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ADORAR ES DAR LA VIDA

Texto: Génesis 4 Lectura Bíblica: Génesis 4:1-7 y Santiago 1:12-15

INTRODUCCIÓN

Esta es la historia de los primeros dos hijos de Adán y Eva: Caín y Abel. Es una
historia verdadera, que además siempre se ha enseñado más a los niños como
historia de niños que a los adultos. Pero en verdad quiero decirles, que esta
“historia de niños”, tiene un desarrollo y un resultado de adultos.

Caín y Abel junto con Dios, son protagonistas en este cuarto capítulo, y el carácter
y conducta de estos dos hermanos se revelan en cuatro aspectos diferentes,
veremos dos concernientes a Abel y dos que conciernen a Caín. Analicemos en
primer lugar a Abel:

I. El adorador (4:1–5)

Tanto la promesa de Dios en 3:15 como la fe de Adán en 3:20 se ven claramente


en el verso 1 de este capítulo. Eva trajo al mundo una nueva vida y pensó que su
hijo era la simiente prometida. Una posible traducción sería: «He adquirido varón:
¡el Señor!». «Caín» significa «adquirido», se miraba al niño como un don de Dios.
Abel significa «Soplo, efímero, vanidad, vapor»: Sugiere lo efímero de la vida
separados de Dios, o quizás la desilusión de Eva porque Caín no era la simiente
prometida. Desde el mismo principio vemos una división del trabajo: puesto que a
Caín se identifica con la tierra, a Abel con el ganado. Como Dios ya había
maldecido la tierra (3:17), por eso a Caín se le identifica con esa maldición aunque
aclaro que no es la razón de que su ofrenda fuera rechazada.

Debemos poner atención en que esta primera familia debe haber conocido un
lugar definido de adoración, y debido a eso estos dos hijos de Adán trajeron
ofrendas al Señor. Recordemos que la gloria de Dios habitaba en el árbol de la
vida, con el camino guardado por el querubín (3:24). Hebreos 11:4 indica que
Abel trajo su ofrenda por fe; y Romanos 10:17 enseña que «la fe viene por el oír».
Esto significa necesariamente que Dios le enseñó a Adán y a su familia a cómo
acercarse a Él, y el capítulo 3 verso 21 nos enseña que se incluía el sacrificio de
sangre. Hebreos 9:22 afirma que debe haber derramamiento de sangre antes de
que exista remisión de pecado, pero Caín trajo de la tierra maldita una ofrenda sin
sangre. Su ofrenda no fue sincera, por ello no se aceptó. Caín no tenía fe en la
Palabra de Dios, ni dependencia en el sacrificio de un sustituto. Dios
probablemente «respondió por fuego» (Levítico 9:24) porque consumió la ofrenda
de Abel, pero la de Caín se quedó en el altar.

Caín tenía cierta forma de piedad y religiosidad, pero negó el poder de Dios (2ª
Timoteo 3:5). Primera de Juan 3:12 indica que Caín era hijo del diablo y esto
significa que practicaba una falsa justicia de la carne, no la justicia de Dios por fe.
Jesús llamó «hijos del diablo» a los fariseos que se auto justificaban y culpó a los
de su calaña por la muerte de Abel (Lucas 11:37–51, leer 49-51). Judas 11 habla
acerca del «camino de Caín», que es la senda de la religión, religión basada en
buenas obras religiosas y justicia propia, que no habla de la sangre pues no
considera el pecado como en realidad es: causante de muerte. Hay muchas
religiones en el mundo actual, pero un solo camino verdadero:

1. El camino de Abel, que depende de la sangre de Cristo y su obra


consumada en la cruz, es decir: de la fe
2. El camino de Caín, que depende de las “buenas obras” y de la religión,
ambas cosas que agradan al hombre pero no a Dios.

Mis amados; el Camino verdadero conduce al cielo, pero el camino de las


religiones, al estar basadas en obras, imágenes y mitos conduce al infierno. En
nuestros días hay muchos que dicen ser “adoradores”, pero la mayoría de ellos, de
acuerdo a Biblia, son falsos, porque la adoración no es y nunca fue un espectáculo,
nunca fue un mero show de entretenimiento como hoy en día vemos. La
verdadera adoración está basada en la fe y la fe significa negarse a sí mismo,
tomar la cruz cada día (que las aflicciones se deben enfrentar día a día,
crucificarnos cada vez que nuestra voluntad estorba la voluntad de Dios) y seguir a
Cristo (obedecer a Cristo). Caín es un ejemplo de los elementos externos que
forman una religión, es un tipo de los cristianos que hoy en día asisten
regularmente a los cultos en las iglesias, pero que en realidad no tienen una
relación con Dios. Abel en cambio, es exactamente lo opuesto: un hombre cuya
vida fue efímera (como el significado de su nombre), pero que adoró al Señor con
lo mejor de su ganado, con todo su corazón ciertamente, pero también con su
propia vida. Ambos tuvieron una relación con Dios a quién de seguro escucharon,
pero Caín escogió ser como aquellos que hoy en día dicen: “yo prefiero estar solito
en mi casa, yo con mi Diosito”, y aunque se congreguen, jamás tienen comunión
con los demás y al final esto lo llevó a menospreciar a su hermano; a ensañarse
(como dice el texto) con su hermano al punto de asesinarlo. Abel en cambio,
escuchó la voz de Dios, y el oír la Palabra, produjo en su alma fe, la fe que
conduce a vida eterna. Abel es mencionado en primerísimo lugar entre los héroes
de la fe por ello.
II. El Religioso Homicida (4:6–8)

Santiago 1:15 nos advierte que el pecado empieza de una manera pequeña, pero
crece y lleva a la muerte. Así ocurrió con Caín. Vemos desilusión, ira, celos y por
último homicidio. El odio en su corazón le llevó al asesinato con sus manos (Mateo
5:21–26). Dios vio el corazón sin fe de Caín y el semblante decaído y le advirtió
que el pecado estaba agazapado como una bestia salvaje, esperando para
destruirlo. Dios le dijo: «Él pecado te desea, pero tú debes regir sobre él».
Lastimosamente Caín alimentó a la bestia salvaje de la tentación, ¡luego abrió la
puerta y la invitó a entrar! A su vez, Caín invitó a su hermano para “salir al
campo” con él y después lo mató a sangre fría. Caín resultó ser un hijo del diablo
(1ª Juan 3:12), y como su padre, él también era mentiroso y homicida (Juan
8:44). En el capítulo 3 del Génesis, tenemos a un hombre pecando contra Dios al
no tener fe en Su Palabra y en consecuencia desobedecer su Palabra; en el
capítulo 4 vemos al primer hijo del primer hombre creado, pecando contra el
hombre; contra su propia sangre es decir: su hermano. Caín fue un fariseo.

III. El Rebelde (4:9–16)

Adán, «¿Dónde estás tú?» «¿Dónde está Abel tu hermano?» Hermanos amados:
¡Que significativas son estas dos primeras preguntas en la Biblia! El pecado
siempre nos alcanza, aun cuando tratemos (como trató Caín) de mentir respecto a
nuestro pecado. La sangre de Abel clamaba venganza; la sangre de Cristo clama
paz y perdón (Hebreos 12:24). Dios maldijo a la serpiente; ahora maldice a Caín.
«Maldito seas tú de la tierra!» (v. 11). Estas palabras significan que la tierra no
rendiría frutos a Caín y tendría que deambular de lugar en lugar para vivir, sería un
nómada en toda la extensión de la palabra. Sería también un fugitivo, un
extranjero en todo el planeta.

Caín no se arrepintió de su pecado; en lugar de eso, mostró remordimiento y


desesperación. Igual que sus padres, le echó la culpa a Dios: «¡Me echas hoy de
la tierra!» (v. 14). Fue rechazado por el cielo y por la tierra. Fue condenado a una
intranquilidad que sólo se podía curar con fe. Nótese también el temor y
desesperación de Caín: «Cualquiera que me hallare, me matará» (v. 14).

En gracia Dios prometió proteger a Caín y le puso una señal para verificar su
promesa. (No sabemos si era una marca literal en Caín; pero lo que si sabemos,
es que Dios le dio a Caín una señal para darle seguridad (¡Qué gracia!) ¿Por qué
Dios dejó en libertad a Caín? Pues por la misma gracia que a nosotros nos ha
dejado en libertad de aceptarlo o rechazarlo, por la misma soberanía con que Dios
ha decidido tratar a Su creación. Mis amados, por un lado Caín llegó a ser un
«sermón andante» de la gracia de Dios y de las trágicas consecuencias del pecado.
Mis amados hermanos, ¡Qué cuadro de la humanidad de hoy es Caín: una
humanidad inquieta, sin esperanza, errante y ¡Derrotada!

¿Pasó Caín el resto de su vida peregrinando? ¡No! ¡Se estableció y edificó una
ciudad en franca rebeldía contra Dios! Aquí tenemos el origen de la «civilización»,
una civilización que después inventó religiones y creencias: las cuales pretenden
ser el sustituto humano en lugar de los dones de Dios.

a. Su desobediencia (4:17–26)

«Nod» significa «descarriarse, andar errante», de modo que la misma tierra que
escogió Caín habla de su peregrinaje alejándose de Dios. Se alejó de la presencia
de Dios (4:16); no quería una relación con el Creador, puesto que no hay remisión
de pecados sin derramamiento de sangre. Sin duda Caín se casó con una de sus
hermanas, porque para ese entonces había muchos descendientes de Adán (5:3
nos muestra que han pasado 130 años para que otro hijo de Adán naciera, o
desde que se fue Caín). Más tarde Abraham se casa con su media hermana; ¿por
qué no podía Caín hacerlo con su hermana de sangre, especialmente cuando el
pecado aún no había hecho más estragos evidentes en el cuerpo humano que la
muerte? El nombre de su hijo, Enoc, significa «iniciación» y sugiere un nuevo
comienzo, pero era un comienzo sin Dios, con muchas creencias pero sin Dios, con
muchas expectativas pero sin Dios.

Si evaluamos desde el punto de vista humano los descendientes de Caín, son un


grupo admirable. Jabal («errante») fundó la ciencia de la agricultura (irónico v.
20). Jubal fundó el arte de la música; y Tubal-caín la industria metalúrgica. Al
parecer la «ciudad» de Caín fue un gran éxito, pero Dios dejó en claro que
rechazaba todo eso. En el versículo 25 Dios le dio a Adán y Eva otra simiente: Set,
que significa «el designado, el sustituto» (ocupando el lugar de Abel). Dios no
trató de reformar a los cainitas. Los rechazó y al fin y al cabo los condenó en el
diluvio. Así como los cainitas poco a poco se fueron alejando de la verdadera
adoración a Dios, los setitas fueron regresando a Él (v. 26) y estableciendo de
nuevo su adoración al Señor.

La civilización actual tiene su origen en Caín. Tiene elementos tales como la


agricultura, la industria, artes, grandes ciudades y religión sin fe en la sangre de
Cristo. También, como la civilización antigua de Caín, será destruida. Todavía
exhibimos con jactancia asesinos como Lamec y todavía tenemos personas (como
Lamec primer polígamo) que violan los sagrados votos del matrimonio. «Más
como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre» (Mateo 24:37).
Los hombres aún rechazan la revelación divina y dependen de sus recursos
humanos. El verdadero cristiano no pertenece a este «sistema mundial» que es
pasajero (1a Juan 2:15–17) y no debe enredarse con él (Ro 12.2; 2 Co 6.14–7.1).
Es necesario prestar atención especialmente al «mensaje de Lamec» (vv. 23–24).
Este pasaje no es claro y no todos los estudiosos bíblicos lo interpretan de la
misma manera. Lamec fue el séptimo desde Adán, por el lado de Caín, y fue uno
que desagradó a Dios, en tanto que Enoc fue el séptimo desde Adán por el lado de
Set (5:3–27) y caminó con Dios y agradó a Dios y Dios lo llevó vivo al cielo (Heb
11.5). Podemos ver que la línea cainita hasta copió los nombres de los verdaderos
creyentes en la línea de Set (Enoc-Enós; Irad-Jared; Mehujael-Mahalaleel; Lamec-
Lamec). Hablando de éste último, veamos lo que dijo un día: Si Dios vengó a
Caín, quien era culpable de crudo homicidio, de seguro defendería a Lamec que
mató en defensa propia. El asunto aquí es que su hijo Tubal-caín fue el que
diseñó las primeras armas de bronce y hierro y que Lamec las exhibía con orgullo
a sus esposas. Los verbos hebreos pueden traducirse en tiempo futuro: «Mataré a
cualquiera que me hiera, y no necesitaré la protección de Dios, porque con estas
armas puedo vengarme setenta veces siete». Bajo esta perspectiva, es la primera
expresión en la Biblia de desafío arrogante y guerra.

IV. El primer Héroe de la Fe (Vv. 2-4)

El teólogo cristiano de principios del siglo XX, Dietrich Bonhoeffer dijo una vez lo
siguiente: “Ser discípulos de Cristo, nos puede costar la vida”. A la postre él fue
acusado en su natal Alemania de haber conspirado contra Adolfo Hitler y fue
condenado a la horca, tan solo por no estar de acuerdo con el régimen del Reich.
Y mis amados hermanos, a Abel le costó la vida. Amados hermanos, algo muy
importante de entender en todo esto, es que el sacrificio de Abel provenía de lo
mejor que podía ofrecer: las primicias y lo más gordo de su ganado, una ofrenda
de adoración excelente, un sacrificio excelente. En cuanto a su hermano, el trajo
“algo” de su producto para Jehová mientras Abel trajo lo mejor. Dios miró con
agrado la ofrenda y la adoración de Abel, porque la fe incluye autonegación,
incluye sacrificios personales e incluye Tomar Tu Cruz cada Día. Préstenme su
corazoncito unos momentos: La manera en que Abel muere, retrata la muerte de
nuestro Salvador Jesucristo. La sangre de Abel clamó hasta que Uno más inocente
que él derramó Su preciosa sangre por todos nosotros (leer Hebreos 11:4). Abel
está en la lista de los Héroes de la fe como el primero de ellos, y no tan solo por
que apareció antes que todos, sino porque teniendo todo en contra, el decidió
amar a Dios con toda su alma, con todo su corazón y con toda su fuerza.

CONCLUSIÓN
Mis amados, Abel fue una persona como muchas hoy, con unos padres que al
parecer no lo amaron lo suficiente y que nunca tuvieron alguna palabra de apoyo
para él. Unos padres que pecaron y que trataron de zafarse de sus culpas
culpando a otros. Que teniendo comunión con Dios, eligieron no creerle para creer
en las mentiras del diablo, que no estuvieron rodeados de pecadores pero aun así
pecaron.

Abel fue un hombre rechazado y menospreciado (un tipo de Jesús), que sin
embargo desarrolló su fe escuchando al creador y obedeciéndole, negándose a sí
mismo para darle el primer lugar a Dios, ese es el ejemplo de un verdadero
adorador, el ejemplo que Cristo anhela que tú y yo sigamos, la obediencia que
Jesús pide a Sus seguidores. Si eres seguidor de Cristo, entonces Abel es digno de
ser imitado por ti y por todos los que nos hacemos llamar “cristianos”. Esto exige
respuestas de tu parte, de parte de cada uno de nosotros, exige que respondamos
a Dios si estamos dispuestos a verdaderamente seguir a Cristo y tomar nuestra
cruz cada día, con lo que ello implica: estar dispuestos a morir por Cristo, estar
dispuestos a dar la vida porque Dios es lo primero en todo y es digno de ello.
Adorar es dar la vida, y dar la vida es darlo todo.

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