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AVANCES EN BIOTECNOLOGÍA

AGRÍCOLA PARA CULTIVO DE TEJIDOS


VEGETALES
AGRICULTURA

A través de la micro propagación, ahora es posible proporcionar


materiales limpios y uniformes de siembra en plantaciones de
palma de aceite -, el plátano, el pino, el banano, abacá, árbol del
caucho; cultivos de campo - berenjena, jojoba, piña, tomate;
cultivos de raíces - yuca, el ñame, la batata; y muchas plantas
ornamentales como orquídeas y anturios.
Se encontraron plantas micropropagadas que se establecen más
rápidamente, creciendo más vigorosamente y más alto, tienen un
ciclo de producción más corto y más uniforme, y producir
rendimientos más altos que los propágulos convencionales.
El rescate de embriones implica el cultivo de embriones
inmaduros de plantas en un especial medio para prevenir aborto
del embrión joven y para apoyar su germinación. Esto se utiliza
de manera rutinaria en la cría de líneas parentales que tienen
diferente o genoma incompatibles, como en la introducción de los
rasgos importantes de los parientes silvestres en cultivos.

El desarrollo de un nuevo tipo de planta de arroz para África


Occidental (NERICA - Nuevo Arroz para África) fue el resultado
de cruzamientos amplios entre la sativa asiático Oryza y la Arroz
africano Oryza glaberrima. Emplea el rescate de embriones en la
cría inicial y en los sucesivos trabajos de cruce de vuelta seguido
por cultivo de anteras para estabilizar las líneas de mejora. Las
nuevas plantas se habían combinado los rasgos de rendimiento
de la sociedad dominante sativa con rasgos de adaptación local
de arroces glaberrima.
Wild son una rica fuente de rasgos de resistencia a las plagas y
estrés abiótico. En el Instituto Internacional de Investigación del
Arroz, el rescate de embriones se utiliza y facilita la transferencia
de genes de resistencia a tizón bacteriano del arroz salvaje Oryza
longistaminata a IR24 variedad resultante de una línea resistente
al tizón bacteriano (IRBB21).
Oryza rufipogon es una fuente de resistencia tungro a un número
de variedades de arroz. Para una revisión de otros arroces
silvestres. En el IRRI, un nuevo arroz tolerante súper sal fue
desarrollado por salvar al embrión producido en el cruce entre la
sal altamente tolerante arroz salvaje Orza coartara con arroz
cultivada variedad IR56.
El equipo de investigación dirigido por el Dr. Isidro Jena ha
estado tratando de cruzar los dos arroces desde mediados de
1990 y sólo ha tenido éxito bastante recientemente. Líneas
tolerantes a la sal seleccionada se pondrá a prueba aún más por
los agricultores de localidades afectadas por la sal para una
posible liberación dentro de 4 a 5 años. ***

Cultivo de tejidos vegetales pertenece al extremo inferior de la


escalera de la biotecnología agrícola. Pero la capacidad de la
planta para regenerar una nueva planta es un requisito
importante en el desarrollo de cultivos mejorados a través de la
biotecnología agrícola.

Cultivo de tejidos vegetales es una técnica sencilla y muchos


países en desarrollo ya Ave dominó. Su aplicación sólo requiere
un lugar de trabajo estéril, guardería, casa verde, y mano de obra
capacitada.

Desafortunadamente, cultivo de tejidos es un trabajo intensivo,


consume tiempo, y puede ser costoso.
Documento presentado durante la 19a Federación de Sociedades
de la Ciencia de los Cultivos

Expone Centro de Ingeniería Genética y


Biotecnología avances en lucha contra el
dengue

Investigadores de la institución presentaron durante VIII


Congreso Cubano de Microbiología y Parasitología se refirieron a
los estudios sobre una vacuna que combatirá los diferentes
serotipos de dengue
Juventud Rebelde
15 de Octubre del 2014
El Centro cubano de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB)
mostró este miércoles sus avances en la creación de una vacuna
contra los diferentes serotipos de dengue, reporta Prensa Latina.
Las características de la investigación, que se encuentra en su
primera etapa de validación, fueron expuestas en el Simposio de
Técnicas Avanzadas en Microbiología, que se desarrolla en el
capitalino Palacio de Convenciones como parte del VIII Congreso
Cubano de Microbiología y Parasitología.
El investigador Luis Javier González, del CIGB, explicó que la
vacuna en desarrollo tiene el objetivo de actuar contra los cuatro
serotipos de dengue existentes.
En su ponencia sobre la proteínica aplicada a las enfermedades
infecciosas causadas por bacterias y agentes virales, González
apuntó que el proceso clínico está basado en el método de
laboratorio conocido como «shogun proteínico» (golpe a chorro
proteínico).
Dicha metodología estudia las complejidades de la interacción
entre las proteínas y los diferentes serotipos de dengue.
El especialista señaló que el CIGB realiza el estudio con la
colaboración del Departamento de Proteínica, de Luxemburgo.
El VIII Congreso Cubano de Microbiología y Parasitología, que
concluye mañana, está organizado por la Sociedad Cubana de
Microbiología y Parasitología; y auspiciado por 16 entidades y
organizaciones, entre las que destacan el Programa de Naciones
Unidas para el Desarrollo, y el Instituto de medicina Tropical
Pedro Kouri.
Ingeniería genética
La ingeniería genética es la tecnología del control y transferencia
de ADN de un organismo a otro, lo que posibilita la corrección de
los defectos genéticos y la creación de nuevas cepas
(microorganismos), variedades (plantas) y razas (animales) para
una obtención más eficiente de sus productos.
La tecnología del ADN recombinante consiste en aislar y
manipular un fragmento de ADN de un organismo para
"recombinarlo" con el de otro organismo.
Generalmente se trata el ADN con una endonucleasa de
restricción que origina en este caso un corte escalonado en las
dos hebras dobles de ADN. Los extremos escalonados de ambas
hebras de ADN son complementarios, una condición que tienen
que tener si se quieren unir. Los dos ADN así cortados se
mezclan, se calientan y sé enfrían suavemente. Sus extremos
cohesivos se aparearán dando lugar a un nuevo ADN
recombinado, con uniones no covalentes. Las uniones covalentes
se forman añadiendo ADN ligas y una fuente energética para
formar los enlaces.

Uno de los primeros usos de la biotecnología y también uno de


los más prácticos, es el cultivo de plantas para producir
alimentos. La agricultura se convirtió en la principal forma de
obtener alimentos a partir de la revolución del neolítico hace 10 o
12 mil años. Usando técnicas antiguas de biotecnología, los
agricultores fueron capaces de seleccionar los cultivos más
resistentes y con mejor rendimiento para producir alimentos
suficientes para la cada vez mayor población.
Conforme la cantidad de alimentos obtenida en los cultivos se fue
volviendo cada vez más grande y difícil de mantener, se
requirieron otras técnicas biotecnológicas para mantenerlos y
aprovecharlos, lo que dio origen a prácticas como la rotación de
cultivos, el control de plagas, la domesticación de animales, la
producción de cerveza y pan, etc., aunque no fue sino hasta
muchos años después que descubrieran los principios que
gobiernan cada una de estas técnicas.

Un ejemplo de esto es el uso por parte de las civilizaciones


antiguas de organismos microscópicos que viven en la tierra para
incrementar el rendimiento de los cultivos por medio de la
rotación. No se sabía cómo funcionaba: Teofrasto, un griego
antiguo que vivió hace 2300 años, sostenía que el frijol dejaba
“magia” en la tierra, y tomó otros 2200 años antes de que otro
químico francés sugiriera en 1885 que algunos organismos del
suelo son capaces de “fijar” el nitrógeno atmosférico en una
forma que las plantas pueden usar como fertilizante.
Los inicios de la transformación de alimentos

El biólogo Louis Pasteur gracias a cuyos trabajos se comprendió


el mecanismo de la fermentación.
En el año 7 mil oC, los sumerios y babilonios comenzaron a
producir cerveza mientras que los egipcios descubrieron la
técnica para elaborar pan de levadura en el año 6 mil a.m.
Alrededor de la misma época se desarrollaron otros procesos
para la conservación de alimentos (particularmente en China)
como la fabricación de yogur, queso, vinagre y vino.
Muchos de estos procesos son tan efectivos que aún hoy
seguimos haciéndolos siguiendo el mismo método básico. Así por
ejemplo, la producción de cerveza se hace a partir de granos
sometidos a un proceso de malteo (lo que aumenta su cantidad
de enzimas) para convertir el almidón de los granos en azúcar y
después añadiendo levaduras específicas para producir la
cerveza al convertir los carbohidratos del grano en etanol.
Aunque el proceso de fermentación no se comprendió sino hasta
los trabajos de Louis Pasteur en 1857, éste es el primer uso de la
biotecnología para convertir un alimento en otro.

La protección contra las enfermedades


En muchas civilizaciones antiguas se emplearon combinaciones
de plantas y otros organismos como medicinas. Desde hace
aproximadamente 2200 años la gente empezó a utilizar agentes
infecciosos inactivos o en muy pequeñas cantidades para
inmunizarse contra las infecciones. En 1701, Giacomo Pilaran
comenzó a practicar en Constantinopla la "inoculación", el
infectar intencionalmente a niños con viruela para prevenir casos
más graves más adelante en sus vidas. La inoculación competiría
con la “vacunación” por casi un siglo; en esta última técnica,
desarrollada en 1798 por Edward Tener, se infectaba a la gente
con viruela bovina para inducir resistencia a la viruela humana, lo
que la convierte en una técnica mucho más segura (vacuna viene
de la palabra latina bacines que quiere decir "a partir de vacas").
Estos y otros procesos se fueron refinando a en la medicina
moderna y han llevado a muchos desarrollos tales como los
antibióticos, vacunas y otros métodos para combatir las
enfermedades.
La conservación de los alimentos
En 1799, Lázaro Spallanzani realizó experimentos en los que
mostró que se podían conservar “infusiones” (medios de cultivo
líquidos) por mucho tiempo sin que se descompusieran mediante
el calentamiento en agua hirviendo de matraces herméticamente
sellados que contenían la infusión, ya que el calor mata los
microbios. Antes de esto se pensaba que la vida se generaba de
manera espontánea. Para 1809, Nicolás Apera desarrolló una
técnica, también usando calor, para enlatar y esterilizar la
comida, con lo que ganó un premio de 12 mil francos ofrecido en
1795 por Napoleón. En la primera mitad de la década de 1860, el
químico francés Louis Pasteur desarrolló la técnica que lleva su
nombre (pasteurización) para preservar los alimentos
calentándolos, con lo que se destruye a los microbios dañinos, y
manteniéndolos aislados del exterior. Esta técnica ayudó a
mejorar la calidad de vida de las personas, pues permitió
conservar muchos alimentos sin cambiar su sabor, con esto se
pudo por ejemplo transportar leche sin que se echara a perder o
evitar que el vino se convirtiera en vinagre (“vino agrio”).

El nacimiento de la lucha moderna contra las enfermedades


Hacia 1850, Ignacio Felipe Semmelweis, un médico austro-
húngaro utilizó observaciones epidemiológicas para proponer la
hipótesis que la fiebre puerperal se transmite de una mujer a otra
a través de los médicos. Probó su hipótesis haciendo que los
médicos se lavaran las manos después de examinar a cada
paciente, sin embargo su propuesta fue tan escandalosa en la
época que hizo que el resto de la comunidad médica lo
despreciara y que perdiera su trabajo. En 1865, Joseph Lester
comenzó a utilizar desinfectantes como el fenol en el tratamiento
de heridas y en cirugías al tiempo que Pasteur desarrollaba la
teoría de los gérmenes como causa de las enfermedades. Para
1882, Robert Koch, usando cobayas como huéspedes
alternativos, describió la bacteria que causa la tuberculosis en los
seres humanos. Koch fue el primero en descubrir la causa de una
enfermedad microbiana humana y estableció que cada
enfermedad es causada por un microorganismo específico.

El surgimiento de la genética
Hacia 1859, Charles Darwin propuso que las poblaciones
animales adoptan formas diferentes a lo largo del tiempo para
aprovechar mejor el medio ambiente, un proceso al cual llamó
“selección natural”. Mientras viajaba por las Islas Galápagos,
observó cómo los picos de una clase particular de aves se habían
adaptado en cada una de las islas a las fuentes de alimentos
disponibles y planteó que solo las criaturas mejor adaptadas a su
medio ambiente son capaces de sobrevivir y reproducirse. El libro
emblema de Darwin “El Origen de las Especies”, opacó todas las
otras voces científicas (incluyendo la de Mendel) durante varias
décadas.

Unos años después, Gregory Mendel, un monje agustino,


presentó en 1865 sus leyes de la herencia a la Sociedad de
Ciencias Naturales en Brunn, Austria. Su trabajo con chícharos o
guisantes llevó a Mendel a proponer que había unidades internas
de información invisibles dentro de los organismos, las cuales
eran responsables de los rasgos observables (como por ejemplo
el color, altura de la planta, tamaño de la vaina, etc.) y que estos
factores (que después serían conocidos como genes), se
transmitían de una generación a la siguiente, sin cambiar pero
recombinándose.
El trabajo de Mendel permaneció desapercibido durante largos
años a causa del mucho más sensacional descubrimiento de
Darwin, hasta 1900 cuando Hugo de Vries, Erich von Tschermak
y Carl Correns publicaron sus investigaciones corroborando el
mecanismo de la herencia de Mendel.

El papel del ADN en la herencia

Estructura del ADN.


En 1868, Friedrich Miescher, un biólogo suizo, aisló por primera
vez un compuesto al que llamó nucleína y que contenía ácido
nucleico, sin embargo esto no se relacionó en su tiempo con las
leyes de la herencia. En 1882, Walther Flemming reportó su
descubrimiento de los cromosomas y la mitosis. Para 1902,
Walter Stanborough Sutton estableció que los cromosomas se
encuentran en parejas y que pudieran ser los portadores de la
herencia, apoyando la teoría de Mendel y renombrando a sus
“factores” con el nombre que los conocemos el día de hoy:
“genes”.

En 1910 el biólogo estadounidense Thomas Hunt Morgan,


descubre que los genes se encuentran en los cromosomas. En
1935 Andrei Nikolaevitch Belozersky logró aislar ADN en forma
pura por primera vez y en 1941 George Beadle y Edward Tatum
desarrollan el postulado de “un gen una enzima”.
En el año de 1944, Oswald Theodore Avery, Colin MacLeod y
Maclyn McCarty determinaron que el ADN es el material
hereditario, sin embargo su teoría tuvo poca aceptación pues se
pensaba que el ADN era una molécula demasiado simple para
poder llevar a cabo esta función.

Para principios de los 1950, la científica británica Rosalind


Franklin trabajaba en modelos estructurales de ADN que más
tarde perfeccionarían James Watson y Francis Crick y que serían
la base para su descubrimiento de la estructura del ADN, que
publicaron en 1953 y en la que proponían el modelo de doble
hélice complementaria y antiparalela que hoy conocemos, con lo
que inauguraron un nuevo capítulo en el estudio de la genética.

La comprensión del ADN fue esencial para la exploración de la


biotecnología. Las células son las unidades básicas de la materia
viva en todos los organismos y el ADN contiene la información
que determina las características que tendrá una célula. Desde el
inicio los científicos vislumbraron la posibilidad de nuevos
medicamentos diseñados para ayudar al cuerpo a hacer lo que
no podía por su propia cuenta o de cultivos capaces de
protegerse por si solos de las enfermedades.

Las fermentaciones industriales


A principios del siglo XX, los científicos ya habían adquirido una
mejor comprensión de los fenómenos microbiológicos y
comenzaron a explorar nuevas formas de fabricar algunos
productos. Así, en 1917, Berth G Santy usó por primera vez un
cultivo microbiano puro en un proceso industrial para la
fabricación de acetona a partir de almidón de maíz usando
Clostridium acetobutylicum; de esta manera el Reino Unido pudo
fabricar a partir de acetona el explosivo cordita durante la Primera
Guerra Mundial. También en la misma guerra, Alemania produjo
glicerina por fermentación para la fabricación de nitroglicerina.

Así como la biotecnología ayudó a matar soldados, también


contribuyó a curarlos. En 1928, Alexander Fleming notó que
todas las bacterias que crecían en una placa de cultivo murieron
alrededor de un moho que contaminaba al cultivo. Para 1938,
Howard Florey y Ernst Chain de la Universidad de Oxford en
Inglaterra, aislaron el compuesto causante de este efecto: la
penicilina, pero fue hasta la década de 1940 que se logró la
producción de penicilina a gran escala, que probaría ser
altamente exitosa en el tratamiento de heridos durante la guerra.
Fleming obtuvo el Premio Nobel de Medicina en 1945 gracias a
este descubrimiento.

Nuevas agriculturas

Norman Borlaug (2004)Premio Nobel de la Paz en 1970 por su


aporte a la Revolución Verde
Trabajando sobre los conocimientos ya existentes, William James
Beal desarrolló en 1879 el primer híbrido experimental de maíz,
demostrando incrementos en el rendimiento de entre el 21 y el 51
%.

En 1918, un ingeniero agrícola húngaro, Karl Ereky, utiliza por


primera vez la palabra “biotecnología”. Para el periodo de 1920 a
1930, técnicas de mejoramiento agrícola se emplean
ampliamente en los Estados Unidos incrementando la
productividad del campo con lo que para la década de 1940 el
país ya era un líder agrícola. Entre esa década y la de los 1960
se conjuntaron una serie de avances tecnológicos en el área
agrícola que en conjunto se denominaron la “Revolución Verde”
que implicaron el poder tener una mayor disponibilidad de
alimentos. La llegada de los híbridos implicó además la creación
de nuevos negocios como el de la industria de semillas.

Los buenos resultados de estas técnicas en los Estados Unidos


llevaron a buscar el exportar la Revolución Verde a otros países a
través de la Fundación Rockefeller. Para esto se fundó en México
la “Oficina de Estudios Especiales” en 1943, antecesora del
“Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo”
(CIMMYT) que se fundaría en 1963.

Gracias a estos esfuerzos y a la inversión del gobierno en el


área, México se volvió autosuficiente en trigo para 1957 y más
tarde exportador. Esto también permitió que la población
alcanzara 103.3 millones de habitantes para 2005 cuando en
1900 apenas había 13.6 millones.

El CIMMYT más tarde ayudaría a llevar la Revolución Verde a


India y después a Filipinas, Indonesia, Pakistán, Sri Lanka y otros
países de Latinoamérica, Asia y el norte de África. Gracias a sus
contribuciones, uno de los investigadores del CIMMYT, Norman
E. Borlaug, ganó el Premio Nobel de la Paz en 1970, el único
otorgado por contribuciones a la agricultura.
Plantas de laboratorio
Desde 1898, el botánico alemán G. Haberlandt pudo cultivar de
manera exitosa células vegetales individuales, completamente
diferenciadas, aisladas de diferentes tejidos vegetales de varias
especies, en un medio de glucosa y peptona, aunque no pudo
obtener división celular.
Daniel Mediavilla * 23/09/2012
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Lo que hoy todavía es ciencia ficción puede estar acercándose a
la realidad en algún laboratorio del mundo. Esta semana, en el 6º
Encuentro Internacional de Biotecnología, BioSpain 2012,
organizado por la Asociación Española de Bioempresas (Asebio)
en Bilbao, se han reunido algunas de las empresas españolas
que trabajan para hacer realidad ideas que hasta hace poco
habrían parecido literatura fantástica. Estos son algunos
proyectos que pueden ayudarnos a superar enfermedades, tener
combustibles más sostenibles o resolver complejos crímenes.

1. Inyecciones contra los achaques de la vejez

La grasa de una liposucción puede servir para curar una


osteoartritis de cadera y otros problemas óseos. Es una de las
ideas con las que trabaja la empresa Histocell. Su tecnología
para regenerar el hueso consiste en extraer células madre de la
grasa del paciente e insertarlas en la zona que se quiere tratar.
Para hacerlo, se colocan en unos pequeños soportes hechos de
un material (un derivado del fosfato de calcio) que nuestro
organismo puede absorber. Estas cápsulas se introducen en
unas jeringuillas que permiten su aplicación en el área donde se
quiere reconstruir el hueso y allí, las células madre, que tienen
capacidad para transformarse en las células de su entorno,
colonizan la zona dañada para recuperarla. Una vez que han
cumplido su objetivo, los andamios que han servido de medio de
transporte y que han facilitado la adaptación de estas células al
tejido que se quiere recomponer se disuelven y desaparecen.

Como explica Marta Acilu, subdirectora de Histocell, esta técnica


“se utilizaría en los casos en los que otros métodos más
convencionales no funcionen para resolver el problema”. La
compañía, que está desarrollando este medicamento junto a la
farmacéutica Salvat y tiene otro que aplica una técnica similar a
la regeneración de cartílago, espera que, si todo va bien, en 2013
comiencen los ensayos para probar la efectividad del tratamiento
y puedan tenerlo listo para su comercialización dentro de unos
diez años.

2. Detener el ataque de la enfermedad matando al mensajero


Hasta ahora, gran parte de los medicamentos que tomamos son
bombardeos químicos indiscriminados sobre nuestro organismo
con muchos daños colaterales. A esto se debe, por ejemplo, el
malestar que acompaña a veces la toma de antibióticos. Uno de
los retos de la biotecnología es crear misiles teledirigidos que
sean capaces de acabar con el mal sin dañar lo que se encuentra
a su alrededor. Esto es lo que quiere hacer Sylentis, una
compañía del grupo Zeltia. Su idea consiste en emplear la
capacidad del ARN de interferencia, una molécula, descubierta
en 1998, responsable de interrumpir determinados procesos
celulares cuando ya no son necesarios.

Para crear todo lo que el cuerpo necesita, los genes producen


proteínas, que son los elementos básicos de los que se compone
la fábrica humana (y del resto de organismos). Cuando hace falta
construir un brazo, lanzan mensajes para la producción de esos
“ladrillos” con los que construir un brazo, pero cuando éste ya
está completo, es esencial que alguien avise de que la célula no
siga produciendo algo que ya no hace falta. Esa es la función del
ARN de interferencia.

Sylentis está utilizando esta capacidad para detener la señal


“errónea” de un gen que hace que se incremente la presión
ocular y se produzca el glaucoma, un daño del nervio óptico.
“Serían moléculas muy específicas para lo que quieren tratar”,
explica Ana Isabel Jiménez, directora de I+D de Sylentis. “Una
vez detectado el proceso que se quiere detener, se realiza un
análisis informático para ver qué molécula de ARN de
interferencia se puede adaptar mejor para hacerlo y después, con
la serie de moléculas más afines propuestas por ese análisis, se
prueba en el laboratorio cuál es la que mejor funciona en
realidad”, explica Jiménez.

Después, el producto se aplicaría sobre el ojo en forma de gotas,


con un tratamiento similar al que ahora se emplea contra el
glaucoma, aunque contaría con alguna ventaja adicional. Al ser
tan específico, quedaría fijado en el proceso celular que causa el
glaucoma, incluso a través de cierta cantidad de divisiones
celulares, con lo que una sola aplicación podría durar varias
semanas. Este tipo de tratamientos, que podría estar disponible
en 4 o 5 años, aunque muy específico y relativamente fácil de
diseñar, solo funcionaría para enfermedades provocadas por un
solo gen.

3. Microbios que reciclan residuos y los convierten en


combustible

Los microbios son capaces de alimentarse de chapapote, vivir en


las toberas de centrales nucleares o junto a géiseres submarinos
que expulsan agua a más de 400 grados. Entre una tropa con
tales capacidades, la empresa Neol, una compañía fruto del
acuerdo entre Neuron Bio y Repsol, quiere reclutar a los más
capacitados para ponerlos a producir biocombustibles y
bioplásticos que sean más benignos con el medio ambiente que
sus parientes derivados del petróleo.
Los dos primeros microorganismos seleccionados son la levadura
'Rhodosporidium' y una bacteria, que produce un bioplástico,
cuyo nombre aún no se puede desvelar porque la patente con la
que Neol la ha protegido aún no es pública. La Rhodosporidium
fue encontrada en Ríotinto (Huelva), en un entorno
extremadamente difícil en el que los microorganismos que viven
allí, además de la acidez y la oxidación del terreno, deben
afrontar la escasez de nutrientes. Esto hace que algunos de
aquellos organismos sean capaces de producir alimento a partir
de casi cualquier cosa.
En Neol han empleado esta levadura para reciclar la glicerina que
queda como residuo de la producción de biodiésel. La
Rhodosporidium es capaz de consumir este desecho y convertirlo
en más combustible. El hecho de que la Unión Europea vaya a
limitar la producción de biodiésel procedente de vegetales que
pueden servir para la alimentación hace que el interés de este
organismo, y otros que pueden producir combustible a través de
otros residuos como la paja, se incremente.

4. Resolver crímenes imposibles


Hay algunos crímenes en los que una prueba de ADN es clave
para identificar al autor o exonerar a un inocente. El problema es
que, en ocasiones, la cantidad de material genético encontrada
en la escena de un crimen puede ser insuficiente para obtener
resultados concluyentes. Esto se podría evitar gracias a un nuevo
sistema para amplificar ADN mucho más potente que el que se
tiene hasta ahora.

El sistema que se emplea para replicar el ADN es posible gracias


a una bacteria conocida como 'Thermus aquaticus'. Este
microorganismo, descubierto en medio de un manantial de agua
a 100 grados en el parque de Yellowstone (EEUU), producía la
polimerasa TAQ, una enzima que permite replicar un trozo de
ADN miles de millones de veces en pocas horas. Este sistema
fue mejorado por el equipo de la investigadora española
Margarita Salas, que mediante Phi 29, un organismo que infecta
bacterias, logró mejorar la tecnología.

Ahora, con un sistema que también se basa en ese mismo


bacteriófago, la compañía Genetrix ha conseguido mejorar la
tecnología para conseguir un método que es entre 1.000 y 10.000
veces más eficiente ampliando ADN que el método actual. La
polimerasa, bautizada como Qualiphi, fue licenciada en 2010 por
el CSIC y sus propietarios quieren que se convierta en un nuevo
estándar para un proceso esencial en casi todos los trabajos con
ADN. Además del trabajo con genomas completos o la
mencionada aplicación en la resolución de crímenes, este nuevo
producto puede ayudar a desvelar algunos secretos del pasado al
facilitar la secuenciación de genomas de especies ya extinguidas,
como los neandertales o los denisovanos. Un conocimiento que,
además, también puede tener implicaciones para nuestra salud.

5. Evitar resacas, malos vinos y otras intoxicaciones

La mejor manera de no tener resaca es no beber, pero la


tecnología también puede ayudar a evitar que los dolores de
cabeza de los que beben no sean tan graves. Biolan es una
empresa que, entre otras cosas, construye biosensores que
permiten determinar la calidad del vino y detectar los niveles de
elementos poco convenientes como la histamina, uno de los
probables causantes de la resaca. Como si se tratase de los
pequeños kits que llevan encima los diabéticos para medirse los
niveles de glucosa, que cuentan con una enzima para detectar la
cantidad de azúcar en sangre, las máquinas de Biolan permiten
que durante la vendimia y otros momentos de la producción del
vino se introduzca el líquido para analizarlo.

Además de las histaminas, se pueden encontrar ácidos como el


glucónico. La mayor o menor presencia de este ácido es
determinante para la calidad del vino. Si el biosensor encuentra
mucho en el mosto de un vino o un champán, éstos se
convertirán en materia prima para productos de inferior calidad.
Algo similar, aunque con otra tecnología, es lo que propone AZTI-
Tecnalia para el café. A través de la comparación de los genomas
del café Arábica (de mayor calidad) y el Robusta (de menor
calidad), esta compañía es capaz de determinar si un café ha
sido adulterado o si tiene la calidad que promete.

Pero la biotecnología no solo evita intoxicaciones que se pueden


evitar sin consumir sustancias “peligrosas”. Otra compañía como
Biomedal ofrece un test que permite conocer al instante si un
producto tiene una cantidad de gluten que puede resultar dañina
para un celiaco. Es una de las múltiples soluciones que la
biotecnología está proponiendo para mejorar la alimentación
humana.

Por aproximadamente 35 años se lograron pocos avances en la


investigación del cultivo de tejidos, aunque se pudieron cultivar
embriones, raíces y otros tipos de tejidos. Fue hasta el periodo de
1934 a 1939 que tres científicos: Roger-Jean Gautheret, Pierre
Nobécourt y Philip White, pudieron establecer las bases del
cultivo de tejidos vegetales gracias al descubrimiento de la
importancia de los distintos reguladores de crecimiento y otros
compuestos como las vitaminas B, lo que permitió obtener los
primeros cultivos permanentes de callos (masas indiferenciadas
de células) de zanahoria y tabaco.

Cultivos de tejidos vegetales en un laboratorio.


Durante los siguientes veinte años (de 1940 a 1960), se
identificaron una gran variedad de compuestos químicos
(hormonas, vitaminas, etc.) con efectos sobre la división celular,
el crecimiento y la diferenciación, pudiéndose obtener tejidos y
órganos distintos de los originalmente cultivados. Skoog y Miller
demostraron en 1958 que la relación de concentraciones entre
varios de estos reguladores controla la formación de raíces y
brotes, lo que abrió la puerta a la regeneración de plantas
completas a partir de la década de 1960; la aplicación de técnicas
de crioconservación exitosas a partir de 1976 y la propagación
automatizada a partir de 1988.

La llegada de la ingeniería genética


Desde antes del descubrimiento de la estructura del ADN, en
1941, el microbiólogo danés A. Jost, acuñó el término “ingeniería
genética” para designar la idea que, escribiendo directamente la
información en las células se podían modificar sus funciones.
Más tarde, entre 1945 y 1950, se logró hacer crecer cultivos de
células animales aisladas en el laboratorio, lo que permitiría su
estudio y aprovechamiento industrial.

En 1957, Francis Crick y George Gamov trabajaron en lo que se


conoce como el “dogma central” que explica cómo el ADN fabrica
proteínas, cómo su secuencia especifica la de los aminoácidos
en dichas proteínas y cómo fluye la información en una sola
dirección, del ADN al ARN mensajero y a las proteínas. Para
1966 el código genético pudo ser descifrado, Marshall Nirenberg,
Heinrich Mathaei y Severo Ochoa demostraron que una
secuencia de tres bases determina cada uno de los 20
aminoácidos.
Más tarde, en 1972, Paul Berg aisló y empleó una enzima de
restricción para cortar ADN y después unirlo formando una
molécula circular híbrida: la primera molécula de ADN
recombinante. Al año siguiente, Stanley Cohen, Annie Chang y
Herbert Boyer cortaron secciones de ADN viral y bacteriano para
crear un plásmido con resistencia dual a antibióticos y lo
insertaron al ADN de una bacteria produciendo el primer
organismo con ADN recombinante.

Más aplicaciones de las plantas


Desde 1942, Gautheret había observado la presencia de
metabolitos secundarios en los cultivos de callos vegetales. En
1954 Morel obtuvo los primeros cultivos en suspensión y un año
después se reportaron metabolitos secundarios en estos cultivos
también, lo que llevó en 1956 a que Routien y Nickell obtuvieran
una patente en los Estados Unidos para la producción de
sustancias a partir del cultivo de tejidos vegetales.

En 1959, Tukecke y Nickell reportan por primera vez el cultivo en


gran escala (134 L) de células vegetales, que llegaría hasta
reactores de 20,000 L para 1977. A partir de aquí se desarrollaron
diferentes tipos de reactores tales como el de células
inmovilizadas en alginato en 1979 y el de fibras huecas en 1981.
En 1983 la compañía Mitsui Petrochemicals utiliza por primera
vez cultivos en suspensión para la producción industrial de
metabolitos secundarios. Casi 10 años después, en 1992, Yun
consigue aplicar técnicas de ingeniería metabólica para
incrementar la producción de metabolitos secundarios en plantas.
Ese mismo año, 1988, Barton y otros colaboradores logran
insertar genes de otra especie a una planta y Chilton consigue la
producción de plantas de tabaco transformadas a partir de la
transformación de una sola célula. La primera conífera
transgénica se logra producir en 1991 y al año siguiente es
posible obtener plantas de arroz resistentes a herbicidas. En el
año 2000 se llevan a cabo en Kenia las primeras pruebas en
campo de un cultivo: una especie de camote resistente al ataque
de virus.

En 2003, un grupo de investigadores japoneses desarrollan por


técnicas de ingeniería genética un grano de café sin cafeína y
para 2006 se aprueba la primera vacuna fabricada en una planta,
esta vacuna veterinaria protege a pollos de la enfermedad de
Newcastle.

La primera compañía biotecnológica


En 1976, Herbert Boyer y Robert Swanson fundan Genentech,
Inc., la primera compañía biotecnológica, dedicada al desarrollo y
comercialización de productos basados en el ADN recombinante,
y al año siguiente Genentech reporta la producción de la primera
proteína humana fabricada en una bacteria: la somatostatina. Por
primera vez se usa un gen sintético recombinante para producir
una proteína por lo que muchos consideran a este hecho como el
inicio de la Era de la Biotecnología.

En 1978 Genentech se convierte en la primera empresa


biotecnológica en entrar a la bolsa de valores de Nueva York, y
ese mismo año, junto con The City of Hope National Medical
Center, anuncia la producción exitosa en laboratorio de insulina
humana usando la tecnología del ADN recombinante; en 1982
Genentech recibe aprobación de la FDA para comercializarla, lo
que la convierte en el primer medicamento de origen
recombinante aprobado (Humulin®).

La biotecnología moderna y la industria


A partir del inicio de la Era de la Biotecnología, los avances en el
campo han sucedido a gran velocidad. Así, en 1980 en la causa
Diamond vs. Chakrabarty la Suprema Corte de los Estados
Unidos determinó que los organismos modificados genéticamente
podían ser patentados, lo que permitió a la compañía General
Electric patentar un microoganismo (derivado del género
Pseudomonas) diseñado para “comer” petróle y utilizarse en
derrames. El fallo fue controvertido ya que fue de 5 votos contra
4, y si bien las pseudomonas fueron creadas por técnicas
bacteriológicas clásicas abrió la puerta para patentar organismos
genéticamente modificados. Estableció una distinción entre lo
hecho por la mano del hombre y lo hecho por la naturaleza. La
contribución del inventor en este caso (Ananda Chakrabarty) se
consideró suficiente para considerarlo una manufactura hecha
por el hombre y por lo tanto patentable.

Ese mismo año se consigue introducir exitosamente un gen


humano (el que codifica para la producción de interferón) en una
bacteria y al año siguiente Bill Rutter y Pablo Valenzuela publican
un reporte en la revista Nature sobre un sistema de expresión en
levaduras para producir el antígeno de superficie del virus de la
hepatitis B y que llevaría más adelante a que la FDA aprobara a
Chiron Corporation, en 1986, la producción de la primera vacuna
recombinante: Recombivax HB®.
También en 1981, un grupo de científicos de la Universidad de
Ohio produjeron los primeros animales transgénicos al transferir
genes de otros animales a ratones y en 1988 los biólogos
moleculares Philip Leder y Timothy Stewart recibieron la primera
patente para un animal genéticamente modificado, un ratón
altamente susceptible a desarrollar cáncer.

No tardaron en obtenerse otros medicamentos provenientes de


técnicas de biología molecular: interferón alfa 2a (Roferon®-A por
Hoffmann-La Roche) en 1986, interferón alfa 2b (Intron® A por
Schering-Plough) en 1986, eritropoyetina (Epogen® por Amgen)
en 1989, filgrastim (Neupogen® por Amgen) en 1991, interferón
beta 1b (Betaseron® por Chiron) en 1993, molgramostim
(Leukin® por Immunex) en 1994 e interferón beta 1a (Avonex®
por Biogen) en 1996, entre otros.

En 1993 se funda la Organización de Industria Biotecnológica


(Biotechnology Industry Organization, BIO) de la fusión de otras
dos organizaciones industriales más pequeñas, con la intención
de apoyar el avance de este sector.

La biotecnología moderna entra a nuestras vidas

Filas de jitomate en un mercado en Tepoztlán, México, diciembre


2006.
En el año de 1984, Alec Jeffreys introduce la técnica de
caracterización de ADN para la identificación de personas y al
año siguiente comienza a usarse como una herramienta legal en
las cortes de los Estados Unidos.

En 1985, la compañía belga Plant Genetic Systems fue la primera


en desarrollar plantas genéticamente modificadas con resistencia
al ataque de insectos. Esta compañía desarrolló plantas de
tabaco que expresaban genes que codifican proteínas
insecticidas de la bacteria Bacillus thuringiensis (Bt).

En 1987, Calgene, Inc. recibe una patente para la secuencia de


ADN de la poligalacturonasa del jitomate, usada para producir
una secuencia antisentido de ARN que permite alargar la vida de
anaquel de este fruto.

En 1993 la FDA declara que los alimentos genéticamente


modificados “no son inherentemente peligrosos” y por lo tanto no
requieren de una regulación específica, lo que permite que estos
jitomates obtuvieran el permiso de la FDA para ser
comercializados, lo que ocurriría bajo el nombre “Flavr Savr”.

En 1988, Genencor International, Inc. recibe una patente para el


proceso de fabricación de enzimas resistentes a cloro para su
uso en detergentes.

Para el año 2000, se anuncia la creación del “Arroz dorado”


(Golden Rice), una variedad de arroz modificada para producir
vitamina A, que se espera ayude a mejorar la salud en los países
en desarrollo y a prevenir algunas formas de ceguera.
Todos estos avances llevan en 2004 a que la FAO apoye el uso
de los cultivos obtenidos por técnicas de ingeniería genética
como una herramienta complementaria a las técnicas agrícolas
tradicionales para ayudar a los campesinos y consumidores en
los países en vías de desarrollo.

Pasos hacia la medicina del futuro


En 1989 se crea el Centro Nacional de los Estados Unidos para
la Investigación del Genoma Humano (National Center for Human
Genome Research), dirigido por James Watson para supervisar
el proyecto elaborar el mapa y la secuencia del ADN humano
para 2005. Al año siguiente se inauguró de manera formal el
Proyecto Internacional del Genoma Humano (International
Human Genome Project). La meta de este proyecto era identificar
y secuenciar todos los genes del genoma humano.

En 1990 se lleva a cabo la primera terapia génica en una niña de


cuatro años con una enfermedad del sistema inmune llamada
“deficiencia ADA”; aparentemente la terapia funcionó, pero desató
una serie de debates sobre los aspectos éticos de la misma.

En 1998, dos grupos de investigación tuvieron éxito en el cultivo


de células troncales embrionarias, lo que abriría nuevas
perspectivas para el tratamiento de enfermedades.

Como resultado del proyecto del Genoma Humano, se publica en


2001 la secuencia de dicho genoma en las revistas Science y
Nature, haciendo posible el que investigadores de todo el mundo
comiencen a desarrollar tratamientos genéticos a enfermedades.
La secuencia se completó para el 2003, dos años antes de lo
planeado y con un gasto menor al estimado.

Un grupo de investigadores anuncia en 2002 sus resultados


exitosos en la obtención de una vacuna contra el cáncer cérvico,
la primera vacuna preventiva para algún tipo de cáncer.

En 2003, se encuentra un gen relacionado con la depresión y se


avanza en la detección de lazos genéticos con esquizofrenia y
desorden bipolar. Ese mismo año, el gobierno de China aprueba
el uso del primer producto de terapia génica (Gendicine),
desarrollado por la compañía Shenzhen SiBiono GenTech para el
tratamiento de cáncer de cabeza y cuello.

Más avances en genética

Hembra y macho de banteng.


Para 1996, un grupo de científicos reportó la primera secuencia
completa de un organismo complejo: la levadura de pan
Saccharomyces cerevisiae. El año siguiente pasaría a la historia
por el anuncio de investigadores del Instituto Rosalin de Escocia
sobre la clonación de una oveja, a la que llamaron Dolly, a partir
de una célula adulta.

A partir de la secuenciación del primer organismo complejo,


comienza la carrera por obtener el genoma de más organismos,
así en 1998 se obtuvo la secuencia del gusano Caenorhabditis
elegans, el primer genoma completo de un animal; en 2000 la
primera planta, Arabidopsis thaliana; en 2002 la primera planta
usada como alimento, el arroz, así como el parásito que causa la
malaria y la especie de mosquito que lo transmite; en 2004 el
pollo, la rata de laboratorio y el chimpancé, el primate más
cercano al hombre; en 2005 el perro; en 2006 la abeja y de
manera parcial el Neandertal; y en 2007 el caballo.

En el año 2002, un grupo de investigadores logra obtener un


virus sintético (de poliomielitis) partiendo únicamente de su
genoma; este logro despierta muchas preguntas éticas y de
seguridad. Ya en 2005, se logra sintetizar parcialmente al virus de
la influenza causante de la muerte de al menos 20 millones de
personas en todo el mundo de 1918 a 1919.

En 2003 se logra clonar por primera vez una especie en peligro


de extinción (el banteng) y otras especies como el caballo,
venados y mulas; al año siguiente se lleva a cabo la clonación de
la primera mascota: un gato; un año más tarde, en 2005, se logra
la clonación de una vaca a partir de células de un animal muerto.

En el año 2005, científicos de la Universidad de Harvard reportan


haber tenido éxito en convertir células de piel en células troncales
embrionarias al fusionarlas con células troncales embrionarias
existentes.
'Eliminación de coágulos sanguíneos con ondas sonoras'
Un dispositivo de ultrasonidos diseñado para producir ondas
sonoras altamente dirigidas se podría llagar a utilizar algún día
para deshacer los coágulos sanguíneos causantes de los
accidentes cerebrovasculares en el cerebro sin necesidad de
cirugía o fármacos. Hasta ahora, el sistema sólo se ha probada
en coágulos en tubos de ensayo y animales, pero los
investigadores pretenden iniciar las pruebas en humanos a
finales de 2011.
Thilo Hoelscher, neurólogo de la Universidad de California en San
Diego, ataca a los coágulos con un dispositivo desarrollado por la
compañía israelí de tecnología de ultrasonidos InSightec. El
dispositivo rodea la cabeza con una serie de transductores
capaces de dirigir los rayos de ultrasonidos hacia puntos
concretos del cerebro sin dañar el cráneo.

La tecnología ya se está probando en pacientes para eliminar el


tejido cerebral enfermo, pero el tratamiento de un derrame
cerebral requerirá una mano más delicada. Hoelscher y sus
colegas tendrán que demostrar que el dispositivo puede disolver
un coágulo cerebral sin dañar el tejido cerebral colindante.

El dispositivo de ultrasonidos dirigidos de alta intensidad (HIFU)


de InSightec es similar a un casco, alineado con más de 1.000
transductores de ultrasonidos. Cada uno de ellos se puede
enfocar de forma individual para enviar un rayo al cerebro de la
persona que lleva puesto el casco. Los haces dirigidos convergen
en un punto de tan sólo cuatro milímetros de ancho, lo
suficientemente preciso como para golpear un coágulo que
bloquea una arteria y hacer que se disuelva en menos de un
minuto.
'Hierba como combustible ecológico'
Una hierba corriente podría proporcionar un combustible
ecológico .

Un proyecto de investigación de cinco años de duración ha


descubierto una forma de generar energía ecológica a partir de
una simple hierba común. Investigadores del Centro de aguas y
terrenos contaminados de la Universidad de Teesside iniciaron el
proyecto en el 2004 para ver qué plantas se podrían cultivar
mejor en zonas industriales abandonadas, con el fin de mejorar
manchas antiestéticas en el paisaje.

Ahora, la investigación del equipo del proyecto BioReGen


(biomasa, reparación y regeneración) ha revelado que la hierba
cinta se puede convertir en un excelente combustible para las
centrales eléctricas de biomasa y, en menor escala, para
calderas de edificios, como las escuelas. Esta hierba no sólo arde
bien, sino que además no contribuye a los gases de efecto
invernadero ni al calentamiento global.

El equipo experimentó con cuatro tipos de plantas: los sauces


(favorito actual de las centrales eléctricas de biomasa), el
miscanthus, la hierba cinta y el pasto varilla. Redujeron las
plantas hasta quedarse con la hierba cinta, porque crece bien en
suelos pobres y zonas industriales contaminadas.
Según los investigadores, el uso de estos sitios implica que la
hierba se pueda cultivar sin restar tierra que de otro modo se
utilizaría para la producción de alimentos. Afirman que las
quemas de prueba han demostrado que la hierba cinta produce
un buen combustible limpio, sin captar la contaminación del
terreno. Los investigadores están estudiando ahora la forma en la
que se podría comercializar esta idea y ya se han puesto en
contacto con algunos de los principales operadores de centrales
eléctricas de biomasa".

'Nuevo sistema para limpiar vertidos de petróleo'


Nuevo material absorbe y conserva el petróleo.
Una esponja ultraligera, hecha de arcilla y un poco de plástico de
alta calidad extrae el petróleo de las aguas contaminadas, dejan
atrás el agua. Y las pruebas de laboratorio indican que el aceite
absorbido se puede volver a utilizar. Los investigadores de la
Case Western Reserve University que fabricaron el material,
denominado aerogel, creen que efectivamente limpiará vertidos
de todo tipo de aceites y disolventes en suelos de fábricas,
carreteras, ríos y océanos. El aerogel se hace mezclando arcilla
con un polímero y agua en una licuadora, señaló David Schiraldi,
presidente del Departamento de Ingeniería y ciencia
macromolecular de la Escuela de Ingeniería de Case. A
continuación, se liofiliza la mezcla y el aire llena los huecos que
quedan tras la pérdida de agua. El material resultante es
superligero, compuesto de alrededor de un 96% de aire, un 2%
de polímero y un 2% de arcilla. La forma que absorbe petróleo es
sólo una de una lista creciente de aerogeles basados en arcilla
que se están fabricando en el laboratorio de Schiraldi. Añadiendo
diferentes polímeros, los investigadores producen materiales con
propiedades diferentes. El aerogel se puede fabricar en forma
granular, en láminas o en bloques de casi cualquier forma y es
eficaz en agua dulce y salada o sobre una superficie. Dado que la
absorción es un fenómeno físico, no hay reacción química entre
el material y el petróleo. Si el petróleo no ha sido contaminado de
otro modo, se puede volver a utilizar. Los expertos en vertidos de
petróleo afirman que la posibilidad de exprimir y conservar el
petróleo es una ventaja sobre otros productos actualmente
disponibles.

'El grafeno'
Este material derivado del grafito es barato, flexible, transparente
y de gran conductividad. Sus descubridores se alzaron este año
con el Nobel de Física. Puede ser empleado para pantallas
táctiles,celulares y paneles solares. Esta forma de carbono puro
de una sola capa atómica, revolucionó la electrónica, la
informática y las comunicaciones y era difícil de replicar
industrialmente. Pero gracias a una depuración de la Universidad
Sungkyunkwan, en Corea del Sur, será producido a gran escala
el próximo año.
'Robots enfermeras'
Esta unidad de videoconferencia móvil ingresará a la habitación
de los pacientes para realizar diferentes procedimientos de rutina
(tomar la presión o la fiebre, entregar medicación) e interactuar
con los pacientes.

'Componentes fotovoltaicos'
Al colocar nanopartículas de plata sobre paneles fotovoltaicos de
película fina, convierten de un 8 a un 12% de la luz que captan en
electricidad. De masificarse este hallazgo, podría cambiar el
equilibrio de la tecnología utilizada en las células solares.

'Tecnología para almacenamiento de energía solar'


Que estará disponible en el pavimento, la pintura y las ventanas.
Esta tecnología suena particularmente atractiva pues una de las
realidades es que el planeta necesita que empecemos a utilizar
otras formas de energetizar nuestras actividades, o de lo
contrario, ese cantado fin del mundo pudiera no ser tan ficticio.
'La bola de cristal de la salud'
Según IBM esta tecnología estará disponible en breve, por
menos de 200 dólares y se refiere a lecturas de ADN que serán
posibles gracias al reciente mapeo del genoma humano. El
mapeo genético servirá para desarrollar medicamentos
específicos para cada persona y armar escenarios de riesgo
según los hábitos de cada quien.

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