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¿FELICES FIESTAS?

Moisés Daniel Pérez Díaz. Pbro

El planteamiento de la cuestión

De unos años para acá se ha ido acuñando en los medios de comunicación y en la


publicidad comercial, así como en el habla coloquial de nuestro país, una
expresión que viene de Estados Unidos a propósito de la celebración de la
navidad y es decir “felices fiestas” que traduce el inglés “Happy holidays”.

La mencionada expresión ha sustituido al “feliz navidad” puesto que se considera


que es más genérica y que no ofende el sentimiento de aquellos que no
comparten la fe cristiana, puesto que la palabra “navidad” hace clara alusión a la
natividad de nuestro Señor Jesucristo, motivo fundamental de la fiesta navideña.

De esta manera la navidad secular ha ido desplazando a la navidad cristiana. La


navidad secular usa una simbología y unas expresiones paralelas que no tienen
nada que ver con el núcleo de la celebración del nacimiento de nuestro Señor en
la humildad de nuestra condición humana.

Hasta aquí no hay problema, puesto que vivimos en sociedades plurales, con
autonomía y distinción de las esferas de lo religioso, lo social y lo político.

Navidad es Jesús

La navidad es una fiesta que parte de la celebración del misterio de la natividad de


nuestro Señor Jesucristo en la sencillez de nuestra condición humana. Es la
realidad del misterio de la encarnación, del anonadamiento de nuestro Dios que
“ha puesto su tienda entre nosotros” (Jn 1, 14) y ha asumido en sí, toda la realidad
creada para salvarla. Es un misterio de amor, del Dios enamorado que se hace
uno con su criatura. Misterio de ternura, de sencillez, de misericordia. De ahí el
motivo y razón de la fiesta.

Con el correr de los siglos la navidad cristiana, con toda su simbología festiva
(árbol, decoración con luces, el nacimiento, cena familiar, regalos, etc.) ha
desbordado el terreno de la cristiandad para formar parte del patrimonio de la
cultura occidental. De tal forma que es celebrada, claro está, vaciada de su
contenido original por la sociedad secular.

Sin embargo, para quienes nos llamamos cristianos, la navidad es


fundamentalmente Jesús. De ahí que lo propio del saludo de esta celebración sea
“Feliz navidad”, es decir, feliz celebración del nacimiento de Jesucristo, el Señor.

En ambientes comerciales y en los medios de comunicación se va a seguir


diciendo “felices fiestas” de manera genérica y sin hacer alusión al motivo de estas
fiestas. Pero nosotros, cristianos, tendríamos que decir y desearnos “feliz navidad”
con todas sus letras y con todas las consecuencias que esto tiene para la vida.

Epílogo

Así que si usted desea decir “felices fiestas”, está en todo su derecho de hacerlo y
nada obsta para usar esta expresión que va ganando terreno en el habla coloquial.

Pero sea consciente de lo que esto significa. Decir “felices fiestas” es dejar de lado
nuestra herencia cristiana, es vaciar de contenido la navidad. Es ceder terreno al
proceso de descristianización que se viene realizando progresivamente. Es en
definitiva, una navidad sin Jesús, como un café sin cafeína, o mejor, un nacatamal
de harina de trigo. Un gallopinto sin frijoles.

Aclarado el punto no me queda nada más que desearles una muy “FELIZ
NAVIDAD” y que el misterio del nacimiento del hijo de Dios, hecho niño para
nuestra salvación, ilumine sus vidas y los haga discípulos misioneros
absolutamente comprometidos con la tarea de hacer posible que ese Reino, que
este niño anuncia y trae, emerja en medio de nuestra realidad nicaragüense.

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