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Yo, como
un padre más, me llené de ilusiones aquel día cuando, con tu madre, te llevé, por
primera vez al colegio y tu menuda figura de 4 años y escasos 95 centímetros se
lanzó, con ímpetu inusitado, en busca del conocimiento, sin siquiera voltear a
mirarme.
Lo que viene para ti de eso estoy seguro no será inferior a lo que dejas atrás. En
tu personalidad no caben la mediocridad ni la derrota. Mañana, quizás, me
llegarás con una ingeniería y, conociéndote, tal vez me dirás: Adiós, papá. Tú me
diste las herramientas para prepararme para la vida y hoy tengo que salir a
demostrarte de lo que soy capaz con ellas .
Hijo mío, lo que siento ahora creo que no lo estoy describiendo en su real
dimensión, porque, para mí, en el verbo no puedo conjugar tantas emociones,
tantas ganas de vivir, tanta gratitud. Aun así, y mirándote cara a cara, podría
resumirlo en una frase: gracias, Dios mío, por haberme elegido para ser tu padre!
Querido hijo,
Hoy celebramos la culminación de tus estudios profesionales. Es realmente un momento para celebrar
considerando el largo camino que has recorrido. Te tocó vivir en tiempos de mucho estrés y has tenido
que trabajar y estudiar, además de cumplir con tus deberes en la iglesia, y todo lo has logrado por la
gracia del Protector Eterno, que ha sido abundante en tu vida. Debes sentir una enorme satisfacción
ante el deber cumplido.
Te felicito por esta meta que acabas de cumplir. Pero ahora es momento de luchar y seguir la
búsqueda de la perfección con lealtad, fidelidad, honradez, compromiso y mucho temor de Dios que es
el principio de la verdadera sabiduría.
Viene a mi mente hoy el día de tu nacimiento, llegaste para completar la dicha de tu padre, de tu
hermanito y la mía. No hay palabras que puedan expresar esa felicidad, pasé todo aquel día dando
gloria a Dios. También recuerdo el día cuando fuiste bendecido con el Don del Espíritu Santo, ¡tu
medalla de oro, el gran trofeo tuyo en la carrera de la fe! El mismo Dios te probó y después te dio “el
premio de los esforzados” porque perseveraste en la búsqueda de Su bendición. ¡Qué gozo! Yo no
podía dejar de glorificar el nombre de nuestro Señor, y le ruego que “valores y conserves Su unción
hasta el último día de tu vida”.
Hijo del alma, de más está decirte que nos gozamos con tus logros; que estamos muy agradecidos de
Dios por ti y le rogamos que siempre sea Él tu guía. Que tus pisadas hacia la perfección sean fuertes y
seguras, con la plena confianza que Dios estará a tu lado y que esas huellas serán las que dejarás a
tus hijos, por esa razón deberás reflexionar antes de actuar, deberás también medir las consecuencias
de tus actos. Recuerda que perseverar en el bien es el secreto, y apoyarte en la fe.
Espero se te cumplan todos tus sueños que sean de acuerdo a la voluntad de Dios, pues esos serán
mis sueños y que logres todas tus metas. Que haya otros días para celebrar y gozarnos por las
bendiciones de Dios en tu vida.
Esta sorpresa fue idea de Cindy, tu querida novia, que no pierde ocasión para demostrarte su amor en
todas las formas. ¡Qué lindo es el amor que se expresa en acciones! Gracias doy a Dios por ella, y mi
intuición de madre me dice que pronto llegará a ser la hija que soñé ¡Dios la bendiga!
Mis felicitaciones otra vez y algo que nunca está de más repetir: Te amo.
-Tu mamá
Carta a mi hijo en el día de su graduación
mayo 28, 2010 por Mabel
4 de Diciembre de 2009
Hola Hijo:
Te debía una carta, una carta que me reprocharás siempre, aún no habiendo sido responsable
de esa falta.
Por eso, te escribo esta. No solo para compensar aquella que no pudiste leer en ese momento,
excepto…cuando .tenés esas actitudes de berrinches caprichosos, pero los entiendo. Sé muy
bien que el camino del adolescente es difícil de transitar. Lo sé, porque lo he recorrido. También
es difícil la labor de ser madre. He visto caer algunas estrellas del cielo, y quebrarse muchos
Me equivoqué mucho en la vida y seguramente me habré equivocado muchas veces con vos,
habrás sentido que no todas las veces fui justa o no me comporté como vos hubieses querido,
pero daría no solo lo que tengo materialmente, sino hasta mi propia vida por vos.
Espero se te cumplan todos tus sueños, pues esos serán mis sueños, que logres todas tus metas
porque serán las mías. Que haya otro día o muchos más para recibir medallas.
Se en esta vida lo que quieras ser, pues recuerda siempre que “El hombre es su medida” Si
pensás en grande, serás grande y si grabas en tu mente “yo puedo” vos podrás. Nada es grande
Como les pedí a tus hermanos el día que se recibieron, no seas un mediocre. Recordá que la
los mejores en su medio. Los mediocres son como los cobardes, siempre encuentran pretextos
para evadir sus responsabilidades. No sos, ni cobarde ni irresponsable, por lo tanto, la puerta
que se te abre en esta etapa de tu vida te muestra el camino a tu destino. Depende de vos como
lo transites, pero cada paso que des, que sea con una pisada fuerte y segura, con la plena
confianza que estaré a tu lado siguiendo tus huellas y que esas huellas serán las que dejarás a
tus hijos. Así como aquella vez, que te presentaron tu sueño en la tele, con un slogan que decía
hable de sabiduría, dicha humana, generosidad, libertad, virtud, necesidad, pero siempre atento,
porque como dice el refrán: ” No todas las nubes llevan agua”. Hay quienes creen saber un tema
porque hablan de él, pero no siempre es así, no se tienen las cosas por poder hablar de ellas, las
palabras solo son palabras, así que ten cuidado cuando surjan hábil y ligeramente, puesto que,
como alguna vez leí por ahí, los caballos, cuyos carros están cargados, avanzan con pasos
lentos, claro que no soy la mas indicada para dar este consejo, yo que soy siempre tan
arrebatada para hablar. Tal vez por eso mismo de ser irreflexiva y meter la pata tan
Hijo del alma, de más está decirte que alabaré tus éxitos y sufriré si en algo fracasas, pero seré
siempre cómplice en ambos casos, tanto en lo bueno como en lo malo seré tu incondicional. Tus
responsabilidades serán mayores, por esa razón deberás pensar más de dos veces antes de
actuar, deberás también medir la consecuencia de tus actos, aprenderás que se puede ser
valiente sin arriesgar inútilmente la vida, que no serás menos hombre porque llores, que vale
más la pena ganarse el respeto de un enemigo que la adulación de un amigo, que se puede ser
justo sin ser implacable, discreto sin ser retraído y aprenderás que no estás solo en este mundo,
para siempre.
Podría seguir escribiendo ¿Pero que más podría decirte que ya no te haya dicho?
omitiría otras estrujadas en mi corazón. Solo me resta pedirte que, aún cuando ya no tengas el
pelo largo, hayas abandonado tus rebeldías de adolescente y la onda metalera y seas ese
profesional que querés ser, no dejes de abrazarme y mimarme como lo haces hoy.
Simplemente como cierre, algo que nunca está de mas repetir: Te amo. Mamá
4 de Diciembre de 2009