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Introducción
Imagen del cuerpo y esquema corporal son dos conceptos que no deben ser
confundidos. El esquema corporal especifica al individuo en cuanto representante de la
especie: es en principio, el mismo para todos.
La imagen del cuerpo en cambio, es propia de cada uno, única e irrepetible, es un rasgo
singular y está ligada al sujeto y a su historia. Esta imagen es soporte del narcisismo y
es eminentemente inconsciente.
Françoise Doltò sigue fase por fase la elaboración de la imagen del cuerpo,
demostrando que en toda ocasión, el umbral es superado por la castración. Describe
las patologías de la imagen del cuerpo, que se revelan etapa por etapa y que dan
cuenta de un fracaso en la simbolización: insuficiencia del lenguaje dirigido al niño e
incumplimiento de la prohibición.
En la enseñanza de Doltò el “yo” se asienta en la imagen del cuerpo, pero la imagen del
cuerpo, a su vez, se elabora a través de una serie de castraciones que son
consideradas simboligenas. Estas castraciones simboligenas son – para Doltò- la clave
de la humanización.
El placer que da la excitación rítmica de una zona corporal – cualquiera sea- debe
calificarse de sexual aún cuando no apunte a lo genital, es decir a la unión de los
gametos.
*Para los autores de la escuela francesa el concepto de instinto refiere a la pulsión .La
pulsión es un proceso dinámico consistente en un empuje que hace tender al organismo
hacia un fin determinado. Según Freud, una pulsión tiene su fuente en la excitabilidad
corporal (estado de tensión); su fin es suprimir el estado de tensión que reina en la
fuente pulsional; siendo el objeto quien le permite alcanzar su fin.
Apuntalamiento
Voluptuosidad
Pasividad – Actividad
Modos de relación
Dentición
Destete
Puntos de fijación
ETAPA ORAL
Se podría decir también estadio bucal a condición de no olvidar que se trata de una
encrucijada aerodigestiva: presión labial, bucal, deglución, emisión de sonidos,
aspiración y expiración.
La necesidad fisiológica de succionar aparece desde las primeras horas de vida pero
una vez saciado, el bebe continúa durante el sueño de su digestión realizando
movimientos de succión con los labios.
El placer de succión independientemente de las necesidades alimenticias, es un placer
auto erótico. Es un placer narcisista primario, auto erótico original, en el que el sujeto
no tiene todavía noción del mundo exterior, diferenciado de él.
En esta etapa, el niño ama al igual que a si mismo todo lo que se mete en la boca:
Pezón, chupete y por extensión (porque todavía no ha adquirido la noción de límite
de su propio cuerpo) ama a su madre o a quien cumple la función materna. Su madre
está ligada a la necesidad del placer de mamar y a la que se identifica. De modo que:
la madre se constituye en el primer objeto de amor.
De modo que en esta etapa si la madre sonríe, el niño sonreirá, si ella le habla él
balbuceará y el niño se desarrollará almacenando pasivamente, las palabras, los
sonidos y las sensaciones de esos momentos.
Las primeras palabras son ya una conquista que exige un esfuerzo recompensado por
la alegría y las caricias del medio ambiente.
El mordisco es su primera pulsión agresiva, razón por la cual resulta crucial la manera
en que su madre (primer objeto de amor) se lo permita o no, hasta el punto que de
esto depende el aprendizaje de la lengua materna.
Si se espera este momento para comenzar el destete, el mismo será considerado como
consecuencia de la agresión, como un castigo impuesto bajo la modalidad de
“frustración”.
Entre niños criados a pecho hasta demasiado tarde siempre hay una dificultad para
gozar completamente de su facultad agresiva, sin provocar con ello una necesidad de
auto castigo. Doltò señala que el destete debería comenzar entre los cuatro o cinco
meses y concluir a los siete u ocho meses.
Es necesario que el niño tenga a su alcance solo objetos susceptibles de ser chupados
y mordidos sin peligro de provocar con ello prohibiciones y regaños por parte del
adulto.
Fijaciones:
Si un destete brusco priva al niño del seno materno sin que haya desplazado todavía su
catexis o interés libidinal sobre otros objetos, se arriesga a quedar fijado en una
etapa oral pasiva (tal como sucede a los niños que se chupan el dedo tardíamente.)
Pensamiento en la etapa oral: Doltò nos dice que poco se sabe al respecto. No
obstante, la elaboración mental toma la forma onírica de pseudo-alucinaciòn. (No hay
huella mnémica)
Se requiere para que esto suceda de la situación triangular. Es decir que no sea para
agradar a la madre que el niño se frustre.
Es decir que la castración simboligena requiere la mediación de una persona que asuma
ser a la vez un modelo permisivo pero que se constituya en un obstáculo progresivo
para la satisfacción del niño provocando así un desplazamiento de la pulsión a otro
objeto.
Es así como el niño entrará en comunicación con esa persona, con el objeto que
representa para él esa persona para luego ampliar, de persona en persona su relación
de intercambio con los demás, ampliando el campo de satisfacción de la pulsión.
Es una enseñanza de Doltò el hecho que en la clínica con niño todo el tiempo remite a
la castración de las pulsiones con relación al objeto.
CASTRACION ORAL
El destete esa prohibición impuesta al bebe implica que la madre acepta la ruptura del
cuerpo a cuerpo que suponía el amamantamiento. La castración oral de la madre trae
aparejado que es capaz de comunicarse con el niño más allá de los cuidados físicos.
La castración oral en este sentido no solo priva al niño sino también a la madre quien
debe ser capaz de renunciar a la relación erótica, cuerpo a cuerpo que la une al niño en
el acto de amamantamiento.
Solo después del destete – de la privación del cuerpo a cuerpo- comienza a efectuarse
la asimilación de la lengua materna por grupos de fonemas secundando sensaciones y
emociones; las sensaciones táctiles ocasionadas por el cuerpo próximo de la madre, las
emociones ante su acercamiento o alejamiento.
Apuntalamiento.
Desarrollo neuromuscular.
Heces=regalo
Placer sádico
Los componentes sádicos y masoquistas anales que explican las perversiones en el adulto.
La formación de caracteres.
El modo de relación del niño y el adulto del primero al tercer año de vida es a través
de los alimentos y del control de esfínteres.
La limpieza que sigue a la excreción es proporcionada por la madre, razón por la cual
es importante como esta se encuentre en relación al niño, dado que si la madre está
contenta, esta limpieza, este aseo se realizará en una atmosfera agradable. Si el niño
ensució sus pañales y es regañado, llorará.
Pero más allá de la madre, a causa de la satisfacción fisiológica que produce, este aseo
resulta agradable al niño, siendo éste el primer descubrimiento de una situación de
ambivalencia:
Por la conquista sobre sus esfínteres, el niño descubre en esta etapa la noción de
propiedad privada. Sus heces las puede dar o no según él quiera.
Sobre su madre: en lo que refiere a que la puede “recompensar”, ofrecer sus heces o
rehusarse a hacerlo. Premiarla o castigarla.
Surge aquí la identificación, mecanismo ya conocido por el niño de la etapa oral. (En
términos lacanianos juntura del deseo).
El niño busca imitar al adulto con gestos - tiene un mayor desarrollo neuromuscular y
puede disponer de los grupos musculares- lo cual le permite imitar al adulto haciendo
uso del gesto. Pero El modo de relación inaugurado en su relación con los excrementos
no puede desaparecer. Por ello es importante que el niño encuentre sustitutos
sobre los que pueda desplazar sus afectos:
Son muchos los objetos que el niño va a llevar consigo en esta etapa y que solo él
ejercerá sobre ellos un poder omnipotente disponiendo sobre los mismos a s u antojo:
abrazarlos, destruirlos, etc. . De modo que el niño hace uso de su agresividad bajo las
reglas de su capricho.
La educación en esta etapa cumple un rol central ya que permite establecer lazos
con otros y sustitutos simbólicos favorables.
CASTRACIÒN ANAL
La castración anal ha sido simboligena cuando la madre a través del lenguaje orienta al
niño a dominar progresivamente él mismo su motricidad. El control de la motricidad
no se circunscribe solo al control de sus excrementos (retener-expulsar). El niño se
vuelve más continente cuando logra el dominio motor de sí mismo: cuando logra
controlar sus impulsos, hacer uso de la palabra; lo cual posibilita una mejor
comunicación con el medio y con los demás.
Si la castración anal resulta simboligena hay una identificación del niño con el objeto
total, representado en cada uno de sus padres.
La cara anterior de la pelvis (los genitales) que sirven para la micción urinaria y que
caracteriza el sexo, solo es observada por el niño en lo que hace a su diferencia en su
forma masculina o femenina después de los treinta meses.
Tanto los niños como las niñas, piensan que las niñas tienen pene pero escondido o que
les crecerá. La niña piensan que tal vez el niño le rapto algo que le rapto algo que le
pertenece.
Doltò señala que la castración primaria puede no ser simboligena a causa de la falta
de información a las preguntas del niño en torno a la diferencia de los sexos , a enojos
o reprimendas de parte de los adultos ante preguntas del niño respecto a lo que ha
escuchado o ha oído decir . Doltò subraya la importancia de que el adulto valide la
importancia de estos interrogantes.
ETAPA FALICA
Masturbación secundaria.
Acepta la falta de pene en las niñas, subsistirá la creencia en una madre fálica.
Un mismo objeto tiene varios usos. Surge el interrogante sobre sus posibles usos.
Interés cada vez mayor que el niño mostrará por aprender y conocer y su valoración
Curiosidad sexual.
Castración.
Situación edipica.
ETAPA FALICA
Desde la fase oral hay un despertar de la zona erógena fálica: pene en el niño y clítoris
en la niña. Esto lo observamos en la masturbación primaria del bebe (frotamiento de
muslos en el aseo, la excitación natural en la micción, etc.). Esta masturbación
primaria es poco marcada y sede por sí misma, pero reaparece en el tercer año de
vida (masturbación secundaria.) La masturbación secundaria está ligada al frotamiento
de muslos en las niñas y a las erecciones en el niño.
El niño ya afrontó el desinterés por la materia fecal que le fue impuesto fálica. Esto
es visible al niño por la existencia de erecciones, ligadas esta edad a la existencia de
la micción o defecación; pero que se disocian de la función excretoria; para adquirir la
significación emocional cuya tensión emocional pide ser aplacada. Hasta el momento
que se adquiere el control de esfínteres (etapa anal), la micción o defecación permitía
cierto apaciguamiento a la excitación fálica. Cabe destacar que La curiosidad sexual
comienza en el niño antes del tercer año de vida en la etapa anal (sádica).
En esta etapa comienza a tener otra dimensión del tiempo. Diferencia entre el ya, el
enseguida y el después. Puede esperar y ya no requiere satisfacer sus pulsiones en el
momento.
Observar los movimientos le permite descubrir que un objeto tiene varios usos. Este
interés y descubrimiento sobre los objetos, hace que por primera vez despegue el
interés de aquello que concierne a sí mismo. El ¿Para qué es esto? Es uno de los
interrogantes frecuentes en esta etapa.
Descubre la muerte: El niño toma cierto interés por la muerte, se sensibiliza ante el
fenómeno. Descubre la muerte en los animales, porque se ponen demasiado viejos,
porque el cuerpo ya no les funciona, también descubre que un animal puede ser
atacado por otro y morir. Matar es inmovilizar. Esto lo comprende el niño sobre el
final de la etapa anal, por eso por ambición y omnipotencia sádica juega a matar. El
sentido de dar muerte es inmovilizar, reducir lo animado en inanimado. Razón por la
cual cuando al niño se le impone una movilidad corporal o silencio es vivido como
sádico. Este sentido de la muerte de un animal será desplazada a la muerte de algún
ser querido permitirá captar el sentido del sin retorno de la pérdida definitiva del
objeto.
Los juegos simbólicos: Los juegos permiten una identificación al progenitor del mismo
sexo (las niñas juegan a las mamás, ha hacer comiditas, los varones en sus juegos
buscan imponer miedo y orden.)
Una vez que los niños han descubierto la pertenencia a un sexo lo que sucede a este
descubrimiento es el complejo de Edipo.
En el varón:
Doltò ubica el comienzo de esta etapa alrededor de los cuatro años y medio.
En la organización genital infantil no existe una primacía genital sino una primacía del
falo. Es la representación de la potencia generadora y también del deseo sexual. En
este sentido, la alternativa es: fálico o castrado. La polaridad masculina – femenina
recién surgirá en la pubertad con la unificación de las pulsiones parciales y su
subordinación a la primacía de los genitales.
Complejo de castración:
El niño tiene la creencia de que todas las personas son fálicas. Cuando descubre la
falta de pene en la mujer lo interpreta como castración. No obstante, el niño no
generaliza y sostiene la creencia de que algunas mujeres respetables conservan el
pene. No obstante por angustia de castración el varón sale del Edipo.
En la niña:
A diferencia del varón, es por envidia de castración que la niña hace su entrada en el
complejo de Edipo.
Siente la ausencia de pene como un perjuicio sufrido que intenta negar, reparar, etc.
La entrada de la niña está en el Edipo se determina por elegir a la madre como objeto
de amor. Se siente privada de pene por la madre y este resentimiento la lleva a elegir
al padre como objeto de amor; en la medida en que el padre podría darle el pene o su
equivalente simbólico. En la ecuación simbólica pene=niño supera la envidia de pene.
La madre, es el primer objeto de amor – tanto para la niña como para el varón, pero en
el caso de la niña debe desprenderse de la madre – como primer objeto de amor, para
investir a otro a otro sexo.
Doltò señala que la prohibición del incesto saca al varón del Edipo mientras que la
prohibición del incesto introduce a la niña en el Edipo ya que es a condición de
transgredir el incesto que la niña hace su entrada en el mismo.
PERIODO DE LATENCIA
Características centrales:
Sublimaciones.
ETAPA GENITAL
Se instaura en la pubertad.
Fecundidad.
ETAPA GENITAL
Metamorfosis de la Pubertad:
En las etapas anteriores la pulsión sexual era auto erótica, partiendo de pulsiones de
zonas erógenas singulares –que independientes unas de otras- buscaban cierto placer
en la calidad de una única meta sexual.
En la etapa genital todas las pulsiones parciales cooperan y se subordinan al primado
de la zona genital dado que la nueva meta sexual asigna a los dos sexos funciones
diferentes y su desarrollo sexual se separa en lo sucesivo.
La corriente sensual.
La nueva meta sexual le asigna a los dos sexos funciones diferentes. La descarga de
productos genésicos – en el varón- está ligada al acto final del proceso sexual que va
unido al placer.
Mecanismos del placer previos: El papel que cumplen las zonas erógenas es claro: lo
que vale para una, vale para todas. En su conjunto, las zonas erógenas se aplican para
brindar –mediante una adecuada estimulación- un cierto monto de placer.
Freud establece una diferencia entre el placer provocado por la excitación de las
zonas erógenas - que Freud llama placer previo en tanto es lo mismo que podía
ofrecer la pulsión sexual infantil – y el placer producido por las sustancias sexuales.
No obstante la nueva fórmula para las zonas erógenas es que son empleadas para
posibilitar mediante el placer previo, la producción del placer de satisfacción mayor.
Freud advierte de los peligros del placer previo señalando que Las exteriorizaciones
infantiles de la sexualidad no marcan solo el destino de las desviaciones respecto de la
vida sexual sino también su conformación normal.
Freud dirá que si se quiere comprender el proceso por el cual la niña se hace mujer, es
menester seguir los destinos de excitabilidad del clítoris. En el acto sexual, recae
sobre el clítoris la función de retransmitir esa excitación a las partes del cuerpo
vecinas. Toda vez que logra transferir la excitabilidad del clítoris a la vagina, la mujer
ha mudado de zona rectora para la práctica sexual posterior. Freud dirá que estas
cuestiones se entraman con la naturaleza de la femineidad.
Bibliografía:
Doltò:
Psicoanálisis y pediatría.
Freud, S:
Winnicott, D:
La experiencia de nacimiento.