Crítica No hay que confundir lo actual con lo moderno, aconsejaba Cortázar. La modernidad en la música viene regida por los criterios de la crítica periodística. Y en estos días la crítica está bajo sospecha. La prensa especializada nos trata de convencer de que reivindicar el legado musical de Los Nikis, de Alaska y los pegamoides, de la movida madrileña, es de gente moderna e informada. Puede ser así. Por otro lado, también nos dicen que la canción de autor que toma como referencia la música más o menos comprometida de gente como Luis Pastor, como Luis Eduardo Aute y tantos otros, es un anacronismo en estos tiempos de globalización en los que la historia termina. Vale. Se les acusa de nostálgicos a los que hacen una canción comprometida con la realidad, los que leen poemas de Celaya, los que se mojan. Pero esto no sólo afecta a la canción de autor. Sospechosamente, todo lo que tenga un mínimo tufillo a ideología, a compromiso, le repugna a la crítica. Ya se pasó la época de los puños en alto y de tapar la calle. Hay que relativizar: todo vale y ser rojo es ser un moña. Si te emociona Serrat o Jacques Brel eres un mierda, pero si suspiras con nostalgia escuchando Todos los paletos fuera de Madrid o Gran ganga, estás en la onda. Así que uno no está a la moda. Al parecer, crecer oyendo a Silvio o a Víctor Jara es pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor. Tararear conmovido Terror en el hipermercado es ser actual y ¿moderno? Crecí escuchando las canciones de Manolo García. Tarareo las de Auserón cuando voy en el coche camino de tu casa. Tu vientre es el sitio de mi recreo. Pero cuando en tus fiestas una guitarra llega a mis manos, cantamos Te recuerdo Amanda o una de Silvio, tú te arrancas por Mediterráneo y al final hasta nos atrevemos a entonar Cadillac solitario. Qué se le va a hacer.
Diario 16: 10-11-2000
Ismael Serrano : La ciudad es un mundo Gasolina y otros poemas Las lonjas estarán vacías y mil neumáticos arderán. Los pescadores no saldrán al mar y los agricultores taparán el asfalto con sus tractores. Pero ni aún así. El precio de la gasolina seguirá imparable, como los beneficios de Repsol y otras petroleras. Este año triplicaron sus beneficios. Arderán las calles y todo seguirá igual. Aznar hará otro chiste sobre el asunto. La gasolina se dispara y en Bolivia los niños se suben a la parte de atrás de los autobuses para inhalar los gases de su combustión. Ya no nos sabe tan bueno el olor de las gasolineras. Quedarán las lonjas vacías y la autopista llena de llamas y no pasará nada. Ayer paseaba por Atocha y unos trileros despellejaban a una pareja de ancianos. El que vigilaba pegó un grito y todos salieron corriendo. Con la pasta de los viejos. Aquella huida olía a gasolina. Huían con el dinero de los viejos pardillos. La ciudad enciende sus calefacciones y el frío se lo llevan los últimos reclutas que van a hacer la mili. La última mili. La última mili gracias a insumisos, a objetores, al compromiso antimilitarista de esa generación que algunos dan por perdida. La mili también huele a gasolina. A mi generación no le gusta el caqui y ha viajado a Praga en busca de un sueño. Mientras en Florida recuentan los últimos votos, en Colorado y Nevada apuestan por la marihuana como uso medicinal. Las elecciones huelen a gasolina. La marihuana mucho mejor. Aquí nos da igual si gana Gore o Bush. A los muchachos del corredor de la muerte también. Seguirán imaginando amaneceres. Mientras todo esto ocurre, una mujer espera a sus hijos en la cárcel. Cae agua nieve en Madrid y sobre las cabezas de sus habitantes nacen las canas. Tani no puede peinar a sus hijos ni darles besos. Mientras Madrid espera el indulto, la ciudad huele a gasolina.
Diario 16: 19-03-2001
Ismael Serrano : La ciudad es un mundo Haimas Un hombre espera en el desierto. En los campos de Tinduf hombres y mujeres saharauis, exiliados, supervivientes del abandono, sueñan con ocupar ese trozo de duna que un día les perteneció. En sus haimas cantan en hasanía viejas canciones que recuerdan el rumor de las tormentas de arena, la luz amarilla de los acantilados de Bojador. La duna avanza, un hombre espera en el desierto mientras el resto del mundo no hace nada. Bueno. Aquí en Madrid hay quien si hace algo. Debe ser por aburrimiento. O simplemente porque bajo el barniz demócrata siempre acaba saliendo el brillo opaco del fascismo que tiñe el alma de algunos. El delegado del gobierno ha decidido denunciar como inconstitucional el hermanamiento de algunas poblaciones de Madrid con poblaciones saharauis. El señor delegado dice que no existe la república saharaui, que no está reconocida por el Estado español y por lo tanto no hay hermanamiento que valga. ¿Cómo se puede estar en contra de los hermanamientos? Haimas. Cientos de haimas crecen en la castellana. Gente que espera ante la indiferencia de los responsables. En Madrid los hombres de Sintel levantan sus haimas. Gente que reclama lo suyo, lo que Mas Canosa les arrebató. Trabajadores que charlan en torno a una estufa que ilumina la castellana sobre tiempos mejores, sobre aquellos años verdes, antes de que el niño tuviera que dejar las clases de inglés y la mujer reducir la lista de la compra. Antes del abandono. Al gobierno le crecen las haimas. Mientras la arena de los relojes hace crecer los desiertos y el rumor del siroco llega a la Castellana, los gobiernos anulan los hermanamientos, venden sus empresas a las mafias y se vuelven sordos ante el clamor de esos hombres y mujeres que reclaman lo que es suyo por derecho.
Diario 16: 28-10-2001
Ismael Serrano : La ciudad es un mundo Bunkers Búnkeres en la Moraleja para protegerse de los inviernos radiactivos, de los aviones conducidos por suicidas, de los ajustes del FMI. Para esconderse de las sirenas de las ambulancias, de los desarmes en Irlanda, de las matanzas en Palestina, de los túneles que se derrumban, del vaho que sale de tu boca este octubre azul. En esos búnkeres no entrarán las pateras, los versos de Sabina, el murmullo oxidado de Las Barranquillas, las dunas robadas en el Sahara, los kurdos, la gente de Sintel, los niños dormidos del Pinar, la quiosquera de mi barrio, el ántrax de lo carteros. Vuelve la guerra fría. Cela la enfría aún más repitiendo sus fanfarronadas, despreciando al foro que lo escucha. A Aznar estas cosas le parecen muy bien, es aficionado a esta práctica y lo defiende. Galicia se congela con la reelección de Fraga. Es curioso como apela a la democracia, a sus mecanismos y libertades alguien que no contribuyó nunca a su construcción y promoción. Alguien que más bien fue un obstáculo para su desarrollo. Alguien que fue ministro mientras se firmaban penas de muerte. Sólo se siente un poco de calor en el homenaje a los brigadistas internacionales que vuelven para recordarnos que otro mundo es posible. Que no podemos dejar que su lucha haya sido en vano. Y en las manifestaciones contra la guerra en todo el país. EE UU reclama su derecho a su legítima defensa. Ése que le negaron a Nicaragua, Chile, Granada cuando ellos fueron los agresores. Los ejércitos se retiran en Irlanda. Nunca fue primavera en octubre, pero en Belfast florecen los espinos y el viento arrastra la luz de sus estambres.
Diario 16: 28-07-2000
Ismael Serrano : La ciudad es un mundo South Park En South Park los niños dicen tacos, se vuelven respondones y desobedientes y se tiran pedos. Todo lo aprenden al colarse en el cine para ver una película canadiense no apta para menores. La buena gente de la comunidad se indigna y se desespera al ver como sus hijos se escapan del redil, así que deciden declarar la guerra a su país vecino, Canadá. Creo que a Charlston Heston no le han gustado demasiado los dibujos animados estos de South Park. Supongo que habrá movilizado a sus chicos de la Asociación del Rifle para que no vean la tele, para que la boicoteen. Suele ser habitual en los Estados Unidos que les parezca muy obsceno aquello de los tacos, el sexo o la desobediencia y sin embargo, nos les resulta igual de reprobable la violencia, la guerra o las armas. Les escandaliza que un presidente haga sus cosas con una becaria, pero que ese mismo presidente declare una guerra, un embargo o engorde el presupuesto de los misiles, les parece normal. Seguro que a los amigos de Charslton Heston les parece muy recomendable las películas de Steven Seaggel, pero nunca recomendarán la de South Park. No lo entiendo, porque encima en los dibus de South Park, Sadam Hussein sigue siendo el malo malísimo, como en la realidad, y encima es homosexual, amante del mismísimo diablo en persona, casi como en la realidad. Les recomiendo que vayan a ver South Park, no sólo porque se retorcerán de risa en la butaca, sino por ser una burla feroz a una sociedad mojigata en la que cotidianamente niños y niñas salen a la calle con un rifle bajo el brazo y sueñan con ser las más populares de la high school celebrándolo con una buena ráfaga de disparos sobre sus compañeros de clase. Así que recomiendo a los niños de Estados Unidos, a todos los niños, que digan tacos, que se vuelvan respondones y desobedientes, que se tiren pedos, que vean South Park. Diario 16: 29-09-2000 Ismael Serrano : La ciudad es un mundo Viaje a Praga Con las primeras luces partí en tren a Praga. En el vagón hacíamos repaso de otros viajes, de viejas canciones y nos soplábamos la sangre de otras heridas. La estación con ese sabor metálico de las mañanas de insomnio, con esa luz blanca que nos hace parecer mayores, con cuerpos dormidos tumbados en los portales. Allí estaba la ciudad encantada. En el puente cerraste los ojos y pediste un deseo. Fue entonces cuando un rugido llenó las calles. La marea deshizo sus olas en la acera. Miles de jóvenes taparon las calles y soñaron en voz alta. Contra el FMI sus directrices. Porque la historia no ha terminado. Praga se llena de humo, de gente que corre en mil direcciones, de gente que viene de mil partes del mundo. Gente cansada de perder, cansada de esperar. Desde la revolución del terciopelo esta ciudad nunca albergó tantas esperanzas. Arde la vieja Europa y miles de jóvenes corren delante de la policía. Gente que se busca entre el humo y el metal. Banderas blancas sobre las viejas estatuas. Los teléfonos móviles del FMI apenas tienen cobertura en Praga. El Banco Mundial huye ante el batir de alas y el sonido de tormenta. Por la condonación de la deuda externa de países que se ven estrangulados por los créditos y las trampas del Banco Mundial. Los países más proteccionistas del mundo tratan de imponer la globalización a otros. El neoliberalismo es un cuento para Estados ajenos. Pero los dormidos han despertado. Como en Seattle, como en Washington la gente sale a la calle para mostrar que el mundo gira. A la calle que ya es hora de pasearnos a cuerpo y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.
Diario 16: 24-12-2000
Ismael Serrano : La ciudad es un mundo Feliz Navidad Si Peter Pan viniera a buscarnos una de estas noches lluviosas, le pediríamos por favor que no encendiera la luz. Porque ya no somos los niños que buscaban con él el paraíso de Nunca Jamás. El pobre Peter se encontraría con el fracaso de nuestra madurez, el alma cargada de nicotina y la ceniza gris del tiempo en nuestras sonrisas. Estas navidades Peter Pan vino a buscarnos y algún malnacido dio la luz. Apretó el interruptor para dejar desnuda la evidencia de que ya no somos niños. Las navidades ya no son lo que eran. Ya no montamos el Belén escondiendo tras el portal al madelman guerrillero asaltando a un inocente ángel. No pateamos con el mismo desconcierto la Plaza Mayor invadida de casetas, espuma, árboles huérfanos y niños que se pierden. Ni siquiera me atraganto con las doce uvas, ni dejo mis zapatos abandonados junto a la puerta. En la república de mi madurez no caben reyes ni santos. Nos visitan los fantasmas de las navidades pasadas y vuelan como pavesas los regalos que un 6 de enero nos hicieron, junto con los anuncios de colonia, el neón de los supermercados y el suelo de la Puerta del Sol lleno de cristales y burbujas. Todos los niños se perdieron devorados por esa serpiente de luces que sale del aparcamiento de unos grandes almacenes. Dónde estará el niño que fuimos... Probablemente junto a Mowgli cosiendo botas para Nike en algún remoto país asiático, fumando crack en algún barrio perdido de Los Angeles con Huckelberry Finn, quizá su foto navegue en el negocio de la Red junto con el desnudo de Caperucita... Quién sabe. Tal vez sonríe dormido, de regreso de la cabalgata, en algún vagón de metro atiborrado de hombres y mujeres tristes y solos, que apagan la luz cuando viene Peter Pan.
Diario 16: 13-05-2001
Ismael Serrano : La ciudad es un mundo Memoria En este país hubo un tiempo en que se hablaba en voz baja en los autobuses. En los colegios castigaban a los niños que hablaban otra lengua distinta al castellano. No se podía ser de izquierdas ni nacionalista ni faltar a misa. Hubo antes también una guerra. Y tras ella, la dictadura. Franco no era un buen hombre ni un gran dirigente. Cuéntele estas historias a sus hijos. Insista en que memoricen. Que al menos su recuerdo salve la verdadera historia, porque ciertos políticos quieren reinventarla. El rey y la derecha española tratan de convencernos de que el castellano nunca se impuso. A los indígenas latinoamericanos se les pedía por favor que asistieran a clase de español. Eso me pareció entender. Dentro de poco la derecha se dejará de niñerías y reivindicará la memoria de Franco. Se empezará relativizando. Se dirá que la situación era insostenible. Que la guerra civil no fue para tanto. Y que con Franco, ése hombre, se vivía mejor. Se le harán grandes homenajes y la gente lanzará globos al aire y serpentinas. Se soltarán Vivas a España y a la madre que la parió. Lo siguiente será revisar los libros de texto y la memoria de los más jóvenes. En Alemania la negación del holocausto es delito y los campos de concentración son museos que recuerdan el horror de aquellos años y la tragedia de sus víctimas. En España aún podría hacerse algo parecido. Sacar el cadáver del dictador del Valle de los Caídos y convertirlo en museo. Un museo que recuerde a los presos que lo construyeron, al bando vencido que, en definitiva, fuimos todos. Eso y contarle a los niños antes de acostarse largos cuentos que hablen de cómo fueron perseguidos algunos sueños y de cómo, gracias a la voluntad de algunos luchadores, se mantuvieron vivos. Recordemos la historia real para saber lo que aún nos queda de camino. A veces basta con mirar lo recorrido.
Diario 16: 05-10-2001
Ismael Serrano Paz El mundo entero se tambaleó con las Torres Gemelas. Todos sentimos las terribles pérdidas de la masacre del 11. Todos la condenamos. Pero sim