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Agente causal

Oidium neolycopersicum.

Distribución

Australia, Canadá, Europa, Japón, Reino Unido y Estados Unidos.

Síntomas

La enfermedad aparece primero como áreas pequeñas y circulares de crecimiento


blanquecino del hongo, con la esporulación presentándose principalmente en la superficie
posterior de la hoja. Conforme las lesiones esporulativas crecen, el tejido inferior de la
hoja se torna amarillo y posteriormente café y arrugado. La esporulación ocurre
generalmente en la superficie posterior de la hoja, distinguiendo esta enfermedad del
Oídio por Leveillula, el cual generalmente forma esporas en la superficie inferior de la
hoja. Cuando la infección es severa, toda la superficie de la hoja, así como el pecíolo y el
cáliz se cubrirán de masas polvorientas de esporas; sin embargo, el fruto permanece sin
infección. Aunque se conocen casos de este hongo en el campo, es un problema
principalmente en invernaderos, donde la cosecha disminuye a causa de la defoliación.

Condiciones para el desarrollo de la enfermedad

Este hongo tiene un rango de hospederos relativamente amplio en los que puede
sobrevivir, y sus conidios viajan largas distancias rápidamente por el movimiento del
aire. Las condiciones óptimas para el desarrollo de la enfermedad incluyen una luz de
baja intensidad, temperaturas entre 20 y 27 °C y humedad relativa alta (85%). Sin
embargo, la infección puede ocurrir en condiciones de humedad relativa baja (50%).

Características

El odio es característico ya que forma una especie de polvo blanco algodonado. Este
polvillo son masas de esporas que ha producido el propio hongo en su desarrollo, y que
afectan a todas las partes aéreas de la planta. Aunque mayormente afecta a las hojas,
sobre todo a las más jóvenes, puede encontrarse tanto en el envés como en haz de la
hoja.

Oídio es el nombre de una enfermedad de las plantas y del hongo que la produce. Se trata de
un hongo parásito de la familia de las erisifáceas, que ataca las partes aéreas de las plantas. El
más conocido es el de la vid, provocado por la especie

El oidio es un hongo parásito (vive adentro del tejido) a diferencia de los hongos
saprófitos (se alimentan de materia orgánica muerta). Es una enfermedad muy común
en las plantas. Tanto el oidio como la roya son hongos parásitos.

Generalmente se produce cuando las plantas estan carentes de horas de sol; esto no
quiere decir que a todas las plantas que esten en una posición umbría, sufrirán de oidio.
Nos referimos a las especies que requieren de una mayor exposición solar a las que se
encuentran expuestas. El oidio, sobre todo, prolifera en las estaciones de otoño e
invierno; cuando se moja el follaje y no da tiempo a secarse, como también la
humedad y Tº cálidas entre 25-28 ºC., favorecen el desarrollo de este hongo.

El oidio se manifiesta a través de la presencia de una eflorescencia blanquecina,


harinosa, presente en hojas, tallos, flores y frutos.

Las eflorescencias son un conjunto de micelio y esporos de hongos patógenos de las


plantas que se manifiesta con diferentes colores y diversas formas.

Signo: micelio y esporas del hongo, las hojas afectadas presentan enrulamiento y
distorsiones. En otoño e invierno es una época propicia para su desarrollo. El pleno sol
y Tº superiores a 35º son suficientes para que este hongo desaparezca.

El signo es la expresión visible del patógeno sobre el hospedante. Ejemplo: royas,


pústulas, fieltro negro, micelio blanquecino, etc. Los virus no tienen signo. Las
bacterias y hongos si tienen signo.

La transmisión de los hongos se produce a través:


Agua

Viento

Insectos vectores

Por intervención del hombre, mediante el uso de herramientas infectadas.

La duración de los hongos depende del cuidado y mantenimiento de las plantas; desde días
hasta años. Por eso lo importante de hacer un seguimiento y control periódico de nuestras
plantas.

Los hongos se combaten con la aplicación de fitoterápicos, un funguicida


específico.Como también, existen tratamientos caseros, naturales y ecológicos;
aunque requieren de una aplicación perseverante, constante y diaria, mediante un
tratamiento más extenso para poder combatirlo.

Los productos químicos actúan de una manera más rápida, aunque no hay que abusar de
estos, para así evitar lo que se conoce como generación de resistencia (deja de ser susceptible
a un producto con el que era controlado anteriormente).

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