Sei sulla pagina 1di 8

UNIVERSIDAD DE VALPARAISO

FACULTAD DE MEDICINA
ESCUELA DE PSICOLOGIA

PROCESOS, ESTRUCTURA Y VISIONES DE MUNDO: HACIA UNA


PERSPECTIVA INTEGRADA DE LOS MODELOS SISTEMICOS EN
TERAPIA FAMILIAR.
(CARLOS E. SLUZKI, FAMILY PROCESS, VOL 22 DEC. 1983).

Las modalidades terapéuticas centradas en procesos interpersonales, en fenómenos


estructurales y en construcciones de realidad -las 3 orientaciones básicas o centrales en el
campo de la Terapia Familiar- son definidas aquí como "versiones" mutuamente no
excluyentes de paradigma sistémico dentro de la práctica clínica. Esta definición no intenta
eliminar las diferencias existentes entre estos modelos, sino que pretende mostrar su
denominador común, y así, ampliar el repertorio conceptual y clínico del terapeuta familiar
que trabaja con una orientación sistémica.

El fundamento que proveyó y orientó el desarrollo del campo de la Terapia Familiar ha sido
la formalización progresiva de un set de modelos centrales que llegaron a ser identificados
como orientaciones o Escuelas, alrededor de las cuales fueron organizados buena parte de
los escritos y pensamientos en este campo. Estos modelos proporcionaron técnicas para el
cambio familiar.
El estudio del set específico de modelos sobre los cuales se centra este apunte (por
ejemplo, aquellos que operacionalizan premisas del modelo sistémico en términos
aplicables a la práctica de la Terapia Familiar), revela superficialmente un cuadro más bien
discontinuo. Como cualquier ejemplo de la literatura de Terapia Familiar puede
fácilmente demostrar, cada uno de estos modelos tiende a ser presentado por sus
proponentes como LA y no como UNA versión del paradigma sistémico, como EL set
privilegiado de observaciones e hipótesis. Quizás, éste sea el efecto indeseable de un
inevitable recurso pedagógico; el estudiante de una "Escuela" o modelo dado, puede
necesitar retener -por un momento al menos- una visión compartimentalizada, en orden a
explorar los límites del modelo en cuestión y adquirir una sensación de dominio del terreno.
Quizás haya también razones de "marketing" de parte de los profesores; cada uno de
nosotros puede desear sentir y convencer a los demás que nuestro
modelo es más efectivo y así hablar de un modo que lo promociona más.
De una forma u otra, el resultado ha sido un dominio marcado por constructos intermedios
cada uno de los cuales es presentado como la última palabra en el campo de la Terapia
Familiar.
Debería notarse, sin embargo, que esos modelos que pueden ser centrales o básicos para
escuelas específicas de Terapia Familiar, son constructos de nivel medio, ubicados
entre paradigmas generales y técnicas aplicadas. Ellos son "versiones" del amplio
paradigma sistémico, dentro de hipótesis, variables y observaciones que resultan ser
específicamente relevantes para el área de la Terapia Familiar. Estos modelos intermedios
son la actual red, tejida con hilos del paradigma sistémico, mediante la cual muchos
terapeutas familiares recogen sus observaciones y construyen su realidad clínica.

El entender estos modelos como intermediarios, como operacionalizaciones, nos permite


rehacer el mapa. El estado del quehacer en el campo de la Terapia Familiar de orientación

1
sistémica puede ser descrito entonces, en términos de diversas colecciones no exclusivas
de variables y constructos, es decir como un set finito de
modelos intermedios todos ellos claramente originados en la cibernética y que ofrecen la
posibilidad de ser ricamente articulados unos con otros (1). Cada una de estas
operacionalizaciones, en el transcurso de desarrollo de sus propias premisas y de
aislamiento de sus propios sets específicos de observaciones y variables, ha desarrollado
su propia jerga y generado su propio grupo de intervenciones terapéuticas.
Esta última tendencia se da también cuando se mira desde la perspectiva específica de un
modelo intermedio, o cuando se analiza desde la perspectiva más amplia del paradigma
sistémico común (2).
Los modelos que comparten una raíz sistémica son aquellos que se focalizan
primariamente sobre un 'proceso', sobre una 'estructura' o sobre las 'visiones de mundo'.

MODELOS ORIENTADOS A PROCESOS:

El modelo que enfatiza el proceso, plantea que los síntomas, conflictos y problemas, es
decir las conductas de una naturaleza repetitiva que trastornan o enferman a la gente, son
mantenidas y fijadas mediante ciclos o patrones interpersonales largamente recurrentes; es
decir se trata de partes de secuencias interaccionales que tienden a autoperpetuarse.
Estas secuencias o ciclos están compuestas tanto de conductas sintomáticas como de
conductas que son claramente definidas como no sintomáticas por los participantes.

(1) Simple como este argumento puede sonar, en una posición a priori en todo caso (o de
ambos, para tal materia) es un claro ejemplo de "deutero-aprendizaje"(Bateson,
1972)cuandoaprendemos,también comprometemos un aprendizaje de segundo orden,
mediante el cual aprehendemos contenidos y premisas. En ese proceso se apoya la base
más penetrante e ideológica de la profesía auto-cumplida que opera como si cierta
obligatoriedad (por ejemplo, cualquier premisa de exclusión mutua), estuviese allí, creada
por nosotros.

(2)Debería ser considerado que, proponer una forma unificada no implica confundir las
útiles distinciones entre los modelos intermedios. Estas distinciones aseguran que uno no
mezcle en la misma "bolsa" procesos, estructuras y formas o figuras. La concepción
sistémicas unificada, sin embargo, define estos parámetros discretos como dimensiones
diferentes del único y mismo dominio de las dinámicas familiares cuando son vistas con
una óptica sistémica.

Estos patrones autoperpetuantes, estas variadas fuerzas que aumentan dramáticamente


las probalidades que una secuencia de conducta dada ocurra, al ser detectadas por los
observadores, son llamadas Reglas Familiares. Después de una conducta dada B, de
muchas alternativas posibles de conducta que pueden seguirla, lo que "sucede" en una
determinada familia es D y, entonces, de todas las alternativas, G y luego, nuevamente, de
todas las muchas opciones, no-B. Si observamos la reiteración de este patrón de una familia
dada, podemos plantear que dicha familia opera siguiendo la regla "si B, entonces D y G
entonces no B". Podemos, incluso, inferir un ciclo complementario y la regla "si no B,
entonces no D y no G y entonces B". Sin necesidad de decirlo, las familias operan con una
vasta cantidad de secuencias predecibles, de reglas, que son no sintomáticas. De hecho,
las regularidades son un atributo sistémico natural que hace "la familiaridad" (por ejemplo, la
igualdad) de una familia ante la presencia de algún contexto social cambiante.

2
Las intervenciones terapéuticas en este modelo están enfocadas hacia aquellos ciclos
recurrentes que contienen conducta sintomáticas o problemática. Las estrategias dirigidas
a romper esos patrones específicos son planeadas e implementadas por medio de
prescripciones de síntomas y/o prescripción o proscripción de conducta no sintomáticas
pertenecientes a esa secuencia. El rompimiento de la naturaleza 'necesaria' de la
secuencia permite liberar las conductas, sintomáticas o no sintomáticas, que fueron
capturadas por la órbita de este 'juego sin fin'. Los síntomas desaprarecen y la familia
recupera un set de alternativas previamente perdido, cuando el patrón llegó a formarse.
Desde el puntod e vista del observador, la regla familiar ha cambiado.

Las ideas cruciales para este punto de vista son los patrones , las puntuaciones de las
1
secuencia de eventos y las reglas familiares (3) . Algunas de las preguntas regularmente
adoptadas por los terapeutas que operan desde la perpectiva de este modelo, tienen que
ver con que secuencia de conducta (s), propia y de los demás, es gatillada o suprimida por
el síntoma y qué set es definido como precediendo la conducta sintomática. Por esta vía,
los patrones interaccionales pueden ser reconstruidos con propósitos de planear estrategias
de rompimiento de patrones.

Claramente, cuando la conducta sintomática o problemática es de una naturaleza cíclica o


fluctuante, todas las otras conducta (s) (no sintomática) que son parte del patrón también
fluctúan en resonancia y son, de este modo, relativamente fáciles de visualizar. Los
patrones pueden dificultar la detección cuando los síntomas son estables y no fluctuantes
como todas las otras conductas del patrón interaccional que fijan el síntoma o problema; de
la misma forma, esas figuras estables son mucho más difíciles de detectar frente a una
experiencia fija que aquellas que varían, de modo que las conductas recurrentes no
emergen como figuras de la experiencia interpersonal. Bajo esas condiciones, sin embargo,
el operador puede ser capaz de inferir las reglas que regulan ciertos procesos
interpersonales, para lo cual los síntomas son fijados por medio de la activación de otro
constructo intermedio; aquél centrado en la ESTRUCTURA, con referencia específica a la
producción de límites y jerarquías.

MODELOS ORIENTADOS A LA ESTRUCTRURA

El proceso sirve para estructurar, así como el verbo sirve para definir una acción (en el
sujeto). De la misma manera que los verbos depositan temporalmente en el sujeto la
esencia de la acción, los procesos pueden estar temporalmente reflejados en estructuras.
Las correlaciones de las reglas interaccionales con ciertos atributos sistémicos pueden ser
descritas y diseñadas en términos de variables estructurales específicas, especialmente los
límites (es decir, reglas de participación) y jerarquías (es decir, reglas de poder) (4)

Los terapeutas guiados por un modelo intermedio estructural, exploran y diseñan


indicadores de manejo de límites e infieren las reglas que gobiernan tal manejo. Especial
atención presta a ciertas cualidades normativas de las transacciones entre los subgrupos
dentro de la familia, tanto como entre la familia y el exogrupo:

1
(3) Ver por ejemplo: Haley (9), Watzlawick et 21. (26, 27), Fisch et 21 (4), Wilder
(28) Sluzki (22, 23).

3
a) Si las reglas que gobiernan los límities son claras o confusas;
b) si ellas son predecibles o muy variables;
c) si ellas son adaptativas, muy rígidas o excesivamente relajadas; esto también puede ser
formulado como (d) si los límites son selectivos pero permeables o excesivamente
permeables o impermeables;
d)si las reglas son apropiadas para las tareas correspondientes a la etapa específica de
desarrollo de cada familia específica y,
e) si el proyecto resultante es balanceado o descompensado.

Se presume que las conductas sintomáticas, que son fijadoras y evocadoras de los
patrones familiares, constribuyen a la mantención de reglas interacccionales con respecto
al manejo de límites. Dialécticamente, los estereotipos acerca de los límites contribuyen a
la mantención de la conducta sintomática. El diseño familiar, en cuanto a límites, puede ser
discutido también en términos de distribución y manejo de poder y autoridad, variables que
requieren y reflejan infraestructuras de límites específicos.

La modificación de reglas sobre límites y sobre el manejo de poder y autoridad en una


familia, tiene un profundo impacto sobre una variedad de transacciones sustantivas,
incluyendo el quiebre de aquellos patrones interaccionales que contienen y mantienen los
síntomas.

Como ya se mencionó, el foco sobre variables estructurales puede ser más pertinente
cuando un primer registro para patrones interaccionales se dirige más bien a rasgos
estables, cíclicos, invariantes, ya que síntomas relativamente fijos evocan patrones de
mantención relativamente fijos. La información interaccional emerge de la diferencia, no de
la regularidad. El mapa estructural, por el contrario, está basado en la invariabilidad.

Pero el repertorio de modelos no termina aquí. Hay un tercer modelo intermedio,


relacionado a un tercer conjunto de variables, que a pesar de pertenecer a un dominio
distinto de los otros dos, completa y entrelaza esencialmente con ellos, y además enriquece
la teoría y práctica de la terapia familiar. Este es el modelo centrado en SISTEMAS DE
CREENCIAS O VISIONES DE MUNDO (5)2

2
(5) La confusión clase/mienbro, se apoya en el hecho que nosotros definimos este
modelo intermedio centrado en visiones de mundo, como enraizado en el paradigma
sistémico, el cual como caualquier paradigma, es simplemente una forma de
organizar la realidad, es decir, es un "mapa" del mundo, que no ha pasado inavertido
al lector.
Pero, parafraseandoa Watzlawick y otros (26), quien a la vez parafraseó a Bateson,
uno no puede no tener una visión de mundo (la cual, es, por supuesto, una visión de
mundo).

4
MODELO ORIENTADO A VISIONES DEMUNDO

Este se apoya en la idea que cada uno de nosotros posee una cosmovisión que lleva
dentro de sí WELTANSCHAUUNGEN, es decir estructuras de creencia que no sólo
organizan la "cruda" realidad, sino que organizan nuestra conducta en base a supuestos,
algunas de las cuales son claramente cristalizadas en ideologías, algunas en convicciones y
muchas más en atribuciones que funden percepciones y pre-concepciones dentro de, "es la
forma que las cosas son". En efecto, como Cronen, Johson y Lannamann (3, p. 95)
postulan, "los sistemas de significación y acción son más bien el resultado de
construcciones cognitivas que las personas havcen de sus realidades sociales, más que un
mejor reflejo de realidades externas a ellas". Así, todos los actos comunicativos (discursos
y acciones a la vez) proporcionan acceso directo a las visiones de mundo de los actores, así
como la visión de mundo organiza la interfase entre el individuo y su ambiente. Esta
relación, sin embargo, es raramente reconocida en la interacción diaria. En nuestra cultura
(occidental), orientada a la satisfacción, "la realidad" es percibida como intrínsecamente
válida "out there" y el proceso/estructura es sentido como subsumido bajo una realidad que
los forma. La naturaleza dialéctica de la interrelación entra las visiones de mundo,
percepción, cogniciones y comunicaciones en la interacción humana es rescatada por lo
que en Filosofía es conocido como la VISION CONSTRUCTIVISTA (ver por ejemplo, Von
Glaserfeld, 6)

Los parámetros y normas para la construcción de realidad están anclados en cada macro
y micro-cultura, por medio de un conjunto específico de palabras claves, símbolos e
historias que condensan prescripciones y proscripciones de conducta, órdenes y
regularidades, acuerdos acerca de puntuaciones y límites y reglas interpersonales en
general. Hay envolturas que cubren y acrecientan los niveles de significación y proporcionan
continuidad a todas las interacciones. Estas condensaciones o símbolos son, en el caso de
una nación, su bandera y su antífona, ciertas acciones de sus líderes, sus héroes y sus
adversarios. En el caso de la familia, las interacciones están siempre formadas en un
contexto simbólico rico y más bien estable, específico a la condición humana, que recuerda
a los participantes como ha de ser constituida, creada y anclada la realidad, y al mismo
tiempo, recuerda las reglas familiares. De hecho, cada miembro de la familia es definido
como tal, como un miembro de una familia en particular, porque él o ella comparte con el
resto, una forma específica de organización de la realidad, una ideología. El sentimiento de
pertenencia a un colectivo que los miembros de una familia poseen, deriva de la experiencia
de consonancia que emana de constructos compartidos acerca de la organización de la
realidad. Este conjunto de fuerzas proporciona un apoyo ideológico para los patrones
interaccionales compartidos por los miembros de la familia (6). Recursivamente, LA
EJECUCION DE CUALQUIER PATRON INTERACCIONAL EVOCA LA VISION DE UN
MUNDO SUBYACENTE. Estas concordancia son sintetizadas y actualizadas una y otra vez
por regularidades interaccionales autoperpetuantes, por creencias consensualmente válidas
por retórica y estilos compartidos por la familia y, ciertamente, por el hecho de compartir esa
construcción de realidad conocida como historia familiar.

Esto último merece un comentario especial, pues en Terapia Familiar ha sido usado con
una variedad de presuposiciones. Entrelazado en el amplio tapiz de variables
macrosociales, cultura, eventos socio-económicos, etc., el anecdotario o historia familiar
puede ser descrito como un constructo comun o mitología compartida, un acuerdo acerca
del orden y significado atribuido a los eventos de experiencias conjuntas; por ejemplo dicha
mitología constituye una organización ad hoc de momentos a anécdotas con carácter de
memorables PORQUE ellos encapsulan los acuerdos pasados y presentes en torno a la

5
realidad actual, eventos contractuales, consenso acerca de valores, metas, etc. Parte de
esto puede ser prehistoria, esto es, elementos de las historias de las familias de origen de
los propios miembros, que subsisten a través del tiempo manteniendo una simbolización y
acuerdos pretéritos que son actualizados y permanentemente representados. De este
modo, la historia compartida, es uno de los reservorios de reglas interaccionales y un
código o manual acerca de cómo construir realidades, el cual es activado, cuando un
fragmento correspondiente a esa historia es activado.

Las conductas sintomáticas tienden a ser rápidamente incorporadas como parte de toda la
organización de la realidad familiar y su activación con prontitud genera o define roles (en
torno a las reglas). Los síntomas y las conductas complementarias correspondientes de los
miembros no sintomáticos constituyen así, poderosos aditivos a enredos y anécdotas. Es en
este sentido que se puede hablar de ajuste entre síntomas, estilo familiar e historia familiar.
Este ajuste y esta relación bidireccional entre el Hic et Nunc y el pasado, permite también
explicar porqué un cambio (inducido por el terapeuta) en el valor atribuido a una conducta
sintomática presente (desde "negativa y ruin" a "positivo y heroica" por ejemplo) tiene el
poder para perturbar todo un segmento de la historia familiar construida sobre la base de
aquellos valores, y porqué un cambio (escogido estratégicamente) en el orden de elementos
o el valor de un fragmento significativo de la historia familiar, puede a la vez, romper un
patrón interaccional de mantención del síntoma que se aloja en, y era apoyado por, el
sistema de creencias generales previas del mundo.

El poeta alemán Goethe nos advirtió: "el pasado es frágil; trátalo como si fuera un hierro
caliente". Pero, además, en la medida que el hierro se calienta se torna más maleable. Sin
siquiera tocar los bloques del edificio de concreto del bamboleante puzzle compartido de la
historia familiar, tanto el orden de las piezas, como el corolario normativo de los eventos,
pueden ser dramáticamente alterados con apropiadas intervenciones al grupo familiar.

EL PASADO FORJA EL PRESENTE Y VICEVERSA

Las intervenciones terapéuticas basadas en la construcción de realidades alternativas, se


capitalizan en propiedades sistémicas bien conocidas. Las intervenciones terapéuticas
apuntarán a un cambio selectivo en la organización de fragmentos específicos de la realidad
de la familia que proveen de apoyo ideológico a aquellos patrones interaccionales que
contienen las conductas sintomáticas, en orden a sacudir el patrón y desalojar los
síntomas. Esto se hace generalmente por medio de:

a) Connotar positivamente o reencuadrar ciertas conductas o eventos señalados como


negativos por la familia, por ejemplo, elogiando un síntoma en términos de su valor colectivo
y destruyendo de este modo, el valor o función de la conducta sintomática como regla
evocadora por ejemplo, marcadora de límites.

b) Connotando conductas ya connotadas previamente como positivas por la propia familia,


pero alterando la polarización entre conductas positivas y, como consecuencia rompiendo
patrones de puntuación de la realidad organizados entre "víctimas y victimarios" y,

c) Proponiendo alternativas igualmente plausibles de organización de la realidad


pasada o presente, de forma tal que la retención de la conducta sintomática se haga
innecesaria. Este estilo de intervención terapéutica es frecuentemente entregado por el
terapeuta como un "descubrimiento" (más que como un constructo) o como una forma auto-
evidente en la cual los datos proporcionados por la familia, son organizados por ella misma.

6
CONCLUSION

La revisión de estos 3 modelos intermedios nos conduce a la inevitable conclusión que las
conductas problemáticas/sintomáticas pueden ser citadas para ser contenidas y ancladas
por su propia participación en patrones interaccionales autoperpetuantes y circulares, dadas
sus funciones de reforzadoras y reevocadoras de rasgos estructurales que recursivamente
contribuyen a mantenerlas, por su participación en construcciones de realidad que, a la vez,
proporciona la ideología.

Esta declaración no debería obscurecer el hecho que proceso y estructura constituyen un


par dialéctico, por cuanto la construcción de realidad, conectada (como puede serlo) con la
otras dos, refiere a un nivel lógico y semiológico diferente. Sin embargo, cada nivel de
análisis permite la descripción de un ciclo recursivo que participa en la mantención de una
conducta problemática o sintomática.

Muchas intervenciones de cambio de realidad han sido descritas, tanto dentro del modelo
centrado en el proceso, como del modelo centrado en la estructura. Sin embargo, la lógica
de esos modelos no está basada en cambios en la construcción de realidad; la práctica
clínica basada en dichos modelos utiliza predominantemente otro tipo de intervenciones
terapéuticas, más que aquellas que proponen realidades alternativas.

A la vez, los modelos basados en visiones de mundo no utilizan una lógica basada en
procesos o estructura. Resumiendo, cada uno de los 3 modelos proporciona argumento
conceptual para un conjunto específico de intervenciones terapéutica. Repuntuaciones,
prscripciones del síntoma, derivan claramente de una perspectiva interaccional. El
realineamiento en virtud de límites generacionales y la autoridad parental, frecuentemente
expresados a través de la sesión, puede ser identificado con la perspectiva estructural. La
organización alternativa de las historias familiares y la connotación positiva de las conductas
colectivas pueden ser adscritas al énfasis sobre construcción alternativa de realidades.
Pero, ¿ son estos tipos de intervenciones mutuamente excluyentes ?. O dicho de otro modo,
¿ podría decirse que los cambios familiares gatillados por intervenciones terapéutica
basadas en diferentes modelos intermedios pertenecientes a géneros distintos, son
diferentes TIPOS de cambio familiar ? Si aceptamos la noción que procesos, estructura y
visiones de mundo son niveles de análisis de fenómenos interpersonales dialécticamente
3
relacionados y no excluyentes, no es éste el caso (7) .
Entre las orientaciones o "escuelas", en las cuales, por lo menos se cuestiona su
naturaleza mutuamente excluyente y se exploran sus bases comunes. Tales es el caso de
Hoffman (12), Stanton (25,26), Liddle (14), Rolvibdugh y Eron (11) Grunebaum y Chasin (8)
y otros que pudieran sentirse, justificadamente, no reconocidos aquí.

En efecto, cada cambio sistémico puede ser discutido en términos de parámetros


interaccionales, estructurados y de perspectivas de mundo. Aún los conjuntos específicos
de intervenciones terapéuticas que derivan claramente de uno de estos modelos, pueden
ser analizados desde el ángulo de los otros. De este modo, un cambio de puntuación puede
ser discutido en términos de la forma en que éste afecta tanto la historia familiar como la

3
(7) Algunos autores (por ejemplo Haley, 10 y Madanes, 15) en su discusión de
estrategias y técnicas de terapia familiar, muestran una combinación pragmática de
intervenciones derivadas de estos diferentes constructos intermedios. Además, ha
habido un número recientes contribuciones en las cuales se han propuesto "puentes"

7
actual construcción de realidad, una connotación positiva puede ser estudiada en términos
de la forma en que modifica los límites intergeneracionales, un realineamiento puede ser
examinado en términos de su poder para alterar el patrón que retiene los síntomas y así
sucesivamente. Aún más, en muchos casos, una intervención terapéutica dada, puede ser
hecha representando 2 modelos intermedios. Por ejemolo, aquello que los terapeutas
orientados a procesos definen como repuntuación, los terapeutas centrados en visiones de
mundo lo llamarán reconstrucción.

La correspondencia dialéctica entre secuencia y contexto, entre patrón


y organización de la realidad, de hecho, posibilita el cambiar los
patrones actuales, cambiando los valores que correlacionan con ellos y viceversa; es decir,
rompen ciertos conjuntos de valores, alterando los patrones interaccionales que los apoyan
y les san crédito.

Un aspecto que caracteriza a los terapeutas que se focalizan en cualquier de los modelos
sistémicos es la equidistancia o neutralidad. El terapeuta puede alcanzar esta posición
neutral más bien negándose cuidadosamente a comprometerse en cualquier tipo de postura
(Selvini - Palazzoli y otros, 18) o uniéndose sistemáticamente con todos los participantes,
aún con aquellos que no desean relacionarse (Sluzki, 29). El resultado final es el mismo: un
no-alineamiento que aumenta tanto la maniobrabilidad como la destreza del terapeuta para
captar perspectivas aparentemente conflictivas, presentadas por los miembros de la familia
(incluso perspectivas no conflictivas) como coreografías entrelazadas de patrones
interaccionales; por ejemplo, puede verlas como recurrencias de conductas recíprocamente
perpetuadas, como estructuras con reglas claras acerca de participación y autoridad y como
constructos más que como descripciones de realidades. En síntesis, una posición neutral,
equidistante resulta ser necesaria para mantener una metaperspectiva.

La percepción de que estos 3 modelos intermedios está enraizada en una misma figura
paradigmática no cuestiona la necesidad de mantener la consistencia conceptual DENTRO
de los respectivos modelos. Por medio de la definición de su base sistémica común, sin
embargo, se expande vastamente el repertorio de herramientas conceptuales y técnicas del
investigador, instructor y/o terapeuta familiar, habilitándolo con la ELECCION dentro de un
amplio rango de variables familiares mutuamente potenciales, hipótesis e intervenciones.
Una ventaja adicional de esta visión sistémica integrada, radica en su potencial para la
desmitificación de algunos límites políticos más que científicos, que amenazan con
faccionar, reduciendo con ello, el desarrollo de la teoría, la enseñanza y la práctica en
terapia familiar.

El imperativo ético de nuestra tarea es aumentar en nuestrospacientes la cantidad y


calidad de sus elecciones. La misma 'ética de responsabilidad' -como Heinz von Foerster (5)
acertadamente la llamó-, puede ser aplicada a nuestro propio desarrollo, asegurándonos de
explorar y reivindicar todo el rango de herramientas conceptuales que guían nuestros
referentes teóricos y nuestra práctica.

Potrebbero piacerti anche