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UNIVERSIDAD DEL VALLE

FACULTAD DE HUMANIDADES

ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL Y DESARROLLO HUMANO

Materia: Comunidad y Organizaciones II

Docente: Ancizar Castro

Estudiantes: Andrea Castro Cód. 1523546

Reseña: con las mejores intenciones, acerca de la relación entre el estado


pedagógico y los agentes sociales

En esta lectura las autoras Graciela Cardarelli y Mónica Rrosenfeld centran su


atención en mostrar las lógicas bajo las cuales los programas y proyectos
destinados a la población en situación de marginalidad son co-creados entre
agentes sociales y representantes del Estado.

Las autoras inician su trabajo indicando que los proyectos y programas se


enmarcan en la inmediatez, aspectos psicosociales de la marginalidad y la
focalización; esto quiere decir que busca que los proyectos de respuestas o
soluciones cuanto antes a personas en situación de pobreza, pero no cualquier
pobreza, sino la pobreza inmersa en la marginalidad, donde existen personas
carentes de la capacidad de satisfacer las necesidades básicas y además
carentes de la capacidad de asociarse.

Los proyectos buscan fomentar la participación e invitar a las personas a


organizarse de la sociedad civil para que mediante la cooperación busquen
soluciones de necesidades sociales sentidas, en este sentido la organización y/o
asociacionismos se convierte en una herramienta para afrontar la crisis.
Graciela Cardarelli y Mónica Rrosenfeld organizarse permite a las personas
adaptarse a las estructuras y al mercado sin atacarlas de forma subversiva.

Es imprescindible saber que cualquier persona tiene la capacidad para ser un


actor social, pero hay una diferencia de roles dentro de las organizaciones.

Esta lectura aporta insumos al trabajador social que le permite ubicarse como un
agente social legitimo en los procesos planeación y ejecución de proyectos y
programas destinados a la población. El trabajador social se ve obligado a dividir
su identidad para ser funcional tanto a la población objeto de intervención, como al
Estado. Esta doble identidad pone al trabajador social en la obligación de
promover la transformación de las comunidades y grupos por medio de un
acompañamiento que incentive a las personas a idear o proponga ideas
encaminadas al mejoramiento de la calidad de vida de la población; pero sin
olvidar que también somos funcionarios y debemos de alguna manera lidiar con la
presión de instituciones que exigen resultados en ocasiones funcionales al
sistema, pero, también hay que tener en cuenta que el trabajador social tiene
compromisos éticos con la población y no debe solo ser fiel al Estado o a la
institución que contrata sus servicios.

Esta lectura invita a reflexionar sobre ese rol que cumplimos dentro de la
planeación, pues siempre estamos acompañando a las personas y como
promotores del cambio, siempre tenemos la intención de que la población mejore,
pero el contexto actual exige inmediatez, limitando la posibilidad de hacer
procesos profundos de cambios estructurales que podrían mejorar de forma
significativa la pobreza en situación marginal y tantos problemas sociales que
existen en Colombia,

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