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La prescripción, es un instituto que se encuentra regulado en el título V del Código Penal, en los
artículos 78 al 88, con el título Extinción de la acción penal y de la pena. Haciendo distingo entre la
extinción por prescripción de la acción penal y la prescripción de la pena, así como la forma en que
operan los plazos, en la extinción de la acción penal, ya sea en los delitos tentados, instantáneos,
los continuados o los permanentes; regula también lo concerniente al aumento del plazo
rescriptorio, cuando se trata de delitos cometidos por funcionarios y servidores públicos y su
reducción cuando los autores tienen responsabilidad restringida, ya sean menores de 21 o
mayores de sesenticinco años de edad; describe los presupuestos de la suspensión y la
interrupción de la prescripción de la acción penal, y finalmente lo relacionado a la prescripción
larga o prescripción extraordinaria.
Antes de continuar con el desarrollo de este tema, resulta conveniente, analizar la naturaleza del
instituto de la prescripción, si tiene naturaleza penal sustantivo o penal procesal. Para ello se debe
partir del hecho, que no basta que sea el código penal el que albergue esta figura, para determinar
que su naturaleza sea sustantiva. Un aspecto de discrepancia en los avances doctrinarios es
precisamente si el derecho sustantivo penal, asegura al autor de un delito, solamente la
irretroactividad de las leyes que conciernen a las penas y medidas de seguridad, o también le
asegura la irretroactividad de la prescripción, permitiéndole al reo reticente a la acción de la
justicia, lograr con el tiempo el olvido y el perdón( el doctor Hurtado Pozo, hace referencia de esta
discrepancia en el párrafo 889 de su obra Manual de derecho Penal, parte general I, Grijley,
tercera edición).
El Doctor Hurtado Pozo afirma que existen en la doctrina tres posturas, una que sostiene que la
naturaleza de la prescripción es sustantiva, y por tanto consideran que las normas referidas a la
prescripción tienen efecto retroactivo, en caso que sea favorable al reo, pero hacen la distinción
que la referida retroactividad sólo resulta viable cuando se trata de garantizar el principio de
predictibilidad, según el cual los reos tienen que saber la pena y su individualización legal , es decir
en qué medida pueden ser sancionados; se debe señalar como consecuencia, que, esta posición,
relaciona las normas de la prescripción con el momento de la comisión del hecho delictivo; la
segunda postura la defienden quienes aseguran que las normas referidas a la prescripción tienen
carácter procesal y que por tanto son de aplicación inmediata, esta postura identifica la
prescripción con los actos procesales, por lo que las leyes procesales deben ser aplicadas en el
momento que tiene lugar el acto procesal; y la tercera postura doctrinaria, que resulta una
mixtura, existiendo entre sus integrantes quienes sostienen que es de carácter procesal y quienes
sostienen que tienen carácter sustantivo.
La doctrina en nuestro país se orienta porque las leyes procesales se aplican retroactivamente, así
Hurtado Pozo en su obra ya citada, sostiene que en el Perú, la doctrina, la jurisprudencia y la
legislación, se han definido por la retroactividad de las leyes procesales, dando como ejemplo
emblemático el decreto legislativo 638, del 27 de abril de 1991, donde en su artículo 2º establecía
la puesta en vigencia al día siguiente de su publicación de los artículos 2º,135º,136º,138º, 143º a
145º y 182º a 188º, con ello se procedía a poner en práctica dichos artículos, en procesos incoados
antes de la puesta en vigencia parcial del Código Procesal de 1991.
El Magistrado Supremo Cesar San Martín Castro , en su obra sobre Derecho Procesal penal,
también hace referencia a las posiciones doctrinarias, que adscriben la prescripción como norma
sustantiva, que como tal, no puede aplicarse retroactivamente en caso sea perjudicial al reo, y que
si podría hacerse si se tratara de una norma procesal; el citado Magistrado se muestra contrario a
esta tendencia, expresando que aun cuando se considere a la prescripción como un impedimento
procesal, vinculado a la persecución del delito o la ejecución de la pena, debe aplicarse
retroactivamente, siempre que sea benigna para el reo, porque según refiere su aplicación
retroactiva de una norma perjudicial, alteraría “el sentido político criminal del proceso, al
modificar las condiciones del derecho de penar del Estado y afectar por ende, el estatus del
imputado y las bases del debido proceso”.
El derogado código en su artículo 383º, regulaba lo relacionado con las faltas, expresando que son
aplicables a las faltas las disposiciones contenidas en el libro Primero, es decir la parte general,
incluyendo siete modificaciones, siendo la séptima la relacionada con la prescripción de las faltas,
requiriéndose seis meses para que prescribiera la acción penal y un año para la pena.
El Decreto Legislativo 121, del 12 de junio de 1981, modificó el artículo 121, del antiguo Código
Penal, indicando las causales de interrupción de la acción penal: 1.-por denuncia del Ministerio
público, 2.- por dictarse auto de apertura de instrucción, 3.-por emitirse acusación escrita del
Ministerio Público, 4.- por expedirse auto que dispone pasar a juicio oral, 5.- por dictarse
resolución señalando fecha y hora para iniciarse el juicio oral, 6.- por interponerse recurso de
apelación o de nulidad, y 7.-por expedirse orden judicial de citación o de captura; manteniéndose
sin modificación lo relacionado a la prescripción extraordinaria.
El tres de marzo de 1991, se promulga por decreto legislativo Nº 635, el nuevo Código Penal,
publicándose el ocho de abril de 1991, conteniendo en lo fundamental lo que sobre la
prescripción, se ha descrito en el introito de este artículo. Conteniendo en el Libro tercero, lo
relacionado a las faltas, es así que, en el artículo 440º, regula que son aplicables a las faltas las
disposiciones contenidas en el Libro Primero, Parte General, indicando seis modificaciones,
siendo la quinta la que se refiere a la prescripción de la acción penal a los seis meses y la
prescripción de la pena al año. Artículo que es modificado por la ley 27939, promulgada el 28 de
enero de 2003 y publicada el 12 de febrero del 2003, que regula el procedimiento a seguir en el
caso de faltas, estableciendo en el inciso quinto, que en las faltas la acción penal y la pena
prescriben al año.
De todo lo expuesto en los párrafos anteriores, se llega a la conclusión que en lo que se refiere a
las faltas, reguladas en el libro tercero del Código Penal, en la tramitación de éstas se aplican las
disposiciones contenidas en el libro primero, es decir las mismas disposiciones generales que son
aplicables a los delitos. Siendo la prescripción extraordinaria o larga una institución ubicada en la
parte general del Código, no existe razón alguna para no aplicarla, por el contrario las normas
penales y procesales son públicas y de obligatorio cumplimiento.
Abonando más en la posición fijada, resulta necesario señalar que antes de la dación de la ley
27939, procesalmente era un problema acuciante, el breve período de tiempo que se tenía para
tramitar una acción por faltas, siendo seis meses que se fijaba para que prescribieran y nueve
meses para que operara la prescripción extraordinaria; lo que traía como consecuencia que la
mayoría de agraviados por faltas, vieran convertidos en infructuosos sus esfuerzos por lograr que
la administración de justicia resolviera su conflicto de intereses, más de las veces llegaban de las
instancias policiales con los términos para vencer.
En consecuencia, resultando la indicada ley, que regula el procedimiento por faltas, puntualmente
en lo que se refiere a los plazos de prescripción, una solución a este problema, debe ser asimilada
por la comunidad jurídica sin ignorar las dos formas de prescribir la acción, la ordinaria al año y la
extraordinaria al año y medio, que establece el Código penal en su Libro Primero. Al actuar de esta
manera, no debe hacerles olvidar a los operadores del derecho, particularmente a los jueces, lo
que se ha tratado en los párrafos supra, respecto a la naturaleza de la prescripción, que la norma
se aplica al acto que tuviera lugar en el momento de su vigencia y que su retroactividad operaría
en caso beneficie al reo, según la regla tempus règit àctum.
DF
Posted in Articulos tagged ampliación y reducción de plazos, código penal, prescripción a 5:34 pm
por Roma Cruz Aviles
Conviene, para este artículo, referirnos al concepto casi uniforme, que han delineado de la
prescripción, tanto el poder Legislativo, la doctrina y la jurisprudencia ordinaria como la
constitucional.
El código Penal, promulgado por decreto legislativo nº 635, el 8 de abril de 1991, en su exposición
de motivos se refiere a la prescripción de la acción penal, como una causa extintiva que merece
destacarse, y que opera por el transcurrir del tiempo.
Al referirse a la prescripción, señala que es junto a la muerte del imputado, la amnistía y el
derecho de gracia, una causa de extinción de la acción penal (Artículo 78º del Código Penal).
El Maestro Luis A. Bramont Arias, en su libro , define la prescripción como “el transcurso de un
periodo de tiempo, en determinadas condiciones, sin que el delito sea perseguido o sin que la
pena sea ejecutada”, haciendo mención a las clases de prescripción que existen en el derecho civil,
la usucapión que tiene por efecto adquirir derechos y la extintiva que tiene efecto liberativo de
obligaciones, y que en materia penal se acepta la extintiva.
José Hurtado Pozo, en el <Manual de Derecho Penal Parte general I, Tercera Edición>, señala que
“uno de los fundamentos de la prescripción es la inutilidad de la represión penal, cuando ha
transcurrido un lapso más o menos largo desde la comisión del delito o la imposición de la
sentencia penal”.
El Magistrado Supremo, César San Martin Castro, en su obra , cita a Del Valle Randich y a Máximo
Castro, señalando que “la prescripción es un medio de liberarse de las consecuencias penales y
civiles de una infracción penal o una condena penal por efecto del tiempo y en las condiciones
exigidas por la Ley”, resultando predominante el transcurso del tiempo, para que opere como
excepción.
Para Francisco Muñoz Conde, en , la prescripción “es una causa de extinción de la responsabilidad
criminal, fundada en la acción del tiempo sobre los acontecimientos humanos. Su fundamentación
radica, pues más en razones de seguridad jurídica, que en consideraciones de estricta justicia
material. Se trata de impedir el ejercicio del poder punitivo, una vez que han transcurrido
determinados plazos a partir de la comisión del delito o del pronunciamiento de la condena, sin
haberse cumplido la sanción”.
Claus Roxin, dice en , que el transcurso del tiempo, trae consigo el restablecimiento de la paz
jurídica, porque “ha crecido la hierba sobre el asunto”. Refiere también como razones de la
prescripción de la acción penal, en primer lugar la desaparición por efecto del tiempo, de la
necesidad de la pena, y en segundo lugar la desaparición de la prueba o su inutilidad (emplea el
Maestro la frase medios probatorios inidòneos), como consecuencia del transcurso del tiempo.
En cuanto a la jurisprudencia, conviene hacer referencia previamente a modo de ilustración, a la
diferencia que entre precedentes y jurisprudencia hace el Tribunal Constitucional, en la sentencia
STC 1173/2006, EXP. Nº 3741-2004-AA/TC, donde el máximo Tribunal señala que constituye
precedente vinculante, siempre que así lo disponga en una sentencia con calidad de cosa juzgada,
expresando el extremo de su efecto normativo, conforme al artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional, precedente que tiene prima facie los mismos efectos que una ley,
es decir que sus efectos son erga omnes, vinculando a todos los poderes públicos, y personas en
general, sin importar si han sido parte o no del proceso constitucional que dio lugar al precedente,
mientras que la Jurisprudencia que emite la Corte suprema, en caso sea vinculante, liga
verticalmente a todos los estratos del Poder Judicial, desde la Corte Suprema hasta los Juzgados
de Paz.
Así, la Corte Suprema de la República, en su jurisprudencia, ha definido a la prescripción en la
ejecutoria Exp. Nº 3566-95 (Fidel Rojas Vargas, Código Penal, catorce años de Jurisprudencia
sistematizada), como la cesación de la potestad coercitiva del Estado, para el juzgamiento del
ilícito, una vez cumplidas las exigencias temporales que establece la ley; y en la ejecutoria Exp. Nº
356-95 (Código Penal en su jurisprudencia, Diálogo con la Jurisprudencia), como la extinción por el
transcurso del tiempo, de la posibilidad de ejercer la acción penal, (lo llama persecución procesal
del hecho), pero que también al hacer desaparecer la necesidad de la pena (lo llama fundamento
material de la prescripción), impide la prosecución de la acción penal.
En cuanto a la Jurisprudencia del Tribunal Constitucional, en la sentencia STC 1805-2005-HC/TC,
se refiere así a la prescripción “. . . desde un punto de vista general, es la institución jurídica
mediante la cual, por el transcurso del tiempo, la persona adquiere derechos o se libera de
obligaciones. Y desde la óptica penal, es una causa de extinción de la responsabilidad criminal,
fundada en la acción del tiempo sobre los acontecimientos humanos, o la renuncia del Estado
al ius punendi, en razón de que el tiempo transcurrido borra los efectos de la infracción,
existiendo apenas memoria social de la misma”.