truncado por la inestabilidad
política y la lucha ideológica. Lo que buscará el autor en este articulo es aportar a la historia
de la prensa y la intelectualidad en Colombia, para esto, ahondará en los significados del
nacionalismo en el siglo XIX, la participación de la elite en su conformación y las
contradicciones que se fueron sucediendo, la historia de las tertulias literarias y los intentos
por promover las artes y la literatura en el país y el contexto histórico en que El Mosaico pasa
de un espacio social a uno político.

Lo primero que hay que decir, es que el nacionalismo, o el concepto de “nación”, es una
creación realmente reciente, mediante la cual se busca crear un lazo artificial entre el pueblo
y la tierra que ocupan, mediante el uso del Estado, recurriendo a personalidades que pueden
unificar a la sociedad, y de esta manera homogenizarla. Es por eso, que no debe parecer raro
que el nacionalismo tenga su auge durante todo el siglo XIX, con el proceso de la
conformación del Estado-Nación, para esto las artes y la literatura fueron las herramientas
predilectas, por su flexibilidad al momento de representar las características primordiales de
lo que era la nación, como la raza o el lenguaje. Esto, en el caso de Europa, era hasta cierto
punto más sencillo, por el pasado común que compartían los pueblos de cada país; pero sin
embargo, en el caso hispanoamericano, esto era más complejo, por la gran diversidad de
étnicas y lenguajes.

En el caso de la Nueva Granada, el nacionalismo tiene sus primeras manifestaciones en las


crisis que siguieron a la invasión napoleónica; las primeras nociones nacieron en las
“sociedades de amigos del país”; después vino el discurso anticolonialista de las guerras de
independencia; finalmente, con la emancipación política de España, viene la definición de
fronteras de la Nueva Granada después de la Gran Colombia; y por ultimo, el discurso
nacional se ve representado en el movimiento artesano que consigue el poder con el golpe de
Melo en 1854, lejos ya del discurso nacionalista de la clase alta liberal. Sin embargo, este
discurso no tiene su apogeo hasta después de la primera mitad del siglo XIX, gracias a los
constantes viajes de la elite cultural colombiana hacía Europa, donde, debido al desprecio del
mundo europeo, entienden la necesidad de crear una noción clara de nación, cosa que solo
sería posible hasta el régimen de “La Regeneración”. El uso de la cultura para estos fines,
sería seriamente adoptada por las elites conservadoras, más comprometidas con dicha causa,
a través del “pasado nacional”, más allá de las instituciones.
En cuanto a la historia de las tertulias literarias y los intentos por promover las artes, hay que
decir que fue una larga serie de fracasos, al menos desde la iniciativa estatal. El Estado no
contaba con la capacidad de proyectar una Academia Nacional, así como tampoco la
aparición de una elite científica y académica. Para palear estos vacíos hubo intentos mixtos
de financiación, como el Liceo Granadino, pero que tampoco tuvo éxito; otras dos iniciativas
fueron El Conservatorio Nacional de Ciencias y Artes y la Comisión Corográfica, de las
cuales solo la ultima tendría relativo éxito, puesto que solo contaba con objetivos precisos y
funcionales, no propiamente artísticos. También hubo múltiples iniciativas privadas, pero
que sin embargo tuvieron una vida corta, como La Sociedad de Dibujo y Pintura, La
Academia de Santo Tomas de Aquino o La Sociedad de Lectura.
Es ahí donde recae la importancia de El Mosaico. Vivió durante más o menos 14 años y en
ella se agrupaban miembros de la sociedad civil de diferentes bandos políticos, en lo que
sería una tertulia literaria sin afinidades partidistas, al menos en el principio; puesto que
siempre hubo lugar para los señalamientos; durante su primera etapa El Mosaico se desarrolló
en un contexto político y social que parecía apuntar a la conciliación de las elites, que
acababan de ver su poder amenazado por el golpe militar de Melo y los artesanos, aunque en
cabeza de una dirección editorial eminentemente conservadora; poco después, dirigida por
un liberal, le apuntó a la lectura popular, de artesanos y campesinos, durante el periodo de la
revolución liberal de los años 60; ya al final de su vida, dirigida de nuevo por Vergara, y en
el contexto de la polémica sobre el carácter de la educación, la revista se alinea con la prensa
política del partido conservador, como El Tradicionalista. Sus publicaciones más estudiadas
tienen que ver con los cuadros de costumbres, similares al subgénero de tipos que había
nacido en Europa para después tener sus manifestaciones en América, se caracterizaron por
el reflejo de los tipos y costumbres de cada país, en el caso colombiano, en su mayoría de los
sectores urbanos.

El sector urbano, caracterizado por el “buen gusto” y la “alta cultura” de los estándares
europeos, era el modelo perfecto en el cual basar la imagen que iba a llevarse al exterior. Lo
que buscó la elite bogotana con los cuadros de costumbres, fue la creación de la nación
colombiana blanca y perteneciente a las zonas frías del país. Los pocos intentos por
mencionar los tipos populares de la llamada “tierra caliente” estaban llenos de mensajes
moralizadores, dejando clara la posición de la clase alta sobre esas costumbres a sus pares
europeos. El Mosaico sirvió entonces para reflejar una nación inexistente, o al menos
reducida, puesto que no reflejaba realmente a todos quienes conformaban el país, sino
solamente a ciertos sectores seguidores del canon europeo, con el fin de llevar al exterior una
imagen diferente de lo que era la Nueva Granada.

Potrebbero piacerti anche