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Al convocarse las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, los partidos favorables a la república
las plantean como un plebiscito sobre la monarquía. Y tras la victoria de los partidos republicanos en las
capitales de provincia, la gente se echa a la calle y se suceden las manifestaciones en contra de la monarquía.
Dos días más tarde, el 14 de abril, el rey abdicaba y se proclamaba la Segunda República española.
La II República es consecuencia de los resultados electorales de abril del 31, pero la verdadera razón
hay que buscarla en la crisis política incapaz de dar estabilidad al país y en la apuesta de Alfonso XIII por el
régimen autoritario de Primo de Rivera.
Pero la puesta en marcha de las reformas vino acompañada de los primeros problemas con la oposición
tanto de las fuerzas conservadoras (Iglesia, terratenientes, sectores del ejército) como de fuerzas revolucionarias
de izquierda que consideraban insuficientes las reformas .
Tras aprobarse la Constitución, se inició un nuevo período conocido como Bienio Reformista (1931-
1933). Se elegirá a Alcalá Zamora como presidente de la República y se formará un gobierno formado por
republicanos y socialistas, presidido por Manuel Azaña.
En aras de solucionar los graves problemas heredados, se pondrá en marcha un programa de reformas
profundas, ampliando las iniciadas durante el gobierno provisional. Pero la mala coyuntura económica
internacional tras el Crac de 1929 y el afán de no aumentar la deuda del Estado hicieron fracasar parte de estas
reformas por falta de medios. Las principales medidas fueron las siguientes:
• Reforma agraria. La Ley de Reforma Agraria pretendía la redistribución de las tierras mal
explotadas de los latifundios y el asentamiento en ellas de los campesinos. El Estado llevaría a cabo las
expropiaciones, sin indemnización en las tierras de antiguos señoríos jurisdiccionales o que
permanecieran sin cultivar y fijando una indemnización en el resto. Sin embargo, la ley fue un fracaso,
ya que los propietarios iniciaron largos procesos judiciales que ralentizaron enormemente su aplicación,
lo que provocó la impaciencia de los jornaleros.
• Política social en defensa de la clase trabajadora, con una legislación social, como la Ley de
Contratos o la ley por la que se intentaba asegurar el trabajo en el propio municipio a sus habitantes.
Pero a medida que avanza el año 1932, la situación del gobierno de Azaña se va complicando y aumenta
la oposición desde todos los frentes, tanto desde el conservadurismo como desde los movimientos obreros.
Desde el conservadurismo hay que tener en cuenta que todas las reformas tuvieron una fuerte oposición
por los sectores perjudicados (empresarios, Iglesia, militares, terratenientes) creciendo en especial la tensión
Iglesia-Estado. Además, la derecha después del fracaso de 1931 va reorganizándose y creciendo, en torno al
partido de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), liderado por Gil-Robles.
Pero la oposición también crece por la izquierda. La CNT promueve la conflictividad obrera, pues
estiman insuficientes las reformas y entre los campesinos cunde la decepción por el fracaso de la reforma
agraria. Finalmente dos hechos contribuirán a la caída del gobierno de Azaña:
• La “Sanjurjada” (agosto de 1932), un intento de golpe de Estado protagonizado por el general
Sanjurjo, fruto del descontento de los militares con la reforma del ejército.
• Los sucesos de Casas Viejas (enero de 1933), donde la Guardia de Asalto protagonizará una
brutal represión que desprestigiará al gobierno.
Finalmente, Azaña dimite y se convocan nuevas elecciones. En esta ocasión, mientras la derecha se
presentará bastante organizada y unificada, la izquierda lo hará muy fragmentada, lo que facilitará el triunfo a
la derecha.
La política de Lerroux pretendía rectificar o suspender las reformas del periodo de Azaña (paralización
de la Reforma Agraria, amnistía para los protagonistas de la “Sanjurjada”,…), lo que trajo consigo la oposición
frontal de socialistas, anarquistas y comunistas. La creciente tensión entre los dos polos políticos culminó con
la entrada de tres ministros de la CEDA en el gobierno en octubre de 1934, lo que fue visto por parte de la
izquierda como un primer paso a un gobierno de tipo fascista. La UGT convocó una huelga general, pero la
declaración del estado de guerra por el gobierno y la no participación de la CNT hicieron que tuviera escaso
éxito, salvo en Cataluña y Asturias. En Cataluña el presidente de la Generalitat Lluis Companys declaró la
Republica catalana pero la llegada del ejército acabó rápidamente con la sublevación. En Asturias, los mineros
protagonizaron una revolución social, fruto del acuerdo entre socialistas, comunistas y anarquistas. Columnas
de mineros armados ocuparon la cuenca minera. El gobierno mandó a la legión, mandados por Franco y tras
una dura represión sofocó la revuelta.
La revolución de octubre endureció las posturas del gobierno. Las cárceles se llenaron de presos
políticos y entraron cinco miembros de la CEDA en el gobierno. Se suspendió el Estatuto de autonomía de
Cataluña, y se presentó un anteproyecto para modificar la Constitución. Finalmente, un escándalo de corrupción
del gobierno de Lerroux (el estraperlo) provocó la caída del gobierno de Lerroux y la convocatoria de nuevas
elecciones.
Sin embargo, las elecciones no consiguen tranquilizar a la sociedad, que se va polarizando cada vez
más, entre los partidarios de la derecha y los de la izquierda, con enfrentamientos cada vez más graves::
• La lucha callejera y los desórdenes públicos van en aumento (asesinatos, quema de iglesias y
conventos).
• Desde la izquierda más extremista, los sindicatos, en especial la CNT, promueven múltiples
huelgas en todos los sectores económicos.
• Desde la extrema derecha, la Falange, fundada por José Antonio Primo de Rivera en 1933,
partido político de ideología fascista y antirrepublicana, comienza a movilizarse, multiplicando
acciones violentas (asesinatos, acciones terroristas).
• Parte del ejército comienza a gestar una conspiración contra el gobierno del Frente Popular
(general Mola y los africanistas).
Los asesinatos políticos del teniente Castillo (por pistoleros falangistas) y de Calvo Sotelo, líder
político de la derecha (por guardias de asalto, en venganza por el asesinato del primero), a mediados de julio,
crearon un clima de enorme tensión y finalmente, el 17 de julio de 1936 un grupo de militares africanistas se
levanta contra la república en Melilla, y al día siguiente en el resto del país. El fracaso del golpe en gran parte
de España y la decisión del gobierno de armar a las organizaciones obreras para combatir a los sublevados
marcan el inicio de la Guerra Civil.