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El SUJETO EN LAS ETAPAS DEL DESARROLLO

Lic. Silvia Comastri

Introducción

Imagen del cuerpo y esquema corporal son dos conceptos que no deben ser
confundidos. El esquema corporal especifica al individuo en cuanto representante de la
especie: es en principio, el mismo para todos.

La imagen del cuerpo en cambio, es propia de cada uno, única e irrepetible, es un rasgo
singular y está ligada al sujeto y a su historia. Esta imagen es soporte del narcisismo y
es eminentemente inconsciente.

Françoise Doltò sigue fase por fase la elaboración de la imagen del cuerpo,
demostrando que en toda ocasión, el umbral es superado por la castración. Describe
las patologías de la imagen del cuerpo, que se revelan etapa por etapa y que dan
cuenta de un fracaso en la simbolización: insuficiencia del lenguaje dirigido al niño e
incumplimiento de la prohibición.

En la enseñanza de Doltò el “yo” se asienta en la imagen del cuerpo, pero la imagen del
cuerpo, a su vez, se elabora a través de una serie de castraciones que son
consideradas simboligenas. Estas castraciones simboligenas son – para Doltò- la clave
de la humanización.

Todo instinto*, pulsión biológica primitiva participa de un dato que caracteriza a


todas las manifestaciones de la vida: el ritmo. Las fases de reposo son mudas y las
fases de excitación corresponden a la aparición de la pulsión.

En el contexto de la obra freudiana, la palabra sexual no significa genital. El


calificativo genital solo se articula a las manifestaciones más tardías del desarrollo
del individuo.

El placer que da la excitación rítmica de una zona corporal – cualquiera sea- debe
calificarse de sexual aún cuando no apunte a lo genital, es decir a la unión de los
gametos.

El principio pulsional que apunta en la infancia a la excitación de numerosas zonas


erógenas (todo el cuerpo puede llegar a ser su sede) no difiere de aquel que más
tarde se ligará a la vida genital del adulto. (Ej. al chupeteo del lactante sucede el
chupeteo del pulgar, el beso, etc.)
Freud para dar un nombre a las sucesivas etapas del desarrollo individual, eligió el
nombre que evoca la parte del cuerpo sobre la que se centra “electivamente” el
hedonismo del momento.

*Para los autores de la escuela francesa el concepto de instinto refiere a la pulsión .La
pulsión es un proceso dinámico consistente en un empuje que hace tender al organismo
hacia un fin determinado. Según Freud, una pulsión tiene su fuente en la excitabilidad
corporal (estado de tensión); su fin es suprimir el estado de tensión que reina en la
fuente pulsional; siendo el objeto quien le permite alcanzar su fin.

En psicoanálisis, cuando hablamos del desarrollo libidinal, se distinguen: la etapa oral,


la etapa anal y la etapa fálica (Etapas o estadios pre genitales). A estas etapas sucede
un período de latencia (comprendido entre los 7 y los 13 años) y la etapa genital
propiamente dicha surge con el advenimiento de la pubertad.
ETAPA ORAL

 Oral Primaria (Pasiva) – incorporativa o de succión

 Oral Secundaria- Sádica – canibalista (dentición).

 Primacía de la zona erógena bucal (También llamado estadio bucal: encrucijada


aerodigestiva: presión labial, dental, deglución, emisión de sonidos, etc.)

 Apuntalamiento

 El reflejo de succión aparece desde las primeras horas de vida.

 Voluptuosidad

 Placer auto erótico

 Pasividad – Actividad

 Identificación con la madre.

 Modos de relación

 Dentición

 Primacía pulsión agresiva

 Destete

 Puntos de fijación

 El pensamiento en la etapa oral, forma onírica pseudo alucinatoria.

ETAPA ORAL

Es la etapa del desarrollo libidinal que se extiende del nacimiento hasta el


destete y está bajo la primacía de la zona erógena bucal.

Se podría decir también estadio bucal a condición de no olvidar que se trata de una
encrucijada aerodigestiva: presión labial, bucal, deglución, emisión de sonidos,
aspiración y expiración.

La necesidad fisiológica de succionar aparece desde las primeras horas de vida pero
una vez saciado, el bebe continúa durante el sueño de su digestión realizando
movimientos de succión con los labios.
El placer de succión independientemente de las necesidades alimenticias, es un placer
auto erótico. Es un placer narcisista primario, auto erótico original, en el que el sujeto
no tiene todavía noción del mundo exterior, diferenciado de él.

Si se le da la ocasión de satisfacer pasivamente este placer, el niño se apega al pecho


o al biberón con lo que tanto le gusta jugar aunque ya no tenga leche, encuentra un
“plus” de placer en el chupeteo sin hacer el esfuerzo de aspiración y deglución.

En esta etapa, el niño ama al igual que a si mismo todo lo que se mete en la boca:
Pezón, chupete y por extensión (porque todavía no ha adquirido la noción de límite
de su propio cuerpo) ama a su madre o a quien cumple la función materna. Su madre
está ligada a la necesidad del placer de mamar y a la que se identifica. De modo que:
la madre se constituye en el primer objeto de amor.

Fase oral pasiva-( Primaria , incorporativa o de succión): La fase oral en su primera


forma, pasiva se articula con la identificación del niño con su madre que marcará el
primer modo de relación que por otra parte, subsistirá toda la vida, aún cuando
aparezcan otros modos de relación.

De modo que en esta etapa si la madre sonríe, el niño sonreirá, si ella le habla él
balbuceará y el niño se desarrollará almacenando pasivamente, las palabras, los
sonidos y las sensaciones de esos momentos.

Las primeras palabras son ya una conquista que exige un esfuerzo recompensado por
la alegría y las caricias del medio ambiente.

Fase oral activa – (Secundaria, sádica, canibalista: dentición): Paralelamente a estos


progresos, ha aparecido la dentición, lo cual comporta al niño un sufrimiento que
requiere ser aplacado mordisqueando. El niño morderá todo lo que tenga en la boca:
los objetos y también el seno materno- si es que aún es amamantado.

El mordisco es su primera pulsión agresiva, razón por la cual resulta crucial la manera
en que su madre (primer objeto de amor) se lo permita o no, hasta el punto que de
esto depende el aprendizaje de la lengua materna.

Si se espera este momento para comenzar el destete, el mismo será considerado como
consecuencia de la agresión, como un castigo impuesto bajo la modalidad de
“frustración”.

Entre niños criados a pecho hasta demasiado tarde siempre hay una dificultad para
gozar completamente de su facultad agresiva, sin provocar con ello una necesidad de
auto castigo. Doltò señala que el destete debería comenzar entre los cuatro o cinco
meses y concluir a los siete u ocho meses.

Es necesario que el niño tenga a su alcance solo objetos susceptibles de ser chupados
y mordidos sin peligro de provocar con ello prohibiciones y regaños por parte del
adulto.

Fijaciones:

Si un destete brusco priva al niño del seno materno sin que haya desplazado todavía su
catexis o interés libidinal sobre otros objetos, se arriesga a quedar fijado en una
etapa oral pasiva (tal como sucede a los niños que se chupan el dedo tardíamente.)

El destete brusco refuerza el autoerotismo y al perder de vista su interés en el


mundo exterior, se refuerza en su fantasía. Entonces: Puede así conservar un núcleo
de fijación que entrará en resonancia con ocasión de una frustración ulterior y
eventualmente podrá ayudar a que surja una neurosis.

En la etapa oral es cuando se forman los caracteres egoístas de tipo captativo,


sujetos que buscan en su vida genital conforme al modo de relación objetal –oral.

Pensamiento en la etapa oral: Doltò nos dice que poco se sabe al respecto. No
obstante, la elaboración mental toma la forma onírica de pseudo-alucinaciòn. (No hay
huella mnémica)

Esto se apoya en la observación a adultos psiconeuròticos cuyos síntomas se remiten


a este estadio arcaico presentan alucinaciones en las que generalmente el objeto de
amor y a quien dirigen expresiones tiernas o que los aterrorizan. No obstante señala
que no son verdaderas alucinaciones pues es parte de ellos mismos.
CASTRACION SIMBOLIGENA

La castración simboligena es una privación de la satisfacción de las pulsiones en el


plano en el que emergen (ya sea oral, anal, fálico o genital) a saber, en un circuito
corto con el objeto al que se orientan; para ser recobradas en un circuito largo con
objetos sucesivos que por transferencias recíprocas en cadena, se conectan con el
primer objeto.

Para que una castración sea simboligena es condición:


Que se produzca en un momento en que las pulsiones hayan encontrado su
satisfacción en el cuerpo. Recordemos que en todas las fases de evolución libidinal hay
primacía de una zona erógena.

Que el niño haya experimentado el placer de la satisfacción de la pulsión y que


el objeto parcial (seno, alimento, pis, heces etc.) esté asociado a una relación con un
objeto total. Ese objeto total está representado en la persona que se ocupa de él, que
él ama y que esa persona admita el placer de su pulsión satisfecha. A partir de ese
momento esa persona adquiere para el niño tanta importancia como la satisfacción de
su pulsión.

Se requiere para que esto suceda de la situación triangular. Es decir que no sea para
agradar a la madre que el niño se frustre.

Es decir que la castración simboligena requiere la mediación de una persona que asuma
ser a la vez un modelo permisivo pero que se constituya en un obstáculo progresivo
para la satisfacción del niño provocando así un desplazamiento de la pulsión a otro
objeto.

Es así como el niño entrará en comunicación con esa persona, con el objeto que
representa para él esa persona para luego ampliar, de persona en persona su relación
de intercambio con los demás, ampliando el campo de satisfacción de la pulsión.

Es una enseñanza de Doltò el hecho que en la clínica con niño todo el tiempo remite a
la castración de las pulsiones con relación al objeto.

Doltò señala que la separación de la placenta, momento simboligeno del nacimiento es


crucial para todo ser humano y constituye la primera castración. Si bien el nacimiento
es un hecho natural, la autora señala que la relación del hombre al lenguaje hace que el
mismo tenga valor simboligeno y lo simboligeno nada tiene de natural. En este sentido,
cabe señalar que hay dos fuentes de vitalidad simboligena que promueve la castración
umbilical: una se debe el impacto orgánico del nacimiento en el equilibrio de la salud
psicosomática de la madre; y con ello de la pareja de los cónyuges en su relación
genital; la otra es el impacto afectivo que la vitalidad del niño aporta;

CASTRACION ORAL

La castración oral es el segundo* gran renunciamiento impuesto al niño para entrar en


el mundo simbólico de intercambio humano.

*El primer renunciamiento está ligado al nacimiento en tanto primera castración. No


puede negarse que el seccionamiento del cordón umbilical que separa el cuerpo del
niño del de su madre tiene un papel simboligeno.

Castración oral es la prohibición impuesta al niño de lo que constituye para él, el


canibalismo respecto de su madre.

El destete esa prohibición impuesta al bebe implica que la madre acepta la ruptura del
cuerpo a cuerpo que suponía el amamantamiento. La castración oral de la madre trae
aparejado que es capaz de comunicarse con el niño más allá de los cuidados físicos.

La castración oral en este sentido no solo priva al niño sino también a la madre quien
debe ser capaz de renunciar a la relación erótica, cuerpo a cuerpo que la une al niño en
el acto de amamantamiento.

De modo que el destete viene a imprimir una etapa diferente, de mutación, de


comunicación para el placer, a distancia del cuerpo a cuerpo: una comunicación gestual
que ya no es posesión del niño; y que lo deja identificarse con su madre en su relación
con los demás y con el medio ambiente.

El efecto simboligeno de la castración oral es la introducción del niño; en cuanto


separado de la presencia absolutamente necesaria de la madre, a la relación con el
otro a través del lenguaje.

Solo después del destete – de la privación del cuerpo a cuerpo- comienza a efectuarse
la asimilación de la lengua materna por grupos de fonemas secundando sensaciones y
emociones; las sensaciones táctiles ocasionadas por el cuerpo próximo de la madre, las
emociones ante su acercamiento o alejamiento.

Doltò rescata la importancia del aspecto olfativo de todo lo que interviene en la


castración oral, dado que en el amamantamiento el niño experimentaba una
satisfacción erótica a la vez olfativa y seudocanibalista, por la prensión del pezón
entre sus mandíbulas. El niño que ya no dispone del pecho y se alimenta del biberón se
ve privado de esa erótica olfativa que acompañaba su canibalismo imaginario.

Es electivamente por el olfato como la madre puede, de un objeto parcial mamario,


llegar a ser singularizada como objeto total. El olor ya no es asignado a tal o cual parte
del cuerpo materno; ese olor dejado por la madre ya no puede ausentarse del niño.

El destete constituye un acontecimiento euforizante para la madre y para el niño si


conservan juntos lo que sigue siendo específico de su vínculo psíquico. Es lazo
intrapsíquico para el bebe: el olor del cuerpo de la madre, la voz, su vista, su ritmo
todo lo que se desprende de ella cuando lo tiene en brazos.

Es la socialización del niño lo que se verá afectado si la castración simboligena en esta


etapa no ha tenido lugar.
ETAPA ANAL

 Etapa anal primaria- sádica o expulsiva.

 Etapa anal secundaria- retentiva

 Primacía de la zona erógena anal.

 Apuntalamiento.

 Desarrollo neuromuscular.

 Retención lúdica de las heces o de la orina.

 Placer auto erótico masoquista.

 Descubrimiento de la situación de ambivalencia.

 Noción de poder y propiedad privada.

 Heces=regalo

 Placer sádico

 Expulsar sus excrementos = renuncia

 Sustitutos sobre los que pueda desplazar sus afectos.

 Satisfacción erótica de seducción pasiva.

 Como se consolida la ambivalencia (aparecida al final de la etapa oral).

 Cuál es el papel de la educación.

 Remisión de la formación de los caracteres ordenados o por su desorden.

 Los componentes sádicos y masoquistas anales que explican las perversiones en el adulto.

 Subyugar y ser subyugado. Es una ética de la posesión, que encuentra su fin y su


justificación en si misma.

 Los distintos caminos por fijación en la etapa.

 La formación de caracteres.

 El pensamiento en la etapa anal: Iniciación de la ambivalencia. El pensamiento se


caracteriza por mecanismos de identificación y proyección: éstas proyecciones se realizan
siempre en el cuadro dualista inherente a la ambivalencia sadomasoquista de las relaciones
objetales.
ETAPA ANAL. Caracterización.

El modo de relación del niño y el adulto del primero al tercer año de vida es a través
de los alimentos y del control de esfínteres.

El segundo año de vida cobra especial importancia la zona anal.

La libido que provocaba un juego de chupeteo en la etapa anterior, ahora provocará la


retención lúdica de las heces o de la orina.

La limpieza que sigue a la excreción es proporcionada por la madre, razón por la cual
es importante como esta se encuentre en relación al niño, dado que si la madre está
contenta, esta limpieza, este aseo se realizará en una atmosfera agradable. Si el niño
ensució sus pañales y es regañado, llorará.

Pero más allá de la madre, a causa de la satisfacción fisiológica que produce, este aseo
resulta agradable al niño, siendo éste el primer descubrimiento de una situación de
ambivalencia:

La ambivalencia está dada en:

Expulsar: los excrementos cuando el adulto se lo pide en el momento oportuno, se


convierten en una “recompensa” en un premio o un “regalo.

Retener: Los excrementos, rehusarse a someterse a los deseos maternos equivales a


un castigo o desacuerdo con ella.

De este modo el niño descubre el poder sobre sus heces.

Por la conquista sobre sus esfínteres, el niño descubre en esta etapa la noción de
propiedad privada. Sus heces las puede dar o no según él quiera.

Este poder auto erótico es sobre:

Sobre su cuerpo: en lo que refiere al tránsito intestinal en retener y expulsar.

Sobre su madre: en lo que refiere a que la puede “recompensar”, ofrecer sus heces o
rehusarse a hacerlo. Premiarla o castigarla.

Expulsar los excrementos en forma oportuna, no esperar a la necesidad imperiosa y


espontánea, supone una renuncia desde la óptica del niño. La prohibición de jugar con
sus heces (retener-expulsar) en nombre del asco que esto produce al adulto, crea
también un renunciamiento.
El niño renuncia a un placer por otro. Es importante que esto se construya en la
relación con el otro, con el adulto.

Surge aquí la identificación, mecanismo ya conocido por el niño de la etapa oral. (En
términos lacanianos juntura del deseo).

El niño busca imitar al adulto con gestos - tiene un mayor desarrollo neuromuscular y
puede disponer de los grupos musculares- lo cual le permite imitar al adulto haciendo
uso del gesto. Pero El modo de relación inaugurado en su relación con los excrementos
no puede desaparecer. Por ello es importante que el niño encuentre sustitutos
sobre los que pueda desplazar sus afectos:

Son muchos los objetos que el niño va a llevar consigo en esta etapa y que solo él
ejercerá sobre ellos un poder omnipotente disponiendo sobre los mismos a s u antojo:
abrazarlos, destruirlos, etc. . De modo que el niño hace uso de su agresividad bajo las
reglas de su capricho.

La educación en esta etapa cumple un rol central ya que permite establecer lazos
con otros y sustitutos simbólicos favorables.

CASTRACIÒN ANAL

La castración anal tiene dos acepciones:

Primera acepción: Se referencia como “segundo destete” ya que da cuenta de la


separación entre el niño- que logra alcanzar la motricidad voluntaria- y su madre que
lo asiste.

Adquisición de la autonomía alcanzada por el control de esfínteres que puede


resumirse en el sintagma: Yo solo -tu no-.

Esta castración asumida por el niño supone la tolerancia de la pareja parental.

El niño se va constituyendo en sujeto, deja de ser un objeto parcial retenido en la


dependencia del otro.

Segunda acepción: Entre el niño – que ha logrado su autonomía en su actuar- y el


adulto educador se impone la prohibición al niño de todo hacer dañino. De no hacer a
otros lo que no le gusta que le hagan a él. Esta prohibición le permite al niño acceder a
un decir que valoriza las relaciones entre los sujetos- responsables de sus actos.
Estas dos acepciones se encuentran ligadas al concepto de castración anal y se
asientan sobre la prohibición de dañar su propio cuerpo así como de dañar al mundo
animado e inanimado que rodea el triangulo padre- madre – niño.

La castración anal ha sido simboligena cuando la madre a través del lenguaje orienta al
niño a dominar progresivamente él mismo su motricidad. El control de la motricidad
no se circunscribe solo al control de sus excrementos (retener-expulsar). El niño se
vuelve más continente cuando logra el dominio motor de sí mismo: cuando logra
controlar sus impulsos, hacer uso de la palabra; lo cual posibilita una mejor
comunicación con el medio y con los demás.

Si la castración anal resulta simboligena hay una identificación del niño con el objeto
total, representado en cada uno de sus padres.

CASTRACION PRIMARIA O CASTRACION GENITAL “NO EDIPICA”.

Se trata del descubrimiento de la diferencia sexual entre niños y niñas.

La cara anterior de la pelvis (los genitales) que sirven para la micción urinaria y que
caracteriza el sexo, solo es observada por el niño en lo que hace a su diferencia en su
forma masculina o femenina después de los treinta meses.

Surge el interés por los pechos y el pene.

Tanto los niños como las niñas, piensan que las niñas tienen pene pero escondido o que
les crecerá. La niña piensan que tal vez el niño le rapto algo que le rapto algo que le
pertenece.

Surgimiento de la pulsión epistemológica. Hacia los treinta meses, concluyendo la


etapa anal, la pulsión epistemológica se cristaliza en el ¿para qué sirve? buscando
respuestas sobre lo útil, lo inútil, lo agradable desagradable, a corto o largo plazo.

La castración primaria no edípica es el descubrimiento por parte del niño y /o niña de


que solo a ese sexo pertenece (lo cual comporta una renuncia al otro sexo) y lo que
pertenecer a ese sexo significa para el futuro.

Doltò señala que la castración primaria puede no ser simboligena a causa de la falta
de información a las preguntas del niño en torno a la diferencia de los sexos , a enojos
o reprimendas de parte de los adultos ante preguntas del niño respecto a lo que ha
escuchado o ha oído decir . Doltò subraya la importancia de que el adulto valide la
importancia de estos interrogantes.

ETAPA FALICA

 Zona erógena fálica: Pene en el niño y clítoris en la niña.

 Masturbación secundaria.

 La existencia de erecciones, disociadas de la micción adquiere significación de placer.

 La curiosidad sexual: primer objetivo es saber de dónde vienen los niños.

 Los “porqués “y la noción de lo “prohibido”.

 Pregunta nodal ¿Qué diferencia hay entre un niño y una niña?

 Acepta la falta de pene en las niñas, subsistirá la creencia en una madre fálica.

 El pensamiento en la etapa fálica:

Dos nociones de importancia considerable:

 En relación al tiempo, hay un “en seguida” y un “mañana” y

 Un mismo objeto tiene varios usos. Surge el interrogante sobre sus posibles usos.

 Interés cada vez mayor que el niño mostrará por aprender y conocer y su valoración

creciente del saber.

 Descubre la muerte (reducir lo animado a inanimado.)

 Se da cuenta que no es el único interés de su madre, ni la única meta de sus actividades.

Hay un rival: la función simbólica del padre.

 Curiosidad sexual.

 Descubrimiento del papel del padre en la concepción de los niños.

 Tipos de juegos de niños y niñas

 Castración.

 Situación edipica.

ETAPA FALICA

Desde la fase oral hay un despertar de la zona erógena fálica: pene en el niño y clítoris
en la niña. Esto lo observamos en la masturbación primaria del bebe (frotamiento de
muslos en el aseo, la excitación natural en la micción, etc.). Esta masturbación
primaria es poco marcada y sede por sí misma, pero reaparece en el tercer año de
vida (masturbación secundaria.) La masturbación secundaria está ligada al frotamiento
de muslos en las niñas y a las erecciones en el niño.

El niño ya afrontó el desinterés por la materia fecal que le fue impuesto fálica. Esto
es visible al niño por la existencia de erecciones, ligadas esta edad a la existencia de
la micción o defecación; pero que se disocian de la función excretoria; para adquirir la
significación emocional cuya tensión emocional pide ser aplacada. Hasta el momento
que se adquiere el control de esfínteres (etapa anal), la micción o defecación permitía
cierto apaciguamiento a la excitación fálica. Cabe destacar que La curiosidad sexual
comienza en el niño antes del tercer año de vida en la etapa anal (sádica).

Entre los aspectos salientes de la etapa fálica, Doltò rescata:


- La curiosidad sexual: las preguntas más frecuentes son: ¿De dónde vienen los niños?;
los porqués de los niños de cuatro años que no esperan respuestas. Surgen las
teorías infantiles en relación a los conocimientos anatómicos de esta edad:
concepciones digestivas, que los niños “nacen” por defecación, etc. Surgen otros
interrogantes en torno a la curiosidad sexual ligada a las diferencias de los sexos. El
niño generalmente responde a estos interrogantes aludiendo al dualismo activo-pasivo
que caracteriza a la etapa anal ensayando respuestas tales como que el niño es más
fuerte. No obstante, rápidamente advierte que las niñas no tienen pene lo cual es
considerado como una superioridad por parte del niño, mientras que la niña, por su
parte, piensa que el clítoris le crecerá. En esta etapa es importante advertirle al niño
de las amenazas de mutilación de sus genitales (temor a la castración) para que no se
rehúse a aceptar que la niña no tiene pene (esto sucede alrededor de los seis años.)
Aún cuando el niño –por temor a la castración- acepta la falta de pene en la niña,
subsistirá la creencia en la madre fálica: la madre no puede carecer de aquello que ha
dado.

El pensamiento en la etapa fálica:

En la medida que el niño se desarrolla su madre se va constituyendo en objeto de sus


fantasías o ensueños. Estas fantasías acompañan las actividades del niño, en particular
la masturbación. En el caso de la niña la masturbación es clitoriana. Las fantasías
masturbatorias son sadomasoquistas con predominio del sadismo en el niño y del
masoquismo en la niña.

En esta etapa comienza a tener otra dimensión del tiempo. Diferencia entre el ya, el
enseguida y el después. Puede esperar y ya no requiere satisfacer sus pulsiones en el
momento.
Observar los movimientos le permite descubrir que un objeto tiene varios usos. Este
interés y descubrimiento sobre los objetos, hace que por primera vez despegue el
interés de aquello que concierne a sí mismo. El ¿Para qué es esto? Es uno de los
interrogantes frecuentes en esta etapa.

Descubre la muerte: El niño toma cierto interés por la muerte, se sensibiliza ante el
fenómeno. Descubre la muerte en los animales, porque se ponen demasiado viejos,
porque el cuerpo ya no les funciona, también descubre que un animal puede ser
atacado por otro y morir. Matar es inmovilizar. Esto lo comprende el niño sobre el
final de la etapa anal, por eso por ambición y omnipotencia sádica juega a matar. El
sentido de dar muerte es inmovilizar, reducir lo animado en inanimado. Razón por la
cual cuando al niño se le impone una movilidad corporal o silencio es vivido como
sádico. Este sentido de la muerte de un animal será desplazada a la muerte de algún
ser querido permitirá captar el sentido del sin retorno de la pérdida definitiva del
objeto.

Los juegos simbólicos: Los juegos permiten una identificación al progenitor del mismo
sexo (las niñas juegan a las mamás, ha hacer comiditas, los varones en sus juegos
buscan imponer miedo y orden.)

CASTRACION EDIPICA: Complejo de Edipo y complejo de castración.

Una vez que los niños han descubierto la pertenencia a un sexo lo que sucede a este
descubrimiento es el complejo de Edipo.

El complejo de Edipo es una noción central del psicoanálisis freudiano estrechamente


relacionado con: la sexualidad infantil, el complejo de castración, la diferencia de los
sexos y las generaciones y la prohibición del incesto. Freud lo vinculó con la tragedia
de Sófocles de Edipo rey e hizo del mismo el punto nodal del deseo infantil incestuoso.

El complejo de Edipo: Es el conjunto de representaciones total o parcialmente


inconscientes – provistas de un poder afectivo considerable a través del cual se
expresa el deseo sexual o amoroso al progenitor del sexo opuesto y la rivalidad al
progenitor del mismo sexo.

En el varón:

Doltò ubica el comienzo de esta etapa alrededor de los cuatro años y medio.

El varón comienza a experimentar sensaciones voluptuosas producidas por su órgano


sexual.
Se constituye en el rival del padre. No obstante también puede adoptar la posición
inversa: ternura con el padre y rivalidad con la madre (Edipo invertido.)

En la organización genital infantil no existe una primacía genital sino una primacía del
falo. Es la representación de la potencia generadora y también del deseo sexual. En
este sentido, la alternativa es: fálico o castrado. La polaridad masculina – femenina
recién surgirá en la pubertad con la unificación de las pulsiones parciales y su
subordinación a la primacía de los genitales.

Complejo de castración:

El complejo de castración es estructurante y se inserta en el complejo de Edipo,


otorgándole a éste un sentido profundo en su función normativa de prohibición.

Está centrado en la fantasía de castración. Es una respuesta al enigma que plantea el


niño en torno a la diferencia de los sexos que concibe a la madre como castrada y al
padre como castrador.

El C. de castración sanciona las fantasías incestuosas de castración y parricidas.

Empuja a la represión y luego a la renuncia de la realización de los deseos incestuosos


edípicos.

El niño tiene la creencia de que todas las personas son fálicas. Cuando descubre la
falta de pene en la mujer lo interpreta como castración. No obstante, el niño no
generaliza y sostiene la creencia de que algunas mujeres respetables conservan el
pene. No obstante por angustia de castración el varón sale del Edipo.

En la niña:

A diferencia del varón, es por envidia de castración que la niña hace su entrada en el
complejo de Edipo.

Siente la ausencia de pene como un perjuicio sufrido que intenta negar, reparar, etc.

La entrada de la niña está en el Edipo se determina por elegir a la madre como objeto
de amor. Se siente privada de pene por la madre y este resentimiento la lleva a elegir
al padre como objeto de amor; en la medida en que el padre podría darle el pene o su
equivalente simbólico. En la ecuación simbólica pene=niño supera la envidia de pene.

La madre, es el primer objeto de amor – tanto para la niña como para el varón, pero en
el caso de la niña debe desprenderse de la madre – como primer objeto de amor, para
investir a otro a otro sexo.
Doltò señala que la prohibición del incesto saca al varón del Edipo mientras que la
prohibición del incesto introduce a la niña en el Edipo ya que es a condición de
transgredir el incesto que la niña hace su entrada en el mismo.

La prohibición del incesto despierta en la niña la sublimación de las pulsiones pre-


genitales y provoca en el varón un reforzamiento de la pulsión epistemológica.

PERIODO DE LATENCIA

Freud habla de período y no fase, lo cual se debe a que en la latencia pueden


observarse una serie de manifestaciones sexuales pero no por ello son una nueva
forma de organización de la sexualidad.

Cumplen un papel central: la sublimación (destino pulsional hacia donde se focaliza la


libido y la represión.

Se esbozan las características sociales del sujeto.

Etapa muda, silenciosa en cuanto a la sexualidad.

Se encuentra comprendida entre: la declinación del complejo de Edipo y el comienzo


de la pubertad.

Es un período de detención en la evolución de la sexualidad.

Características centrales:

Disminución de las actividades sexuales.

Desexualización de las relaciones de objeto y de los sentimientos.

Predominio de la corriente tierna de la sexualidad.

Aparición de los diques de la sublimación: asco, pudor, aspiraciones vinculadas a la


moral y la estética.

Estas características advienen con la declinación del Edipo.

Intensificación de la represión producida por la amnesia infantil (que abarca las


primeras etapas del desarrollo libidinal).
Transformación de la catexis de objetos en identificación con los padres. (catexis:
cierta energía psíquica unida a una representación o a un conjunto de
representaciones, a un objeto o a una parte del cuerpo, etc.).

Sublimaciones.

La declinación del Edipo se produce por dos razones:


Imposibilidad interna (acompañado por una amenaza externa) y por inmadurez
biológica para llevar a cabos sus deseos incestuosos.

ETAPA GENITAL

 Se instaura en la pubertad.

 Masturbación terciaria: tinte exogámica.

 Cambios físicos: - Varón – eyaculación y en la mujer: flujo menstrual y crecimiento de los


pechos.

 Fecundidad.

 Introduce el papel reciproco de los sexos en la procreación.

 La inteligencia: se caracteriza por la sublimación intelectual (el interés intelectual está


dado por adhesión a sustitutos al objeto sexual.)

 El pensamiento se caracteriza por: buen sentido, racionalidad, objetividad, prudencia.

ETAPA GENITAL

Metamorfosis de la Pubertad:

Freud señala que con el advenimiento de la pubertad se producen grandes cambios


que llevan a la vida sexual infantil a su conformación normal definitiva.

En las etapas anteriores la pulsión sexual era auto erótica, partiendo de pulsiones de
zonas erógenas singulares –que independientes unas de otras- buscaban cierto placer
en la calidad de una única meta sexual.
En la etapa genital todas las pulsiones parciales cooperan y se subordinan al primado
de la zona genital dado que la nueva meta sexual asigna a los dos sexos funciones
diferentes y su desarrollo sexual se separa en lo sucesivo.

La normalidad de la vida sexual está dada por la coincidencia de dos corrientes:

La corriente tierna reúne lo que queda del temprano florecimiento infantil de la


sexualidad infantil (túnel de los dos extremos).

La corriente sensual.

La nueva meta sexual le asigna a los dos sexos funciones diferentes. La descarga de
productos genésicos – en el varón- está ligada al acto final del proceso sexual que va
unido al placer.

La pulsión sexual se pone al servicio de la función de la reproducción y se vuelve


altruista.

Freud señala que Los procesos de la pubertad se caracterizan por:

Crecimiento de los genitales externos: que durante el período de latencia su


crecimiento había mostrado una relativa inhibición.

El desarrollo de los genitales internos: Avanzaron hasta el punto de ofrecer productos


genésicos (varón) o de poder recibirlo (en el caso de la niña) para la gestación de un
nuevo ser.

Mecanismos del placer previos: El papel que cumplen las zonas erógenas es claro: lo
que vale para una, vale para todas. En su conjunto, las zonas erógenas se aplican para
brindar –mediante una adecuada estimulación- un cierto monto de placer.

Freud establece una diferencia entre el placer provocado por la excitación de las
zonas erógenas - que Freud llama placer previo en tanto es lo mismo que podía
ofrecer la pulsión sexual infantil – y el placer producido por las sustancias sexuales.

No obstante la nueva fórmula para las zonas erógenas es que son empleadas para
posibilitar mediante el placer previo, la producción del placer de satisfacción mayor.
Freud advierte de los peligros del placer previo señalando que Las exteriorizaciones
infantiles de la sexualidad no marcan solo el destino de las desviaciones respecto de la
vida sexual sino también su conformación normal.

Diferencias entre el hombre y la mujer: En la pubertad se establece la diferencia


tajante entre el carácter masculino y femenino. Esto influye de una manera decisiva
en la trama vital de los seres humanos. Freud señala que en la niñez son reconocibles
posiciones masculinas y femeninas.

El desarrollo de las inhibiciones de la sexualidad se cumplen antes y con menos


resistencias en la mujer que en el varón. Freud dirá que en la niña toda vez que se
insinúan las pulsiones parciales de la sexualidad adoptan la forma pasiva.

Zonas rectoras en el varón y la mujer: En la infancia, la activación de las zonas


erógenas es la misma en ambos sexos y esto es lo que suprime en la niñez la posibilidad
de una diferencia entre los sexos.

En la niña la zona erógena rectora se sitúa en el clítoris y por lo tanto homologa a la


zona genital masculina, el glande.

Con el advenimiento de la pubertad, el varón conserva la misma zona erógena de la


infancia. No obstante, la pubertad trae aparejado un gran empuje de la libido en el
varón y una nueva oleada de represión en la mujer que afecta la sexualidad del
clítoris.

Freud dirá que si se quiere comprender el proceso por el cual la niña se hace mujer, es
menester seguir los destinos de excitabilidad del clítoris. En el acto sexual, recae
sobre el clítoris la función de retransmitir esa excitación a las partes del cuerpo
vecinas. Toda vez que logra transferir la excitabilidad del clítoris a la vagina, la mujer
ha mudado de zona rectora para la práctica sexual posterior. Freud dirá que estas
cuestiones se entraman con la naturaleza de la femineidad.

Bibliografía:

Doltò:

imagen inconsciente del cuerpo. Paidòs. Psicología profunda.

Psicoanálisis y pediatría.

Freud, S:

Tres ensayos .Punto II. “La sexualidad infantil.”


Organización genital infantil

El carácter y el erotismo anal.

Sepultamiento del Complejo de Edipo.

Tres ensayos. Punto III. La metamorfosis de la pubertad.

Bibliografía sugerida para seguir trabajando el tema:

Winnicott, D:

La experiencia de nacimiento.

El desarrollo emocional primitivo.

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