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Ramo de Tierras
Ramo de Pulques
Ramo Pulquerías
-Archivo de la Hacienda de San Antonio Xala, contaron con el apoyo de Genaro Díaz de
León
-Censos de Población de los últimos años del siglo XIX y principios del XX
Bibliografía
Las haciendas pulqueras se fundaron en la época colonial. Las haciendas eran propiedades
amplias de tierras que no sólo se dedicaban a la producción de un bien, algunas haciendas
pulqueras también cultivaban cebada, trigo, etc., y tenían cabezas de ganado o criaban
aves de corral. En el Porfiriato, la hacienda pulquera tuvo buenos ingresos en la economía
regional, el ferrocarril fue un factor importante en su desarrollo, pero también provocó
que los peones trabajaran jornadas largas y que no tuvieran un salario que les permitiera
vivir dignamente.
1
Juan Felipe Leal y Mario Huacuja Rountree, Economía y sistema de haciendas en México. La hacienda
pulquera en el cambio. Siglos XVIII, XIX y XX, México, Ediciones Era, 1982, p.84. (Colección Problemas de
México).
México, pasando por Apam, Soltepec, Ometusco y Atlixco. A partir de 1880, el Ferrocarril
Interoceánico, del de Hidalgo y Nordeste se hicieron cargo del transporte de esta bebida,
los precios de los traslados fueron bajos un tiempo.
2
Mario Barbosa Cruz, Controlar y resistir. Consumo de pulque en la Ciudad de México, 1900-1920, Ponencia
presentada en el Segundo Congreso Nacional de Historia Económica. Simposio: “Las bebidas alcohólicas,
siglos XVIII-XX: producción, consumo y fiscalidad’,p.1, disponible en
http://www.economia.unam.mx/amhe/memoria/simposio09/Mario%20BARBOSA%20CRUZ.pdf ,
consultado el 31 de marzo de 2018.
3
Marco Bellingeri, Las haciendas en México. El caso de San Antonio Tochatlaco, México, Secretaria de
Educación Pública / Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1980, p. 37. ( Colección Científica, Historia
Económica Ensayo, 89).
distribución del pulque en la ciudad.4 Uno de los personajes más importantes en este
negocio, fue Ignacio Torres Adalid, él se encargó de que esta sociedad funcionara, hecho
que sucedió hasta el inicio de la revolución. La Compañía fue dirigida principalmente por
funcionarios “científicos”, ellos mismos fungían como inspectores sanitarios de las
pulquerías para que dejaran de vender la bebida, o se vieran obligados a comprar pulque
a precios elevados de la Compañía, haciendo que el monopolio del pulque se consolidara
en la Ciudad de México.
Para introducir el pulque en los centros urbanos, se tenía que pasar, a veces, a través de un
pequeño grupo de intermediarios, y este era el caso de la capital, donde a menudo, esos mismos
intermediarios eran dueños de un gran número de reventas al menudo del producto, dadas en
gestión a terceros. El sistema de venta por contrato era el único medio posible para un producto
que se echaba a perder tan fácilmente y cuya producción era prácticamente constante durante un
año. Los contratistas, generalmente comerciantes de los centros urbanos cercanos a las haciendas
productoras - pero a veces los mismos hacendados - se comprometían a principio de un año a
comprar toda la producción, cuyo volumen se calculaba previamente al número de magueyes
productivos. El precio se establecía al año y los gastos de transporte se cargaban por lo general al
mismo contratista".5
La Compañía quebró en 1915, por diversos motivos.6 Uno de ellos, la revolución misma,
los ferrocarriles dejaron de transportar el pulque, porque se desataron rebeliones en la
ciudad, además el ferrocarril se usó en la revolución, principalmente para el traslado de
las personas que iban a las batallas. Otro factor que propició a su cierre es por asuntos
políticos, la mayoría de sus miembros pertenecían a la elite porfirista, los acusaron de
corruptos, algunos se fueron al exilio, como Torres Adalid, y la otra causa del declive del
pulque, fue la llegada de industrias cerveceras a México, cambiando los patrones de
consumo de las sociedades urbanas de aquellos años.
Relaciones de producción
"Se define como trabajador al individuo que se adscribía voluntariamente para trabajar en
el recinto de estas unidades productivas, desde españoles pobres, mestizos e indígenas.
4
Leal y Huacuja, op.cit, p. 113.
5
Delfino Palacios Camacho, Haciendas pulqueras de los llanos de Apan: El caso de la Hacienda de La
Alcantarilla (1881-1887). Una historia... Entre trenes y magueyes, Tesis de licenciatura en Historia,
Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa, 2001, p.75.
6
Bellingeri, op.cit, p. 41.
Los indígenas pertenecían a diversos grupos étnicos como matlatzincas, otomíes, nahuas.
Eran individuos que generalmente carecían de tierras propias".7 La mayoría de estos
trabajadores vivieron de forma permanente en las haciendas de sus patrones. Los
latifundios fueron fragmentados en tres áreas: una estaba reservada a la producción para
el mercado, también se podía producir para el autoconsumo y el área improductiva. 8
Los propietarios de las haciendas rara vez vivieron permanente en ellas, ni siquiera en su época de
auge, ósea, en la segunda mitad del siglo XIX. La mayoría de los dueños prefirió vivir en sus
residencias ubicadas en las ciudades capitales de provincia o en la Ciudad de México. Las visitas
esporádicas a sus haciendas fueron para verificar su buen funcionamiento, para vacacionar o
celebrar ciertos eventos familiares. Además, la transferencia de las haciendas fue constante.9
Los autores mencionan que las haciendas en el porfiriato eran precapitalistas, es decir
cómo funcionó el latifundio económicamente y la forma en que los hacendados trataron a
los peones. Para autores como Bellingeri, estos estudios “… sólo han puesto en evidencia
la coerción y la violencia que a menudo han caracterizado las relaciones de producción
7
Hilda Lagunas Ruíz, “Vida cotidiana y laboral en las haciendas de Zinacantepec, siglos XIX Y XX”, en La
Colmena: Revista de la Universidad Autónoma del Estado de México, Nº. 70, 2011, p.83, disponible en
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5573117 , consultado el 31 de marzo de 2018.
8
Bellingeri, ibid, p. 17.
9
Lagunas Ruíz, op.cit, p.87
10
Leal y Huacuja, ibid, p.98.
desarrolladas en el seno del latifundio…”11 La situación económica de los agricultores a
finales del siglo XIX no generó modificaciones en el crecimiento laboral por su condición
de vivir bajo la tutela de hacendados que les prometían salarios y/o tierras por sus
jornadas laborales, haciéndolos dependientes del hacendado y que no se trasladaran
fácilmente a trabajar a otras ciudades.
Observaciones
Desde mi punto de vista, también faltó un análisis más profundo de las condiciones
económicas y sociales de los peones y sus familias, para confrontar la hipótesis que se
tiene de que siempre vivieron bajo opresión de los hacendados y no tenían pocas o nulas
posibilidades de mejorar su situación dentro de un sistema económico que se estaba
integrando a la economía mundial.
11
Bellingeri, ibid, p.7