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Universidad Arturo Michelena

Facultad de Humanidades, Letras y Artes


Escuela de Idiomas Modernos
Clase: Psicología General
Sección: “2T”

Profesor: Alumno:
Ivitt Gomez Leomarby González

San diego 16 de Mayo del 2018


La personalidad
La personalidad no es más que el patrón de pensamientos, sentimientos y conducta de
presenta una persona y que persiste a lo largo de toda su vida, a través de diferentes
situaciones.

Personalidad es la diferencia individual que distingue una persona de otra. Como tal,
la personalidad es el término que describe y permite dar una explicación teórica del
conjunto de peculiaridades que posee un individuo que lo caracteriza y lo diferencia
de los otros.

Por lo general, el individuo presenta características que estables, permite determinar


la conducta y comportamiento de él, lo cual también permite predecir la respuesta del
individuo ante una determinada circunstancia.

La personalidad puede ser clasificada por las actitudes o por la parte subjetiva de la
salud mental del individuo, bien sea por el autoestima, el juicio que realiza el
individuo así propio, el bienestar que presenta, entre otros puntos.

Teorías sobre la personalidad (explicar)


La personalidad, entendida como el conjunto relativamente estable de tendencias y
patrones de pensamiento, procesamiento de la información y comportamiento que
cada uno de nosotros manifiesta a lo larga de la vida y a través del tiempo y de las
diferentes situaciones, es uno de los principales aspectos que se han estudiado y
analizado por parte de la Psicología. Diferentes corrientes y autores han establecido
diferentes teorías y modelos de personalidad.

La teoría de la personalidad de Sigmund Freud fue variando a medida que avanzaba


en su desarrollo teórico. Para Freud, la personalidad humana es producto de la lucha
entre nuestros impulsos destructivos y la búsqueda de placer. Sin dejar a un lado los
límites sociales como entes reguladores.

La construcción de la personalidad viene a ser un producto: el resultado de la forma


que emplea cada persona para lidiar con sus conflictos internos y las demandas del
exterior. La personalidad marcará así la forma en la que cada uno se desenvuelve en lo
social y se enfrenta a sus conflictos: internos y externos.

A continuación se explican brevemente las teorías de la personalidad, las cuales


parten de distintos enfoques como el internalista, el situacionista y el interaccionista o
el correlacional, el experimental o el clínico.
Teoría Psicodinámica (Sigmund Freud)
La corriente psicodinámica ha aportado diversas teorías y modelos de personalidad,
siendo las más conocidas las del padre del psicoanálisis, Sigmund Freud. Para él, el
comportamiento y la personalidad están vinculados a la existencia de impulsos que
necesitamos llevar a la práctica y el conflicto que supone esta necesidad y la limitación
que la realidad supone para su cumplimiento. Se trata de un modelo clínico e
internalista.

En su primera tópica, Freud proponía que la psique humana estaba estructurada en


tres sistemas, uno inconsciente regido por la búsqueda de la reducción de tensiones y
funciona a través del principio de placer, uno consciente que es regido por la
percepción del mundo exterior y la lógica y el principio de realidad y un preconsciente
en el que los contenidos inconscientes pueden hacerse conscientes y viceversa.

En la segunda tópica Freud determina una segunda gran estructura de la personalidad


compatible con la anterior, en el que la psique está configurada por tres instancias
psíquicas, el Id o Ello, el Yo y el Superyó. El Ello es nuestra parte más instintiva, que
rige y dirige la energía interna en forma de impulsos y de la cual parten todas las
demás estructuras.

El Yo sería el resultado de la confrontación de los impulsos y pulsiones con la realidad,


siendo una estructura mediadora y en continuo conflicto que emplea diferentes
mecanismos para sublimar o redirigir las energías provenientes de los impulsos. Por
último, la tercera instancia es el Superyó o la parte de la personalidad que viene dada
por la sociedad y que tiene como principal función juzgar y censurar las conductas y
deseos que no son socialmente aceptables.

La personalidad se va construyendo a lo largo del desarrollo, en diferentes fases, en


base a los conflictos existentes entre las diferentes instancias y estructuras y los
mecanismos de defensa aplicados para intentar resolverlos.

Teoría humanistas (Carl Rogers)


La teoría humanista de la personalidad de Carl Rogers enfatiza la importancia de la
tendencia hacia la autorrealización en la formación del autoconcepto. Según Rogers el
potencial del individuo humano es único, y se desarrolla de forma única dependiendo
de la personalidad de cada uno.

De acuerdo a Carl Rogers (1959), las personas quieren sentir, experimentar y


comportarse de formas que son consistentes con la autoimagen. Cuanto más cercana
esta la autoimagen y el yo ideal, más consistentes y congruentes son las personas y
más valor creen que tienen.

Junto a Abraham Maslow, Rogers se centró en el potencial de crecimiento de


individuos sanos y contribuyó enormemente a través de la Teoría de humanista la
personalidad a la comprensión del self (el “sí mismo” o el “Yo”, en español).

Tanto las teorías de Rogers como las de Maslow se centran en las elecciones
individuales, y ninguna de las dos sostiene que la biología es determinista. Ambos
enfatizaron el libre albedrío y la auto-determinación que tiene cada individuo para
convertirse en la mejor persona que puedan llegar a ser.

La psicología humanista enfatizaba el rol activo del individuo en dar forma a su


mundo interno y externo. Rogers avanzó en este campo subrayando que los humanos
son seres activos y creativos, que viven en el presente y responden de forma subjetiva
a las percepciones, relaciones y encuentros que se estén dando actualmente.

Acuñó el término “tendencia a la actualización”, que se refiere al instinto básico que


tienen las personas a llegar a su capacidad máxima. A través del asesoramiento o
terapia centrada en la persona y de investigaciones científicas, Rogers formó su teoría
del desde desarrollo de la personalidad.

Teoría de los rasgos (Hans J. Eysenck)


Uno de los teóricos más importantes del estudio de la personalidad es Hans Eysenck.
Un psicólogo nacido en Alemania, pero que a los 18 años se instaló en el Reino Unido
donde creció profesionalmente. Llevó a cabo muchas investigaciones, aunque se hizo
famoso por su teoría de la personalidad.

Su enfoque se enmarca dentro de la teoría de los rasgos, que asume que la conducta
está determinada por unos atributos relativamente estables que son las unidades
fundamentales de la propia personalidad, porque predisponen a una persona actuar
de una manera determinada. Esto significa que los rasgos deben ser coherentes a
través de situaciones y con el tiempo, pero pueden variar entre los individuos.

Para Eysenck, los individuos difieren en sus rasgos debido a diferencias genéticas,
aunque no descartó las influencias ambientales y situacionales en la personalidad,
como las interacciones familiares en la infancia. Por lo que se basa en un enfoque
biopsicosocial en el que estos factores genéticos y ambientales determinan la
conducta.

Lo que propone el autor es que cada persona nace con una estructura específica a
nivel cerebral, que causa discrepancias en la actividad psicofisiológica y, por tanto,
provoca que el individuo desarrolle diferencias en el mecanismo psicológico,
determinando un tipo específico de personalidad.

Tras los resultados de sus investigaciones, Eysenck propone un modelo jerárquico de


la personalidad en el que el comportamiento se puede ordenar cuatro niveles
distintos. Este es el orden desde el nivel más bajo al más alto:

Primer nivel: En este nivel se encuentran las respuestas que pueden


observarse una vez, y que pueden ser o no características de la persona (por
ejemplo, vivencias de la vida cotidiana).

Segundo nivel: Son las respuestas habituales, que suelen suceder


frecuentemente bajo contextos similares (por ejemplo, si se contesta a un test
por segunda vez, se darán respuestas similares).

Tercer nivel: Son los actos habituales que se ordenan por rasgos (sociabilidad,
impulsividad, vivacidad, etc.).

Cuarto nivel: Este nivel es el más extenso en el sentido de generalidad, y se


encuentran los superfactores que he mencionado antes: Neuroticismo,
Extraversión y Psicoticismo.

Las personas pueden puntuar alto o bajo en estos superfactores. Una puntuación baja
en Neuroticismo hace referencia a una estabilidad emocional alta. Las puntuaciones
bajas en Extraversión hacen referencia a Introversión.

Los tres tipos o superfactores son suficientes para describir la personalidad de


manera adecuada, pues a partir de estos se pueden hacer predicciones tanto a nivel
fisiológico (por ejemplo, nivel de activación cortical), psicológico (por ejemplo, nivel
de rendimiento) y social (por ejemplo, conductas delictivas).

Teoría conductuales ( Julien B. Rotter)


La teoría de Julian B. Rotter establece que la conducta que el ser humano exhibe en
su vida cotidiana es adquirida a través de la experiencia social. Nuestros patrones de
conducta dependen de la interacción que mantengamos con el medio, la cual se lleva a
cabo en gran medida a través de la vinculación con otros semejantes. Así para lograr
nuestros objetivos necesitamos de la participación de otras personas.

Esta teoría sería denominada por el propio autor como teoría del aprendizaje social,
conociéndose también como teoría del aprendizaje cognoscitivo. En ella, Rotter
considera que el ser humano busca suplir sus necesidades a partir de la búsqueda de
refuerzos positivos y la evitación de castigos. Para ello va a realizar o no determinadas
conductas, en base a los aprendizajes que haya realizado a lo largo de la vida y que
estas le supongan o no un refuerzo que les lleve a repetirlas.

Además, también aprendemos mediante las consecuencias de las conductas de otros,


obteniendo aprendizaje mediante su visualización y afectando estos conocimientos a
la propia conducta con el fin de que los resultados obtenidos por otros puedan ser
replicados por nosotros mismos, o bien evitados.

Se trata de una teoría realizada en un momento de la historia en que la corriente


predominante era el conductismo, cosa visible en los términos y estructuras de
pensamientos utilizados. Sin embargo, Rotter va más allá considerando al contrario
que el conductismo que los actos mentales sí son estudiados objetivamente y
considera el pensamiento, la imaginación, la evocación, la intencionalidad y otros
aspectos vinculados a la cognición y la emoción como conductas encubiertas. Toda
conducta está mediada socialmente y la sociedad nos proporciona refuerzos o castigos
en base a estas, cuyas consecuencias aprendemos.

Para Rotter el ser humano tiene una serie de necesidades básicas y generales a nivel
psicológico que debe intentar suplir si pretende mantener un estado de bienestar.

De todas estas, a nivel social podemos encontrar varias con una importante carga
emocional y que influyen en la capacidad de gratificación e incluso de percibir el
entorno de una manera determinada.

Teorías biopsicológicas
La biología juega un papel muy importante en el desarrollo de la personalidad. El
estudio del nivel biológico en la psicología de la personalidad se centra
principalmente en identificar el papel de los determinantes genéticos y cómo moldean
las personalidades individuales,de los primeros pensamientos sobre posibles bases
biológicas de la personalidad surgieron del caso de Phineas Gage. En un accidente de
1848, una gran barra de hierro fue atravesada por la cabeza de Gage, y su
personalidad aparentemente cambió como resultado, aunque las descripciones de
estos cambios psicológicos suelen ser exageradas.

En general, los pacientes con daño cerebral han sido difíciles de encontrar y estudiar.
En la década de 1990, los investigadores comenzaron a usar electroencefalografía
(EEG), tomografía por emisión de positrones (PET) y más recientemente resonancia
magnética funcional (fMRI), que es ahora la técnica de imagen más utilizada para
ayudar a localizar los rasgos de personalidad en el cerebro.
¿Como se consolidad la personalidad?
Para establecer una cronología de las etapas del desarrollo de la personalidad resulta
interesante partir de la clasificación de las principales etapas vitales.

Partiendo de ellas como referencia, veamos de qué manera se va desarrollando la


estructura psicológica de los seres humanos.

Los primeros momentos


En el momento en que un bebé nace no podemos considerar que tenga una
personalidad marcada, ya que el nuevo individuo no ha tenido experiencias concretas
que le hagan ser, pensar o actuar de una manera determinada. Sin embargo, sí que es
cierto que según pasan los días vamos viendo cómo el niño o niña tiene una tendencia
a comportarse de una manera determinada: por ejemplo podemos observar si llora
mucho o poco, cómo se alimenta o si responde al tacto con miedo o curiosidad.

Estas primeras características forman parte de lo que se viene a llamar


temperamento, el cual forma parte de la constitución innata de la persona y que
posteriormente puede ser moldeado mediante el aprendizaje. El temperamento tiene
base biológica y proviene principalmente de la herencia genética de nuestros
antepasados. Siendo un componente vinculado principalmente a la afectividad, se
trata de un componente primigenio que va a actuar como base para la construcción de
la personalidad.

Infancia
Según el sujeto va creciendo, va desarrollando poco a poco diferentes capacidades
cognitivas y físicas que le van a permitir captar la realidad, empezar a intentar
entender cómo funciona el mundo y cómo el propio ser puede influir y participar en
él.

Esta etapa se caracteriza por la adquisición de valores, creencias y normas


provenientes del exterior, de una manera inicialmente imitativa y con pocos tintes
críticos. La personalidad empieza a formarse según las características del
temperamento van siendo confrontadas a la realidad, adquiriendo patrones de
comportamiento y maneras de ver mundo y formándose el carácter.

En esta etapa la autoestima tiende a ser inicialmente elevada debido al elevado nivel
de atención que se suele prodigar al menor en el entorno familiar. Sin embargo en el
momento de la entrada al mundo escolar tiende a disminuir, debido a que se deja
atrás el entorno familiar para entrar en uno desconocido en el que confluyen
numerosos puntos de vista.
Pubertad y adolescencia

La adolescencia, el punto en que pasamos de ser niños a ser adultos, es una etapa
clave en la formación de la personalidad. Se trata de una etapa vital compleja en que el
organismo se encuentra en proceso de cambio, al tiempo que se aumentan las
expectativas respecto al comportamiento del individuo y este empieza a experimentar
diferentes aspectos y realidades.

Se trata de un momento vital caracterizado por la necesidad de diferenciarse, siendo


frecuente que aparezca una ruptura o separación respecto a los adultos al cargo y un
cuestionamiento continuo de todo lo que hasta entonces se le ha inculcado.

Se aumenta el número de entornos en los que la persona participa, así como el


número de personas con las que interactúa, propiciando junto a los cambios
hormonales y el aumento en la capacidad de abstracción propia de la maduración
cognitiva hará que experimente diferentes roles que le enseñaran que le gusta y que
se espera de él o ella. Se da una potenciación de la búsqueda de vinculación social y
aparecen las primeras relaciones. El adolescente busca una identidad propia a la vez
que un sentimiento de pertenencia al entorno social, intentando insertarse como
parte de la comunidad y del mundo.

En esta etapa la autoestima tiende a variar producto de las inseguridades y los


descubrimientos propios de la adolescencia, A través de la experimentación el
adolescente va a ir probando diferentes maneras de ver la vida, quedándose e
introyectando algunos aspectos y variando otros. Se busca una identidad propia,
búsqueda que con el tiempo cristaliza en una personalidad diferenciada.

Adultez

Se considera que es a partir de la adolescencia cuando podemos hablar de


personalidad propiamente dicha, habiéndose forjado ya un patrón relativamente
estable de conducta, emoción y pensamiento.

Esta personalidad aún va a variar a lo largo de la vida, pero a grandes rasgos la


estructura va a ser semejante salvo que suceda algún acontecimiento muy relevante
para el sujeto que le empuje a realizar cambios en su manera de visualizar el mundo.

En relación a otras etapas vitales, la autoestima tiende a subir y en general el auto


concepto del adulto tiende a intentar acercar su yo real con el ideal, por lo que la
timidez disminuye, en caso de haber sido elevada anteriormente.
Ancianidad

Si bien en general la personalidad sigue siendo estable la llegada a la vejez supone la


progresiva vivencia de situaciones como la pérdida de habilidades, actividad laboral y
seres queridos, cosa que puede afectar en gran medida a nuestra forma de
relacionarnos con el mundo. Se registra una tendencia a la disminución de la
extraversión y la autoestima.

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