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“Un hombre de fuerza e inteligencia extraordinaria puede no ser más que un cero en la sociedad si
no sabe hablar” (William Channing)
Oratoria es el arte de hablar con elocuencia, de persuadir y mover el ánimo mediante la pal abra.
Un orador, es aquella persona que posee la capacidad de expresar sus ideas con claridad y
exactitud en forma oral, o sea, la capacidad para poner en funcionamiento la mente y la lengua de
forma ordenada y en concordancia con su expresión corporal.
Tanto en lo laboral (ventas, reuniones, negociaciones, conferencias, clases) como en las
relaciones interpersonales, es de suma importancia poseer la capacidad de expresarnos en forma
clara y exacta. De esta manera, logramos que nuestro interlocutor o auditorio entienda lo que
decimos, desee oírnos, e incluso se sienta motivado a actuar en conformidad con lo expuesto.
Varios objetivos pueden ser abordados en un mismo discurso pero siempre debe existir cierta
prioridad entre ellos. Por ejemplo, podemos explicar un procedimiento, pero con el objetivo
principal de que lo adopten lo más rápido posible. Esta adopción envuelve cierta acción y por ende
requiere de recursos persuasivos para logarlo. De esta manera decimos que nuestro discurso
“busca persuadir al informar o explicar un procedimiento”.
La Importancia de la Preparación
Los discursos y presentaciones son las mejores formas de comunicar algo. A menudo, estos son
aburridos, demasiado largos, desorganizados, y difíciles de seguir. Así, como un buen discurso
puede mejorar nuestra imagen, un mal discurso puede estropearla, convirtiéndose en una
oportunidad desperdiciada.
Un buen discurso es una manera excelente de transmitir un mensaje, de expresar los
pensamientos cuidadosamente; una manera de presentar los puntos que le parecen más
importantes y lograr un objetivo determinado. Es la oportunidad para venderse a sí mismo, sus
ideas u organización. Es una oportunidad de crear nuestra propia imagen.
Un buen discurso puede darle una reputación de THINKER - pensador (alguien que sabe mucho
de lo que habla) o de DOER – hacedor (alguien que se encuentra en acción y que incentiva o
motiva a hacer cosas). Ser un buen orador puede darle acceso a otros públicos y oportunidades.
Los grandes oradores demandan y disponen de atención. Estos necesitan de tres cosas
fundamentales:
1. Haber ganado la autoridad o el derecho para hablar de un tema determinado.
2. Tener profundos sentimientos y convicciones. Tener pasión, y demostrar todo esto a través del
entusiasmo.
3. Tener ejemplos, historias, anécdotas y analogías a fin de ilustrar los puntos y el mensaje que se
desea transmitir.
Cualquier persona puede ser un destacado, imponente y apasionado orador. Puede impartir
entusiasmo, autoridad y credibilidad. Pero esto demanda tiempo y buena voluntad para examinar
su discurso y sus cualidades de oratoria, para practicar nuevas maneras de escribir y de exponer
un discurso.
El primer paso para ser un gran orador es tener presentes las cualidades del estilo oral que, igual
que en el estilo escrito, son la claridad, la concisión, la coherencia, la sencillez y la naturalidad,
porque para que el mensaje sea seguido y aprobado por el auditorio, tiene que ser inmediatamente
comprendido. Tengamos en cuenta que, a diferencia de un texto escrito, a un oyente no le es
permitido hacer lo que un lector que no ha entendido de primera intensión, es decir, volver sobre el
mismo texto cuantas veces lo estime necesario.
Claridad: Pensamiento transparente, conceptos bien dirigidos, exposición limpia, es decir, con
sintaxis correcta y vocabulario o léxico al alcance de la mayoría. En este sentido, un estilo es claro
cuando el pensamiento del que emite el mensaje penetra sin esfuerzo en la mente del receptor.
Cuando se habla sobre un tema que nos es familiar, existe la tendencia a creer que las palabras de
que nos servimos son comprendidas por todos. Si bien esto es cierto cuando nos dirigimos a un
auditorio especializado, disertando sobre un tema de su propia especialidad, esta realidad no es
aplicable a otros muchos casos, porque los vocablos técnicos y científicos poseen un sentido
preciso y limitado. En este caso, si fuere necesario utilizar con el máximo rigor un vocabulario
adecuado a la receptividad del oyente (cibernética, finanzas, psicología), debe comenzarse por
explicar o definir dichos conceptos.
Han de evitarse las disonancias (sonidos desagradables, perturbadores, molestos), confusiones y
ambigüedades, empleando la menor cantidad de veces posibles las frases complejas, porque se
corre el riesgo de que el auditorio se vea arrastrado a la necesidad de unir el comienzo con el fin,
distrayéndose en definitiva la atención como resultados de este esfuerzo.
Concisión: El estilo conciso resulta de utilizar sólo palabras indispensables, justas y significativas
para expresar lo que se quiere decir. La concisión no es ahorro de palabras pero si es enemiga de
la verborrea, de la redundancia, del titubeo expresivo, porque todo esto obstruye los canales de
comunicación y el mensaje no llega adecuadamente al receptor o auditorio.
Es absurdo e inútil, abusar de la atención de un auditorio durante una hora, cuando el tema puede
desarrollarse y agotarse en treinta minutos.
Coherencia: Siempre que se comunica algo en forma oral, el orden en el que se encuentran las
ideas ha de ser tal, que el oyente se vea precisado a coordinarlas en su cerebro.
Las relaciones entre las ideas expuestas deben ser lógicas y deben evitarse las contradicciones.
Cuando el orador está expresando un punto de vista personal, o bien, si va a exponer
seguidamente el punto de vista de otra persona en la sustentación de una tesis, siempre debe
aclararlo a quienes lo escuchan, de lo contrario, inducirá a error y perturbará a su auditorio.
Sencillez: La sencillez es otra condición necesaria del buen estilo en la comunicación oral, que se
refiere tanto a la composición de lo que hablamos, como a las palabras que empleamos. Sencillez
es huir de lo complicado.
Naturalidad: Un orador será natural cuando se sirve de su propio vocabulario, de su habitual modo
expresivo. Hablar naturalmente es procurar que las palabras y las frases sean las propias, esto es,
las que el tema exige, huyendo siempre de la afectación y del rebuscamiento.
Sin embargo, la naturalidad no nos exime de la elegancia. El orador podrá alcanzar el éxito, si sabe
y puede conjugar lo natural con lo preciso, procurando siempre aunar la sencillez y la exactitud.
El Orador
"Hay tres clases de oradores: aquellos a los que se les escucha; aquellos a los que no se les
puede escuchar, y aquellos a los que no se puede dejar de escuchar".
Si no hay entusiasmo por el tema no habrá emoción al expresarse, y tampoco poder de convicción.
Para tener entusiasmo el tema del que hablamos debe ser un tema sentido, importante o
conmovedor para nosotros. Es casi imposible impresionar a un interlocutor o auditorio si el tema
del que hablamos no surge verdaderamente de nuestro interior.
Espontaneidad: Este tipo de habla implica el conocimiento sobre el tema, reflexión previa sobre los
aspectos a desarrollar, visualización de las partes y del discurso en su totalidad y clara definición
del objetivo de la exposición.
Improvisación: Muchos alegan que es una cualidad destacable. Pero es importante para nosotros
definir claramente cuál es el significado de la palabra improvisación. Entiéndase improvisar como el
acto de actuar o hablar sin reflexión detenida o con desconocimiento del objeto que se trata. Es así
que tenemos personas que hablan y nunca sabe(mos) en dónde terminará.
Cómo vemos en ambos casos no existe, de antemano, una selección cuidadosa de palabras o
frases. Sin embargo, la diferencia es abismal. En la oratoria moderna no hay lugar para la
improvisación, la misma demuestra una falta de responsabilidad e interés genuino por el auditorio
quién no tardará en darse cuenta de tal desprolijidad.
Bosquejos
Bosquejos Escritos
Bosquejo Temático: Para preparar un bosquejo temático, se debe anotar el tema en la parte
superior de la página. Luego, escribir concisamente los puntos principales debajo del tema,
comenzando cada punto principal desde el margen izquierdo. Los puntos secundarios para cada
punto principal se pueden escribir un poco a la derecha del margen, bajo el punto que apoyan. Si
estos puntos secundarios poseen otros puntos que lo apoyan, éstos se pueden colocar un poco
más a la derecha. De esta manera podremos, con una mirada rápida saber cuáles son los puntos
sobresalientes que llevan las ideas principales. Esto es útil al pronunciar un discurso, porque
puede colocar énfasis en éstos, repitiendo las palabras claves mientras habla; al mismo tiempo
permite mayor libertad de expresión, adaptando su material a las circunstancias y al auditorio
presente. Este tipo de bosquejo exige un discurso espontáneo, por tanto merece una intensa
preparación.
Estos dos métodos de bosquejo son estilos distintos y dependen en gran manera de las
habilidades y experiencia del orador, el tipo de disertación, y del ámbito o marco de circunstancia
en el que se desenvolverá. Aún así es aconsejable lograr dominar, en primera instancia, el
bosquejo de oraciones y luego, ir reemplazándolo gradualmente por uno temático.
Bosquejo Mental
"Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio". (Proverbio hindú)
Es crucial conocer a quienes les hablará, cuánto más sepamos del auditorio, mejor podremos
comunicarnos con ellos. Saber que los motiva es la clave de todo orador. Conocer sus actitudes y
la profundización o falta de conocimiento sobre el tema, nos ayudará organizar el discurso.
Una vez que tengamos claro quien es nuestro público, que queremos comunicar y que reacción
deseamos lograr, es hora de comenzar a prepararnos para redactar nuestro discurso.
Información interna: Es importante buscar en nuestro caudal mental y poner por escrito los puntos
que creemos que merecen desarrollo. Esto puede evitar investigación y lectura sin objetivo, ya que
habremos limitado la esfera de lo que se investigará. Además, tendremos una mayor probabilidad
de que el discurso se exprese en nuestro propio estilo de habla más bien que en un estilo ajeno a
su personalidad.
Información externa: Consiste en la investigación de diferentes publicaciones (libros, periódicos,
revistas especializadas, Internet) para complementar y reforzar nuestra propia información.
Una vez completada la investigación, el próximo paso es redactar el discurso. Durante este
proceso se elegirá el bosquejo más conveniente, métodos de organización, recursos semánticos,
etc. Durante la redacción del discurso, no debemos perder de vista los objetivos del mismo. La
información deberá ser organizada de forma tal que sea fácil para el auditorio seguir con el
pensamiento propuesto. Esto exige “pensar como ellos piensan”.
Veamos como estructurar un discurso y las cualidades que debemos tener en cuenta para cada
parte del mismo.
Introducción
El orador debe comenzar su discurso con tono firme y confiado, sin tropiezos o vacilación en la
expresión. El propósito de las declaraciones introductorias debe ser despertar el interés de los que
escuchan. Esas oraciones del comienzo deben estimular el interés de ellos en el asunto y
ayudarles a ver por qué tiene importancia para ellos. Particularmente la primera oración merece
pensamiento cuidadoso. Es vital que el contacto inicial con el público resulte agradable y no
dogmático o antagónico.
Cualidades de la Introducción
La Introducción debe despertar el interés. Hay que mostrarle al público por qué es importante para
ellos lo que vamos a decir. También es importante cómo lo vamos a decir. Por eso, es aconsejable
utilizar oraciones cortas y sencillas, con palabras expresadas con toda la fuerza que merecen y
exigen. Debemos sonar seguros y confiables.
¿Cuánto tiempo debe durar una introducción? Depende del tiempo disponible para la exposición y
el objetivo de su discurso. En el bosquejo no deberá existir una división entre la apertura y el
cuerpo demasiada notoria. Si esta división es difícil de hallar, probablemente la introducción es de
largura apropiada ya que habrá llevado al público de manera imperceptible hacia el cuerpo del
discurso. En cambio, si notamos que se ha incorporado demasiada información, se ha redundado
en detalles y no logramos abordar los puntos principales, probablemente la introducción sea
demasiado extensa. Sólo si la introducción es apropiada al tema se llegará con eficacia a los
puntos principales del discurso.
Cuerpo
El cuerpo del discurso está compuesto por puntos principales (argumentos principales) y puntos
secundarios (argumentos que sostienen el argumento principal). A continuación veremos algunos
métodos más comunes para la organización del contenido.
Métodos de organización
Existen muchas maneras de organizar el material. Se deberá seleccionar el método que mejor se
ajuste a los objetivos y a la información que se desea impartir. Los primeros tres métodos
descriptos a continuación son los mayormente utilizados por los oradores de todo el mundo:
Orden cronológico o secuencial:
En el uso de ésta técnica, se realiza una descripción de lo que pasó primero, segundo, tercero, etc.
Se ordenan los temas en términos de Pasado – Presente - Futuro, dónde estuvimos, dónde
estamos y hacia donde queremos ir. Otra variación dentro de esta técnica es Presente – Pasado –
Futuro, describiendo donde estamos, donde estuvimos o que hicimos para estar aquí, y hacia
donde queremos ir. Ejemplo:
Presente: La Fundación Los Piletones, una fundación que aloja a cien niños, provee...
Pasado: Pero, esto no fue siempre así, En 1990...
Futuro: Pero todo esto no es suficiente. Para asegurar la satisfacción de las necesidades
básicas de ellos (los niños), La Fundación todavía necesita...
Técnica “problema-causa-solución”:
Si existe algún problema o si se desea persuadir, convencer, inspirar o motivar al auditorio, se
necesita construir uno o varios problemas, dando causas y consecuencias o evidencia desde un
punto de vista subjetivo, concluyendo con una solución, lo cuál resulta ser siempre un llamado a la
acción y describe lo que se desea que el auditorio realice. Claro, que para usar este método
primeramente se debe conocer en que circunstancias se encuentran los miembros del público y en
que lugar se encuentra uno para abordar tal o cual tema. Por ejemplo:
Problema: Los jóvenes y las drogas.
Causa: Sociedad y falta de supervisión de los padres.
Solución: Instituciones de rehabilitación y educación impartida por los padres.
Técnica numeral:
Este método requiere que se distribuya la información en ítems que pueden ser listados: Cinco
puntos para planear las vacaciones; Trece cosas que hay que saber antes de casarse; Siete
razones para organizar nuestra empresa.
Técnica “OREO”:
Del inglés “Opinion, Research, Examples, Opinion”.
Ejemplo:
Opinion (opinión): Debería existir un sistema para la TV que regule la presencia de la violencia en
horarios de protección al menor.
Research (investigación): Diferentes estudios muestran que existe una relación directa entre lo que
los jóvenes ven en televisión (películas) y lo que hacen en las calles.
Example/s (ejemplo/s): Proveer una historia real, ilustración, anécdota que evidencie lo aportado
por la investigación.
Opinion (opinión): Debería existir un sistema para la TV que regule la presencia de la violencia en
horarios de protección al menor.
Debemos tratar de mantener una coherencia como cualidad del estilo oral. En el desarrollo de
discursos se puede lograr esto usando expresiones de transición. Por ejemplo: también, además,
igualmente, de ahí que, así, por ello, en vista de lo anterior, no obstante, por otra parte, hasta
ahora, etc. De esta manera “guiamos” los pensamientos de nuestro auditorio.
Todo discurso debe tener un desarrollo lógico, de lo contrario, no se entenderá nada de lo que se
quiso decir. Podemos decir que un discurso tiene desarrollo lógico cuando el tema principal queda
claro desde el principio de la exposición y se han ordenado en forma coherente los puntos
principales que lo sostienen.
Por último, para poder convencer al auditorio, se deberá ofrecer pruebas contundentes que afirmen
lo que se dice. Dichas pruebas deberán ser ordenadas y presentadas de manera eficaz en el
cuerpo del discurso.
Conclusión
El cierre debe ser cuidadosamente elaborado. Tiene el propósito de juntar todos los puntos del
argumento que se presentan en el cuerpo del discurso y ordenarlos de manera tal que convenzan
a los que oyen y les den motivos para actuar en armonía. Es una síntesis de lo expuesto, la
conclusión de todos los argumentos, el “porque” se habló.
Cualidades de la Conclusión
Para lograr un cierre eficaz recordemos cuales son los objetivos del discurso. Estos deben causar
cierto grado de emoción que haga que el auditorio se sienta estimulado a actuar.
El cierre, debe tener intensidad sincera, convicción y una fuerza que dé motivos para la acción. Se
deben utilizar oraciones cortas que muestren las razones sólidas (“los por qué”) y los beneficios
que se derivarán de actuar de la manera planteada.
Una conclusión tiene el largo apropiado si no toma por sorpresa al auditorio. Para lograr esto, las
palabras usadas así como su expresión oral, deben señalar que se acerca el fin del discurso.
Por lo general, es aconsejable no incluir agradecimientos ni saludos tales como: “Buena suerte y
muchas gracias”; “Gracias y hasta pronto”; etc. Esto puede ocasionar una pérdida de potencia en
la conclusión.
La calidad del contenido de un discurso puede medirse a través de las siguientes características
propias del material expuesto:
Material específico: Un discurso que exprese solo generalidades carece de peso y autoridad. Si se
quiere que las ideas se recuerden, éstas tienen que ser específicas, exactas. Esto da evidencia de
investigación y conocimiento del asunto.
No basta con decir que algo pasó. Deben darse nombres de lugares, fechas, quizá razones.
Debemos mostrar por qué son ciertas las verdades. Debemos asegurarnos que el material que
presentamos es fidedigno. De no serlo, corremos el riesgo de ser contradecidos por quienes nos
escuchan y nuestra autoridad puede cuestionarse.
Material Informativo para el Auditorio: Lo que puede ser informativo para algunos, puede no serlo
para otros. Esto significa que el material debe ser apropiado para un auditorio particular. Por
ejemplo, en un discurso en cuanto a una actividad profesional, el material se trataría de maneras
muy diferentes en una reunión entre colegas que al hablar ante un grupo de estudiantes
universitarios. Todo material que se presenta en cualquier discurso debe considerarse según el
auditorio, el marco de circunstancias y los objetivos planteados.
Material de valor práctico: Podemos decir mucho en nuestro discurso, pasarnos una o dos horas
hablando, pero ¿cuánto de ello es práctico? Para ser práctico, el material que se presenta debe ser
utilizable de algún modo por el auditorio o motivarlo a actuar en conformidad a lo expuesto. De lo
contrario, el discurso carecerá de sentido y de valor práctico.
Contenido claro y entendible: Para que el material sea expuesto de manera clara y entendible se
debe prestar atención a cómo vamos a decir lo que nos proponemos decir. Las frases u oraciones
deben ser sencillas. Se debe estar preparado para explicar todo aquello que no se entienda, de
manera simple y breve. Incluso si utilizamos términos técnicos propios de la profesión hay que
tener en cuenta al auditorio y si es necesario explicar tales términos.
No demasiado material: Para lograr los objetivos propuestos, no se debe introducir más material
que el que claramente se puede tratar en el tiempo disponible. No se debe expresar más de lo que
razonablemente puede ser absorbido por el auditorio. Entonces, ¿cómo puedo saber cuánto
material poner en un discurso? Se debe comparar el material que tenemos para presentar y todo
aquello que consideramos que el auditorio ya sabe. Luego, construir el discurso a partir de lo que
se sabe. Si creemos que el auditorio no sabe casi nada del asunto que se tratará, entonces debe
ejercerse gran cuidado en cuanto a que se dirá y cuánto tiempo tomará explicar estos puntos para
que el auditorio los comprenda completamente.
Uso eficaz del tiempo asignado: Debemos prestar cuidadosa atención al tiempo que se nos ha
asignado para el discurso o exposición oral y asignar a cada parte del bosquejo un tiempo
determinado. Un orador que se pasa del tiempo asignado en su discurso está mostrando falta de
consideración para con su auditorio, los organizadores del evento y otros participantes. Al mismo
tiempo está evidenciando falta de preparación.
Énfasis correcto: Damos énfasis a lo que decimos a través de ciertas graduaciones en el volumen
de voz, en el tono o por medio de la repetición de palabras o ideas. De la misma manera debemos
enfatizar los puntos principales o palabras claves del discurso.
Tópicos y frases hechas: Las ideas más viejas pueden ganar un atractivo sorprendente si les
damos una forma más moderna. Afirmar que “no hay nada nuevo que decir sobre este asunto” es
formular una frase hecha. En cambio podemos comenzar diciendo: “consideremos el problema
desde esta nueva perspectiva”, lo cuál resultará mucho más interesante.
Recuerde que las frases hechas son abominables en todos los casos.
Auto adulación: Hay que limitar el uso de la primera persona del singular. La auto adulación suele
resultar ridícula y sumamente agotadora para quienes le escuchan.
Cuando tenga que contar anécdotas, uno debe inspirarse en sus experiencias, y a veces puede
resultar muy acertado hacer algún chiste sobre sí mismo. Es importante prestar atención a la
manera en que lo contamos.
Por supuesto, hay ciertos casos en los que se puede hablar sin problemas en primera persona:
cuando tenemos que expresar impresiones sobre algo; cuando hacemos expresiones dejando
claro que son nuestras, o cuando se quiere contar alguna anécdota personal.
La gramática y la palabra hablada: En su mayor parte, las viejas normas de escritura han caído en
desuso. Ello ha traído como consecuencia una mayor libertad de expresión y de palabra. Conviene
siempre evitar los juramentos y las palabras obscenas. Siempre puede haber alguien que se sienta
ofendido. Cuando no esté seguro del significado exacto de una palabra, evítela o consulte un
diccionario. Si puede optar entre dos palabras, una larga y otra corta, elija la última. Los términos
concisos suelen ser los más efectivos.
Procure que las frases sean también cortas. Una frase demasiado larga puede dificultar la
comprensión por parte del auditorio e incluso hacer que usted pierda el hilo de su propio discurso.
Titubeo expresivo: Este tipo de habla esta relacionado con la falta de afluencia o cualidad de
conversar y representa un gran estorbo para la comunicación oral.
Argumentación y Persuasión
Argumentar: Es exponer el punto de vista propio para hacer que otro lo comparta. La
argumentación está presente en la vida diaria en multitud de situaciones de comunicación, no
exclusivamente verbal, en las que alguien intenta justificar un pensamiento o un comportamiento o
influir en la actuación ajena. Lo que determina que se produzca la argumentación es la existencia
de un propósito en el orador: influir sobre las creencias (convencer) o la forma de actuar de su
auditorio (persuadir).
Persuadir: Implica motivar, alentar o cambiar el comportamiento del receptor. Para lograrlo además
de utilizar argumentos lógicos es fundamental apelar a las emociones.
Ejemplo: En una charla sobre lo perjudicial que es fumar para la salud, el auditorio acepta y afirma
el daño que el tabaco provoca en la salud, sin embargo si notamos que después de esta afirmación
ciertas personas continúan fumando decimos que han sido convencidas de tal cosa, pero no
persuadidas. En cambio, si estas mismas personas, fumadores, cambian su conducta (aunque sea
por un corto tiempo) e intentan dejar de fumar con acciones concretas, decimos que han sido
persuadidas.
Dolz, en su libro “La Argumentación”, afirma: “La argumentación se asemeja a una especie de
diálogo con el pensamiento del otro para trasformar sus opiniones”. Esto hace que la actividad
argumentativa se encuentre fuertemente ligada al contexto y por ello hay que tener muy en cuenta
la situación comunicativa en que se produce.
Para que una argumentación tenga éxito, el emisor debe tener en cuenta al destinatario de la
misma, un destinatario que puede ser individual o colectivo (auditorio). Ello determina una serie de
operaciones en dicho emisor:
· Reconocer la existencia de opiniones distintas sobre un tema.
· Definir el punto de vista propio e identificar otros distintos.
· Identificar al destinatario y prever sus opiniones.
· Seleccionar justificaciones adecuadas al destinatario.
· Saber hacer concesiones ante las razones del destinatario.
· Diferenciar a los receptores directos de la comunicación de los destinatarios de la misma.
Clasificación de argumentos: Los argumentos empleados pueden ser a su vez de distintos tipos:
· Argumentos racionales: Se basan en ideas y verdades admitidas y aceptadas por el conjunto
de la sociedad.
· Argumentos de hecho: Se basan en pruebas observables.
· Argumentos de ejemplificación: Se basan en ejemplos concretos.
· Argumentos de autoridad: Se basan en la opinión de una persona de reconocido prestigio.
Persuasión
Persuadir es hacer nacer en el espíritu de un sujeto, las ideas, sentimientos o incitaciones que
desearíamos que aceptase. La "comunicación persuasiva" supone que las opiniones y los hábitos,
tienden a persistir, a menos que reciba informaciones que lo lleven a modificar actitudes. La
exposición a una comunicación persuasiva que induce con éxito al individuo para que acepte una
nueva opinión, constituye una experiencia de aprendizaje en la que se adquiere un nuevo hábito
verbal. Es decir, cuando el individuo se enfrenta a un problema dado y piensa y prefiere la nueva
respuesta sugerida por la comunicación que ha recibido, entonces podemos decir que ese
individuo recibió aquella comunicación, ya que hubo una modificación en su conducta habitual, en
su comportamiento.
La resistencia psicológica
Resistir es oponerse una fuerza o un cuerpo a la acción o violencia de otra fuerza u otro cuerpo. En
el plano mental la resistencia es también un fenómeno inevitable: a través de la resistencia
creamos impresiones duraderas, impactamos, persuadimos, convencemos y negociamos.
La resistencia, en el plano psicológico, se ilustra con el principio de la „disonancia cognoscitiva‟.
Este es el fenómeno por el cual nuestra mente rechaza instintivamente la posibilidad de contener
dos pensamientos o creencias opuestos.
En nuestras relaciones humanas intercambiamos pensamientos, sentimientos y creencias
disímiles, que se resisten unos a otros. A una resistencia debe dejársela fluir, debe permitírsele su
completa expresión, incluso dejándola llegar a su propio límite. La resistencia se modera con
„lubricantes‟, con „amortiguadores‟, escuchando y dando espacio al otro. La resistencia es un
pensamiento casi siempre acompañado de un sentimiento (emoción). Al cambiar sutilmente ese
pensamiento, puede desaparecer la resistencia.
La persuasión no es otra cosa que influencia. Y la influencia comienza con lo que le importa a
nuestro posible aliado. Todos deseamos algo, “¿qué desea nuestro auditorio?”.
Recordemos que estamos en un intercambio mutuo que consiste en obtener lo que uno desea y
dar a otros lo que necesitan.
- No conviene avasallar a las personas. Si se les dan razones convincentes, razones que
puedan hacer suyas, prestarán una colaboración que no es posible alcanzar de otro modo.
- Persuadir depende en buena medida del arte de saber hablar. Por medio de la palabra se
adquiere el poder de manejar o persuadir a la gente.
- Persuadir es crear relaciones eficaces y éstas se basan en la comprensión y la
transparencia.
- El poder de la sonrisa. La sonrisa es uno de los elementos sensibles más importantes en la
persuasión. Siempre que sea sincera, su impacto es inmediato. Dice un proverbio chino :
“el hombre cuya cara no sonríe, no debe abrir una tienda".
- La persuasión es la base de una buena negociación. Y una buena negociación se consigue
cuando se ejercita el arte de ceder.
- Es necesario tener flexibilidad en la consecución de las metas propias.
- Siempre escuchar al otro pensando que tiene razón desde algún ángulo y, aunque no lo
veamos, debemos buscarlo.
- Persuadir es la habilidad de ir obteniendo afirmaciones sucesivas del interlocutor.
- Nuestra presencia personal y nuestros modales pueden pesar más que nuestras palabras.
Cualquier información será más persuasiva si sabemos agradar a la gente.
- Si hacen falta grandes cambios, gradúelos todo lo que sea posible. Las personas aceptan
mucho más fácilmente los pequeños cambios que las variaciones drásticas.
- Uno de los aspectos de la naturaleza humana es el principio de rechazar o permanecer
indiferente ante algo que parece totalmente ajeno. Por lo tanto, al presentar una idea
debemos exponerla como idea del equipo y no propia.
“Los pequeños detalles hacen la excelencia, pero la excelencia nunca será un pequeño detalle.”
La apariencia personal dice muchas cosas de una persona. Sin embargo, creer que la imagen es
sólo una cuestión de cómo nos vestimos es una falacia. La imagen es mucho más que eso.
Todos tenemos una imagen de nosotros mismos, una auto-imagen o imagen personal que está
ligada a la concepción de uno mismo, a la manera en como nos percibimos. Sin embargo, cuando
hablamos de IMAGEN PUBLICA nos referimos a la percepción que tienen los otros sobre nosotros.
Es la percepción de los demás, construida a través de la experiencia frente a distintas variables.
Variables de la Imagen Pública
Estas variables pueden favorecer o no la creación de una imagen pública positiva en la mente de
quien percibe al sujeto, ya que juzgará si tales realizaciones, acciones, comunicaciones, y
opiniones de terceros están “bien o mal” de acuerdo a su sistema de creencias y valores.
Trabajar sobre la imagen pública requiere establecer objetivos concretos (atributos a desarrollar) y
acciones para lograrlo. Al mismo tiempo es importante ser perseverante y evaluar constantemente
los diferentes comportamientos en los cuales se reflejen tales atributos.
El lenguaje corporal
Los movimientos expresivos dan vivacidad y energía a las palabras pronunciadas. Pueden revelar
los pensamientos con más sinceridad que las palabras, ya que éstas pueden ser falseadas.
Se comprende que podemos impresionar mal a los demás con un lenguaje corporal que consiste
en movimientos bruscos o irregulares, ademanes arrebatados, gestos torpes, malas posturas o el
jugueteo nervioso con pequeños objetos.
El contacto físico también tiene importancia. El apretón de manos, por ejemplo, es parte de la
primera impresión y tiene que tener una firmeza justa: ni extrema flojedad ni demasiado fuerte.
Ademanes
Podemos tomar a los ademanes como método para darle vigor a nuestro mensaje. Si realiza
ademanes en forma natural su auditorio prestará atención a lo que dice. No es necesario copiar los
ademanes de otras personas ya que cuantos más naturales y espontáneos salgan, mejor. Cuando
realice ademanes, nunca olvide su expresión facial, de lo contrario parecerán actuados. Existen
distintos Tipos de Ademanes:
Al pararse es importante mantenerse erguido y cuidar la posición de los pies. Si un orador se para
con los pies tan apartados que da la sensación de estar montando un caballo podría distraer
mucho a su auditorio. El pararse con un solo pie, o con las manos en los bolsillos o apoyarse
contra una pared o algún objeto son muestras claras de falta de equilibrio.
¿Cuán importante es mantenerse erguido? El individuo de porte erguido, se distingue claramente
del que tiene la espalda encorvada, los hombros caídos y la cabeza ligeramente inclinada, que
indican el peso de las cargas que gravitan sobre él. Al erguirse, mejorará su personalidad, su
equilibrio, su confianza en sí mismo, su actitud hacia los demás y hacia la vida. Y los demás
notarán esa mejorada actitud de confianza.
Los estudios muestran que una mala postura puede sabotearnos. A cien personas se les
mostraron fotografías de hombres y mujeres con una posición corporal (cabeza gacha, hombros
caídos, estómago salido), y, por otra parte, fotografías de personas con una buena postura (cabeza
erguida, hombros hacia atrás); las personas de las primeras fotografías fueron consideradas
menos interesantes, ambiciosas, amigables e inteligentes que las del segundo grupo.
Los gestos de las manos, se hacen casi siempre acompañados del brazo. Las manos constituyen
un pequeño problema, sobre todo para los que no están acostumbrados a pronunciarse en público.
Al principio de la disertación o discurso no se sabe qué hacer con ellas y es como si fueran un
verdadero estorbo. A medida que se avanza, si el orador siente lo que dice y lo hace con emoción,
necesita acompañar sus palabras con el gesto de las manos y de los brazos.
Algunas reglas para su empleo adecuado:
1. En los primeros momentos se debe tener de algún modo ocupadas las manos, bien sea
discretamente sujetas a la mesa, tribuna o atril. Evitar sujetar su bosquejo escrito (preferentemente
este debe estar oculto).
2. Si el tema no requiere que sea expuesto de modo expresivo, la postura correcta será mantener
las manos quietas.
3. Debe evitarse poner una mano en el bolsillo, pero es sumamente inadecuado poner las dos.
4. Evitar el manipular objetos o jugar con ellos: aros, pulseras, anillos, lapicera, etc.
5. No se debe colocar las manos detrás de la espalda.
Expresión facial
Al preparar el discurso se debe considerar la disposición mental y emocional con que éste debe ser
presentado. Si por ejemplo se está hablando sobre la muerte, no sería correcto tener expresiones
de felicidad o gozo, pero sí serán necesarias en una reunión informal o si se le está hablando a la
fuerza de ventas, por ejemplo.
La sonrisa y el asentimiento son los mensajes no verbales más contundentes en cuanto a la
atracción social. Para controlar esto es importante practicar el discurso la mayor cantidad de veces
frente a un espejo y observar nuestras expresiones faciales y corregirlas si es necesario.
“recuérdalo, hijo mío, la ropa anuncia al ser humano: como te ven te tratan” (William Shakespeare)
La vestimenta y el arreglo personal forman parte de la variable “comunicación” con la que se mide
la Imagen Pública, conforme a esto es importante tener en cuenta ciertas consideraciones acerca
de la misma. Todo orador debe asegurarse de estar bien arreglado, adecuado a la ocasión. A la
hora de vestirse debe tomar en cuenta que es lo que desea comunicar y dónde lo comunicará. No
es necesario invertir mucho dinero para verse elegante.
Algunas consideraciones:
· Evite utilizar excesiva cantidad de accesorios: aros, anillos, pulseras, relojes, que pudieran
distraer al auditorio.
· Utilice prendas y calzados con las cuales se sienta cómodo. Evite ir de “estreno”.
· Si lo cree necesario busque asesoramiento profesional en algún centro comercial especializado.
Allí encontrará personas que lo asesorarán en cuanto a cortes, texturas, colores y accesorios
acordes a su contextura corporal y estilo personal.
Rojos y Anaranjados
Las culturas que se desarrollan en climas fríos tienden a usar el rojo (Ej.: los monjes que habitan
en el Himalaya) por su connotación de calidez y vitalidad. La energía del fuego es expansiva:
desmaterializa y expande. Por eso cuando usamos el rojo nuestra presencia se "agranda", el rojo
exalta y atrae la atención hacia nosotros. El uso de este color transmite poder e inspira confianza
en quien lo porta. En el ámbito laboral se usa siempre en pequeñas dosis. El rojo induce a los
demás a tomar decisiones rápidas e instintivas, incluso agresivas. Hay que evitarlo, por lo tanto,
cuando necesitemos que los otros sean pacientes y detallistas.
SI al rojo: NO al rojo:
Verde
El verde en la moda es siempre un color transicional. Se tiende a usar poco, porque es difícil
conseguir el tono de verde adecuado que complemente con nuestra piel para que no resulte
amarillenta. En la Edad Media, las novias se vestían de verde para expresar su fertilidad, los
ejércitos comenzaron a usar el verde en sus uniformes en la época expansionista. El verde sugiere
crecimiento, ideas nuevas y originalidad; hay que preferirlo en los ámbitos en donde estas
cualidades sean valoradas. En cambio, hay que evitar el verde allí donde se necesite proyectar una
imagen de solidez, de estabilidad, de madurez y de confianza.
SI al verde: NO al verde:
Blanco
Proyecta una imagen limpia, induce en los demás un comportamiento cuidadoso, educado,
protocolar y reflexivo.
SI al blanco: NO al blanco:
El negro en la moda es el color comodín, va con todo, se ve bien, siempre luce fino aún cuando la
tela no lo sea tanto. Visualmente estiliza, oculta las imperfecciones. Por lo tanto, el negro expresa
que deseamos que el otro se acerque, se exponga y "descubra" nuestro mundo interno y el suyo
propio. El negro lo absorbe todo, es misterioso e induce a los demás a explorarnos, a abrirse, a
mostrarse, a confiarnos secretos. Hay que evitar el color negro allí donde necesitemos generar un
nivel de comunicación dinámico, franco y abierto.
SI al negro: NO al negro:
Amarillo / Naturales
Los colores amarillos, ocres y naturales suelen usarse en los climas fríos para transmitir calidez y
bienestar. Son colores tranquilizadores que expresan permanencia, estabilidad, solidez y apego a
lo tradicional. Son los más adecuados para proyectar una imagen conservadora y familiar. Hay que
evitarlos cuando necesite parecer dinámico e innovador.
El arte de agradar
Puede decirse que el „encanto‟ o las „cualidades para agradar‟ consisten en las siguientes virtudes
personales bien desarrolladas: buen humor; suavidad; tacto y simpatía.
El buen humor
La importancia de una sonrisa estriba en que constituye un mensaje inequívoco. Toda la gente
sonríe en el mismo lenguaje. El genial dramaturgo William Shakespeare aconsejó: „para conseguir
lo que quieras, te valdrá más la sonrisa que la espada‟.
Hay que despertarse con una sonrisa en la cara porque una actitud positiva en cuanto a nosotros
mismos y nuestro trabajo harán que sea un placer tenernos cerca.
Los quejosos, groseros, y la gente negativa, acaba siempre por ser eliminado de los grupos y de
los negocios. Por el contrario, los positivos y optimistas son los que tienen las mayores
probabilidades de progresar.
Debemos procurar crearnos una personalidad más atractiva que plazca a los demás; podemos
llegar a conseguir que nuestra persona se realce irradiando felicidad, y que esta felicidad se
comunique a los otros.
La suavidad
Es el arte de ser suave, gracioso, agradable de maneras, bien educado, afable y encantador. El
término deriva de la palabra latina “suavis”, que significa „dulzura‟. La suavidad consiste en el poder
de hacer llegar a los demás la propia simpatía; en observar los principios de la verdadera
educación; en comportarse con los que tenemos al lado en la forma que deseamos que se
comporten con nosotros.
El tacto y la simpatía
El tacto es una cualidad sutil que representa un papel muy importante en los asuntos de la vida y
en el trato social. El tacto se define como una „peculiar aptitud o habilidad que hace que uno se
conduzca exactamente tal como las circunstancias lo requieren‟. La palabra deriva de “tactus”, que
significa „tocar, sentir‟. Es la manifestación de un sutil sentimiento, toque o relación entre uno
mismo y los demás. Está también emparentado con el instinto o intuición. La persona que tiene
tacto roza los sentimientos de los demás o los hace vibrar, según la oportunidad; lo difícil es saber
identificar esa oportunidad.
La palabra griega “sympathia” significa, „semejanza de sentimientos‟, y una de las definiciones de
la palabra inglesa es: „Sentimiento correspondiente al de otra persona; la cualidad o estado de
existencia afectado por las afecciones de otros‟. Quizá el término „Simpática Comprensión‟ sea el
que mejor exprese el estado elemental correspondiente a la completa manifestación del tacto. Una
mejor colocación de uno mismo en el sitio de los demás, así podría definirse el tacto.
“Tus limites están definidos por el acuerdo que has hecho acerca de lo que es posible. Cambia
este acuerdo y podrás disolver el límite...” (Wayne W. Dyer)
Programación Neurolingüística
Representaciones internas
Las representaciones internas tienen que ver con lo que vemos mentalmente y cómo lo vemos, lo
que decimos y oímos mentalmente y cómo. Esto significa que es nuestra percepción de la realidad
quien condiciona, en parte, nuestro comportamiento. Así cuando conducimos un automóvil y
vemos una luz roja en una equina (semáforo) nos detenemos. Este comportamiento ha sido
aprendido. Hemos aprendido que la luz roja en un poste amarillo y negro al que llamamos
semáforo es una señal que indica que debo detenerme. Todos los comportamientos son
aprendidos y conforme a nuestra experiencia actuamos a veces “sin darnos cuenta”. Estos
significados que asignamos a los estímulos conforman las representaciones internas. En oratoria,
pensar que un auditorio es mi “enemigo” (asignarle tal significado) generará una conducta acorde
al mismo.
Fisiología
Los estudios de la PNL nos dicen que la manera en la que nos paramos, movemos, respiramos,
miramos, está asociado a las representaciones internas y no hacen más que retroalimentarlas. Así,
quién siente miedo a hablar en público tenderá a pararse de una manera determinada (encorvada
por lo general), a colocar las manos en los bolsillos, a cruzarse de piernas, a bajar la cabeza, a
evitar contacto visual con el auditorio, y a otro tipo de manifestaciones que contribuyen al
“mantenimiento” de ese estado, en este caso, del miedo (negativo).
¿A qué se debe que algunos oradores muestren falta de confianza? Generalmente se debe a falta
de preparación o conocimiento sobre el tema que expondrá; o una actitud negativa en cuanto a su
capacidad como discursante; o ambas. Para ganar confianza en uno mismo es necesario conocer
el tema a tratar y tener la convicción de que tiene valor. Esto quiere decir: preparación cuidadosa
del asunto y de la exposición.
La primera evidencia de equilibrio o seguridad se manifiesta a través del porte físico. Las
siguientes posturas y comportamientos demuestran falta de equilibrio: Las manos rígidas a los
lados del cuerpo o agarradas firmemente del atril, entran y salen repetidamente de los bolsillos,
que abotonan y desabotonan, que se mueven sin objetivo a la mejilla, nariz, los lentes o anteojos,
ademanes incompletos, jugar con el reloj, lapicera, anillo, notas. Constante movimiento de pies,
aflojamiento de las rodillas, mojar frecuentemente los labios, el tragar rápidamente, respiración
rápida. Todas estas evidencias de nerviosidad o falta de equilibrio, se pueden controlar por
esfuerzo consciente. Concéntrense en su material, sin pensar demasiado en el auditorio o en sí
mismo.
El equilibrio mostrado por voz bajo control: Las evidencias vocales que muestran nerviosidad son:
el volumen de la voz anormalmente bajo, temblor, poco usual afinamiento del tono y tos sin motivo.
Técnicas para dominarlo: Comenzar hablando más lentamente de lo usual y con un grado de
elevación de la voz más alto de lo normal. Luego los ademanes y las pausas nos ayudarán a
tranquilizarnos. Debemos aprender a estar equilibrados y en control en el habla diaria sin esperar
a tener que dar un discurso.
Pasos útiles para generar un estado positivo
1. No dar tanta importancia a los síntomas que suelen afectarnos (sensación desagradable en el
estómago, sequedad de la boca, manos temblorosas, palmas sudorosas, etc.)
2. Ensayar la exposición a solas y reflexionar acerca de los aspectos aprendidos durante los
ensayos.
3. Hacer ejercicios de relajación (respirar profundo y exhalar lentamente).
4. Recordar: “No es que estén en contra nuestro, es que están a favor de ellos”. El auditorio desea
que nos vaya bien. De verdad!
5. Recordar: Nos han dado el PODER para hablar.
6. Recordar: El miedo a hablar en público basado en nuestro sentido de responsabilidad se
transforma en ENERGIA POSITIVA.
7. Cambiar la fisiología: Adoptar una postura correcta, hacer ademanes y mirar al auditorio.
Expresión Oral
Es muy común que las personas presten atención a los errores en el habla del interlocutor
afectando directamente el mensaje que se quiere transmitir.
Son varios los factores que influyen en nuestra voz. A su vez, ésta depende en gran medida de
que podamos respirar bien, lo cual ayudará no sólo a atenuar o suprimir la tensión nerviosa, sino
que nos permitirá además disciplinar la voz para poder variarla en potencia, velocidad y elevación,
al mismo tiempo que tomamos las pausas apropiadas y una correcta pronunciación, que son
obligados en la comunicación oral.
Una buena voz, además de proyectar una imagen favorable de uno mismo, contribuye a que
podamos presentar las palabras en forma más eficaz y significativa.
La articulación
Articular bien es pronunciar distintamente todas las consonantes. Por definición, las vocales son
los sonidos producidos por la vibración de las cuerdas vocales, amplificados por los resonantes de
la faringe, la boca y la nariz, y no modificados por los órganos de la articulación.
La lengua, los labios, los dientes, el maxilar, el paladar y el velo palatino actúan como agentes
capaces de modificar el sonido producido por el mecanismo de la voz. La calidad del tono se
puede lograr cuando a través del movimiento conjunto de dichos órganos, se varía el tamaño y la
forma de la cavidad bucal. Ha de tenerse en cuenta que la lengua es el órgano que contribuye de
modo más importante a la claridad de los sonidos de las palabras porque, aunque la boca tenga la
apertura necesaria, los sonidos producidos no pueden modularse si la lengua permanece inactiva o
se mueve con torpeza.
Los labios también son muy importantes para una pronunciación clara. Si se dejan excesivamente
relajados, el resultado es una serie de murmullos confusos. Cuando se habla ante un micrófono
debe evitarse la emisión excesivamente explosiva de las consonantes. Pero en otros casos, deben
emplearse los labios con movimientos de mayor firmeza para dar una mayor claridad y rotundidad
a las palabras.
Articular bien permite, entre otras cosas, hacerse comprender claramente incluso cuando se habla
en voz baja. Una buena articulación proporciona la debida comprensión de lo que se diga, lo cual
constituye una de las maneras más importantes de mantener y desarrollar el interés del público.
Volumen e intensidad
El factor que en mayor grado afecta a la inteligibilidad es probablemente el nivel sonoro de las
palabras, que depende por una parte, de la distancia entre el emisor y el receptor, y por otra, de la
intensidad de los ruidos ambientales, ya que estos pueden enmascarar o debilitar los sonidos.
Independientemente de la distancia haya entre el emisor y el receptor y de los ruidos ambientales
que estén presentes, hay maneras de dar sentido y más expresividad a la palabra, graduando, con
pequeños matices diferenciales, la intensidad y el volumen de la voz. Si el orador aspira a dar la
impresión de energía, aumentará la fuerza de su voz. Hablar en voz baja puede sugerir que no
está seguro de sí o que no cree verdaderamente en aquello que dice.
¿Cómo se puede variar la voz para que el mensaje llegue al receptor de un modo más completo y
preciso? ¿Cómo hacer para que los puntos principales se destaquen sobre las demás? Mediante la
velocidad, las pausas, el ritmo, el tono, la pronunciación, la afluencia y la cualidad de conversar,
tan importantes para dar claridad y vivacidad a la expresión oral.
Velocidad
La gente que habla con excesiva velocidad, fatiga a quienes los escuchan, los cuales acaban por
sacar su atención de lo que se está diciendo. Otros, en cambio, hablan con desesperante lentitud.
En términos generales podemos decir que se habla con menor velocidad cuando los oyentes están
poco familiarizados con el asunto que se trata, o cuando el nivel intelectual de aquellos sea muy
diverso. En cambio, si se trata de un tema superficial que puede seguirse fácilmente por el
auditorio, se hablará con mayor velocidad que si se tratara de una cuestión más seria.
En su mayoría, las personas hablan a una velocidad de 120 a 180 palabras por minuto, pero no es
posible hacerlo a una velocidad uniforme. Lo correcto es que la velocidad se ajuste al tipo de
pensamiento o sentimiento que el orador trata de transmitir.
La rapidez en el hablar es un obstáculo para mejorar la dicción y corregir sus defectos. Hay que
hablar lentamente como un ejercicio para frenar el impulso instintivo de correr, para acostumbrarse
a utilizar más los músculos de la boca y dominarlos mejor, como una gimnasia absolutamente
indispensable que contribuya a adquirir el hábito de vocalizar y de silabear. Una vez lograda una
más clara vocalización, la velocidad ha de adecuarse al tema, al auditorio y al valor de las ideas
que quieran destacarse.
Pausas
Las pausas sirven para puntuar los pensamientos. Del mismo modo que la coma, punto y coma, y
punto sirven para separar las palabras escritas en grupos de pensamientos, las pausas de distinta
duración nos ayudan a separar las palabras habladas en unidades que tienen un significado en
conjunto. La pausa permite fácilmente las inflexiones de la voz, el cambio de tono y de ritmo y en
definitiva contribuye a mantener más viva la atención.
El uso inadecuado de las pausas resulta tan perjudicial y confuso como el uso de inadecuada
puntuación en un escrito.
Las pausas pueden ser: psicológicas, lógicas, afectivas y respiratorias. Las psicológicas se
producen cuando el ánimo del orador quiere permitir al auditorio un momento de reflexión. Las
lógicas se usan cuando lo exige el contexto de la frase y generalmente son breves. Y las
respiratorias cuando agotada la respiración, se hace forzosa la inspiración.
Afluencia
El que se expresa con afluencia es el que usa las palabras con facilidad. No significa que habla
demasiado, sino que fluye con facilidad, de manera natural.
La afluencia se caracteriza por su habla carente de titubeos expresivos tales como: “y...ah......” o
“que.....esteee....”; o regresiones orales, (aquellos que comienzan una oración, se interrumpen en
voz alta y empiezan de nuevo desde el principio. Ej.: “La vida depende en manera gran... no... la
vida depende en gran manera por...”.
Cualidad de Conversar
La manera más eficaz de hablar en público es el estilo de habla como en conversación. Para ello:
• Evitemos usar oraciones de estructura envuelta o complicada.
• Evitemos la vulgaridad y la repetición constante de las mismas expresiones y frases.
• Aprendamos a hablar con significado.
• Tratemos de lograr una conversación diaria de calidad.
El mantener un estilo de presentación conversacional al leer es una de las cualidades más difíciles
de dominar al discursar; sin embargo, es una de las más importantes.
Pronunciación
Cuando oímos a alguien pronunciar mal una palabra, el efecto general es que brilla en nuestra
mente como una señal de parada. Es posible que hasta dejemos de seguir el hilo del argumento y
nos distraigamos. Por eso es importante tener presente la importancia de la pronunciación.
En general existen tres tipos de problemas relacionados a esto:
1. Mala acentuación o colocación de las letras.
2. Pronunciación correcta pero exagerada.
3. El habla descuidada, “borroneo” de palabras, juntar demasiado las sílabas o dejar algunas
sin pronunciar.
Modulación
Tipos de variaciones
Variedad en potencia: Es la manera de realizar conclusiones y dar énfasis a los puntos principales
del discurso. De acuerdo al tipo de idea que deseamos enfatizar debemos utilizar mayor o menor
potencia en la voz. Para puntos que necesiten calor de amistad y sentimiento podemos usar un
tono más bajo. Lo mismo sería si estamos expresando ansiedad o temor.
Evitemos los extremos. No usar un tono tan bajo que nadie lo escuche ni tampoco uno tan alto que
sea molesto.
Variedad en la velocidad: Estas variaciones las solemos hacer en lo cotidiano, ya que las palabras
y pensamientos fluyen con naturalidad y de manera espontánea. Pero, el orador nuevo prepara sus
palabras y frases tan cuidadosamente que todas las palabras salen a la misma velocidad. El hablar
usando un bosquejo ayudará a corregir o evitar esta debilidad. El discurso debe fluir, en su mayor
parte, a velocidad o paso moderado. Puede apresurarse en puntos menores, narración, o en la
mayoría de las ilustraciones. Argumentos de más peso, culminaciones y puntos principales
usualmente exigen una presentación más lenta. Incluso, en algunos casos, para énfasis
particularmente fuerte pudiera hacer una pausa, que es un cambio total de velocidad.
Énfasis correcto
Así como en un escrito subrayamos aquellas palabras o frases que deseamos resaltar, en la
expresión oral ponemos énfasis acentuando aquello a lo cual deseamos llamar la atención de los
que nos escuchan. Muchas veces lo más importante de un párrafo puede pasar inadvertido por no
cuidarse este aspecto tan importante de la dicción. El no saber dónde ha de ponerse énfasis para
que sobresalga la idea principal, hace difícil que entre con claridad en la mente de los que
escuchan las ideas básicas del mensaje transmitido.
Sin embargo, debemos procurar no caer en dos prácticas viciosas: por una parte el uso exagerado
de la fuerza enfática, y por otra, el uso del énfasis de una manera continua. Si intentamos destacar
un punto más allá de lo que su verdadero valor o importancia merecen, la audiencia perderá la fe
en nuestra facultad de establecer unos juicios fundamentales: si, por otra parte, pretendemos
recalcar todas las cosas por medio del énfasis, el resultado será que ninguna de ellas logrará
destacar entre sus vecinas. La mejor práctica consiste en seleccionar las ideas realmente
importantes, y apoyarse únicamente en ellas, con el énfasis que merecen.
Conozca a su auditorio
Antes y durante la preparación del discurso pensemos en quienes asistirán a escucharnos o bien
quien es el interlocutor. Estructuremos el discurso para provocar una respuesta positiva.
Preguntas a plantearse:
¿Cuál es la edad promedio?
¿Qué tienen en común los miembros del público?
¿Cuánto conocen sobre el tema o asunto a tratar?
¿Cuáles son las creencias, valores y por ende su actitud sobre el tema que se presentará?
Debemos tener siempre en cuenta los valores culturales y las opiniones del auditorio. Debemos
pensar en como un tema delicado podría afectarlos, incluso hasta el humor que pudiéramos utilizar
para que no resultase ofensivo.
Contacto visual
Hacer contacto con el auditorio significa que la mayor parte del tiempo mantendremos la vista en
todos y en algunos miembros del auditorio. Cuando decimos “todos” nos referimos a que el orador
tomará en cuenta las dimensiones del espacio físico, la distribución de las butacas (sillas, etc.) y la
asistencia en su totalidad.
Esto significa que no estaremos mirando fijamente nuestro bosquejo durante toda nuestra
exposición, o mirar a lo lejos como buscando la salida.
El contacto con el auditorio se puede lograr por medio de visualizar los rostros de las personas que
nos están escuchando, incluso, decir algunas breves palabras a algunas de ellas, mirarlas a los
ojos, etc. Eso sí, tengamos siempre cuidado de no hacer sentir incómodo a alguien con la mirada
detenida en el.
Comunicación Creativa
El aburrimiento es el fenómeno de alteración del tiempo, que puede ser producido por distintos
medios. Por ejemplo: una película u obra de teatro que comienza a las seis, y transcurridas dos
horas, cuando miramos el reloj, descubrimos que son las seis y veinte.
Algo similar puede suceder con un discurso o una exposición. Por ello, es fundamental conocer
cuáles son aquellos indicadores que nos “dicen” que “piensa” el auditorio, que “siente” con
respecto a lo que estamos diciendo. No esperemos a que alguien bostece frente a nuestros ojos,
sepamos reconocer esto antes y así salvarnos de la monotonía total.
Postura interesada: Estas personas sonríen o asienten con la cabeza. Puede estar inclinada hacia
adelante, el ceño ligeramente fruncido por la concentración. Los dedos entrelazados indican
seriedad. También el apoyar la barbilla en los nudillos indica interés por aprender. La disposición
de las piernas indica atención.
Postura neutral: En su expresión facial se puede observar la ausencia de una opinión formada, la
barbilla apoyada en la mano indica concentración. Las piernas cruzadas pueden a su vez indicar
una actitud contemplativa.
Postura de consentimiento: La postura relajada de las manos, las piernas paralelas y la expresión
sincera del rostro indican un acuerdo total con lo expuesto.
Muchas personas reafirman el lenguaje corporal toqueteando sus objetos, como lentes, lapiceras,
relojes, pendientes. Mirar el reloj puede indicar aburrimiento e incluso impaciencia, mientras que
morder un bolígrafo o los lentes sugiere una actitud reflexiva. Algo positivo: si alguien está sentado
sin moverse y no presenta ninguno de estos vicios, suele ser un indicio de un interés y un acuerdo
total con lo que se dice.
Con la experiencia podremos notar fácilmente cuando un auditorio se encuentra aburrido o
interesado, lo percibiremos en el ambiente.
Ahora, ¿Qué podemos hacer si notamos que verdaderamente el auditorio se muestra falto de
interés?
- Podemos utilizar una ilustración no programada que pueda llamar la atención.
- Una pregunta retórica o no, puede hacer que el auditorio reaccione y se introduzca
nuevamente en el discurso.
- Podemos sorprenderlos con algo novedoso, creativo.
- Podemos utilizar los medios audiovisuales ya que éstos suelen romper, por lo general, con
esa atmósfera creada.
Uso de ilustraciones
Las ilustraciones estimulan el interés y hacen que se destaquen las ideas importantes. Estimulan
los pensamientos y hace más fácil entender nuevas ideas. Las ilustraciones correctamente
seleccionadas combinan el atractivo intelectual con el impacto emocional. El resultado es que el
mensaje se comunica a la mente de una manera única, imposible con simples declaraciones de
hechos. Pero esto solo se logra si las ilustraciones son adecuadas al material.
La ilustración que es sencilla se recuerda con mayor facilidad. Esto se logra aplicando terminología
entendible, fácil de explicar. Utilicemos cosas fáciles para explicar cosas difíciles.
Destaquemos el valor de la ilustración en comparación con los puntos principales del discurso, de
manera que éstos se destaquen.
Es importante, además, que las ilustraciones se adecuen al auditorio. Por ejemplo, si el público
está compuesto en su mayoría por jóvenes universitarios, utilicemos ilustraciones que se adecuen
a ellos, que puedan captar su interés. Otro aspecto a tener en cuenta, además de la edad es el
sexo de su público. Las ilustraciones no deberían ofender a ninguna persona. Las ilustraciones
deben ser de buen gusto y sacadas de situaciones familiares o locales.
Tipos de ilustraciones:
- Ilustraciones basadas en la vida cotidiana: A través del discurso se representa mentalmente una
situación imaginaria de la vida cotidiana donde se evidencia cierto comportamiento que contribuye
al argumento del discurso. (Ej. Dos personas ante la compra de un producto).
- Ilustraciones basadas en la naturaleza: A través del discurso se genera cierta analogía con
procesos naturales o comportamientos animales que sirvan como ejemplo para el sustento del
argumento o bien contribuyendo a la incorporación del mismo. (Ej.: ciclo de lluvia -para un proceso
de mejora-, comportamiento de las hormigas -como analogía para el trabajo en equipo-, etc.)
Ingenio y humor
El actor que es famoso por su ingenio puede hacer reír a su público con cosas que en sí no tienen
demasiada gracia. Parte de la habilidad de todo orador consiste en dejar que su audiencia intuya lo
que se avecina, en prepararla para que reaccione de la forma deseada.
El orador ingenioso siempre cuenta con la predisposición del público. El público es impredecible,
incluso las anécdotas o chistes mejor hilvanados pueden “desconocerse” en cualquier momento.
Una de las habilidades más difíciles de adquirir es la de hacer reír al auditorio. La falta de sentido
del humor constituye siempre una desventaja para la persona que habla en público.
Una observación ingeniosa casi siempre gana el aprecio del público. Cuanto más largo es el
discurso, más importante será el toque humorístico. Cuanto más serio es el problema tratado, más
necesario será solazar un poco al auditorio con rasgos de ingenio a la vez discretos y elegantes.
El humor debe adaptarse al público y a la ocasión, y esto es especialmente importante en el caso
del humor verde, grosero o vulgar. Nunca hay excusa para lo obsceno.
Lo mismo sucede cuando para con anécdotas o chistes relacionados con dialectos o
peculiaridades locales. Puede bromearse con el acento de los miembros de una comunidad o con
la forma de ser de otra, pero por lo general, hay que evitar las imitaciones en tono de burla. Las
únicas personas que pueden bromear sobre estas cuestiones, sin correr riesgos innecesarios, son
precisamente las que pertenecen al grupo satirizado. Lo mismo pasa con las minorías.
Los judíos, los escoceses, los chinos o los negros se pueden divertir con historias relacionadas con
ellos, pero lo harán sobre todo cuando son ellos mismos quienes las cuentan.
El sadismo siempre es desagradable, de tal forma que hasta la más mínima insinuación en este
sentido resultará dañina.
La mejor forma de adaptar el sentido del humor a cada ocasión es captar los aspectos jocosos del
ambiente y del público presente.
¿Cómo se consigue comunicar estos aspectos? En primer lugar, hay que dar la impresión de que
se tiene una absoluta confianza en uno mismo. Hay que creer en nuestro propio sentido del humor,
pues de lo contrario nunca podremos provocar la risa de su auditorio. Esta confianza en uno mismo
debe mantenerse siempre, incluso cuando se está ante las puertas del fracaso. Si la gente no se
ríe con alguno de nuestros chistes, hagamos como si no hubiéramos pretendido ser graciosos y
continuemos con seguridad. O, enfrentemos la situación y riámonos de nosotros mismos.
La elección del momento y la forma más oportuna es de suma importancia. Esto significa que el
chiste, la observación ingeniosa o el golpe humorístico deben estar bien situados en relación con el
auditorio. Pero esa elección significa, sobre todo, que el chiste debe contarse con el ritmo
adecuado, con el énfasis correcto y con las pausas apropiadas.
Escuchemos con atención a un humorista de categoría. Buena parte de la efectividad de sus
chistes se debe a su oportunidad: sabe cuándo hay que esperar y cuándo hay que darse prisa.
Algunos oradores tienen un cuaderno con los chistes, observaciones o anécdotas humorísticas que
han contado con éxito alguna vez y que, por tanto, no querrían olvidar. Se puede conseguir una
buena reserva de recursos humorísticos anotando los chistes más afortunados en el dorso de la
cara del menú o en una página de la agenda. Además, con estos apuntes también puede
conseguirse el efecto contrario, evitando el grave error de contar la misma historieta dos veces
seguidas ante idéntico público.
El propósito de los chistes es que los demás se rían con ellos. Si nos reímos de nuestros propios
chistes, éstos perderán efectividad ante el auditorio. La risa se va acumulando y el público se
contiene para soltar la carcajada en el último momento. No obstante, si la historia comienza con
desenlace inesperado, el éxito será total.
Responder preguntas del auditorio puede considerarse como una segunda oportunidad para
transmitir su mensaje, y no para ser evaluados.
1. Escuchar atentamente todas las preguntas y repetirlas en voz alta. Entender la pregunta
correctamente.
2. Responde directamente a quien realiza la pregunta. Dar respuestas simples y claras. Si la
respuesta demanda una larga explicación, podemos discutir el tema luego de finalizada la
exposición con todos aquellos que estén interesados.
3. Hacer referencia al discurso. Cuando sea posible, dirigir la respuesta hacia algún punto del
discurso. Utilizar esa pregunta para reforzar o aclarar algún punto de la presentación, y
agradecer por ello.
4. Anticiparse. Realizar una lista de las posibles preguntas o desafíos que podemos encontrar
durante y después de la exposición.
5. Ser amigable. Mantener siempre un temperamento templado. Una buena exposición oral crea
siempre un ambiente de confianza. Cuando la persona que pregunta resulta sarcástica u hostil
responder como si este fuera un amigo. Cualquier intento de “aplacar” al sarcástico
interlocutor, será “mal visto” por el auditorio, quién se pondrá del lado de este.
6. Tratar las preguntas del interlocutor como preguntas separadas. Dividirlas y responderlas por
separado.
7. Nunca apoyar las manos en la cintura o apuntar con el dedo a alguien. Estos gestos pueden
tomarse como sinónimo de amenaza o desafío.
8. Buscar aliados en el auditorio. Para responder una pregunta que no deseamos responder,
busquemos la respuesta en ellos mismos o bien en algún miembro del auditorio. Realicemos
una pregunta que de lugar a la respuesta buscada.
9. Concluir inteligentemente. Preparar algún cierre apropiado que resuma el mensaje inicial que
intentamos transmitir con la exposición.
RESUMEN
Conózca el salón. Esté familiarizado con el lugar de la exposición. Llegue temprano, camine
alrededor del área en la que hablará y practique usando el micrófono y las ayudas visuales que
vaya a utilizar.
Imagínese Ud. mismo dando su discurso. Imagínese hablando con una voz fuerte, clara y
segura. Cuando Ud. se visualice con éxito, tendrá éxito.
Imagine que la gente quiere que Ud. tenga éxito. Ellos no quieren que Ud. fracase. Las
audiencias quieren que Ud. sea interesante, estimulante, informativo, y entretenido.
No se disculpe. Si menciona su nerviosismo o se disculpa por algún problema que usted cree que
tiene con su discurso, quizás llame la atención de la audiencia a algo que no hayan notado.
Gane experiencia. La experiencia construye confianza, la cual es la llave para un habla efectiva.
Un club de maestro de ceremonias puede brindarle la experiencia que necesita.