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Diario 16: 08-09-2000

Ismael Serrano : La ciudad es un mundo


Crítica
No hay que confundir lo actual con lo moderno, aconsejaba Cortázar. La modernidad en la
música viene regida por los criterios de la crítica periodística. Y en estos días la
crítica está bajo sospecha. La prensa especializada nos trata de convencer de que
reivindicar el legado musical de Los Nikis, de Alaska y los pegamoides, de la movida
madrileña, es de gente moderna e informada. Puede ser así. Por otro lado, también nos
dicen que la canción de autor que toma como referencia la música más o menos comprometida
de gente como Luis Pastor, como Luis Eduardo Aute y tantos otros, es un anacronismo en
estos tiempos de globalización en los que la historia termina. Vale. Se les acusa de
nostálgicos a los que hacen una canción comprometida con la realidad, los que leen poemas
de Celaya, los que se mojan. Pero esto no sólo afecta a la canción de autor.
Sospechosamente, todo lo que tenga un mínimo tufillo a ideología, a compromiso, le repugna
a la crítica. Ya se pasó la época de los puños en alto y de tapar la calle. Hay que
relativizar: todo vale y ser rojo es ser un moña. Si te emociona Serrat o Jacques Brel
eres un mierda, pero si suspiras con nostalgia escuchando Todos los paletos fuera de
Madrid o Gran ganga, estás en la onda. Así que uno no está a la moda. Al parecer, crecer
oyendo a Silvio o a Víctor Jara es pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor. Tararear
conmovido Terror en el hipermercado es ser actual y ¿moderno?
Crecí escuchando las canciones de Manolo García. Tarareo las de Auserón cuando voy en el
coche camino de tu casa. Tu vientre es el sitio de mi recreo. Pero cuando en tus fiestas
una guitarra llega a mis manos, cantamos Te recuerdo Amanda o una de Silvio, tú te
arrancas por Mediterráneo y al final hasta nos atrevemos a entonar Cadillac solitario. Qué
se le va a hacer.

Diario 16: 10-11-2000


Ismael Serrano : La ciudad es un mundo
Gasolina y otros poemas
Las lonjas estarán vacías y mil neumáticos arderán. Los pescadores no saldrán al mar y los
agricultores taparán el asfalto con sus tractores. Pero ni aún así. El precio de la
gasolina seguirá imparable, como los beneficios de Repsol y otras petroleras. Este año
triplicaron sus beneficios. Arderán las calles y todo seguirá igual. Aznar hará otro
chiste sobre el asunto. La gasolina se dispara y en Bolivia los niños se suben a la parte
de atrás de los autobuses para inhalar los gases de su combustión. Ya no nos sabe tan
bueno el olor de las gasolineras. Quedarán las lonjas vacías y la autopista llena de
llamas y no pasará nada.
Ayer paseaba por Atocha y unos trileros despellejaban a una pareja de ancianos. El que
vigilaba pegó un grito y todos salieron corriendo. Con la pasta de los viejos. Aquella
huida olía a gasolina. Huían con el dinero de los viejos pardillos.
La ciudad enciende sus calefacciones y el frío se lo llevan los últimos reclutas que van a
hacer la mili. La última mili. La última mili gracias a insumisos, a objetores, al
compromiso antimilitarista de esa generación que algunos dan por perdida. La mili también
huele a gasolina. A mi generación no le gusta el caqui y ha viajado a Praga en busca de un
sueño.
Mientras en Florida recuentan los últimos votos, en Colorado y Nevada apuestan por la
marihuana como uso medicinal. Las elecciones huelen a gasolina. La marihuana mucho mejor.
Aquí nos da igual si gana Gore o Bush. A los muchachos del corredor de la muerte también.
Seguirán imaginando amaneceres.
Mientras todo esto ocurre, una mujer espera a sus hijos en la cárcel. Cae agua nieve en
Madrid y sobre las cabezas de sus habitantes nacen las canas. Tani no puede peinar a sus
hijos ni darles besos. Mientras Madrid espera el indulto, la ciudad huele a gasolina.

Diario 16: 19-03-2001


Ismael Serrano : La ciudad es un mundo
Haimas
Un hombre espera en el desierto. En los campos de Tinduf hombres y mujeres saharauis,
exiliados, supervivientes del abandono, sueñan con ocupar ese trozo de duna que un día les
perteneció. En sus haimas cantan en hasanía viejas canciones que recuerdan el rumor de las
tormentas de arena, la luz amarilla de los acantilados de Bojador. La duna avanza, un
hombre espera en el desierto mientras el resto del mundo no hace nada.
Bueno. Aquí en Madrid hay quien si hace algo. Debe ser por aburrimiento. O simplemente
porque bajo el barniz demócrata siempre acaba saliendo el brillo opaco del fascismo que
tiñe el alma de algunos. El delegado del gobierno ha decidido denunciar como
inconstitucional el hermanamiento de algunas poblaciones de Madrid con poblaciones
saharauis. El señor delegado dice que no existe la república saharaui, que no está
reconocida por el Estado español y por lo tanto no hay hermanamiento que valga. ¿Cómo se
puede estar en contra de los hermanamientos?
Haimas. Cientos de haimas crecen en la castellana. Gente que espera ante la indiferencia
de los responsables. En Madrid los hombres de Sintel levantan sus haimas. Gente que
reclama lo suyo, lo que Mas Canosa les arrebató.
Trabajadores que charlan en torno a una estufa que ilumina la castellana sobre tiempos
mejores, sobre aquellos años verdes, antes de que el niño tuviera que dejar las clases de
inglés y la mujer reducir la lista de la compra. Antes del abandono. Al gobierno le crecen
las haimas. Mientras la arena de los relojes hace crecer los desiertos y el rumor del
siroco llega a la Castellana, los gobiernos anulan los hermanamientos, venden sus empresas
a las mafias y se vuelven sordos ante el clamor de esos hombres y mujeres que reclaman lo
que es suyo por derecho.

Diario 16: 28-10-2001


Ismael Serrano : La ciudad es un mundo
Bunkers
Búnkeres en la Moraleja para protegerse de los inviernos radiactivos, de los aviones
conducidos por suicidas, de los ajustes del FMI. Para esconderse de las sirenas de las
ambulancias, de los desarmes en Irlanda, de las matanzas en Palestina, de los túneles que
se derrumban, del vaho que sale de tu boca este octubre azul. En esos búnkeres no entrarán
las pateras, los versos de Sabina, el murmullo oxidado de Las Barranquillas, las dunas
robadas en el Sahara, los kurdos, la gente de Sintel, los niños dormidos del Pinar, la
quiosquera de mi barrio, el ántrax de lo carteros. Vuelve la guerra fría. Cela la enfría
aún más repitiendo sus fanfarronadas, despreciando al foro que lo escucha. A Aznar estas
cosas le parecen muy bien, es aficionado a esta práctica y lo defiende. Galicia se congela
con la reelección de Fraga. Es curioso como apela a la democracia, a sus mecanismos y
libertades alguien que no contribuyó nunca a su construcción y promoción. Alguien que más
bien fue un obstáculo para su desarrollo. Alguien que fue ministro mientras se firmaban
penas de muerte.
Sólo se siente un poco de calor en el homenaje a los brigadistas internacionales que
vuelven para recordarnos que otro mundo es posible. Que no podemos dejar que su lucha haya
sido en vano. Y en las manifestaciones contra la guerra en todo el país. EE UU reclama su
derecho a su legítima defensa. Ése que le negaron a Nicaragua, Chile, Granada cuando ellos
fueron los agresores. Los ejércitos se retiran en Irlanda. Nunca fue primavera en octubre,
pero en Belfast florecen los espinos y el viento arrastra la luz de sus estambres.

Diario 16: 28-07-2000


Ismael Serrano : La ciudad es un mundo
South Park
En South Park los niños dicen tacos, se vuelven respondones y desobedientes y se tiran
pedos. Todo lo aprenden al colarse en el cine para ver una película canadiense no apta
para menores. La buena gente de la comunidad se indigna y se desespera al ver como sus
hijos se escapan del redil, así que deciden declarar la guerra a su país vecino, Canadá.
Creo que a Charlston Heston no le han gustado demasiado los dibujos animados estos de
South Park. Supongo que habrá movilizado a sus chicos de la Asociación del Rifle para que
no vean la tele, para que la boicoteen. Suele ser habitual en los Estados Unidos que les
parezca muy obsceno aquello de los tacos, el sexo o la desobediencia y sin embargo, nos
les resulta igual de reprobable la violencia, la guerra o las armas. Les escandaliza que
un presidente haga sus cosas con una becaria, pero que ese mismo presidente declare una
guerra, un embargo o engorde el presupuesto de los misiles, les parece normal. Seguro que
a los amigos de Charslton Heston les parece muy recomendable las películas de Steven
Seaggel, pero nunca recomendarán la de South Park. No lo entiendo, porque encima en los
dibus de South Park, Sadam Hussein sigue siendo el malo malísimo, como en la realidad, y
encima es homosexual, amante del mismísimo diablo en persona, casi como en la realidad.
Les recomiendo que vayan a ver South Park, no sólo porque se retorcerán de risa en la
butaca, sino por ser una burla feroz a una sociedad mojigata en la que cotidianamente
niños y niñas salen a la calle con un rifle bajo el brazo y sueñan con ser las más
populares de la high school celebrándolo con una buena ráfaga de disparos sobre sus
compañeros de clase. Así que recomiendo a los niños de Estados Unidos, a todos los niños,
que digan tacos, que se vuelvan respondones y desobedientes, que se tiren pedos, que vean
South Park.
Diario 16: 29-09-2000
Ismael Serrano : La ciudad es un mundo
Viaje a Praga
Con las primeras luces partí en tren a Praga. En el vagón hacíamos repaso de otros viajes,
de viejas canciones y nos soplábamos la sangre de otras heridas. La estación con ese sabor
metálico de las mañanas de insomnio, con esa luz blanca que nos hace parecer mayores, con
cuerpos dormidos tumbados en los portales. Allí estaba la ciudad encantada. En el puente
cerraste los ojos y pediste un deseo.
Fue entonces cuando un rugido llenó las calles. La marea deshizo sus olas en la acera.
Miles de jóvenes taparon las calles y soñaron en voz alta. Contra el FMI sus directrices.
Porque la historia no ha terminado. Praga se llena de humo, de gente que corre en mil
direcciones, de gente que viene de mil partes del mundo. Gente cansada de perder, cansada
de esperar.
Desde la revolución del terciopelo esta ciudad nunca albergó tantas esperanzas. Arde la
vieja Europa y miles de jóvenes corren delante de la policía. Gente que se busca entre el
humo y el metal. Banderas blancas sobre las viejas estatuas. Los teléfonos móviles del FMI
apenas tienen cobertura en Praga. El Banco Mundial huye ante el batir de alas y el sonido
de tormenta.
Por la condonación de la deuda externa de países que se ven estrangulados por los créditos
y las trampas del Banco Mundial. Los países más proteccionistas del mundo tratan de
imponer la globalización a otros. El neoliberalismo es un cuento para Estados ajenos. Pero
los dormidos han despertado.
Como en Seattle, como en Washington la gente sale a la calle para mostrar que el mundo
gira.
A la calle que ya es hora de pasearnos a cuerpo y mostrar que, pues vivimos, anunciamos
algo nuevo.

Diario 16: 24-12-2000


Ismael Serrano : La ciudad es un mundo
Feliz Navidad
Si Peter Pan viniera a buscarnos una de estas noches lluviosas, le pediríamos por favor
que no encendiera la luz. Porque ya no somos los niños que buscaban con él el paraíso de
Nunca Jamás. El pobre Peter se encontraría con el fracaso de nuestra madurez, el alma
cargada de nicotina y la ceniza gris del tiempo en nuestras sonrisas. Estas navidades
Peter Pan vino a buscarnos y algún malnacido dio la luz. Apretó el interruptor para dejar
desnuda la evidencia de que ya no somos niños. Las navidades ya no son lo que eran. Ya no
montamos el Belén escondiendo tras el portal al madelman guerrillero asaltando a un
inocente ángel. No pateamos con el mismo desconcierto la Plaza Mayor invadida de casetas,
espuma, árboles huérfanos y niños que se pierden. Ni siquiera me atraganto con las doce
uvas, ni dejo mis zapatos abandonados junto a la puerta. En la república de mi madurez no
caben reyes ni santos.
Nos visitan los fantasmas de las navidades pasadas y vuelan como pavesas los regalos que
un 6 de enero nos hicieron, junto con los anuncios de colonia, el neón de los
supermercados y el suelo de la Puerta del Sol lleno de cristales y burbujas. Todos los
niños se perdieron devorados por esa serpiente de luces que sale del aparcamiento de unos
grandes almacenes. Dónde estará el niño que fuimos... Probablemente junto a Mowgli
cosiendo botas para Nike en algún remoto país asiático, fumando crack en algún barrio
perdido de Los Angeles con Huckelberry Finn, quizá su foto navegue en el negocio de la Red
junto con el desnudo de Caperucita... Quién sabe. Tal vez sonríe dormido, de regreso de la
cabalgata, en algún vagón de metro atiborrado de hombres y mujeres tristes y solos, que
apagan la luz cuando viene Peter Pan.

Diario 16: 13-05-2001


Ismael Serrano : La ciudad es un mundo
Memoria
En este país hubo un tiempo en que se hablaba en voz baja en los autobuses. En los
colegios castigaban a los niños que hablaban otra lengua distinta al castellano. No se
podía ser de izquierdas ni nacionalista ni faltar a misa. Hubo antes también una guerra. Y
tras ella, la dictadura. Franco no era un buen hombre ni un gran dirigente. Cuéntele estas
historias a sus hijos. Insista en que memoricen. Que al menos su recuerdo salve la
verdadera historia, porque ciertos políticos quieren reinventarla. El rey y la derecha
española tratan de convencernos de que el castellano nunca se impuso. A los indígenas
latinoamericanos se les pedía por favor que asistieran a clase de español. Eso me pareció
entender.
Dentro de poco la derecha se dejará de niñerías y reivindicará la memoria de Franco. Se
empezará relativizando. Se dirá que la situación era insostenible. Que la guerra civil no
fue para tanto. Y que con Franco, ése hombre, se vivía mejor. Se le harán grandes
homenajes y la gente lanzará globos al aire y serpentinas. Se soltarán Vivas a España y a
la madre que la parió. Lo siguiente será revisar los libros de texto y la memoria de los
más jóvenes.
En Alemania la negación del holocausto es delito y los campos de concentración son museos
que recuerdan el horror de aquellos años y la tragedia de sus víctimas. En España aún
podría hacerse algo parecido. Sacar el cadáver del dictador del Valle de los Caídos y
convertirlo en museo. Un museo que recuerde a los presos que lo construyeron, al bando
vencido que, en definitiva, fuimos todos. Eso y contarle a los niños antes de acostarse
largos cuentos que hablen de cómo fueron perseguidos algunos sueños y de cómo, gracias a
la voluntad de algunos luchadores, se mantuvieron vivos. Recordemos la historia real para
saber lo que aún nos queda de camino. A veces basta con mirar lo recorrido.

Diario 16: 05-10-2001


Ismael Serrano
Paz
El mundo entero se tambaleó con las Torres Gemelas. Todos sentimos las terribles pérdidas
de la masacre del 11. Todos la condenamos. Pero sim

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