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Antecedentes del tema

La manipulación está suponiendo un gran reto para toda la sociedad. Ésta pide guías y
reglas que orienten y regulen todas las actuaciones que se están llevando a cabo en este
campo. En el presente trabajo se analizan cuáles son los principales interrogantes que
surgen, poniéndolos en relación con los ya tradicionales principios bioéticos. La sociedad
también se verá afectada por estos cambios producidos por los avances genéticos;
igualmente se modificarán las relaciones sociales en su conjunto.

Bases teóricas

Las biotecnologías han permitido "tocar" y manipular literalmente las estructuras


moleculares para abrir una senda de grandes esperanzas y torvas preocupaciones, por lo
que los organismos modificados genéticamente (OMG) pueden significar en términos de
beneficios y peligros potenciales.

El desarrollo científico tecnológico, la incursión de las ideologías y la participación humana


sobre el medio han disminuido de alguna manera la calidad de la vida. En la actualidad
nace una recomposición del pensamiento humanista con un discurso ético que sobrepasa
lo paramento humano y abarca toda la biosfera considerándola como fin moral y referida
ante los riesgos planteados por las modificaciones genéticas sobre, alimentos, animales,
plantas. así como los daños constantes a la agricultura y la biodiversidad. La acción
humana exige de responsabilidad y justicia que induzcan a que los avances tecnológicos
no sean convertidos en instrumentos de coerción y poder sino en soportes técnicos de los
cambios sociales y económicos de un nuevo proyecto de desarrollo humano y sustentable.
Acosta, J. (2001). Biotecnologías y poder. Ciencia y Sociedad, XXVI (1), 66-89.

Los organismos genéticamente modificados son producidos por técnicas de ingeniería


genética y, en su mayor medida, principalmente representados por plantas de uso
agrícola. En la actualidad, cuatro países son los responsables del 99% de la producción de
OGM en el planeta, recayendo la mayor proporción en los Estados Unidos y Argentina, con
el 91%, mientras que el 8% se debe a Canadá y China. El restante 1%, se reparte entre
Sudáfrica, Australia, México, Uruguay, Indonesia, y otros países de Europa. Entre todas
estas naciones totalizaron 53 millones de hectáreas sembradas, en 2001, en particular con
cultivos de algodón, maíz y soja. El argumento más sostenido en la lucha contra los OGM
es sobre su impacto ambiental y sanitario. Hasta el momento, no han aparecido pruebas
científicas que convenzan a todos acerca del prejuicio que pueden causar los transgénicos.
Sin embargo, es cierto que, debido a la constante presión ejercida, particularmente por las
organizaciones ambientalistas de rechazar a dichos organismos, se ha causado un
estancamiento en la producción. Fuente, N., & GOÑI, S. (2005). Organismos
genéticamente modificados. Fundación Antorchas Programa de Becas para Jóvenes
Destacados del Polimodal, 8.

En los medios de comunicación hemos visto a lo largo del tiempo, noticias sobre
frecuentes manifestaciones de grupos ecologistas oponiéndose a las autorizaciones
gubernamentales que permiten el empleo de los diversos organismos genéticamente
modificados (OGMs) o productos transgénicos y hasta nos ha tocado ser testigos de
alguna de ellas que impide el tránsito normal de los vehículos en ciudades mexicanas. De
las organizaciones más importantes que combaten a los transgénicos se encuentra
Greenpeace, misma que realizó hace poco una protesta mundial por la siembra de maíz
transgénico en México. Como argumentación y motivos de su protesta, se señaló que el
permitir la siembra de dicho grano a escala comercial en los estados de Chihuahua,
Coahuila, Durango, Sinaloa y Tamaulipas condenaría a la superficie cultivable a la
contaminación genética, pues asegura que las plantas nativas, silvestres o cultivadas,
pueden adquirir las características de las transgénicas o éstas dominar sobre la vegetación
del entorno, produciendo una ruptura del equilibrio de los ecosistemas. Díaz García, A.
(2015). EL JUICIO DE LOS TRANSGÉNICOS. Orbis. Revista Científica Ciencias
Humanas, 10 (30), 17-30.

El problema es, realmente, cómo producir más alimento para suplir las necesidades de
más de 6.000 millones de habitantes que compartimos este hogar llamado Tierra. La
búsqueda de las causas es un camino lleno de dificultades políticas, religiosas, culturales y
de egoísmos. Tratemos de contestar la razón por la cual en el año 1999 se produjeron
cereales para alimentar a 8.000 millones de habitantes y más del 60% de la población
mundial esta subalimentada por vivir en la pobreza. Sin ir tan lejos en el Mercado
Mayorista de Barquisimeto (MERCABAR) se pierden diariamente 7 toneladas de restos de
alimentos frescos, producto de la ineficiencia en proceso de cosecha y comercialización.
Cuando los alimentos se encuentran en los estantes de los supermercados y comercios de
alimentos, cuántos de ellos se dañan esperando que el consumidor pueda adquirirlos. Las
causas reales del hambre son la pobreza, la desigualdad y la falta de acceso a los
alimentos y a la tierra.

Desplazamos el mejoramiento genético tradicional por biotecnología de punta. El


mejoramiento genético se concebía muy bien con el traspaso de genes de una variedad a
otra de la misma especie. Las adaptaciones son la respuesta de la especie a las
condiciones ambientales; la naturaleza se ha encargado, a través del proceso evolutivo y
vale decir coevolutivo, de lograr la variabilidad genética tan rica del planeta. Pero hoy, se
trata de desafiar una vez más a la naturaleza, traspasando genes de una especie a otra
que no tienen absolutamente nada en común, es decir, no están vinculadas
genéticamente. Se trata de continuar con modelos de producción que no tienen ninguna
semejanza con la realidad ecológica. Homogenizar los campos llevaría cada día a producir
mayor erosión genética y a eliminar una de las estrategias fundamentales para una
agricultura sostenible, la diversidad biológica. Parece que no se consideran las redes tan
complejas de los sistemas ecológicos. Con respecto a tanta incertidumbre se generan
muchas conjeturas y trasfondos éticos de lo que debe o no debe ser, pero los científicos
que hacen cultivos transgénicos aseguran que no es nada “diabólico”.. Hidalgo, C. (2004).
Reflexiones para decidir sobre los transgenicos . Compendium, 7 (13), 66-71.

Para los recursos naturales no es menos crítica la situación, ya que se han podido
demostrar categóricamente las consecuencias negativas con estudios serios y de varios
años. El agua, el suelo, la biodiversidad como un todo está en peligro, pues los organismos
alterados están provocando la extinción de plantas nativas, de plantas promisorias: el
germoplasma silvestre está siendo atacado en forma frontal. Alviar F., C. (2005).
TRANSGÉNICOS, ALERTA NARANJA EN LOS ALIMENTOS. Hallazgos, (3), 149-157.

La modificación genética producto de la selección convencional involucra experimentar


con la variabilidad genética ya existente en las variedades o razas de una especie, o entre
unas cuantas especies emparentadas entre sí, o rara vez, entre especies de géneros
hermanos. Esta limitante se debe a las restricciones en el cruzamiento compatible que se
da entre especies distintas. Cuando la variabilidad genética dentro del germoplasma del
cultivar no es la requerida, los productores han recurrido a métodos como la irradiación
de rayos (gamma, X, neutrón) o al uso de químicos mutagénicos para crear nuevas
variantes y seleccionar rasgos de interés. En las últimas tres décadas, investigadores en
biotecnología han descubierto y desarrollado técnicas para intercambiar fragmentos de
ADN entre plantas, animales, bacterias y otros organismos. La llamada tecnología del ADN
recombinante permite combinar fragmentos de la molécula de ADN de dos o más fuentes
diferentes o de regiones diferentes del genoma. Esto abre la posibilidad de insertar genes
que codifican características útiles de un organismo a otro rompiendo las barreras de la
reproducción. Esta tecnología es posible, entre otros factores, por el uso de las enzimas de
restricción, que son proteínas que pueden cortar el ADN en sitios específicos de
reconocimiento. Ortiz, S., & Ezcurra, E. (2001). Los organismos genéticamente modificados
y el medio ambiente. Gaceta Ecológica,(60), 29-36.
La capacidad de la biotecnología de transferir genes entre e intra especies de plantas,
animales y producir cambios y nuevas formas de vida en un corto período de tiempo es
totalmente novedosa en la historia de la evolución de los organismos vivos. Sin embargo,
si nos atenemos a su definición, como” la técnica que usa organismos vivos o parte de
éstos para fabricar o modificar productos, mejorar plantas o animales o desarrollar
microorganismos para propósitos específicos”, la biotecnología está presente en la
fabricación del pan o la cerveza desde hace mucho. En la actualidad vemos desvanecerse
los límites entre la biotecnología, la industria farmacéutica, la agroindustria y la
fabricación de alimentos o cosme- ticos. El denominador común es la biología. Así, vemos
que se hacen ensayos de medicamentos en vegetales o animales, o que se fabrican papas
transgénicas para desarrollar vacunas orales. Se crean variedades de maíz, soja, colza y
algodón resistentes ya sea a un herbicida, a un insecto o a algún hongo luego de haber
sido “injertadas” con genes. También se obtuvo una variedad de arroz de granos color
amarillento pálido (golden rice) que lleva un precursor de la vitamina A, cuya ausencia
produce ceguera en cientos de miles de niños por año.
Un objetivo de la investigación en animales transgénicos es la producción de proteínas
adicionales en la leche de mamíferos en particular proteínas que puedan ser usadas como
medicamentos. Una hembra de mamífero puede producir en su leche muchas más
proteínas de las que se pueden obtener en un fermentador con bacterias genéticamente
manipuladas (Barañao, 2001). En este caso los animales funcionan como fábricas:
producen proteínas dentro de la sangre o en la leche, luego del agregado de algún gen
humano. Sommer, S. (2003). Animales transgénicos y otras yerbas. Redes, 10 (20), 139-
153.

El conocimiento obtenido a la fecha acerca del Genoma Humano a través del Proyecto
Genoma Humano (PGH), ha impactado profundamente en la medicina. La medicina en la
era genómica se va tornando cada vez más preventiva que curativa. El conocimiento
obtenido por el PGH ha permitido desarrollar test de diagnóstico genético que pueden
aplicarse a personas ya enfermas o a aquellas que todavía no han desarrollado una
particular afección genética (diagnóstico presintomático). También estos test pueden
aplicarse para el diagnóstico antenatal y embrionario preimplantacional de enfermedades
genéticas. En la aplicación de estos test el Consejo Genético, en su calidad de acto médico,
tiene un rol esencial. En este artículo se presentará el Proyecto del Genoma Humano, el
proceso del Consejo Genético y sus implicancias bioéticas desde una perspectiva
principialista y personalista. Santos Alcántara, M. (2004). Aspectos bioéticos del consejo
genético en la era del proyecto del genoma humano. Acta Bioethica, X (2), 191-200.

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