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de memorias y resistencias
Autores
Nathalia Martínez Mora
Paola Acosta Marroquín
María Carolina Alfonso Gil
Roberto Caicedo Narváez
Adrián Tabares
Sonia Ruiz Galindo
Angélica María Nieto García
Nathalia Martínez Mora
Doctoranda en Educación Doctorado Interins-
titucional en Educación DIE sede Universidad
Distrital Francisco José de Caldas. Magíster
en Estudios Sociales Universidad Pedagógica
Nacional. Licenciada en Educación Básica con
Énfasis en Ciencias Sociales Universidad Distrital
Francisco José de Caldas. Docente Investigadora,
Coordinadora de Publicaciones y Editora Revis-
ta Polisemia, Centro de Pensamiento Humano
y Social, Corporación Universitaria Minuto de
Dios. Miembro de los Grupos de Investigación
Ciudadanía, Paz y Desarrollo Corporación Univer-
sitaria Minuto de Dios y Grupo de Investigación
Cyberia Universidad Distrital. Correo electrónico:
nathaliamartinezm@gmail.com
Autores
Reservados todos los derechos a la Corporación Universitaria Minuto de Dios - UNIMINUTO. La reproducción parcial
de esta obra, en cualquier medio, incluido electrónico, solamente puede realizarse con permiso expreso del editor y
cuando las copias no sean usadas para fines comerciales. Los textos son responsabilidad del autor y no comprometen la
opinión de UNIMINUTO.
Índice
Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
Visibilización de la memoria:
un análisis a la producción académica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Nathalia Martínez Mora, Nadia Paola Acosta Marroquín
Rojos y azules:
rastros de una violencia de distintos trapos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141
Adrián Tabares
D
e manera reciente Colombia asiste nuevamente a un pro-
ceso de diálogo y negociación entre el gobierno nacional
y la guerrilla de las FARC, con el objetivo de cesar el
estado de guerra, nominado internacionalmente (DIH) conflicto
armado interno, que ha convulsionado al país desde hace más de
cincuenta años.
Introducción
En las últimas décadas, Colombia ha sufrido diferentes experiencias
conflictivas que han marcado no solo la vida de las personas, sino que
también han cambiado el rumbo y la configuración de los territorios,
las subjetividades y las relaciones sociales; lo anterior está enmarcado
en el contexto de violencia sociopolítica que se configura desde la dé-
cada de 1960 con el surgimiento de grupos insurgentes (cfr. Gallego,
1990, 2001, 2009; Sánchez, 2002; Pécaut, 2012), lo que ha generado
1 El estado del arte presentado en este capítulo hace parte de la investigación Aproximacio-
nes epistémicas al campo de la memoria: una mirada a la perspectiva del acontecimiento,
desarrollada durante el periodo 2011-2012, como parte del grupo de investigación
Ciudadanía, Paz y Desarrollo, perteneciente al Centro de Estudios e Investigaciones
Humanas y Sociales (CEIHS) de la Corporación Universitaria Minuto de Dios. Este capítulo
da cuenta, mediante la elaboración de un estado del arte, de las principales investi-
gaciones de posgrado sobre memoria, realizadas en nueve universidades de Bogotá,
las cuales permiten un acercamiento conceptual y metodológico frente a este tema de
investigación en el escenario académico.
2 Estudiante del Doctorado Interinstitucional en Educación, Universidad Distrital Francisco
José de Caldas. Docente investigadora del Centro de Investigaciones de la Corporación
Universitaria Minuto de Dios. Correo electrónico: nathaliamartinezm@gmail.com
3 Magíster en Investigación Social Interdisciplinaria, Universidad Distrital Francisco José
de Caldas. Docente investigadora del programa de Pedagogía Infantil de la Corporación
Universitaria Minuto de Dios. Correo electrónico: paolitaj3@hotmail.com
7 La UP fue un partido político de Colombia, fundado en 1985, que hacía parte de una
propuesta política legal de varios actores sociales: el Movimiento de Autodefensa Obrera
(ADO) y dos frentes desmovilizados (Simón Bolívar y Antonio Nariño) del Ejército de
Liberación Nacional (Colombia), las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC), que posteriormente sufrió un proceso de exterminio (incluye candidatos presi-
denciales, congresistas, alcaldes, militantes, etc.) concertado entre grupos paramilitares,
las fuerzas de seguridad del Estado (Ejército, Policía secreta, inteligencia y Policía regular)
y narcotraficantes. Algunos de los sobrevivientes al exterminio se vieron obligados a
abandonar el país. En julio de 2013 fue restituida su personería jurídica.
Memoria y educación
En este eje temático se concentran siete investigaciones que desde la
reflexión conceptual y metodológica sobre la educación realizan un
Memoria e historia
En el último eje temático “memoria e historia” se encuentran siete in-
vestigaciones que abordan la relación entre memoria e historia como
forma de mantener, construir, entretejer y recuperar significativamente
historias de un territorio o personaje específico; por tanto, se trata de
estudios de carácter histórico que realizan una reflexión acerca de la
ausencia de una historia escrita y de una memoria organizada sobre sus
objetos de indagación, que permita revivir las tradiciones y el conoci-
miento del pasado, establecer un reconocimiento y una reafirmación
de la identidad nacional, los sujetos, una población, una comunidad
o una cultura. Estas investigaciones se titulan: “El chano Romero”.
Memoria para generar un sueño; El compendio de Joaquín Acosta y la
construcción de memoria histórica en Nueva Granada (1830-1848);
De la vereda al barrio: Historia del barrio Las Palmas de Neiva; La
construcción del héroe: Francisco José de Caldas; La utilización política
de una memoria científica, y Recuperación histórica, tradicional, oral y
memoria cultural del Tablón de Tamara Casanare y negros y mulatos
en Cartagena: reconocimiento, memoria y olvido (1839-1875).
En este eje se proyectan tres lugares de análisis alrededor de las
categorías: personajes, acontecimientos históricos y lugares, mediante
historias significativas que generan un conocimiento del pasado y que
se relacionan implícitamente con la memoria histórica. Dentro de la
categoría de personajes es central la figura del héroe, que describe la
constitución del prócer como un poder simbólico que permite entretejer
A manera de cierre
Bibliografía
Fuentes primarias
Memoria, conflicto armado y violencia sociopolítica
Memoria y arquitectura
Casas, A. (2004). Niñas, dicen que estamos en casa. Memoria del habi-
tar de las mujeres, 1958. Urbanización el polo club y otros proyectos
(tesis inédita, ficha de investigación 26). Universidad Nacional de
Colombia, Bogotá, Colombia.
Memoria e historia
Fuentes secundarias
L
a Organización Femenina Popular (OFP) fue fundada en
1972 como parte del trabajo de la pastoral social de la Iglesia
católica en la ciudad de Barrancabermeja (Santander), bajo
la influencia de la teología de la liberación.2 Cinco años después, las
mujeres decidieron tomar una orientación laica, sin dejar su trabajo
con la Iglesia, que consistía en el apoyo a mujeres, niños y población
vulnerable. Sin embargo, el carácter de la Organización se orientó
hacia la formación de las mujeres, la denuncia frente a la violación
de los derechos humanos (DDHH), sobre todo en la década de 1990
hasta el día de hoy.
Las políticas de la memoria y la identidad política en la Organización Femenina Popular (OFP) [...] 73
La Organización cumple cuarenta años de trabajo, con presencia
en más de veinte municipios, y ha tenido como escenario los procesos
de formación de mujeres populares en ámbitos como los derechos
humanos, la exigibilidad, la economía familiar, los procesos de
acompañamiento en salud, que han generado la constitución de es-
tas como sujetos políticos, y en acciones de reconocimiento social a
nivel nacional e internacional como la denuncia de violación de los
derechos humanos por parte de actores armados legales e ilegales, la
participación en mesas y movimientos regionales y nacionales como la
Marcha Pacífica de las Mujeres, la mesa de mujer y conflicto armado,
entre otras, con una apuesta por alternativas de paz orientadas a la
desmilitarización de la vida civil y la salida negociada del conflicto.
Tales demandas y acciones políticas han requerido por parte de las
mujeres de la OFP la creación de una serie de estrategias de denuncia,
protección, apropiación de espacios, discusiones y luchas por el sentido
y la posibilidad de construir una sociedad diferente a la heredada por
décadas de guerra y corrupción.
En ese contexto, se desarrolló la investigación3 “Políticas de la
memoria e identidad política en la Organización Femenina Popular”,
de la que se presenta en este capítulo el proceso de rastreo, clasifica-
ción y análisis de fuentes e información que, desde una perspectiva
teórico-metodológica, permitieron generar una reflexión investigativa
de segundo orden, que parte en su referente teórico de dos categorías
generales de análisis: las políticas de la memoria y la identidad política,
y en su aspecto metodológico se refiere a tres momentos clave: el pri-
mero, referido a la indagación de archivo; el segundo, el trabajo con
fuentes orales, y finalmente, el cruce de información que permitiría
definir y reconfigurar los planteamientos teóricos y metodológicos.
Las políticas de la memoria y la identidad política en la Organización Femenina Popular (OFP) [...] 75
víctimas de las acciones paramilitares. Sin embargo, en esta ciudad
ha existido una presencia pública de la mujer en la recuperación de
tierras desde la década de los setenta, su participación en huelgas y
marchas obreras, en organizaciones defensoras de los DDHH, hasta
la conformación de una organización de mujeres, la Organización
Femenina Popular (OFP).
Fuente: Cartilla Sujetas políticas para la vida, 2006. Parroquia Señora de los Milagros.
Encuentro femenino coordinado por el sacerdote Eduardo Díaz Ardila. Barrancabermeja.
Las políticas de la memoria y la identidad política en la Organización Femenina Popular (OFP) [...] 77
los volantes con amenazas, las listas negras, las desapariciones y el
silencio del Estado. En Barrancabermeja, este marco dio inicio a
una confrontación entre grupos armados en medio de la población
civil, que duraría años y frente a la que la Organización Femenina
Popular ha generado una estrategia de contención de los efectos
producidos. Así lo relata una de las líderes de la OFP:
[…] Pienso que aun aquí, por lo menos podemos mantener los
sueños. Cada uno desde distintos espacios intentamos mantener-
nos y mantener la historia y lo que se ha venido haciendo en los
procesos. Tendremos que hacer esfuerzo a haber si las regiones
somos capaces de construir propuestas que permitan dinamizar
el país, propuestas más allá de nuestros procesos particulares,
propuestas regionales que articularan unas propuestas nacionales,
porque lo que hacemos es muy importante […] Creo en los pro-
cesos de mujeres, creo en las mujeres. Pienso que entre más uno
lee y retrocede la historia, se da cuenta que las mujeres siempre
hemos jugado un papel muy importante […] en estos momentos
difíciles somos las que, la historia ha mostrado, mantenemos la
esperanza y mantenemos las posibilidades de Organización y
hacemos resistencia. (Cinep, 2005, p. 112)
Las políticas de la memoria y la identidad política en la Organización Femenina Popular (OFP) [...] 79
sobre los procesos políticos que las mujeres agencian. Para el análisis
de esta experiencia política se realizó el trabajo teórico metodológico
que se presenta a continuación.
Las políticas de la memoria y la identidad política en la Organización Femenina Popular (OFP) [...] 81
de Mujeres contra la Guerra y por la Paz6 (del 3 al 5 de julio) en la
vereda Portugal. El objetivo del encuentro consistió en coordinar la
movilización programada para el mes de agosto de 2010. Terminado
el encuentro en Bucaramanga, fue necesario trasladarse a la sede prin-
cipal en Barrancabermeja, a la Casa de la Mujer del barrio Tocomora,
donde se encuentra el archivo María Cano.
En este primer momento se realizaron entrevistas semiestructu-
radas a líderes de la Organización, cuyos ejes temáticos fueron cinco:
la propuesta política de la Organización, la reivindicación de género
y clase, los símbolos y su origen, la organización interna de la OFP y
las dificultades que han enfrentado (incursión del paramilitarismo,
patriarcalismo y ausencia del Estado).
6 El Movimiento Social de Mujeres contra la Guerra y por la Paz nació en el año 2000, por
iniciativa de la OFP, en este momento hacen parte del movimiento el Consejo Regional
Indígena del Cauca (CRIC); la Organización Femenina Popular (OFP); Mujeres de Negro-
OFP Colombia; el Colectivo Policarpa Salavarrieta-La Pola, Cundinamarca; el Proceso de
Mujeres Campesinas (CIC-ANUC-UR); los Equipos Cristianos por la Paz (ECAP); la Asociación
de Mujeres Campesinas Pradera-Valle; el Comité Femenino de Caldas; la Coordinación de
Mujeres, Asentamiento de la Guajira; la Coordinación de Mujeres Campesinas, Atlántico;
la Asociación Mujeres Sembradoras, Pasto; el Resguardo Indígena Cariamomo, Caldas,
Risaralda; el Programa Mujer Indígena (CRIC); Pueblo Yanacona; Pueblo Totoroes; Pueblo
Orivac; Pueblo Coconuco; Pueblo Nasa; Pueblo Siapirara; Pueblo Eperara; la Asociación
de Proyectos Alternativos Comunitarios (APAC); la Asociación de Madres Comunitarias del
Área Metropolitana de Bucaramanga; la Asociación de Mujeres Productoras de Cárnicos
(Asomupcar); la Comisión Interfranciscana de Justicia, Paz y Reverencia con la Creación;
las Hermanas Nuevas Esperanzas, Alianza Fraternal de Mujeres; la Asociación de Mujeres
Fe y Vida (Amufevi); Ciudadanos por la Paz; Hermanas de San Juan Evangelista-Pastoral
Obrera (Bogotá,Bucaramanga, Barrancabermeja); el Movimiento Juvenil Quinto Manda-
miento; la Fundación de Apoyo y Consolidación Social para Desplazados por la Violencia
en Colombia (Fundesvic); la Constituyente de Betulia, Santander; Gobierno Ancestral
Organización Libre Indígena de Colombia (OLIC); Laicos Franciscanos, Bogotá; Red de
Mujeres del Nororiente Colombiano de la Provincia García Rovira; la Asociación de Madres
Comunitarias de la Provincia García Rovira; la Asociación de Madres Comunitarias de la
Provincia Puerto Wilches; la Asociación de Mujeres Rurales por la Paz y el Progreso, San
Gil; Emisoras Comunitarias Magdalena Medio; Pax Christy, Barrancabermeja; la Asociación
Municipal de Mujeres Campesinas de Lebrija (Ammucale); la Asociación Santandereana
de Servidores Públicos (ASTDEMP); el Movimiento por la Defensa de los Derechos del
Pueblo (Modep); el Movimiento Franciscano por la Paz (Mofrapaz); Siervas de San José,
Bogotá; la Corporación Mujer y Economía; la Liga Estudiantil Autónoma (LEA); el Centro
de Promoción y Cultura FASOL, Bogotá, y el Resguardo Indígena Triunfo Cristal Páez.
Las políticas de la memoria y la identidad política en la Organización Femenina Popular (OFP) [...] 83
Junto a estos testimonios se analizaron las entrevistas realizadas
por la Organización a las personas que conforman la OFP, en relación
con temas como los derechos humanos, las conmemoraciones y el
desplazamiento forzado. En cuanto a este último tópico, se abordó
el texto Afectos y efectos de la guerra en la mujer desplazada, un libro
escrito y publicado por las mujeres de la Organización en el año 2004.
Este trabajo
Las políticas de la memoria y la identidad política en la Organización Femenina Popular (OFP) [...] 85
sino y sobre todo contra los efectos del saber centralizado que
ha sido legado a las instituciones y al funcionamiento de un dis-
curso científico organizado en el seno de una sociedad como la
nuestra… la genealogía debe luchar contra los efectos de poder
de un discurso considerado científico. (1979, p. 107)
Las políticas de la memoria y la identidad política en la Organización Femenina Popular (OFP) [...] 87
el género y el poder, y proporcionaba un espacio textual para
expresar problemas relacionados con la sexualidad […] Las con-
venciones del melodrama establecen una división maniquea del
mundo, un conflicto entre el bien y el mal que en general —pero
no siempre— tiene una resolución ética favorable al primero.
( James, 2004, p. 244)
[…]
Las políticas de la memoria y la identidad política en la Organización Femenina Popular (OFP) [...] 89
y sentimientos de inseguridad. Recuerdan en el marco de rela-
ciones familiares, porque el tiempo subjetivo de las mujeres está
organizado y ligado a los hechos reproductivos y a los vínculos
afectivos. (2002, p. 108)
Las políticas de la memoria y la identidad política en la Organización Femenina Popular (OFP) [...] 91
diversidad de interpretaciones y significaciones sociales sobre el pasa-
do, “las fechas de conmemoración pública están sujetas a conflictos y
debates” ( Jelin, 2001, p. 101). Se cuestiona entonces ¿qué fecha con-
memorar?, ¿quiénes son convocados a conmemorar qué?, ¿cuáles son
los sentidos de las fechas que se conmemoran?, y ¿cómo se modifican
los sentidos de estas fechas en el devenir histórico?, en el proceso de
consolidación e institucionalización de las memorias y la participación
de nuevas generaciones y nuevos actores ( Jelin, 2001, p. 101).
Las conmemoraciones en la OFP están relacionadas con fechas
institucionalizadas: el 20 de julio, el 8 de marzo y el 25 de noviembre,
más el sentido que se les otorga está relacionado con situaciones que
la Organización ha afrontado con la incursión del paramilitarismo y
la falta de presencia estatal, la defensa de los derechos humanos, la
oposición a la guerra y a la militarización, entre otras. Estas condiciones
hacen de las conmemoraciones espacios de denuncia y reivindicación
política. El 20 de julio es celebrado dentro de la historia de la OFP como:
Las políticas de la memoria y la identidad política en la Organización Femenina Popular (OFP) [...] 93
La mayoría eran familias desplazadas, acusadas por los paramili-
tares de ser auxiliadores o familiares de la guerrilla. Como algunas
mujeres amenazadas participan en el proceso organizativo de OFP,
recurrieron a la Casa de la Mujer con sus trasteos, con su cama,
con su ropa y con los niños. Así la sede se convirtió en un albergue
humanitario y con el acompañamiento de organizaciones socia-
les del país y de la comunidad internacional realizamos vigilias
de resistencia día y noche durante tres meses consecutivos. Así
fue como las llaves cobraron gran importancia como símbolo de
nuestra resistencia. (Periódico, 2006, p. 16)
Nivel simbólico:
producción iconográfica, mito y consigna
La producción iconográfica que hace parte de estas fechas, manifes-
taciones y espacios fue abordada desde el análisis semiológico del
mito como un habla de Barthes, quien lo concibe como “un modo de
significación, de una forma […] El mito no se define por el objeto de
su mensaje, sino por la forma en que se lo profiere: sus límites son
formales, no sustanciales” (2006, p. 199). El objeto es un referente del
mito, lo que le permite ser enunciado, lo que hace el mito es deformar
el objeto, no invisibilizarlo, es decir, el mito despolitiza el habla en
tanto la sustrae a su contexto de configuración, hace visible el objeto
para limitarlo, para detenerlo. En la OFP el mito está relacionado con
la imagen de la mujer como madre y figura nutricia que al ser natu-
ralizada pierde potencial político, el cual la OFP retoma e impulsa en
sus políticas de la memoria.
Las políticas de la memoria y la identidad política en la Organización Femenina Popular (OFP) [...] 95
como fecha de fundación bajo los planteamientos de la soberanía y
la independencia de las mujeres es legitimar la posición política de
la Organización frente al Estado y la sociedad. No deben su proceso
organizativo a una instancia estatal, no deben su permanencia en el
escenario político a esta, deben su trayectoria histórica a sus accio-
nes políticas, a la distancia que toman del Estado, a las acciones de
denuncia, de movilización, de exigencia de los derechos. La autono-
mía y la soberanía de las mujeres han sido el camino de 32 años de
trabajo y marcan su continuidad bajo estos preceptos. Por otra parte,
los enunciados que la OFP pone en circulación fueron analizados
a partir de la categoría de consigna, propuesta por Deleuze, quien
plantea que:
La unidad elemental del lenguaje —el enunciado— es “la consigna”
esta unidad es una orden, atrapa, condiciona transforma, no es
una categoría particular de enunciados explícitos (por ejemplo
el imperativo), sino la relación de cualquier palabra o enunciado
con presupuestos implícitos, es decir con actos de palabra que
se realizan en el enunciado, y que solo pueden realizarse en él.
Las consignas no remiten, pues, únicamente a mandatos, sino a
todos los actos que están ligados a enunciados por una obligación
social. (1994, p. 84)
Las políticas de la memoria y la identidad política en la Organización Femenina Popular (OFP) [...] 97
Mujeres que paran y resisten:
identidad política en la OFP, una organización femenina
Coro
Compañera despierta compañera
a la conquista de la libertad
si nos explotan, porque no nos unimos,
si nos unimos nadie nos vencerá.
I
Son tus manos las manos de tu pueblo
encallecidas de duro trabajar,
con nuestra fuerza le estamos dando al rico,
el dinero, el progreso, el bienestar.
II
Si nuestros hijos hoy se mueren de hambre
y si desnudos ya ni a la escuela van
los culpables no son solo los ricos,
sino el cobarde que se niega a luchar.
III
Si hoy vivimos en mísero tugurios,
si no ganamos ni pa’ comprar el pan
es porque existe un sistema de gobierno
que nos explota y reprime sin cesar.
IV
Necesitamos por eso estar unidas,
la dura lucha con fuerza emprender ya,
marchemos juntas, seguras decididas,
que nuestro pueblo reclama libertad.
Las políticas de la memoria y la identidad política en la Organización Femenina Popular (OFP) [...] 99
Las mujeres reivindican sus derechos a partir de su condición de
madres, que subordina al colectivo, todas juntas y decididas deben
continuar, son mujeres-luchadoras. La figura gregaria de la mujer se
manifiesta en la caracterización social de esta como madre del pueblo,
que lucha colectivamente, son mujeres-colectividad. Son las mujeres
las llamadas a la lucha, de esta forma como agenciamiento colectivo el
himno está referido a las políticas de la memoria, en tanto que parte
de unos referentes implícitos, la figura materna de la mujer como
defensora de la vida, del hogar y, especialmente, de sus hijos, en un
contexto de injusticia social en el que el Estado no se presenta como
agente de garantías sociales.
De esta forma, la relación de autoreconocimiento y heteroreco-
nocimiento en la OFP se manifiesta en la figura de la mujer-madre,
mediante la cual la OFP se reconoce y busca reconocimiento y legiti-
midad de sus principios políticos y de acción, orientados a reivindicar
sus derechos y politizar el ámbito doméstico. La identidad se configura
así como un espacio de lucha política, de movilización, que establece
límites entre un referente femenino relacionado con la maternidad,
que ellas afirman como parte de su identidad y que promueven con
sus acciones y políticas, y un referente masculino, relacionado con
prácticas patriarcales, que ubican al hombre bajo una doble condi-
ción, como referente de provocador de actos de violencia política
(paramilitares) o como referente de ausencia (padres, hijos, esposos
asesinados o desaparecidos).
Los principios de pertenencia a una pluralidad de colectivos
(categorías, grupos, redes y grandes colectividades), presencia de un
conjunto de atributos idiosincráticos o relacionales y una narrativa
biográfica que recoge la historia de vida y la trayectoria social de la
persona, propuestos por Melucci, sirvieron de base para abordar los
referentes de identidad en las mujeres de la OFP. Desde estos, se iden-
tificaron los mecanismos mediante los cuales ellas se reconocen como
parte de la Organización, al encontrar en su propia acción política una
serie de atributos que se integran en su pasado biográfico, como se
muestra en la siguiente cita:
[…] de acuerdo con las entrevistadas, del ser de la mujer des-
plazada, podría predicarse que son hacendosas, trabajadoras,
[…]
Las políticas de la memoria y la identidad política en la Organización Femenina Popular (OFP) [...] 101
El hombre es el fuerte, el agresivo, el luchador, quien accede y
es actor principal de la vida pública, circunstancias que dada la
violencia política, la del narcotráfico y la delincuencia común, lo
colocan en mayor riesgo, y que, según estadísticas de asesinatos y
desapariciones forzadas las cifras son más altas para los hombres
que para las mujeres, lo cual no quiere decir que la de ellas, no
sea significativa. […] Ellas, sin quedar excluidas de los anteriores
riesgos, reciben un mayor impacto en tanto sufren por la desapa-
rición de sus seres queridos, deben enfrentar la lucha cotidiana
para volver a empezar y mantienen la gran incertidumbre por el
presente inmediato y el futuro. De manera abrupta se constituyen,
en muchos casos, en únicas proveedoras económicas y afectivas
de estos hogares que, forzosamente, se convierten en mono pa-
rentales. (OFP, 2004, p. 2)
Palabras finales
Los enunciados que configuran los ámbitos discursivos de la OFP se
encuentran en sus documentos y testimonios. Desde la perspectiva
de Foucault (1979) es posible abordarlos a partir de “lo positivamente
dicho”, los efectos de verdad que conlleva un enunciado, en tanto las na-
rrativas. Por su parte, los testimonios y las construcciones identitarias,
estereotípicas y alegóricas que los configuran fueron trabajados desde
el patrón clave de Duchet. Estos referentes metodológicos permitieron
rastrear y clasificar la información de diferentes tipos de fuentes con
las que se desarrolló el análisis desde las políticas de la memoria y la
identidad política de la Organización. Estas se configuran como parte
de sus estrategias y apuestas políticas de reivindicación de la memoria
en el marco de un movimiento de mujeres en el que los referentes
Las políticas de la memoria y la identidad política en la Organización Femenina Popular (OFP) [...] 103
biográficos se anclan en unas condiciones históricas que emergen en
las narrativas de las mujeres, su construcción simbólica, sus luchas y
reivindicaciones políticas frente a un Estado ausente que materializa
su presencia ampliando el pie de fuerza en la región. Frente a esto, la
Organización toma la figura de la mujer-madre como bandera política
que le permite mantenerse en un contexto de conflicto armado.
Este contexto incide directamente en las prácticas de la Orga-
nización, en sus producciones iconográficas, en sus construcciones
narrativas y en las acciones políticas que caracterizan sus reivindica-
ciones, la apropiación y significación de fechas conmemorativas y de
espacios que hacen parte de sus referentes de construcción colectiva.
Bibliografía
Las políticas de la memoria y la identidad política en la Organización Femenina Popular (OFP) [...] 105
Organización Femenina Popular (OFP). (julio-agosto de 2005). 33
años de resistencia. Cronología de un proceso de logros. Periódico
Mujer popular. Barrancabermeja, p. 12.
Pizzorno. (1989). Algún otro tipo de alteridad: Una crítica a las teorías
de la elección racional. Sistema, 88, 25-42.
E
l presente trabajo hace parte de la formulación de nuestro
proyecto de investigación doctoral sobre la construcción de
memoria histórica y la constitución de las víctimas como su-
jetos sociales emergentes en el contexto actual en Colombia. En este
capítulo presentamos un acercamiento a la conceptualización de la
construcción de memoria y su relación con quienes han sido víctimas
en el conflicto colombiano. Nos centraremos en la construcción de
la memoria histórica y colectiva y su papel en la conformación de las
víctimas como sujetos sociales y políticos en el contexto del conflicto
armado en Colombia, no sin antes problematizar la situación de
las víctimas y hacer una aproximación a su definición y conceptua-
lización desde dos posibles miradas: el campo jurídico y desde las
víctimas mismas.
El principal argumento que nos dirige hacia esta reflexión es que
la construcción de memoria o los procesos de memorización empie-
zan a jugar un papel determinante en la constitución de este nuevo
sujeto social que llamamos “víctima”, en el contexto del conflicto y en
la búsqueda de su trasformación. Este proceso se ve empeñado, como
lo señalaremos más adelante, con la nueva situación de revictimización
16.000
14.000
12.000
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2010
2011
2012
2 Podría afirmarse, incluso, que se evidencian dificultades en la ley penal nacional, asi-
mismo, la inexistencia en las construcciones de Comisiones de Verdad, las estructuras
económicas y políticas del paramilitarismo. Sumado a todo lo anterior, está la necesidad
de fortalecer los procesos de justicia restaurativa.
El Otro al que hay que proteger es bueno mientras sigue siendo una
víctima (por eso fuimos bombardeados con fotos de madres, niños
y ancianos kosovares indefensos, contando historias conmovedo-
ras sobre su sufrimiento), pero desde el momento en que deja de
comportarse como tal víctima y quiere defenderse por sí misma,
se convierte de inmediato en otro terrorista/fundamentalista/
traficante de drogas…Así pues, el punto crucial es reconocer clara-
mente esta ideología de la victimización global, en esta identificación
del propio sujeto (humano) como “algo que puede ser dañado”,
la forma de ideología que se adapta al capitalismo global de hoy.
(2002, pp. 79-80)
Una líder de las víctimas afectadas por este paramilitar aseguró que
siguen siendo estigmatizadas en el proceso que se adelanta en Justicia
y Paz. A Magdalena Calle Londoño se le notaba la indignación en su
rostro. En silencio no ocultaba qué le causaba escuchar los nombres
de las víctimas, entre ellos el de su esposo, y la justificación dada
por el ex paramilitar para explicar esas muertes: “Informantes de la
Por otro lado, para Alain Touraine (1997) el sujeto no es “el alma”
presente en el cuerpo, o el espíritu de los individuos, sino la búsque-
da, emprendida por el individuo mismo, de las condiciones que le
permiten ser actor de su propia historia. Lo que motiva esa búsqueda
es el sufrimiento provocado por el desgarramiento y la pérdida de
identidad e individuación (Touraine, 1997). El esfuerzo del individuo
consiste en cómo transformar las experiencias vividas como proceso
de construcción de sí mismo como actor.
A manera de conclusión
Las víctimas del conflicto armado en Colombia, como sujetos sociales y
políticos que emergen, empiezan a diferenciarse de otros sujetos sociales,
a esgrimir una voz y una lucha propia. La constitución de estos pasa por
la formulación de una apuesta propia alrededor de lo que han precisado
como sus derechos fundamentales a la verdad, la justicia y la reparación
integral. Derechos que la normatividad en Colombia reconoce, como la
Ley 1448 del 2011, pero esto es insuficiente frente a la dimensión de
los daños causados y que se siguen causando a quienes los reclaman.
La constitución en sujetos sociales y políticos ha permitido una
mayor, aunque no siempre clara o respetada, interlocución con el
Estado y la sociedad en general. Pero, para esto, vemos que ha sido
necesario elaborar procesos de memorización histórica y colectiva,
Procesos de memorización
histórica y colectiva
Fuente: Caicedo, 2012, p. 37.
Zizek, S. (2002). El frágil absoluto o ¿Por qué merece la pena luchar por
el legado cristiano? Valencia: Pre-Textos.
Adrián Tabares1
Introducción
Este capítulo es el primero de dos textos producto del proyecto de
investigación Las Marcas del Desplazamiento en la Mentalidad del
Colombiano de los Años Cincuenta.2 Tanto el concepto de mentalidad
como la perspectiva teórica recogen la propuesta de Michel Vovelle
(1985), quien en su libro Mentalidades e Ideologías reflexiona sobre
una posible historia de las mentalidades en la que esta sea entendida
como una forma de contar y de vivir, como el conjunto de actitudes,
pensamientos y prejuicios visibles en los comportamientos y costum-
bres de los individuos o las comunidades frente a lo universal: el amor,
la muerte, lo sagrado, el bien y el mal. De esta manera, el concepto de
mentalidad sirve para dar cuenta de lo que cambia y lo que no, a la
vez que entrelaza distintos tiempos de acuerdo a cómo ha cambiado
la vida de los individuos y la forma como estos cuentan esos cambios.
Para el caso específico de los dieciocho testimonios analizados
en este capítulo se busca comprender de qué manera los desplaza-
mientos, el desarraigo, la persecución, el miedo y el desamparo estatal
Cuando María del Carmen vuelve a Guycán han pasado por los
menos quince años del comienzo de la que ella llama “la noche de los
colores” para hablar de los años de La Violencia. Pero no será su gene-
ración, la de los niños y jóvenes que padecieron esta época, la que va
a firmar la paz entre los pueblos; son los nuevos estudiantes los que
pintan de otros colores las calles y las casas, colores contrarios a los que
defendieron y por los que mataron sus padres y abuelos, para que ahora
a través de esas calles pase la celebración de la paz materializada en un
reinado de belleza. Una celebración en la que los más jóvenes echan mano
de lo más antiguo y sin saberlo perpetúan una vieja tradición colonial:
las multitudinarias procesiones de estatuas e imágenes de los santos
y las vírgenes, estandartes en este caso de un ícono femenino que no
solo moraliza sino que se muestra como arquetipo de la belleza divina.4
3 Se ha querido de alguna forma guardar el acento y los giros propios de los personajes
entrevistados, por ello en muchos casos el texto sacrifica la ortografía de algunas palabras
para guardar fidelidad al testimonio.
4 El folclor colombiano es abundante no solo por sus distintas etnias y culturas, sino por-
que durante los cuatro siglos de la Colonia las únicas manifestaciones culturales que se
permitieron fueron las celebraciones (procesiones, llegadas de obispos y virreyes, fechas
santas, matrimonios, etc.), pero fueron desestimuladas o prohibidas las manifestacio-
nes académicas, políticas y artísticas (excepto las del catolicismo), lo que limitó así la
esfera de lo público a la expresión repetitiva de una catarsis religiosa. Solo finalizando
el siglo XVIII se formaron grupos intelectuales entre los criollos de algunas ciudades. El
carácter festivo o “folclórico”, uno de los modos de ser por los cuales es reconocido el
colombiano, y la forma cultural de tramitar los conflictos por medio de la celebración,
más que de la memoria, hay que buscarlo primero en las prohibiciones de la Colonia.
Sobre la celebración cfr. Gonzales (1998); sobre la Colonia cfr. Franco (1992, pp. 34-54);
en relación con los modos de ser del colombiano cfr. Ardila (1986).
Claro que en ese tiempo recordar uno eso era duro, hoy no porque
ya uno pasó por ahí, ya sabe uno como es, ya como que uno no siente
nada, ya uno sabe qué hay guerrillas que ahí matan, que queman, que
bueno de todo, no tiene uno esos nervios, esa cosa, que como
que no sabe qué hacer […] Ya le digo, todo esto es todo lo que me
quedó, es como un comercial le cuento. (Rodríguez, Aureliano, 2009)
5 La palabra “trauma” proviene del alemán traum (sueño). Los sueños deben ser narrados
(reelaborados) para poder ser interpretados, pues en los sueños no hay un sujeto que
sueñe voluntariamente esto o aquello, o que decida cambiar su sueño, el sujeto es presa
de sus sueños y solo puede escapar despertando, cfr. Bachelard (1994). Del mismo modo,
la víctima de hechos violentos es presa de estos, no los puede controlar, son sucesos que
rompen su cotidianidad y deshacen sus tejidos sociales, le generan incertidumbre sobre
el futuro y desconfianza frente a su entorno; si los hechos violentos no se reelaboran
permanecerán enquistados en los sentimientos (represión) determinando las actitudes
y los pensamientos de la víctima; al respecto, cfr. Jimeno (2003).
7 El término “generación”, aplicado a los jóvenes, data de finales del siglo XIX cuando las
universidades europeas masificaron su público, y los jóvenes adquirieron un espacio propio
de interacción que los diferenciaba en tanto jóvenes del resto de población. En Colombia este
proceso comenzó en los años sesenta, con serios problemas de cobertura y sin soluciones
definitivas hasta hoy; debido a esto, a la hora de definir una nueva generación colombiana
hay que tener muy en cuenta variantes como región, ruralidad, etnia, género y clase. Sin
embargo, esta primera clasificación de los jóvenes de los siglos XIX y XX, por edad y actividad,
se va a multiplicar en otros factores con el desarrollo de los medios y la virtualidad.
Para Leggewie (2002) lo que hoy define una generación tiene que ver con los hitos
históricos de los que se es partícipe, no ya como activista, sino como telespectador
o internauta (La caída del muro de Berlín afectó no solo a los jóvenes alemanes, sino
que quedó inserta en la generación global de los ochenta). Una generación global está
mediada por el acceso a canales de comunicación, hobbies y grupos virtuales que com-
parten modas y opiniones, grupos donde la edad y la actividad quedan en un segundo
plano. Al respecto, cfr. Leggewie (2002).
Uno viejo hace estorbo, le hace carga a todo mundo; vea y piensen y
se acordarán de mí más adelante. Uno es muy apetecido cuando está
joven, sabiendo que uno puede trabajar y todo. Uno todo mundo
lo quiere, pero después que uno no pueda trabajar y no tenga nada
[…] Ya por vieja ya lo único que anhelo y deseo y yo le pido a dios
que me dieran un pedacito de tierra pa´ donde yo pueda hacer un
rancho y meterme, donde yo pudiera vivir tranquila que si yo no
tengo qué comer yo me tomo posillao de agua y me acuesto tran-
quila, en paz. (Gómez, 2009)
Abel cuenta:
La gente vivía bajo las piedras, y allí cocinaban cada tres o cuatro
días, los perros se pusieron mudos, no latían, pa’ que vea usted, que
el miedo, el gallo no había por bulloso, porque todo el que hacia
bulla se lo comían […] Llegaba este tipo con los niños de dos o tres
días de nacido, los cogía de las paticas y les mochaba la cabecita, y
entonces les decía: “Así es como desangran los armadillos” ¡Eso no
es mentira! […] Eso daba lástima vea: a uno lo seguían las galli-
nas, lo seguían los marranos, con hambre esos animalitos, y ¡tanto
animal, tanto marrano, tanta gallina!, que eso daba pesar. (2009)
Los chulavitas que eran como la policía, ellos eran nombrados por
los alcaldes y el cura… El cura era el que mandaba la autoridad…
Mandaba a las veredas a recoger a todos los muchachos y los an-
cianos a llevarlos allá, amarrados como fuera. Primero lo llevaban
a la casa cural y allá llegaban y “Ah usted que usted es fulano de tal
entonces tiene que voltearse”, “—¿Por qué me tengo que voltear?—”
“—Que sí, tiene que voltearse, como es liberal tiene que voltearse a
conservador—”… Tenía un rejo especial el cura, cogía a la gente y
dele juete, porque era él mismo […] Bueno los que podían salvarse
o los que querían salvar la vida, “Sí que me volteo, que no se qué”
“—Bueno ya—” los despachaban, podían irse como fuera para la
casa después de una juetiada de esas todos sangrados todos heri-
dos y con ese refresco de ají en el cuerpo y la cara […] Una señora
preparaba unas tinajas con ají, ella machacaba el ají y lo echaba a
la olla y la cargaba y se iba para el pueblo y llegaba donde el cura,
“Aquí está el remedio”, y lo colgaba en la puerta, delante del cuadro
del sagrado corazón. (2009)
13 Hospitalidad proviene del latín hospes que significa huésped; de hospes se transformó
en hospitalia que significa “departamento para visitas extranjeras”, y de hospitalia
en hospital que significa “lugar de auxilio a ancianos y enfermos” (http://etimologias.
net/?hospital, consultado el 27 de abril de 2010) En el caso colombiano la hospitalidad
está vinculada a la atención y el cuidado de otros, a la amabilidad y el ofrecimiento
de posada. La tradición campesina de atender bien al que llega se debe en parte
a los desplazamientos continuos a los que han estado expuestos, es un vínculo de
reciprocidad. La hospitalidad resulta ser así una red de solidaridad en medio de la
guerra. Una práctica efectiva para mantener el tejido social
Gustavo dice: “Yo no estudié, para que le digo, yo fui cuando tuve
hijos que me tocaba llevarlos a la escuela y sé más que uno que estudió,
yo le miro la cara a una persona y de una vez la detallo” (2009). Gus-
tavo no estudió y parece tampoco requerirlo, pues piensa que con su
experiencia le basta para saber lo que necesita. Debido a sus múltiples
desplazamientos, y a una historia de maltratos desde su infancia, ha
llevado una vida en la que sus instintos son mejores consejeros que la
educación que no desea. Su mundo es de decisiones prácticas y rápidas,
las que debió tomar para sobrevivir como chusmero y ex guerrillero.
Gustavo desconfía de su entorno, pues siente que aún lo persiguen,
que corre peligro en cualquier lugar; su experiencia de vida no ha sido
mediada por factores menos inmediatos. No existe como tal un mundo
de Gustavo, existe una reacción de él frente al mundo que ha vivido.
En este sentido, su experiencia no obedece a la vivencia rutinaria de
la idea de subjetividad, en la que la relación del hombre con el mun-
do se mediatiza por la actividad de la conciencia creando los mundos
particulares de cada individuo, el germen de la literatura moderna.
La expresión literaria de la subjetividad es la novela, pues se
constituye a partir de la modernidad en la confesión de esos mundos
íntimos o subjetivos. Sin embargo, en Colombia durante la Colonia la
novela como género fue prohibida, pues era considerada como peligrosa
15 Para Williams (1991), un rasgo de las culturas orales es que son acumulativas, redun-
dantes, conservadoras, cotidianas y enfáticas.
16 Foucault niega al sujeto como sujeto del lenguaje y pregunta por el ser de ese lenguaje
que lo constituye. El discernir el ser del lenguaje nos impedirá afirmar la existencia del
sujeto como fuente de la individualidad, como poseedor del sentido de las palabras. El
sujeto responsable del discurso se deshace hasta convertirse en una variable gramatical
(cfr. Foucault, 1993). Gadamer lo ve desde la hermenéutica: “La tradición histórica no
tendría en modo alguno nuestra atención si no tuviera algo que enseñarnos y que no es-
taríamos en condición de conocer a partir de nosotros. La frase ‘un ser que se comprende
es lenguaje’ debe entenderse en este sentido. No hace referencia al dominio absoluto
de la comprensión sobre el ser, sino que por el contrario indica que se experimenta el
ser no allí donde algo puede ser producido y por lo tanto concebido, sino solo allí donde
meramente puede comprenderse lo que ocurre” (1993, pp. 18-19).
Yo una vez me hice dar una pela de mi papá porque uno de chiquito
es muy metido, yo fui le dije ja… pues claro Gómez tenía que ser,
¡ay padre mío!, un niño hablar que Laureano Gómez era un asesino
tremendo, el culpable de todo ese problema, entonces yo, Gómez
tenía que ser vendito, me cogió mi papá y me dio una pela que casi
me mata, él era de esos hombres bravos, él tenía un rejo tieso de
cuero de res, él le hacía nudo en las puntas haciendo 2 correas y en
cada punta tenia uno ese rejo […] ¡Ay! casi me mata ese día por
haber dicho eso, y yo que Gómez tenía que ser, ¡ay dios mío, uno
muchacho! (2009)
Los soldados le lavan el cerebro bien, y les dicen hagan esto así y
así, lo otro y punto, y uno se vuelve un minus como dicen, no piensa
nada, y le dicen a uno personalmente así sea su mamá pero dele,
eso no ponen a decirle que compasión con nadie, señor háganle,
y allá habían cabos y sargentos, malos los malparados, le ponían
un chino de doce años o de trece y lo mataban, lo mataban porque
era liberal […] La vida militar mía, para mí fue buena, porque uno
muchacho no le importa a uno combatir, en ese tiempo no habían
guerrillas sino la chusma […] Pagué servicio de 16 años, porque
no les gustaba llevar gente liberal para el ejército, entonces llegó los
tipos, los del pueblito, “Ah usted es conservador”, “No pero es que
yo tengo 16”, ahí fue cuando me arreglaron la cédula, o la partida
de bautizo con más años para poder que me llevaran al ejército.
(Rojas, 2009)
18 Jimeno (1998) documenta una experiencia similar con 264 desplazados en Bogotá, de
los cuales la mitad describió su infancia como un periodo violento; circunstancia que hoy
hace de ellos adultos tristes y nerviosos: tristes debido a la desconfianza y la inseguridad
que no les permitieron constituir círculos sociales amplios, y nerviosos por la prevención
frente a la pérdida de control o desbordamiento de la autoridad.
Hay cosas que uno todos los días se levanta y están ahí en la cabeza,
pues yo quedé huérfano muy pequeño, de ocho o nueve años, yo
me fui de mi casa a muy temprana edad […] Mas o menos unos 14
o 15 años, a esa edad ya era una persona grande, ya era un hombre
completo, porque hoy en día un muchacho de 18 años es un niño
todavía, en ese tiempo yo viví eso de estar uno trabajando, y llegaba
el ejército y venga para acá, lo uniformaban y le ponían un fusil y
al batallón. (2009)
19 Para Ardila (1986) el ideal de las buenas maneras, tiene que ver con el de desarrollo de
Colombia como país de ciudades y municipios, en el que los ideales de conducta han
estado asociados a lo urbano como lo civilizado, lo culto. En este sentido, las buenas
maneras han hecho parte del protocolo social en las ciudades, sobre todo entre las
clases altas, que generalmente terminan por convertirse en el referente de las demás;
también el buen uso del lenguaje ha hecho parte de estos ideales cultos, que han
llegado a confundirse con el significado de cultura en la forma de una valoración de
la gramática, las artes (poesía), la política (retórica), pero no así de la ciencia, de los
oficios prácticos, ni de la investigación que podría replantear costumbres. La preserva-
ción de los ideales cultos se explica, según Ardila, por el aislamiento interno y externo
del país que hace que se refuerce lo autóctono en la forma de una melancolía por el
pasado, una tendencia atávica que al carecer de otros referentes se cierra sobre sí ge-
nerando violencia frente a los cambios (dogmatismo). En línea próxima, para Jaramillo
(2005) las buenas maneras obedecen a una educación religiosa que hizo énfasis en
valores intimistas, que han servido para definir éticamente los comportamientos de
los individuos pero no para causarlos, pues los valores no estuvieron asociados con
el cumplimiento de ley ni con lo público y no sirvieron para erigir el comportamiento
colectivo. En este sentido, los colombianos incumplen sus leyes, circunstancia que no
supone que se consideren deshonestos, pues los valores están referidos a lo privado
más que a lo público. Esto terminó convirtiendo a las buenas maneras en el referente
de la ética pública: una valoración social de conductas externas que tuvo que recurrir
a manuales técnicos que las detallaran paso a paso (La urbanidad de Carreño), pero
no a una ética que emanara de compromisos colectivos llevados a cabo por convicción
pública en esos valores.
20 Lo que en la Colonia significaban los títulos nobiliarios y los certificados de blancura para
ascender en la escala social y acceder a los cargos públicos, después de la Independencia
lo representaron los títulos universitarios, la carrera militar o el sacerdocio. Sin embargo,
hasta la década del sesenta, en el siglo XX, el acceso a la educación estuvo restringido a
una minoría de clase alta, situación que determinó ya no solo una distancia económica y
de oportunidades sino una diferencia cultural entre las clases, diferencia que contribuyó
a definir lo que hoy se entiende por pueblo colombiano, una acepción que indica más
la pertenencia a una clase social que un principio nacional o cultural común. En este
sentido, el título profesional es buscado con el fin de “llegar a ser alguien en la vida”.
Conclusiones
El texto ha querido basar su reflexión en la pregunta por el acto mis-
mo de contar, de ser preguntado, de recordar e hilar una historia. Un
ejercicio esencial si consideramos el tiempo que ha transcurrido desde
los hechos de La Violencia, el silencio voluntario o forzado sobre ellos
y el contexto actual de una nueva realidad que ha empezado a ocultar
el pasado. Por estas razones se decidió pedir a los personajes que nos
contaran sus historias de vida, aquellas circunstancias que precedieron
y sucedieron a la época de La Violencia, con el fin de poder dotar sus
relatos de un sentido amplio más allá de la descripción de una lista
de eventos violentos y traumáticos.
La búsqueda del sentido en lo que se cuenta es importante a la
hora de poder narrar, pues brinda un espacio para hacer consciente
el presente desde el que se habla y se teje lo que se recuerda. Hasta
la fecha muchos episodios de las historias ni siquiera eran conocidos
por los familiares más cercanos de los personajes, en este sentido la
ausencia de un reconocimiento público como víctimas, victimarios o
desplazados, por parte del Estado y la sociedad, hizo que en muchos
casos los sentimientos de desamparo y pérdida que rodearon los he-
chos, sumados al miedo a que se repitieran, dificultaran la hilación
de los relatos y su narración en un círculo familiar, quedando buena
Fuentes primarias
Fuentes secundarias
Archila, M. (1997). El Frente Nacional: Una historia de enemistad
social. En Anuario de la historia social y de la cultura, Bogotá: 24,
189-215.
Ardila, R. (1986). Psicología del hombre colombiano. Bogotá: Planeta.
Arendt, H. (1993). La condición humana (capítulo V). Barcelona:
Ediciones Paidós.
Bachelard, G. (1994). La poética de la ensoñación. Bogotá: FCE.
Bejarano, J. et al. (1998). Historia social de la ciencia en Colombia
(tomo III). Bogotá: Instituto Colombiano para el Desarrollo de la
Ciencia y la Tecnología.
E
n este texto2 se intenta realizar una aproximación a la histo-
ria de vida de Adelaida, una mujer nacida en Charalá (San-
tander) en 1923. Sus experiencias de vida sirven como hilo
conductor para evidenciar a través de su narrativa, y la de algunas
mujeres relacionadas con ella, cómo operaban y operan las relaciones
de género. Partiendo de la perspectiva que aporta la categoría de
género a la reflexión histórica, se pretende, en este caso, esclarecer
el significado de los sexos y de los grupos de género en el contexto
rural santandereano de principios del siglo XX. Esto con el propó-
sito de identificar el alcance de los roles sexuales y del simbolismo
sexual, y descubrir qué significado tuvieron y cómo funcionaron para
mantener el orden social o para promover su cambio. Lo anterior
de acuerdo a la reflexión de Scott (1996) en la que plantea que el
género es un elemento constitutivo de las relaciones basadas en las
diferencias que distinguen los sexos, lo que configura una forma
primaria de poder.
4 Cronología de los 19 nacimientos: Gabriel, 1921; Rodrigo, 1922; Adelaida 1923; un niño
nace y muere, 1923; Alicia, 1924; Blanca, 1925; Eugenio, 1926; Flor, 1927; Rosa, 1928;
Ester, 1929; Dora, enero de 1931; Juan, noviembre de 1931; María, 1932; Miguel, 1933;
Luis, 1934; Veneranda, 1938; Consuelo, 1940; Cristina, 1942; Teresa, 1945. Todos los
nacimientos ocurrieron en Charalá, Santander.
Arriba, de izquierda
a derecha: Adelaida,
Ana y Alicia. Abajo, de
izquierda a derecha:
Teresa y Consuelo.
5 Al respecto, Judith Butler (1993) argumenta que el género, concebido como un ideal,
puede entenderse como un objeto intencionado, un ideal que se ha constituido pero
que de hecho no existe.
De acuerdo con esta autora, se entiende que cada una de las y los
sujetos no puede eludir esas normas, por el contrario, las repite, se
ubica o es ubicado dentro de un ideal de comportamiento, según una
normatividad de género que se asume como una condición “natural”.
Para el caso que nos ocupa, este comportamiento determina el lugar
social, económico, político y familiar que encarnan las consideradas
mujeres (madres).
De este modo, a nivel familiar, en el ámbito de lo privado, Adelaida
no logra reconocer muchas características que le permitan destacar
a su madre más allá de su espera, ella la nombra como madre, pero
no lo hace en un sentido valorativo, naturaliza su labor, pues no hay
nada especial en la madre, dado que la madre es madre. Esto ocurre
precisamente porque el espacio privado, del cual Ana es representante,
resulta ser el lugar del “no-reconocimiento”, al que alude Celia Amorós
(1994, p. 23). Adelaida nos remite, entonces, a una construcción social
del ideal femenino, del ser materno, el cual es nombrado, en este caso,
como un estado de doble espera, un estado en el que la individuali-
dad se reduce al incremento de una misma rutina y a la consecuente
angustia frente a lo que no termina.
Un elemento más de la relación entre Ana y Justino que resulta
significativo es la diferencia de edades. Cuando Justino le “echa el
ojo”6 a Ana, como dice Adelaida, lo hace observando unas cualidades
especiales; la primera es la juventud, a los diecisiete años Ana es una
mujer saludable (físicamente más grande que él) y, sobre todo, es una
6 La expresión “echarle el ojo” denota una intención en la que quien observa decide actuar
con el propósito de poseer lo observado, por su parte, la observada es objetualizada y
desconoce aquella intención, que en el caso de Ana la convierte en una sujeta pasiva
respecto a decisiones vitales como lo es el matrimonio.
Fotografía 2.
De izquierda a derecha:
José, Clemencia, Adelaida
alzando a Daniel y en
estado de embarazo,
Inés alzando a Ignacio
y Manuel. Abajo, de
izquierda a derecha:
Martín, Clara y María.
Las rupturas
Los siguientes testimonios presentan una serie de narraciones que
emergen como puntos de fuga o rupturas respecto a la maternidad
hegemónica. Las mujeres que hablan en este aparte significaron y
apropiaron de manera distinta aquellas representaciones e imagina-
rios sobre “el deber ser mujer” que operaban sobre ellas, y aunque se
encuentran permanencias de los modelos tradicionales, en sus expe-
riencias vitales se visibilizan cambios y resistencias que configuran las
rupturas que se describen.
La madre guerrera
Beatriz, nacida en 1927, contemporánea, coterránea y cuñada de
Adelaida, nos relata la historia de Jacinta, su abuela paterna, historia
que se enmarca en la Guerra de los Mil Días, y que narra, desde la
perspectiva de su padre, una relación madre-hijo que visibiliza una
maternidad configurada desde un lugar distinto al señalado por la
mirada hegemónica de la maternidad patriarcal.
[…]
Bueno, mi papá se fue y preguntando por entre las fincas, por donde
llevaban las mulas, que era por caminos que llamaban camino real,
los caminos de los campos… entonces empezó a preguntar por la
señora Jacinta y el señor, no me acuerdo el nombre, que si ellos
vivían en tal pueblo. Y por ese camino iba hasta que llegó a una
finca y ahí preguntó por la señora, ahí le daban posada a las mulas
y a la gente, a las mulas pues ahí tenían pasto donde soltarlas, y a
La madre proveedora
Otro caso que presenta una construcción distinta a la maternidad tra-
dicional santandereana es el de Beatriz, ella, al igual que Adelaida, nos
brinda una imagen de su madre, recuerdo que nos permite reconocer
otra maternidad, significada en los siguientes términos:
[…]
La madre maestra
Las distintas maternidades expuestas hasta el momento dan cuenta
de cómo, a pesar de la típica conformación patriarcal de la familia,
coexistieron diferentes tipos de maternidad dentro del mismo esquema.
Sin embargo, es preciso también visibilizar a aquellas mujeres que en
la época tomaron distancia del ser mujer-madre; Alicia, hermana de
Adelaida, nos cuenta su historia:
Alicia: ¡Irse para donde!.. No eso nadie se podía ir, si se iba era casada,
como le digo no nos dejaban de balde, el rosario era a las cuatro de
la mañana y en la noche a las 8, y el domingo a misa. (Alicia, 2012)
Alicia: Pues trabajar, como yo, que no me casé pero puse mi colegio
[…] Yo solo tuve hasta cuarto de primaria en cambio Adelita tuvo
más, y todas las demás, yo fui la que menos estudié pero la que
más trabajé, y aquí todo el mundo me dice señorita Alicia, señorita
Alicia, muy poquita persona me dice señora, pero porque no me
conoce. Hoy tengo 85 años, y de esos 44 años educando.
Yo soy la sexta de los hijos, fui la más negra y la más fea, pero fui la
que más serenatas tuve, y tuve serenatas bonitas, para las serenatas
Alicia: Sí, pero no, no me casé, pero fui la que más hijos tuve y
ese respeto, señorita Alicia, señorita Alicia, miles de hijos tuve, mi
papá les decía a mis hermanas, eso no se casen, sigan el ejemplo de
Alicia, solteras pero bien solteras no a medias, después cuando les
daban serenatas a las otras, no me pesa no haberme casado, tienen
que sufrir ser esclavas del marido y de los hijos, hay que estar pen-
diente de ellos, bañarlos, vestirlos, peinarlos, remendarles, y todo,
porque por más empleada que haya tienen que trabajar mucho, hay
que tener cuidado con la empleada coqueta con el marido, todas
menos Susanita, ella fue como una mamá para nosotros, mi mamá
nos decía que el matrimonio era muy pesado, pero todas se casaron.
Fuentes primarias
Adelaida (mujer de 87 años). (2012). Investigación “Testimonios de
maternidades, resistencias y locura”. Entrevista de S. Ruiz Galin-
do. Universidad Nacional de Colombia, Maestría en Estudios de
Género, área Mujer y Desarrollo, Bogotá.
Fuentes secundarias
Amorós, C. (1994). Espacio público, espacio privado y definiciones
ideológicas de “lo masculino” y “lo femenino”. En Feminismo, igualdad
y diferencia (pp. 23-52). México: UNAM, PUEG.
Martínez Carreño, A. (enero del 2000). Las capitanas de los Mil Días.
Participación de las mujeres en la guerra y apasionado testimonio
de una de ellas. Revista Credencial Historia, 121. Recuperado de
http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/
enero2000/121capitanas.htm
Puyana, Y. (2000). ¿Es lo mismo ser mujer que ser madre? Análisis de
la maternidad con una perspectiva de género. En Ética masculini-
dades y feminidades. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia,
Facultad de Ciencias Humanas, Centro de Estudios Sociales.
E
n su libro El arte de la memoria, Frances Yates2 explica en detalle
el arte de la retórica, que se apoya en la mnemónica pensada
y perfeccionada por los griegos. Grosso modo la técnica con-
siste en relacionar lugares e imágenes con grandes cargas emotivas,
Según sus habitantes, muchos políticos que han ido a San Carlos
en tiempos electorales han prometido la mejora de las vías pero hasta
ahora esto no ha sido posible. Todo se queda en promesas. En palabras
de la alcaldesa actual, el arreglo de las vías sería una muy buena forma
de reparar a la comunidad sancarlitana por los hechos de violencia de
que fue objeto en los últimos años.5
4 En territorio sancarlitano se encuentran seis ríos (San Carlos, Samaná norte, Guatapé,
San Miguel, Arenal y Calderas) y aproximadamente 76 quebradas. Cada año entre el 8
y el 15 de agosto se celebran las fiestas del agua, a las que concurren turistas de todo
el departamento.
5 María Patricia Giraldo, alcaldesa elegida para el periodo 2012-2016, hizo esta afirmación
ante funcionarios de diversas instituciones estatales de órdenes nacional y departamental
y ante agencias de cooperación internacional, en una reunión realizada en mayo de
2012, con el fin de presentar el balance del retorno de familias desplazadas, auspiciado
por la Alianza Medellín-San Carlos.
6 Según registros del DANE, a 2005 en San Carlos había 29,93 % de NBI: 27,66 % en la
cabecera municipal y 31,9 % en el área rural (Restrepo, 2010, p. 33) y el 98 % de las
familias se encuentra por debajo de la línea de pobreza (CNRR y MH, 2011, p. 384).
7 Memoria Histórica es un grupo de investigación que hace parte de la Comisión Na-
cional de Reparación y Reconciliación (CNRR). Este grupo tiene como función elaborar
informes sobre la memoria de la violencia en Colombia. En virtud de la cantidad de
hechos de violencia (más de 2.000 masacres contadas desde 1964), se decidió utilizar
la metodología de documentación de casos emblemáticos. Es así como en el año 2011
MH presenta su informe “San Carlos. Memorias del éxodo en la guerra”.
8 Otros líderes asesinados fueron: Iván Castaño y Jairo Giraldo en 1984; Gabriel Velásquez
y William Tamayo en 1986; Jorge A. Morales, Héctor Giraldo y Luis Felipe Noreña en
1988 (CNRR y MH, 2011, p. 138).
Desmovilización y reconciliación
Como resultado de las negociaciones entre los grupos paramilitares y
el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, en 2003 se inició el proceso de des-
movilización formal de estas estructuras. Este proceso estuvo rodeado
9 Actualmente Luis Carlos Restrepo, el comisionado de paz del gobierno de Álvaro Uribe
Vélez, está siendo investigado por la falsa desmovilización de la Compañía Cacica
Gaitana de las FARC. El juicio se está realizando en su ausencia, ya que salió del país
argumentando falta de garantías. Organizaciones no gubernamentales y de víctimas
denunciaron en su momento que las sonadas desmovilizaciones no se estaban llevando
a cabo con la transparencia requerida.
10 Durante los dos periodos del gobierno de Álvaro Uribe Vélez (2002-2010) tuvo lugar
la desmovilización de grupos paramilitares. Se les dieron ventajas como por ejemplo,
que al confesar sus crímenes podrían pagar una pena máxima de 8 años de cárcel y en
el caso de los soldados rasos se les dieron subsidios de sostenimiento, capacitación en
oficios e incluso ingreso a las universidades. Por el contrario, en el caso de las víctimas,
las ayudas no llegaban o eran de difícil acceso debido a los trámites burocráticos. De
hecho, en 2010 el gobierno de Uribe, con el apoyo de miembros del Congreso de la
República, llevó al hundimiento de una iniciativa que buscaba la reparación integral a
las víctimas (Ley de Víctimas).
11 Según Jelin, los emprendedores de la memoria son personas que desarrollan actividades
que permiten construir sentidos del pasado. Estas actividades pueden ser conmemora-
ciones, rituales, elaboración y difusión de documentos, etc., y tienen siempre un sentido
público y político.
12 Son quienes viven o vivieron cerca del lugar de memoria y cuyos testimonios transcurren
entre el “saber- no saber” (Mendizábal, 2012, p. 311).
13 El lugar de enunciación de los emprendedores de la memoria en San Carlos está mediado
por la experiencia traumática de la violencia sobre sí mismos, sus familias y su entorno,
y la apuesta política por la reconciliación, por su visibilización como ejemplo a seguir,
como muestra de que sí es posible. Por otro lado, el lugar de enunciación de los veci-
nos, aún tiene que ver con su fragilidad económica y política. Son personas que no han
asumido un rol protagónico y temen futuras retaliaciones. En algunos casos se percibe
cómo empiezan a pensar que su testimonio “tiene un valor”, es decir, que piensan que
si dan testimonio pueden llegar a tener ciertas concesiones económicas o tener acceso
a los beneficios de las políticas de reparación más fácilmente.
[…] Ellos venían ahí y le hablaban a uno (se refiere a los parami-
litares) […] nosotros nunca escuchamos gritos o que uno viera que
entraban a alguien nunca, nunca... Fue cuando ellos desocuparon
que nosotros volvimos… entramos. Porque eso lo desocuparon, eso
lo dejaron solo, pero uno no entraba solo porque le daba miedo,
eso lo dejaron abierto. Uno veía letreros como de sangre, cosas así,
pues eran cosas muy malucas, muy miedosas, muchas cosas como
satánicas. […] uno sí entra, sube. Hay como nostalgia, pero como
ahí no fue donde le pasó nada a la familia de uno… pero sí da como
tristeza de ver cómo era ese lugar, porque eso era muy hermoso, de
verlo cómo destruyeron todo, mirar que la Policía estaba ahí y no
hacían nada, tampoco el Ejército, nadie hizo nada y entonces pues
todo eso le da a uno mucha tristeza.
Estación
de Policía
Hotel
Punchiná
16 Cabe destacar que el cuartel de la Policía queda a menos de media cuadra del hotel.
[…] era difícil porque antes cuando la gente venía a este espacio, la
gente llegaba con ese temor a entrar aquí, y es que cuando nosotros
17 Según la Ley de Justicia y Paz los desmovilizados están obligados a reparar simbólica
y materialmente a sus víctimas. En el caso mencionado, quienes han contribuido en la
reparación del edificio son hombres que tenían un rango bajo en la estructura paramilitar.
18 La Alianza Medellín-San Carlos es un convenio a través del cual se busca ofrecer con-
diciones óptimas de retorno a las familias que se desplazaron de San Carlos hacia la
ciudad de Medellín, a causa de la violencia ejercida por los actores armados.
19 Se realizaron talleres de memoria y de recuperación de salud mental por parte de las
Promotoras de vida y salud mental (Provísames) que hacen parte del CARE.
20 En el caso de algunas mujeres que hacen parte del CARE se puede percibir la apro-
piación de un lenguaje que proviene de las capacitaciones y de los ejercicios de
memoria acompañados por psicólogos y profesionales de diversas áreas que han
estado en San Carlos.
21 Promotoras de Vida y Salud Mental, que estaba conformado por un grupo de mujeres
de la región, principalmente víctimas, que fueron formadas por organizaciones no gu-
bernamentales, con el fin de hacer trabajo psicosocial con otras víctimas.
22 Es importante aclarar que el apoyo al proceso de reconciliación en San Carlos no es
unánime, sino que corresponde a la iniciativa de algunas organizaciones sociales, la
administración municipal y los Gobiernos departamental y nacional. Hay críticas en
torno a la llegada de algunos desmovilizados y su papel en la sociedad sancarlitana, y
diferencias sobre el para qué de la reconciliación y su relación con la búsqueda de la
verdad, la justicia y la reparación (CNRR y MH, 2011, pp. 335-341).
Oficinas del CARE en el edificio del antiguo hotel Punchiná Fuente: archivo personal.
25 La expresión “pero como Samper: ¡Aquí estoy y aquí me quedo!” es muy popular en
Colombia y hace alusión a la negativa del presidente Ernesto Samper (1994-1998) de
renunciar a su cargo, después que se conoció que su campaña electoral había sido
financiada con dineros del cartel de Cali, presidido por los hermanos Miguel y Gilberto
Rodríguez Orejuela.
[…] es que hay una mala política y una buena política. Dentro de la
violencia hubieron instituciones que respaldaron todo eso, políticos
que respaldaron la violencia, ¿cierto? Entonces todas estas perso-
nas y todas estas instituciones, no están muy de acuerdo de que se
destape y de que se hable, porque usted sabe que para haber una
reparación tanto simbólica como económica, como administrativa,
debe haber una verdad y una justicia, y un reconocimiento del de-
lito y entonces a la gente hay veces no le gusta, no le conviene que
usted hable como victimario, o que usted hable como testigo, o que
usted hable como hijo incluso. Entonces como tenemos cola que
nos pisen, por decir algo, entonces todas esas personas que tienen
cola que les pisen no les conviene que se inicien todos esos proce-
sos. (Entrevista con mujer a principios del mes de agosto de 2012)
27 Juan Alberto García Duque fue elegido alcalde de San Carlos para el periodo 2001-
2004. No terminó su periodo de gobierno porque aunque fue investigado y dejado en
libertad (por vencimiento de términos) por la supuesta apropiación de un lote que fue
despojado a los campesinos por grupos paramilitares, fue destituido e inhabilitado para
ocupar cargos públicos durante 12 años, ya que utilizó de forma indebida 1.013 millones
de pesos de recursos destinados al Sistema General de Participaciones para el periodo
fiscal de los años 2003 y 2004. Coincide su gobierno con el momento más álgido de la
violencia ejercida por los grupos paramilitares en San Carlos.
Bibliografía
Adrián Tabares
Filósofo, Universidad Nacional de Colombia. Can-
didato a Doctor en Ciencias Literarias, Universidad
de Potsdam (Alemania). Becario del Convenio
DAAD-Colfuturo 2013. Docente e investigador
universitario. Autor de diversos artículos académicos
sobre filosofía política, historia del pensamiento
político colombiano, y reconstrucción de memoria
histórica. Asesor en políticas públicas de educación,
estándares básicos de competencias y procesos
evaluativos de selección docente (Ministerio de
Educación - Universidad Pedagógica Nacional).
Correo electrónico: jesusjimenez484@yahoo.com
[...]
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