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La intrusa (1)

C. HER.: ¿Quién es la intrusa? es el enigma evidente. Sin embargo, otro enigma más importante es ¿por qué
es intrusa o que hace que se la considere intrusa?
C. ACC.
C. SEM.
C. SIM.
C. CUL.
2 Reyes, I, 26 (2)
C. HER.: "Angustia tengo por ti, hermano mío Jonatán, que me fuiste muy dulce; más maravilloso me fue tu amor,
que el amor de las mujeres".
¿A qué alude esta referencia a la Biblia? Alude a una posible relación homosexual.
C. ACC.
C. SEM.: Con este epígrafe se marca una línea de lectura.
C. SIM.
C. CUL.

Dicen (lo cual es improbable) que la historia fue referida por Eduardo, el menor de los Nelson, en el
velorio de Cristián, el mayor, que falleció de muerte natural, hacia mil ochocientos noventa y tantos, en el
partido de Morón. Lo cierto es que alguien la oyó de alguien, en el decurso de esa larga noche perdida,
entre mate y mate, y la repitió a Santiago Dabove, por quien la supe. (3)

C. HER.: Por qué solo después de la muerte del mayor de los Nelson, el menor cuenta la historia.
C. ACC.: Muerte de Cristian , el mayor de los Nelson.
C. SEM.: Eludir responsabilidad sobre el contenido de la narración.
Se cumple con la “muerte del autor”.
“Larga noche”, como una figura del lenguaje
C. SIM.
C. CUL.

Años después, volvieron a contármela en Turdera, donde había acontecido. La segunda versión, algo más
prolija, confirmaba en suma la de Santiago, con las pequeñas variaciones y divergencias que son del caso. (4)

C. HER.
C. ACC.
C. SEM.: La historia se confirma.
C. SIM.
C. CUL.: Alusión a Turdera

La escribo ahora porque en ella se cifra, si no me engaño, un breve y trágico cristal de la índole de los
orilleros antiguos. Lo haré con probidad, pero ya preveo que cederé a la tentación literaria de acentuar o
agregar algún pormenor. (5)

C. HER.
C. ACC.: Escribir, “fijar” de acuerdo Recoeur
C. SEM.: Develar la “índole” (la manera de ser) de los antiguos orilleros
C. SIM.
C. CUL.: Alusión a los orilleros y su forma de vida.

En Turdera los llamaban los Nilsen. El párroco me dijo que su predecesor recordaba, no sin sorpresa,
haber visto en la casa de esa gente una gastada Biblia de tapas negras, con caracteres góticos; en las
últimas páginas entrevió nombres y fechas manuscritas. Era el único libro que había en la casa. (6)

C. HER.
C. ACC.: Párroco dice que su predecesor vio una Biblia en casa de los Nelson o Nilsen.
C. SEM.: ¿Nilsen? o Nelson.
1
Se elude la responsabilidad sobre lo narrado (dice, que dice)
C. SIM.
C. CUL.: Mención a la Biblia.
La azarosa crónica de los Nilsen, perdida como todo se perderá. El caserón, que ya no existe, era de
ladrillo sin revocar; desde el zaguán se divisaban un patio de baldosa colorada y otro de tierra. Pocos, por
lo demás, entraron ahí; los Nilsen defendían su soledad. (7)

C. HER.: ¿Por qué los Nilsen defienden su soledad?


C. ACC.: Defender
C. SEM.: De acuerdo al narrador todo lo mundano está destinado a desaparecer; entonces la escritura es un
recurso con el que, por lo menos, se rescata la memoria de las cosas perdidas.
C. SIM.
C. CUL.: Descripción de las casas antiguas (caserones).

En las habitaciones desmanteladas dormían en catres; sus lujos eran el caballo, el apero, la daga de hoja
corta, el atuendo rumboso de los sábados y el alcohol pendenciero. Sé que eran altos, de melena rojiza.
Dinamarca o Irlanda, de las que nunca oirían hablar, andaban por la sangre de esos dos criollos. El barrio
los temía a los Colorados; no es imposible que debieran alguna muerte. Hombro a hombro pelearon una
vez a la policía. Se dice que el menor tuvo un altercado con Juan Iberra, en el que no llevó la peor parte, lo
cual, según los entendidos, es mucho. Fueron troperos, cuarteadores, cuatreros y alguna vez tahúres.
Tenían fama de avaros, salvo cuando la bebida y el juego los volvían generosos. De sus deudos nada se
sabe ni de dónde vinieron. Eran dueños de una carreta y una yunta de bueyes. (8)

C. HER.
C. ACC.: Semblanza del estilo de vida de los Nilsen (violentos, viven al margen de la ley, afición por el juego y el
alcohol, son criollos).
C. SEM.
C. SIM.
C. CUL.

Físicamente diferían del compadraje que dio su apodo forajido a la Costa Brava. Esto, y lo que ignoramos,
ayuda a comprender lo unidos que fueron. Malquistarse con uno era contar con dos enemigos.
Los Nilsen eran calaveras, pero sus episodios amorosos habían sido hasta entonces de zaguán o de casa
mala. No faltaron, pues, comentarios cuando Cristián llevó a vivir con él a Juliana Burgos. Es verdad que
ganaba así una sirvienta, pero no es menos cierto que la colmó de horrendas baratijas y que la lucía en las
fiestas. En las pobres fiestas de conventillo, donde la quebrada y el corte estaban prohibidos y donde se
bailaba, todavía, con mucha luz. Juliana era de tez morena y de ojos rasgados; bastaba que alguien la
mirara para que se sonriera. En un barrio modesto, donde el trabajo y el descuido gastan a las mujeres, no
era mal parecida. (9)

C. HER.: ¿Juliana Burgoa es la intrusa?


C. ACC.: Cristián lleva a vivir a Juliana con él, le compra horrendas baratijas, la luce en las fiestas.
C. SEM.: “Cosificación” de la mujer.
C. SIM.
C. CUL.: Mención al compadraje (sobre todo la diferencia entre éstos y los criollos).
Alusión al baile, sobre todo al tango.

Eduardo los acompañaba al principio. Después emprendió un viaje a Arrecifes por no sé qué negocio; a su
vuelta llevó a la casa una muchacha, que había levantado por el camino, y a los pocos días la echó. Se hizo
más hosco; se emborrachaba solo en el almacén y no se daba con nadie. Estaba enamorado de la mujer de
Cristián. El barrio, que tal vez lo supo antes que él, previó con alevosa alegría la rivalidad latente de los
hermanos. (10)

C. HER.
C. ACC.: Eduardo se enamora de Juliana, a pesar de que, al principio lo evitó; también, como parte de ese afán,

2
se hace de una mujer.
El barrio prevee la rivalidad entre hermanos.
C. SEM.
C. SIM.
C. CUL.: Hipocresía social.

Una noche, al volver tarde de la esquina, Eduardo vio el oscuro de Cristián atado al palenque. En el patio,
el mayor estaba esperándolo con sus mejores pilchas. La mujer iba y venía con el mate en la mano.
Cristián le dijo a Eduardo:
—Yo me voy a una farra en lo de Farías. Ahí la tenés a la Juliana; si la querés, usala.
El tono era entre mandón y cordial. Eduardo se quedó un tiempo mirándolo; no sabía qué hacer. Cristián
se levantó, se despidió de Eduardo, no de Juliana, que era una cosa, montó a caballo y se fue al trote, sin
apuro. (11)

C. HER.
C. ACC.: Juliana es cedida por Cristián a Eduardo.
C. SEM.: Se repite, y esta vez de manera explícita, la cosificación de la mujer.
C. SIM.
C. CUL.

Desde aquella noche la compartieron. Nadie sabrá los pormenores de esa sórdida unión, que ultrajaba las
decencias del arrabal. El arreglo anduvo bien por unas semanas, pero no podía durar. Entre ellos, los
hermanos no pronunciaban el nombre de Juliana, ni siquiera para llamarla, pero buscaban, y encontraban,
razones para no estar de acuerdo. Discutían la venta de unos cueros, pero lo que discutían era otra cosa.
Cristián solía alzar la voz y Eduardo callaba. Sin saberlo, estaban celándose. En el duro suburbio, un
hombre no decía, ni se decía, que una mujer pudiera importarle, más allá del deseo y la posesión, pero los
dos estaban enamorados. Esto, de algún modo, los humillaba. (12)

C. HER.: Compartir a Juliana y que los hermanos estén celosos y enamorados a la vez, puede ser la pista para
asumir de ella es la intrusa.
C. ACC.: Compartir, pellear, enamorarse, avergonzarse.
C. SEM.
C. SIM.
C. CUL.

Una tarde, en la plaza de Lomas, Eduardo se cruzó con Juan Iberra, que lo felicitó por ese primor que se
había agenciado. Fue entonces, creo, que Eduardo lo injurió. Nadie, delante de él, iba a hacer burla de
Cristián. (13)

C. HER.
C. ACC.: Sarcasmo, burla hacia los Nilsen.
Protegerse entre hermanos.
C. SEM.
C. SIM.
C. CUL.

La mujer atendía a los dos con sumisión bestial; pero no podía ocultar alguna preferencia por el menor,
que no había rechazado la participación, pero que no la había dispuesto. (14)

C. HER.
C. ACC.: Sumisión respecto de la situación en la que se encuentra Juliana.
Preferencia por el hermano menor.
C. SEM.
C. SIM.
C. CUL.

3
Un día, le mandaron a la Juliana que sacara dos sillas al primer patio y que no apareciera por ahí, porque
tenían que hablar. Ella esperaba un diálogo largo y se acostó a dormir la siesta, pero al rato la recordaron.
Le hicieron llenar una bolsa con todo lo que tenía, sin olvidar el rosario de vidrio y la crucecita que le
había dejado su madre. Sin explicar nada la subieron a la carreta y emprendieron un silencioso y tedioso
viaje. Había llovido; los caminos estaban muy pesados y serían las tres de la mañana cuando llegaron a
Morón. Ahí la vendieron a la patrona del prostíbulo. El trato ya estaba hecho; Cristián cobró la suma y la
dividió después con el otro. (15)

C. HER. Juliana es la intrusa en la relación de hermanos.


C. ACC. Deshacerse del problema, en realidad deshacerse de Juliana.
C. SEM.
C. SIM.
C. CUL.: Machismo extremo.

En Turdera, los Nilsen, perdidos hasta entonces en la maraña (que también era una rutina) de aquel
monstruoso amor, quisieron reanudar su antigua vida de hombres entre hombres. Volvieron a las trucadas,
al reñidero, a las juergas casuales. Acaso, alguna vez, se creyeron salvados, pero solían incurrir, cada cual
por su lado, en injustificadas o harto justificadas ausencias. Poco antes de fin de año el menor dijo que
tenía que hacer en la Capital. Cristián se fue a Morón; en el palenque de la casa que sabemos reconoció al
overo de Eduardo. Entró; adentro estaba el otro, esperando turno. Parece que Cristián le dijo:
—De seguir así, los vamos a cansar a los pingos. Más vale que la tengamos a mano.
Habló con la patrona, sacó unas monedas del tirador y se la llevaron. La Juliana iba con Cristián; Eduardo
espoleó al overo para no verlos. (16)

C. HER.
C. ACC.: Supuesto engaño, viajes para ir donde Juliana
Sinceramiento. Vuelta de Juliana.
C. SEM.
C. SIM.
C. CUL.

Volvieron a lo que ya se ha dicho. La infame solución había fracasado; los dos habían cedido a la
tentación de hacer trampa. Caín andaba por ahí, pero el cariño entre los Nilsen era muy grande —¡quién
sabe qué rigores y qué peligros habían compartido!— y prefirieron desahogar su exasperación con ajenos.
Con un desconocido, con los perros, con la Juliana, que había traído la discordia. (17)

C. HER.
C. ACC.: Aceptación del hecho (Juliana vuelve a ser la amante de los hermanos)
Desahogo violento con animales, personas y la misma Juliana.
C. SEM.
C. SIM.
C. CUL.

El mes de marzo estaba por concluir y el calor no cejaba. Un domingo (los domingos la gente suele
recogerse temprano) Eduardo, que volvía del almacén, vio que Cristián uncía los bueyes. Cristián le dijo:
—Vení; tenemos que dejar unos cueros en lo del Pardo. Ya los cargué; aprovechemos la fresca.
El comercio del Pardo quedaba, creo, más al sur; tomaron por el Camino de las Tropas; después, por un
desvío. El campo iba agrandándose con la noche.
Orillaron un pajonal; Cristián tiró el cigarro que había encendido y dijo sin apuro:
—A trabajar, hermano. Después nos ayudarán los caranchos. Hoy la maté. Que se quede aquí con sus
pilchas. Ya no hará más perjuicios. (18)

C. HER.
C. ACC.: Los Nilsen se deshacen del problema, Cristián mata a Juliana.
4
Complicidad entre hermanos.
C. SEM.
C. SIM.
C. CUL.: Desconocimiento de la ley.

Se abrazaron, casi llorando. Ahora los ataba otro vínculo: la mujer tristemente sacrificada y la obligación
de olvidarla. (19)

C. HER.: Ratificado plenamente que la intrusa es Juliana, por eso fue necesario deshacerse de ella.
C. ACC.: Complicidad. Llorar. Olvidar.
C. SEM.
C. SIM.
C. CUL.

Buenos Aires, 19 de abril de 1970 (Este enunciado no se considera una lexía, toda vez que no influye en el
desarrollo de la diégesis, no marca ni finaliza ninguna línea de lectura)

CONCLUSIONES

Código hermenéutico

Desde el título «La intrusa», se plantea un enigma ¿Quién es la intrusa a la que alude el texto? es una
pregunta a descubrir o resolver. Asimismo, se debe averiguar por qué es intrusa.

La intrusa es Juliana, una mujer de la que no se sabe nada, solo que acepta con absoluta sumisión el hecho
de ser amante de los dos hermanos Nilsen, servir como sirvienta, ser vendida a un prostíbulo y finalmente
ser asesinada. Esta “sumisión bestial” de acuerdo al narrador, nos muestra un personaje absolutamente
pasivo.

Sobre el segundo enigma, saber por qué es intrusa, se puede afirmar lo siguiente:

Juliana, es intrusa en la relación de los hermanos Nilsen, pero no en el sentido de una posible relación
homosexual a pesar de que el epígrafe (2 Reyes, I, 26). Ésta posible línea de lectura solo es aludida y no
desarrollada. Borges hace
una cita que no se relaciona con el contenido del texto, pero crea una expectativa que no es satisfecha; el
lector, sobre todo el morboso, se ve frustrado. El carácter de intrusa de Juliana se da en el hecho de que su
presencia pone en peligro la relación de complicidad de los hermanos Nilsen.

Código Accional

Las acciones están dadas por los hermanos Nelson , quienes hilan su historia en base a Juliana, quien es el
objeto del deseo de ambos. La premisa de los hermanos es poseer a Juliana, quien sólo es la intrusa en esta
historia. Intrusa que provoca la burla de los otros. Los hermanos quedan a descubierto, su entorno conoce
la violencia, el machismo que habita en los hermanos.
Estas acciones propiciarán la muerte de Juliana, asesinato que queda impune. Los hermanos escenifican la
post muerte de Juliana, como si fuera una rutina de la vida, son cómplices del asesinato, pero también la
lloran y posteriormente la olvidan.
Por tanto, las acciones son dadas por los hermanos, quienes accionan la historia en base al objeto de deseo,
que es la Juliana, que finalmente muere y es olvidada por los agentes que propiciarán su muerte.

Código Semiológico

La lectura está planteada desde el epígrafe donde se marca a través de la biblia, la presencia de los
5
hermanos y su amor prevalecerá ante el amor de las mujeres.
Está presencia marcará el destino de la intrusa, quien será el objeto del deseo. Para llegar al objeto del
deseo se instala los mecanismos de la sociedad donde la intrusa es solo la cosificación de la mujer, la cual
se consolida con la mirada del espectador, quien sólo especta y da curso a lo dicho y entendido por la
sociedad.

Código cultural

Esta la biblia como intertexto que hila la historia del relato, que se entramará con el contexto social y
cultural de una sociedad patriarcal, machista que se rige en base a una ley que es accionada de acuerdo a
las necesidades de una sociedad pasiva.

Conclusiones

La Intrusa de Borges plantea una crítica a la sociedad, apela al lector a releer lo que consume y habita.
Para ello, se detiene en la marginalidad y el abandono que vive el hombre civilizado, que se viraliza en
una identidad machista que burla la ley y se articula por agentes que hacen posible está realidad, donde la
mujer es vista y comprendida como un objeto de consumo, el cual, podría ser entendida como un "animal
doméstico", al cual es menester cobijar y cuidar.

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