Sei sulla pagina 1di 10

Unidad 5.

Alteraciones del desarrollo

Trastornos de inicio en la infancia, la niñez o la adolescencia

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH)

Historia

La primera descripción clínica de este cuadro data de 1902 y se realizo por George Stiil y
Alfred Tregold, quienes describieron en ese momento lo que ellos consideraban “defectos en el
control de la moral”. Señalaron también la mayor incidencia en niños que en niñas de la misma
edad y puntualizaron, como sintomatología más destacable en el cuadro, los trastornos de
aprendizaje, la hiperactividad, los trastornos generales de la conducta, las dificultades para
mantener la atención, etcétera.

Se señalo el alto porcentaje de alcoholismo, criminalidad, suicidios y depresión entre los


familiares de estos niños, intentando encontrar una causa hereditaria. También se puso de
manifiesto la frecuente asociación que aun hoy en día observamos en niños con TDAH y tics o la
enfermedad de Tourette, así como se identifico asociado a el trastorno del negativismo desafiante
y a el trastorno disocial.

Después de la Primera Guerra Mundial, una epidemia de encefalitis en los Estado Unidos
permitió que se observara esta sintomatología muy similar en sujetos que habían padecido esta
enfermedad, presentaban síntomas similares a los de los niños hiperquinéticos, pero como
resultado de una secuela posencefálica. Durante muchos año a los niños considerados con
síntomas típicos de TDAH como poseedores del daño o disfunción cerebral.

Bradley puso de relieve en 1937 los efectos tranquilizantes de la benzedrina en niños


hiperquinéticos, ese fue el momento comienza también la psicofarmacología infantojuvenil.
Sobre aquellas experiencias, a partir de 1970, las anfetaminas se volvieron las drogas de elección
para el tratamiento de TDAH.

En 1972 Virginia Douglas en un trabajo presentado en la Sociedad Psicológica


Canadiense, señalo que las características esenciales del síndrome eran las dificultades para
mantener la atención y para controlar los impulsos. Estas manifestaciones para el diagnóstico son
más significativas que la propia hiperactividad.

La psicofarmacología ha hecho grandes avances en los últimos años poniendo a


disposición de pacientes y profesionales un amplio espectro de medicación que han ganado en
cuanto a la especifidad y a la disminución de los efectos secundarios adversos.

Durante los últimos años los expertos han ido desentrañando la compleja función mental
de la atención, la evolución nosografía de este cuadro clínico muestra:

“a) En 1960 se le llamaba disfunción cerebral mínima.

b) En 1968 el Manual diagnostico y estadística, que es el consenso de los expertos de la


Asociación Psiquiátrica Americana, le llamo hiperquinética de la infancia (DSM - II).

c) En 1980 el DSM – III lo llamo déficit de atención con o sin hiperactividad.

d) En 1987 el DSM - III – R lo denomino déficit de atención e hiperactividad.

e) En 1994 al trastorno con déficit de atención e hiperactividad se le dividió en tres


subtipos:

 Tipo inatento.
 Tipo hiperactivo compulsivo.
 Tipo combinado.

La adición de esta tipología permitió diagnosticar a aquellos adultos que después de la


adolescencia permanecían con alguna alteración en sus niveles de atención” (de la Garza, 2005:
13). Vale agregar, en 2001 el DSM - IV - TR se mantuvieron los mismos criterios diagnósticos.
Igualmente en el DSM - V publicado en 2013.

Etiología

Hay distintas razones por las que un niño o adolescente pueden no tener éxito en su
desempeño escolar o en sus relaciones sociales, de igual modo un adulto pude no tener éxito en
sus estudios, sus trabajo, sus relaciones sociales y laborales. El trastorno por déficit de atención
es una limitación desde lo real para sostener la atención, que hace que alguien no puede hacer
muchas veces lo que quisiera o necesita.

La sociedad hipercompetitiva de nuestro tiempo nos enfrenta a la necesidad de hacer


posible la continuación de los estudio y el desarrollo profesional o laboral aun aquellos
individuos que sufren problemas de adaptación la experiencia clínica demuestra que las
dificultades durante la infancia afectan sobre todo el aprendizaje y en parte la conducta en el caso
de no recibir tempranamente el tratamiento indicado, durante la adolescencia suele transformarse
en serios problemas de aprendizaje y de conducta.

“El fenómeno de la disminución de los síntomas de hiperactividad con la edad puede


explicar la idea que se tenía hace tiempo de que los niños con TDA tienden a superar estos
trastornos con la adolescencia. Cuando solo se tiene en cuenta los síntomas conductuales, muchas
personas que padecieron TDA en su niñez parecen superar sus síntomas en la adolescencia. Sin
embargo, cuando las alteraciones de la atención están presentes en la infancia, con o sin
hiperactividad, tienden a persistir en la adolescencia y en la edad adulta” (Brown 2003: 8 - 9).

Una de las cosas que ha sido parcialmente esclarecidas es la posible permanencia de los
síntomas en adultos, durante mucho tiempo se pensó que la mayoría de los pequeños con TDAH
al llegar a la edad adulta se normalizaban, lo cual no es así se considera que más o menos la
mitad de los chicos que presentaron TDAH en la infancia este se mantenía en la edad adulta, si
bien, tentativamente se suaviza la hiperactividad conforme se va creciendo.

Durante la adolescencia, además, por la necesidad que existe durante este periodo vital de
desafiar las leyes, experimentar y tener autonomía respecto a los padres, se ven facilitadas las
tendencias más variadas a las expresiones de la impulsividad. El fácil acceso las drogas hace que
hoy en día las conductas de impulsividad encuentren con ellas fáciles canales de expresión. Por
todo ello todo trastorno que implique un alto monto de impulsividad se emparenta tarde o
temprano casi siempre con el abuso de sustancias.

Se ha demostrado la coexistencia de TDAH y trastorno negativista desafiante (TDN)


como frecuente, también puede ser un factor predictivo de la conducta antisocial, pero no al
contrario. También se reconoce la presencia de la psicopatología en la edad adulta,
principalmente, como trastorno antisocial de la personalidad y el abuso de sustancias que son
más frecuentes en individuos diagnosticados previamente de TDAH.

El trastorno por déficit de atención o TDAH (en ingles ADD y ADHD) es una afección
caracterizada por un grupo de síntomas, entre los que destacan:

1. La inatención o la dificultad para sostener la atención por un periodo


razonable de tiempo.
2. La impulsividad.
3. La hiperactividad.
4. La dificultas para postergar las gratificaciones.
5. Los trastornos de la conducta social y escolar.
6. Las dificultades para mantener cierto nivel de organización en la vida y las
tareas personales (estudio, trabajo, relaciones sociales).
7. El daño crónico en la autoestima como consecuencia de los escasos logros
que obtiene a causa de estas dificultades.

Como tal el presentar dificultades para sostener la atención es insuficiente como elemento
diagnostico, ya que las dificultades para la concentración y el mantenimiento de la atención se
pueden dividir, según su fuente de desatención como: realista, neuróticas, fisiológicas o
secundarias. Para el caso del TDAH estas dificultades son crónicas y afectan seriamente el
rendimiento en diferentes esferas de actividad que realiza de la persona.

La triada sintomática básica del TDAH consiste en inatención, impulsividad y a veces,


hiperactividad. La impulsividad “es la incapacidad no premeditada del sujeto para controlar sus
actos, muchas de las veces la impulsividad se expresa como agresividad, en ese caso el
incremento de tensión se descarga impulsivamente con el objetivo de hacer daño o de
defenderse” (Gratch, 2009:15), actuar en vez de pensar y de evaluar fines y medios.

El TDAH es un trastorno común de la infancia y puede afectar a los niños de distintas


maneras. Que puede permanecer en el adulto. El TDAH hace que a un niño le sea difícil
concentrarse y prestar atención. Algunos niños pueden ser hiperactivos o tener problemas para
tener paciencia. El TDAH puede hacer que a un niño le resulte difícil desempeñarse bien en la
escuela o comportarse en su casa.

El TDAH tiene muchos síntomas. Al principio algunos síntomas pueden parecer


comportamientos normales de un niño, pero el TDAH los empeora y hace que ocurran con mayor
frecuencia Los niños con TDAH tienen al menos seis síntomas que comienzan en los primeros
cinco o seis años de sus vidas. Los niños que tienen TDAH pueden:

 Distraerse fácilmente y olvidarse las cosas con frecuencia.


 Cambiar rápidamente de una actividad a otra.
 Tener problemas para seguir instrucciones.
 Soñar despiertos / fantasear demasiado.
 Tener problemas para terminar cosas como la tarea y los quehaceres
domésticos.
 Perder juguetes, libros, y útiles escolares con frecuencia.
 Estar muy inquietos y retorcerse mucho.
 Hablar sin parar e interrumpir a las personas.
 Corretear mucho.
 Tocar y jugar con todo lo que ven.
 Ser muy impacientes.
 Decir comentarios inadecuados.
 Tener problemas para controlar sus emociones.

No existe una sola prueba que pueda indicar si un niño tiene TDAH. Puede tomar meses
para que un médico o especialista sepa si un niño tiene TDAH, necesitan tiempo para observar a
un niño y ver si padece de otros problemas. Puede que el especialista desee hablar con usted, su
familia, los maestros de su hijo, y otras personas.

A veces puede ser difícil diagnosticar a un niño con TDAH ya que los síntomas pueden
parecerse a otros problemas. Por ejemplo, un niño puede parecer tranquilo y tener un buen
comportamiento, pero en realidad a él o ella le es difícil prestar atención y se distrae con
frecuencia. O un niño se puede portar mal en la escuela, pero los maestros no se dan cuenta de
que el niño tiene TDAH. Si un niño tiene problemas en la escuela o en su casa desde hace tiempo,
la razón podría ser el TDAH.

Nadie lo sabe con seguridad. El TDAH probablemente es causado por una combinación
de cosas. Algunas posibilidades son:

 Los genes, porque a veces el trastorno es hereditario (55% a 92% de la


población estudiada indica que se adquiere por la genética. Van Wielink, 2004: 21).
 El plomo que se encuentra en pinturas viejas y repuestos de plomería.
 El fumar y beber alcohol durante el embarazo.
 Algunos daños cerebrales.
 Los aditivos alimentarios como, por ejemplo, los colorantes artificiales, los
cuáles pueden empeorar la hiperactividad.

Algunos piensan, acertadamente, que las dificultades en la atención y los trastornos de


conducta (hiperactividad e impulsividad) provienen de las dificultades del medio familiar y del
ambiente cultural, aunque carece de validez universal pues se sabe que disfunciones
neuroquímicas explican esa sintomatología. Es un trastorno que afecta ambos campos, la atención
y la impulsividad, en su génesis y desarrollo aparentemente intervienen causas neuroquímicas y
psicodinámicas.

Algunas personas, incluso, creen que el azúcar refinado causa el TDAH. Pero, la mayoría
de las investigaciones no apoyan la idea de que el azúcar causa el TDAH.

Vale apuntar que se señala evidencia de que pacientes diagnosticados con TDAH data de
una disminución del volumen cerebral global, en los cuatro lóbulos cerebrales. Mientras se
considera que el cuerpo calloso es esencial en la transmisión de información interhemisferica,
presentan cambios en la zona anterior y posterior del cuerpo calloso. En el núcleo caudado se han
observado asimetrías. Se notan disminuciones de volumen en los lóbulos inferoposteriores del
vermix cerebeloso. “En el último análisis, la causa del TDA radica en el funcionamiento
irregular del cerebro; en otras palabras, algunas capacidades que llamamos funciones mentales
superiores no se manifiestan o lo hacen en forma deficiente. Esto debido a la formación
defectuosa de ciertas estructuras cerebrales y no causado por un problema psicológico o
emocional como se creía anteriormente” (Van Wielink, 2004: 20).

“A pesar de las investigaciones realizadas y de conocimiento de factores asociados a la


presencia del TDAH, en la actualidad las causas del TDH no se conocen. Aun así hay fuertes
evidencias de que el TDAH tiene un componente genético importante. Se considera que el TDAH
es un trastorno complejo con una base poligénica, donde la contribución aditiva de varios
genes de efecto menor puede intervenir en la expresión del trastorno y, a la vez, interaccionar con
factores ambientales.

Así, la acción combinada de variantes polimórficas funcionales en un cierto número de


genes crea una susceptibilidad al trastorno que no se expresa en todos los ambientes. Hay
diferentes factores ambientales asociados con la presencia del trastorno” (Soutullo, 2011:38).

En tanto, referente a la genética molecular del padecimiento “han encontrado evidencias


en los estudios realizados con familias, de que los siguientes genes están asociados al TDAH. Los
términos usados son complejos; sin embargo, se mencionan para quienes tengan un particular
interés: DRD4, DAT1, DRD5, DRD1, el receptor serotonina (5HTR) 2ª, 5HTR1B, y una proteína
sinaptosomal asociada de 25 kD (SNAP - 25).

El SNAP - 25 es un candidato interesante del TDAH, ya que desempeña una función


importante en la descarga de neurotransmisores.

El DRD4 también ha sido asociado con un número importante de estudios de metaanálisis


con gran significancia estadística” (de la Garza, 2005:25).

Neuroquímica del TDAH

Las conexiones de neuronas se realizan mediante la liberación de determinados


neurotransmisores. Estos son producidos por el cerebro se almacén en las vesículas sinápticas que
se sitúan en el extremo distal de las prolongaciones neuronales y se hallan dispuestas a salir en el
espacio sináptico a fin de generar un impulso eléctrico que comunica a las neuronas y transmite
la infromacion entre neuronas.
La cantidad del neurotransmisor liberado esta relacionado con la urgencia o la
importancia. Una vez liberado el neurotransmisor y trasmitido el impulso elctrico pr esta vía. Ese
neurotransmisor usado en la sinapsis regresa a al interior de la neurona y para ser reutilizado y se
encuentra listo para la siguiente acción. Vale decir, que una neurona puede en un milisegundo
puede trasmitir diez mensajes atreves del espacio sináptico.

El TDAH es un trastorno biológico del cerebro. Se debe a una alteración de la trasmisión


dopaminérgica y noradrenérgica en zonas frontales del cerebro, de origen genético, se sabe que
hay cuenta de herencia poligénica multifactorial, pero no se sabe propiamente los genes
involucrados, además de que se reconocen algunos factores ambientales, como se ha señalado.

En el TDAH es probable que sea debido a un déficit concreto neurotransmisor en


determinadas áreas del cerebro y se provoque un déficit concreto en las posibilidades siguientes:

 Sostener la atención.
 Planificar, priorizar, organizar las tareas.
 Controlar el movimiento.
 Reguilar las emociones.
 Tomar decisiones.

Para poder cumplir con estas funciones de manera optima pareciera necesario ciertos
niveles de dopamina en el área pre-frontal del cerebro. Una vez liberada esta sustancia por los
segmentos ventrales. Una de ellas conduce la dopamina al área pre-frontal del cerebro donde se
seleccionan los planes de acción la otra parte de la dopamina controla la percepción del
desagrado y la percepción de la comodidad del sujeto. “la dopamina no solo interviene en el
sostenimiento de la atención, sino también en el señalamiento y recordatorio de las situaciones de
gratificación” (Gratch, 2009: 5).

De no liberarse cantidades suficientes de dopamina en las áreas del cerebro a que


hicimos referencia el sujeto tiende a no experimentar un nivel de motivación adecuado para
trabajar, ni aun ante la posibilidad de recompensas.
Se entiende fácilmente por qué motivo los psicofármacos que incrementa los niveles de
dopamina o noradrenalina, o ambas, mejoran significativamente la sintomatología de los
pacientes con estos padecimientos, pareciera que estos pacientes liberan escasa cantidades de
dopamina y noradrenalina en las áreas prefrontales y otras relacionadas con la atención y las
funciones ejecutivas, o las cantidades de neurotransmisores es normal, pero son recaptados antes
de que se pueda cumplir cabalmente su función, antes de que el mensaje haya sido transmitido
completamente.

Tratamiento

Los niños que tienen TDAH pueden mejorar con tratamiento, pero no hay cura. Hay tres
tipos básicos de tratamiento:

Medicamentos, varios medicamentos pueden ayudar. Los tipos más comunes se llaman
estimulantes, algunos otros medicamentos ayudan a los niños a concentrarse, aprender, y estar
tranquilos.

A veces los medicamentos causan efectos secundarios, como problemas de sueño o


dolores de estómago. Puede ser necesario que su hijo trate algunos medicamentos para ver cuál
funciona mejor. Es importante que usted y el médico observen cercanamente a su hijo mientras
toma la medicina.

Terapia, hay distintas clases de ella. Por ejemplo, la terapia conductual puede ayudar a
enseñar a los niños a controlar su comportamiento para que puedan desempeñarse mejor en la
escuela y su casa.

Combinación de terapia y medicamentos, muchos niños mejoran con este método


combinado (medicamentos y terapia).

Muchos adultos tienen TDAH y no lo saben. Al igual que el TDAH en los niños y
adolescentes, el TDAH en los adultos puede dificultarles la vida. El TDAH puede hacer que a los
adultos les sea difícil sentirse organizados, conservar un empleo, o llegar al trabajo a tiempo. Los
adultos que tienen TDAH pueden tener problemas en sus relaciones personales. El trastorno
también puede hacer que se sientan inquietos. El TDAH en adultos se puede diagnosticar y tratar.
Para algunos adultos, descubrir que tienen TDAH puede ser un gran alivio. El poder conectar el
TDAH con problemas antiguos ayuda a los adultos a entender que pueden mejorar.

Bibliografía.

Brown, Thomas (2003). Trastornos por déficit de atención y comorbilidades en niños,


adolescentes y adultos. Masson S.A. Traducción: José Toro Trailero.

de la Garza Gutiérrez, Fidel (2005). Hiperactividad y déficit de atención en niños y adultos. Guía
para médicos, padres y maestros. Editorial Trillas. Primera edición. México, D.F.

Gratch, Luis Oscar (2009). El trastorno por déficit de atención (ADD - ADHD). Clínica,
diagnostico y tratamiento en la infancia, la adolescencia y la adultez. Editorial Médica
Panamericana. Enero. Segunda edición. Buenos Aires, Argentina.

Soutullo Esperón, Cesar (2011). Guía esencial de psicofarmacología del niño y del adolescente.
Editorial Médica Panamericana. Madrid, España.

Van Wielink Meade, Guillermo (2004). Déficit de atención con hiperactividad. Editorial Trillas.
Segunda edición. México, D.F.

Potrebbero piacerti anche