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Los escritores del Nuevo

Testamento, ¿citan mal el


Antiguo Testamento?
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Por Paul Copan

Hay libros que citan todas las profecías mesiánicas de la Biblia.1 Citan
cientos de “profecías” del Antiguo Testamento y su “cumplimiento” en
el Nuevo Testamento. Pero cuando las observamos más de cerca, nos
decepciona que muchas de ellas al parecer no predicen que Jesús es el
Mesías de Nazaret. No es de extrañar que muchos culpen a los
escritores del Nuevo Testamento, diciendo que injustamente han
extraído o descuidadamente saqueado el Antiguo Testamento para
tener textos que comprueben que Jesús es el Mesías. Estos críticos
creen que los autores del Nuevo Testamento dan significados a estos
textos en cosas que los autores del Antiguo Testamento nunca
tuvieron la intención de decir; de hecho, algunos sostienen que los
escritores del Nuevo Testamento hasta inventaron historias, como el
nacimiento virginal.

Entonces, ¿qué está pasando? ¿Será cierto que los escritores del
Nuevo Testamento realmente extrajeron textos del Antiguo
Testamento, fuera de contexto, sólo para adaptarlos a un tipo de
campaña de “Jesús es el Mesías”? Como veremos, esto no es así.

En primer lugar, dos ejemplos

Echemos un vistazo a dos pasajes de ejemplo. En primer lugar, Mateo


2:15 cita a Oseas 11:1: “de Egipto llamé a mi hijo”. Cualquiera que esté
mirando el contexto original puede ver que Oseas se refiere al éxodo
de Israel de Egipto. De hecho, “Israel es mi hijo, mi primogénito”
(Éxodo 4:22). El profeta no estaba haciendo una predicción de una
futura partida de Jesús de Egipto, una vez que Herodes ya no fuera
una amenaza.2

El segundo ejemplo es Isaías 7:14, que Mateo cita en 1:23. Alrededor


de la Navidad, escuchamos las tonadas de El Mesías de Handel acerca
de la concepción de una virgen, que tuvo un hijo, y llamó su nombre
“Emanuel”. Isaías predijo aquí a María y Jesús, ¿verdad que sí? Ahora
bien, no parece así cuando nos fijamos en el contexto de Isaías 7:14,
que claramente se refiere a un tiempo del octavo siglo a.C. El profeta
Isaías se dirige a Acaz, rey de Judá, que temía una invasión desde el
reino del norte de Israel y su aliado, Siria. El mensaje de Dios a Acaz
es esta “señal”: “Una doncella estará embarazada con un niño [es
decir, concebirá] y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”
(traducción del autor). Sin embargo, el contexto indica que el niño
nacería en los días de Acaz, y no cientos de años más tarde. Por otra
parte, Acaz reconocería esta señal de un niño: “Porque antes que el
niño sepa desechar lo malo y escoger lo bueno, la tierra de los dos
reyes que tú temes será abandonada” (7:16)3.

¿Quién, entonces, es esta joven de edad suficiente para contraer


matrimonio? Pudiera ser la esposa de Isaías: “Y me llegué a la
profetisa, la cual concibió, y dio a luz un hijo” (8:3), lo cual se parece
mucho a 7:14. Su nombre es Maher-salal-hash-baz (“resuelto a
saquear, dispuesto al botín”). Este hijo es una señal de la presencia
protectora de Dios para el pueblo de Judá y de Jerusalén y se llama
“Emanuel” (“Dios con nosotros”).4 Por lo tanto, “antes que el niño
sepa decir: Padre mío, y Madre mía, será quitada la riqueza de
Damasco [Siria] y los despojos de Samaria [Israel] delante del rey de
Asiria” (8:4). Dios extinguiría la amenaza de estos dos reyes por
medio del ejército asirio. Anteriormente, en Isaías 7:3, nos
encontramos con el primer hijo de Isaías, Sear-jasub (“un remanente
volverá”), un recordatorio de que el exilio no acabaría con el pueblo
de Dios. Los dos hijos de Isaías son “señales y presagios en Israel, de
parte de Jehová de los ejércitos” (8:18).

Pautas para entender el Antiguo Testamento en el


Nuevo Testamento

Si Isaías y Oseas no predecían el nacimiento de Jesús y la salida de


Egipto, entonces ¿dónde está el cumplimiento? ¿Cómo debemos
entender la “profecía” y el “cumplimiento”, como lo entendían los
cristianos del Nuevo Testamento? Permítame ofrecer algunas pautas
para la comprensión de los escritores del Nuevo Testamento, de la
manera en que citaban el Antiguo Testamento.

1. El “cumplimiento” en el Nuevo Testamento es mucho


más amplio que “la realización de una predicción”. Esta es
la clave: No toda la profecía es de factor predictivo. No todas las
menciones de “cumplimiento” implican “completar una predicción”.
El verbo griego “cumplir” (pl?ro?) significa algo mucho más amplio
que esto.5 De hecho, la mayoría de los casos de la palabra “cumplir”
no implican predicción. Cuando Jesús vino a cumplir “todo lo que está
escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”
(Lucas 24:44; compárese Mateo 5:17), fue a llevar a buen término el
significado de todo el Antiguo Testamento, mucho del cual no era
predictivo: Adán (Jesús, es el segundo Adán), los sacrificios, el sumo
sacerdocio, Jonás en el vientre del pez por tres días, y mucho más.6

2. Los escritores del Nuevo Testamento vieron a Jesús


viviendo la historia del Israel del Antiguo Testamento.
Esto cubre la mayoría de los pasajes que supuestamente
sacaron de contexto. ¿Cómo es esto? Mientras que la nación de
Israel fracasó en la fe y la obediencia a Dios, Jesús es el verdadero
israelita, que restableció y fielmente vivió la historia de Israel. Dios
llamó a su mayor hijo, Jesús, fuera de Egipto. En el bautismo, Él
representó el éxodo de Israel de Egipto (compárese 1 Corintios
10:1-4). Jesús, tentado en el desierto por cuarenta días y noches,
demostró ser obediente, a diferencia del Israel étnico. Así como el
Israel del Antiguo Testamento consistió de doce tribus, Jesús comenzó
una nueva comunidad al escoger doce apóstoles. En la cruz, Él tomó la
maldición del exilio, al morir en un madero (Deuteronomio 21:23;
Gálatas 3:13). La resurrección corporal de Jesús comenzó una nueva
creación (2 Corintios 5:17), un anticipo de los nuevos cielos y la nueva
tierra, cuando recibiremos cuerpos inmortales de resurrección. Por
medio de Jesús, este israelita obediente (la luz del mundo, una luz
para las naciones), todas las familias de la tierra reciben ahora la
bendición de Abraham, y judíos y gentiles ahora constituyen el pueblo
de Dios, el verdadero Israel (Romanos 2:28,29).

Jesús encarna, y trae a plenitud, temas, personas, e imágenes


teológicas prefiguradas en el Antiguo Testamento: el sistema de
sacrificios, el sacerdocio, la realeza davídica, los días de fiesta, el año
del jubileo, el día de reposo, la sabiduría de Salomón, la señal de
Jonás, y tanto más.7 El grito de abandono de Jesús en la cruz (Mateo
27:46) fue originalmente el grito de David, que se sintió abandonado
y que fue objeto de burla (Salmo 22:6-8). El Salmo 22 menciona que
repartieron entre sí sus vestidos y que echaron suerte sobre su ropa,
(v. 18), y que horadaron sus manos y sus pies (v. 16). Éstas no eran
predicciones acerca de Jesús, sino que reflejan las experiencias de
David como el justo que sufre. Sin embargo, como un erudito lo dice,
no está claro que David “siempre haya estado conscientes de la
importancia fundamental de su lenguaje; pero Dios pudo haberlo
ordenado de tal modo que sus experiencias y sus escritos de ellas en
las Escrituras se convirtieran en anticipo de los sufrimientos del
‘mayor hijo de David’”.8

Por eso, cuando leemos en Mateo: “Esto aconteció para que se


cumpliera lo dicho por el profeta”, Mateo significa: “Esto aconteció
para que se llevara a cabo lo dicho por el profeta”. El cumplimiento no
excluye la predicción, sino que presenta una mucho más amplia y rica
comprensión. Debemos pensar más en términos de presagio o
prefigura en lugar de predicción.9

Debemos, por lo general, no pensar en cumplimiento en términos de


tipos o presagios de cosas que vendrán. Lo que vemos cumplido en el
Nuevo Testamento son acontecimientos históricos, actos o personas
del Antiguo Testamento, por lo general relacionados con el Israel
étnico, que después sirven como patrones que se repiten en
acontecimientos, actos, o personas del Nuevo Testamento (que se
centran en torno a Jesús), y tienen una enseñanza teológica.10 En las
palabras de R.T. France: “En el Antiguo Testamento Jesús usa a
personas como los tipos de Él mismo (David, Salomón, Elías, Eliseo,
Isaías, Jonás) o de Juan el Bautista (Elías); se refiere a instituciones
del Antiguo Testamento como los tipos de sí mismo y de su obra (el
sacerdocio y el pacto); Él ve en las experiencias de Israel los presagios
de los suyos; Él ve cumplidas en sí mismo y en sus discípulos las
esperanzas de Israel; y ve a sus discípulos como que asumen el estatus
de Israel; en la liberación de Israel por Dios Él ve un tipo de la
reunión de las personas en su iglesia; mientras que los desastres de
Israel son presagios del castigo inminente de aquellos que lo
rechazan, cuya incredulidad es prefigurada en la maldad de Israel, e
incluso, en dos ocasiones, en la arrogancia de las naciones gentiles.”11

La acusación de que los escritores del Nuevo Testamento sacaron


versículos fuera de su contexto del Antiguo Testamento en gran parte
se disuelve en la luz de que Cristo vive la historia y la misión de
Israel. Jesús es el verdadero Israel; el verdadero Hijo de Dios que
Israel no llegó a ser; la vid verdadera que la nación de Israel no fue;
el Buen Pastor que los líderes de Israel no fueron; el Verdadero Pan
del cielo que da vida eterna (a diferencia del maná dado a Israel en el
desierto).

3. Los escritores del Nuevo Testamento manejaban el


Antiguo Testamento al igual que muchos de los rabinos
judíos de su día.12 Los judíos en los tiempos de Jesús citaban el
Antiguo Testamento de diferentes maneras para decir algo
importante. He aquí una breve reseña. En primer lugar, estaba el
enfoque literal, de tomar un texto en su sentido más sencillo. Por
ejemplo, Jesús citó Deuteronomio 6:4 en Marcos 12:29: “Oye, Israel;
el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón...” El Nuevo Testamento interpreta este pasaje del
mismo modo en que se usó en su contexto original.

Los judíos también usaban un segundo enfoque: pesher (o “esto es


eso”). En Mateo 15:7,8, Jesús reprendió a los líderes religiosos que
honraban a Dios con sus labios, pero cuyo corazón estaba lejos de Él.
Citó Isaías 29:13, declarando que Isaías profetizó acerca de estos
líderes. Está claro que Isaías no profetizó predictivamente en relación
con los adversarios de Jesús, sino que habló de sus propios
contemporáneos. Lo que Jesús dice es que la situación en la que Isaías
se encontraba era comparable o idéntica a las circunstancias de Jesús.

Llamamos midrash a un tercer enfoque: el descubrimiento de un


pensamiento o una idea que no se ve en la superficie del texto. Este
método buscaba ir más allá del sentido literal del texto a un sentido
del espíritu del texto. Este enfoque comienza con un pasaje o una
frase, extiende su significado, y saca sus implicaciones. Por ejemplo,
Hebreos 3 y 4 abordan la palabra reposo que se encuentra en Josué y
en el Salmo 95 para subrayar nuestro reposo en Cristo y el final
reposo que está por venir.

Un cuarto enfoque es la alegoría (“esa persona o situación representa a


esta persona o situación”). Los escritores del Nuevo Testamento, que
eran muy sensatos y sobrios en el manejo del Antiguo Testamento,
rara vez usaban este extravagante método.13 En Gálatas 4, Pablo sale
de su ambiente cuando trata de los judaizantes, quienes afirmaban
que las leyes de la circuncisión y la comida eran puntos de límite para
el pueblo de Dios. Para ganarles el juego, Pablo usó la alegoría
favorita de los judaizantes, pero dijo que Agar representaba a la ley
de Moisés, mientras que Sara simbolizaba la promesa divina dada a
Abraham.14

4. Los autores del Nuevo Testamento leían en forma


cristocéntrica el Antiguo Testamento y, a veces,
sobrepasaban lo que pretendía originalmente el autor
humano. A la luz de las afirmaciones de Jesús y sus obras, los
escritores del Nuevo Testamento vieron cada vez más la evidencia del
contenido del Antiguo Testamento. Pablo se refirió al “misterio” de
Cristo y el cumplimiento de los propósitos de Dios por medio de Él
(Romanos 11:25-27; 16:25-27, 1 Corintios 2:7; 15:50-55; Efesios 3:1-11;
etc.). Este misterio tiene sus raíces en el Antiguo Testamento, aunque
previamente estuvo oculto, hasta que el ministerio de Cristo, su
muerte y resurrección trajeron a término estas anticipaciones. Los
argumentos de los escritores del Nuevo Testamento están firmemente
arraigados en las escrituras hebreas, pero hay aún suficiente enigma,
que sólo la encarnación y la vergonzosa muerte redentora de Cristo
en la cruz --actos de auto-humillación para destruir el orgullo
humano y la pretensión-- podrían clarificar.

Las Escrituras implican tanto la autoría humana como la divina. Así


que debemos esperar que las intenciones de los autores humanos
fueran más estrechas de lo que el Autor divino tenía en mente al
inspirarlos. Como un roble maduro, el canon del Nuevo Testamento
comprensiblemente nos da más completa claridad de lo que la bellota
del Antiguo Testamento por sí mismo pudiera darnos.

El texto del Antiguo Testamento no tiene un “significado más


profundo”, uno que finalmente “vemos” si lo buscamos con suficiente
ahínco y oración. Cuando Juan dice que Isaías, en su visión (Isaías 6),
vio la gloria de Jesús y habló de Él (Juan 12:41), eso no es algo que
comprenderíamos con la sola lectura de Isaías. O cuando Romanos
10:13 (citando Joel 2:32) se refiere al Señor Jesucristo como Salvador
(“todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo”), Joel no
tenía en mente ese tipo de especificidad. Pablo ve a Jesús como parte
de la identidad de Jehová (“el Señor”), pero eso no está claro en el
Antiguo Testamento.15

Dos observaciones finales

Dicho esto, podemos hacer dos afirmaciones finales. No negamos que


en las Escrituras hay claras predicciones literales acerca del Mesías.
Por ejemplo, Miqueas 5:2-4 indica dónde el Mesías iba a nacer: en
Belén. Los propios asesores del rey Herodes le informaron acerca de
la predicción del profeta (Mateo 2:5; compárese Juan 7:42). Además,
Jesús es el profeta como Moisés, que iba a venir (Deuteronomio
18:18,19; 34:10-12), y el prometido “Hijo”, sobre cuyos hombros
descansaría el principado (Isaías 9:6). Isaías 52:13--53:12 habla del
Siervo sufriente que vendría (Hechos 8:30-35; 1 Pedro 2:23). La
entrada triunfal de Jesús montado en un asno (Juan 12:14,15) es otro
cumplimiento literal de una predicción (Zacarías 9:9). El entierro de
Jesús en la tumba de un hombre rico (Mateo 27:57-60) cumple la
predicción de Isaías 53:9.

Otro punto sobre los escritores del Nuevo Testamento que


supuestamente “expolian” textos del Antiguo Testamento para la
fabricación de profecías mesiánicas: ¿por qué evitan excelentes
oportunidades para hacerlo? Por ejemplo, si Mateo inventó la historia
nacimiento virginal (de Isaías 7:14 en el griego, parthenos =
“virgen”), ¿por qué Lucas, que también afirma un nacimiento virginal,
no cita este texto jugoso del Antiguo Testamento? Como N.T. Wright
señala, este argumento de “expolio” “se ve muy débil”.16

Al defender la singularidad de Cristo, no debemos negar estas


conexiones de predicción y cumplimiento que hay entre ambos
Testamentos. Pero debemos comprender que el “cumplimiento” en el
Nuevo Testamento es más complejo de lo que tal vez hayamos
pensado.17 Así que si nos reconciliamos con esto, evitaremos muchos
malentendidos, y no debilitaremos nuestro caso frente a los
escépticos cuando afirmamos que Jesús es el Mesías, el Salvador, y
que en Él se cumplen las Escrituras hebreas.

PAUL COPAN, Ph.D., profesor de la cátedra familia Pledger de


filosofía y ética en la Palm Beach Atlantic University, en West Palm
Beach, Florida. Es autor y editor de diversos libros, entre ellos When
God Goes to Starbucks; True for You, But Not for Me; That’s Just Your
Interpretation; Creation Out of Nothing; Is God A Moral Monster?
Making Sense of the Old Testament God y The Paul Copan Apologetics
Collection (6 volúmenes). También es el Presidente de la Sociedad
Filosófica Evangélica.

Notas

1. Herbert Lockyer, All the Messianic Prophecies of the Bible [Todas las
profecías mesiánicas de la Biblia] (Grand Rapids: Zondervan, 1973).

2. Craig A. Evans señala que el contexto de Oseas 11:1 “deja bien


claro” que “está mirando hacia atrás al éxodo, no a una futura
liberación”. Véase “The Function of the Old Testament in the New”
[“La función del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento”], en
Introducing New Testament Interpretation [La introducción de la
interpretación del Nuevo Testamento], ed. Scot McKnight (Grand
Rapids: Baker, 1989), p. 174.

3. Las citas bíblicas de este artículo han sido tomadas de la Versión


Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; ©
renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Reina-Valera 1960™ es
una marca registrada de la American Bible Society. Todos los
derechos reservados.

4. Herbert M. Wolf sugiere que la madre de Sear-jasub (la primera


esposa de Isaías) puede haber muerto, tal vez en el parto; por lo tanto
Isaías tomó a otra doncella (‘almah) como esposa (llamada “la
profetisa” en 8:3 Véase “A Solution to the Immanuel Prophecy in
Isaiah 7:14–8:22” [“Una Solución a la profecía de Emanuel en Isaías
7:14—8:22”], Journal of Biblical Literature [Revista de literatura
bíblica] 91 (1972): pp. 449-456.

5. Véase C.F.D. Moule, “Fulfilment-Words in the New Testament: Use


and Abuse” [“Palabras de cumplimiento en el Nuevo Testamento: uso
y abuso”] New Testament Studies [Estudios del Nuevo Testamento] 14
(1967/68): pp. 293-320.

6. R.T. France, Matthew: Evangelist and Teacher [Mateo: evangelista y


maestro] (Grand Rapids: Zondervan, 1989), p. 168.

7. Moule, “Palabras de cumplimiento”, p. 314.

8. Douglas Moo, “The Problem of Sensus Plenior” [“El problema de


Sensus Plenior”] en Scripture and Truth [Escritura y Verdad], ed. D.A.
Carson y John Woodbridge (Grand Rapids: Zondervan, 1983), p. 197.

9. John W. Wenham, Christ and the Bible [Cristo y la Biblia], 3rª ed.
(Downers Grove, Illinois: InterVarsity Press, 1994), p. 104.
10. R.T. France, Jesus and the Old Testament [Jesús y el Antiguo
Testamento] (Downers Grove, Illinois: InterVarsity Press, 1977), pp.
38,39.

11. Ibíd., p. 75 (el subrayado es mío).

12. Tomado de Richard N. Longenecker, Biblical Exegesis in the


Apostolic Period [La exégesis bíblica en el período apostólico] (Grand
Rapids: Eerdmans, 1975). Hay otro enfoque conocido como paráfrasis.
Una vez que el Antiguo Testamento fue canonizado, fue parafraseado
en arameo (el Targum). Véase también Craig Evans, “Function of the
Old Testament” [“Función del Antiguo Testamento”], p. 166.

13. Moisés Silva, “The New Testament Use of the Old Testament” [“El
uso del Nuevo Testamento del Antiguo Testamento”] en Scripture and
Truth [Escritura y Verdad], ed. D.A. Carson y John Woodbridge (Grand
Rapids: Zondervan, 1983), p. 159.

14. Véase Richard N. Longenecker, Galatians [Gálatas] WBC 41


(Dallas: Word, 1990), pp. 197-219.

15. Tomado de Jared M. Compton, “Shared Intentions? Reflections on


Inspiration and Interpretation in Light of Scripture’s Dual
Authorship” [“¿Intenciones compartidas? Reflexiones sobre la
inspiración y la interpretación a la luz de la doble autoría de las
Escrituras”, Themelios 33/3 (2008).

16. En Marcus J. Borg y N.T. Wright, The Meaning of Jesus: Two


Visions [El significado de Jesús: dos visiones] (San Francisco: Harper
San Francisco, 1999), p.174.

17. Una buena introducción a la discusión sobre el uso del Antiguo


Testamento en el Nuevo Testamento es Kenneth Berding y Jonathan
Lunde, editores, Three Views on the New Testament’s Use of the Old
Testament [Tres puntos de vista sobre el uso que se hace en el Nuevo
Testamento del Antiguo Testamento] (Grand Rapids: Zondervan,
2008); una obra más amplia es G.K. Beale y D.A. Carson, eds,
Commentary on the Use of the Old Testament in the New [Comentario
sobre el uso del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento] (Grand
Rapids: Baker Academic, 2007)

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