Sei sulla pagina 1di 12

ACUERDOS DE PAZ DE EL SALVADOR 1992

ANTECEDENTES PARA EL CONFLICTO SOCIAL

La guerra civil en El Salvador


(1981-1992)
Entre los años 1981-1992, El Salvador vivió una etapa de su historia que no había experimentado nunca.
Una guerra civil prolongada y sangrienta que dejó como resultado miles de muertos, el estancamiento
del desarrollo económico, la destrucción de una buena parte de su infraestructura y la migración de
miles de salvadoreños que abandonaron el país.
Causas de la guerra civil
Una guerra civil es cualquier enfrentamiento bélico cuyos participantes no son en su mayoría fuerzas
militares regulares, sino que están formadas u organizadas por personas generalmente de la población
civil. En la guerra civil salvadoreña el enfrentamiento armado se llevó a cabo entre las fuerzas
guerrilleras del FMLN y la Fuerza Armada de El Salvador (FAES).
El objetivo del FMLN era tomar el poder a través de la vía armada, sacar a los militares del control del
gobierno e instaurar una sociedad de corte socialista; mientras la FAES tenía como objetivo conservar el
estado de cosas existentes. Es decir, mantener el control del gobierno y proteger los intereses de los
grupos económicamente más poderosos que por años se habían beneficiado económicamente a partir
del control del aparato gubernamental.
Los análisis sobre lo sucedido entre 1981 y 1992 son diversos. Estos se pueden resumir en tres
posiciones analíticas: la primera, sostenida por los gobiernos de la época, los intelectuales miembros de
los grupos dominantes, los militares y el gobierno de los Estados Unidos; para ellos la guerra era
resultado del éxito de hábiles agentes externos que pretendían imponer en El Salvador un gobierno
comunista. Según esta postura los problemas en El Salvador no eran locales; sino causados por Fidel
Castro y la Unión Soviética quienes pretendían expandir el comunismo en Centroamérica. La segunda
postura era sostenida por el FMLN, para quien la guerra era producto del descontento por la
desigualdad social, la concentración de la riqueza en pocas manos y la dictadura militar que a lo largo
del siglo XX había frustrado todo intento democratizador en el país. La tercera posición era concebida
desde la academia, según los estudiosos, el conflicto militar era el resultado de la pérdida de legitimidad
por quienes dirigían la sociedad salvadoreña, por su incapacidad para integrar políticamente a los
sectores subordinados.
Las causas estructurales de la guerra pueden encontrarse por un lado, en la larga permanencia de un
régimen político
autoritario, la falta de un gobierno civil resultado de elecciones competitivas libres, un sistema
legislativo representativo, falta de independencia del poder judicial, total irrespeto a los derechos
humanos, ausencia de una prensa independiente o de un organismo electoral autónomo. Por décadas lo
que prevaleció fue el ejercicio del poder arbitrario, la intolerancia frente a la oposición política, el uso de
la fuerza ante las demandas de democracia, los golpes de Estado, la persecución a los opositores
políticos. Por otro lado, una estructura económica que profundizaba la inequidad. Por largos años El
Salvador fue un país dependiente de la agro exportación principalmente de café, azúcar y algodón. La
distribución equitativa de la riqueza producida por la economía agroexportadora nunca fue un tema
discusión entre los grupos dominantes, a pesar del constante crecimiento económico que alcanzó el
país, un 5.2 % entre los años sesenta y setenta. Junto a ese crecimiento marchó paralelo un
empobrecimiento y un retraso de importantes segmentos de la población.
Si bien es cierto que el régimen político autoritario y el sistema económico inequitativo, rasgos de larga
duración, pueden ser considerados como causas estructurales del conflicto militar, no hay que dejar de
lado las causas inmediatas, entre las que podemos mencionar: los fraudes electorales de la década de
los setenta (1972 y 1977) y la represión contra el movimiento social y la oposición política. A principios
de los años setenta, el debate dentro de la izquierda salvadoreña se centró en las ventajas de la vía
electoral sobre la lucha armada. Pero al mismo tiempo que las elecciones fueron más y más
fraudulentas, la lucha armada apareció a muchos necesaria y justificable.

El desenvolvimiento de la guerra civil


La mayoría de estudiosos de la guerra civil establecen su inicio en 1981. Sin embargo, hay que hacer
notar que desde principio de los años setenta surgieron varias organizaciones armadas revolucionarias,
tales como las Fuerzas Populares de Liberación (FPL, en 1971), el Ejército Revolucionario del Pueblo
(ERP, en 1972) y a mediados de la década las Fuerzas Armadas de Resistencia Nacional (FARN, en 1975)
y el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC en 1976) que ejecutaron
acciones militares en contra de los cuerpos de seguridad, secuestros de prominentes empresarios y
políticos y asaltos a bancos.
El tiempo que duro la guerra
Desde 1981 hasta Los Acuerdos de Paz de Chapultepec fueron un conjunto de acuerdos firmados el 16
de enero de 1992 entre el Gobierno de El Salvador y el Frente Farabundo Martí para la Liberación
Nacional (FMLN) en el Castillo de Chapultepec, México, que pusieron fin a doce años de guerra civil en
el país.
Consecuencias:
Se estima que la guerra dejó un saldo de 75.000 muertos, en su mayoría civiles. Si se tiene en cuenta
que en la década de 1980 la población de El Salvador rondaba los 4,5 millones de habitantes, ello
equivale a decir que casi el 2% de la población perdió la vida en el conflicto. Decenas de miles de
personas resultaron heridas físicamente (como consecuencia de armas de fuego, explosiones, minas
antipersonales, etc.) y miles de ellos quedaron con mutilaciones que los incapacitaron de por vida.
Miles, también, resultaron con graves secuelas psicológicas (si se tiene en cuenta las violaciones a las
que fueron sometidas incontables mujeres y las torturas y vejaciones que padecieron otros tantos
hombres). Numerosos niños quedaron huérfanos de padre, madre, o ambos.
Los daños materiales fueron cuantiosos. Puentes, carreteras, torres de transmisión eléctrica, etc.
resultaron destruidos o severamente dañados; la fuga de capitales, y la retirada del país o el cierre de
innumerables empresas hicieron que la economía del país se estancara durante más de una década. La
reconstrucción de la infraestructura se ha prolongado hasta la actualidad.
Desde el punto de vista social, el costo también ha sido muy alto. La desmovilización de los ex-
combatientes y su reinserción a la vida civil han sido una dura labor que aún continúa. Como
consecuencia de la guerra, quedaron en manos de la población civil miles de armas de fuego, lo cual
propició el surgimiento de las pandillas de jóvenes y adultos denominadas maras, dedicadas a la
delincuencia y al tráfico de drogas, y que han hecho de El Salvador uno de los países (con ausencia de
guerra) más violentos del mundo. Por otro lado, cerca de 500.000 salvadoreños se vieron obligados a
abandonar el país. La mayoría se radicó en el estado norteamericano de California, donde los
emigrados y sus descendientes se han convertido en una importante fuerza económico-laboral, y las
remesas de dinero que envían a sus familiares en El Salvador se han transformado en uno de los
principales motores de la economía nacional.
Desde el punto de vista político, el país se democratizó. Desde el final de la guerra civil hasta ahora,
todas las elecciones realizadas en El Salvador han sido cuidadosamente monitorizadas por la ONU y
otros organismos internacionales, a fin de asegurar la transparencia de los comicios. Las nuevas
instituciones creadas como producto de los acuerdos de paz (Procuraduría de los Derechos Humanos,
Policía Nacional Civil de El Salvador, etc.) garantizan el buen funcionamiento del sistema político, y
procuran preservar a todos los sectores de la sociedad. No obstante todo ello, la guerra ha dejado una
gran polarización y resentimiento en la sociedad salvadoreña
PROCESO DE NEGOCIACIÓN PARA ALCANZAR LA PAZ.

Primeras negociaciones

Los Acuerdos de Paz fueron el resultado de un largo proceso de negociación entre el Gobierno y el FMLN
que se había iniciado a mediados de la década de los 80. Los primeros encuentros de diálogo se
desarrollaron en La Palma, Chalatenango el 15 de octubre de 1984;14 Ayagualo, La Libertad el 30 de
noviembre de 1984; Sesori , San Miguel el 19 de septiembre de 198615 y la Nunciatura Apostólica de
San Salvador el 4 de octubre de 1987 entre el presidente José Napoleón Duarte y funcionarios
gubernamentales con delegados de la dirigencia del FMLN. Aunque en los primeros encuentros de
diálogo no se consiguió ningún acuerdo concreto, se logró poner sobre la mesa la posibilidad de una
solución negociada al conflicto.

Ronda de la palma, Chalatenango

El 15 de octubre de 1984 hubo un primer acercamiento entre las


partes en conflicto en la ciudad norteña de La Palma. Dicha reunión dio
como resultado el "Comunicado Conjunto de La Palma"; la delegación
del Gobierno fue integrada por el Presidente de la República; por su
parte, la delegación de la guerrilla fue encabezada por el Doctor
Guillermo Manuel Ungo y actuando como moderador monseñor Arturo Rivera y Damas, Arzobispo de
San Salvador. La declaración fue escueta y vaga; sin acuerdos firmes y con el único logro de constituirse
en un acercamiento político.
Ronda de Ayagualo.
Se dio el 30 de noviembre de 1984, en Ayagualo, departamento de la Libertad.
Las comisiones fueron presididas por el doctor Abraham Rodríguez y el doctor Rubén Zamora, por el
gobierno y la guerrilla respectivamente. Como mediadores se presentaron los monseñores Arturo
Rivera y Damas, Giacomo Otonello y Gregorio Rosa Chávez. En dicha reunión se emitió el "Comunicado
Conjunto de Ayagualo", el cual manifestaba la disponibilidad al diálogo entre las partes y el
compromiso de continuar negociando.

Ronda de Sesori, San Miguel


Se había fijado para el 19 de septiembre de 1986 y los representantes
del gobieron y la guerrilla fueron Rodolfo Antonio Castello Claramount y
Jorge Villacorta respectivamente; siempre bajo la mediación de
monseñor Rivera y Damas. Sin embargo, no se realizó por un quiebre en
las negociaciones. Fue hasta varios meses después que se reanudó el
proceso en una reunión privada en Panamá, donde se acordó la evacuación al exterior de 42
lesionados de guerra del FMLN el día 29 de enero de 1987 y el canje del Coronel Omar Napoleón
Ávalos por 57 guerrilleros detenidos.

Ronda de la Nunciatura Apostólica.


Se llevó a cabo el 4 y 5 de octubre de 1987. Bajo la ya acostumbrada
mediación de monseñor Rivera y Damas, representó al gobierno Fidel
Chávez Mena y a la guerrilla, Salvador Samayoa. En dicha reunión se
emitió el "Comunicado Conjunto de la Tercera Reunión de Diálogo", el
cual expresaba la voluntad de buscar un cese al fuego y de respaldar las
decisiones tomadas por el Grupo Contadora (Colombia, México, Panamá y Venezuela), el cual buscaba
la pacificación en Centro América.

Acuerdos para la negociación

El 4 de abril de 1990, se celebró una reunión de diálogo en Ginebra, Suiza, donde se firmó un acuerdo
que fijó el conjunto de normas a seguir en el proceso de negociación y se estableció la voluntad de
ambas partes, Gobierno y FMLN, de alcanzar una solución negociada y política al conflicto bélico.
Además, se fijaron los objetivos de la negociación:

1. Terminar el conflicto armado por la vía política;


2. Impulsar la democratización del país;
3. Garantizar el irrestricto respeto a los derechos humanos;
4. Reunificar a la sociedad salvadoreña.24 29

El 21 de mayo de 1990, en una nueva reunión en Caracas, Venezuela, se estableció la agenda general de
negociaciones y los temas que serían sometidos a discusión.24 Se crearon dos delegaciones
negociadoras: la gubernamental formada por David Escobar Galindo, Abelardo Rodríguez, Oscar
Santamaría, el militar Mauricio Ernesto Vargas y la del FMLN formada por los comandantes guerrilleros
Schafik Handal, Joaquín Villalobos, Salvador Sánchez Cerén, Eduardo Sancho Castaneda, Francisco
Jovel, Salvador Samayoa, Nidia Díaz y Juan Ramón Medrano, Ana Guadalupe Martínez, Roberto
Cañas.17 29

Factores internos que llevaron a la firma de los acuerdos de paz


El anhelo de Paz del pueblo salvadoreño: a medida que transcurría el conflicto bélico, el anhelo de paz
fue creciendo en la conciencia colectiva del pueblo. Al final, el convencimiento de que la alternativa
más razonable para acabar con el conflicto era la negociación se extendía en la mayoría de sectores de
la población, tal como fue expresado por miembros de la alta dirigencia guerrillera.

Los cambios de la derecha civil: un desarrollo que abrió el camino hacia las negociaciones con el FMLN
fue la trasformación gradual de Alianza Republicana Nacionalista en un partido civil, de amplia base,
representativo de la empresa privada, de las clases medias y de sectores pobres de ideología
conservadora.

La deslegitimación de la Fuerza Armada: un factor clave que influyó en el cambio de la posición


institucional del ejército frente a la negociación, fue el asesinato se seis sacerdotes jesuitas,
perpretado por la fuerza armada, en el marco de la ofensiva guerrillera en noviembre de 1989. La
Fuerza Armada se vio obligada negociar por presiones internacionales, en el entendido de que su
integridad institucional no se vería afectada.

La evolución ideológica del FMLN: el FMLN descubrió que no tenía la fuerza suficiente para derrocar al
gobierno y que una insurrección popular de masas era algo muy lejano. Sus metas revolucionarias
cambiaron hacía la trasformación del país en un Estado verdaderamente democrático;17 de hecho,
varios meses antes del acuerdo final, la dirigencia guerrillera ya anunciaba el fin de la guerra a nivel
internacional.

Factores externos que llevaron a la firma de los acuerdos de paz

La mediación de las Naciones Unidas: logró de manera sostenida el desarrollo del


proceso de pacificación al ligar a ambas partes a compromisos de los cuales les sería
muy difícil retractase, a no ser a un alto costo político.

El nuevo escenario geo-político mundial y regional: la crisis del bloque soviético y la extinción del
conflicto este-oeste, protagonizado por las potencias que entonces ejercían una notable influencia en
el desenlace del conflicto armado en El Salvador. También contribuyó el Grupo de Contadora debido a
las cercanías geográficas.

Contenidos de los acuerdos

En el primer capítulo, con respecto a la Fuerza Armada, el gobierno


aceptó los siguientes compromisos:

Modificar los principios doctrinarios de la Fuerza Armada para que


pudiese cumplir con los acuerdos tomados, estableciendo que el
objetivo único de la institución es "la defensa de la soberanía del Estado
y la integridad del territorio, es una institución permanente al servicio de la nación" y acarando que la
institución "es obediente, profesional, apolítica y no deliberante".

Reformar el sistema educativo de la Fuerza Armada.

Crear una Comisión ad hoc para la depuración de los oficiales implicados en violaciones a los Derechos
Humanos.
Reducción de efectivos de la Fuerza Armada; fueron dados de baja un total de 21000 soldados, a los
cuales se les pagó su respectiva indemnización, finalizando el proceso un año antes de lo previsto, el
28 de febrero de 1993.

Superación de la impunidad con la Creación de la Comisión de la Verdad que investigaría los más
graves hechos de violencia de la guerra civil; la cesación de oficiales inició el 31 de diciembre de 1992.

Disolución de los 3 cuerpos de seguridad pública que dependían de la Fuerza Armada: Guardia
Nacional, Policía Nacional y Policía de Hacienda.
Disolución de los servicios de inteligencia militar y creación de un servicio de inteligencia civil: el
Organismo de Inteligencia del Estado (OIE). Los antiguos cuerpos de inteligencia fueron suprimidos en
su totalidad el 9 de junio de 1992, dando paso a los nuevos que estaba ya funcionando desde el 28 de
abril del mismo año.

Disolución de los Batallones de Infantería de Reacción Inmediata (BIRI). El batallón


"Gral. Eusebio Bracamonte" fue disuelto el 16 de agosto de 1992, el batallón
"Atlacatl" el 8 de diciembre de 1992 y el batallón "Gral. Manuel José Arce" se
extinguió el 6 de febrero de 1993; aportando un total de desmovilizaciones que
alcanzaron los 10000 efectivos.

Reformar la Constitución para definir claramente la subordinación de la Fuerza


Armada al Poder Civil.

Supresión de las entidades paramilitares (Patrullas de defensa civil).

Suspensión de las actividades de reclutamiento forzoso.

Policía Nacional Civil (PNC)

En el segundo capítulo, el gobierno se comprometió a:

Crear la Policía Nacional Civil como nuevo cuerpo policial que


sustituyera los antiguos cuerpos de seguridad con una doctrina civilista y democrática.

Establecer cuotas para el personal de la nueva policía, en la que participarían elementos


desmovilizados del FMLN, antiguos agentes de la Policía Nacional y personas sin militancia en ambos
bandos. Se acordó que fuese el 20%
para cada bando y el 60% de participantes neutrales.17

Crear la Academia Nacional de Seguridad Pública para formar a los


agentes de la Policía Nacional Civil, dando énfasis a la formación para el
respeto de los Derechos Humanos.

Sistema judicial y derechos humanos

En esta área los compromisos gubernamentales fueron:

 Crear la Escuela de Capacitación Judicial para formar jueces y magistrados ajustados a la nueva
realidad del país.

 Reformar la estructura del Consejo Nacional de la Judicatura


(organismo que nombra y evalúa a los jueces) para darle mayor independencia.

Reformar el proceso de elección y los períodos de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia.

Crear la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH), institución autónoma, que
debe supervisar el respeto a los
Derechos Humanos por parte de las demás instituciones estatales.

Sistema electoral
En este tema se acordaron una serie de medidas para asegurar la plena vigencia de los
derechos civiles y políticos de los ciudadanos:

La creación de reformas institucionales: creación del


Tribunal Supremo Electoral, la más alta autoridad administrativa y jurisdiccional en la materia.

El derecho de los partidos políticos en vigilar la elaboración, organización, publicación, y actualización


del registro electoral.
En el plano político, las medidas adoptadas buscaron garantizar a los dirigentes del FMLN y a sus
integrantes el pleno ejercicio de sus derechos civiles y políticos dentro un marco de absoluta legalidad,
mediante su incorporación a la vida civil, política e institucional del país.

El FMLN se comprometió a desmovilizar sus fuerzas guerrilleras, bajo la supervisión de la ONUSAL. El


gobierno se comprometió a aprobar la legislación necesaria para que el FMLN se transformara en un
partido político legal y pudiera participar en los comicios generales de 1994.

Económico y social

En esta área el gobierno se comprometió a:

Crear el Foro de Concertación Económica y Social, organismo donde


tendrían representación los sindicatos, las asociaciones empresariales y
el Estado para dialogar sobre la política económica del país.

Distribuir las tierras en zonas conflictivas entre los ex combatientes desmovilizados.

Las tierras que excedían las 245 hectáreas, así como aquellas propiedades del Estado que no eran
reserva natural, debían ser distribuidas entre los campesinos y pequeños agricultores que carecían de
terrenos cultivables.
Firma de Acuerdos de Paz

El cese definitivo de los combates se dio el 1 de febrero de 1992,


bajo la supervisión de COPAZ y la presencia notable de ex
comandantes del FMLN y sus antiguos enemigos formales. Para
que dicha reunión pudiese darse, la Asamblea Legislativa aprobó el
23 de enero una Ley de Reconciliación Nacional, mediante la cual el
Estado salvadoreño se privaba de abrir causas legales contra los
combatientes de la guerra, abriendo una amnistía nacional. La baja masiva y paulatina de efectivos de
la Fuerza Armada se fue dando mientras los ex combatientes guerrilleros se desplegaban de las zonas
ocupadas hacia quince áreas que previamente se habían establecido para dicho propósito. El
armamento guerrillero fue depositado en contenedores controlados por ONUSAL, salvo aquellas armas
pequeñas destinadas a la defensa personal.

Agentes policiales de varios países acompañaron en tareas de patrullaje a la Policía Nacional, la cual
había dejado de depender del Ministerio de Defensa Nacional; dicho acompañamiento se dio hasta la
creación de la Policía Nacional Civil.
Por otro lado, la repartición de tierras a los ex combatientes llevó más tiempo de lo previsto, así como la
instauración de la Academia Nacional de Seguridad Pública y la legalización del FMLN como partido
político. Dichos retrasos empezaron a crear tensión entre las fuerzas políticas, lo que llevó a COPAZ a
convocar a una recalendarización, la cual se llevó a cabo el 12 de junio de 1992. Dicha calendarización
fue modificada en repetidas ocasiones para ajustarse a los plazos reales que marcaba el ritmo del
avance del proceso; es así que, varios meses después de lo previsto, el 15 de diciembre de 1992 se
celebró oficialmente el fin definitivo del conflicto armado. El 16 de enero 1992, en Chapultepec,
México. Los miembros de las comisiones de diálogo del Gobierno y del Frente Farabundo Martí para la
Liberación Nacional, el presidente Alfredo Cristiani firman el acta de los Acuerdos de Paz, con la cual se
da fin al conflicto armado salvadoreño.
Firmantes de los acuerdos de paz
El entonces ministro de Relaciones Exteriores de El Salvador, Dr. Oscar Santamaría y el veterano líder
comunista y comandate del FMLN, Schafik Jorge Hándal, eran los primeros en firmar los Acuerdos de
Paz de Chapultepec.
En total, serían 16 los salvadoreños -seis representantes del Gobierno y diez representantes de la
entonces guerrilla del FMLN- quienes suscribirían el acuerdo.
La delegación gubernamental la completaban el escritor y abogado David Escobar Galindo, el general
Mauricio Ernesto Vargas, el general Juan Antonio Martínez Varela y los abogados Rafael Hernán
Contreras y Abelardo Torres.

Por el FMLN, los suscriptores también serían el actual presidente Salvador Sánchez Cerén, María Marta
Valladares (Nidia Díaz), Francisco Jovel, Dagoberto Gutiérrez, Roberto Cañas, Salvador Samayoa,
Eduardo Sancho Joaquín Villalobos.
El presidente Alfredo Cristiani Bukard y el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas
(ONU), el egipcio Boutros Boutros Ghali, también firmarían como testigos junto a los presidentes
centroamericanos, de México, Panamá, España, Venezuela y Colombia.

Potrebbero piacerti anche