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Efesios 4

La unidad del Espíritu


4 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como
es digno de la vocación con que fuisteis llamados,
2
con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con
paciencia los unos a los otros en amor,
3
solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo
de la paz;
4
un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados
en una misma esperanza de vuestra vocación;
5
un Señor, una fe, un bautismo,
6
un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por
todos, y en todos.
Digno de la vocación con que fuimos llamados

Empezamos la segunda mitad de esta epístola. Si dividimos en dos partes,


podemos destacar que la primera parte, el apóstol se centra en las doctrinas.
Las cuales son el fundamento para la iglesia. Esta segunda parte, nos lleva
a la vida práctica. Si bien, conocer la doctrina es una cosa, o llevar una vida
que cristiana que agrade al Señor es otra, en las escrituras no solamente es
explicado las doctrinas para la iglesia, sino también cómo debemos
comportarnos. En todas las epístolas del apóstol Pablo, luego de haber
enseñado sobre una doctrina en particular, continúa con el comportamiento
de todo creyente. Así que, la buena conducta en la nueva vida en Cristo, es
responsabilidad de CADA CREYENTE, en su continuo andar con Cristo.

V.1 El apóstol les ruega, desde la prisión que anden como es digno de la
vocación con que fuisteis llamados. No es la primera vez que
encontramos un versículo así. En Fil 1:27 “Solamente que os comportéis
como es digno del evangelio de Cristo,”. También Colosenses 1:10 “para
que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en
toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios”.

La palabra ruego tiene varios significados, desde el texto original. Podría


ser: Pedir, Exhortar, Urgir. Estas exhortaciones, que se realizan con mucho
amor de parte de Pablo hacia la iglesia de Éfeso, van dirigidos hacia el
estilo de vida cristiana.

El término “andar”, significa mucho más que una caminata, se refiere más
bien a la conducta. Esta conducta debe reflejar dignidad, esta dignidad
indica un correcto relacionamiento. Cada uno de nosotros tenemos la
responsabilidad de desarrollar un estilo de vida coherente con la dignidad
del grupo al cual pertenecemos. Este grupo es el pueblo de Dios, la nueva
familia real, la nueva sociedad visible del Reino de Dios, a la cual todos
son llamados.
UNIDAD CRISTIANA: REQUIERE VIRTUD Y ESFUERZO

V.2- dTodos los creyentes estamos unidos en Cristo, y él es nuestro Señor, en


él depositamos nuestra fe. Pero con la UNIDAD, ocurre lo mismo que con la
santidad, hay que cultivarla. No sirve de nada saber que somos un cuerpo y
tener una “TEORÍA” de unidad sin cultivarla en la práctica.

Aquí no nos describe las estrategias de cómo cultivar, ni tampoco nos da un


esquema, porque el Señor sabe bien qué es lo que necesitamos para cultivar la
unidad: y estas son LAS VIRTUDES que cita el apóstol, guiado por el
Espíritu Santo. Estas virtudes, son frutos que provienen del mismo Espíritu
que mora en cada creyente en Cristo, también citados en Gal 5:22-23.

Esta unidad no se basa en raza, idioma, costumbre, etnia y cultura. Más bien,
esta unidad debe ser capaz de integrar estas diferencias. Todos tenemos
muchas diferencias, y en esas diferencias debemos cultivar la unidad del
Espíritu.

- La segunda virtud, mencionada es la mansedumbre.

La mansedumbre sería lo contrario a la pronta irritabilidad, y va de la mano


con la humildad. La mansedumbre es la característica de la oveja, que
mantiene la calma a pesar de toda la injusticia que se puedan cometer contra
ella. El Señor Jesucristo mismo, nos insta a ser mansos y humilde de corazón
con Él lo fue. La mansedumbre tiene que ver con la no resistencia activa
frente a la violencia e irritación. Así que, si algún hermano o hermana dice
algo que me ofende, y en seguida reacciono es por la falta de mansedumbre, y
necesito pedirle a Dios que me de esa virtud por su Espíritu. La mansedumbre
tiene que ver más con una acción que con un sentimiento, porque quizás nos
sintamos golpeados, u ofendidos, pero si no reaccionamos en contra de la
persona que nos ofendió, estamos actuando con mansedumbre. Esta virtud la
necesitamos todos. Y es la acción del Espíritu en nuestro ser la que produce la
mansedumbre.

-Soportarnos, nos habla del esfuerzo. La paciencia, nos habla de la espera que
conlleva este esfuerzo. Debemos reconocer que somos diferentes, pero así
debemos buscar el equilibrio, aceptándonos y soportándonos unos otros en
amor. Sin este amor (ágape), será una dura y agotadora carga emocional.

El amor ágape, es aquel amor que amor que ama lo menos atractivo. Y la
fuente de este amor no viene de nosotros, sino de Dios. Como dice en Rom.
5:5 “la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado
en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”.

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