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Made in Tepito

Créditos
Alma Infante
Ana Espinoza
Andrea Carrasco
Bárbara García
Beatriz Salazar
David Nava
Elí Muñoz
Fabiola Garza
Luis Jiménez
Mariana Tapia
Marifé Medrano
Saraswaty León
Zianya López

2Portada: Fotografía intervenida de Erik Meneses 3

 Índice

6 Presentación
Beatriz Berndt León Mariscal

10 Los Marco-Polo de Tepito

Alfonso Hernández Hernández

19 Made in Tepito. Un cuerpo irrompible

que celebra el arte
Erik Meneses

31 El profeta del barrio

Antonio “El ñero” Paz Martínez

36 Los Fotografitos del barrio

Espacio Cultural Tepito

39 Obras

88 Agradecimientos

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Presentación
Beatriz Berndt León Mariscal
Made in Tepito
En pleno barrio antiguo de San Ángel, el Centro Cultural Casa del Ris-
co realiza desde hace décadas un encomiable esfuerzo encaminado
a la preservación y difusión del acervo donado por el jurista, político
e historiador Isidro Fabela. Como resultado de esta labor, en sus salas
se exponen variados objetos de la colección permanente, además
de presentar exposiciones temporales con objeto de ofrecer al pú-
blico una alternativa paralela de disfrute, exploración y aprendizaje.
Como parte de este último programa, la Casa del Risco permite
acercarnos en esta ocasión a un barrio originario y popular de la
Ciudad de México: Tepito, un cuadrante de la Colonia Morelos con
larga historia y tradición comercial, en donde aún poseen especial
valor el arraigo a las costumbres y el afán por conservar la identidad.
Punto citadino que trae a nuestra memoria la bravura de sus habitan-
tes, así como el talento de cómicos, boxeadores y cantantes. Barrio
antiguo cuyo nombre procede del náhuatl Teocaltepiton, en el cual
hoy en día cohabitan el español e inglés dada la cantidad de mer-
cancías extranjeras que se ofrecen en su tianguis callejero. Manzanas
y calles entre las cuales también late vitalidad cultural por ofrecer
temas para obras literarias y guiones cinematográficos, escenarios
para teatro de intervención social, o bien esferas de actividad para
el movimiento Tepito Arte Acá y el Centro de Estudios Tepiteños.
Con el proyecto expositivo Made in Tepito, los alumnos de
la Licenciatura en Estudios e Historia de las Artes de la Universidad
del Claustro de Sor Juana contribuyen a la exhibición de la pro-
ducción cultural y artística tepiteña, ejercicio que invita a pensar
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detenidamente sobre los autores, sus discursos, los mecanismos
de representación, el uso de materiales y técnicas… Una joven
propuesta que pone de nuevo el tema en la mira, guardando dis-
tancia para no caer en folklorismo o en prejuicios derivados de la
problemática social. El propósito curatorial es, por ende, dar un giro
de tuerca para invitar al visitante a reflexionar sobre el potencial de
distintos creadores en Tepito, así como sobre el carácter y signifi-
cado de su producción al interior del Barrio Bravo y nuestra urbe.
En el mejor de los casos, el esfuerzo reflexivo del público se
convertirá en un transformador de la sensibilidad social, mientras
que para cada autor ha implicado examinar el lugar de pertenen-
cia, interpretar el imaginario colectivo, ponerse en acción contra
la violencia o a favor de la igualdad, reencontrar sentido más allá
de fracturas estructurales en la sociedad. Como vehículo de cohe-
sión humana, el quehacer artístico contribuye por tanto a que la
comunidad lance una mirada sobre sí misma e intente establecer
nuevos valores que permitan el rescate o la recomposición de
lazos.
Por lo anterior, esperamos que esta exposición temporal
en la Casa del Risco dé cuenta del esfuerzo del alumnado de la
Universidad del Claustro de Sor Juana por sensibilizar al visitante.
Dada la necesidad de hacernos más receptivos a problemas del
tejido social, hemos de expresar nuestro agradecimiento a todas
las personas que hicieron posible la muestra: a los responsables
de la investigación y del discurso curatorial, así como al resto de
equipo comprometido con este proyecto a fin de concretar tanto
el montaje museográfico como su difusión.
Beatriz Berndt L.M.
Imagen: Registro Personal 8 9
Los Marco-Polo de Tepito
Alfonso Hernández Hernández
Hojalatero Social
Director del Centro de Estudios Tepiteños
Facultad de Economía de la UNAM /
Centro de Estudios China-México / CECHIMEX
TEPITO sigue estando presente a diez calles del centro, por-
que forma parte de la cuna histórica de la ciudad, desde
que funcionaba como el barrio de los mecapaleros del tian-
guis de Tlatelolco, por lo que era nombrado Mecamalinco.
Durante el Sitio de Tenochtitlan, Cuauhtemoctzin se atrinche-
ró durante 93 días en el modesto barrio de Mecamalinco, que
cambió su nombre original por el de Tequipeuhcan, que quie-
re decir: “Lugar donde comenzó la esclavitud. Aquí fue hecho
prisionero Cuauhtemoctzin, la tarde del 13 de agosto de 1521”.
En este barrio, Cuauhtemoctzin promulgó su Ordenanza a los
mexicanos de todos los tiempos, cuya consigna es: “continuar lu-
chando al amparo de nuestro destino”. Lo cual se concreta en la
fuerza, la bravura y la resistencia que caracteriza a los tepiteños.
EL MERCADO DE TEPITO es una recuperación arqueológica del Tian-
guis de Tlatelolco, reciclando su paisaje ancestral, con un andamiaje
tubular, que semeja un esqueleto cubierto con trozos multicolores
de lona; recuperando la imagen y la presencia tutelar de Xipe-Tótec.
Xipe-Tótec “Nuestro Señor Desollado”, deidad azteca de la prima-
vera, que al igual que el maíz, procura el alimento a los hombres.
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La fuerza del ritual de Xipe-Tótec representaba el cambio de piel
de la tierra, que se cubría con otra nueva. Así, la humanidad po-
dría cultivar otro ciclo agrícola. Por lo que, la fuerza tutelar de
Xipe-Tótec, es la quien procura la vida y el tianguis la comida.
Desde siempre, lo o-culto del trabajo en cada oficio, la cultu-
ra del re-uso, de la re-paración y del re-ciclaje; han sido el re-
ferente económico de Tepito; donde las lonas que cubren el
tianguis semejan una segunda piel que protege al barrio. Y en
el que nuestro tianguis, con su admirable economía de recur-
sos, pervive tan ancestral y complejo como su misma historia.
TEPITO EXISTE porque todavía resiste, manteniéndose quieto cómo
un resorte y listo cómo un cerillo. Con un protagonismo barrial que
genera su propia historia, con el actuar del Homo-tepitecus, que lo
defendió con arco y flechas; con el Ñero-en-la-cultura, que lo de-
fiende con el arte de sus oficios; con la Verdolaga-enmascarada, que
lo defiende con el lenguaje local. Y entre las diversas modalidades
de la teoría de la dependencia, y para dar cuenta de la complejidad
de todos los ires y venires de los tepiteños por las rutas comerciales
del mundo, cada Marco-Polo, como moderno Pochteca, refuer-
za a Tepito frente a la economía de mercado del tianguis global.
Todo esto, hace que Tepito tenga un atractivo adictivo a la trans-
gresión, pues asesorados por la señora Pobreza y la Musa ca-
llejera, el barrio funciona como un observatorio con su propia
agencia de análisis de cualquier proceso socioeconómico, fren-
te a las engañosas categorías del Estado y las cifras del INEGI.
Ante los cambios recurrentes que se dan en la composición de la es-
tructura económica, política y religiosa del país; la nuestra, es una re-
sistencia cultural derivada de nuestro proceso de aprendizaje y expe-
riencia como barrio-bisagra del Centro Histórico, en el que se siguen
reproduciendo todos los monopolios extranjeros habidos y por haber.
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Nuestro mercado informal de la pobreza, genera riqueza en sus calles,
cuyo dinero circulante está en nuestras manos y bolsillos, sin que ten-
ga que ser controlado ni redimido por ningún pinche banco tranza.
Así, estamos preservando nuestro propio modelo de economía barrial,
significando a Tepito por su alta especialización en el sector terciario.
Pues en la medida que aumenten la fiscalización crecerá la falsificación.
Si ahora el autoempleo prolifera, en todas partes, es porque las fá-
bricas ya no existen; por lo cual, a lo que le llaman ambulantaje, no
es un problema de orden, sino que es un asunto de producción de
espacios para trabajar, compitiendo con los circuitos de mercado en
tiendas departamentales transnacionales, que orbitan con la nueva
lógica de poblamiento residencial, con implantes urbanos sin arraigo.
Donde lo que importa, es el ‘valor’ de las personas, por lo que pueden
comprar; a fin de que vayan dejando de ser ciudadanos y los enlis-
ten en el padrón de consumidores con tarjeta de crédito o débito.
LA ECONOMÍA DEL TRABAJO que está plasmada en la Constitución
de la República, hizo que en el reparto de la riqueza nacional, a los
mexicanos-pueblo nos dejaran: la agricultura de temporal, las arte-
sanías locales y el pequeño comercio. Y por eso proliferan: las ideas
y los reclamos de los campesinos; el infinito quehacer de los artesa-
nos que le dan vida a los objetos; y la resurrección del valor de uso,
que los tianguis y las tienditas le dan a todas las cosas que venden.
Desde siempre, los barrios como Tepito actúan históricamente,
pues tienen una vida continuada en su archivo especializado, re-
afirmada en la duración de cada una de sus actividades y repre-
sentaciones, donde la resistencia es un potente motor de búsque-
da frente a la ideología para controlar los mercados informales.
LA DOBLE MORAL DE LA ECONOMÍA prohíbe infringir la ley de mar-
cas. Ve como santos a los que le dan dinero a los pobres, pero les dice
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comunistas a los que cuestionan porqué cada vez hay más pobres.
Se espanta con lo que hacen, quienes trabajan por cuenta propia.
Soslaya la creatividad y productividad chilanga. Trata de explicar e in-
terpretar de manera formal todo lo que es informal. Busca que el TLC
tenga resultados, justificando sus fronteras legales entre lo formal y lo
informal. Y considera peligroso tratar los aspectos antropológicos del
mercado informal, como algo exótico, nostálgico y hasta romántico.
Quizás, Tepito no es un barrio que le sirva de modelo a la ciudad, pero
sí es un barrio ejemplar por su vocación para encarar y resolver los
desafíos del urbanismo especulativo y globalizador. Por lo cual, es tan
importante saber de la cultura de su vecindario y conocer la econo-
mía de su mercado, reflejadas en sus propias formas de trabajo y vida.
Aunque es un mandato constitucional, que el gobierno procure el
abasto popular, cada mercado informal lo ejerce como una forma
de ciudadanía y de soberanía alimenticia, con bienes y servicios que
heroicamente responden a cada etapa de crisis económica y labo-
ral. Quienes gobiernan y los que estudian mucho este asunto, en la
praxis de la cotidianidad, saben poco de este problema que nos está
convirtiendo en consumidores de productos y bienes importados.
La cofradía de los que debieran procurar la estabilidad de nuestro mer-
cado interno, parecen estar más atentos a las profecías especulativas del
fin del mundo, sin estar sujetos a las del fin del capitalismo verde o amarillo.
La ideología del mercado libre, difunde que lo importado es me-
jor que lo nacional. Lo cual nos acostumbró a ser consumidores
de productos made in USA, made in Germany, made in Japan,
made in Taiwan, made in Korea, made in Argentina, made in Bra-
sil y, recientemente, made in China. Por eso, tiene tanto mérito
todo lo que se produce y se vende: made in Streets of México.
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En Tepito, tenemos la experiencia de cómo la piratería en audio y
video ha empobrecido el mercado. Pues las ganancias son para la
sociedad del espectáculo, que la utiliza como amortiguador social,
para que dejemos de ser pueblo y nos convirtamos en público. En
su otra etapa, la piratería propagó la pornografía, y ahora las esce-
nas con violencia real. Y aunque han bajado mucho las ganancias
en la República Pirata, los estragos sociales ya están a la vista de
todos, pues su geopolítica ha permeado todos los estratos del país.
Me sorprende que, para salir del subdesarrollo, por encima de la eco-
nomía, y de la política, todavía no podamos sobreponer nuestro re-
curso cultural; tal y como lo hacen otras naciones. Y en esto, considero
que la Universidad Nacional tiene una deuda con México. Por lo que,
demandamos que ningún académico haga lo que los ministros de las
iglesias, que administran el conocimiento y usufructúan la ignorancia.
Además de los Marco-Polo, a las guapiteñas y a los tepichulos les ha
dado por imponer modas y modos de vestir, de hablar y de actuar frente
a tantos chilangos de plastilina que se forran de etiquetas con marcas,
dizque de prestigio, para querer ser o parecer lo que no son. Pues cada
marca, pareciera ser el equivalente a un boleto de acceso al mundo way.
A muchos de nosotros, nos están haciendo olvidar que somos
herederos del Pueblo del Sol. Y por eso, para algunos otros, Te-
nochtitlan es una simple maqueta o una calle en algún barrio
popular. Con el Oriente, nos hermana el culto solar, pero ellos
todavía preservan sus tradiciones ancestrales, mientras que
a nosotros nos bombardean y saturan de fayuca cultural.
Porque Tepito propicia la consolidación de otros barrios, a Tepi-
to le tiran y le tiran, pero no le atinan. Y al estigma delincuencial
con el que lo etiquetan, lo contrarrestamos con el carisma ba-
rrial. Con el que, los sujetos de la experiencia de Tepito, con su
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propio laboratorio de economía y cultura, inventan fórmulas y
procesan recetas contra los procesos arruinadores del sistema.
Nuestra territopía barrial es un actuar rizomático de aprendizaje fren-
te al urbanismo depredador entre lo considerado parasite ó paracity.
Además de que el barrio es una escala urbana que integra: arraigo,
identidad y cultura; también es un sistema con pedagogía urbana
que articula lo social y la economía a favor de comunidades y vecin-
darios que aprenden a impulsar su propio desarrollo sustentable.
Por estar tan cerca de la Slim Village, a Tepito lo están dejan-
do a su suerte, para que no vuelva a ser un semillero de cam-
peones, para que se convierta en un santuario de impuni-
dad, y para que deje de ser una modesta fábrica social, contra
la poderosa industria del crimen y su fordismo delincuencial.
Afortunadamente, un grupo de especialista de la UNAM, ya ela-
boró un diagnóstico intitulado: México frente a la crisis, el cual
contiene cien propuestas con lineamientos concretos para una
política de crecimiento sustentable y con protección social universal.
Tepito dejó de ser el miserable arrabal de la Ciudad de los Palacios,
cuando aprendió a forjar y diversificar estructuralmente su cultura
de la pobreza. Y por si fueran pocas, todas las gestas y gestos del
obstinado barrio de Tepito, ya estamos preparándonos para saber
qué hacer o inventar cuando inauguren el Dragon Market, en Cancún.
Por eso, los tepiteños creemos que, si todo México se asumiera
cómo el Tepito del mundo, seríamos capaces de crear y darle sus-
tentabilidad a nuestro propio mercado interno y competir en el
tianguis global, con nuestra propia creatividad y productividad.
La cuestión de cuestiones es que, si no hacemos algo y pronto,
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vamos a llegar al extremo de que vengan a gobernarnos man-
darines chinos. En este sentido, se observan los streetmarkets
vs marketsbuildings; por otro lado, los borders markets y el no-
madic consumer, que siguen poniendo en juego el aspecto am-
bulatorio en la infiltración confeti de cada free market en la an-
tropolis mexicana. Destaco nuestra experiencia con el grupo
danés Superflex, clonando política y económicamente todo lo
que se pueda hasta reproducirlo y convertirlo en una super-copy.

Estando en el ombligo de la ciudad de México, a Tepito le quie-

ren vulnerar su dignidad humana, sobrehumana e infrahuma-
na; contaminándolo con la bruma del estigma delincuencial, con
los prejuicios de su informalidad económica, y con los estereo-
tipos artificiales, que los tepiteños hemos aprendido a aniquilar
en cada una de las etapas de nuestra historicidad extrovertida
y obstinadamente defensiva. Porque afortunadamente, el des-
tino histórico del mercado en el barrio de Tepito, es que nadie
crea en el destino de su protagonismo. Lo cual quedó manifiesto,
el pasado mes de febrero del 2012, en el simposio del Informal
Market Worlds, celebrado en Universidad de California (UCSD).

www.barriodetepito.com.mx
abcdetepito@hotmail.com

16 Imagen tomada de: Wikimedia Commons 17

 Made in Tepito.
Un cuerpo irrompible
que celebra el arte

Eriko Stark
“No necesito disfraz
Aquí está mi cara
Hablo por mi diferencia
Defiendo lo que soy”.
Pedro Lemebel

Se dice que la creación es una prueba inamovible de carne, hue-

so, sangre, sudor y mierda de que el ser humano puede cambiar
la rueda de su inevitable destino. El arte es una conciliación de la
vida sobre la muerte y viceversa, experiencia tangible que se ce-
lebra desde cualquier lugar, sin embargo, aquí en Tepito, la droga
es el arte que reina en su sociedad, ningún oficio por más noble o
transgresor que parezca puede superar al narco o eso se pensa-
ba antes de 1980 cuando nace el Crack (aquí le llamamos piedra
o cocaína cocinada) instalada en el barrio después del sismo de
1985. Hoy en día parece irónico que enfrente de la Galería José
María Velasco se encuentren los jóvenes vendiendo droga y nunca
hayan entrado a ver una exhibición sobre Tepito. La Galería se en-
cuentra entre Peralvillo y Matamoros, a una cuadra de la calle más
peligrosa de todo el barrio, Jesús Carranza. A pesar de la situación
que actualmente se vive por el poder, existen personas que siguen

18 Imagen tomada de: Erik Meneses 19

haciendo arte. La historiadora Sara Sefchovich en su documento
llamado: ¡Atrévete! Propuesta hereje contra la violencia en México,
demuestra que el arte no es la solución para acabar con el crimen
y la violencia ejercida desde el narco, entonces ¿por qué en Tepito
se sigue creando arte? La única respuesta es que la creación sí es la
prueba de que se puede cambiar la realidad. A lo largo de la historia
tepiteña. el arte ha contribuido una resistencia más fuerte que cual-
quier expropiación, golpe, secuestro, mordida, cuchillada, o balazo.
Pensar en la primera obra de arte
hecha en Tepito
La historia del arte en Tepito nace desde el nombre (Tepito). Existe un
trabalenguas que va más allá de los anales del lenguaje, de hecho, el
mismo nombre significa: Tepito=Tepitoyolt=pequeñez=chico; Pito-
te=Ipitote=pene grande o el pitote dé…; To-tepi=totecpi=nuestro
piojo (Nuestro diminuto lugar). Por ende, Tepito sería el pitote de un
pequeño lugar. Existe una palabra llamada “chicuarote” que data su
origen desde el siglo XVI, esta palabra tiene dos significados: chile
y necio o terco, la relación de chicuarote podría estar vinculada
con Tepito creando el siguiente significado: El chile testarudo, pero
sabroso de un diminuto lugar, la pregunta es, ¿cuál es ese diminuto
lugar donde cabría un chilito o un chilote, o también un pitito o un
pitote? Justamente el Centro del cuerpo, en el ombligo de la luna, la
prueba más irrefutable de que somos seres humanos imperfectos.
El trabalenguas Tepito proviene al menos del registro de las igle-
sias. Cuentan las tradiciones que eran tres barrios: Atenantitech (San-
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ta Ana), Tequipeuhcan (La Conchita) y Teocaltepiton (San Francisco).
La dificultad de pronunciar sus nombres orilló a crearles diminutivos,
es por ello que Tepito era mencionado entre sus mismos pobladores
antes de la conquista. Hasta la fecha, se han encontrado registros des-
de el siglo XVII de la existencia del nombre Tepito. También existe una
leyenda-ficción conocida entre los habitantes del barrio, esta historia
es recuperada por el escritor Armando Ramírez: un par de policías les
tocó hacer guardia en la noche, para comunicarse utilizaban pitos
(silbatos) como apoyo para apaciguar el miedo de rondar las calles.
Dícese que, como a eso de las tres de la madrugada, a uno de ellos le tocó sepa-
rarse y hacer la ronda, el miedo le bailaba en los ojos y le temblaba en los labios,
aunque con todo eso, se lo aguantó, y se fue a hacer su ronda, no sin antes re-
cordarle a su pareja que: “si me pasa algo te-pito, si me pasa algo te-pito, te-pito,
te-pito. Si me veo en peligro te-pito, te-pito, te-pito, te-pito. Si me quieren robar
te-pito, te-pito, te-pito. Si me quieren violar te-pito, te-pito, te-pito…” Y a medi-
da que se lo decía se iba alejando por entre la densidad de la oscuridad la cual
parecía sostener una llama de luz.
Contó después el policía pareja, que como a la tres y diez, tres y cinco oyó una
voz queditita, como entre humo, diciendo, gritando muy quedito: Te-pito o
Tepito. Pero que hasta ai, pues luego se le metió la angustia y el pendiente al ver
que su pareja no regresaba…
Al amanecer el policía pareja encontró a su compañero de ronda, muerto.
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De esta manera, de la tradición oral nace la historia del arte en el
barrio bravo de Tepito, la idea de un policía que fue descabezado
y un trabalenguas nos hace recordar la enorme relación entre la
narración ficticia y la bravura que está por encima de la ley. Parece
ser que el periodista Alejandro Alamazán fue el creador de la frase
“Artistas de la muerte” al referirse a los hombres y mujeres que usan la
violencia para crear las muertes más espectaculares y exóticas como
Pozolear a la gente (echarlos a un bote con ácido), descabezamien-
tos, llenar un cuerpo de balas, echar su corazón a una piñata, dejar
encobijados o abanderados (envueltos con la bandera de México),
mutilarlos para convertirlos en tamales; el arte es por naturaleza
un acto de violencia que con el tiempo será domesticado hasta
convertirse en un espectáculo patrocinado. El nombre de Tepito
nacería no sólo del arte, sino también desde el escándalo de la nota
roja: “un policía descabezado”, “una cabeza descabezada”, “un des-
cabezamiento de cabeza” que incitarían al albur, el erotismo fálico
y lenguaje crudo que da pie a un Realismo sucio. La primera obra
en Tepito es su mismo nombre: Te-Pi-To, espacio de la bravura, la
resistencia salvaje y el misticismo que alberga el corazón de México.
Espacio multicultural
Se dice que Tepito fue uno de los últimos lugares de resistencia des-
pués de la conquista, sin embargo, la resistencia ante una batalla no
sería la única forma de combate. Un área dedicada al comercio am-
bulante (ilegal) de mercaderes, artesanías, ropas, joyería, metalurgia,
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gastronomía, drogas; un espacio insalubre debido a que también
era un basurero que amplificaba las enfermedades infecciosas por
bacterias al igual que las sexuales de aquellas prostitutas refugia-
das en las estructuras abandonadas del lugar juntos a criminales,
desertores, “diferentes”, anarquistas y gente proveniente de otros
Estados haría de Tepito un mapa arterial de realidades yuxtapuestas
donde se romperán las barreras sociales, económicas, religiosas, lin-
güísticas, sexuales y la más importante, la cultural que abriría paso
a las tradiciones y oficios multimanuales; es en el oficio donde se
rompen las barreras de género que hacen posible la globalidad de
un lugar, cosa que parece inaceptable para una parte de la sociedad.
Justo como lo menciona Efraín Huerta en su Declaración de odio:
Amplia y dolorosa ciudad donde caben los perros,
la miseria y los homosexuales,
las prostitutas y la famosa melancolía de los poetas,
los rezos y las oraciones de los cristianos.
Sarcástica ciudad donde la cobardía y el cinismo son alimento diario
de los jovencitos alcahuetes de talles ondulantes,
de las mujeres asnas, de los hombres vacíos.
El Primer Cuadro de la Ciudad se convierte en el escenario
de la sordidez que requiere ser limpiado, pero el Cuadro en que se
devela la realidad que Efraín Huerta —verdaderamente odia— es
la aceptación de la pobreza como un acercamiento a la dignidad y
la lucha por salir adelante aún a costa de las pocas oportunidades.
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 Tu vives tan rodeada de pobreza
No tengas pena, no tengas vergüenza
Que es muy triste y muy dura esta vida
Y deja a los demás y ponte a luchar […].
Se que solo así luchando triunfare…
Es importante decirlo, en Tepito es el primer lugar en donde
se encuentran todos los oficios que son ejercidos por hombres y
mujeres en igualdad, hay pobreza, pero la verdadera pobreza se
extiende alrededor del barrio, en lugares como Garibaldi, Guerrero,
El Centro, San Juan de Letrán, La Alameda Central, Merced, More-
los y parte de la Lagunilla que también se verán reflejados como
referentes para futuros artistas del barrio, entre ellos figura Daniel
Manrique quien fue fundador de Tepito Arte Acá y recupera frag-
mentos de la alegría y el orgullo de vivir en esa “amplia y dolorosa
ciudad”. También Salvador Gallardo Castro se interna en el desecho
de la mecánica inservible, el plástico y otros elementos orgánicos
para crear mueblería haciendo destreza de su capacidad manual.
Gallardo es un artesano que ha reinventado la forma de convertir
un hogar en toda una obra de arte, de hecho, su propio estudio es
una obra constituida de muebles, ilustraciones, archivos y su na-
rración oral que brinda episodios picarescos a aquellos visitantes.
Los oficios transmutan y las madres se convierten en obreros,
padres, ambulantes, los proveedores y defensores de los hombres,
las barberías de hombres rudos compiten con las estéticas donde
los hombres se travisten de mujeres y se ponen a la moda para crear
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toda clase de cortes novedosos, los policías se convierten en crimi-
nales y los delincuentes en justicieros, los niños desde pequeños
trabajan y aprender el bisne; llegan extranjeros y personas de todos
los lugares con un arte que se va adjudicando al cuerpo del barrio,
incluso el arte de matar se perfecciona en la instrumentaría y las
tácticas hasta llegar a un resultado donde todos los oficios habidos
y por haber quedan registrados. El oficio se convierte en arte, supera
a la obra y se traspasa a los cuerpos. Los tepiteños viven el perfor-
mance, y a donde quiera que vayan transmiten el arte a través de sus
palabras, sus ropas, tatuajes, su belleza, su fraternidad, su crueldad
que poco a poco comienza a ser secuestrada por otras realidades.
El narcotráfico como una resistencia de Tepito
La droga es el arte que reina en Tepito, la droga es más fuerte que el
arte y debemos admitir que ha ganado la batalla, ha ganado la vida
de las juventudes, la droga los ha convertido en criminales y adictos
que deambulan como cadáveres en vida pidiendo dinero a cambio de
favores domésticos y laborales, los mismos habitantes del barrio han
sido culpables, incluso los mismos artistas; el ejemplo más claro es la
muerte de Natasha Fuentes Lemus, hija del escritor Carlos Fuentes
que murió en el barrio bravo por una sobredosis de piedra. En el año
de 2005 Natasha fue encontrada entre unas escaleras y atrás de un
altar que resguardaba una Virgen de Guadalupe que fue mandada a
construir por los vendedores de droga en la calle de Jesús Carranza,
Natasha fue en búsqueda de drogas, compró piedra y se encerró en
un departamento junto con otros vendedores y adictos a fumar. Al
momento de sufrir una sobredosis su cuerpo fue llevado al inicio
25
de la vecindad donde se ubicaban las primeras escaleras y el altar
de la Virgen de Guadalupe. Hasta la fecha se han escrito diferentes
versiones sobre su muerte: “que fue bajo un puente”, “que fue en una
casa”, “que fue en un carro”, “que fue un tipo que se quería vengar
de su padre”, pero ésta, es la verdadera versión de su muerte. Fue la
piedra y el cuerpo frágil de Natasha quien no resistió más; ni todas
las letras de su padre pudieron contrarrestar semejante tragedia. A
un año de su muerte (2006), el presidente Felipe Calderón Hinojosa
comienza su mandato que da origen a la guerra del narcotráfico.
En Tepito se trata de demostrar que hay más tradición y lu-
cha que drogas, miseria y violencia, de hecho, podemos decir que
muchos de nuestros artistas han censurado el tema, lo han hecho
a un lado para seguir enorgulleciendo a boxeadores, futbolistas,
actores, pintores, muralistas, escultores y figuras reconocidas en
el barrio que actualmente son las referencias impuestas en Tepito,
tal vez el único autor que ha podido dar un acercamiento al tema
de la precariedad es Francisco Mata Rosas que través de sus fo-
tos, aísla a los habitantes para ser retratados en un fondo blanco
y recuperar un fragmento de la identidad tepiteña de la misma
manera que Richard Avedon documenta las comunidades más
abandonadas de Estados Unidos en In the american west 1979 –
1984 las fotografías de Francisco, al igual que las de Richard tratan
de dar un retrato cultural a su propio país. Mata Rosas logra docu-
mentar los mismos oficios que se han transmitido de generación
en generación, su aporte es visibilizar y dar protagonismo a las
mujeres que dan fuerza y vida al barrio, a los mismos adictos a
las drogas y uno que otro futuro criminal al igual que jóvenes ho-
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mosexuales y chicas transgénero que buscan un mejor provenir.
¿Es posible que en los rizomas de narcotráfico exista una re-
sistencia y, sobre todo, exista el arte? Yo me atrevería a decir que sí.
Se dice que el barrio esta dejado a su suerte, eso quiere decir que la
sociedad mexicana ha marcado fronteras con Tepito y lo ha aislado
de la misma ciudad, de igual manera los habitantes del barrio han
permitido ser encerrados en un muro imaginario que abre paso a los
fenómenos de gentrificación y exotización cultural. Tepito una caja
de seguridad que nadie quiere abrir por miedo a perder sus drogas
y secretos más íntimos, en esa masiva oscuridad también existe una
conciliación con la violencia que ha cobrados centenares de vidas.
En la historia del narcotráfico en Tepito, también las mujeres
han tomado el poder y el control de las drogas haciendo eviden-
cia de un narcofeminismo que escapa a las lógicas del hombre, se
podría decir que al llamado “gobierno ilegal de las mujeres” tuvo
aspectos positivos como la disminución de violencia, generaciones
de jóvenes que se les dio una vida más digna fuera de la ilegalidad.
Existe un monumento dedicado a Las 7 Cabronas invisibles de Tepi-
to que rinden homenaje a la fuerza laboral y social de las mujeres
que han hecho del barrio un hogar vivible, digno y respetable. La
creadora Mireia Sallarès incluyo a las mujeres trabajadoras, pero no
le hizo un homenaje a aquellas mujeres que dejaron de tentar su
suerte para tomar las riendas de su camino y vender droga para no
sucumbir en la pobreza, vender droga para buscar una mejor vida
y al final renunciar a ese oficio para salir del barrio y vivir una vida
nueva. Muchos de estos casos viven y merecen una reconocibilidad.
27
La guerra contra el narco en Tepito y la lucha por el poder criminal
darían pie a una generación de artistas que hablarían desde su
diferencia y desde lo que no se podía hablar, al menos, la obra de
Arnold Zpadaz, Ariel Torres Ramírez y Eriko Stark (su narrador) sería
una prueba tangible de otros tantos creadores que también toma-
rían conciencia desde su contexto para hablar de la mexicanidad.
Hoy en día el narco ha ganado terreno y se ha apoderado de va-
rias calles, el tiempo ha cobrado la factura y varios murales comienzan a
desaparecer, los artistas mueren con sus obras y otros huyen del barrio.
La policía mata sin importar que sean inocentes y la desconfianza a frac-
turado a sus habitantes, sin embargo, todavía se sigue haciendo arte.
Tepito, el animal exótico
Tepito ya perdió su identidad y su bravura, perdió la resistencia y
sus tradiciones. Los medios de difusión digital, prensa, radio, aca-
démicos, artistas externos, extranjeros y demás se han encargado
de convertir a Tepito en un ser exótico de pasarela que se adecua
a las modas posmodernistas. Pero el fenómeno de la exotización
cultural no sólo ha influenciado al barrio, los primeros cuadros de
la ciudad son el laboratorio del morbo y la excitación de personas
que buscan una oportunidad de ganar un premio, ser reconocidos
por su trabajo en el barrio, ganar una beca cultural, ganar dinero,
adeptos, un 10 en su tarea o verse cool por sentirse de barrio; el
mismo Tepito se dio cuenta de semejante situación y gran par-
te de él se ha prostituido para venderse y engañar a todos los
incultos que piensan que Tepito inventó las alitas adobadas, los
28
dorilocos y el reguetón; que Tepito tiene laboratorios de droga
en donde se crean drogas y los vendedores saben de química;
que Tepito tiene una fábrica de armas clandestina; que Tepito se
encuentra bajo la mafia china; que Tepito hay millones de pesos
sepultados bajo tierra como un tesoro que algún día saldrá a la luz.
Las modas han modificado la realidad, hoy en día la oferta gastro-
nómica es cada vez más Fast Food, las chelerías reinan las calles y los
bailes de barrio pasan ahora a ser fiestas de perreo. La moda de los
Reguecholochacatepibandapop son el resultado de las multiculturas
del comercio. Tepito es de los primeros espacios en donde llegan
las modas; de la fayuca se pasa a la ropa desechable, los aparatos
de sonido evolucionan sus formatos para terminar en bocinas y
USBs que reproducen pistas MP3, la muerte del disco compacto es
inevitable, sólo en las películas queda junto al Blu-Ray. La vida en
las vecindades se reduce para ser más bodegas de mercancía, por
primera vez en las calles se ofrece la droga como un producto más.
Además de Tepito la transformación cultural impregna a otros espa-
cios como Garibaldi en donde el mariachi se encuentra en peligro de
extinción para abrir paso a los cantantes de banda, el baile también
peligra con ritmos como la salsa, cumbia y danzón, la pose, el atrevi-
miento es ahora nuestra expresión. Entonces podemos decir que la
gente cuando viene a Tepito ya no viene a Tepito, viene a cualquier
lugar, destino cruel y común. Sin embargo, se sigue haciendo arte.
Ariel Torres Ramírez es una visión contemporánea que lucha
por la recuperación de las tradiciones, en su obra se aprecia
una fuerte referencia al trabajo de Daniel Manrique, pero aho-
ra la creación es un continuo que retoma las líneas del tiempo.
De todos los creadores, Ariel recupera los elementos pop y los
29
lleva a una estética de lo fantástico. De la misma manera Arnold
Zpadaz ve en la exotización cultural una forma reflexiva de llevar
El profeta del barrio
su obra, Arnold es el único creador que ha globalizado su obra
Antonio “El ñero” Paz Martínez
en tan poco tiempo y hacerla atractiva, de hecho, es sumamen-
Campamentos Unidos A.C.
te estética lo cual rompe el molde de los creadores de barrio.
También la apertura de Tepito ha dado espacio a los creadores de
Texto escrito en 2001 para el 5to aniversario
género como mi caso propio donde por primera vez se documenta
luctuoso de Daniel Manrique Arias
al barrio desde una perspectiva queer a través de la fotografía, la
poesía y el performance. Esto demuestra que la exotización cultural
ha también influenciado al arte en Tepito no sólo de manera negativa.
Me cae… che Manrique, su terquedad jocosa te sacaba de la güe-
La identidad del barrio se ha perdido, tal vez se encuentre de va, con satírica charla, tejió el relajo de su choro: “Arte Acá”, donde
parranda o secuestrada, tal vez lo que haga falta es recuperar de visionario ordena las fabulaciones de sus sueños guajiros que eran
las manos de aquellos que han decidido que sea o al romper esos el sustento de su pasión; su amor por la existencia, su esencia ética,
que lo hacían comparable a un profeta de barrio, que instruía con
muros y aceptar las realidades para dialogar con ellas se pueda
su fe la salvación de la humanidad a través del arte y la cultura.
recuperar y, sin embargo, se sigue haciendo arte hecho en Tepito.
Picudo y desafiante contra lo establecido, lo lleva a ser cata-
Made in Tepito logado como un delirante provocador, que sin armas ni violencia,
solo con su brocha y colores, su vitalidad intelectual y su impetuosa
ironía, desafió a toda la tenebra de la imperfecta realidad, con su
Celebremos al barrio que aún tiene cuerpo, que aún sigue resistiendo,
grotesco circo de posmodernidad y consumismo del supermerca-
que aún sigue creando, viviendo con orgullo, siendo cabronamente
do de la banalidad, muladar de progreso y desarrollo globalizado.
hermoso. Tepito ha vivido y sufrido de todo, es humano, e imperfecto,
es bello y caprichoso; no cualquiera se atreve a vivir en él, y no cual- Aunque no lo crean, se preparó chido para ser un perfecto
quiera se atreve a hacer arte de él. Celebremos a estos creadores que fracasado, que lo llevó a convertirse, sin título o profesión alguna,
en un genial artista plástico, pero sobre todo en un gran ser huma-
con su trabajo han logrado dar cara, han cambiado el destino y darnos
no, sensible, generoso, cordial, animoso; que en la construcción
gozosos momentos. Celebremos que el barrio vive, porque resiste a
de su arte y creación literaria dejó grabado su conciencia moral.
pesar de tanta chingadera, celebremos la multiculturalidad y celebre-
mos su futuro el cual traerá nuevos creadores y artesanos a este co- Nomás piquen, si nobleza barriera, lealtad y malviven-
razón de un pequeño lugar en donde yacen los cuerpos irrompibles. cia lo armaron pa´ los fregadasos de la vida. Siempre de negro,

30 31
como padrecito de pueblo, con su morral al hombro retacado
de enigmas, peregrinaba como trotacalles, semejando a uno de
esos héroes épicos que ya se esfumaron hace un guato de ayeres.
Tal fue, también, su obsesión de ponernos al tiro sobre la
nebulosidad humana, sobre todo la de los ojaldras y culantros, de
la gandallés de los políticos sin distingos; de la perversión y fetidez
de las religiones; los fanatismos ideológicos y de la pendejés vege-
tativa de los múltiples líderes y mesías que abundan en manada
en este México moderno “informado” y democrático. ¡A joder!.
Más aún, claro, todititos enfermos, sumergidos en su baba y em-
brutecidos de poder, soberbia, corrupción, gandallés, prepotencia y con
voraz delirio de grandeza pa´ joder a sus iguales… ¡Sí! Joder al jodido.
¡Chincho!... va de nuez, siempre estaba puesto y dispuesto a
brindar aire limpio de sensatez, a colaborar chido y brindarse con total
desinterés, sin paga alguna. Apartaba su calidez para ponernos sobre
aviso de la taradés de los disque superaditos, profesionales, académi-
cos, iluminados y redentores que mutilan, castran la sensibilidad crea-
tiva de las manos, la improvisación, la informalidad, el pensamiento y la
iniciativa popular, que nos ha permitido subsistir, resistir y revelarnos.
También es cierto que lo llevaron a ser una de las plumas más diver-
sas, polémicas e intensas como escritor, periodista, ensayista, filósofo,
poeta, “teatrero”, cuentista, alburero y luchador de adevis, que sostu-
vo una vital crítica y sentido del humor que alimentaron su libertad.
Siempre sin lugar a duda, fue un incansable creador y promotor
del arte y la cultura popular como motores y ejes del conocimiento crea-
tivo y la convivencia fraterna, que nos hace verdaderamente humanos.
Y como ven… ¡cincho!... Daniel Manrique Arias es un sím-
bolo de la auténtica dignidad humana.
Pos… por eso no hubo quien tuviera su talla moral para juz-
garlo y pues pasó de volón las aduanas celestiales del divino soplo.
Créanme… che Manrique, ahorita estará en total aburrimiento, sulfu-
rando, jeringando, pintando “sus caracolitos” a todititos los serafines
y demonios terrenales, o sea a los culeís y ojaldras. ¡Así! Era el gran
“ñero de ñeros”, el jefe de jefes de “Tepito Arte Acá”. ¡Digo, o no!.

Segurito, segurito, que ya llegó al cielo, pues chupó faros,

que además le encantaban. Tuvo pase directo con el cus… todio
del cielo. Pero no se sabe bien a bien, con su facha de padrecito, se
les coló erguido. Pos… más bien, su sobrada sencillez, su pasión
por la vida, su tolerancia y su gran amor incorruptible. Su peregri-
nar por las calles lo hicieron un espíritu de luz de brillante talento
y genialidad que cobró sentido al convertirse en un cazador del
espacio y el tiempo que grabó en la cartografía de sus reconocidos
murales y pinturas de la cotidianidad de los barrios, su entorno y
la gente común, sus iguales con quienes eligió estar de su lado.

32 33
 Imagen tomada de: Wikimedia Commons
34 35
Los Fotografitos del barrio
Espacio Cultural Tepito
Tepito, México 2018.

Desde sus inicios el ESPACIO CULTURAL TEPITO (1981), ha imple- propuesta, completamente innovadora e inédita en la historia de
mentado una forma de trabajo y gestión enfocada principalmente esta Ciudad, que nos complace compartir con todos ustedes. Esto
a las manifestaciones artístico-culturales en el barrio más famoso no son sólo palabritas y dejémonos de metáforas, o qué. Alguien
de la Ciudad de México. En Tepito por ahora nos ocupamos de dar a una vez dijo que el arte cura, y si no cura... pus, pus no es arte. Justo
conocer esta iniciativa, es acercar a los niños y jóvenes a la práctica es decir que tuvieron que conjuntarse las magias diversas instaladas
fotográfica, pues el fin ulterior, fue la idea de apadrinar a niños del en los corazones de los que participaron, principalmente nuestros
barrio, por parte de fotógrafos profesionales y el acompañamien- niños, en quienes se centra el alma de este trabajo, estas fotografías
to y formación dedicados a los pequeños habitantes del barrio, A tomadas por los FOTOGRAFITOS son solo una pequeña muestra
Tepito se le quiere ver siempre como bravo pero en sus entrañas del gran trabajo que se ha hecho. Pero aquí no se detiene nuestro
también hay mucha ternura, hospitalidad, sorpresa de la sana, por trabajo, el cual ya lleva más de 6 años y con más de 19 exposiciones
fortuna. El verdadero lado oscuro de Tepito, aquél del que hablan realizadas por todos los rumbos de esta Ciudad, así que disfruten esta
las leyendas, al que sólo acceden los privilegiados, igualmente, a pequeña muestra que ya es inmortal por estar también en las páginas
los que nos recibieron bien a la hora de los recorridos fotográficos. de un gran libro llamado “Tepito Crónico” en donde, lo más impor-
Con esta experiencia hemos constatado la respuesta y la forma tante es, la conjunción de creatividades del mero barrio de Tepito.
como Tepito es amado por gente de otras latitudes, alegremente,
en este caso, todos dedicados profesionalmente a la imagen en
todas sus formas. Todos encontramos un resquicio de tiempo y de
luz para extraer una veta de lo más desconocido. Sorprendente ha
sido la respuesta de nuestros amigos fotógrafos, que nos dice que
estamos en el camino correcto en la forma de hacer trabajo cultural,
verdaderamente desde los orígenes de la formación, es decir, los
chavitos, en este nuevo estilo de existencia, o si ustedes quieren, de
simple convivencia a través de la fotografía. Grata, extraordinaria,
rica y única experiencia, para nosotros, haber diseñado este tipo de

36 37
 Núcleo 1
¿Qué, cuándo y dónde es Tepito?

38 39
 1930 La mayoría de la población tenía oficios arte-
sanales como la zapatería. Sin embargo, ya se
El proceso de modernización característico de finales
veían mercados, como el de flores, carnes y
del siglo XIX dejó una huella palpable: la industriali-
verduras ubicado frente a la parroquia de San
zación, el desarrollo de la infraestructura y, especial-
Francisco de Asís.
mente importante, la introducción del ferrocarril. Con
el negocio, nacional e internacional, aumentó la po-
blación y el terreno urbano.

Siglo XIX

El comercio todavía se limitaba sólo al espacio de la Plaza de Fray Barto-

lomé de las Casa que estaba llena de puestos semifijos. A partir de los 40,
Siglo XX cuando la clase obrera no se podía dar el lujo de comprar cosas nuevas,
hubo un auge de baratillo y la venta se expandió a otras calles.

Tras la conquista, fue llamado Tequipeuhcan, que quiere

decir “lugar donde comenzó la esclavitud”. Aquí fue hecho
prisionero Cuauhtémoc, el 13 de agosto de 1521, terminan-
Siglo XVI do así el sitio de Tenochtitlan. El lugar de la captura está
marcado en la parroquia de La Inmaculada Concepción.

40 41
 Otro deporte popular en Tepito
es el fútbol. La legendaria cancha
de fútbol “Maracaná” surgió en
este año. Cuando se terminó la
construcción de los mercados
cubiertos en el barrio, los puestos Durante los setenta en México se conformaron diversos colec-
de la Plazuela de Tepito fueron
reubicados, dejando libre el es-
1974 tivos artísticos. Daniel Manrique Arias funda el colectivo Tepito
Arte Acá, centrándose en fortalecer la cultura popular del barrio
1957 pacio al lado de la iglesia de San de Tepito e integrar el arte en la población.
Francisco de Asís.

Probablemente por la constante interacción de las

personas en los patios de las vecindades donde no
faltaban pleitos, Tepito en esa época se convirtió en
1940 la cuna del boxeo, una de las razones por la que el
barrio comienza a ser conocido como bravo.

En los patios de las vecindades siempre existió la tradición de organizar festejos o

bailes. En los 60 llegó la época de la música grabada a los barrios populares y así
empezó el fenómeno de las fiestas sonideras. Gracias a la accesibilidad tanto de LPs
como equipos de sonido que llegaban junto con la falluca, Tepito funcionó como el
1960 escenario principal de estos encuentros comunitarios de música. En la Casa Blanca,
una vecindad tepiteña, nació el primer sonido en México: La Socia y posteriormente
La Changa, probablemente, el sonido más conocido en la actualidad.

42 43
 1990 De acuerdo con los testimonios de los locales, desde que se acuerdan ha habido
marihuana en ciertas partes de Tepito, e igualmente por la presencia de talleres
zapateros existía el abuso del pegamento o tíner. Durante décadas se vendía y con-
sumía de manera discreta, y sin la violencia que está asociada al narcotráfico hoy.
Después de 1994, bajaron las ventas de fayuca y muchos empezaron a dedicarse
a la venta de cocaína. De esta manera, los departamentos de algunas vecindades
se convirtieron en tienditas y Tepito en el centro del narcomenudeo.

Siglo XXI Actualmente Tepito no es una colonia oficial

de la Ciudad, sino que forma parte de las de-
legaciones Cuauhtémoc y Venustiano Carran-
El 19 de septiembre ocurrió el temblor más destructivo
za, teniendo varias colonias en su perímetro.
1985 de la historia mexicana, y Tepito, por albergar un gran
A pesar de las dinámicas desfavorables que
número de viejas vecindades, sin mantenimiento, estaba
se manifiestan todos lo días, prevalece una
entre las zonas más afectadas. Ante la falta de algún
riqueza cultural, organización vecinal y lucha
sistema de protección civil, la misma gente empezó los
por sobrevivir en una Ciudad que se empeña
trabajos de rescate. A diferencia de otros barrios po-
por mantenerlos aislados.
pulares, ya tenían experiencia organizándose y desde
Y es aquí donde cobra sentido...
el inicio participaron en la reconstrucción del barrio.
Luchar para poder quedarse.
“Tepito existe, porque resiste”.

44 45
 Núcleo 2
El otro Tepito

2.1 Tepito, ¡Bravo el barrio!

2.2 Bravo el barrio.
A ocho años del proyecto.

46 47
Enrique Hernández Luis Arévalo
de la serie Tepito ¡Bravo el barrio! de la serie Tepito ¡Bravo el barrio!
FRANCISCO MATA ROSAS (1958) FRANCISCO MATA ROSAS (1958)

Impresión a color Impresión a color

24 x 20 in 24 x 20 in
2007 2007

48 49
Gardenia Mia Mary
de la serie Tepito ¡Bravo el barrio! de la serie Tepito ¡Bravo el barrio!
FRANCISCO MATA ROSAS (1958) FRANCISCO MATA ROSAS (1958)

Impresión a color Impresión a color

24 x 20 in 24 x 20 in
2007 2007

50 51
Emilia Méndez Ana María “la Guerrera”
de la serie Tepito ¡Bravo el barrio! de la serie Tepito ¡Bravo el barrio!
FRANCISCO MATA ROSAS (1958) FRANCISCO MATA ROSAS (1958)

Impresión a color Impresión a color

24 x 20 in 24 x 20 in
2007. 2007.

52 53
Álvaro Luna Sánchez
de la serie Tepito ¡Bravo el barrio!
FRANCISCO MATA ROSAS (1958)

Impresión a color
24 x 20 in
2007

54 55
 Núcleo 3
La producción cultural en Tepito

3.1 Tepito a través de la gente

3.2 Tepito visto desde el arte

56 57
 PEralvillo PEÑÓN
SALVADOR GALLARDO CASTRO (1947) SALVADOR GALLARDO CASTRO (1947)

Soldadura en acero Soldadura en acero

95 cm x 41 cm x 42 cm 44 cm x 50 cm x 50 cm
2004 2005

RIVERO
SALVADOR GALLARDO CASTRO (1947)

Soldadura en acero
67 cm x 48 cm x 53 cm
2008
58 59
Sin título de la serie Retrato Sin título de la serie Retrato
de una vida divina de una vida divina
ERIK MENESES “ERIKO STARK“ (1988) ERIK MENESES “ERIKO STARK“ (1988)

Impresión a color Impresión a color

16 x 24 in 16 x 24 in
2016 2017

60 61
 Sin título de la serie Retrato
de una vida divina
ERIK MENESES “ERIKO STARK“ (1988)

Impresión a color
16 x 24 in
2016

62 63
 LADY TEPITO
ERIK MENESES “ERIKO STARK“ (1988)

Impresión blanco y negro

24 x 16 in
2016

Sin título de la serie Retrato

de una vida divina
ERIK MENESES “ERIKO STARK“ (1988)

Impresión blanco y negro

24 x 16 in
2017

Sin título de la serie Retrato

de una vida divina
ERIK MENESES “ERIKO STARK“ (1988)

Impresión blanco y negro

24 x 16 in
2017
64 65
 Los fotografitos
María Fernanda Díaz López · Aranza Guadalupe Gutiérrez López · Giraldy
Camila Gutiérrez López · Arely Mariel Yescas Barrón · Luis David Yescas
Castro · Jacobo Maya Atiencia · Manuel Maya Atiencia · Kalef Ali Men-
chaca García · Ana Vanesa Martínez Ruíz · María Fernanda Martínez Ruíz ·
Alejandra Marlinda Hernández De la Maza · Axel Atiencia Morales · Emily
· Fatima · Montserrat Aguilar Martínez · Nahomi Atiencia Morales · Regina
Michelle Guamero · Valentina Hernández de la Masa · Yohant Axel Ramírez
Piña · Zadktiel · Lander Israel García Quintero · Danna Ivanna Rojas García
· Kaori Montserrat Rojas García · Oromé Arámbulo Domínguez · Daniel
Yaveth Hernández Yépez · Byron AlexisSánchez Millán · Alisón Daena Her-
nández Yépez · Ivana Zoé Miranda Juárez · Maximiliano Miranda Juárez ·
Isaac Miranda Juárez · Diego Alexander Rojas García · Miguél Ángel Bece-
rril Esteban · Diego Yaél Arias Campeche · Edmar Jesús González Herrera
SIN TÍTULO
· Patricio de la Mora David · Zoé Rodríguez Rendón · Kevin del Conde ·
FOTOGRAFITOS DE TEPITO
Ismaél Guzmán Bonfil
Impresión a color
8 X 10 in
Coordinadores: 2008

Marina Nadeshka Rendón Q. · M. Iedany García Solórzano · Dolores Solór-

zano Flores · José Román Cerón · Javier Torres Zaragoza · Mario Puga

66 67
 Fotografías de: LOS FOTOGRAFITOS DE TEPITO
Impresión a color
68 8 X 10 in 69
 Fotografías de: LOS FOTOGRAFITOS DE TEPITO
Impresión a color
70 8 X 10 in 71
JORDAN 1 CHICAGOWOOD
ARNOLD ESPADAS “ZPADAZ“ (1991)

Talla en madera
20 cm x 30 cm x 12 cm
2016
JORDAN 1 CHICAGOWOOD (DETALLE)
ARNOLD ESPADAS “ZPADAZ“ (1991)

Talla en madera
20 cm x 30 cm x 12 cm
2016

72 73
 JORDAN 5 NOGAL/SILVER JORDAN 5 NOGAL/SILVER (DETALLE)
ARNOLD ESPADAS “ZPADAZ“ (1991) ARNOLD ESPADAS “ZPADAZ“ (1991)

Talla en madera Talla en madera

20 cm x 30 cm x 12 cm 20 cm x 30 cm x 12 cm
2018 2018

74 75
LA VENUS POR KILO (DETALLE) ME ANDO COMIENDO A ESA PERRA (DETALLE)
ARIEL TORRES RAMÍREZ (1978) ARIEL TORRES RAMÍREZ (1978)

Modelismo scrash Modelismo scrash

30 cm x 37 cm x 60 cm 51cm x 30 cm x 27 cm
2013 2017

76 77
 LA VENUS POR KILO
ARIEL TORRES RAMÍREZ (1978)

Modelismo scrash
30 cm x 37 cm x 60 cm
2013

78 79
ME ANDO COMIENDO A ESA PERRA ME ANDO COMIENDO A ESA PERRA
ARIEL TORRES RAMÍREZ (1978) ARIEL TORRES RAMÍREZ (1978)

Modelismo scrash Modelismo scrash

51cm x 30 cm x 27 cm 51cm x 30 cm x 27 cm
2017 2017

80 81
 RECUERDO DE LAS VECINDADES SOBRE RIELES
DE LA SERIE MUJERES EN CONSTRUCCIÓN
DESPUÉS DE LOS SISMOS - 1985
DANIEL MANRIQUE

Óleo sobre lienzo

70 x 90 cm
1990

82 83
EL BAILE (DETALLE)
DANIEL MANRIQUE

Óleo sobre lienzo

70 x 90 cm
1990 EL BAILE
DANIEL MANRIQUE

Óleo sobre lienzo

70 x 90 cm
1990

84 85
EL ZAPATERO (DETALLE)
DANIEL MANRIQUE

Óleo sobre lienzo EL ZAPATERO

70 x 90 cm DANIEL MANRIQUE
1990
Óleo sobre lienzo
70 x 90 cm
1990

86 87
Agradecemos a nuestros patrocinadores:

88